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Para hacer un comentario de texto histórico hay multitud de esquemas,

pero recordemos que el coordinador de la Prueba de Selectividad,


recomienda que “El comentario de texto podrá realizarse de manera libre o
atendiendo al siguiente esquema:
a. Clasificación del texto (naturaleza, destino, autor, circunstancias
histórico-temporales...).
b. Análisis del contenido del texto y crítica del mismo, si procede.
c. Comentario o desarrollo del tema al que se refiere.
En este documento, nos limitaremos a recoger ideas para la resolución de
los dos primeros apartados. El tercero, deberá trabajarlo el alumno,
recordando siempre que tiene que ser esencialmente escueto ya que se
trata siempre de un comentario contextualizador y no de un tema, que es lo
que corresponde al primer punto del examen. Los comentarios se deben
básicamente a los profesores Dª Pilar de la Vega y D. Pedro Moros, del IES
Miguel Catalán, de Zaragoza.

1. Elogio de las juntas durante la guerra de la independencia (1808).


a. Es un texto histórico literario, del Conde de Toreno, que se refiere a
hechos en donde él fue uno de los protagonistas, así pues se trata de una
fuente primaria. Parece ser que cuenta, desde su punto de vista, cómo
fueron los sucesos acaecidos entre 1808 y 1812, años de la Guerra de
Independencia. Es un documento público, dirigido a la comunidad científica.
Y tiene una finalidad política e ideológica.
CONDE DE TORENO: (José María Queipo de Llano, conde de Toreno;
Oviedo, 1786-París, 1843): Político español. Comenzó sus estudios en
Cuenca, como era de uso entonces, por los de Latinidad. Trasladado a
Madrid en 1797 continuó con los de Humanidades, Ciencias e Idiomas
(francés, italiano, inglés y alemán). En 1808 participó en Asturias en el
levantamiento contra los franceses. En 1811 fue elegido diputado,
destacándose entre los liberales exaltados. Exiliado (1814-1820), al volver
presidió las Cortes extraordinarias (1820-1822) y después de renunciar a
formar Gobierno viajó a París (1822), no regresando hasta 1832 con unas
ideas mucho más conservadoras. Ministro de Hacienda (1834-1835) en el
Gobierno de Martínez de la Rosa, intentó disminuir la deuda exterior,
evitando pagar la que Fernando VII había contraído con los Rothschild.
Como primer ministro (1835), tras el Gobierno de Martínez de la Rosa,
consiguió algunas victorias sobre los carlistas, pero no pudo controlar el
estallido revolucionario en gran parte del país. Dimitió ese mismo año.
Al triunfar el llamado motín de los sargentos en La Granja, Queipo de Llano
salió de España, previendo nuevas posibles persecuciones. Huía ahora de las
reacciones liberales como antes había huido de las absolutistas. Proclamada
la Constitución de 1837 y celebradas elecciones a Cortes ordinarias, regresó
a España al amparo del acta de diputado. Tras acabar la legislatura
marcharía a París, donde el 16 de septiembre de 1843 (fallecía en su casa de
Paris.

En el texto se hace una valoración pobre del papel de las Juntas de


defensa, aunque al final reconoce que “(…) los esfuerzos de las juntas no
fueron tan cortos ni limitados como algunos han pretendido...”. Según el
autor las propias autoridades que dirigían las instituciones se preocuparon
más de ahogar el espíritu popular que de salvar la nación, aunque justifica
este hecho quizá debido a las circunstancias históricas que se vivían y
porque las personas que dirigían no eran las mejores (y más en una España
caracterizada por la represión continua de las mejores mentes del país).
Como conclusión indica que las Juntas, no solo persiguieron resistir a la
opresión extranjera, sino que además intentaron reformas y mejoras en la
estructura social, política y económica del Estado, tan necesarias en un país
en donde los poderes tradicionales (nobleza y clero) lo habían sumido en uno
de los países más atrasados de Europa.
Comentario:
Tras el inicio de la conocida como guerra de la independencia en mayo de
1808, empezaron a organizarse juntas locales y provinciales. Aunque nacidas
para organizar la resistencia contra los franceses, pronto fueron auténticos
núcleos del poder y gestores de los asuntos públicos. Las juntas provinciales
enviaron representantes para constituir la Junta Central Suprema que
coordinara las acciones defensivas de las diversas juntas y gobernara el
país. Sin embargo, incapaz de dirigir la guerra, la Junta Central decidió
convocar unas Cortes en las que los representantes de la nación decidieran
sobre su organización y su destino.

2. Constitución de 1812
Se trata de una selección de artículos de la Constitución de 1812,
promulgada por las Cortes de Cádiz el 19 de abril de 1812. El texto es una
selección de artículos significativos de la Constitución de 1812. Abordan las
siguientes ideas claves del sistema constitucional:

• La soberanía reside en la nación, y es indivisible (artículos 1 ,2y 3)


• La defensa de los derechos y libertades básicas (articulo 4)
• La igualdad ante la ley y la contribución a las cargas del Estado (articulo 8)

• La división de poderes: Cortes junto al rey (legislativo), rey (ejecutivo) y


judicial (tribunales de justicia), Artículos 15, 16 y
17
• Tipo de sufragio censitario para ser elegible como diputado (artículo 92)
• La defensa del derecho a la enseñanza (artículo 366)
Es considerada la primera constitución española como tal, ya que el estatuto
de Bayona fue en realidad una carta otorgada. Es, pues, un texto jurídico y
fuente primaria. Autor son Las Cortes Soberanas y el destinatario es el
pueblo español.
a. Texto jurídico. Fuente primaria. Dirigido a todos los españoles de “ambos
hemisferios”.
Sobre el autor: los diputados que formaron parte de la comisión
constitucional. Su dictamen se aprobó más tarde en pleno. La Constitución
se elaboró en plena guerra (1808-1814), y se promulgó en 1812.
b. Qué aportaciones: Abandono del absolutismo: España deja de ser
patrimonio de una persona (de un familia). Sentido patrimonial de la
monarquía.
La soberanía ha pasado a la Nación (entendida como el conjunto de
ciudadanos).
El nuevo sistema ha de ser sostenido por todos, sin privilegios (impuestos)
Derechos y libertades. División de poderes. Sufragio universal/sufragio
censitario.
Intención educadora.

Contexto histórico.
Las Cortes de Cádiz se reunieron en esta ciudad en 1810 a propuesta del
Consejo de Regencia, órgano gubernativo que había surgido tras la disolución
de la Junta Suprema Central. La situación en España era crítica. Con todo el
país, excepto Cádiz, ocupado por el ejército francés, la monarquía de José 1
Bonaparte parecía consolidada. La Guerra de la Independencia entraba en
una fase de guerrillas, eficaz sistema de resistencia momentánea contra los
franceses pero de resultado final incierto y condicionado a los efectivos
bélicos que Napoleón dispusiera para España. Controlados los caminos por
los franceses, algunos diputados que viajan hacia Cádiz tardan meses en
llegar a la ciudad. Serán sustituidos provisionalmente por gaditanos cuando
en septiembre de 1810 tenga lugar la sesión inaugural de las Cortes.
Desde un punto de vista de su extracción social, los representantes
convocados a Cortes pertenecían mayoritariamente a las clases medias
ilustradas del país. El prestigio que tenía la iglesia entre la sociedad se
refleja en el gran número de diputados eclesiásticos, superior al de
abogados, militares o funcionarios.

3. El liberalismo en España.
Cambios que propone el liberalismo y sectores dentro del mismo
a. Se trata de un texto historiográfico, porque es la obra de un historiador
(C. Marichal) posterior a los hechos, a los que trata con finalidad
investigadora y científica como estudio o análisis del pasado histórico, es
por tanto una fuente secundaria (1980) y trata sobre las ideas políticas en
España y va dirigido hacia la comunidad científica y público interesado en
general.
b. El texto se refiere a la época de 1837 a 1840, años en que a pesar de
regir una constitución más avanzada, fue gestionada por los moderados, en
donde el poder militar, la guerra carlista y la deuda económica fueron
determinantes. La Ley de Ayuntamientos de 1840 y los posteriores motines
en Barcelona y Madrid, hicieron que la reina gobernadora María Cristina
dimitiera y se iniciara la regencia de Espartero. El texto habla del
enfrentamiento entre los liberales: moderados y progresistas y los apoyos
sociales con que cada uno de ellos contaban.

Contexto
Tras la muerte de Fernando VII, y las resoluciones tomadas sobre la
cuestión dinástica (Ley Sálica/Pragmática Sanción), que permitía reinar a las
mujeres, tendrá lugar el denominado pleito sucesorio que en realidad
ocultaba un conflicto de carácter ideológico que dividía a la sociedad
española en dos sectores con intereses opuestos:

a) El bando isabelino agrupó a burgueses, hombres de negocios, funcionarios


públicos, mandos del Ejército, alta nobleza, altas jerarquías eclesiásticas,
sectores urbanos y a los liberales, que eligieron la defensa de los derechos
dinásticos de Isabel contemplando así la posibilidad del triunfo de sus ideas.

b) El bando carlista, formado por todos aquellos que se oponían a la


revolución liberal: algunos pequeños nobles rurales, unos pocos oficiales del
ejército (los más reaccionarios), parte del bajo clero y muchos campesinos,
pequeños propietarios o humildes agricultores que asociaban el liberalismo
con el aumento de impuestos.

La muerte de Fernando VII habla dejado casi sin probabilidades de


pervivencia al sistema absolutista; al mismo tiempo, en el contexto europeo
de esos años encontramos el triunfo del liberalismo en Francia y Portugal.
Finalmente, la sublevación carlista forzó a la reina madre María Cristina,
que personalmente no simpatizaba con las ideas liberales, a confiar en
aquéllos que habían sido adversarios de su difunto esposo e introducir
reformas políticas, pues los ibera les se perfilaron como la única fuerza
capaz de sostener los derechos al trono de su hija. Durante la guerra civil
se reforzó el vínculo entre el movimiento liberal y la defensa de la causa de
la princesa Isabel.

María Cristina asumió en 1833 la Regencia, es decir, la Jefatura del Estado,


al ser su hija menor de edad. De esta forma se inicia la etapa de las
regencias (1833-1 843) que fue una transición que dio lugar a la
construcción del Estado liberal, cuya realización o puesta en práctica se
realizó en los años del reinado de Isabel 11(1843-1868).
La práctica política, basada en las redes clientelares y los reducidos grupos
dirigentes de los partidos y los grandes negocios, se apoyaba en un sistema
electoral corrupto, que manipulaba el censo y los resultados. El ministro de
la Gobernación y los gobernadores civiles manejaban el proceso electoral.
Era un sistema, además, en que solo un reducido porcentaje de la población
tenía derecho a participar: entre el 1 % y el 25 % en la etapa de mayor
representatividad, ya tras el exilio de la reina. Ante esa situación, primero
los progresistas, más tarde los demócratas (partido fundado en 1849 como
una escisión del partido progresista), solicitaron la reforma de la ley
electoral y la ampliación del sufragio a todos los hombres mayores de edad.
La diversificación del liberalismo: moderados y progresistas.
Durante los años de la guerra civil se produjo la división del liberalismo
español en dos tendencias distintas y enfrentadas electoralmente: los
progresistas y los moderados.

a) Los liberales progresistas, cuyo origen se encuentra en los exaltados o


veinteañistas del Trienio, mantendrán hasta 1868 un proyecto ideológico
cuyos rasgos básicos fueron:

- Realización de reformas profundas y radicales.

- Limitación al máximo del poder de la corona.

- Defensa del liberalismo económico y reducción de los aranceles aduaneros.

- Ampliación del cuerpo electoral.

- Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos.

- Mantenimiento de la Milicia Nacional como garantía de las libertades.


Sus apoyos sociales eran heterogéneos, pero predominaban las pequeñas
clases medias urbanas (artesanos, tenderos, empleados). Espartero,
Mendizábal, Madoz, Olózaga y Prim fueron algunos de sus principales
dirigentes.

b) Los liberales moderados defenderán en el transcurso del reinado de


Isabel II un programa consistente en:

- Sostener la necesidad del orden y de una autoridad fuerte.

- Rechazar cambios que pusieran en peligro sus propiedades; veían en el


exceso de libertad una amenaza.

- Limitar al máximo el derecho al voto, endureciendo los requisitos


electorales para reducir el cuerpo electoral y reservar la participación
política a una minoría.

