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REVISIÓN

Infarto maligno de la arteria cerebral media:


¿tratamiento médico o quirúrgico?
A. Arjona a, P.J. Serrano­Castro a, P. Guardado­Santervás a,
J.F. Maestre­Moreno b, J. Olivares a, J.I. Peralta­Labrador a

MALIGNANT MIDDLE CEREBRAL ARTERY INFARCTION: MEDICAL OR SURGICAL TREATMENT?


Summary. Introduction. Post-ischemic brain edema occurs in 10-20% of cases of infarction of the middle cerebral artery and is
the main cause of early death following a completed stroke. This complication, which is known as malignant middle cerebral artery
infarction (MMCI), has a mortality rate of 78% when treated medically and thus requires a different management, such as a
decompressive craniectomy. The main aim of this study is to review this procedure. Development. We conducted a search in the
literature published over the last 20 years on this subject. Most of the studies are series of clinical cases with very favourable surgical
outcomes. In non-random case-control studies the mortality rate was seen to decrease in the surgical group, and more so if the
intervention was carried out early, as compared to the group that underwent medical treatment. Another study that compared
decompressive craniectomy with hypothermia showed a higher survival rate in the surgical group. The post-surgery morbidity rate
has not been determined, although it seems to be lower in infarction of the non-dominant hemisphere and in younger patients.
Conclusions. The low degree of conclusiveness of the studies published to date only enables us to offer one practical opinion
concerning this issue: decompressive craniectomy should be evaluated on an individual basis in patients with MMCI who do not
respond to medical treatment. The final decision and the most appropriate moment to operate on the patient following the stroke
must be based on the family’s opinion and on the clinical features of the patient. [REV NEUROL 2004; 38: 145-50]
Key words. Craniectomy. Malignant infarction. Middle cerebral artery. Mortality. Stroke. Surgery.

