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Técnica de test para opositores alopezcazalilla.

es 1

¡Hola! En este PDF voy a intentar echarte una mano con los exámenes tipo test. El
texto está orientado a opositores jurídicos a los cuerpos de Letrados, Jueces y Fiscales. Pero
en general es válido para cualquiera.

Encontrarás aquí recomendaciones sobre cuando debes arriesgar y cuando no,


pequeños indicios que te permiten valorar cuál es la respuesta correcta y cuál es errónea y
más.

La primera cuestión clave que tienes que tener en cuenta a la hora de afrontar el test
es la siguiente: Hay un 100% de probabilidades de que tanto tú como el examinador, seáis
humanos. Esto tiene como consecuencia que ambos os veáis afectados por distintos sesgos
que pueden hacer que el examinador deje pistas en la pregunta que apunten hacia la
respuesta correcta – o al menos, hacia la eliminación de alguna respuesta incorrecta – y que
pueden hacer que tú cometas errores "tontos", debidos al cansancio, al pánico y otras
respuestas psicológicas derivadas de estar sometido a mucha presión.

La segunda clave importante a tener en cuenta es la estadística. Tranquilo, no


necesitas añadir estudios de matemáticas a tus ya abultados estudios de Derecho. Con que
recuerdes lo que aprendiste en la ESO bastará.

¡Vamos al lío!

A- "¡Aquí hemos venido a jugar!" versus "Sólo voy a contestar las que
me sepa seguro".

Lo primero que voy a tratar de explicarte es cuándo tienes que arriesgarte. Hay gente que
echa la quiniela y personas ultra conservadoras. Las expresiones que uso de título de este apartado
te aseguro que las he oído y ambas son igualmente erróneas.

Como ya dijo Aristóteles "en el punto medio está la virtud", y no vamos a ser nosotros los que
a estas alturas le llevemos la contraria a tan ilustre filósofo.

Veamos pues, cuando arriesgar y cuando no.

1. En principio, da igual que arriesgues cuando no puedes descartar ninguna


respuesta con seguridad.

¿Por qué es esto así? No es porque yo lo diga, es debido a las mismas bases de la
convocatoria y a la estadística. Recuerda, el examen consta de preguntas con cuatro (4) respuestas
alternativas y cada fallo te resta un tercio de acierto (3 fallos restan un acierto).
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Eso significa que, suponiendo que en las cien (100) preguntas dudases entre las 4, de
lanzarte a la piscina y arriesgarte, lo estadísticamente probable es que aciertes 25 y falles 75. Eso
significa restar (75/3) 25 aciertos y sumar 25. Osea, que, con una suerte media, te quedas como
estabas.
Pero, ten en cuenta, que para contestar has tenido que ponerte a valorar y has perdido un
valioso tiempo.
Por tanto, yo no perdería tiempo alguno con preguntas donde no tenga ni la más remota
idea, no pueda aplicar ninguna técnica de test y no pueda, por tanto, decantarme por una respuesta
u otra.

2. Es recomendable arriesgar cuando puedes descartar alguna respuesta como


incorrecta.

Lógica consecuencia de lo anterior, cada vez que descartas una respuesta como incorrecta,
aumentan las probabilidades de que escogiendo entre las demás, aciertes.

La estadística de arriesgar al 50% es muy clara: De media, si arriesgas en 10, fallarás 5 y


acertarás 5. El resultado estadístico es no restar ni dos puntos y sumar cinco. Claramente favorable
al opositor.
Conozco a bastante gente que ha sacado menos nota de la que debía – o, incluso, no ha
aprobado-, por no arriesgar en absoluto.

Esto es, el examen está montado de tal forma que hay que responder siempre que para ti
haya dos respuestas – e incluso tres- que sean igualmente probables. Lo cual en la práctica rara vez
pasa, por los conocimientos que tenéis y por la aplicación de la técnica de test que aquí recogemos.
En la práctica, cuando dudas entre varias, tiendes a tener una respuesta "predilecta", y, si a
eso sumas la técnica de test que explicaré luego, lo más probable es que esa respuesta sea la
correcta.

3. La competencia te obliga a obtener un resultado alto. Por tanto, te incentiva a


arriesgar.