- Defender el proteccionismo económico.

- Suprimir la Milicia Nacional, pues temían sus excesos revolucionarios.


4 Convenio de Vergara (en lugar del texto titulado “Proclama carlista (7
de octubre de 1833).

Artículo 1°. El capitán general don Baldomero Espartero recomendará con


interés al gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse
formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los
fueros.

Art. 2°. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los


generales, jefes, oficiales y demás individuos dependientes del ejército del
teniente general don Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con
expresión de las armas a que pertenecen, quedando en libertad de continuar
sirviendo, defendiendo la Constitución de 1837, el trono de Isabel II y la
regencia de su augusta madre, o bien de retirarse a sus casas los que no
quieran seguir con las armas en la mano.

Art. 6°. Los artículos precedentes comprenden a todos los empleados del
Ejército haciéndose extensivo a los empleados civiles que se presenten a los
doce días de ratificación de este convenio.

Art. 8°. Se pondrán a disposición del capitán general D. Baldomero


Espartero los parques de artillería, maestranzas, depósitos de armas, de
vestuarios y de víveres que estén bajo la dominación y arbitrio del teniente
general D. Rafael Maroto.

Art. 90. Los prisioneros pertenecientes a los cuerpos de las Provincias de


Vizcaya y Guipúzcoa, y los de los cuerpos de la División Castellana que se
conformen en un todo con los artículos del presente convenio quedarán en
libertad disfrutando de las ventajas que en el mismo se expresan para los
demás. Los que no se convinieren sufrirán la suerte de prisioneros.

Modesto Lafuente. Historia General de España, tomo VI, pp. 314-315.


Reproducido en A. FERNÁNDEZ y otros, Documentos de Historia
Contemporánea de España, Madrid, Actas, 1996, pp. 148-149

Comentario: La primera guerra carlista, sus causas, consecuencias y bases


ideológicas y territoriales del carlismo.

Es un texto historiográfico y político, del historiador Modesto Lafuente,


que toma la proclama carlista como dato histórico referente al bando
carlista. El documento es una fuente primaria, de carácter público pues va
dirigido al pueblo alavés y español en general y persigue poner fin a la
Primera Guerra Carlista.

Modesto Lafuente y Zamalloa (Rabanal de los Caballeros, 1 de mayo de 1806


— Madrid, 25 de octubre de 1866) fue un periodista, historiador y escritor
satírico español. Estudió en los seminarios de León y Astorga, y teología en
la Universidad de Valladolid. Cambió la carrera eclesiástica por la política
desde 1837 en León. Liberal progresista, fundó en esta ciudad el periódico
Fray Gerundio (1837), que prosiguió luego en Madrid hasta 1849 con una
interrupción entre 1843 y 1848. Desde él difundió las ideas de libertad y
progreso. Gozó de enorme fama en toda España. Desde 1854 trabajó a favor
de Leopoldo O’Donnell y la Unión Liberal. En 1856 fue nombrado director de
la recién creada Escuela Superior de Diplomática. Murió en el año 1866,
aunque si bien fue enterrado en Madrid. Fue condecorado con la Gran Cruz
de Isabel La Católica, miembro de la Real Academia de la Historia, y en la
Real Academia de la Lengua, puede apreciarse uno de los pocos retratos que
de él se conservan.

Aparte de por su celebérrimo periódico, Modesto Lafuente es recordado


por su monumental Historia General de España (1850— 1867) en veintinueve
volúmenes, que continuó Juan Valera. Considerada la obra paradigmática de
la historiografía liberal española del ochocientos, supuso la superación
definitiva de la antigua historia de Juan de Mariana y, por su gran difusión,
contribuyó activamente a la creación de la conciencia nacional española.
Otras obras suyas son Viaje de Fray Gerundio por Francia, Bélgica, Holanda
y orillas del Rin (1842), con interesantes noticias de viajero; Teatro social
del siglo XIX (1846), de sesgo costumbrista y satírico; Viaje aerostático
(1847), sátira política sobre Europa, y La cuestión religiosa (1855), defensa
de la unidad católica española.

Las circunstancias históricas se refieren a la sucesión al trono español, cuyo


motivo se remonta al siglo XVIII, cuando Carlos IV, valorando suprimir la
Ley Sálica no lo hizo, y cuando esto se hace ya en el XIX con Fernando VII,
será tarde y habrá un enfrentamiento entre los que apoyan a la futura
Isabel II y al pretendiente Carlos.

La Primero Guerra Carlista (1833-1840). Fernando VII murió el 29 de


septiembre de 1833, dos días después, su hermano Carlos María Isidro, a
través del Manifiesto de Abrantes, reclamaba el trono desde Portugal.
Muchas ciudades españolas le siguieron. Otras siguieron fieles a la reina
regente y a la causa de su hija Isabel. La guerra que se desaté fue algo más
que una guerra dinástica por la sucesión al trono. Representa la resistencia
a los cambios de una parte de España o la lucha entre el Antiguo y Nuevo
Régimen. Por ello el carlismo va a resurgir con fuerza en determinados
momentos de la historia de España. De 1846 a 1849 se van a producir las
segundas guerras carlistas o de 1872 a 1876 las terceras guerras carlistas.
Incluso en la guerra civil del 36 los carlistas apoyaron activamente a los
sublevados. Muchos historiadores hacen énfasis en que muchos carlistas
después se integrarían en el nacionalismo vasco y que el terrorismo de ETA
y su entorno comparte con los carlistas ese enfrentamiento con los nuevos
tiempos.
En el bando carlista se encuadraron los absolutistas más intransigentes, es
decir, partidarios del Antiguo Régimen. Ideológicamente eran partidarios
del absolutismo, de la importancia de la religión y la Iglesia, y de la defensa
de los fueros que se identificaban con el Antiguo Régimen, esta defensa
foral arrastrará a todas las provincias vascas y navarras a la causa carlista.
Desde el punto de vista social en el carlismo militaban altos funcionarios
ultraconservadores, parte de la nobleza, parte del ejército, la mayoría del
bajo clero, una parte muy importante del campesinado y de los trabajadores
artesanos que empezaban a sufrir la competencia de la industria.
Las zonas de mayor implantación carlista fueron: Álava, Guipuzcoa, Vizcaya,
Navarra, el Maestrazgo, el Pirineo catalán... En el exterior no contaron con
el apoyo de ningún país, pero sí con las simpatías de los imperios
absolutistas europeos.

En el bando isabelino (o cristino) la reina viuda María Cristina no tuvo más


remedio que buscar apoyos en los absolutistas moderados y en los liberales,
estos sectores veían que apoyar a la reina era la única opción para reformar
el país. La reina regente conté siempre con el apoyo de parte de la nobleza,
casi todo el alto clero, casi todos los generales, la alta burguesía, las clases
medias urbanas, los obreros industriales y una parte del campesinado del
sur peninsular.

Contaron los isabelinos con el apoyo de países como Portugal, Inglaterra y


Francia.
En cuanto al desarrollo bélico la guerra se inicia en otoño de 1833. En un
primer momento destacan los triunfos carlistas, esto se debe a su gran
movilidad y al conocimiento del terreno. Su suerte se trunca en 1835 cuando
el general carlista Zumalacárregui muere en el cerco de Bilbao, la única gran
ciudad que estuvo a punto de caer en sus manos, ya que su dominio se
basaba, sobre todo, en el medio rural. En 1837 se produce la famosa
expedición real de Carlos V (Carlos María Isidro), a punto estuvo de tomar
Madrid que se encontraba desguarnecido en ese momento. A partir de ese
momento pasaron a la defensiva y el agotamiento llevó al general Maroto a
negociar con Espartero, el jefe isabelino, las conversaciones de paz
desembocaron en la firma del Convenio de Vergara en agosto de 1839, los
carlistas se rendían pero conservaban sus grados militares en el ejército de
Isabel II, además, los liberales se comprometía a mantener los fueros. El
país quedaba devastado tras seis años de guerra.
5. Exposición de motivos del Decreto desamortizador de Mendizábal

Comentario: Desamortización de Mendizábal (carácter, principios,


desarrollo y consecuencias)
a. El texto es un texto jurídico-político, cuyo contenido es económico-social,
es una fuente primaria cuyo autor es Juan Álvarez Mendizábal, que remite
el texto a doña María Cristina de Borbón. Su destinatario es público, ya que
se dirige a la máxima encarnación del Estado, la regente doña María Cristina
de Borbón, madre de la reina Isabel II y viuda de Fernando VII. Su
objetivo es justificar el Decreto de Desamortización de los bienes del clero
regular
Este texto, datado en 1836, corresponde a la regencia de María Cristina
(1833-1840), durante la minoría de edad de Isabel II. El documento se
enmarca en el proceso de liberalización del Estado, lo que supuso un cambio
en el sistema político y en el régimen de propiedad. Estos cambios explican
el estallido de la Primera Guerra Carlista (1 833-1839).
El momento histórico corresponde al período 1833-1845, la era isabelina, en
que tuvo lugar en España la construcción definitiva del Estado liberal y
debido a la necesidad de fondos para la guerra carlista.
El tema principal de este decreto es explicar los objetivos de la
desamortización. La idea principal es que vender los bienes propiedad del
Estado es cumplir una promesa y reducir la deuda nacional. También hay
algunas ideas secundarías como que la desamortización ayudará al desarrollo
económico y a conseguir el deseo de propiedad. También identificaría a la
población con la monarquía de Isabel II como símbolo de orden y libertad.
El problema histórico en el que se ambienta es la aprobación y realización de
la primera gran desamortización eclesiástica, lo cual significaba el comienzo
del desmantelamiento del Antiguo Régimen ante el empuje de las fuerzas
liberales progresistas.

El texto nos habla de la venta de bienes adquiridos por Estado, y que se


refieren a los bienes de manos muertas de la Iglesia, para el bien público,
para vivificar una riqueza muerta. Dice que no es una fría especulación
mercantil, buscando minorar la fuerte deuda pública y crear una copiosa
familia de propietarios que apoyen las instituciones del momento (crear
adeptos al sistema liberal).

Juan de Dios Álvarez Mendízábal, nacido Álvarez Méndez, (Chiclana de la


Frontera (Cádiz) el 25 de febrero de 1790 - Madrid, 3 de noviembre de
1853), político y economista español. Hijo de Rafael Alvarez Montañés,
comerciante, y de Margarita Méndez, aprendió idiomas modernos y recibió
formación comercial en el negocio de su padre. Se cambió su segundo
apellido, Méndez, por Mendizábal, para ocultar el origen al parecer judío de
los Méndez.

Comisario de guerra honorario en 1817. Desde 1819 se encarga de los


suministros del ejército de Andalucía, lo que le permite prosperar y le pone
en contacto con los revolucionarios liberales, convirtiéndose en uno de ellos.
Adelantó dinero (que se hizo pagar) para la conspiración de Rafael del Riego
y se unió a su tropa desde el 27 de enero hasta el 4 de marzo de 1820.
Durante la marcha de las Cortes a Cádiz en 1823, Mendizábal organizó el
traslado y avitualló lo que quedaba del ejército y se encargó también de la
intendencia de la Cádiz sitiada. Condenado a muerte marchó emigrado a
Londres, donde ingresó en prisión por deudas, aunque pronto logró salir a
flote negociando la importación de vinos españoles. Allí consolidó una gran
red de amigos y socios que en el futuro le resultarían muy útiles. Sus
negocios le llevaron a Francia al menos en 1828 y en 1830. En 1834 el conde
de Toreno le invitó a volver a España y fue nombrado ministro de Hacienda
el 15 de junio de 1835, alcanzando la Presidencia del Gobierno en lugar de
Toreno el 25 de septiembre.

Los decretos desamortizadores del 19 de febrero y 8 de marzo de 1836,


(Desamortización de Mendizábal), pasó las propiedades improductivas y en
poder de la iglesia y las órdenes religiosas, no a manos del pueblo, sino a las
manos de la oligarquía terrateniente, con lo que se evitó la formación de una
clase medía o burguesía que realmente enriqueciera al país y no siguiera
ocupando latifundios improductivos. El procedimiento seguido para evitar
que las propiedades pasaran al pueblo fue el subastar las propiedades en
grandes bloques que los pequeños propietarios no podían costear.
Otra reforma importante fue la redención de quintas, con la que daba
oportunidad a los burgueses de pagar si no querían que sus hijos fuesen al
servicio militar y por concluyente a la guerra. Lo que favorece a las clases
poderosas y da un paso atrás en el pensamiento liberal porque ya no habría
igualdad entre individuos.