INTRODUCCIÓN A los 2­4 días presentaron dilatación pupilar por herniación y


Las complicaciones neurológicas más frecuentes que ocurren en muerte, a pesar de tratamiento médico intensivo [2]. En este es­
la fase aguda de la enfermedad cerebrovascular son el edema tudio, la afectación del III par fue un signo ominoso, ya que sólo
cerebral, la transformación hemorrágica, la hidrocefalia y las cri­ el 4,5% de los enfermos que lo presentaron sobrevivieron [2].
sis epilépticas [1]. De ellas, el edema cerebral posisquémico es la Radiológicamente, el IMCM se caracteriza porque, ya en las
principal causa de muerte en los siete primeros días tras un infarto primeras 6 horas, se observa en la TAC craneal una hipodensidad
cerebral. Otras causas de mortalidad en este período son la trans­ mayor del 50% del territorio de la ACM, pérdida de delimitación
formación hemorrágica y la afectación del centro respiratorio entre la sustancia gris y la sustancia blanca y borramiento de
bulbar en los infartos del territorio vertebrobasilar [2]. surcos [4]; sin embargo, estos signos precoces no son totalmente
El edema posisquémico ocurre en el 10­20% de los infartos de fiables para predecir que un paciente va a desarrollar un IMCM
la arteria cerebral media (ACM). Los pacientes que mueren a conse­ [5]. A las 24 h, el infarto aparece bien delimitado y produce com­
cuencia de él suelen ser jóvenes y presentan infartos en el territorio presión del ventrículo lateral y desviación de la línea media en el
completo de la ACM, aunque en ocasiones también se afecta el septo pelúcido [4].
territorio de la arteria cerebral anterior y posterior. El edema produce Actualmente, el tratamiento médico del edema cerebral pos­
herniación transtentorial y muerte a los 2­5 días del ictus. En el isquémico consiste inicialmente en intentar prevenir su desarro­
estudio ECASS 1 [3] se observó que también en los pacientes trata­ llo con diversas medidas generales [6­9]: restringir el aporte de
dos con trombólisis era ésta la principal causa de muerte precoz. líquidos, evitar soluciones hiposmolares y glucosadas, elevar la
Hacke et al [2] realizaron, en 1996, el único estudio sistemático cabecera de la cama 30º y tratar los factores agravantes del edema
y prospectivo en este tipo de enfermos: incluyeron 55 pacientes con (hiperglucemia, hipoxia, hipertermia, etc.) [6­9].
infarto completo de la ACM ingresados en una Unidad de Enfer­ Si fallan estas medidas y el edema es sintomático [6,9], se
mos Críticos (neurológica) por hipertensión intracraneal o fallo utiliza el tratamiento farmacológico. Hoy día, no se emplean los
respiratorio. La mortalidad, a pesar de la terapia médica intensiva corticoides [6­8], y los fármacos más utilizados son los diuréticos
–incluida la intubación en 49 de los pacientes– fue del 78,2%, y no hiperosmolares, glicerol y manitol [4,9].
disminuyó en los pacientes tratados con trombólisis (77,5%). El glicerol (0,75­1 g/kg/24 h) mostró, en un ensayo clínico que
Los autores propusieron el término de infarto maligno de la incluyó a 173 pacientes [10], una reducción de la mortalidad a corto
arteria cerebral media (IMCM) para estos pacientes, cuya evolu­ plazo del 50%, aunque a los 12 meses no hubo ninguna diferencia
ción tipo era la siguiente: hemiplejía, desviación forzada de la entre los dos grupos. Este fármaco no está exento de riesgos, dado
mirada y la cabeza y progresivo deterioro del nivel de conciencia. que puede producir hemólisis –si se administra por vía intravenosa
[9]–, sobrecarga de líquidos o trastornos electrolíticos [4].
El manitol intravenoso (20­50 g cada 3­5 horas) es quizá el
Recibido:02.07.03. Recibido en versión revisada: 20.10.03. Aceptado:06.11.03. fármaco más empleado en el IMCM, a pesar de que sus efectos
a
Servicio de Neurología. Hospital Torrecárdenas. Almería. b Servicio de Neu­ secundarios obligan a tomar diversas precauciones, como no pro­
rología. Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Granada, España. longar su uso más de tres días, mantener la osmolaridad entre 315
Correspondencia: Dr. Antonio Arjona Padillo. Violeta, 70. E­04720 Agua­ y 320 mOsm/L y retirarlo gradualmente [4]. En casos de insufi­
dulce (Almería). E­mail: aarjonap@medynet.com. ciencia cardíaca se puede emplear de forma simultánea furosemi­
� 2004, REVISTA DE NEUROLOGÍA da intravenosa (40­80 mg cada 12­24 h) [8,9].

