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EM FORSTER Serie LITERATURA Editorial Debate Primera edicién: abril 1983 Segunda edicién: febrero 1985 ‘Tercera edicidn: abril 1990 Version castellana de: GUILLERMO LORENZO Quedan rigurosamente probibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares det Copyright, bajo las sanciones establecidas en las lees, la teproduccién total 0 parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidas 1a Feprografia y el tratamiento informatico y la distribucion d: ejemplares de ella, mediante alquiler @ préstamo pablicos, Fieulo originals Aspects of the Novel © The Provest and Scholars of King’s College, Cambridge, 1983 © Para la edicion en castellano: Editorial Debate. S. A Zurbano, 92. 5°, 28003 Madrid ISBN: 84-7444.093.9, Depasito legal: M-7768-1990 Impreso en’ Unigraf, Arroyomolinos, Mosto Impreso en Espaia Printed in Spain (Madrid) Nota del autor 1, Indice Introduccion La historia La gente . La gente (continuacién) . El argumento . Fantasia ...... Profecia Forma y ritmo ... Conclusion Indice onomastico 109 127 149 169 173 I Introduccién Este ciclo de conferencias recibe su nombre de Wi- liam George Clark, fellow del Trinity. Gracias a él nos encontramos hoy aqui, y a través de él enfocaremos nuestro tema. Clark era, me parece, oriundo de Yorkshire. Nacié en 1821, asistid a la escuela de Sedbergh y en Shrews- bury, ingresé en Trinity como estudiante en 1840, se hizo fellow cuatro afios después y convirtid el colegio en su hogar durante casi treinta afios. No lo abandona- ria hasta que se quebranté su salud, poco antes de su muerte. Como mejor se le conoce es como especialista en Shakespeare, pero publicd dos libros sobre otros te- mas que es preciso resefiar aqui. A raiz de un viaje a Espafia en su juventud escribié un relato ameno y vi- vaz de sus vacaciones al que titulé Gazpacho, nombre de cierta sopa fria que probé alli y, al parecer, disfruto 10 E. M. Forster entre los campesinos de Andalucia; pero, en realidad, debi6 de disfrutar con todo. Ocho afios mas tarde, co mo resultado de unas vacaciones en Grecia, publicd un segundo libro: Peloponnesus. Esta es obra mas grave, menos brillante. Grecia era, ala sazn, un pais serio —mis que Espafia—, y en aquella época Clark no slo se habia ordenado ya de sacerdote, sino que le habian nombrado Orador Publico y, sobre todo, le acompa- faba el doctor Thompson —enionces director del cole- gio—, que no era en absoluto el tipo de persona que se apunta a una sopa fria. En consecuencia, los chistes sobre mulas y pulgas son menos frecuentes y, progresi vamente, vamos descubriendo los restos de la anti- giiedad clasica y los lugares de los campos de batalla. Lo que pervive del libro, aparte de su erudicion, son los sentimientos que suscita en favor de la campifia griega. Viajé también Clark por Italia y Polonia. Pero volvamos a su carrera universitaria. Primero con Glover y luego con Aldis Wright (ambos bibliote- carios del Trinity), planifica las lineas maestras del gran «Cambridge Shakespeare», y, ayudado por este Ultimo, publica el popular «Globe Shakespeare». Asi- mismo, recopila gran cantidad de material para una edicion de Aristofanes, publica algunos sermones y, en 1869, abandona los habitos, lo que, por cierto, nos exi- mira de ser excesivamente ortodoxos. Como a su ami- g0 y bidgrafo Leslie Stephen, como a Henry Sidwick y como a tantos otros de su generacidn, no le parecia po- sible permanecer en el seno de la Iglesia, y nos ha expli-. cado sus razones en un opitsculo: The Present Dangers of the Church of England. & saiz de ello, cesd en su cargo de Orador Piiblico, si bien mantuvo el de tutor en la universidad, Murié a la edad de cincuenta y siete aios, considerado por todos cuantos le conocieron co- Aspectos de la novela ul mo un hombre encantador, erudito y honrado. Se ha- bran dado cuenta enseguida de que es una figura en Cambridge. No en el gran mundo, ni tan siquiera en Oxford, sino un personaje con un espiritu tipico de es- tos claustros que tal vez sdlo ustedes, que se pasean por ellos ahora, puedan apreciar con justeza: el espiri- tu de integridad. Por un legado testamentario, su anti- guo colegio se ha encargado de que anualmente se dic- te un ciclo de conferencias que leven su nombre y versen «sobre uno 0 varios periodos de la literatura inglesa posteriores a Chaucer», Sé que las invocaciones estan pasadas de moda, pero he querido hacer ésta por dos razones. Primero, para que a lo largo de este curso nos acompaiie al menos un poco de la integridad de Clark, y segundo..., para que haga con nosotros la vista gorda. No nos hemos cefiido