Comentario
En el texto se señalan los motivos que inspiran la medida de vender los
bienes pertenecientes al Estado, procedentes de la extinción de numerosas
instituciones eclesiásticas:

• En primer lugar, señala el ministro que la medida tiene por finalidad


enjugar la deuda nacional.
• También declara el autor la conveniencia de poner en la circulación
económica una gran cantidad de tierras que hasta entonces habían estado
muertas para la economía.

• Por último, Mendizábal se refiere a que la medida creará una clase de


propietarios agrícolas que serán afectos al régimen liberal que se estaba
instaurando en aquella época.

La «reforma agraria» liberal en la España del siglo XIX consistió en la


desamortización y la desvinculación de los mayorazgos y la abolición de los
señoríos.
Esta transformación jurídica de la propiedad de la tierra fue llevada a cabo
en dos grandes fases (Mendizábal y Madoz).

La desamortización de Mendizábal y ampliaciones: El real decreto elaborado


por Juan Álvarez Mendizábal y sancionado por la regente declaraba en
venta los bienes nacionalizados pertenecientes al clero regular masculino,
después de que se hubiera producido la exclaustración de los conventos de
frailes en el verano de 1835. En 1835 Mendizábal asumió la jefatura del
gobierno y los ministerios de Estado, Hacienda, Guerra y Marina. En 1841,
una nueva ley, obra del general Espartero, ampliaba la ley de 1836 al clero
secular, es decir, a los bienes de parroquias e iglesias. Esta reforma fue
frenada por el gobierno moderado del general Narváez.

El texto muestra, pues, dos hechos relevantes:


6. El político-militar

Se trata de un texto histográfico, pues es la obra de un historiador


(Salvador de Madariaga) posterior a los hechos, a los que trata con
finalidad investigadora y científica como estudio o análisis del pasado
histórico, así pues es una fuente secundaria o historiográfica. Es un texto
público, pues se trata de una valoración histórica refrendada en un libro de
venta al público, escrito en 1979, con referencias a algo ocurrido en el siglo
XIX y es una crítica política. Va dirigido a la comunidad científica y al
público interesado.

Salvador de Madariaga y Rojo (La Coruña, 1886 - Locarno, 1978) Escritor


español. Su ideología liberal se manifestó en una prolífica obra que abarca
tanto el ensayo como la novela, la poesía y el teatro. A pesar de su temprana
vocación literaria estudió ingeniería en París para cumplir la voluntad de su
padre, militar de ideas liberales. En 1911 ingresó en la Compañía de
Ferrocarriles del Norte, pero en 1916 decidió abandonar su profesión y
viajar a Londres para dedicarse al periodismo.

En 1917, mientras trabajaba como editorialista y redactor en el periódico


The Times, publicó su primer libro, La guerra desde Londres. Poco después
aparecieron, en inglés, los ensayos de Shelley and Calderón and other
essays on english and spanish poetry (1920), editados en castellano con el
titulo de Ensayos anglo-españoles (1922), en los que se reveló como un
experto en literatura comparada.

Entre 1921 y 1927 desempeñó diversos cargos en la Sociedad de Naciones,


institución que dejó cuando la Universidad de Oxford le ofreció la cátedra
de lengua y literatura españolas. De esta época data su obra Ingleses,
franceses y españoles (1927), estudio de psicología social escrito en las tres
lenguas de los países mencionados, que dominaba a la perfección.
El primer gobierno republicano lo nombró embajador en Washington (1931) y
en Paris (1932), y en 1936 fue elegido miembro de la Real Academia
Española, en la que no pudo ingresar hasta cuarenta años después. Al
estallar la Guerra Civil se estableció en Inglaterra, y hasta su regreso a
España en 1976 viajó por todo el mundo, dio conferencias, y colaboró con
organismos internacionales con el testimonio de sus ideas liberales y
antifranquistas.
El texto nos habla de la importancia de los militares en España, su carácter
y como en todos los ámbitos políticos (conservador y progresista) surgen.
Nos dice sus características: patriota, sin formación intelectual, “salvador
de los males de la patria”, ignorante, de ideas sencillas, reaccionario de
temperamento, amante del orden, odia la libertad de prensa y una formación
religiosa interesada.

Contexto histórico: La implantación del Estado Liberal en España estuvo


mediatizada por una serie de factores que dificultaron su estabilidad. En
primer lugar, la injerencia de la Corona en la vida política, que tendía a
favorecer al partido Moderado por encima de los otros. El sistema electoral
por su parte, fuertemente selectivo y viciado en su procedimiento, se había
diseñado de tal manera que dejaba fuera del juego político a la mayoría de
la población. Se ampliaba el censo electoral con los progresistas
(Constitución de 1837) y se reducía con los moderados (Constitución de
1854), pero el falseamiento de las elecciones era práctica común. Se
trataba, en definitiva, por parte de los liberales, tanto moderados como
progresistas, de defender en un frente común no explícito su concepto de
libertad dentro de un marco de orden y de propiedad privada, contra unas
fuerzas populares que amenazaban con romper este marco para participar
también en el juego político. El tercer factor disonante en el Liberalismo
español fue la presencia de los militares en la vida política
Pronunciamientos en el XIX.

Un Pronunciamiento es un golpe de estado militar, dirigido por un general de


prestigio, para tomar el poder por la fuerza. Sigue a una conspiración, de
civiles y militares, en que se traza un plan y unos fines, que se dan a conocer
al pueblo en un manifiesto, cuando el jefe militar se pronuncia. Son muy
corrientes en la historia de España del siglo XIX:

El mecanismo de intervención militar en la política es conocido con el


nombre de pronunciamiento. Su funcionamiento se repite a grandes trazos y
sin grandes variaciones en las numerosas ocasiones en que tuvo lugar
durante el siglo XIX, trece sólo en el periodo isabelino: ante el descontento
con un gobierno, comenzaba una conspiración en la que participaban
militares y a veces personalidades de la vida civil. Llegado el día acordado,
un alto cargo militar leía un manifiesto a las tropas del cuartel donde él
tenía el mando. En el manifiesto denunciaba la situación, es decir, se
pronunciaba políticamente al tiempo que daba su apoyo al partido en cuyo
nombre lo hacia. En ocasiones contaba con la ayuda de otros militares que a
su vez colaboraban desde otros cuarteles. Si no encontraba resistencia, el
pronunciamiento triunfaba y el gobierno cambiaba. En caso contrario, se
procedía a una represión contra todos los militares implicados que acababa
en el fusilamiento de los organizadores o al menos en el exilio.
7. La construcción del ferrocarril

Es un texto histográfico pues se trata de la obra de un historiador (G.


Tortella) posterior a los hechos, a los que trata con finalidad investigadora
y científica como estudio o análisis del pasado histórico. Así pues es una
fuente secundaria dirigida al público interesado en temas históricos de la
España del XIX y el público en general.

Gabriel Tortella Casares (Barcelona, 1936- ) es un economista e historiador


español, especialista en historia económica de la Edad Contemporánea.
Recibió educación en el liberal Colegio Estudio, heredero de la Institución
Libre de Enseñanza. Es titulado en Economia por la Universidad de
Wisconsin y Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.
Actualmente es catedrático emérito de Historia de la economía en la
Universidad de Alcalá de Henares, donde es un lujo asistir a sus clases.
Presidente de la Asociación de Historia Económica. Premio Rey Juan Carlos
de Economía 1994. Promotor de la Revista de Historia Económica. Fue
Presidente del “Academic Advisory Council” de la Asociación Europea de
Historia Bancaria. Ex-Presidente de la International Economic History
Association y de la Asociación de Historia Económica.

Es miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes desde 2003.


El autor hace referencia a los momentos en que el Estado español pone las
bases del desarrollo del ferrocarril en España y explica las razones de por
qué se tardó más de 30 años en ponerlo en funcionamiento, indicando el
subdesarrollo y la mala gestión de los gobernantes. Indica que el partido
moderado apenas hizo nada, y que habría que esperar a la llegada de los
progresistas tras la Vicalvarada de 1854 para que se sentaran estas bases
con la ley de ferrocarriles de 1855. A pesar de ello indica que el ferrocarril
se empezó a construir tarde y después con precipitación, y sus
consecuencias fueron una planificación deficiente, una financiación
inadecuada y un trazado especulativo; por último indica que los beneficios
fueron inexistentes.

Comentario
El atraso industrial español de la primera mitad del siglo XIX era patente,
pues España seguía siendo un país totalmente agrario en esa época cuando
otros estados ya se habían subido al carro de la industrialización. Además
escaseaba burguesía y era poco emprendedora ya que se dedicaba
mayoritariamente a la inversión en tierras y no a la actividad industrial; por
otro lado había una escasa demanda de productos industriales en la España
de la época, debido a una poco eficaz reforma agraria que no corrigió las
enormes desigualdades ni la miseria de grandes masas de población. Así,
para que naciera la actividad industrial a mediados del XIX, tuvo que pasar
por manos del Estado y del capital extranjero y, esto se refleja
perfectamente en el caso del ferrocarril, como bien señala Tortella.
Tuvieron que llegar los progresistas (bienio progresista 1854-56), para que
se realizaran una serie de reformas como la nueva Constitución (que no se
llegaría a promulgar) y la última desamortización (de Madoz). Junto a ello la
Ley de ferrocarriles de 1855

El artículo 2 pone de manifiesto el sistema radial que se había planificado


para la construcción ferroviaria, es decir, una estructura viaria con centro
en Madrid, lo cual no era realmente lo que demandaba un país como España,
cuyos núcleos más desarrollados y con incipiente industria se encontraban
en la periferia.

Los artículos 4, 5 y 6 señalan que la iniciativa y planificación total de las


obras ferroviarias nacen del Estado, lo cual podemos ponerlo en relación
(como decíamos en la contextualización) con la poca envergadura de la
iniciativa privada en España.

Los artículos 19 y 20 nos hablan sobre el otro gran pilar en el que se basó la
construcción ferroviaria: el capital extranjero (esto también es
consecuencia de esa incapacidad o desinterés de la burguesía autóctona). En
ellos se dice que el Estado protegerá esos capitales del extranjero y que
incluso eliminará los aranceles para los productos y materiales destinados al
ferrocarril. Queda claro que la prioridad del Estado era acelerar la
construcción de este transporte que fue la gran revolución del siglo XIX.
De todas estas ideas (como también del diferente ancho de vía de los
ferrocarriles españoles respecto a los del resto de Europa) se ha dicho por
parte de muchos historiadores que constituían un error porque no
contribuían a dinamizar la industria española -sobre todo, por el hecho de
que se favoreciera el capital extranjero-, y se ha llegado a hablar de una
“oportunidad perdida”, pues una empresa tan prometedora y beneficiosa
como la construcción del ferrocarril tampoco logró que España se
industrializara definitivamente, mientras que en otros países el ferrocarril
fue precisamente el revulsivo que llevó a una exitosa industrialización.
Pero esta opinión no es del todo justa, pues habría que preguntarse qué otra
alternativa para construir vía férrea existía de no ser el recurso a capital
privado extranjero. Si se recurrió a ello fue porque no existia un “capital no
extranjero”, es decir, una iniciativa privada en España interesada en esta
empresa.
El ancho de vía. Se decidió en la Real Orden de 1844 y se mantuvo en 1855.
El ancho español (1,67) fue distinto del resto de Europa (1,43). Obligó al
reajuste oportuno en las fronteras con Portugal y Francia. Razones: a)
Estratégicas, defensivas, para obstaculizar una invasión, tras la experiencia
de 1808; b) Técnicas. Hubo un conjunto de razones puramente técnicas en
el informe de 1844 que aconsejaron este ancho, razones que luego se han
demostrado equivocadas.

8. La I República.

Se trata de un texto de naturaleza jurídica (en cuanto ha sido elaborado


por la institución que representa el Ministerio de Gobernación) y de
carácter político. Obra de Francesc Pi i Margall, uno de los cuatro
presidentes del poder ejecutivo durante la República Federal española de
1873. Este texto es la primera declaración de la Asamblea formada por la
reunión conjunta de Senado y Congreso que proclamaron la República
después de la abdicación de Amadeo I de Saboya.

