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1. Hay que explicar por qué Napoleón III le retiró su apoyo militar y económico, y también
porque el papa Pío IX no pudo dar marcha atrás de las Leyes de Reforma bajo el gobierno
del emperador mexicano. Hay que investigar cómo quedó la situación de la Iglesia bajo la
República Restaurada.
2. ¿Qué balance hay que hacer de este período de la historia de la Iglesia en el México de
fines del siglo XIX y principios del XX? ¿Cómo logró salir la Iglesia del ámbito de la sacristía
a donde la habían recluido las Leyes de Reforma? ¿Qué importancia tiene el catolicismo
social en el México de Porfirio Díaz?
En el siglo XIX, México, después de haber consumado su Independencia, había dejado detrás sus
fisonomías indígena y colonial. Ya no lo definían ni Tenochtitlán ni Nueva España, aunque ambos lo
hubiesen formado. Ahora surgía un nuevo México, que en el siglo XIX vivió una etapa de luchas
internas, dos invasiones extranjeras (la francesa y la norteamericana) y una guerra civil que terminó
con el triunfo de los liberales y el gobierno de Juárez.
A lo largo de éste régimen se establecieron Las Leyes de Reforma, las cuales trazaban un examen
de las bases históricas y filosóficas de la sociedad mexicana. Negaban tanto el pasado indígena
como el catolicismo colonial al promover la disolución de las asociaciones religiosas y la propiedad
comunal indígena; pretendían lograr la separación de la Iglesia y el Estado; la de los bienes
eclesiásticos y la libertad de enseñanza (disolviendo las órdenes religiosas que las monopolizaban).
Juárez deseaba construir una nueva sociedad reemplazando la tradición del catolicismo por una
afirmación igualmente universal: la libertad e igualdad de todos los hombres ante la ley. Pero para
los indígenas, que habían sido saqueados de sus tierras, de su religión y de su cultura originaria, el
catolicismo había sido un refugio, un consuelo y una vía de expresión y el liberalismo, al no ser más
que una ideología, no consolaba ni ofrecía un punto de salida a esa necesidad del ser humano de
mitos, fiestas, comuniones, sueños y que intuía lo divino aunque fuese inexplicable y que les
permitía sentirse unidos al cosmos y a lo trascendente. Podríamos considerar que con Las Leyes de
Reforma ya no se concebía a todos los hombres como hijos de Dios sino iguales ante la ley.
Sabemos que el catolicismo fue la base de la cultura colonial, la igualdad y libertad fueron para los
indígenas ideas vacías de contenido y así la Reforma estableció a México sobre una idea general
del hombre y no sobre su situación real.
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El 10 de abril de 1864 Maximiliano fue proclamado en el castillo de Miramar emperador de México.
Al tomar posesión del gobierno, Maximiliano pensó en eliminar el odio de los partidos y atraer a
todos a colaborar con él. Lamentablemente la falta de unidad no tardó en trascender en las medidas
establecidas por el gobierno. El papa Pio IX envió a Maximiliano una carta en que solicitaba anular
todas las Leyes de Reforma, establecer la religión católica con exclusión de cualquiera otra como
base y apoyo del imperio mexicano; una completa libertad de los obispos en el ejercicio de sus
funciones eclesiásticas; el restablecimiento de las órdenes religiosas; el sometimiento de la
enseñanza tanto públicas como privada a la superior vigilancia del clero y la eliminación de todas las
obstáculos que mantenían a la Iglesia independiente del Estado. El gobierno imperial toleraría todos
los cultos pero otorgaba su protección especial al católico, apostólico, romano, como religión del
estado. El tesoro público suministraría para los gastos del culto, pagaría a los ministros en la misma
proporción y con el mismo derecho que los demás servicios civiles de la nación. : Los ministros del
culto católico administraría los sacramentos y ejercerían su ministerio gratuitamente y sin que los
fieles estuvieron obligaos a pagar gratificaciones.
