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2011 / Nota de la Traductora


Andrea Roca

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A propósit o de El Vapor del Diablo. El t rabajo de los obreros del azúcar de José
Eyt an Roz
José Sergio Leite Lopes

El vapor del diablo


El trabajo de los obreros del azúcar
Idea e Ilustración de tapa: Martín Lowenstein

Edición. Grupo Antropología del Trabajo (GAT).


El GAT esta integrado por Hernán M. Palermo, Cynthia Rivero, Julia Soul,
Nuria I. Giniger, Susana R. Presta, Juan Gouarnalusse y Florencia Intrieri
La Colección Estudios de Antropología del Trabajo esta coordinada por el
Grupo Antropología del Trabajo

Primera edición en portugués: 1976, Editora Paz e Terra


Segunda edición en portugués: 1978, Editora Paz e Terra
Título original en portugués: O Vapor do Diabo. O trabalho dos operários do
açúcar

Traducción: Andrea Roca


La traducción fue financiada con recursos conseguidos y administrados por la
coordinación del PPGAS-Museu Nacional junto a la FINEP, así como tam-
bién a partir de fondos de investigación provistos por la FAPERJ (Fundação
Estadual de Apoio à Pesquisa do Rio de Janeiro).

Leite Lopes, José Sergio


El vapor del diablo : el trabajo de los obreros del azúcar . - 1a ed. -
Buenos Aires : Antropofagia, 2011.
320 p. ; 23x15 cm.

Traducido por: Andrea Roca


ISBN 978-987-1238-84-2

1. Antropología. I. Roca, Andrea, trad. II. Título.


CDD 301

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. No se permite la repro-


ducción total o parcial de este libro ni su almacenamiento ni transmisión por
cualquier medio sin la autorización de los editores.
Índice
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Grupo Antropología del Trabajo

Nota de la traductora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Andrea Roca

Prefacio a la presente edición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27


José Sergio Leite Lopes

Prefacio a la primera edición (1976) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57


Moacir Palmeira

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

I. La diferenciación interna de los obreros del azúcar: el código del arte . . . 89

II. “La carne y los huesos”: los límites de la jornada de trabajo . . . . . . . . . 135

III. El “fetichismo” del salario y sus revelaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179

IV. El “mercado de trabajo” de los obreros del azúcar: superpoblación


y “cautiverio” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291

Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309

Índice temático y de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313

Sobre el autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319

5
Nota de la traductora

“ . . . la traducción es el acto más íntimo de lectura.” 1

Mucho es lo que se ha escrito y dicho hasta el día de hoy respecto a la


traducción y sus problemas en tanto producto literario que convoca, simul-
táneamente, la conservación de ciertas leyes de fidelidad alrededor un texto
original (que inevitablemente deja de ser el mismo) y la flexibilidad necesaria
para que éste pueda moverse y hacerse entender en otra lengua. Como antro-
póloga que participa circunstancialmente en este complejo juego liminal entre
fidelidades y flexibilidades lingüísticas, lejos estoy de pretender presentar aquí
un desfile de adhesiones y/o justificaciones sobre este ‘acto íntimo de lectura’
que parece difícil de sujetarse a alguna teorización. Simplemente quisiera se-
ñalar que, a mi entender, el respeto hacia el texto original implica una política
de compromiso que exige, de mi parte, una explicitación de los procedimientos
de traducción que han dado forma a esta edición en castellano de El Vapor
del Diablo, los cuales intentaré exponer a continuación.

1. Esta traducción intentó mantener al máximo las características del original;


no obstante, se trata de una edición revisada que cuenta con algunas ligeras
modificaciones del autor, sumadas a una nueva Introducción para esta edición
en castellano y un Glosario. Al igual que en aquella versión inicial, la com-
prensión de la complejidad del análisis sobre las prácticas y representaciones
de los obreros del azúcar no pertenece al mero orden de la lectura, sino al de
una necesaria relectura.

2. Algunas categorías y nombres en portugués no han sido traducidos debido


a la estricta especificidad de sus significados y/o a la historicidad de sus de-
nominaciones (por ejemplo, corumba, Agreste, Estado Novo, etc.). Otras
categorías sí han sido adaptadas al castellano bajo términos aparentemente
similares, aunque con significados distintos, sumamente localizados (artistas,
profesionistas, sirvientes, etc.). En ambos casos, dichos términos han sido
señalados simultáneamente en itálica y negrita; no obstante y dado que apare-
cen recurrentemente a lo largo de todo el texto, fueron marcados de este modo
sólo cuando aparecen por primera vez (tanto en el conjunto de los textos in-
troductorios, como en el texto propiamente dicho). El lector podrá consultar
1 “(...) translation is the most intimate act of reading.” Gayatri Chakravorty Spivak, “The
Politics of Translation” In: M. Barrett & A. Phillips (eds.). Destabilizing Theory. Contemporary
Feminist Debates. Cambridge: Cambridge Polity Press, 1992, pp. 177-200; la cita es de la página
181.