Definición de los términos subrayados:

• Cortes: nombre que reciben en un régimen constitucional las asambleas


representativas en las que residen en su totalidad o en parte la soberanía
nacional y el poder legislativo.
• República: régimen en el que el jefe del Estado no es un rey, sino un
presidente, cargo que ocupa una persona normalmente con carácter
temporal.
• Sufragio universal: sistema electoral en el que todas las personas adultas
tienen derecho a participar en las elecciones. Sin embargo, en el caso del
régimen al que se refiere el texto, este derecho era tan solo parcial, ya que
las mujeres estaban excluidas del derecho a voto. En este caso el término
correcto hubiera sido sufragio universal masculino.

Francesc Pi i Margall. Político español, presidente de la Primera República


(Barcelona, 1824 - Madrid, 1901). Procedente de un medio obrero, estudió
hasta doctorarse en Derecho (1847). Luego se ganó la vida como profesor,
traductor y empleado de un banco, al tiempo que daba sus primeros pasos
como escritor y crítico literario. Vinculado al Partido Demócrata desde que
llegara a Madrid en los años cuarenta, participó en la Revolución de 1854 y
se orientó cada vez más hacia la política: en 1854 publicó sus ideas
federalistas en La reacción y la revolución; desde 1857 sostuvo polémicas en
defensa del socialismo contra los demócratas individualistas o liberales.
En 1864 hubo de exiliarse en París durante la reacción que siguió a la
intentona revolucionaria de 1866. La estancia en París le permitió
profundizar en el conocimiento de Proudhon -fallecido el año anterior-,
autor cuya influencia es visible en el pensamiento de Pi y que él mismo
traduciría al español. Allí maduró Pi su ideología revolucionaria, basada en la
destrucción de la autoridad para sustituirla por el libre pacto constitutivo
de la federación.

El triunfo de la Revolución de 1868 le permitió regresar y ser elegido


diputado en las Cortes constituyentes. Se erigió como uno de los grandes
líderes del republicanismo, en una vertiente federalista y cercana al
socialismo (lo que le permitía conectar mejor con las aspiraciones sociales
de las clases trabajadoras y con las aspiraciones de descentralización
política de su ciudad natal). En consecuencia, se opuso al carácter
monárquico de la Constitución de 1869, y -ya como máximo dirigente del
Partido Republicano Federal, desde 1870- combatió el reinado de Amadeo
de Saboya.

Cuando éste abdicó, Pi fue uno de los impulsores de la proclamación de la


Primera República española (1873). El primer presidente de la misma,
Figueras, que conocía bien a Pi por haberle tenido empleado en su bufete de
abogados, le encomendó el difícil Ministerio de la Gobernación; desde aquel
cargo, Pi hizo lo que pudo por mantener el orden público, contener el
movimiento cantonalista y procurar que las elecciones arrojaran un
resultado favorable para el régimen.

Al dimitir Figueras, fue el propio Pi i Margall quien se hizo cargo del Poder
Ejecutivo (formalmente no existía el cargo de presidente de la República, en
tanto no se promulgare una nueva constitución). Lo hizo con un amplio
programa de reformas políticas y sociales que no pudo llevar a cabo, pues
sólo se mantuvo durante algo más de un mes, acosado por la rebelión
cantonalista (que nacía de una lectura radical del ideal federalista) y por la
división entre las filas republicanas: a la tradicional oposición entre
socialistas e individualistas se unía la ruptura entre unionistas y
federalistas, y la propia división de los federalistas entre moderados y
radicales.
Tras el golpe de Estado de 1874 que restableció la Monarquía de los
Borbones, Pi y Margall se retiró temporalmente de la política y se dedicó a
su trabajo como abogado, pensador y escritor. En los años ochenta,
aprovechando la tolerancia de los gobiernos liberales, volvió a la actividad
pública para reorganizar a los republicanos federales. Confiando en las
posibilidades de éxito que les ofrecería la restauración del sufragio
universal en 1890, creó en aquel mismo año un periódico propio (El nuevo
régimen) e impulsó la definición del programa del partido en 1894.
Su prestigio le permitió ser elegido diputado en 1886, 1891 y 1893; pero
perdió popularidad al ser el único líder republicano que no se dejó arrastrar
por el ardor nacionalista durante la Guerra de Cuba (1895-98): propugnó la
concesión de la independencia a las colonias y se opuso a la guerra contra los
Estados Unidos.
9. Regulación del trabajo infantil y juvenil

a. Es una fuente primaria. Texto jurídico: pues tiene carácter legal, emana
de fuentes legales (Congreso de Diputados) estableciendo normas de
derecho a nivel nacional, es una fuente primaria dirigida al pueblo español.
Se corresponde con el año 1873, precisamente año del establecimiento en
España de la Primera República. En el momento del advenimiento de la
Primera República, el día 11 de febrero de 1873, España padecía graves
problemas y tensiones sociales, la división política en bloques enfrentados
de monárquicos y republicanos; el constante problema carlista; la situación
en Puerto rico y en Cuba; la miseria de la población agraria y del
proletariado urbano; la falta de unidad en el seno del incipiente movimiento
obrero y la aparición de movimientos bakuninistas, el cantonalismo... Para
que esta tensión se produjera era necesario que se diese una situación de
miseria de los trabajadores -miseria tanto económica, como higiénica, como
cultural, … - que encendiese la mecha de movimientos populares, lo que
llevaría a que el Gobierno se viese obligado a regular la cuestión a fin de
sofocar el tenso ambiente social. Podemos entender, pues, la necesidad de
reformas que, en el campo de las relaciones laborales, se encontró el
legislador de la Primera República. Por ello, en este contexto de agitación,
los sucesivos Gobiernos de la República van a procurar la paz social
mediante la adopción de una normativa reguladora de los derechos de los
trabajadores, tanto en el ámbito de la ejecución de su trabajo como en el
de la posibilidad de su reunión o asociación.

La primera ley sobre el trabajo infantil corresponde a la ley Benot, de julio


de 1873, que prohíbe el trabajo en fábricas, talleres, fundiciones o minas a
los menores de diez años y limita la jornada para los menores de quince años
y las menores de diecisiete. Se trata de un inicio más simbólico que real,
dado el grado casi nulo de cumplimiento que tuvo en la práctica.

Eduardo Benot Rodríguez (Cádiz, 26 de noviembre de 1822 - Madrid, 1907),


político, escritor, matemático, filólogo, lingüista y lexicógrafo español. A los
veintidós años Eduardo Benot fue nombrado Profesor de Filosofía, como
estudioso realizó igualmente con éxito incursiones en el mundo de las
ciencias experimentales, asimismo fue un lingüista extraordinario. Pero el
Benot estudioso, científico y literato no pudo nunca ocultar su inquietud
hacia la política, a la que consideró un instrumento de transformación social.
Desde muy joven ingresó en el Partido Republicano, tomando parte activa en
los acontecimientos revolucionarios de 1854 y de 1856. Tras la revolución de
septiembre de 1868, iniciada precisamente en Cádiz, fue proclamado vocal
de la Juntas revolucionarias municipal y provincial, se convirtió en estrecho
colaborador de Pi i Margall. En 1783 fue nombrado Secretario de la
Asamblea Nacional, destacando en esta época el logro de la abolición de la
esclavitud en Puerto Rico (1873). Proclamada la Primera República fue
designado Ministro de Fomento y redactor del contraproyecto de
Constitución federal en oposición al proyecto de Castelar. Su paso por el
Gobierno republicano como Ministro de Fomento (a cuyo cargo estaban,
entre otras, las tareas de Instrucción Pública, de Obras Públicas y de
Agricultura), pese a su brevedad, fue aprovechado para reformar la injusta
sociedad que le tocó vivir. Así, ejerció una labor fecundísima al frente de
esta cartera: comenzó por actualizar los expedientes atrasados y por
normalizar el funcionamiento administrativo del Ministerio, se preocupó de
que los Municipios abonaran tas deudas contraidas hacia los maestros,
elaboró una histórica Ley sobre el trabajo de los niños y de las mujeres en
talleres y fábricas (primera en este sentido promulgada en España),
fomentó la extensión de la enseñanza a las más amplias capas de la población
y fundó el Instituto Geográfico y Estadístico.

En el ámbito laboral fue el propulsor y redactor de la Ley de 24 de julio de


1873 sobre regularización del trabajo en los talleres y la instrucción en las
escuelas de los niños obreros de ambos sexos (Gaceta de Madrid, 28 de
julio de 1873), más conocida por la “Ley Benot”, mediante la que se
pretendió atender con urgencia a la protección de los menores desde un
punto de vista legislativo; se trata de una norma calificada como una Ley
muy audaz para la época en que fue promulgada. Aunque era un texto legal
dirigido a los niños de ambos sexos, puede ser asimismo considerada como la
primera iniciativa legislativa sobre protección de la mujer trabajadora
adoptada en España, pues reguló la jornada laboral y el trabajo nocturno
hasta los diecisiete años, así como la asistencia a la escuela para todas las
niñas hasta los catorce años.

Lo más novedoso del texto es que prohíbe el trabajo a tos niños/as menores
de 10 años y reduce el número de horas para los mayores hasta 17 años, por
último dice que los establecimientos con más de ochentas obreras y obreros
tendrán la obligación de mantener una escuela primaria, en donde será
obligatoria la asistencia al menos de 3 horas para aquellos/as de entre 9 y
13 años.

Identificación de nombres propios y términos específicos:

a) Cortes Constituyentes: En el régimen constitucional español se denomina


Cortes a la asamblea de diputados que, en representación del pueblo, ejerce
el poder legislativo. Las Cortes han adoptado la forma unicameral (una sola
asamblea) o bicameral (Senado y Congreso de Diputados) y sus atribuciones
han sido más o menos extensas según el mayor o menor grado de liberalismo
de la Constitución que las ha reglamentado.

b) Motores hidráulicos o de vapor En su primera fase la Revolución


Industrial adoptó dos tipos de energía. En el primero, los motores eran
movidos por el aprovechamiento de la fuerza del agua de los ríos y, en el
segundo, era el carbón el que en su combustión creaba el vapor usado como
energía. Las instalaciones fabriles con motores hidráulicos se denominaban
colonias fabriles y
10. La Institución Libre de Enseñanza.

Se trata de un texto ideológico y narrativo porque está relacionado o emana


de un hecho, como es la situación de España desde punto de vista educativo
en el siglo XIX (1876). es una fuente primaria. Es un texto público y sirve
como punto de partida de los objetivos que persigue la Institución Libre de
enseñanza y que se resumen en formar hombres útiles al servicio de la
humanidad y de la patria, junto a este objetivo plantea una serie de
principios que se recogen en los siguientes puntos:

Formar en:

• Génesis del carácter moral


• Cuidado del cuerpo
• Desarrollo de la personalidad individual
. Severa obediencia a la ley
. Sacrificio frente al egoísmo
. Patriotismo sincero
. Amor al trabajo
. Odio a la mentira y
• Espíritu de equidad y tolerancia.

Una clara alusión a la necesaria formación educativa de los jóvenes del siglo
XIX en España, en donde la incultura y el dominio de la Iglesia católica en
este campo era abrumadora.

La Institución Libre de Enseñanza fue un proyecto pedagógico de carácter


privado, al margen de la educación pública, que se concretó en la creación de
una escuela universitaria, primero, y de secciones de enseñanza primaria y
secundaria, después. Al no ser reconocidos sus títulos universitarios por el
Estado, acabó siendo sólo un centro de enseñanza primaria y secundaria de
enorme prestigio aunque, como centro libre, sus alumnos se vieran obligados
a examinarse en algún Instituto Público, para obtener el título reconocido
oficialmente. Se creó en 1876, en los inicios de la Restauración y durante
los años de gobierno exclusivo de los conservadores, 1875-1879.
En la Universidad Central de Madrid un grupo de profesores no quiso
aceptar una circular del ministro Orovio en la que se fijaba el dogma oficial
del gobierno en materia política, religiosa y moral al cual debía ajustarse el
profesorado. Esta imposición del gobierno, opinaban, contravenía el principio
de libertad de cátedra. En consecuencia fueron suspendidos de sus puestos
de trabajo. La respuesta de los profesores represaliados fue la creación de
la Institución Libre de Enseñanza, bajo la dirección de Fran-cisco Giner de
los Ríos, como fundador. El credo básico de la Institución era la neutralidad
religiosa y política y la independencia total del Estado.
La nueva institución educativa continuó su tarea hasta la Guerra Civil
convirtiéndose en el centro más importante de la cultura española y el cauce
por donde se introdujeron en España las teorías más avanzadas en pedagogía
yen el resto de disciplinas científicas.