Después de leer los textos recomendados por mi profesor, puedo afirmar que Maximiliano no apoyó
a la Iglesia católica, que desde mi punto de vista, tenía una postura retrógrada. Sin duda por
considerarse liberal, el emperador no tuvo una buena relación con la Iglesia de nuestro país, y
mucho menos con la curia romana, que estaba empeñada en defender la tradición católica con
una postura ultra conservadora. Cómo lo hemos visto en trabajos anteriores, el sucesor de San
Pedro, tenía el interés que la Iglesia en México volviera a recuperar el poder y todas las posesiones
arrebatadas con las Leyes de Reforma. En una visita del emperador al pontífice sucedió que: “En un
momento de la reunión, Pío IX mencionó -palabras más, palabras menos-, que los derechos de los
pueblos son sin duda alguna grandes, y que habían de ser satisfechos; pero que los de la Iglesia
eran todavía mayores y más sagrados. El Papa no ordenó, fue sencillamente una frase propia de un
pontífice conservador y con agenda propia que mencionó tales palabras mientras ofrecía la
comunión al Emperador, sin embargo, Maximiliano respondió a tal diciendo que él era un buen
cristiano, pero que primero se encontraba el compromiso con la nación de la cual había aceptado ser
soberano.1
1
http://nefmex.wordpress.com/2008/02/23/el-imperio-y-la-iglesia-i-maximiliano-y-el-papa/
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El gobierno de Maximiliano tuvo que enfrentar a una tenaz resistencia por parte de los republicanos
que, esparcidos por el territorio, reconocían al gobierno itinerante de Benito Juárez, quien había
llegado hasta la frontera con los Estados Unidos.
Para fines de 1865, debido a la conflictiva situación en Europa, Napoleón III retiró el apoyo militar y
económico al emperador Maximiliano; al mismo tiempo los republicanos comenzaron a recibir el
respaldo financiero y diplomático del gobierno norteamericano, al concluir la guerra de Secesión;
igualmente el segundo Imperio mexicano empezó a perder su de por sí endeble base social. Así las
cosas, durante 1866los republicanos fueron ganando importantes posiciones hasta dejar reducida en
área de influencia imperial a Puebla y Veracruz. El 2 de abril del año siguiente, las tropas
encabezadas por el juarista Porfirio Díaz tomaron la Ciudad de Puebla con lo que militarmente el
segundo Imperio fue aniquilado. Maximiliano para entonces sitiado en la Ciudad de Querétaro, fue
hecho prisionero y finalmente fusilado a mediados de ese año. Benito Juárez entró triunfante. 2 El
régimen monárquico se entregaba, sin condiciones, al régimen republicano. . Juárez entró a la
metrópoli, que lo recibía alborozadamente, una frase memorable: “ En nuestras libres instituciones,
el pueblo mexicano es el árbitro de su suerte”.
A la caída del segundo Imperio se convocó a elecciones en las que Benito Juárez resultó electo
presidente. Ya sin la amenaza de invasión extranjera y con la derrota del partido conservador,
parecía que el escenario era favorable para iniciar la reconstrucción del país.
Los liberales cultos eran generalmente urbanos y del meollo nacional. Letrados y soldados se
emparejaban en la cultura religiosa. Todos, por supuesto, habían aprendido las creencias, la moral y
la liturgia del catolicismo. Ninguno, fuera de Ramírez, se apartó conscientemente de la religión
tradicional. En el templo, a la hora de misa, sólo había una pequeña distinción de fidelidad entre
liberales y conservadores. La gran mayoría de los cultos iniciaron su vida pública enseñando en las
escuelas donde habían aprendido, como Lerdo de Tejada.
Cómo el dinero no lo era todo, apenas la mitad, la República Restaurada, para ser verdaderamente
emancipadora, programó también las libertades religiosas y de prensa, la transculturación del indio,
la escuela gratuita, laica, obligatoria y positiva, y el fomento del nacionalismo en las letras y las artes.
En suma, se propuso destruir una tradición cultural intolerante y colonialista. La jefatura que tomó
en sus manos la patria en 1867 se propuso reformarla en los órdenes político, social, económico y
cultural conforme a ciertas ideas abstractas y a un modelo concreto: Estados Unidos.