estrictamente a las condiciones establecidas. «Uno o varios periodos de la literatura inglesa»: por liberal que nos parezca, esta condicién —y lo es, en su espi tu— no encaja literalmente con el tema de nuestras conferencias, y dedicaremos una de ellas, la que sirve de introduccién, a explicar el porqué. Los argumentos aducidos quiza parezcan triviales, pero nos conduci- ran a un punto elevado desde donde podremos lanzar nuestro principal ataque. Precisamos un punto elevado porque la novela cons- tituye una masa formidable y amorfa: no hay una montafia que escalar, ni un Parnaso, ni un Helicon, ni siquiera un Pisga'. Esta zona se distingue claramente ! Helicén: montafa de Grecia consagrada a Apolo y a las musas. Segin Hesiodo, el Helicén era la patria de las musas. El Pisa es una cordillera Palestina desde cuya cima Yahveh mostrd a Moisés la Tierra Prometida. (NT) 12 E. M. Forster por ser una de las mas himedas de la literatura; rega- da por un centenar de regatos, degenera en ocasiones en terreno pantanoso. No nos sorprende que los poetas, aunque a veces se encuentren en ella accidentalmente, la desprecien. Ni tampoco nos asombra el fastidio que sienten los historiadores cuando, inopinadamente, in- vade su terreno, Acaso debamos definir, antes que nada, lo que es una novela. Nos ocupara bien poco tiempo. Abel Chevalley, en su pequefio pero brillan- te manual’. nos ofrece una definicion. y si un critico francés no es capaz de definir la novela inglesa, ,quién podria hacerlo? Para este autor, una novela es «una ficcin en prosa de cierta extension» (une fiction en prose d’une certaine étendue). Esto nos basta, aunque tal vez nos atrevamos a afiadir que la extension no de- be ser inferior a las cincuenta mil palabras. Cualquier obra de ficcién con mas de cincuenta mil palabras sera considerada una novela en estas conferencias. Pero si la definici6n les parece poco filos6fica, piensen en otra que abarque obras como The Pilgrim’s Progress, Ma- rius the Epicurean, The Adventures of a Younger Son, The Magic Flute, A Journal of the Plague Year, Zu- leika Dobson. Rasselas, Ulysses y Green Mansions’. 0 que, en caso contrario, aduzca razones para excluirla: Cierto es que en nuestra esponjosa region hay zonas que parecen mas ficticias que otras: cerca de su mismo centro, en una explanada cubierta de hierba, vemos a la seforita Austen acompafada del personaje de Em- ma y a Thackeray sosteniendo la figura de Esmond "Le Roman Anglais de Notre Temps, Abel Chevalley (Milford, Londres) 2 A fin de evitar confusiones sobre su procedencia hemos dejado los titulos ingleses y franceses en su lengua original. ya que algunos no estan traducidos, En el indice onomastico sefalamos sus traducciones cuando las hay. (N.T) Aspectos de la novela 13 Pero no tenemos noticia hasta ahora de ninguna obser- vacidn inteligente que defina esta regién en su totali- dad. Todo lo que podemos decir de ella es que esta de- limitada por dos cadenas montafiosas que no se elevan abruptamente —las cordilleras de la poesia y de la His- toria, una frente a otra obra— y que los limites de su tercer lado estén marcados por ese mar que encontra- remos al llegar a Moby Dick. Consideremos en primer lugar la condicién de que sea «literatura inglesa». Por descontado que interpre- tamos «inglesa» en el sentido de escrita en inglés, no como publicada al sur del Tweed, al este del Atlantic 0 al norte del ecuador: no hay que hacer caso de los ac: cidentes geograficos; dejemos éstos para los politicos Sin embargo, incluso con esta interpretacion, ;somos tan libres como queremos? Al referirnos a la novela inglesa, podemos hacer caso omiso de la novela escri- ta en otras lenguas, concretamente en francés y en ru- so? Por lo que se refiere a las influencias, podriamos pasarlas por alto, ya que nuestros escritores nunca han sentido demasiado el influjo del Continente. Pero, por razones que explicaré en estas charlas, quiero hablar lo menos posible de influencias. Mi tema sera cierto tipo de libros y los aspectos que esos libros han asumido en inglés. ;Podemos pasar por alto sus aspectos colatera- les en e} Continente? No del todo. Aqui es preciso afrontar una desagradable y poco patridtica verdad No hay novelista inglés tan grande como Tolstoi; es decir, no ha habido ninguno que ofreciera un panora ma tan completo de la vida humana, ya sea en sus as- pectos domésticos como heroicos. Tampoco ha existi- do un novelista inglés que haya explorado el alma hu- mana con la hondura de Dostoievsky. Y no hay nove- lista en ningéin pais que haya analizado la conciencia

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