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A. ARJONA, ET AL

La diferencia principal entre estos dos fármacos radica en que OBJETIVOS


el glicerol tiene un inicio de acción más lento, por lo que se La hemicraniectomía realizada en pacientes con IMCM pretende
prefiere el uso del manitol [4]. No obstante, en los dos casos hay no sólo disminuir la presión intracraneal en el hemisferio afectado,
riesgo de hipertensión intracraneal de rebote [11­13]. sino incrementar la perfusión cerebral, vía colaterales leptomenín­
Otro tipo de terapias, como las soluciones salinas hipertónicas geas, al disminuir la resistencia al flujo sanguíneo arterial [19].
[14] y los barbitúricos en dosis altas, se emplean raramente [15]. Con ello se consigue prevenir la herniación, disminuir la pro­
Por último, si fallan todas estas medidas –o como terapia gresión de la isquemia y romper así el círculo vicioso de aumento
coadyuvante–, se puede intentar la hiperventilación invasiva, que de presión e incremento del tejido [19].
aunque reduce en un 25­30% la presión intracraneal [9], tiene el
riesgo de inducir vasoconstricción; ésta, a su vez, puede aumentar
el área isquémica y producir un incremento paradójico de la pre­ TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
sión intracraneal [4]. Consiste básicamente en la realización de una hemicraniectomía
Es importante resaltar que, aunque todos estos tratamientos en la región frontotemporoparietal que alcance la base del hueso
parecen ser eficaces en reducir la presión intracraneal, no se ha frontal; no se recomienda llegar a la escama occipital [20]. Pos­
demostrado su efecto a largo plazo en la reducción de la morbi­ teriormente, se realiza una apertura de la duramadre y se coloca
mortalidad [16]. una prótesis que amplía el espacio intradural; a las 6­12 semanas,
A la vista de todos estos datos, es evidente que este problema se coloca un colgajo de hueso artificial o del propio –en este caso,
requiere un abordaje distinto del tratamiento médico del que dis­ es necesario introducirlo subcutáneamente en el abdomen duran­
ponemos actualmente. Uno de ellos podría ser la craniectomía te la primera intervención quirúrgica– [21­23].
descompresiva, cuya revisión, siempre desde el punto de vista Es una intervención que no requiere medios extraordinarios
neurológico, es el objetivo principal de este trabajo. [19] y que tiene pocas complicaciones, aunque algunas pueden
Este artículo nos parece incluso más pertinente si repasamos ser graves: hemorragias y lesiones isquémicas parenquimatosas,
las recomendaciones realizadas sobre este procedimiento por gru­ hematomas subdurales o epidurales, higromas, meningitis [20­22],
pos de expertos en patología vascular cerebral. Así, la American infección del drenaje ventricular y abscesos cerebrales [24].
Stroke Association [17] y la Sociedad Española de Neurología En una publicación reciente [20] se analizaron las lesiones
[6,7], apoyadas en un nivel de evidencia III –estudios no aleato­ vasculares parenquimatosas (infartos o hemorragias) relacionadas
rizados–, y, en consecuencia, con un bajo grado de recomenda­ con la hemicraniectomía, esto es, próximas a los bordes de la tre­
ción (C), concluyen de forma semejante: la craniectomía descom­ panación, en una serie de 60 pacientes. Su frecuencia fue del 70%
presiva es una herramienta terapéutica que puede disminuir la (41,6% de hemorragias y 28,4% de infartos) y se encontró una
mortalidad de los pacientes con IMCM, aunque, dado que los relación inversa entre el tamaño de la trepanación y la incidencia de
