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Siempre el pintar es un “diálogo”, una forma de autorretrato, un encuentro con la naturaleza

y el paisaje, una conversación con la persona y el retrato.

En esta muestra en dos partes en Otto Galería, propongo cuatro diálogos diferentes.

El primero, de retratos, donde busco un íntimo acercamiento con la persona a través de la


pintura, una búsqueda interior que me lleve mas allá del parecido físico. Siempre hacer un
retrato es tratar de lograr un ida y vuelta, una profundidad y una entrega. Todo retrato es un
diálogo, una discusión, un intercambio de emociones entre el pintor y el modelo retratado.

Otro es un conjunto de espaldas, una forma de retrato, sutil y sensible, y a la vez complejo,
en el que indirectamente por medio del detalle del cuerpo retratado, encuentro una
abstracción, una minuciosa mirada de la “simpleza” del mundo.

La segunda etapa de la muestra es un diálogo más introspectivo, con la pintura, con mi


interior.

Un diálogo con Rembrandt, un autorretrato que hace tiempo descubrí y redescubrí en la


Frick Collection de Nueva York fue el punto de partida, reinterpretar esa maravillosa obra a
manera de homenaje fue un juego maravilloso, un susurrar al oído con el mayor de los
respetos que me abrió la puerta a seguir hurgando en la maestría del genial holandés. Un
diálogo sensible del espectador con la obra de arte.

El encuentro casual o sincrónico de un pájaro sobre la vereda, las imágenes del momento,
de pronto me tomaron por sorpresa y me hundieron en la necesidad de trasladar aquellas
sensaciones a una pintura.

“Pájaro de New York”, da inicio a una nueva serie de estos “diálogos”, cuenta sobre la
fragilidad, para hacernos recordar quiénes somos realmente.

Es mi intención que esta exposición sea una profunda galería de encuentros que nos
interpelen y emocionen. En la que se unan historias e imágenes, emergiendo con calma y
ponderación, hasta llegar a ser plenamente ellas mismas.

Martín La Rosa

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