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Pelotón de cuestionamiento
Colombia, un país con límites, pero lleno de personas sin estos. Territorio limitado
con leyes y derechos limitados donde existe las Fuerzas Armadas de Colombia, entendida
con las siglas: FFMM. Nacidos de la crema revolucionaria de Simón Bolívar, el Batallón
Voluntarios de Guardias Nacionales al mando del Teniente Coronel Antonio Baraya fue de
los primeros antecedentes de un ejército dentro de este territorio. Nombre que fue
evolucionando a medida que la guerra continuaba, pasando por conflictos entre federalistas
y centralistas, hasta el conflicto armado colombiano actual. Las FFMM son la actualidad
del ejército colombiano y dado a que Colombia ha estado en un constante marco de
violencia, han sido un requerimiento para la lucha contra las posibles amenazas hacia el
Estado, sin embargo, es importante resaltar el hecho de que este servicio público ha estado
marcado por situaciones de violaciones a derechos humanos, por lo tanto, el ejército
colombiano si bien es necesario en términos de defensa de un territorio y Estado, ha
fracasado en un servicio confiable y justo.
Como se puede ver Lauretis problematiza este sistema sexo-género que está
instaurado en nuestros saberes, mejor dicho, están constituidos o naturalizados como
propone Michel Foucault:
Ahora bien, teniendo en cuenta que el Estado colombiano poco a poco ha ido
avanzando en temas de reconocimiento a la comunidad LGTBI+, por lo tanto, no es debido
afirmar que el Estado colombiano ignora a estas comunidades, por ello, la presencia del
Estado en cuanto a la organización de la cohesión social, interna de sus poblaciones y de su
articulación es diferenciada. Diferenciada en tanto que se busca una manera de ‘’expresar la
manera diversa como las instituciones estatales se relacionan con las diferentes regiones y
las redes de poder que existen entre ellas, según sus particularidades, du tipo de
poblamiento y el grado de cohesión y jerarquización social que hayan alcanzado (Gonzáles
G., F.E. et al..,2003)’’[CITATION Fer14 \p 59-60 \l 9226 ]. Así pues, el Estado
centralizado de Colombia también muestra una presencia diferenciada no solo en las
regiones como muestra González con su cita, sino en distintas comunidades, es un Estado
que poco a poco va creando las herramientas necesarias según las luchas o retos que haya a
medida que el mundo avanza. Entonces, el Estado colombiano tiene una presencia
diferenciada sobre la documentación de identidad frente a varias comunidades porque es
necesario no olvidar el modo en que el colectivo ‘’Nacidos el 31 de diciembre’’ fue usado
para una documentación de uso injusto y opresor, aunque, en este caso voy a estar enfocado
en la comunidad trans.
Cuando los dominados aplican a lo que les domina unos esquemas que son el
producto de la dominación, o, en otras palabras, cuando sus pensamientos y sus
percepciones están estructurados de acuerdo con las propias estructuras de la relación
de dominación que se les ha impuesto, sus actos de conocimiento son, inevitablemente,
unos actos de reconocimiento, de sumisión. [CITATION Pie00 \p 14 \n \t \l 9226 ]
Es decir, la dominación comprende a todos los sujetos que hacen parte de la
sociedad, desde los que dominan hasta los dominados. Ahora, las FFMM hacen parte del
Estado colombiano, y su servicio es público, sumado a esto, es el Ministerio de Defensa el
encargado de comandar las decisiones de las FFMM, de ahí que, el Estado colombiano esté
sujeto a este cuestionamiento sobre la dominación masculina dado que en su mayoría está
con cargos ejercidos por hombres, por tanto, ¿cómo será posible que dentro de las FFMM
se pueda entender el planteamiento de género? De igual modo, si dentro del Estado todavía
se entienden el sistema sexo-género como lo esencial, ¿cómo será posible pensar en una
libreta militar para comunidades trans si las demandas que se hacen al Estado no
prosperan?[ CITATION Red19 \l 9226 ]. Las luchas por el reconocimiento deben
continuar, porque si no siguen puede que el Estado continúe haciendo caso omiso a las
demandas de las personas.