Si requieres obtener un 70 sobre 100 para pasar la nota de corte, tienes que, al menos,
contestar a 70 preguntas correctamente. Es así de sencillo. Da igual que tengas un 100% de acierto
entre las que has contestado, pues si sólo has contestado 69 preguntas, estarás por debajo de la nota
de corte.

La competencia es relativamente alta, lo cual te obliga a utilizar la lógica y la estadística para


arriesgarte. Puede que con ella sólo rasques tres o cuatro puntos, o quizá menos.
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Pero es que, frecuentemente, el grueso de distribución de opositores está en una franja de


diez puntos. Quiero decir, que si el corte es un 60, la mayoría de los opositores – descontando gente
no suficientemente preparada por ser su primer año – estará entre los 55 y los 65 puntos.
Luego, realmente, dos puntos pueden hacer que pases por delante de cien o doscientas
personas.

Tenlo en cuenta, no compites contra la máxima nota de 100, sino contra la nota relativa de
los demás opositores. Tu rival a batir es, como poco, el opositor que saque la mínima nota necesaria
para pasar el test.
Eso significa que debes apuntar, no a contestar lo que sabes, sino a sacar más nota que el
grueso de opositores. Y si calculas que eso es un 75 sobre 100, significa que, al menos, tienes que
obtener 75 respuestas correctas. En la práctica, más, para compensar las erróneas, porque algún
fallo tendrás.

B) Sesgos del examinador: Pistas y señales en el propio examen.

Como pequeña introducción: El examinador está, siempre, mucho más preocupado de que la
respuesta que se debe marcar sea correcta – para evitar la impugnación – que de que el resto de
respuestas no contengan pistas. Por eso, frecuentemente, deja algunas señales que puedes
aprovechar.
Recuerda, el objetivo del examinador no es "fastidiar", sino hacer un examen lo bastante
complicado como para cribar a los que no tienen suficientes conocimientos y que, a la vez, sea
correcto. Y si a veces falla en esto, imagínate en todo lo que para él no es prioritario.

1. Respuestas con afirmaciones laxas:

Se trata de respuestas con una afirmación tan abierta que hace que sea más probable que sea
verdad. Por tanto, son probablemente ciertas – ¡recuerda que puede que estés buscando la respuesta
falsa o incorrecta antes de marcarlas!
Suelen contener un "podría", "es posible" o cláusula de significado similar. La posibilidad
puede ser remota y escasamente utilizada, pero puede existir. Cuanto más laxa la forma de exponer
la respuesta, más probablemente cierta.

En general, hay que confiar en la posibilidad, salvo que se esté muy seguro de la
imposibilidad.
Por ejemplo, "Los cónyuges podrían llegar a un acuerdo sobre la cuantía de la pensión
compensatoria por divorcio". Ese podrían es una pista a tener muy en cuenta.
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2. Afirmaciones taxativas:

Es la versión contraria de la anterior técnica. Cuando la expresión en la respuesta es del


estilo "siempre" o "nunca", la afirmación es mucho más cerrada y es menos probable que sea cierta.
Ojo a expresiones igualmente taxativas como "Es" o "No puede ser", "debe". Lo más probable es que
sean falsas.
Siguiendo con el ejemplo anterior, "Los cónyuges deben llegar a un acuerdo sobre la cuantía
de la pensión compensatoria por divorcio". Ese deben nos permitiría inclinarnos a marcar esa
respuesta como incorrecta.

Como dije antes, hay que confiar en la posibilidad, que en este caso, juega en contra de la
certeza de la respuesta.

3. Datos exactos y datos abiertos.

En la misma línea de lo anterior, y por los mismos motivos, es menos probable una respuesta
que da un dato totalmente exacto que una que dé una respuesta abierta.
Por ejemplo, es menos probable una respuesta que establece que la instrucción durará 6
meses, que una que establece que podrá durar entre 6 y 18 meses – sin perjuicio de que puedas
saber exactamente lo que dice el artículo 324 LECrim, ¡pero entonces no necesitarías recordar esta
técnica!
Si encuentras un dato muy exacto con una cláusula taxativa, las probabilidades de falsedad
aumentan. Por contra, una cláusula abierta con un dato abierto es más probablemente verdadero
aún.

