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Anexo II Contexto y Texto de Kant
Anexo II Contexto y Texto de Kant
ANEXO: LA ILUSTRACIÓN
Este movimiento intelectual tiene destacados representantes en Inglaterra (Locke), Alemania (Wolff y Kant) y en Francia (Voltaire y
Rousseau) en donde culmina con la publicación de la “Enciclopedia” por Diderot y d’Alembert. Los ilustrados se consideraron a sí
mismos defensores de un nuevo orden intelectual, orden ajeno al pensamiento tradicional y capaz de superar las limitaciones de la
Edad Media (a la que consideraron un período de “oscuridad”). El proyecto ilustrado que defendieron consistió en proponer el
ejercicio de la razón para iluminar todos los aspectos de la vida humana. En su obra “Respuesta a la pregunta ¿qué es la Ilustración?”
Kant nos dice que este movimiento intenta liberar al hombre de su “culpable incapacidad”: incapacidad por no ser el hombre (tanto el
hombre concreto como la propia sociedad) capaz de darse a sí mismo sus propias leyes y normas de conducta, y culpable porque este
defecto no se basa en una dificultad que dependa de la naturaleza, como ocurre en el caso de los niños, sino del temor, la cobardía y
la falta de decisión. La naturaleza ha dado a todo hombre el instrumento adecuado para que sea dueño de sí mismo y no necesite el
control o la tutoría de nadie: la razón. Ésta no es una instancia que esté fuera de nosotros mismos pues nos pertenece como uno de
nuestros rasgos más propios. De este modo, el proyecto Ilustrado es esencialmente un proyecto de búsqueda de autonomía, de
libertad; de libertad de pensamiento frente a la autoridad, la religión o la tradición, de libertad moral y –como se verá en la
Revolución Francesa, una de las consecuencias de este movimiento– de libertad política. Como dice Kant, la Ilustración es el paso a
la mayoría de edad y se resume en el lema “atrévete a pensar”. Los dos ámbitos principales a los que se ha de dirigir la razón para
iluminarlos son la Naturaleza y la vida social y política. Creyeron encontrar en la física de Newton la realización del primer ideal. Y
en las sucesivas reformas sociales y políticas que culminan en la Revolución Francesa, las consecuencias del segundo ideal.
INTRODUCCIÓN
El artículo Contestación a la pregunta:¿Qué es la Ilustración? es uno de los estudios que, junto a una Idea
para una historia general concebida en sentido cosmopolita, Kant, publicó en la Revista mensual de Berlín
en el número correspondiente a los meses de noviembre y diciembre de 1784. En ellos aparece prefigurado la
nueva orientación kantiana hacia la metafísica de la historia. Con estos artículos enlazará un año después los
comentarios bibliográficos a la primera y segunda parte de la obra de Herder, Ideas para la filosofía de la
historia de la humanidad.
En estos dos artículos del año 1784, aparentemente redactados a la ligera, podemos contemplar ya todos los
fundamentos de la nueva concepción kantiana sobre la naturaleza del Estado y de la Historia.
En el primero de los trabajos, Kant, abandonando ya la fundamentación histórica de tipo roussoniano,
considera como algo utópico la idea de una vuelta al estado primitivo de naturaleza, tanto en cuanto hecho
como en cuanto ideal moral. Kant muestra ahora su convicción de que solamente a través de la sociedad
puede llegar a realizarse empíricamente la misión del ideal de la autoconciencia moral del ser humano.
