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Es importante mencionar que la cultura de la legalidad hace referencia a un patrón relativamente

estable de conductas y actitudes legalmente orientadas y basadas en principios y valores éticos.


Este, supone un proceso reciproco en el que las acciones e interpretaciones de los individuos
respecto del Estado de Derecho y de las instituciones legales, son repetidas, modeladas,
estabilizadas y dichos patrones hacen parte del sistema de significados desplegados como
restricciones por y para los individuos.

En ese sentido, para que exista la cultura de la legalidad se deben tener en cuenta dos factores, el
primero es que la ley sea clara en su regulación, que todas las personas entiendan lo que expresa,
teniendo en cuenta que su cumplimiento es para cada uno, garantizando el bienestar general, y el
segundo elemento es que esta misma se encuentre legitimada por la ciudadanía, donde la
autoridad legislativa cuente con la aceptación, legitimación y confianza de los ciudadanos para
garantizar el bienestar general, si no se tienen en cuenta estos componentes se limitaría el
desarrollo de la cultura de la legalidad.

Si se busca el progreso y no la limitación de la cultura de la legalidad se debe reforzar el nivel de


cumplimiento voluntario por parte de los ciudadanos, de las reglas institucionales y compartidas
de convivencia, además, se debe buscar un estricto control ante el fenómeno de la corrupción la
cual ha permeado las instituciones, convirtiéndose este en un eje limitante en la cultura de la
legalidad y toda su gestión, dado a que esta altera la composición del gasto público incidiendo
negativamente el en crecimiento de un pais. Así mismo, se debe buscar la generación de confianza
de la institución al ciudadano, desarrollar la ética y la moral como esencia de la cultura, de la ley,
de las instituciones y sus representantes e incluir la cultura de la legalidad como una política
pública donde se legitime por que respeta los derechos fundamentales de los ciudadanos porque
fundamente su actuar en el principio de la confianza, y sobre todo que su misión sea velar por la
justicia real en la sociedad.

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