Las cosas se complican cuando el dato exacto se encuentra dentro de una expresión abierta:
"El plazo puede ser de 3 meses". Según el contexto, quizá puedas seguir aprovechando la pista que
te da alguna de las dos técnicas, pero recomiendo cautela.

4. Afirmaciones de similar literalidad.

Este truco es de aplicación muy frecuente.


Puede darse por dos motivos; por un lado, porque el examinador redacta la respuesta
correcta y luego hace iteraciones falsas para rellenar el resto de respuestas. Por otro lado, tenemos
el supuesto en el que el examinador trata de confundir al examinado para, prentendidamente,
aumentar la complejidad de la pregunta.
Tanto en un caso como en el otro, realmente te están haciendo un regalo, porque te están
señalando donde está la respuesta correcta.
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Las afirmaciones de similar literalidad, frecuentemente, son radicalmente opuestas, pero no


siempre es así. En ocasiones, ambas afirmaciones serían teóricamente posibles a la vez. Veamos un
ejemplo:

Los principios rectores son:


Normas contenidas en la Constitución, que vinculan al legislador de forma directa.
Normas contenidas en la Constitución, que vinculan al ciudadano de forma directa.

Observemos que en este caso, no es que ambas sean imposibles - no se excluyen la una a la
otra directamente. Es decir, una norma podría vincular al legislador Y al ciudadano, en principio.
Aun así, frecuentemente la respuesta que buscamos es una de las dos. En este caso, la
primera, ya que, como sabemos, los principios rectores son normas dirigidas a los poderes públicos.

Ojo con esta técnica: Considera que un examinador puede tener en cuenta esta situación
para poner dos respuestas erróneas pero similares, y así inducir a error al opositor, pero esto es
extremadamente raro, ya que la mayoría de las veces los examinadores elaboran la pregunta y luego
buscan posibles respuestas, dejando pistas en la respuesta correcta de forma inconsciente.
Es frecuente que se centren en revisar la opción correcta para eliminar esas pistas, pero es
muy poco frecuente que estudien luego la forma de las demás respuestas para poner pistas falsas,
que es lo que haría falta para que hubiera respuestas similares pero erróneas.
Me repito: el examinador, por lo general, no va a "fastidiar".

5. Afirmaciones radicalmente opuestas.

Esta técnica de test se refiere a aquellos supuestos en que dos contestaciones son
frontalmente contradictorias. Por ejemplo: una dice que en un supuesto puede suceder una cosa y la
otra dice que nunca sucederá esa misma cosa.
Si dos respuestas se oponen hasta el punto en que si una es correcta, la otra incorrecta, sin
necesidad de más conocimientos jurídicos sobre la cuestión, debemos arriesgarnos al 50% entre
ambas opciones, ya que a ese porcentaje, el resultado medio será beneficioso.
Las afirmaciones radicalmente opuestas frecuentemente comparten similar literalidad – ver
técnica de test anterior – pero no siempre es así. Por supuesto, cuando comparten similar literalidad,
es más fácil detectar la oposición. Veámoslo con un ejemplo real de un examen de acceso a la
Carrera Judicial:

La legítima defensa exige:


a)...
b) Agresión legítima, proporcionalidad del medio empleado, falta de provocación suficiente,
ánimo de defenderse.
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c)...
d) Agresión ilegítima, proporcionalidad del medio empleado, falta de provocación
suficiente, ánimo de defenderse.

Obviamente, la intención del examinador era que leyeras la primera pregunta, no te dieras
cuenta de que falta la "i" de ilegítima, no leyeras más, y la marcaras como correcta. Es lo que se
llama un cebo. Pero si seguías leyendo, te tenías que dar cuenta, por fuerza, de que las dos frases
eran iguales, por lo que, si había una diferencia entre ellas, por pequeña que fuera, casi seguro era
lo que motivaba que una fuera correcta y otra incorrecta.
Esto es un caso relativamente infrecuente, por lo retorcido, ya que casi exige más agudeza
visual que entender Derecho. Pero es mucho más frecuente cuando se trata de incluir una cláusula
como "no" o "salvo X" o "exclusivamente".