Ahora, según Kant, las pautas medidoras de la validez del Estado, no residen tanto en lo que puedan hacer
por la supervivencia física y el bienestar del individuo, sino por los medios que ponga al alcance de este para
la consecución de la libertad. Kant piensa que el camino de la historia solamente tiene sentido si en ésta se
va desarrollando el camino hacia leyes autónomas que vayan remontando siempre las leyes de la coacción. Y
es que la misma naturaleza humana explica el sentido de esta realidad; su misma indefensión al nacimiento,
frente a otros animales, es un acicate que le mueve a salir de sus natural limitación y aislamiento. Por ello,
afirma Kant, no fue un impulso social (al modo aristotélico) lo que llevó al hombre a vivir en sociedad, sino
el aguijón de la necesidad. Tampoco es cierto, señala, que la cohesión social tenga su base en la armonía
interior primitiva de las voluntades particulares (Rousseau). Los hombres bondadosos por naturaleza son
como las ovejas que apacientan, de tal modo que apenas atribuirían a su existencia mayor valor que el que
tiene este ganado. La verdadera idea del orden social no consiste en hacer que las voluntades individuales
desaparezcan en una nivelación general, sino en mantenerlas en su propia peculiaridad y, por tanto, en su
antagonismo. Se trata de lograr determinar la libertad de cada individuo de tal forma que termine allí en
donde empiece la libertad de los demás. La meta ética de la auténtica libertad de la historia consiste en hacer
que la propia voluntad del hombre se asimile sobre esta determinación. Ahora bien, ¿Cómo lograr esto sin la
coacción externa? Según Kant, es este el problema más difícil que el género humano tiene que resolver.
Pero, sin duda alguna, señala Kant, es éste el verdadero sentido de la historia: la realización progresiva de
un plan de la naturaleza que tienda hacia la completa unificación civil del género humano.
En este contexto, no es de extrañar que Kant rechace de modo absoluto todo intento de reducir la historia a
una mera descripción de sucesos. La historia sólo existe cuando nos enfrentamos a ella en el plano de los
actos, pues el concepto de acto lleva implícito dentro de sí el concepto de libertad, es decir, el intento
humano de interiorizar libremente el mundo de la obligación.
Pues bien, es en este contexto en donde habría que situar el segundo de los artículos de Kant, Contestación a
la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? Según Kant, estamos precisamente ante un peldaño fundamental en la
historia de la liberación humana. La época de la Ilustración significa el abandono definitivo de la minoría de
edad del ser humano. Esta época es un ejemplo claro de la valentía del hombre, el cual, por fin, se ha servido
de su inteligencia para pensar por sí mismo, dejando atrás tutores y consejeros manipuladores. Con la
Ilustración se inicia, según Kant, el proceso de la propia liberación, que en la línea del progreso nos debería
llevar a una auténtica época ilustrada.
ESTRUCTURA
Este breve texto de Kant: ¿Qué es la Ilustración? puede dividirse en dos partes principales:
1. En la primera parte trata sobre los requisitos principales de la Ilustración.
2. En la segunda parte trata sobre la Ilustración en la época que a Kant le toca vivir.
PRIMERA PARTE
LA ILUSTRACIÓN
1. Salida minoría de edad. El primer requisito de la Ilustración, afirma Kant, es la salida del hombre de su
autoculpable minoría de edad, es decir, de su incapacidad para servirse de su propio entendimiento sin la guía
de otro.
2. Causas de la minoría de edad:
Uno mismo . Según Kant, la primera causa explicativa de la minoría de edad es realmente uno
mismo (autoculpable). Y es que la causa de tal minoría no es la carencia de entendimiento sino la
falta de valor y decisión para servirse uno mismo de su propio entendimiento, dejando que sean otros
(tutores) los que rijan los destinos del propio pensar. De ahí que el lema de la Ilustración, afirma Kant,
sea Sapere aude, es decir, atrévete a pensar por ti mismo
3. Pereza y Cobardía La segunda de las causas de la minoría de edad son la pereza y la cobardía. Y es que
resulta más cómodo, señala Kant, que, en vez de asumir cada uno la responsabilidad de poner en marcha la
propia capacidad racional del saber y del actuar, dejemos que los demás piensen por uno mismo. Es muy
cómodo ser toda la vida un menor de edad. Y somos menores de edad cuando, por ejemplo, dejamos que un
libro piense por nosotros mismos, o que un tutor reemplace nuestra conciencia moral, o que nos sirvamos de
un grupo para ocultar nuestras frustraciones y lograr así refugio y amparo a nuestras irresponsabilidades.