déficit residuales pueden ser graves, se necesitan más estudios hemorragias. Asimismo, y pese a que el tamaño de las hemorragias
sobre la calidad de vida a largo plazo de este tipo de pacientes. generalmente fue pequeño, la mortalidad en este grupo fue del
En este punto es interesante recordar otro tipo de medidas de 45%, en comparación conel 20% del grupo no hemorrágico. Aun­
uso habitual, cuya aplicación también se basa en un nivel de que la causa de estas lesiones debe atribuirse a la presencia de un
evidencia III: ventriculostomía en la hidrocefalia secundaria a cerebro lesionado próximo a la craniectomía, los autores conclu­
infarto cerebeloso que comprime el tronco, intubación orotra­ yen que ésta debe ser, como mínimo, de 12 cm de diámetro.
queal en ictus vertebrobasilares extensos, disminución de la pre­ Sobre esta técnica básica, algunos autores incluyen variantes
sión arterial si es mayor de 220/130 mmHg, anticoagulación en diagnósticas y terapéuticas:
disección carotídea y el tratamiento, ya comentado, con manitol 1. Lobectomía temporal anterior si el lóbulo temporal se necro­
en el edema cerebral posictal [6]. sa [25]; actualmente, está en desuso [4].
También la colaboración Cochrane [18] ha publicado los re­ 2. ‘Infartectomía’ (strokectomy ) e identificación mediante
sultados de una revisión sistemática sobre el tema, y ha concluido SPECT del tejido necrosado [23].
que no existen evidencias que apoyen el uso de la craniectomía 3. Creación de ‘pilares’ de material reabsorbible para el paso de
descompresiva. los vasos mayores que cruzan el margen de la durotomía [26].
Por consiguiente, el uso (y abuso) de la medicina basada en la Esta reciente técnica pretende evitar que los vasos sanguíneos
evidencia puede llevarnos, en muchos casos, al nihilismo terapéuti­ se compriman en los márgenes de la duramadre; sin embargo,
co, actitud que en la Neurología ha originado múltiples críticas ex­ se ha realizado principalmente en pacientes con edema cere­
ternas e internas [9]. Además, no podemos olvidar que un tratamien­ bral postraumático, ya que la serie publicada sólo incluía un
to quirúrgico como la craniectomía no puede valorarse de igual modo paciente con edema posisquémico [26].
que la aplicación de un tratamiento médico administrado por vía oral. 4. Seleccionar a los pacientes que van a desarrollar infarto ma­
Nuestro trabajo se ha basado en una búsqueda bibliográfica ligno mediante pruebas complementarias [27].
de artículos publicados, en inglés, francés y castellano, en los
últimos 20 años, sobre la craniectomía en el ictus hemisférico
(MEDLINE 1983­agosto 2003; criterios de búsqueda:craniec­ RESULTADOS QUIRÚRGICOS
tomy and infarction,craniectomy and ischemic stroke,hemicra­ En su valoración, en primer lugar, debemos recordar que, hasta la
niectomy and infarction,hemicraniectomy and ischemic stroke, fecha, no se ha publicado ningún estudio aleatorizado. Por otro
temporal lobe decompression and infarction,temporal lobe de­ lado, la mayoría de los artículos son series de casos clínicos con
compression and ischemic stroke). resultados quirúrgicos muy favorables, lo que indica la probable
De acuerdo con los resultados de este rastreo, expondremos existencia de un sesgo de publicación.
a continuación los objetivos, técnica y resultados de la craniecto­ A pesar de estas limitaciones, no podemos olvidar que la
mía en el IMCM. realización de estudios aleatorizados en cirugía plantea múltiples