Por ejemplo, una respuesta es "puede darse determinado beneficio penitenciario" y otra "no
puede darse determinado beneficio penitenciario". Si ambas respuestas se oponen radicalmente,
una de las dos es necesariamente cierta y la otra será necesariamente falsa y por tanto, podemos
considerar que la respuesta correcta es una de las dos y descartar el resto, con excepciones muy
contadas.

6. Afirmaciones coincidentes:

Es una técnica menos frecuente en su uso, pero a veces resulta útil. Se trata de encontrar dos
respuestas que apuntan en la misma dirección, de forma que una y otra solo dan un matiz
diferencial. En este caso, si una fuera correcta, la otra también, y como sólo una respuesta puede ser
correcta, ambas se excluyen.

Por ejemplo, una respuesta que fuera Conforme a X artículo, puede solicitarse la excedencia
voluntaria por:
 Más de 5 años.
 Seis años.

Seis años está comprendido en "más de 5 años", luego probablemente ambas no sean la
respuesta que buscas, ya que técnicamente ambas son correctas. Sin embargo, a veces, los
examinadores cometen el error de pedir "la más correcta" entre varias respuestas correctas.
Por suerte, hablamos de estadística, y aunque eso puede pasar, lo más probable es que no
pase.
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7. Factor común:

Se trata de una pregunta que recoge varias respuestas con un factor común y otra respuesta
que no tiene ese elemento común. Es como si fuera un coche en dirección contraria, o la oveja
negra del rebaño. De esta forma, generalmente, la que va en dirección contraria será la correcta.

Digamos, por ejemplo, que te preguntan:


Respecto de los Principios Rectores, ¿cual de las siguientes afirmaciones es correcta?
a) Están sometidos al principio de reserva de Ley.
b) Se pueden proteger en recurso de amparo.
c) Se requiere su desarrollo legislativo para ser exigidos por los ciudadanos.
d) Se protegen por un procedimiento preferente y sumario.

Se puede observar que las respuestas a), b) y d) tienen en común que son garantías del
derecho, que lo refuerzan. La c), sin embargo, va al contrario, pues exige para su aplicación el
desarrollo legislativo. Digamos que debilita su posición al negarle la eficacia directa, mientras que
el resto, reforzarían su posición. Luego, la c) está fuera del factor común y es la respuesta que
buscamos.

8. Probabilidad de la respuesta frente a una alternativa no planteada:

Imagina que te encuentras ante una pregunta y no puedes utilizar ninguno de los métodos
anteriores y tampoco sabes la respuesta, pero te suena el contenido lo bastante como para saber
algo.
En este caso, puedes analizar las respuestas para ver si, aisladamente, puedes escoger
alguna, no por seguridad, sino por probabilidad interna de la propia respuesta.

Digamos que en el examen encuentro una pregunta que dice que en caso de aplicación de
una agravante del artículo 250 CP...
a) Se impondrá pena de prisión superior en grado.
b) Se impondrá, además, medida de libertad vigilada.
c) Se impondrá pena de las recogidas en el artículo 48 CP.
d) De ser persona jurídica la responsable, se impondrá multa del triplo al quíntuplo del valor
obtenido o del perjuicio causado.

Resulta que no sé descartar ninguna de las respuestas. Pero me doy cuenta de que recuerdo
que la pena de prisión se agravaba. No recuerdo si un grado entero o sólo a la mitad superior... pero
seguro que se agravaba.
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Así que si marco la opción, a) con los conocimientos que tengo, juego al 50%. Puede ser una
pena superior en grado o de la mitad superior, sólo dos opciones entre las que me arriesgo.

9. El texto legal copiado:

Hacer preguntas que no se puedan impugnar, a veces, es difícil.

A menudo, sucede que la respuesta que tan cuidadamente escogió el examinador está
exceptuada en determinado caso que se recoge en otro artículo lejano o directamente en una ley
distinta que no ha valorado, con lo que su afirmación cerrada del estilo "Se procederá de X forma"
resulta inexacta, porque existen excepciones.
Por ello, para curarse en salud y tener algo a lo que agarrarse, suele utilizarse la referencia
concreta a una Ley y la respuesta correcta es copiada, incluso literalmente, del texto legal. Suele
suceder mucho más en las preguntas formuladas al estilo, "Según la Ley ... en su artículo ...". Pero
en otras veces, la respuesta es cogida del texto legal, aun a pesar de que la pregunta no hace
referencia exacta a una Ley.
En cualquier caso, si varias opciones son relativamente informales y otra opción te parece
muy formalista, como si estuviera copiado con puntos y comas de una ley, lo más seguro es que esta
última sea correcta. Se trata del supuesto en que el examinador estaba preocupado de encontrar una
respuesta que no fuera impugnable, y no hay nada más seguro que copiar la ley tal cual para evitar
esa impugnación inesperada. O bien, debido a que preguntaba por determinado artículo, lo tenía
delante al redactar la opción correcta, contagiándose de la terminología legal, mientras que las
respuestas correctas las extrae "de su cosecha".