21
22 El vapor del diablo

el significado y/o desarrollo de dichos términos en el Glosario elaborado por


el autor, localizado hacia el final del libro.

3. Las siglas citadas en el libro también aparecen en dicho Glosario. Debido


a la necesidad de contextualizar históricamente las leyes e instituciones que
aparecen mencionadas bajo esa forma, con el autor consideramos que no era
suficiente presentarlas en una lista separada que indicara únicamente la cons-
titución de sus nombres; de tal modo, se encuentran incluidas en el Glosario
alfabéticamente y bajo el mismo tratamiento que el resto de los términos,
exponiendo allí una breve reseña de sus historias y/o características.

4. A lo largo del texto el lector encontrará otros términos en portugués que


no han sido incluidos en el Glosario; en general, trátase de expresiones más
bien aisladas, para cuyas definiciones y/o mayores desarrollos he recurrido a
las Notas al Pie.

5. Bajo dicho recurso también se encuentran explicitadas algunas discusiones


y/o decisiones terminológicas tomadas en conjunto con el autor, intentando
reflejar en ellas los problemas y procedimientos específicos de esta traducción.

6. Algunos de los términos traducidos están, no obstante, acompañados por


su expresión original en portugués; con el autor nos pareció importante que
los lectores –familiarizados o no con dicha lengua– tuvieran la oportunidad de
acceder y/o conocer tales referencias, para así ponderarlas con el original.

7. Los obreros de El Vapor del Diablo aparecen nombrados de acuerdo con su


designación nativa, la cual los clasifica según su ocupación. Algunos de estos
nombres cuentan con traducción al castellano: son los casos de los oficios de
soldador (soldador), pintor (pintor), herrero (ferreiro), tornero (torneiro) y
carpintero metálico (serralheiro). También existe otra serie de ocupaciones,
cuyos nombres en portugués son directamente derivados del área de trabajo
en donde se desarrollan –lugares tales como las calderas, las turbinas o los
tachos de cocimiento del azúcar. De tal forma, quienes trabajan con las tur-
binas son llamados turbineiros; quienes se ocupan del mantenimiento de las
calderas, caldereiros; quienes cuidan de la evaporación del caldo de la caña,
evaporadores o esquenta-caldo; quienes proveen la leña para alimentar el fue-
go de las locomotoras, foguistas; quienes se hacen cargo de los vagones del
ferrocarril, guarda-freios o brequistas. Según me fuera informado, en el con-
texto de los ingenios azucareros argentinos los obreros que realizan este tipo
de ocupaciones reciben el nombre de ‘encargados’ de tal o cual sección (por
ejemplo, ‘encargado de las calderas’). A pesar de ello, con el autor hemos de-
cidido adaptar al castellano las formas sustantivadas utilizadas en el Nordeste
Nota de la traductora 23

brasileño; respectivamente, utilizaremos aquí los nombres de turbinero, calde-


rero, evaporador, fueguista y guardafrenos. Consideramos que estos términos
expresan con mayor fidelidad las categorías nativas y, por otra parte, creemos
que la brevedad de sus nombres (comparados con construcciones tales como
‘encargado de las calderas’, ‘encargado de las turbinas’, etc.) permite otorgar
una mayor fluidez a la lectura.

8. Bajo estos mismos criterios, también he adaptado al castellano el nombre de


quien cocina el azúcar en los tachos de cocimiento: el cocinador. Los obreros
del Nordeste le llaman cozinhador (término también inexistente en portugués),
diferenciándolo así de un cocinero (cozinheiro) común.

9. Más allá de estas categorías (y entendiendo que toda traducción constituye


una buena instancia para poner a prueba la contingencia de los usos de una
lengua, sin que se deba esperar entonces una fidelidad absoluta a sus ‘normas
cultas’), he considerado necesario adecuar al castellano algunas expresiones
nativas que exigían conservar cierta literalidad. Entre ellas el lector encontra-
rá, por ejemplo, la locución “hacer servicio” (fazer serviço), inexistente entre
nuestros usos del castellano. Sin embargo y como se verá más adelante, en
el contexto de los trabajadores del azúcar analizados en El Vapor del Diablo
los llamados profesionistas utilizan la expresión “hacer servicio” para valori-
zar el lugar de sus tareas. El verbo “hacer” es una suerte de préstamo que
toman de los artistas –su ideal obrero–, quienes efectivamente “hacen” pie-
zas mecánicas y/o arreglos visibles (concretos, tangibles), siendo los máximos
detentores del “saber hacer” dentro de la usina azucarera. Dicha expresión
aparece entonces en el marco de tales valores en juego: mientras los artistas
saben “hacer piezas”, los profesionistas reivindican su “hacer servicio” o su
“hacer horas” (de servicio). La locución “asumir la responsabilidad” (assumir
a responsabilidade) también debe ser entendida en esta misma dirección. Ge-
neralmente, los obreros de El Vapor del Diablo utilizan esta expresión cuando
son transferidos para una ocupación considerada superior, aunque no nece-
sariamente; el hecho de “asumir la responsabilidad” también constituye una
acción en sí misma, definiendo toda una actitud frente a su propio trabajo.
Las categorías consideración (consideração) y abundancia (fartura) exigieron
un tratamiento similar. El discurso de los obreros recurre con frecuencia a
las expresiones “tener consideración” (ter consideração) y “tener abundancia”
(ter fartura): la primera, para referirse al reconocimiento que ellos esperan
recibir por parte de las autoridades de la usina; la segunda, para describir
situaciones económicas personales más holgadas y/o remitirse a contextos es-
pecíficos más acomodados (abundancia de trabajo, abundancia de alimentos,
etc.). Por su parte, las expresiones “tener conocimiento” (ter conhecimento),
24 El vapor del diablo

