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POESIA DE LA PAZ SAN FRANCISCO DE ASIS

“Ilustre francisco, amigo, que del


amor viviste y del amor mostraste; enséñanos a ser humildes, enséñanos a ser
orantes, de aquella palabra hecha verbo, de aquella palabra penetrante.
¡Restaura mi Iglesia francisco, restaura mi alma! Que tu ejemplo sea una
estrella que ilumine lo que haya: cielo y tierra, mar y fuego son melodías de tu
canto. Francisco amigo date prisa, que la Iglesia sufriendo está: los gritos de
los inocentes que claman libertad; buscan siempre buen progreso, pero el
muro de la maldad, los detienen con violencia, los asaltan sin piedad. Date
prisa amigo mío, que la Iglesia en ruina está: son los gritos de los inocentes
que claman libertad. Fue Jesús, tu fiel ejemplo, el cual imitaste hasta no más;
para nosotros será siempre, nuestro hermano de la libertad. Ruega Francisco
ante ese hermano que nos prometió tal libertad, porque el mundo grita en
cuello: ¡Queremos libertad! Ser libres es la herencia de la promesa celestial,
una promesa que no se acaba y que esperanza a todos da. Hoy en día estamos
hartos de tanta guerra y de tanta maldad, por eso expreso en esta poesía el
grito de la paz, que ante Francisco solo decimos: ¡restaura mi Iglesia; ruega
por la paz!”.

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