Este truco suele poder aplicarse porque es fácil y cómodo fijar una respuesta correcta así. No
obstante, también es frecuente que el examinador escoja una respuesta correcta copiando un
párrafo de la ley y luego utilice variaciones incorrectas de ese mismo párrafo para rellenar el resto
de opciones. Ojo a esa posibilidad, en la que estaríamos ante un supuesto de respuestas con similar
literalidad.

10. Muñeca rusa: escogiendo la opción que consume las demás.

Se trata del caso en que hay varias respuestas correctas, en cuyo caso hay que buscar la más
completa de las respuestas, la que "consume" a las anteriores, porque su contenido alcanza a
aquellas.
Ejemplo prototípico sería, en el caso de una pregunta sobre la situación administrativa de
servicios especiales, la respuesta que dice que tienes derecho a reserva de plaza, frente a la que dice
que tienes derecho a reserva de plaza y al cómputo de trienios.
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Lo bueno es que, al aplicarse el criterio de las respuestas relacionadas, una de ellas es la


correcta y, normalmente, puedes descartar el resto y arriesgarte. Lo malo, es que se tiende a
cometer el error de marcar la primera que se ve correcta y a no leer tranquilamente la opción "más
correcta".

11. Respuestas graduales: Las centrales tienden a ser correctas.

Es una técnica de descarte que se usa como último recurso, pero dado que por la
configuración de este test os resulta recomendable arriesgar en muchos casos, os resultará útil.
Puede ser frecuentemente aplicado en preguntas que se refieren a plazos para realizar acciones
procesales, pero también en penas y otros supuestos similares.
Es decir, si hay una respuesta de plazos con 4 opciones que fueran 5, 10, 15 y 30 días, lo más
probable es que la respuesta correcta esté entre las centrales. Si puedes descartar una o dos
opciones, este truco te ayudará a decidirte entre el resto si no tienes clara la respuesta correcta.

Ejemplo extraído del test del año 2016 para Letrados de la Administración de Justicia:
El subsidio por incapacidad temporal se abonará en caso de accidente de trabajo o
enfermedad profesional:
1. Desde el segundo día siguiente al de la baja en el trabajo
2. Desde el tercer día siguiente al de la baja
3. Desde el día siguiente al de la baja
4. Desde el día de la baja.

Podemos observar que se cumplen tanto la regla de las respuestas graduales como la regla
final – que veremos más adelante – pues las intermedias, son A y C, y la regla final consiste en que,
en caso de distribución humana de las preguntas B y C son más probables.
Concretamente, en este examen de 2016 hubo siete preguntas con respuestas graduales, en
dos de ellas el resultado se encontró en uno de los dos extremos. En las otras cinco ocasiones, la
respuesta se halló entre una de las opciones centrales.
Lo cual nos indica que estadísticamente, tenemos más posibilidades de acierto entre las
opciones centrales.

12. Preguntas relacionadas:

No es totalmente imposible que haya preguntas relacionadas sobre una misma materia. A
veces, una de las preguntas, o sus respuestas, pueden darte un indicio para responder la otra. Hay
que mantener los ojos abiertos. No es algo tan frecuente, pero sucede en más casos de los que
creerías.
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13. La distracción:

En algunas ocasiones, el enunciado es largo y trata sobre una cosa, pero la pregunta,
realmente, versa sobre otra cosa distinta, de manera que las respuestas hacen referencia a la
primera parte del enunciado, para atraer tu atención si tras leer la primera línea has pensado "ah, ya
sé de qué me está hablando" y luego no has prestado tanta atención.
Sería el caso en que empieza hablándote de la sentencia y la apelación, pero luego te
pregunta el plazo para aclarar o complementar su contenido, poniéndote en las respuestas plazos
para dictar sentencia, o para apelar. Atención cuando el examinador pone un texto muy largo antes
de hacer la pregunta. A veces es mejor leer la pregunta y las respuestas antes del resto del texto del
enunciado, para ver qué es relevante y qué distracción.