Francisco Giner de los Ríos (Ronda, Málaga el 10 de octubre de 1839 —


Madrid, el 17 de febrero de 1915), filósofo, pedagogo y ensayista español,
fundador y director de la Institución Libre de Enseñanza.
Nace en el seno de una familia acomodada, lo cual le permite tener
formación universitaria. Estudió Filosofía en Barcelona y Granada,
trasladándose a Madrid en 1863, donde recibiría la influencia del profesor
Julián Sanz del Río, introductor en España del ideario krausista (de Karl
Christian Friedrich Krause). Obtiene la cátedra de Filosofía del Derecho y
de Derecho Internacional de la Universidad de Madrid. Su carácter
profundamente crítico, sus modos de enseñar y su ilimitada ilusión docente
convertirán a Giner en una de las figuras obligadas del Madrid universitario
y se opondrá abiertamente a ciertas ordenanzas atentatorias a la libertad
de cátedra del Marqués de Orovio, en 1875.

Como consecuencia de sus opiniones contrarias a las disposiciones del


gobierno es expulsado de su cátedra, junto con amigos y discípulos, buena
parte de los cuales compartirán desde ese instante los sueños
transformadores de Giner de los Rios.

Francisco Giner de los Ríos se dedicará en cuerpo y alma a poner en práctica


las líneas pedagógicas que definen la Institución: formación de hombres
útiles a la sociedad, pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal;
coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el
hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de
textos y supresión de los exámenes memorísticos. En una palabra, una
Escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el método científico, que
abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres
completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano. Giner opuso la
libertad a la autoridad.

En 1881 es restituido en su cátedra. La Institución Libre de Enseñanza, bajo


la dirección de Giner, continuará su andadura como modelo de calidad de
enseñanza, no tardando en adquirir renombre nacional e internacional.
Fundaciones de la ILE serán el Museo Pedagógico Nacional, las Colonias
Escolares, la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones
Científicas, futuro germen del CSIC, la Residencia de Estudiantes, la
Dirección General de Primera Enseñanza, las Misiones Pedagógicas...
Esos eran los sueños de Giner y su contribución a la consecución de un país
de personas libres dirigidas por personas libres y con preparación adecuada.
Nombres de Manuel Azaña, Julián Besteiro, José Ortega y Gasset, Federico
García Lorca, Salvador Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis
Buñuel, Miguel de Unamuno, Fernando de los Ríos o Bosch Gimpera. Es un
personaje clave por su influencia sobre los ideales ilustrados liberales, en el
sentido francés (radical-laico), que sirvieron a la minoría intelectual
republicana y, más tarde, a la izquierda revisionista.

11. La Federación de Trabajadores de la Región Española y «La Mano


Negra».

Es un texto ideológico y político, escrito por un sindicato (la Federación de


Trabajadores de la Región Española y «La Mano Negra»), en marzo de 1883,
por lo que es una fuente primaria. El autor es Anselmo Lorenzo
manifestando la desvinculación del sindicato con la “Mano Negra”.
Anselmo Lorenzo Asperilla (Toledo, 21 de abril de 1841 - Barcelona, 30 de
noviembre de 1914), a veces llamado “el abuelo del anarquismo español”, fue
uno de los primeros anarquistas españoles.

Fue muy activo en el movimiento desde su reunión con Giuseppe Fanelli en


1868 en Madrid hasta su muerte en 1914. Autor de numerosas obras y
folletos para propagar la ideología ácrata.

En el año 1871 participó con Francisco Mora y González Morango de la


sección española de la Primera Internacional, participando en una
conferencia en Londres en 1871 defendiendo una postura no marxista.
Se exilió en Paris tras verse perseguido por la policía, acusado de inductor
en el proceso de Montjuic (1 896-1897). A su vuelta colaboró en Barcelona
con la Editorial de la Escuela Moderna junto a Francisco Ferrer Guardia. En
1910 participó en el congreso de Barcelona y en la fundación de la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

En la evolución del Movimiento Obrero en España durante el siglo XIX, se


pueden señalar las siguientes etapas:

1) El ludismo y las primeras asociaciones mutualistas (1820-68)


Como en todos los países industrializados, las primeras formas de rebeldía
obrera fueron la destrucción de máquinas y la quema de las instalaciones
fabriles, ante el temor de que la mecanización sustituyese a la mano de obra
humana (ludismo). Así tuvieron lugar los primeros incidentes en Alcoy (1821,
y en Barcelona (1835), con la quema de la primera fábrica movida por vapor,
la fábrica Bonaplata.

En un cambio claro de estrategia, a partir de 1834 empezaron a surgir las


primeras asociaciones obreras. Contaban con dos herramientas: la huelga y
la creación de sociedades mutualistas que actuaban como cajas de
resistencia en caso de huelga, despido o enfermedad. Las dificultades para
asociarse libremente y mucho más para la huelga eran enormes, pues, a
excepción de los cortos períodos de gobiernos progresistas (1840-1842) y
(1854-1856) estaban prohibidas tanto las unas como la otra. La primera
huelga general en España fue la de 1855, que se inició en el textil catalán
pero fue secundada por muchas regiones. En Andalucía se inició una oleada
de revueltas agrícolas: el campesinado se sublevó ante la desamortización
de las tierras comunales (1855) y sus protestas se mantuvieron hasta el año
1861, en que se realizó una fuerte represión del movimiento.
2) La formación de las dos ideologías: anarquismo y socialismo marxista
(1868-1874)
Mientras el republicanismo ejerció una oposición exclusivamente política al
régimen de la Restauración, el movimiento obrero -entendido como la
actividad política y social de los obreros y campesinos para mejorar su
situación y defender sus derechos- se opuso frontalmente a todo el
sistema.
El movimiento obrero en España adquirió madurez y extensión organizativa a
partir del sexenio democrático. Las dos corrientes de la Internacional
(asociación internacional de movimientos obreros con dos tendencias
mayoritarias: marxistas y anarquistas) encontraron eco en España; pero fue
sobre todo la anarquista, por medio de la visita que Giuseppe Fanelli,
discípulo de Bakunin, realizó a España, la que adquirió mayor predicamento.
Creó en Madrid y Barcelona la sección española de la AlT (Federación
Regional Española), en 1870. La corriente marxista se aglutinó en torno a un
núcleo madrileño que entró en contacto con Paul Lafargue, yerno de Marx,
en 1871.

A los pocos días del golpe de Estado del general Pavía -3 de enero de 1874-
un decreto disolvía las asociaciones dependientes de la Asociación
Internacional de Trabajadores y las obligaba a entrar en la clandestinidad.
a) Los anarquistas. En un congreso de las organizaciones afiliadas a la
Internacional celebrado en Zaragoza en 1872, la mayor parte de los
congresistas habían optado por la línea anarquista. En esta opción, que
significaba la separación del mundo obrero de la política oficial, no cabe
duda que influyó la deslealtad de los políticos para cumplir las promesas de
mejora social hechas en la revolución de 1868, y en especial la esperada
abolición de las quintas, lo que contribuyó a empujar al obrerismo a un odio
contra el Estado, de cualquier signo, y a la desconfianza en todo tipo de
acción política reformista.

El área geográfica de este anarquismo coincidía en general con la del


movimiento cantonal de 1873, esto es, el tercio mediterráneo de la
Península, desde los Pirineos al Guadalquivir, y en especial Barcelona,
Zaragoza y las provincias de la Baja Andalucía.

En 1874 la comisión federal anarquista, ante la represión que había seguido


al citado decreto de enero, preparó su vida en la clandestinidad y para ello
incluyó la posibilidad de organizar una inminente acción revolucionaria para
liquidar el Estado, dejando para un segundo momento el desarrollo de un
régimen social en el que el libre acuerdo de los productores, estableciendo
individual o colectivamente sus relaciones reciprocas, haría inútil el Estado.
Este fue su planteamiento dominante hasta 1881, cuando Sagasta hizo que
el anarquismo retornara a la legalidad. Las nuevas circunstancias trajeron
una recomposición de las geográficamente dispersas organizaciones para
afrontar la nueva
12. Tratado de paz entre España y Estados Unidos (1898)

Se trata de un texto del fin del llamado desastre del 98s, con la firma del
tratado de paz entre España y Estados Unidos. Es un texto político fechado
justamente en el momento de la firma de la paz por lo que es una fuente
primaria. El autor son las delegaciones de los gobiernos español y
norteamericano y la finalidad es poner fin a la guerra.

Análisis de su contenido

La crisis del 98 fue el resultado de la intervención de Estados Unidos en la


guerra hispano-cubana, que se había desencadenado en 1895. Esta segunda
guerra cubana fue resultado de la política de los gobiernos de la
Restauración frente a las demandas de los autonomistas, y la presión del
sector españolista ligado al régimen, que se oponía a cualquier tipo de
reformas para mantener sus privilegios y tema esclavista en la isla.
El documento es un fragmento del Tratado de Paz de París, donde se
recogen las cláusulas más destacadas, como son: La cesión de la soberanía
sobre la isla de Cuba, que se dejaba en manos de Estados Unidos.
La cesión de la soberanía sobre la isla de Puerto Rico y otras islas del
Pacífico, entre ellas la isla de Guam, que pasan a ser administrados por
Estados Unidos.

La cesión, mediante compensación económica, de las islas Filipinas, con una


autorización para comerciar con las islas durante diez años Comentario: el
desastre del 98 y sus consecuencias.

La Paz de Zanjón de 1878, la promesa del general Martínez Campos de


conceder cierto grado de autogobierno a Cuba no se cumplió. En la isla
surgió un partido autonomista, el Partido Liberal Cubano, cuya base social
era la burguesía criolla, mientras que otro sector agrupaba a la sacarocracia
(grandes propietarios de latifundios de de azúcar). Este incumplimiento hizo
crecer el nacionalismo cubano. Así, en 1892 José Martí creaba el Partido
Revolucionario, que abogaba por la independencia. Procesos similares se
estaban dando en Puerto Rico y en las islas Filipinas.

Las promesas de reformas llegaron tarde y en 1895 comenzó una


insurrección dirigida por Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. El
gobierno de Cánovas envió al general Weyler para reprimir con dureza el
levantamiento. Pero el asesinato de Cánovas en 1897 y la llegada del
republicano Mckinley a la presidencia de Estados Unidos dio un giro a la
guerra, pues el apoyo estadounidense a los independentistas era ya
evidente, con la formación en Estados Unidos de la Liga Cubana y la Junta
Cubana, integradas por cubanos en el exilio y americanos favorables a la
independencia de la isla.

Cuando Sagasta concedió una amplia autonomía a la isla, el presidente


Mckinley, apoyado por una intensa campaña de prensa a favor de la causa
cubana, presionó al gobierno español para la venta de la isla. Ante la
negativa española, solo faltaba el pretexto para la guerra. Ese pretexto fue
el hundimiento del acorazado Maine por una explosión en las calderas, en el
puerto de La Habana el 15 de febrero de 1898, de la que se acusó a agentes
españoles. De esa forma se declaraba la guerra, a la que España fue forzada
por la situación interna y la presión de cierta opinión pública contagiada de
un patriotismo suicida, pues la potencia naval de Estados Unidos era muy
superior a la de España. La derrota se produjo en las batallas de Cavite y
Manila (Filipinas) y Santiago de Cuba.

Las negociaciones para la paz se iniciaron en noviembre, y el 10 de diciembre


se firmaba en Paris el tratado, cuyo contenido hemos comentado y del cual
tenemos las cláusulas más importantes en el texto.

El tratado de Paz de París señaló el final del conflicto, en el que pueden


señalarse las siguientes fases:

1) La Guerra de los Diez Años (1868-78): Los criollos demandaban


autonomia, libertad de comercio y fin de la esclavitud, con lo que su
protesta contó con el apoyo popular de los cubanos. No fue hasta 1878, ya
en el reinado de Alfonso XII, cuando se logró militarmente el final del
conflicto, con la Paz de Zanjón. Se prometió a los cubanos reformas
políticas y administrativas, tener representantes en las Cortes y la abolición
de la esclavitud, que no se declararía hasta 1888.

2) La Guerra Chiquita (1879): El retraso o incumplimiento de los acuerdos de


la Paz de Zanjón provocó de nuevo otra sublevación cubana que fue
nuevamente sofocada al cabo de unos meses.