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CRANIECTOMÍA E ICTUS

dificultades metodológicas, que son máximas cuando se pretende densidad de más de dos tercios en el territorio de la cerebral media
realizar estudios multicéntricos. con compresión del ventrículo lateral y borramiento de surcos, o
en la TAC de seguimiento –realizada a las 12­24 h tras el ingreso–
Estudios de casos y controles de un infarto delimitado en más de dos tercios del territorio arterial
Schwab et al publicaron, en 1998 [21], el artículo más amplio de la cerebral media. Dadas estas limitaciones, finalmente se inclu­
sobre el tema; en él se ampliaban los resultados de un trabajo yeron en el estudio pacientes con infarto incompleto de la cerebral
previo realizado en el mismo centro [28]. Se trató de una inves­ media, e incluso un caso con infarto bilateral de esta arteria. La
tigación prospectiva en la que se incluyeron 63 pacientes que asignación al grupo de tratamiento se decidió en función del hemis­
cumplían los dos siguientes criterios: edad menor de 70 años y ferio afectado: hipotermia si era el dominante (19 casos) y craniec­
evidencia clínica y radiológica de IMCM. Esta última consistió tomía (17 casos) si no era el dominante. La mortalidad fue mayor
en la presencia de hipodensidad mayor del 50% del territorio de en el grupo tratado con hipotermia (47%) que el quirúrgico (12%),
la ACM, compresión del ventrículo lateral y borramiento de sur­ especialmente debido al alto número de complicaciones médicas
cos. Se establecieron los siguientes criterios de exclusión quirúr­ que presentaron los primeros. Los autores concluyen que la cra­
gicos: pacientes en coma o con afasia completa –evaluada antes niectomía podría ser también el tratamiento de elección en pacien­
del deterioro clínico, si el ictus afectaba el hemisferio dominante. tes con IMCM dominante, dada la ausencia de otras posibilidades
Los pacientes tratados quirúrgicamente se subdividieron en terapéuticas. No obstante, las limitaciones del trabajo son muy
dos subgrupos: cirugía precoz –en las primeras 24 horas– y tardía importantes, tanto por los criterios de inclusión como por no estu­
Sin embargo, entre estos dos grupos había importantes dife­ diar la discapacidad de los pacientes que no fallecieron.
rencias clínicas y radiológicas, que merecen señalarse; así, en el En el año 2001 [22] se realizó otro estudio controlado con 24
grupo precoz, sólo el 13% de los pacientes tenía signos de hernia­ pacientes mayores de 55 años que cumplían los siguientes crite­
ción transtentorial, mientras que esto ocurrió en el 75% de los del rios de inclusión: deterioro del nivel de conciencia, hipodensidad
segundo grupo; en la TAC, todos los pacientes del grupo tardío en el territorio de la ACM y desviación de la línea media mayor
presentaron una desviación de la línea media de 6­15 mm en el de 5 mm. Se operaron 12 pacientes, antes de que aparecieran
septo pelúcido y de 4­10 mm en la glándula pineal, en contrapo­ signos clínicos de herniación –incluyendo infartos en el hemisfe­
sición a los 0­3 y 0­2 mm, respectivamente, que presentaron los rio dominante–, y otros 12 se trataron sólo con terapia médica
pacientes operados precozmente. Estos dos grupos quirúrgicos se [22]. La mortalidad fue del 33% en el grupo quirúrgico –uno por
compararon entre sí y con un grupo de controles históricos trata­ herniación y tres por complicaciones médicas– y del 83,3% en el
dos únicamente con terapia médica intensiva, aunque en este no quirúrgico. Desdichadamente, el pronóstico funcional fue malo
último caso no se realizó análisis estadístico, dados los diferentes en casi todos los pacientes operados, y algo mejor en los dos no
criterios de selección [21]. Este grupo de control histórico lo operados que sobrevivieron [22].