3. Peligros de permanecer en minoría de edad. Según Kant, son muchos los peligros que nos acechan si
decidimos permanecer en la minoría de edad y bajo la tutela y la guía de otros. Entre tales peligros, Kant,
señala los siguientes:
a) Los tutores que tomado sobre sí la tarea de velar por nosotros se encargarán (debido a qué tal tutela
no puede ser definitiva) de asustarnos con todos los peligros y sinsabores que nos acecharán en el
momento en que demos el paso hacia una posible mayoría de edad.
b) Los tutores se encargarán también de atontar a los menores de edad, como animales domésticos,
provocando en ellos la sensación de serles imposible caminar sin las andaderas en las que han sido
encerrados. Fabricarán sujetos incapaces de caminar por sí solos y, por tanto, dóciles y fáciles de
manejar.
c) Kant afirma que aunque es difícil salir de la minoría de edad, lo que es evidente es que surgen
continuamente hombres que piensan por sí mismos (incluso tutores liberados de la cadenas de la
minoría) y que dejan a su alrededor el espíritu de la estimación racional del pensar por uno mismo.
Son los auténticos representantes de la Ilustración.
4. Libertad: uso público de la razón. El segundo requisito de la Ilustración es, según Kant, la libertad de hacer
siempre y en todo lugar, un uso público de la razón.
Lo que sucede, sigue afirmando Kant, es que por todas partes surgen limitaciones a tal uso ilimitado de la
libertad. Así algunas voces afirman: razonad todo lo que queráis, pero obedeced. Pues bien, se pregunta Kant,
¿cómo compaginar la necesidad de la libertad con la existencia de la obligación? Su respuesta es la siguiente:
Se puede hacer un uso público y un uso privado de la razón. El uso público implica una libertad total y sin límites.
Es únicamente el uso privado de la razón la que puede tener limitaciones. El uso público de la razón se produce
cuando alguien, en cuanto docto en una materia determinada, hace uso de su razón ante el gran público o ante el
mundo de sus lectores. En este contexto no deben existir límites para la libertad de expresión. El uso privado de la
razón es la utilización que uno hace de la misma en un determinado puesto civil o de la función pública. En este
contexto si caben límites a la libertad de expresión.
Kant se sirve de una serie de ejemplos para hacernos entender mejor lo que quiere decir.
• No tendría sentido, afirma Kant, que un oficial reciba una orden de sus superiores y, al mismo tiempo quisiera
argumentar en voz alta durante el servicio y ante los reclutas sobre la pertinencia o utilidad de tal orden. En este caso
tiene que obedecer, es decir, hacer un uso privado de su razón y de su libertad. Ahora bien, no se le puede prohibir que,
en cuanto docto y entendido en la materia, haga uso público de su razón, es decir, realice cuantas observaciones pueda y
quiera acerca de los defectos del servicio militar.
• Un ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados. Una crítica a tal carga, en el momento
de tener que pagarlos, podría ser castigada. Tiene que pagar, es decir, hacer un uso privado de su razón y libertad.
Ahora bien, tal ciudadano no actúa en contra el deber si, como docto, manifiesta públicamente su pensamiento contra la
inconveniencia o injusticia de tales impuestos.
• Un sacerdote está obligado a catequizar a sus feligreses según la doctrina oficial de la Iglesia. Ahora bien, como
docto, tiene plena libertad e, incluso, el deber de comunicar al público sus pensamientos acerca de los defectos de tal
doctrina, así como hacer propuestas para el mejoramiento de la institución eclesiástica. Por ello, el uso que un sacerdote
hace de su razón ante sus feligreses puede ser meramente privado. En este contexto, no es libre puesto que expone algo
ajeno, como es la doctrina oficial de la Iglesia. Ahora bien, como docto, el sacerdote en el uso público de su razón,
gozaría de una libertad ilimitada para servirse de ella y hablar en nombre propio. Así afirma Kant: pretender que los
tutores del pueblo (en asuntos espirituales) sean otra vez menores de edad constituye un despropósito que desemboca en
la eternización de las insensateces.
Ni la iglesia, ni la sociedad ni el monarca pueden impedir la libertad del uso público de la razón.
Según Kant, la Iglesia como institución - Kant habla de un Sínodo de la Iglesia- no es quien para limitar la libertad
en el uso público de la razón, es decir, realizar una interminable tutela sobre cada uno de los miembros de la
misma. Una actitud de este tipo excluiría, según Kant, toda posibilidad de Ilustración para el género humano.
