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“El amor y la muerte son dos caras de la misma moneda”

Un día lluvioso
Nosotros no somos tan distintos, solo nos diferencia el tiempo en que vivimos,
sea pasado, presente o futuro. En dependencia del que elijas se regirá tu
existencia.
Si optas por tus venturas pasadas te tildaran de que vives anclado y no superas
los hechos ocurridos en tu trayecto. Si vives el día a día dirán que no tienes
visión, al elegir pensar en el mañana, creerán que eres un soñador iluso tratando
de olvidar la realidad. Como veis es imposible complacer al medio.
Ahí es donde erramos.
Buscamos la felicidad del resto mientras olvidamos la nuestra, la cual, es la
más importante. Pero involuntariamente, queremos a alguien para reír, amar,
llorar y vivir. Es un impulso.
En la juventud realizamos todo por impulso, sin importar las consecuencias,
sin importar a quien dañemos. Con el tiempo nos arrepentimos y nos concome
esa culpa tan frustrante; es por ella que muchos recuerdos vuelven a la cabeza.
De no ser así se consumirían como cualquier vela al pasar de tiempo.
Esa vela, cuando recién se enciende, le da igual todo, solo quiere demostrar
que alumbra como ninguna, pero nada es eterno. Esa vela ira consumiéndose y
cuando este cercana al frío vacío que representa la base en la que se apoya,
lamentara esos momentos que desperdicio, llorara cera por todos a los que
quemo, mas, ya es tarde para todo.
Yo no quiero ser una vela que se consuma sin pensar en que tiempo vivir, y
que al fin de su trayecto se arrepienta de su existencia. Quiero reír, amar, llorar
y vivir, aunque no complazca al medio. Este, no hace más que romper nuestros
sueños, oscurecer la realidad que deseo y,

hacer que olvidemos la leyenda que creamos alguna vez juntos.

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