constituyeron los pacientes descritos por Hacke et al con IMCM Los autores del estudio consideran que, dadas las secuelas
[2], ya que ambos trabajos se realizaron en el mismo centro. graves de los pacientes quirúrgicos, no deben realizarse estas in­
Los resultados más destacados publicados por Schwab et al tervenciones en este grupo de edad.
fueron los siguientes: 16% de mortalidad en el grupo con cirugía
precoz, 34,4% en el de cirugía tardía y 78% en el grupo de control. Series de casos clínicos
En relación con el pronóstico funcional, se observó una tendencia La mayoría de los artículos publicados sobre este tema son de este
(p = 0,06) a un mejor pronóstico en el grupo con cirugía precoz con tipo [23,25,26,30­37]. Entre ellos, destaca una serie de 26 pacien­
respecto al tardío. La media del índice de Barthel fue de 70 en el tes [36] en la que sólo fallecieron seis casos (mortalidad más
grupo precoz y de 62,6 en el tardío. Si se consideraba como punto pérdidas en el seguimiento: 30%); los autores no observaron di­
de corte de déficit grave un índice de Barthel menor de 65, éste sólo ferencias en la mortalidad en función de la edad ni el momento de
se observó en el 13% de los pacientes operados precozmente. la cirugía tras el ictus, aunque sí en el pronóstico final, ya que éste
Hubo complicaciones quirúrgicas graves en cuatro pacientes: fue mejor en los más jóvenes. Un aspecto novedoso de este tra­
tres hematomas epidurales y uno subdural [21]. bajo es la presencia de crisis epilépticas en el 66% de los pacientes
Los autores concluyen que la cirugía precoz disminuye toda­ operados, que obviamente es muy superior a la incidencia de
vía más la mortalidad en los pacientes a los que se realizan cra­ crisis tras un ictus tratado médicamente [38].
niectomías por infarto maligno; no obstante, se precisan más es­ También merece reseñarse una serie de 14 casos del Massa­
tudios para demostrar que mejoran las secuelas con respecto a la chussets General Hospital [25], en la que sólo se operaron ictus
cirugía tardía [21]. del hemisferio no dominante en pacientes ‘jóvenes’ (edad media,
Como vemos, se trata de un amplio estudio que, sin embargo, 49 años). La mortalidad fue del 21,42% y hubo un seguimiento
presenta evidentes limitaciones; de este modo, no puede estable­ de un año en nueve pacientes, en los que se observó que el pro­
cerse si todos los pacientes operados precozmente iban a presen­ nóstico funcional fue bueno (Barthel > 70) en los más jóvenes.
tar herniación cerebral clínica; por ello, es posible que alguno de Otro artículo de interés se publicó en el año 2002, y en él se
estos enfermos hubiera presentado una buena evolución clínica incluyeron 18 pacientes operados consecutivamente [24]. En este
con la terapia médica y se sometiera a una intervención quirúrgica trabajo se compararon estadísticamente los pacientes fallecidos (ocho
‘innecesaria’ [4]. casos) con los que sobrevivieron. En este último grupo, la edad
Este mismo grupo también publicó un interesante trabajo, en el media era menor (40,7 años), aunque no hubo diferencias con rela­
que se comparó la morbimortalidad de la hemicraniectomía con la ción al momento de la cirugía desde el inicio del ictus (39 h). Por otro
hipotermia moderada [29]. También esta vez los criterios de inclu­ lado, el índice de Barthel fue mayor (mejor pronóstico) en los pa­
sión clínicos fueron excesivamente laxos, ya que sólo exigían la cientes más jóvenes. En este trabajo operaron a pacientes con infar­
presencia de deterioro del nivel de conciencia. Los criterios radio­ tos del hemisferio dominante –sólo un paciente presentó afasia glo­
lógicos consistieron en la presencia en la TAC inicial de una hipo­ bal como secuela– y, aunque no se observaron diferencias en la