Siempre debes tener muy claro qué te están preguntando y a qué responde cada opción dada
como respuesta.

14. La intimidación:

En algunas ocasiones, el examinador trata de desmoralizar o desviar al examinado con


tecnicismos o datos muy complejos en la pregunta, para que éste último piense que no va a saber
responder antes de leer las respuestas.
Normalmente, lo que sucede es que hizo una pregunta excesivamente obvia y, para
complicarla, quita las referencias iniciales que la simplificaban, o añade elementos que le dan
mayor complejidad.
Por ejemplo, preguntaba la cuantía mínima para pasar de infracción administrativa a delito
fiscal. Pero después, considera que es demasiado fácil y decide preguntar por el " tipo básico del
artículo 305 CP, apartado 1".
Aquí, lo relevante, es averiguar qué te pregunta el examinador. Para ello, lo correcto es
comenzar leyendo las respuestas y, en base a ello, ver de qué tratan, antes de volver al enunciado,
en busca del significado de la pregunta. Si, por ejemplo, un enunciado recoge una cuestión
doctrinal que no entiendes, pero sí comprendes que todas las respuestas se refieren a las teorías del
error, puedes volver al enunciado para, con ese dato, releerlo, y probablemente ahora lo
comprendas mejor.
Generalmente, si consigues superar el elemento "intimidatorio", la pregunta suele ser menos
difícil de lo que parece.

15. El cebo.

¿Recordáis que dije que el examinador generalmente no va "a fastidiar"? Pues hay veces en
que sí que lo hace. Una de las técnicas que más usa para pillar al opositor que tiene la guardia baja,
aparte de las múltiples negaciones, es el cebo.
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El cebo consiste en poner una respuesta aparentemente correcta en la primera opción, o


bien justo antes de la respuesta verdaderamente correcta. Lo que el examinador pretende es que el
opositor se enfoque en dicha señal falsa y no marque la correcta, debido a una falta de lectura
comprensiva o de análisis del texto. Especialmente, suele ponerse en las primeras respuestas para
perjudicar al opositor que comete el error de no leer las demás respuestas tras encontrar una opción
que cree correcta.
En ocasiones, suelen ser respuestas con muy similar literalidad y opuestas. Hemos visto un
ejemplo de cebo de este tipo, especialmente retorcido, en la técnica 5ª, más arriba.

Veamos un ejemplo del examen de Jueces y Fiscales de 2017:


El artículo 17 de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación:
a) determina que la acción para exigir responsabilidad a los agentes de la edificación por
daños dimanantes de vicios o defectos de la construcción de carácter estructural prescribe a los 10
años.
b)
c)
d) fija a cargo del constructor un concreto plazo de garantía de un año por daños materiales
por vicios o defectos de ejecución que afecten a elementos de terminación o acabado de las obras.

Como podemos observar, la opción a) está hecha para que en una lectura rápida nos induzca
a considerarla correcta, pues sabemos que el artículo 17 establece los plazos de responsabilidad de
los agentes de la construcción. Pero lo cierto es que los plazos señalados en este artículo no son para
ejercitar la acción, sino plazos de garantía, como el mencionado en la respuesta d).
Esta sutil cuestión es fácil pasarla por alto, ya que no sólo requiere saber distinguir entre
plazos de garantía y de prescripción de acciones, sino que también requiere tener presente esta
distinción al leer críticamente la opción a).

16. B y C son más probables que D, y sobre todo, A.

En los exámenes en los que el orden de las preguntas está hecho por humanos -es decir,
no hay una máquina que distribuye al azar las respuestas-, la probabilidad de la opción correcta
estaría organizada así: "B=C, D, A".
Por tanto, si dudas del todo entre una A y la B o la C, es más probable que sea la segunda. La
probabilidad es como de un 10% más, no es mucho, pero bueno, algo es algo. Ello se debe a que,
subconscientemente, el examinador tiende a tratar de ocultar la opción correcta entre el resto, así
como a poner antes los "cebos", que pretenden distraerte de la opción correcta.