3) La gran insurrección (1 895-98): Desde 1890 el independentismo había


ido ganando terreno al autonomismo. En 1893 José Martí había fundado el
Partido Revolucionario Cubano que, declaradamente independentista, agrupó
a todos los caudillos vencidos en la Paz de Zanjón al tiempo que buscó
apoyos exteriores, preferentemente en Estados Unidos. Este país se
mostraba muy molesto con el gobierno español, entre otras cosas porque el
gobierno de Cánovas había elevado las tarifas arancelarias para los
productos no españoles que se vendieran en la isla. Por estos años, Estados
Unidos compraba el 88,1% de las exportaciones cubanas y no vendía a la isla
más del 32% de sus importaciones puesto que los productos americanos no
podían competir con los españoles, libres de tasas arancelarias.
Las hostilidades comenzaron en 1895. Cánovas del Castillo, jefe del gobierno
español, envió al general Martínez Campos y después al general Weyler
caracterizados, sobretodo este último, por sus métodos represivos con los
que no consiguieron apaciguar la isla. A partir de 1897, España cambió de
estrategia. Se planteó la conciliación de intereses aceptando conceder la
autonomía para no llegar a tener que conceder la independencia. Pretendía
evitar, además, la injerencia directa de los Estados Unidos que ya estaba
enviando armas a los insurrectos. La situación extrema de las hostilidades
ya no hizo posible la conciliación.

4) La intervención de los Estados Unidos. La Paz de París. El denominado


incidente del Maine (abril 1898), acorazado americano que estalló en la
bahía de La Habana, proporcionó el argumento a los Estados Unidos para
enviar un ultimátum al gobierno español. Aceptar el ultimátum y entregar
Cuba a los americanos sin luchar, fue con-siderado humillante por el
gobierno, aunque éste fuera consciente de sus nulas posibilidades ante el
poderío militar americano. La guerra hispano-norteamericana se dirimió en
el mar, en la batalla de Santiago, en un desigual combate entre maltrechos
barcos y modernos navíos.

Identificación de nombres propios y términos específicos:

a) Isla de Puerto Rico: perteneciente al archipiélago de las Antillas


Mayores, era una de las colonias americanas más antiguas de España pues
fue descubierta por Colón en 1593. Avanzado el siglo XIX y a partir de
1868 empezó a surgir una conciencia nacionalista que recibió la influencia
del pensamiento del cubano José Martí. En 1898 y en el transcurso de la
guerra Hispano-norteamericana, el ejército estadounidense la ocupó
militarmente.
13. Situación de la mujer

Fuente primaria. Fragmento de la conferencia titulada: “A las mujeres”,


1903 de Josep Prat.

Josep Prat (Barcelona, 1867- 1932) fue un sindicalista español, considerado


uno de los configuradores del anarcosindicalismo.

Militó en el Partido Republicano Democrático Federal, pero se convirtió al


anarquismo hacia el año 1890. En 1896. huyendo de la represión imperante
en Barcelona durante el proceso de Montjuic, fue a vivir en Vigo a casa de
Ricardo Mella. Del 29 al 31 de julio de 1896 asistió a la Conferencia
anarquista de Londres representando los anarquistas españoles. En 1907
participó en la organización de Solidaritat Obrera en Barcelona. Contrario al
anarquismo individualista e intelectualista influido por Max Stirner y
Friedrich Nietzsche, procuró de hacer una crítica coherente del socialismo
marxista y finalmente fue un decidido defensor y configurador del
anarcosindicalismo. Entre 1909 y 1910 recorrió diferentes localidades de
Cataluña (Sant Feliu de Guixols, Tarrasa, Valls) exponiendo su concepción
sobre el sindicalismo y el socialismo, insistiendo en la necesidad que el
Sindicalismo debía ser totalmente autónomo y que por lo tanto no podía
estar sometido a la dirección de ningún partido político.
Polemizó desde las páginas de Tierra y Libertad y de El Obrero Moderno
con socialistas y lerrouxistas. Colaboró con los periódicos El Productor
(1901-1906), Tierra y Libertad (1906-09), La Puólicifaf, La Campana de
Grácia, La Aurora Social (órgano de la Federación de Sociedades Obreras
de Zaragoza) (1910) y Solidaridad Obrera (1918).

Tradujo al castellano a Luigi Fabbri, Pietro Gori, Jean Grave, Piotr


Kropotkin, Augustín Hamon, Errico Malatesta y Elisée Reclus. Desde el 1911
se alejó de la militancia y no participó en más actos públicos.

Contexto histórico

Siglos XIX y XX: el trabajo en la época industrial. El trabajo de la mujer


adquiere características nuevas a medida que se desarrolla el proceso de
industrialización. Por una parte, la utilización de maquinaria atenuará las
diferencias de fuerza física entre hombres y mujeres; por otra, la
proliferación de las fábricas irá destruyendo el hogar como espacio
tradicional de producción.
De esta forma el crecimiento de las ciudades y la expansión de los centros
fabriles hará necesario que la mujer salga del hogar para incorporarse al
mundo productivo.

Pero la industrialización traerá consigo las pautas de comportamiento social


propias de la nueva clase dominante: la burguesía. Según éstas, el papel de la
mujer en la sociedad se sitúa en el matrimonio y en el cuidado del hogar,
centrando su función en la reproducción tanto biológica como social. La
asignación de este rol a las mujeres dificultará su acceso al mundo laboral y
convertirá su trabajo en marginal. Un texto de 1936 -Joan Gaya- afirma que
la intervención de la mujer en el trabajo es antisocial y antieconómica. (…) y
peor aún si alguna vez sirve -el salario de la mujer- para subvenir las cargas
del matrimonio, en suplencia del trabajo del marido, pues entonces se
trastoca el orden fundamental de la familia... La mujer es considerada como
inferior y dependiente y por ello no puede ser aceptada como igual en el
marco laboral. Las condiciones en la ciudad presionarán en tal medida que en
muchas ocasiones las mujeres se ven abocadas a la prostitución para poder
subsistir.
Con el siglo XIX nacerá también un derecho del trabajo con particular
incidencia en la cuestión social. Se trata de disposiciones legislativas
dictadas por el Estado tendentes a corregir, al menos en parte, las
características deshumanizadoras del trabajo de asta nueva época.
La mujer, como también los niños, fue objetivo predilecto de esta normativa
jurídica al considerarse como uno de los grupos débiles. Un primer ámbito
de protección se refiere a ella como trabajadora, y en él se busca mejorar
las condiciones físicas del trabajo atendiendo a su sexo, según los valores
propios del momento. La maternidad es el segundo ámbito donde inciden,
procurándose evitar la actividad en los días anteriores y posteriores al
parto. En 1892 se promulgará una ley que prohibía el trabajo de las mujeres
en este supuesto para la industria y los trabajos subterráneos,
prohibiéndose así lo que era una práctica habitual.

La mujer contemporánea estará proporcionalmente más incorporada al


trabajo del campo en aquellas regiones donde predomina la explotación
familiar. El trabajo doméstico en las ciudades empleará a un gran número de
mujeres y tenderá a aumentar progresivamente. Mientras, en la industria,
cabe señalar una participación femenina superior en las zonas de Cataluña y
País Vasco. En general, las mujeres adolecen de una falta de formación
profesional que impide, a su vez, el acceso a funciones de responsabilidad.
Es decir, la mujer accede al trabajo con la condición de mano de obra barata
y de carácter secundario.

La mujer en España no fue nunca contemplada como una persona y una


ciudadana independiente antes del último cuarto del siglo XX, con un breve
paréntesis en la Segunda República. Su dependencia y desigualdad respecto
al varón abarcaba el plano jurídico, el político, el social, el laboral y el
educativo.
Desde un punto de vista jurídico, el Código Civil de 1889, que recogía
algunos de los principios del de 1851 sobre los derechos de las mujeres, no
la consideraba completamente persona jurídica aunque distinguía entre
casadas y solteras. La mujer casada no podía ni comprar ni alquilar ni vender
sin permiso del marido, aunque los bienes fueran de su propiedad. Tampoco
podía ejercer una profesión ni declarar ante la justicia sin permiso marital.
A la soltera, sin embargo, aunque en otros aspectos sufría más
discriminaciones que la casada, se le permitía libertad mercantil para
gestionar su patrimonio. El Código Civil establecía también otras diferencias
significativas: la infidelidad femenina era considerada como adulterio y
estaba penada; la masculina, si se producía sin escándalo, era permitida
legalmente. El Código establece una pena de cadena perpetua para la mujer
que cometa un crimen pasional pero si el crimen es cometido por un hombre,
su castigo es sólo el exilio, entre seis meses y seis años.
En el plano de los derechos políticos, la mujer no fue considerada ciudadana
hasta 1931, en que la Constitución de ese año estableció el sufragio
universal permitiendo que, por primera vez, más de seis millones de
españolas votaran en las elecciones de 1933.
14. Proclama del golpe de Estado de Primo de Rivera.

Clasificación del texto: Tipo de texto: Naturaleza circunstancial. Temática


política. Lugar y fecha: Barcelona, 13 de septiembre de 1923. Autor: Miguel
Primo de Rivera. Convocó a los periodistas en su despacho y les distribuyó
copias de su Manifiesto. Destinatario: Todos los españoles.

Análisis del documento

El texto es un extracto del Manifiesto que el general Miguel Primo de


Rivera lanzó a la nación a raíz de la sublevación que protagonizó en la
Capitanía General de Barcelona. En el manifiesta y justifica la acción
llevada a cabo. Aparecen 3 ideas fundamentales:
• El golpe pone fin a la larga crisis sufrida por el sistema de la Restauración
canovista y su impotencia para abordar los problemas que aquejaban al país
desde la crisis del 98. Expresa el malestar existente ante la política
nefasta de los “profesionales”.
• Exposición de la constitución de un Directorio militar que asuma las
funciones del Gobierno, bajo amparo del propio firmante
• Conseguir el mayor número de adhesiones posible, lanzando una velada
advertencia contra aquéllos que puedan ponerse en contra de la iniciativa.

Identificación de nombres propios y términos específicos


-«Profesionales de la política»: clara referencia a los políticos que
sucesivamente habían ocupado los gobiernos precedentes sin resolver los
problemas fundamentales del país.
-«El año 98»: alusión a la crisis de 1898, con la derrota armada ante EE.UU.
y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y posesiones del Pacifico (Filipinas,
principalmente).
-«Turno»: Conservadores y liberales se pusieron de acuerdo para alternarse
en el ejercicio del poder, controlando la vida política.

Comentario del documento


En los momentos en que se fecha el texto el sistema político de la
Restauración está agonizando, los partidos políticos dinásticos están
divididos en facciones y fracasan incluso los gobiernos de concentración. La
tensión social es muy alta, debido a los efectos de la crisis de la posguerra y
a la presión del movimiento obrero. El nacionalismo autonomista, y hasta
separatista, está en auge, especialmente en el País Vasco y Cataluña. La
monarquía es cada vez más contestada, y comienza a ser impopular. La
situación se agrava con la crisis de Annual (1921). La posterior investigación
parlamentaria sobre las responsabilidades afecta directamente al monarca.
Esta situación de caos social es lo que determina la acción de Primo de
Rivera.

Comentario
El 13-IX-1923, Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad
constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasase a
manos de los militares. Alfonso XIII le encomendó la formación de un nuevo
gobierno, integrado exclusivamente por militares.
15. Manifiesto del Frente Popular.

Este es un texto político que expresado como periodístico expone los


objetivos y las diferencias internas de la alianza de centroizquierda que
bajo el nombre de Frente Popular concurrió a las elecciones de 1936, frente
al otro gran bloque electoral, el Bloque Nacional. El texto, reconociendo las
diferencias ideológicas entre los miembros firmantes, comprometen un plan
político para presentarse a las elecciones.

El texto, plantea los objetivos del nuevo gobierno, aunque con el sesgo de
los republicanos, no tanto de sus socios socialistas y comunistas, caso de
ganar la izquierda, como ocurrió: vuelta a las reformas del bienio reformista
y fuerte tendencia social (de protección de los más desfavorecidos,
protección social e igualdad legal), percibiéndose un ligero tono crítico hacia
ellos.
Partidos que forman:

Izquierda Republicana (IR): Tras la derrota electoral de 1933 Azaña fundó


en abril de 1935 un nuevo partido al que atrajo a la antigua ORGA y al
Partido Radical-Socialista Independiente de M. Domingo. Así surgió
Izquierda Republicana que consiguió un gran éxito en 1936.
Unión Republicana (UR). En septiembre de 1934 el PRRS de Félix Gordón de
Ordax, la IRS Botella Asensi y el PRD de Martínez Barrio se unen formando
un nuevo partido la Unión Republicana, con la intención de recomponer la
unidad republicana de 1931.