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calidad de vida según el hemisferio afectado, creemos que la tenden­ y tres dudaron; en los casos de Walz et al [24], 11 de los 12
cia observada y el escaso número de pacientes incluidos no apoyan supervivientes estuvieron de acuerdoa posteriori con la decisión
la indicación de realizar craniectomías en el hemisferio dominante. de operarse, y, finalmente, en el trabajo de Leonhardt et al [36] el
Un análisis global de todas las series clínicas publicadas con resultado fue de 14 a favor de operar y cuatro en contra. Tal vez
suficiente información disponible [20,23,25,26,30,31,33,36,37] estas encuestas nos acerquen a una actitud más racional en este
ofrece los siguientes resultados: 197 pacientes operados con 30 tema, y sugieran una actitud más agresiva en este tipo de infartos.
fallecidos (15% de mortalidad); de los supervivientes en los que Otra posibilidad es aplicar el ‘estado de necesidad terapéutica’,
se valoraron las secuelas, sólo el 42% presentaron discapacidad según el cual el médico tiene la facultad de actuar profesionalmente
grave. No obstante, es difícil valorar este último dato, ya que no sin informar al paciente, cuando la intervenciónseaimprescindible
existen unos criterios objetivos ni, obviamente, uniformes para para salvar la vida del paciente y no pueda posponerse [39,40].
considerar un buen o mal pronóstico funcional. En cualquier caso, este tema abre las puertas a un amplio debate
En cualquier caso, la mortalidad global es claramente menor ético, en el que, actualmente, no existen respuestas absolutas [41].
que la publicada en los estudios controlados de cirugía no precoz
[21,22], incluso en la serie con pacientes mayores de 55 años [22],
lo que confirma los sesgos de este tipo de trabajos que no incluyen CONCLUSIONES
un grupo control (nivel de evidencia V). Aunque existen múltiples estudios clínicos, apoyados con datos
experimentales [42­44], sobre la utilidad de la craniectomía en los
IMCM, su nivel de evidencia (III­V) no permite establecer reco­
CONSIDERACIONES ÉTICAS mendaciones ‘científicas’ sobre su aplicación en la actualidad.
De acuerdo con los hallazgos de la bibliografía, hoy en día la No obstante, creemos que existen suficientes datos para indi­
aportación de la hemicraniectomía descompresiva sólo puede car que la mortalidad de los pacientes con IMCM tratados con
valorarse por su objetivo final, que no es otro que el aumento de craniectomía es menor que con tratamiento médico intensivo, ya
la supervivencia del paciente. Así, no es comparable a otros pro­ que este hallazgo se observa en todos los estudios publicados.
cedimientos terapéuticos del ictus en fase aguda, como la trom­ Por el contrario, los resultados sobre el pronóstico funcional
bólisis intravenosa, que mejoran la calidad de vida del enfermo. son más complejos de analizar, aunque éste podría ser peor en
La trombólisis ‘salva discapacidad’ [39], mientras que la craniec­ pacientes mayores de 55 años y en los que está afectado el hemis­
tomía ‘salva vidas’. ferio dominante.
Al tratarse de un procedimiento quirúrgico, necesita el con­ Tampoco se ha definido el momento idóneo de la cirugía, ya
sentimiento informado del paciente por escrito [39,40]. Sin em­ que, aunque la morbimortalidad puede ser inferior [21,34] si se
bargo, en situaciones urgentes como el IMCM, existen diversas opera en las primeras 24 horas tras el ictus, los criterios clínicos y
limitaciones para la obtención del consentimiento directo del radiológicos convencionales (TAC, arteriografía, secuencias T 1
paciente: angustia, estrés personal y familiar, escaso tiempo para y T2 de RM) no son absolutamente fiables en predecir qué pacien­
tomar una decisión y posible deterioro cognitivo o del nivel de tes presentarán un IMCM [5,19,45­50]. Por ello, es de gran inte­
conciencia del paciente [39]. rés el desarrollo de otras técnicas [27,51­60] que permitan selec­
Por consiguiente, la mayoría de las veces se otorgará el con­ cionar precoz y adecuadamente a estos pacientes; de entre ellas,
sentimiento por representación. Ésta recae, si el paciente carece merece destacarse la RM por difusión­perfusión, ya que ha mos­
de representante legal, en las personas vinculadas al enfermo, trado prometedores resultados en este sentido [27,52,54,56­60].
bien sea por razones familiares o de hecho [40]. Por todo lo mencionado, creemos que hoy en día, a la espera
Sin embargo, el consentimiento por representación plantea de los resultados de dos estudios aleatorizados en marcha [60],
también algunos problemas [39], ya que la persona que lo recibe sólo se puede establecer con respecto a este tema una opinión
no siempre es capaz de interpretar los deseos y preferencias del práctica: la craniectomía descompresiva debe valorarse de forma
paciente: ¿qué hubiera hecho el paciente en caso de poder decidir individual en pacientes con IMCM que no responden al trata­
con conocimiento de causa? miento médico intensivo. La decisión final y el momento de la
No lo podemos saber de forma directa; pero, tal vez podamos intervención debe basarse en la opinión de la familia del paciente
de manera indirecta, a través de la opinión de la mayoría de los (a la que previamente se le habrá informado del tipo de interven­
supervivientes de procedimientos previamente realizados. Preci­ ción quirúrgica a la que se someterá y que debe dar su consenti­
samente, en algunas series [24,25,36] se completó el seguimiento miento) y en las características clínicas del paciente, ya que de­
con una encuesta a los enfermos sobre si, de volver a vivir esa berían excluirse de este tipo de terapias los que probablemente
situación, se operarían de nuevo. En la serie de Carter et al [25], presenten secuelas funcionales graves (hemisferio dominante
de 11 pacientes entrevistados, seis contestaron que sí, dos que no afectado y mayores de 55 años).