Así sucede, por ahora, en los exámenes de Judicatura. También en sucedía en los exámenes
MIR, en que los preparadores estudiaron estadísticamente las probabilidades de cada respuesta, por
lo que finalmente el Ministerio hubo de tomar cartas en el asunto.
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Ten en cuenta que este es el último método a utilizar. No sólo porque el porcentaje de
probabilidad adicional es bajo, sino porque en cualquier momento puede ser corregido.
En el siguiente examen, por ejemplo, podría establecerse una distribución al azar de
preguntas con un ordenador, y se acabó el truco.

Por poner un ejemplo real, la distribución de respuestas correctas del examen de Judicatura
y Fiscalía de 2017 fue: 20A, 27B, 30C, 23D. Observamos, pues, cierta probabilidad extra de que las
respuestas centrales sean las correctas.

C) Sesgos del opositor. O cómo la cabeza puede jugártela el día del


examen.

1. Tratar de contestar cada pregunta directamente:

Este es un error tristemente frecuente.


Por múltiples motivos, debes pasar de una pregunta en la que te atasques inicialmente: por
cuestión de tiempo, de gestión de energía, por el propio funcionamiento del cerebro – busca "efecto
Einstellung" en Google para más señas- y por cómo afecta al estado de ánimo.
Si el examen empieza por 5 preguntas muy difíciles y pasas 10 minutos con ellas y no
avanzas, puedes desmoralizarte. Mejor empezar subiendo tu moral.

Prueba este enfoque. Pasa por las preguntas echándoles una lectura comprensiva,
descartando respuestas erróneas y marcando cual crees correcta, si la hay. Si no ves nada claro,
determina dónde están los elementos clave, márcalos y pasa a la siguiente pregunta.

2. No leer más cuando encuentra "la respuesta correcta".

Las prisas son malas consejeras. En muchas ocasiones, los opositores tienden a estresarse y
a leer superficialmente, asumiendo en base a lo que han visto en otros tests que saben qué se les
pregunta antes de leer completamente la pregunta y asegurarse de que la entienden.
En otras ocasiones, los opositores tendemos a "enamorarnos a primera vista" con una opción
que creemos que es la correcta en una lectura rápida, dejando de leer tranquilamente el resto – y, a
veces, hasta esa misma pregunta. Cuanto más cansado estás, más suele cometerse ese error.

Lógicamente, suele darse más en los casos en el que el examinador ha utilizado una
distracción o un cebo. Ver más arriba en esta guía.
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3. No hacer marcas en el examen y perder el tiempo reexaminando lo mismo.

La anterior nos lleva a esta. Hay opositores que parecen pensar que si se llevan el examen a
casa totalmente impoluto, lo van a poder conservar y vender por millones dentro de unos años,
como antigüedad. Me parece una estrategia muy poco eficiente. Tu cerebro recuerda sólo
vagamente las últimas preguntas que hayas leído. Ni de suerte va a recordar los detalles.

Por eso, recomiendo marcar con un boli todas las claves y señales que veas en una primera
pasada. Por ejemplo, la "i" de ilegítima que mencionaba en un caso anterior. El "no" que puedes
pasar por alto leyendo rápido, el "respuesta falsa" que puedes olvidar, llevándote a marcar una
respuesta verdadera, etcétera.
También, marca las respuestas que descartas como erróneas con seguridad, salvo que veas
la respuesta correcta muy clara. Entonces, marca sólo esa.
Así, cuando vuelvas a pasar por la misma pregunta, verás todo más claro y perderás menos
tiempo.

4. Cansancio y bloqueo por intentar abarcar todo el examen de golpe.

Digamos que estás pasando por encima de las preguntas muy complicadas, sin atascarte
demasiado, pero no te tomas ninguna pausa.
Cuando tu intención o estrategia es empezar por la pregunta 1 y terminar por la 100, sin
parar ni un momento, el bloqueo, el cansancio y la niebla mental son muy probables.