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Balderas Vega Gonzalo, Apuntes de La Iglesia en la Historia de México, Universidad Iberoamericana, 2012
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En los comienzos de 1871 Benito Juárez logró reelegirse y con ello provocó motivos de
inconformidad. De hecho, el héroe más popular de la guerra contra el segundo Imperio, Porfirio Díaz,
se pronunció contra la reelección a través del Plan de la Noria, pero su revuelta pronto fue sofocada.
A la muerte de Benito Juárez en 1872, Sebastián Lerdo de Tejada, presidente de la Suprema Corte
de Justicia, asumió la presidencia, de acuerdo con las leyes vigentes. Sebastián Lerdo de Tejada
convocó a elecciones en las que salió triunfante. Durante su gobierno dio continuidad a las iniciativas
de su antecesor y se enfrentó a rebeliones populares e indígenas. En las elecciones de 1876
Sebastián Lerdo de Tejada fue reelecto pero en esta ocasión enfrentó la resistencia por separado de
la Corte, José María Iglesias, y de Porfirio Díaz, quien se levantó en armas abanderando el Plan de
Tuxtepec. Con su triunfo finaliza el periodo que se ha denominado en la historiografía mexicana
como República Restaurada, y comienza el último periodo del siglo XIX mexicano. 3
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Balderas Vega Gonzalo, “La Iglesia en la Historia de México” Apuntes, Universidad Iberoamericana, 2012
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comprometidos con la verdad, la semana
pasada asesinaron a dos en el estado de
Veracruz.
Un clima nacional adverso a la prosperidad El clima nacional está marcado por la
democrática corrupción, la violencia, el narcotráfico, y la
avaricia de los partidos políticos y la iglesia por
permanecer en el poder.
La Iglesia Católica estaba limitada al ámbito de Somos un pueblo guadalupano , más incluyente.
lo privado…
La década de México comprendida entre los años 1867 y 1876 contó con un equipo de civilizadores
y patriotas, marcado por su inteligencia con un programa de acción lúcido y vigoroso y con un clima
nacional adverso a la prosperidad democrática, liberales, económicas, científicas y nacionalista. Con
todo lograron plantar las semillas de la modernización y el nacionalismo y algunas dieron frutos que
el siguiente régimen favorecido por el clima internacional hizo crecer.
En 1877 se inicia el Porfiriano que termina con el estallido de la Revolución mexicana en 1910. Este
periodo de la historia de México está marcado por el largo gobierno de Porfirio Díaz, interrumpido en
1880 y 1884, cuando Manuel González entró la presidencia con el apoyo de aquél, y que la define
en términos políticos. Sin embargo, a contraste de los periodos anteriores, durante estas tres
décadas el país empezó a sufrir transformaciones de fondo notables, principalmente en los
aspectos económicos cuyas efectos se sintieron en lo social, lo cultural y en lo político. Podríamos
decir que el régimen de Porfirio Díaz consiguió realizar el proyecto liberal del siglo XIX en varios
aspectos, sin embargo, en otras implicó incluso regresiones.
Las reformas constitucionales impulsadas por Salinas de Gortari y Calderón Hinojosa hace que la
Iglesia Católica goce de reconocimiento jurídico y de todos sus derechos. La vida pública de la
Iglesia que estaba limitada antes de estas reformas al ámbito de lo privado. Todas las Iglesias
pueden manifestar su fe públicamente, y el reconocimiento a la diversidad religiosa del México
contemporáneo es de gran relevancia. La sociedad tiene la libertad de elegir su culto y eso nos abre
a una pluralidad necesaria en el diálogo interreligioso. Tenemos que reconocer que México es hijo
de la cristiandad ibérica; no ha sido sencillo para nosotros los mexicanos abrirnos a una sociedad
más abierta e incluyente.
Bibliografía.
http://www.hechohistorico.com.ar/Trabajos/Valores_Socioculturales/lecvmx348.html
AA. VV., Historia general de México, pp. 617-631; pp. 635-652