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REV NEUROL 2004; 38 (2): 145-150 149


A. ARJONA, ET AL

INFARTO MALIGNO DE LA ARTERIA CEREBRAL MEDIA: ENFARTE MALIGNO DA ARTÉRIA CEREBRAL MÉDIA:
¿TRATAMIENTO MÉDICO O QUIRÚRGICO? TRATAMENTO MÉDICO OU CIRÚRGICO?
Resumen. Introducción. El edema cerebral posisquémico se presen­ Resumo. Introdução. O edema cerebral pós-isquémico ocorre em
ta en el 10­20% de los infartos de la arteria cerebral media y es la 10-20% dos enfartes da artéria cerebral média e é a principal causa
principal causa de muerte precoz tras un infarto cerebral. Esta com­ de morte precoce após um enfarte cerebral. Esta complicação, de­
plicación, denominada infarto maligno de la arteria cerebral media nominada enfarte maligno da artéria cerebral média (EMCM), tem
(IMCM), tiene una mortalidad con terapia médica del 78%; por ello, uma mortalidade com terapia médica de 78% e, por isso, requer
requiere un abordaje distinto, como podría ser la craniectomía des­ uma abordagem distinta, como poderia ser a craniotomia descom­
compresiva. El objetivo principal de este trabajo es la revisión de este pressiva. A revisão deste procedimento é o objectivo principal deste
procedimiento. Desarrollo. Realizamos una búsqueda bibliográfica trabalho. Desenvolvimento. Realizamos uma pesquisa bibliográfi­
de los artículos publicados en los últimos 20 años. La mayoría de ca dos artigos publicados nos últimos 20 anos. A maioria destes são
ellos son series de casos clínicos con resultados quirúrgicos muy séries de casos clínicos com resultados cirúrgicos muito favorá­
favorables. En los estudios de casos y controles no aleatorizados se veis. Nos estudos de casos e controlos não aleatorizados observou­
observó una disminución de la mortalidad en el grupo quirúrgico, se uma diminuição da mortalidade no grupo cirúrgico, maior se a
mayor si la cirugía era precoz, con respecto al de tratamiento médico. cirurgia fosse precoce, em ralação ao tratamento médico. Outro
Otro trabajo, que comparó la hemicraniectomía descompresiva con trabalho que comparou a hemicraniotomia descompressiva com a
la hipotermia mostró una mayor supervivencia en el grupo quirúrgi­ hipotermia mostrou uma maior sobrevivência no grupo cirúrgico.
co. No se ha establecido cuál es la morbilidad posquirúrgica, aunque Não se estabeleceu qual é a morbilidade pós-cirúrgica, embora esta
ésta parece ser menor en infartos del hemisferio no dominante y pareça ser menor nos enfartes do hemisfério não dominante e em
pacientes más jóvenes. Conclusión. Actualmente, el bajo nivel de doentes mais jovens. Conclusão. Actualmente, o baixo nível de evi­
evidencia de los estudios publicados sólo nos permite dar, con res­ dência dos estudos publicados apenas nos permite dar, relativa­
pecto a este tema, una opinión práctica: la craniectomía descompre­ mente a este tema, uma opinião prática: a craniotomia descompres­
siva debe valorarse de forma individual en pacientes con IMCM que siva deve avaliar-se de forma individual em doentes com EMCM
no responden al tratamiento médico. La decisión final y la elección que não respondem ao tratamento médico. A decisão final e o mo­
del momento idóneo para operar al paciente tras el infarto deben mento adequado para operar o doente após o enfarte devem basear­
basarse en la opinión de la familia y en las características clínicas del se na opinião da família e nas características clínicas do doente.
paciente. [REV NEUROL 2004; 38: 145-50] [REV NEUROL 2004; 38: 145-50]
Palabras clave. Arteria cerebral media. Cirugía. Craniectomía. Ic­ Palavras chave. Artéria cerebral média. AVC. Cirurgia. Cranioto­
tus. Infarto maligno. Mortalidad. mia. Enfarte maligno. Mortalidade.

150 REV NEUROL 2004; 38 (2): 145-150

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