Recomiendo encarecidamente hacer intervalos durante el examen. Te propongo la siguiente


táctica: Responde un número de preguntas tasado, por ejemplo, 40, y luego para. Puedes aprovechar
para pasar las respuestas al papel definitivo o simplemente, cerrar los ojos un poco, si ya las has
pasado antes.
Así, le das a tu cabeza un momento de refresco que evita que te quedes bloqueado.

5. Pánico.

Sin duda, uno de los mayores peligros para el opositor. Múltiples factores pueden llevarte al
estado de pánico.
Entre las causas de un estado de pánico están las preguntas intimidatorias, el cansancio, el
bloqueo, el no haber dormido bien las noches anteriores – no cometas la estupidez de empollar las
noches de antes, aquí hay cientos de temas, esto no es la Universidad-, etcétera.
Técnica de test para opositores alopezcazalilla.es 14

Hay factores que deberías corregir antes del examen. En el examen te quedan, no obstante,
algunas opciones.

1- Tómate un descanso corto. No te quedes mirando la pregunta que te ha hecho bloquearte


esperando que de golpe se te aparezca la Virgen María.

2- Respira hondo y deja salir el aire despacio. El pánico induce a nuestro cuerpo a respirar de
forma muy superficial y corta, lo cual, a su vez, nos manda la señal de que estamos en estado de
pánico y lo refuerza.
Ejercicios de respiración o meditativos pueden ser muy útiles. Aprender es fácil y lo usan
hasta los atletas de élite antes de las competiciones.

3- Define el peor escenario. Acéptalo. Sigue adelante. Esto es puro estoicismo y una
mentalidad que no vas a construir en un momento, pero no está de más intentarlo.
Supongamos que estás bloqueándote porque no consigues responder ni una pregunta de
Constitucional. Define el peor escenario: No aciertas ni una de constitucional, aun arriesgándote.
Acéptalo, aún puedes aprobar con el resto. O quizá no, pero no se acaba el mundo por ello y el
pánico no va a arreglarlo. Sigue adelante, refréscate, pasa a otras preguntas.

Cuidado, el pánico puede mostrarse también encubierto como desmoralización.

6. Yo es que siempre tengo buena / mala suerte.

Este es el mayor sesgo en el que se apoya el opositor que "ha venido a jugar" o "no va a
arriesgarse en ninguna". Siento ser un aguafiestas, pero ese opositor no es tan especial. El Universo
no tiene un plan para él, diseñado para jorobarle el día o para hacer que apruebe.

Como arriesgarse es menos peligroso que no arriesgarse, me referiré al que decide no


arriesgarse y le diré, básicamente, que aunque crea tener mala suerte, realmente no es así. Lo que
pasa es que su cerebro le está creando una excusa para no tener que actuar como debe.
Efectivamente, ese superordenador que vive en su cabeza está creando un cuento protector
para no tener que tomar una decisión entre varias, con la posibilidad de fallar. ¿Por qué? Porque
arriesgarse da miedo y crea estrés. Y al cerebro no le gusta ni el estrés ni el miedo, así que se
defiende.

El problema es que tu cerebro no se defiende de una forma racional, sino que aplica
heurísticas y sesgos. Concretamente, está usando el sesgo de confirmación en tu contra, entre otros.
Como es mucho más probable que no decidir te perjudique a que te ayude, no dejes que esos sesgos
irracionales te manipulen.
Técnica de test para opositores alopezcazalilla.es 15

No seas el opositor que se monta una película para excusarse de hacer las cosas tan bien
como puede. Ya he explicado los datos estadísticos. Y sí, puedes tener mala suerte. Pero no
arriesgarte por miedo a la mala suerte es como no estudiar lo suficiente porque confías en tener
buena suerte. Si no te arriesgas o no estudias suficiente, vas a tener peores resultados en la práctica
totalidad de los casos. Lo contrario es excepcional.

Has llegado al final de esta ayuda para el examen tipo test. Espero que te resulte útil todo lo que has
aprendido aquí.

Que la fortuna esté de tu lado en tu próximo test.

Alberto López Cazalilla.

Este contenido se aporta, junto con otros materiales útiles, a través de mi página web y su lista de correo.
En el apartado de blog podrás encontrar muchos ejemplos de aplicación de técnica de test a preguntas de
exámenes oficiales. Para saber más, suscribirte y obtener otros materiales útiles, visita alopezcazalilla.es.

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