Conjuntamente, hay que tener en cuenta los modos en que se puede ver lo
masculino en las FFMM dado que “la investigación sobre los hombres es tan antigua
como el saber mismo, aunque el enfoque sobre la masculinidad o los hombres como
individuos explícitamente pertenecientes a un género es más bien reciente”13. [CITATION
Kim09 \p 8 \t \l 9226 ]. De igual manera, cómo las FFMM entienden lo masculino o cómo
la sociedad colombiana entiende lo masculino porque como dice Kimberly Theidon:
Ser un buen hombre dentro de las FFMM puede entenderse como aquel que logra
cumplir con las doctrinas físicas y emocionales que se les impone, es aquel que logra
empuñar un arma contra el enemigo sin miedo a matarlo o matándolo lo más rápido
posible, es aquel que defiende a su patria hasta la muerte, es aquel que defiende a su
batallón hasta cubrir verdades que incomodan, ¿cómo se entiende la masculinidad en las
FFMM? Si las nociones de lo masculino se comprenden como algo dominante, cómo lograr
cambios con nociones de lo femenino y del género, es decir, de los distintos modos en que
un individuo entiende su identidad para representar una institución.
En suma, pienso que las nociones del género quedan plasmadas en cómo un
individuo se representa ante una sociedad donde la dominación masculina es constante,
fuera de esto, sobre cómo será posible que la presencia diferenciada del Estado entienda
una comunidad que es tenida en cuenta tan recientemente, cómo va a velar por sus derechos
y cómo hará para que estos derechos lleguen a todos los ámbitos de la vida en Colombia,
por ello, menciono la libreta militar como uno de estos ámbitos, dado que sus derechos
están en un vacío por el motivo de que no pueden acceder a estudios u oportunidades
laborales (Nikita Dupuis)[ CITATION CMl19 \l 9226 ], por lo tanto se puede demostrar
cómo este es un problema social colombiano.
Para ilustrar, el debate académico que hay sobre la libreta militar en Colombia,
primero se debe entender cómo se obtiene:
Ahora bien, a través de estas exenciones de ley se puede notar la ausencia por
parte no solo de la comunidad trans sino de cualquier otra comunidad, entre ellos, la
población afro. Estos son uno de los debates que se formula en la libreta militar, sin
embargo, este no será el enfoque, dado a que estoy hablando es de la comunidad trans,
aunque, lo que si tiene cabida y que va a quedar lleno de más vacíos es la comunidad trans
indígena y afro, por el motivo de que este trabajo no pudo tener un contenido importante de
información sobre interseccionalidad. Es una clara falta de reconocimiento a otras
poblaciones que tienen este problema y cómo decía anteriormente no es simplemente el
colectivo Nacidos el 31 de diciembre los únicos con falta de reconocimiento a nivel estatal
por medio de un documento, la comunidad Embera tiene parte de su población en un
pueblo llamado Santuario en Antioquia, es un conjunto de personas trans, que dejaron de
ser parte de su propia comunidad a raíz de que esto no es digno de su tradición, es decir, su
propia comunidad no los reconoce y en estos momentos no son leídos como personas,
entonces, teniendo en cuenta que son unos individuos trans e indígenas, la documentación
cae en uno de los problemas insignificantes ante la falta de aprecio por parte de su propia
comunidad. Es importante destacar que este es un debate que está abierto y que va a estar
ausente en este trabajo. Consecuentemente, al hablar de los debates que hay con respecto a
la documentación colombiana, haciendo énfasis en la libreta militar, tengo que revisar la
parte del derecho donde los autores investigados concuerdan en la discriminación hacia la
población trans.
Lo que dice Ruiz es real, no obstante, como decía, es importante tener en cuenta a
los hombres trans los cuales también necesitan resolver su situación militar. Por otra parte,
en la literatura de Simón Ramírez profesional en antropología de la Universidad de los
Andes, se habla de que la libreta militar sirve como un mecanismo de bio-
poder[CITATION Sim16 \n \t \l 9226 ], y es claro, pero aparte de ser una herramienta que
tiene unas relaciones de poder con una estructura que maneja la conducta de las personas,
sirve como un documento de identificación dentro de la narrativa de Estado-Nación. Los
documentos burocráticos sirven no solo para organizar e identificar a la población, sino que
sirven como un mecanismo de control estatal. En este sentido, la documentación tiene
varios propósitos, el control siendo uno de los propósitos que con un mal manejo puede
llevar a mecanismos de opresión y discriminación. No obstante, hay un mecanismo que es
relevante y es el del reconocimiento, el hecho de que un documento identifique a una
persona dentro de una nación significa una clase de reconocimiento a nivel jurídico, por lo
tanto, en lo que Ramírez propone hay una falta de reconocimiento de comunidades. Algo
que Ramírez agrega a la discusión, si bien su trabajo es algo personal, es la objeción de
conciencia, que, según la Constitución política de Colombia, se respalda de la siguiente
manera: ‘’Artículo 18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por
razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra
su conciencia (1991)’’. La objeción de conciencia es un derecho para aquellas personas que
por convicciones no creen en las proposiciones de alguna entidad u institución. Por ello, en
cuanto a las personas trans la objeción de conciencia ha servido como un derecho para
evitar su dilema con la libreta militar.