Partido Socialista Obrero Español (PSOE): El partido había sido fundado en


1879 por Pablo Iglesias (la UGT en 1888) y en el momento de proclamarse la
República, el PSOE y la UGT eran las organizaciones políticas y sindicales
más amplias y mejor organizadas de España.

Entre 1931 y 1933 el PSOE colaboró en los gobiernos republicanos, pese al


creciente rechazo de su política por las bases del partido, de la UGT y de
los besteiristas. Sin embargo diferentes conflictos hicieron que el PSOE
saliera del gobierno en septiembre de 1933 y que se presentara en solitario
a las elecciones de noviembre.

Durante el bienio derechista se produjo un proceso de radicalización en el


partido que culminó en el movimiento revolucionario de octubre de 1934. El
dirigente de esta evolución fue Largo Caballero, con el apoyo de las
Juventudes Socialistas, que rechazó cualquier colaboración con los
republicanos. Prieto, líder del ala centrista, y Besteiro, del ala moderada, se
opusieron sin éxito a esta política. Las consecuencias trágicas de la
Revolución del 34 obligaron al partido a cambiar de actitud y a participar
con republicanos y comunistas en el Frente Popular a fines de 1935.
Partido Comunista de España (PCE): Fue un partido sin apenas fuerza hasta
el comienzo de la Guerra Civil. Su dogmatismo estalinista impidió su
crecimiento hasta que en 1932 llega a la dirección José Díaz. Desde ese
momento, aprovechando el descontento de las bases del PSOE comenzó un
lento crecimiento, ofreciendo desde entonces a los demás partidos
republicanos y de izquierdas un frente antifascista. El PCE participó en la
Revolución del 34 con el PSOE. Sin embargo no estuvo en condiciones de
jugar un papel importante en la izquierda hasta la formación del Frente
Popular.
Partido Sindicalista. La CNT mantuvo durante los cinco años de régimen
republicano una oposición constante por medio de huelgas, muchas veces mal
preparadas y resueltas, y levantamientos armados, mientras en su seno se
enfrentaban Peiró, Pestaña y la PAl. Como resultado de este enfrentamiento
en 1933 el sindicato, dominado por la FAI, sufrió una escisión con la
creación de los Sindicatos de Oposición, y A. Pestaña fundó el Partido
Sindicalista (PS).

Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM): En 1930 Joaquín Maurín,


tras salir del PCE, crea junto al minúsculo Partit Comunista Catalá, el Bloc
Obrer y Camerol (BOC), de implantación casi exclusiva en Cataluña, para
unirse posteriormente con Izquierda Comunista lIC) de Andrés Nin y
formar el POUM. De implantación sobre todo catalana y con un ideario
marxista próximo al trotskismo y al anarquista, participó en el Frente
Popular y colaboró activamente con la Republica y al Generalitat,
especialmente en el primer año de la guerra.

Los resultados, dados a conocer el 20 de febrero, fueron los siguientes:


• Electores 13.553.710

Votantes 9.683.335 (71,4%)

Frente Popular 4.654.116(34,3%)


16. Ley de Bases de Reforma Agraria (1932).

Es un texto jurídico, fechado en 1932 en pleno desarrollo normativo del


primer gobierno de la República, es por tanto una fuente primaria, aunque el
texto recoge una serie de datos respectivos a etapas posteriores, aunque
republicanas, recogidas por historiadores posteriores a los hechos, por ello
hablaríamos también de una fuente secundaria historiográfica, dirigida al
público especializado, interesado o público en general.

El autor son los historiadores referidos y las Cortes españolas y el fin es


legislar la reforma agraria y poner fin a las injusticias en el campo español.
Contexto histórico:

La Reforma Agraria es reconocida por todos los historiadores como el


proyecto de mayor envergadura que acometió la Segunda República
Española. Sus objetivos eran:

a) Aumentar la rentabilidad de la agricultura española que, en 1930,


presentaba un in-dice de 61, frente a los 180 de Italia o 153 de Francia.
b) Paliar la miseria del campesinado español que representaba la mitad de la
población activa española. De los 8,5 millones de población activa la mitad
trabajaba en el campo y de éstos, unos 2 millones eran jornaleros.
c) Redistribuir la propiedad latifundista ya que en regiones como Andalucía,
Extremadura o Castilla el 50% de la tierra estaba en manos de un reducido
grupo de propietarios.

La Reforma se puso en marcha a partir de la aprobación, en septiembre de


1932, de La ley para la Reforma Agraria y tuvo, como otros proyectos
reformistas de la República, dos fases:

1) En la primera (1932-33) se aprobó la Ley después de grandes discusiones


entre los dos partidos mayoritarios que formaban parte del gobierno:
socialistas y republica-nos. Había dos proyectos: el republicano, partidario
de respetar la propiedad privada y a los cultivadores directos y, en caso de
expropiación, indemnizar a los afectados; y el socialista, que suponía más
expropiaciones y menos indemnizaciones. Se impuso el proyecto más
moderado, el de los republicanos. Se creó el Instituto para la Reforma
Agraria (IRA) organismo que se encargaría de las cuestiones técnicas y
burocráticas y que comenzó, con un presupuesto bastante insuficiente, la
tarea de valorar las tierras, iniciar el proceso burocrático-legal y facilitar
los asentamientos campesinos. Una vez establecido el criterio técnico sobre
las fincas que expropiar cabían dos actuaciones. Una era expropiar y no
indemnizar las tierras que pertenecían a la nobleza y a los denominados
grandes de España. La otra, expropiar, pero indemnizar a todos los demás
propietarios.
Las expropiaciones se realizaban siempre dentro del marco legal con lo que
la lentitud del proceso comenzó a exasperar al campesinado.
17. La guerra civil de 1936-1939.

Se trata de un texto historiográfico, realizado por el historiador inglés P.


Preaton, autor de La República asediada. l-bsfilidad internacional y
conflictos internos durante la Guerra Civil, escdto en lggg; es por tanto una
fuente secundaria, cuto destinatario ea la comunidad cientifica, público
interesado en la importancia de la Guerra Civil Española
P. Preston, La República asediada. Hostilidad internacional y conflictos
internos durante la Guerra CiviL
La Guerra Civil:
La década de los años treinta, coincide con el establecimiento de la
República en España, fue un periodo caracterizado por una crisis general en
toda Europa, con un enfrentamiento ideológico, muy polarizado, entre
democracia y comunismo; las democracias, por otro lado, ante impulso
comunista, tomaron derroteros diferentes, mientras que en los paises con
tradición democrática mantuvieron las instituciones democráticas, en
aquellos, en donde no habla esa tradición, acabaron interpretando la
democracia a través de dictaduras. España vivió estos avalares y acabó en
una guerra y una posterior dictadura.
El texto plantea una interpretación actualizada de la Guerra Civil española.
En primer lugar y, en una valoración general desde esta nueva perspectiva,
la Guerra Civil se considera inscrita en un marco europeo de crisis general.
Sobre sus causas el autor propone que, sólo en su primera fase, se ha de
entender la guerra en clave exclusiva española y como consecuencia de
viejos conflictos no resueltos.
En su segunda fase, sin embargo, la guerra amplía su dimensión y pasa a ser
el primer episodio de un enfrentamiento entre paises europeos, unoa de
convicciones democráticas, otros de principios fascistas. Una Guerra Civil
Europea, en términos del autor.
Sobre el fracaso de la República, según el autor existieron dos tipos de
responsables:
a) En primer lugar los países europeos, tanto loa fascistas como los
democráticos. Los primeros no fueron más responsables que los
democráticos pues, a criterio del autor, fueron sus cómplices inconscientes
al practicar la no beligerancia.
b) La responsabilidad en el interior de España se otorga a las organizaciones
de extrema izquierda, y aunque no se indica el nombre de ninguna, se
explicita la responsabilidad de aquellas que impusieron una estrategia que
priorizaba la revolución social por encima de la necesidad de agruparae y,
dejando apartadas las diferencias, ganar la guerra. Hay pues una referencia
implícita a laa organizaciones anarquistas.
Comentario
La Guerra Civil Española fue un acontecimiento bélico nacional que, al
participar loa factores ideológicos, políticos y económicos que
convulsionaban el reato de Europa en loa años treinta, trascendió las
fronteras de España y atrajo la intervención de pal sea extranjeroa que
aprovecharon el conflicto para convertir al pais en un campo de
experimentación bélica, en loa umbrales de la Segunda Guerra Mundial.
En el ámbito interno, las fuertes tensiones sociales derivadas del atraso
económico del país y de la desigual distribución de la riqueza habían
generado un clima de inaatiafacción de parte del pueblo hacia sus
gobernantes quienes, además de haberse moatrado incapaces de avanzar en
la modernización del paia y elevar el nivel de vida de sus habitantea, ni
siquiera habían podido alcanzar la eatabilidad neceaaria para avanzar sin
aobreaaltoa en la evolución de la vida política. Aaí, las profundas diveenciaa
políticas se sumaron al descontento social y crearon una situación explosiva
que deaembocó en el estallido de una terrible guerra civil que dividió y
davaató España.
El conflicto se inició el 17 de julio de 1g36, con el alzamiento de una
fracción del ejército encabezada por loa generales Mola y Franco, quienes
ae trasladaron deade el Marruecos Español para ponerse al frente de las
operaciones militares, con el propósito de acabar con el gobierno
republicano constitucional, dirigido en ese momento por la coalición
izquierdista del Frente Popular. El bando sublevado representaba a tas
fuerzas de derecha y extrema derecha, ea decir, a la España rural católica
tradicional de los grandes propietarios agrarios, así corno al gran capital
conectado con numerosos intereses extranjeros. Mientras que loa pequeños
propietarios campeamos reclutados en la Falange y los grupos carlistas (los
llamadoa “requetés’) constituían el apoyo popular de los rebeldea. Loa
miembros de las clases medias favorecieron a uno u otro bando en función
de su ubicación geográfica.
18. Las colectivizaciones en el bajo Aragón.

Se trata de un texto historiográfico, realizado por un hispanista inglés, H.


Thomas, así pues es un texto secundario, dirigido a especialistas y público
en general.