“tener entendimiento” (ter entendimento) o “tener juicio” (ter juízo) aparecen


en el marco del “saber hacer” las piezas y/o saber manejar las máquinas de la
fábrica, aunque indicando al mismo tiempo una serie de normas de socializa-
ción en el trabajo fabril. Además, debe tenerse en cuenta que las expresiones
en torno al “tener . . . ” (señalando implícitamente un “no-tener”) también con-
tribuyen a delinear, en cierta forma, el conflicto cotidiano y permanente de
los –desposeídos– obreros del azúcar.
Todas las construcciones discursivas aquí citadas ponen en juego la orga-
nización de las experiencias de estos actores sociales, por lo cual me pareció
importante mantener ese nivel de literalidad; hasta aquí simplemente enun-
ciadas, considero que las opciones de traducción sobre dichas expresiones –su-
mamente localizadas– sólo podrán ser mejor comprendidas a lo largo de la
lectura de este trabajo.

*****

Tratándose de una etnografía desarrollada en el ámbito de la industria azu-


carera del Nordeste brasileño y escrita en el contexto de la academia de dicho
país durante la década de los ‘70, su traducción exigió diferentes tipos de
aproximaciones. Entre ellos, tuve que acceder al conocimiento del vocabulario
y/o jergas de los ingenios azucareros argentinos, por lo cual agradezco el ase-
soramiento técnico de los ingenieros agrónomos (M.Sc.) Cristina Biaggi (inta
- Estación Experimental Agropecuaria Famaillá, Provincia de Tucumán) y
Alejandro Valeiro (inta - Coordinador del Programa Nacional de Cultivos In-
dustriales), así como también al ingeniero agrónomo Carlos Espíndola (inta
- Agencia de Extensión Rural Las Toscas, Provincia de Santa Fe). Por otra
parte y dado que he estado elaborando un texto cuya área disciplinaria especí-
fica me es ajena, he contado con el apoyo y la ayuda permanentes de Cynthia
Rivero, Julia Soul y Hernán Palermo, integrantes del Grupo Antropología del
Trabajo; a ellos agradezco las consultas y reuniones on-line, la cuidadosa revi-
sión técnica de la traducción completa y, principalmente, agradezco a Cynthia
y Hernán, creadores de esta nueva colección de textos etnográficos sobre dicha
área, por haberme dado la oportunidad de traducir este trabajo.
También quisiera agradecer aquí a Moacir Palmeira, por la minuciosa lec-
tura y revisión de su Prefacio en castellano.
No obstante, quien más ha contribuido en esta traducción ha sido el propio
autor, José Sergio Leite Lopes (Zé Sergio, para quienes fuimos sus alumnos). A
lo largo de los seis meses recorridos en este pasaje de su obra al castellano, tuve
el placer y el privilegio de mantener un diálogo constante con él, ingresando
por su intermedio no sólo al contexto etnográfico, histórico y sociopolítico de
aquellas fábricas de azúcar, sino también a los bastidores de su investigación,
Nota de la traductora 25

a sus anécdotas, a su propia manera de recordar y evaluar una investigación


llevada a cabo casi cuarenta años atrás. En un ensayo citado con bastante
frecuencia en el ámbito de las traducciones, Walter Benjamin se refería a la
tarea del traductor como el esfuerzo de “rescatar en la propia lengua el lenguaje
puro exiliado en la lengua extranjera . . . ” 2 Por ello, agradezco a Zé Sergio no
sólo el haberme confiado la traducción de su obra y el haber compartido
conmigo decenas! de horas de trabajo, sino también el haberme enseñado
y ayudado a ‘rescatar’ en las palabras que siguen, página por página, las
prácticas y representaciones de estos obreros del azúcar.

Andrea Roca 3

2 Walter Benjamin, “La tarea del traductor” In: Angelus Novus. Barcelona: Edhasa, 1971, pp.
127-143; la cita es de la página 140.
3 Doctora en Antropología Social por el Programa de Pós-Graduação em Antropologia Social,
Museu Nacional, Universidade Federal do Rio de Janeiro (ppgas-mn-ufrj). Investigadora del
Laboratório de Pesquisas em Etnicidade, Cultura e Desenvolvimento (laced-mn-ufrj). Profe-
sora Auxiliar Visitante de la Maestría en Antropología Social y Cultural de la Universidad de
Coimbra, Portugal (MASC/Faculdade de Ciências e Tecnologia/ UC).

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