Con base en las preguntas se formularon 3 entrevistas realizadas a dos chicos trans
y una chica trans, de igual modo se contactó por vía digital un foro de la red trans de
Colombia, en el cual participaron 3 personas: un señor trans y dos chicas trans. Finalmente,
se pudo realizar la entrevista a un general retirado de las fuerzas de seguridad estatal. Así y
las cosas, lo interesante de las respuestas dadas surge a partir del trato dicotómico que
reciben las personas trans dentro de una institución pública, o dentro de un espacio público
en general. Una violencia que puede ir desde lo simbólico hasta lo físico. Es decir, en 5 de
los 6 casos, recibieron un trato hostil una vez se encontraban dentro de la institución, como
dice Aylin, chica trans de Bogotá:
Del mismo modo pasó con Daniel y Donato, dos estudiantes de la Universidad del
Rosario que hicieron su tránsito en plena cursada, con ellos pasó algo parecido, solo que en
el caso de Daniel fue con las personas del ejército, dado a que habló sobre su tránsito, de
una vez fue visto de modo distinto y displicente. Las palabras cambiaron de joven, a
‘’ese’’; y este ‘’ese’’ ya fue violento para Daniel. Una lectura que vale la pena incorporar es
si realmente las personas trans son consideradas personas, como lo hace Judith Butler en
Cuerpos que importan: la corporalidad de estas personas se ve reducida no es sus justas
proporciones, como diría un nefasto presidente colombiano, sino en su totalidad y terminan
siendo unos cuerpos que no importan dentro de una sociedad inconsciente, basada en la
moral judeocristiana. ‘’Ama a tu prójimo’’ claro ama a tu prójimo, pero solamente si entra
en la norma de género y tiene los mismos lineamientos ideológicos. Se puede notar de una
vez la discriminación interseccional que hay en Colombia. Paralelamente, pasa al contrario
con un hombre trans llamado Camilo, el cual tiene una familia establecida, todos sus
papeles los realizó en el consulado colombiano de Barcelona, España, y durante el foro
comentó que los funcionarios públicos que trataron con él fueron muy amables, incluso se
sorprendió por tanta amabilidad en el ambiente, dado que a lo largo de su vida y de su
transición tuvo varios casos de discriminación. Son por estos casos que digo que una
persona trans es una persona que dentro del imaginario colombiano es polarizante, por el
motivo de que, según lo obtenido, o hay violencia de distintos tipos por su presencia en
algún espacio, o hay una especie de amabilidad condescendiente en algún espacio. Estas
reacciones son ‘’normales’’ en una comunidad que está constituida con un binarismo
intachable, lo ‘’anormal’’ llama la atención positiva o negativamente, en este sentido,
haciendo énfasis en el objetivo del proyecto los funcionarios públicos tienen dos modos de
tratar a las personas trans en el momento no solo en el que ingresan dentro de la institución
sino con el simple acto de cruzar la puerta de la institución, como se pudo notar en el caso
de Aylin.
En conjunto, es relevante hacer la distinción de hechos que ocurren con una mujer
trans a lo que ocurre con un hombre trans, dado que si bien el hombre trans transita de un
cuerpo leído como dominado a un cuerpo participe de la dominación, sin embargo, es
importante tener en cuenta que la libreta militar en su obligación constitucional binaria
debe establecer que todo varón debe prestar servicio militar en honor a la patria, por lo
tanto el hombre trans, una vez realizada su transición ya es leído como un varón, por lo
tanto, debe si o si tener su libreta militar en orden. Entonces, el hombre trans a diferencia de
la mujer trans de una vez tiene una obligación según la Constitución Política de Colombia.