El texto nos habla de las colectivizaciones en Aragón durante la guerra civil,


la forma de organización (300 familias, consumo de....), el tono laicista, la
forma de pago de salarios, dependiendo del tamaño y necesidades
familiares, desaparición del dinero. A todo esto añade que los pueblos se
llenaron de vida, se formaron nuevas ilusiones al poder participar todo el
mundo en la colectividad. Para acabar indica que el gobierno repubicano no
vio con buenos ojos el que no pagaran impuestos.
Hugh Thomas (Wincisor, Inglaterra, Reino Unido, 1931), historiador
hispanista. Estudió en la Universidad de Cambridge y en la Sorbona (París).
En 1961 se da a conocer con una importante obra, referencia principal de la
vasta bibliografía sobre la Guerra Civil Española: La Guerra Civil Española,
publicada por la editorial Ruedo Ibérico. Dicha obra obtiene un gran éxito y
es traducida a varios idiomas. Más tarde ha ejercido como profesor en la
Real Academia de Sandhurst y en la Universidad de Reading, combinando
dichos trabajos con clases y conferencias que imparte en diversos países.
En 1981 recibe el título de Lord (Lord Thomas de Swynnerton). Actualmente
vive en Londres.
Junto a lan Gibson y Paul Preston, forma el grupo de hispanistas británicos
que se ha dedicado al estudio de la historia reciente de España,
especialmente a la de la Segunda República y la Guerra civil españolas, si
bien Thomas, tras la publicación de La Guerra civil española, se ha centrado,
principalmente, en el estudio de la creación y consolidación del Imperio
ultramarino español durante los siglos XVI y XVII.
El gran movimiento colectivista ocurrido en España durante la guerra civil ha
sido objeto de debate por parte cte testigos, protagonistas e
historiografía. Aunque en él participó activamente la UGT, formando
colectividades en solitario (sobre todo en Castilla, Andalucía y Valencia) o
junto con la CNT, fueron los anarquistas los que lo reivindicaron con mayor
ímpetu y los que se han arrogado su realización. Es cierto, no obstante, que
los libertarios han tratado profusamente el problema de la tierra, no sólo en
la publicística del periodo de la guerra civil, sino desde los escritos de sus
primeros teóricos. Lo que la guerra civil supuso entonces para los
anarquistas fue la posibilidad de llevar a cabo la revolución. En este sentido,
la colectivización estuvo siempre desligada del conflicto; como señala Julián
Casanova, “se intentaba construir un nuevo orden social y económico sin
crear las bases para su consolidación”. Y, sin embargo, la situación de guerra
gravité sobre las colectividades agrarias, que se veían obligadas a abastecer
a las poblaciones urbanas y al frente, no teniendo entonces la posibilidad de
consolidarse como una alternativa social y económica. Pese a esto, fue
precisamente el vacío de poder que provocó el fracaso de la sublevación
militar el que propicié el inicio del movimiento colectivista. El resultado fue
que la colectivización agraria afecté, aunque en proporción desigual, a casi la
totalidad de la España leal, sin importar las fuerzas políticas dominantes o
la estructura socioeconómica de cada región.
Lo primero que no hay que olvidar sobre las comunidades colectivistas
anarquistas en España es que surgieron en un clima de guerra civil y
revolucionaria y funcionaron en el mismo clima. Es muy difícil juzgar en este
clima los conceptos de “voluntario” y de coacción.
En Aragón, cerca de 600 pueblos, a pocos kilómetros del frente, realizaron
la experiencia colectivista, una de las más audaces en materia económica y
social, con todo lo que entrañaban de cambio en la sociedad. Unas 450
colectividades englobaron a más de 433.000 trabajadores. Los pueblos
totalmente colectivizados en todas las expresiones de su producción y de su
vida económica, fueron unos 350. En otros coexistieron colectividades e
individualistas, en régimen mixto, preponderando las colectividades
puramente agrícolas y ganaderas. Los comerciantes trabajan en común en
las cooperativas socializadas, los barberos, los carpinteros, los cerrajeros,
los alpargateros, los transportistas..., todos están unidos y trabajan en
común con la hermandad más estrecha en base a los fuertes vínculos
económicos de los intereses comunes. Es la nueva era del colectivismo.
Según datos de los propios anarquistas la producción de trigo en Aragón
aumentó en unas 270.000 toneladas de trigo; pero no se sabe si es
achacable a la colectivización en si misma, a la puesta en cultivo de
latifundios antes baldíos, o a un año de cosecha excepcional -pues las
oscilaciones en las cosechas de un clima tan extremo como el de Aragón son
grandes aun en nuestros días. Las bases teóricas son las siguientes: la
tierra, cuya propiedad es colectiva, se divide en sectores que son
trabajados por cuadrillas. Cada trabajador es elegido para el puesto que
mejor se acomoda a sus capacidades. Las existencias y herramientas para la
producción pasan a ser, como la tierra, patrimonio de todos los hombres. Las
cuadrillas son organizadas por delegados
19. Ley de Responsabilidades Políticas (1939)

Se trata de un documento público, al provenir del BOE, el día 13 de febrero


de 1939, en los primeros momentos de la construcción del nuevo Estado
franquista. Su naturaleza es jurídica y política. Se trata de fuente primaria.
El tema común es la victoria de Franco y la represión sobre los vencidos.
Texto
El documento comprende tres artículos de la Ley de Responsabilidades
Políticas.
El artículo 1, separaba dos momentos: uno, que comprendía desde el 1 de
octubre de 1934 hasta el 18 de julio de 1936 y afectaba a cuantos
españoles participaron en los levantamientos del mes de octubre de 1934,
otro, que condenaba a todos los que se opusieron activa o pasivamente al
Alzamiento del 18 de julio. Aquí nos encontrarnos con la paradoja de que los
rebeldes levantados contra la legalidad republicana acusaban a su vez de
sediciosos a quienes permanecieron fieles a la república. Es curioso resaltar
que la ley tiene carácter retroactivo, referente al periodo en donde no
había guerra, algo que se opone a cualquier normativa legal; lógicamente
detrás de este artículo subyacía la idea de criminalizar al gobierno legitimo
de la República y justificar el levantamiento de Franco y otros militares en
1936.
• El artículo 2, condenaba a cuantos apoyaron al Frente Popular. Comprendía
tanto a personas físicas como jurídicas.
• El artículo 3, privaba de sus bienes a los organismos proscritos.
Esta ley tenía carácter retroactivo y permitía acusar a todos aquellos que
se hubieran opuesto al golpe de Estado o al bando rebelde durante la
guerra, pero las acusaciones también podían remontarse a octubre de 1934.
En general, los vencidos fueron condenados a largas penas de trabajos
forzosos o ejecutados. El grueso de su actuación represiva se llevó a cabo
entre 1939 y 1942. Además, se prohibieron las publicaciones en lenguas
españolas diferentes del castellano y se cambió el nombre de numerosas
calles para borrar todo recuerdo de la República. Se impuso también la
censura previa de las publicaciones, que debían ser autorizadas por los
jerarcas de la dictadura o de la Iglesia católica.
Este lenguaje era propio del carácter revanchista y maniqueo del nuevo
régimen. Para comprender bien el texto hay que referirse a dos fechas
claves, consecuentes del momento histórico que reflejan. A la Ley de
Responsabilidades Políticas siguió en 1940 la Ley de la Represión de la
Masonería y el Comunismo y en 1941 la Ley de Seguridad del Estado. Con
esta base jurídico-represiva, el régimen contaba con armas suficientes para
controlar la situación. Su objetivo era “depurar y purificar” el nuevo Estado.
Y lo hizo a través de una amplia represión que obligó a muchos republicanos
a exiliarse. De ellos regresaron bastantes, pues al empezar la Segunda
Guerra Mundial el gobierno decretó un indulto muy limitado. Pero otros
muchos quedaron fuera de España y sufrieron suertes diversas.
A los republicanos que permanecieron en España se les consideró
sospechosos y fueron encarcelados o recluidos en campos de concentración.
Se habilitaron cárceles especiales y los presos fueron juzgados por
tribunales mixtos compuestos por jueces, militares y falangistas. De forma
arbitraría unos fueron condenados y otros ejecutados. El alto número de
presos (más de 270.000 en 1939) descendió en los años siguientes, pero
muchos murieron antes a consecuencias de las infrahumanas condiciones
carcelarias. Otros presos, «los esclavos de Franco», tuvieron que redimir
penas con trabajo.
La rehabilitación de los sospechosos fue difícil, pues tenían que demostrar
su inocencia a través de testigos cualificados, esto es, adeptos del régimen.
Muchos profesores, intelectuales, funcionarios, etc., fueron depurados,
apartados de sus trabajos y, a veces, fusilados.
La Ley de Responsabilidades Políticas ilegalizaba los partidos,
organizaciones o agrupaciones de carácter político o social. El régimen
declaró la guerra al liberalismo, al sindicalismo de clase y al comunismo.
España quedaba unida moral, ideológica y espiritualmente bajo la atenta
mirada del caudillo y de quienes le apoyaban: el ejército, la Iglesia, la
Falange y las fuerzas sociales próximas.
La intensa represión fue muy efectiva para evitar que el descontento diese
lugar al surgimiento de una oposición fuerte y organizada.
CONTEXTUALIZAÇIN
20. La declaración del Congreso de Munich del Movimiento Europeo
(1962)

Comentario: El texto admite centrar el comentario sobre diversos aspectos


alternativos, tales como las carencias democráticas del franquismo, los
sectores de oposición al franquismo o una reflexión sobre el momento
concreto, nacional e internacional, en el que se produce la declaración
Congreso de Munich del Movimiento Europeo de 1962.

Tipo de texto, circunstancias concretas en las que fue escrito, destino y


propósitos por los que se escribió.

El texto es un fragmento de un documento político, de carácter público: la


resolución o acuerdo final del IV Congreso del Movimiento Europeo,
celebrado en la ciudad alemana de Munich entre el 5 y el 8 de junio de 1962.
En él participaron invitados 118 políticos españoles, de todas las tendencias
de la oposición democrática al franquismo (monárquicos liberales,
demócrata-cristianos, socialdemócratas, socialistas y nacionalistas),
excepto comunistas que habían sido excluidos. Se trata por tanto de una
fuente primaria y directa para conocer el programa y las aspiraciones de la
oposición democrática al franquismo.

Salvador de Madariaga, presidente del Congreso, dirigió la comisión de


trabajo de la oposición del exterior y José M Gil Robles la del interior. Las
conclusiones de ambas comisiones quedaron plasmadas en la resolución que
comentamos, que fue aprobada por unanimidad.

Salvador de Madariaga y Rojo; (La Coruña, 1886 - Locarno, 1978) Escritor


español. Su ideología liberal se manifestó en una prolífica obra que abarca
tanto el ensayo como la novela, la poesía y el teatro. A pesar de su temprana
vocación literaria estudió ingeniería en París para cumplir la voluntad de su
padre, militar de ideas liberales. En 1911 ingresó en la Compañía de
Ferrocarriles del Norte, pero en 1916 decidió abandonar su profesión y
viajar a Londres para dedicarse al periodismo.

En 1917, mientras trabajaba como editorialista y redactor en el periódico


The Times, publicó su primer libro, La guerra desde Londres. Entre 1921 y
1927 desempeñó diversos cargos en la Sociedad de Naciones, institución
que dejó cuando la Universidad de Oxford le ofreció la cátedra de lengua y
literatura españolas. De esta época data su obra Ingleses, franceses y
españoles (1927), estudio de psicología social escrito en las tres lenguas de
los países mencionados, que dominaba a la perfección.

El primer gobierno republicano lo nombró embajador en Washington (1931) y


en París (1932), y en 1936 fue elegido miembro de la Real Academia
Española, en la que no pudo ingresar hasta cuarenta años después. Al
estallar la Guerra Civil se estableció en Inglaterra, y hasta su regreso a
España en 1976 viajó por todo el mundo, dio conferencias, y colaboró con
organismos internacionales con el testimonio de sus ideas liberales y
antifranquistas.
Gran parte de su producción está orientada al conocimiento de la cultura
española y en particular los textos autobiográficos y políticos, Amanecer sin
mediodía (1921-36), sobre los años anteriores a la Guerra Civil.

Contexto histórico

Los españoles estaban viviendo entonces en plena Dictadura de Franco


(1939-1975). Se iniciaba la etapa desarrollista del régimen y el franquismo
quiere salir de su ostracismo internacional, intentando un acercamiento a
Europa. El 9 de febrero de1962 había solicitado la adhesión de España a la
Comunidad Económica Europea. De ahí que la oposición democrática, reunida
en junio en Munich, denuncie en este acuerdo la situación política española y
solicite la instauración de la democracia, como condición indispensable para
el ingreso de España en el Mercado Común. La reunión coincidió con el
momento álgido del movimiento obrero, que convocó muchas huelgas en la
zona minera asturiana, el País Vasco, Cataluña y Madrid, y con los inicios del
movimiento estudiantil, que exigía libertades democráticas.

Franco reaccionó con dureza. Por un decreto del 8 de junio suspendía el


artículo 14 del Fuero de los Españoles por un plazo de dos años (dicho
artículo reconocía el derecho de los españoles a fijar su residencia
libremente dentro del territorio nacional) y encarceló, deportó a Canarias o
exilió a los firmantes de Munich, lo que motivó fuertes criticas en el
extranjero. A la vez se orquestó una campaña de la prensa del Movimiento
para desacreditar este Congreso, al que el diario Arriba calificó
peyorativamente de ¿contubernio de Munich? para ridiculizarlo, como si se
tratase de una conspiración contra el régimen y tacharon a los firmantes de
¿traidores? y ¿enemigos de España, aliados de masones y marxistas?. No se
atrevieron a silenciarlo- como hacían con las huelgas mineras o las protestas
estudiantiles - porque había tenido lugar en el extranjero. También se
organizaron manifestaciones de adhesión a Franco. Aumentó la represión
(en 1963 creó el Tribunal de Orden Público para juzgar delitos políticos y el
comunista Julián Grimau seria ejecutado).

La reunión en Munich coincide con la segunda etapa franquista


Tardofranquismo y desarrollismo (1959-1973)”. El crecimiento económico y
el cambio social fueron característicos de estas décadas junto con un gran
desarrollo de la conflictividad social, que se centró de manera casi exclusiva
en el interior del país. Aparecieron nuevamente varios frentes de oposición:

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