Tampoco la Sociedad de una época puede limitar la libertad del uso público de la razón. Ello significaría colocar a
tal sociedad en una situación tal que sería imposible ampliar el conocimiento y avanzar en el progreso de los
distintos saberes. Limitar tal libertad sería un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial consiste
justamente en progresar. En este contexto, Kant se pregunta si una sociedad podría imponerse a sí misma una ley
que limitara el uso de la liberta en el uso público de la razón. La respuesta de Kant es clara: únicamente sería
aceptable (y de modo provisional) si implicara la existencia de una ley mejor encaminada a introducir un nuevo
orden que dejara libre a todo ciudadano, especialmente a los sacerdotes, para que en cuanto doctos, pudieran hacer
las observaciones pertinentes, es decir, informar a la población acerca de las deficiencias de lo que se quiere
derribar y de las bondades de lo que se quiere construir. Ahora bien, tal ley es provisional y nunca debería de ser
inconmovible. Intentar que ello fuera así, significaría violar y pisotear los sagrados derechos de la humanidad.
Tampoco el monarca puede decidir acerca de las creencias de su pueblo. El verdadero monarca, para Kant, es
aquel en donde su autoridad legisladora descansa en que reúne la voluntad de todo el pueblo a la suya propia. En
este contexto, el monarca tiene que permitir a sus súbditos que actúen por sí mismos en lo que consideran necesario
para la salvación de su alma. Y es que esta es una cuestión que no concierne para nada al monarca. Además agravia
su propia majestad si se mezcla en estas cosas.
SEGUNDA PARTE
La Ilustración en nuestra época (SU época)
1.Época ilustrada.
Kant establece una diferencia entre época ilustrada y época de la ilustración. Se pregunta si en su tiempo se vive
una época ilustrada. Su respuesta es negativa. Afirma, sin embargo, que vive en una época de Ilustración.
Vive una época de Ilustración ya que, en su tiempo, se ha abierto un gran espacio de libertad que muestran señales
inequívocas de una disminución en los obstáculos que permiten llegar a una Ilustración general. En este sentido, el
tiempo que le ha tocado vivir, señala Kant, es el tiempo de la Ilustración, es el siglo de Federico
2. El príncipe Federico: según Kant, un Príncipe que representa mejor que nadie el espíritu de la Ilustración. Los rasgos
siguientes lo demuestran claramente:
Considera su deber el no prescribir nada a los hombres en materia de tipo religioso, dejando una
libertad plena al respecto.
5. Incluso rechaza el pretencioso nombre de tolerancia.
6. En cuestiones de tipo moral liberó al hombre de su minoría de edad.
7. Bajo su mandato, clérigos dignos plantean, en cuanto doctos, sus opiniones divergentes con la doctrina oficial
de la Iglesia.
3. Paradoja de la Ilustración. En último lugar, Kant describe lo que para él es la paradoja que plantea la época de la
Ilustración.
Después de señalar que la minoría de edad en cuestiones religiosas es la más perjudicial y humillante, Kant, afirma que
es aquí en donde puede percibirse la grandeza de un Príncipe de Estado que se ha atrevido a decir: ¡Razonad todo lo
que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!
Pues bien, en esta máxima representativa del sentir de la Ilustración se nos muestra claramente una paradoja: por un
lado, la existencia de barreras cuando se produce un mayor grado de libertad; por otro lado, la existencia de la
posibilidad de desarrollar todas las facultades posibles cuando el grado de libertad es menor.
Kant está describiendo la relación dialéctica existente, dentro de la Ilustración, entre el uso público y el uso privado de
la razón. Es evidente que, el uso publico de la razón, aún exigiendo un libertad total, tiene el limite de que no puede
usarse de modo privado. Por otro lado, es evidente también, que el uso privado de la razón, aún exigiendo una
limitación de la libertad, tiene la posibilidad de expresarse en toda su dimensión en el uso público de la razón.
Según Kant, el progresivo desarrollo de esta relación dialéctica entre uso público y privado, repercutirá gradualmente
sobre el sentir del pueblo, con lo que el sentir ilustración impregnará progresivamente tanto la libertad de actuar del
mismo, como el legislar del gobierno. Todo ello, conducirá a una auténtica época ilustrada en donde el hombre ya será
tratado, no como una máquina, sino conforme a su dignidad.
http://www.paginasobrefilosofia.com/html/Bachi2/Kant/Ilustracion/iluskant.html