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SU PALABRA Y SU OBRA ES NUESTRA PRIORIDAD

Nehemías 4:17
“Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que
cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la
espada.”

Habiendo avanzado la restauración de la muralla hasta la mitad, una


vez más, los enemigos se acercaron para desanimar y afrentar al
pueblo del Señor. Algunos empezaron a debilitarse, pero Nehemías
los animó haciéndoles recordar que ellos no estaban solos, que el
Dios todopoderoso estaba delante de ellos.

Nehemías los desafió a pelear por sus familias. De esa manera, ellos
recobraron fuerzas, tomaron las precauciones y se prepararon ante el
acecho del enemigo, con una mano trabajaban y en la otra tenían su
espada.

El pueblo del Señor estaba listo para trabajar y para luchar. Ellos
tomaron en cuenta, la importancia de estar alertas contra los
enemigos. Asimismo, nosotros debemos estar listos para ello.
Debemos hacer todo esto, recordando cada día las palabras de
nuestro amado Señor: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y
escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”
(Lucas 10:19).

En nuestras manos, El Señor ha puesto lo que su Espíritu usa para


ayudarnos a vencer al enemigo. El apóstol Pablo lo describe de la
siguiente manera: “Y tomad… la espada del Espíritu, que es la palabra
de Dios” (Efesios 6:17).

Así como el pueblo de Dios, en los días de Nehemías, tenían en una


mano una espada para defenderse, defender a sus familias y la obra
del Señor de los enemigos, nosotros también estamos llamados a
estar listos y alertas. El apóstol Pedro enseñó sobre esto en una
ocasión: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar al cual
resistid firmes en la fe…” (1 Pedro 5:8-9).

No podemos descuidar la Palabra y la obra del Señor aun en medio de


esta pandemia. Recordemos que los apóstoles del Señor animaron y
desafiaron a la iglesia del primer siglo a crecer en el conocimiento de
la Palabra y a continuar con la obra del Señor, a pesar de las
circunstancias tan difíciles que enfrentaban, como, por ejemplo:
persecuciones, arrestos, padecimientos y hasta asesinatos.

Con una mano hagamos la obra del Señor y con la otra estemos listos
para luchar contra el enemigo con la espada del Espíritu, que es la
Palabra de Dios. El enemigo buscará desanimarnos, estancarnos e
impedir que la obra del Señor continúe y se levante.

Quizás se pregunte ¿cómo puedo usar bien esta espada contra el


enemigo?
1. SOMÉTASE A LA PALABRA SANTIAGO 4:7 Someteos, pues, a
Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 
Salmo 119:9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con
guardar tu palabra.).

2. CONFÍE EN ELLA SALMO 119:42Y daré por respuesta a mi


avergonzador, que en tu palabra he confiado.

3. ESPERE EN ELLA SALMO 119:74. Los que te temen me verán,


y se alegrarán, porque en tu palabra he esperado.
SALMO 119:81Desfallece mi alma por tu salvación, Mas espero
en tu palabra

4. DEJE QUE VIVA EN USTED COLOSENSES 3:16 La palabra de


Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con
gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales.

5. ACEPTE CADA DÍA COMO PALABRA DE DIOS 1


Tesalonicenses 2:13 Por lo cual también nosotros sin cesar
damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de
Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de
hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual
actúa en vosotros los creyentes.

6. ÚSELA CORRECTAMENTE  2 Timoteo 2:15 Procura con


diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
7. ESCÓNDALA EN LO MÁS PROFUNDO DE SU CORAZÓN
SALMO 119:11 En mi corazón he guardado tus dichos, Para no
pecar contra ti.

En otras palabras, usamos bien la espada del Espíritu cuando


cuidamos bien nuestra relación con el Señor por medio de su Palabra.
Pero, no debemos de descuidar la tarea que Él nos ha encomendado.
Recuerde que Él lo llamó a vencer con su Palabra y también a servirle
con los dones del Espíritu.

Declare la Palabra
“Su Palabra y su obra serán mi prioridad”.

Para un estudio más completo


Neh.4:1-23, Ef.6:11-17

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