Por ello, Nikita Dupuis, hombre trans, afirma que es necesario que se exonere al hombre
trans de este proceso de documentación burocrático, por el motivo de que si bien ahora es
hombre, tiene una historia de transición que hace de su caso una excepcionalidad dentro de
la norma y dentro de la sociedad, porque el hecho de tener este documento puede significar
un trabajo o una beca en alguna entidad de educación y como existe un vacío con la
comunidad trans, pues es debido resolver este dilema, de ahí que en cuanto a la
documentación de la comunidad el problema es mucho más profundo que el decreto 1227
del 2015, es un avance, aunque es un avance que queda corto a la hora de reconocer en su
totalidad a la comunidad trans, especialmente a los hombres trans, porque como dice Laura,
chica trans, estudiante de comunicación social de la Pontificia Universidad Javeriana,
‘’pues a mi no me ha parecido algún problema con la libreta militar, ya hice mi
documentación y por el hecho de que soy mujer pues la policía no me para’’ [CITATION
Lau20 \n \t \l 9226 ] . A este argumento puedo agregar la opinión de Camilo ‘’es que la
mujer y las personas de edad como yo pasamos de agache’’. Camilo, tiene alrededor de 50
años, comenzó su transición hace 30 años y debido a que realizó su documentación hace 3
años le dijeron los mismos funcionarios que la libreta militar a esa edad no era realmente
necesaria. En consecuencia, de la edad y la lectura que hace la institución de la persona
depende el requisito de la libreta en un nivel superficial, como por ejemplo una petición de
documentos por parte de la policía, sin embargo, en un nivel profundo si la persona accede
a un trabajo o a una beca que tiene como requisito este documento estos aspectos quedan
relegados a un problema legal complejo y sin respuestas por parte del Estado.
Por consiguiente, existe polarización de opinión y trato sobre las personas trans,
hay una clara distinción entre un hombre y una mujer trans, su situación frente a la
situación militar es diferente pero no deja de ser problemático ni para el uno ni para la otra,
también, hay que tener en cuenta cómo son leídas las personas trans dentro de la sociedad
colombiana, ¿realmente son leídas como personas? Estas son algunas de las premisas que
este trabajo comienza a responder, de igual modo, el problema de la documentación como
se ha revisado es mucho más profundo, es decir, la libreta militar comienza desde el
registro civil y pasa por el documento de identidad, entonces es un derivado: se hacen los
cambios correspondientes al registro civil, se reclama la cédula que son alrededor de unos 3
meses, según las entrevistas realizadas a Aylin, y luego se tiene que resolver la situación
sobre la libreta militar, claramente, de ser necesario, si el trabajo o la institución educativa
lo requiere. Así pues, se puede rectificar que en la libreta militar hay vacíos que pueden ser
perjudiciales en las posibilidades laborales y educativas de una persona trans.
La opinión de Ruffo queda como una opinión abierta frente a la comunidad trans,
lo que resalta Ruffo con más fervor, es el respeto a la institución con sus normas
estipuladas, siempre y cuando la persona respete las normas de la institución, aunque, un
primer cuestionamiento que puedo realizar al pensamiento de Ruffo, consiste en lo abiertas
y diversas de las normas de la institución, es decir, realmente una persona trans podría
prestar su servicio militar con normas que le den garantías. Esta es una arista que surge
dentro de este trabajo, y consiste en que hay varios planteamientos dentro de esta
problemática: primero, la exoneración a la comunidad trans del servicio y de la libreta
militar. Segundo, la inclusión a la comunidad dentro de la institución militar, si bien es una
posibilidad puede contar con la posibilidad de inclusión a la comunidad, este es un
argumento delicado, por el motivo de que Colombia es un país en constante conflicto y el
hecho de dar la posibilidad de que la comunidad entre a hacer parte de una institución
básica para una guerra, es un hecho que va en contra de muchos ideales de la propia
comunidad, dado a que Donato, Daniel y Camilo son objetores de conciencia y si bien ellos
no son la totalidad de la comunidad, si afirman que es una comunidad que no está a favor
de la guerra, por lo tanto, pensar que la comunidad pueda ser parte de la institución es
problemático y esta pregunta se planteó por el motivo de que una de las apuestas de esta
investigación es aparte de lo que ya se ha hecho, es sobre analizar nuevas masculinidades
dentro de esta institución.
Como mencionaba anteriormente, Katherine Theidon plantea cómo se pueden
replantear las fuerzas bélicas en un marco nacional de proceso de paz. Los integrantes de
las FFMM son considerados por algunos políticos como ‘’una fuerza para matar del
Estado’’. Sin embargo, este discurso aparte de bélico es un ideal dentro del imaginario que
está constituido en la población, por ello, Katherine Theidon, por medio de su escrito
Reconstrucción de la masculinidad y reintegración de excombatientes en Colombia dice
que es importante incorporar el género, es decir, un nuevo discurso en las instituciones
militarizadas. Un nuevo discurso que constituya nuevos pensamientos sobre la
masculinidad dado que:
Bibliografía
Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Editorial Anagrama.