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U7 TE C.H. 2020 Delmy Tania Cruz Hernandez
U7 TE C.H. 2020 Delmy Tania Cruz Hernandez
EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
TESIS
QUE PARA OPTAR AL GRADO DE
DOCTORA EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
PRESENTA
DIRECTORAS DE TESIS
i
CENTRO DE INVESTIGACIONES
Y ESTUDIOS SUPERIORES
EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
COMITÉ DE TESIS
DIRECTORAS:
Dra. María Elena Martínez Torres
Dra. Ivette Rosana Vallejo Real
LECTORES/AS:
ii
DEDICATORIA
iii
AGRADECIMIENTOS
La investigación que tienen en sus manos no pudo ser escrita sin muchas personas
que donaron su tiempo para escuchar y dialogar con mis reflexiones e inquietudes sobre lo
que pasa en los territorios de Abya Yala. No me deslindo de ninguna argumentación aquí
escrita, sólo dejo claro que el conocimiento en este caso, se ha hecho en colectivo.
Primero decir que valoro profundamente los espacios de compartición que las mujeres
de la organización Kawsak Sachata Jarkak Warmikuna del Centro-sur de la Amazonía
ecuatoriana y las mujeres organizadas en la Meseta Comiteca (Las colis, las fases de la luna,
las florecillas) me brindaron. Gracias por el tiempo donado al estudio, sus voces habitan y
encarnan esta investigación. Aprendí a su lado, algo muy valioso que me quedó grabado en
el cuerpo, entendí el significado de la palabra compañera y a su lado me sentí una más, de
las mujeres que luchamos por mejorar nuestras vidas y territorios.
La tesis doctoral que presento no hubiera sido posible sin mantener vínculos de
militancia política con los espacios que me acogieron con amorosidad y hospitalidad.
Agradezco eternamente a mis compañeras y compañeros de vida, política y lucha. A las y los
compas de la CEIBA y de MUTRAM especialmente a Aidé Rojas y Toño Casillas, por
enseñarme el amor por la organización política y el poder de la transformación social. A mis
dos grandes amores de vida, Noelia y Lalo por estar conmigo en tiempos de guerra, de
traición y de paz absoluta. Noelia, mi compañera de vida, que ha caminado y crecido junto a
mí. A Lalo por darme abrazos, cafés, oídos para la escucha y preguntas para la lucha. Gracias
a ambos por ceder su tiempo a mi lado, mientras yo escribía esta investigación.
Mis acompañantas en este caminar han sido fundamentales. La Dra. María Elena
Martínez Torres, con ella inicié mis primeros pasos de investigación hace más de una década
en Chiapas. Hoy concluimos esta investigación juntas. Gracias por tu amorosidad y
generosidad. A la Dra. Ivette Vallejo, agradezco la entrega a la investigación y el siempre
estar dispuesta a compartir ideas de la Amazonía conmigo. A la Dra. Liset Coba, compañera
de lucha, de quien aprendo tanto. Valoro el tiempo invertido en mi documento. A la Dra.
Mercedes Olivera, por su mirada critica que ayudó a solventar los argumentos de la
investigación. Agradezco al Dr. Witek quien desde el inició de mi planteamiento de tesis se
interesó por mi investigación.
i
Gracias al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por otorgarme la beca doctoral que me
permitió realizar esta investigación. Mi gratitud a los y las investigadoras y las personas que
laboran en el CIESAS-sureste por acogerme y hacer de mi estancia una menos complicada.
Por que sin las feministas radicales esta vida no sería igual, gracias a los colectivos
de los que soy parte.
ii
RESUMEN
La investigación “Nosotras como mujeres que somos: entre la desposesión, la
insubordinación y la defensa de los cuerpos-territorios”, analiza el actual contexto de
violencia y desposesión en el que están sumergidos los territorios de Abya Yala1 para
identificar como la geopolítica de desposesión permea las subjetividades de las mujeres
organizadas, las vidas cotidianas, las formas de afectación de sus cuerpos y complejiza la
forma de entender y luchar por sus territorios. Esta investigación observó las estrategias
organizadas que las mujeres construyen para hacer frente a las violencias que existen en sus
contextos.
El estudio privilegia a los sujetos en lucha (Gutiérrez, 2017, 2018)- las mujeres
organizadas por la defensa de sus territorios en el Centro-sur de la Amazonía, provinicia de
Pastaza, Ecuador y la Meseta Comiteca de Chiapas, México. Son dos realidades disímiles
que fue importante contratastarlas, porque mientras se investigaba una, se conocía la otra.
La investigación es un estudio contrastivo, porque no pretende hacer una medida
valorativa de cada experiencia, más bien refleja las similitudes y diferencias en ambos
procesos para observar la riqueza de las organizaciones de mujeres y cómo a través de la
organización se encuentran los vínculos entre los cuerpos y los territorios.
1
Más adelante se argumenta porque se dan argumentos del porque de la elección de Abya Yala.
iii
CONTENIDO
LISTADO DE MAPAS……………………………………………………………………..4
LISTADO DE FOTOS……………………………………………………………………..5
INTRODUCCIÓN……………………………………………………….............................6
1
2 La Meseta Comiteca de Chiapas
2.1 La desigualdad en el Sureste de México ………..................................................84
2.2 Políticas de territorialización y el avance geopolítico neoliberal en la región …..87
2.3 La tenencia de la tierra en Chiapas ………...........................................................90
2.4 Contra insurgencia en la región ………...............................................................93
2.5 Militarización y Paramilitarización en la región ………......................................94
2.6 Políticas públicas de “desarrollo” en Chiapas ………..........................................98
2.7 Las organizaciones sociales y políticas en la región …......................................100
2.8 La organización de las mujeres en la Meseta Comiteca ………….....................101
2
1.2 Martha Santi ………..........................................................................................166
1.3 Gloria Dahua. La cotidianidad de una dirigencia femenina ………...................167
1.4 Las mujeres organizadas en espacios comunitarios.
1.4.1 La presencia de las mujeres en la fiesta..........………..........................173
1.4.2 La presencia de las mujeres en las asambleas comunitarias ………..178
1.5 Las negociaciones con los dirigentes varones en espacios patriarcales………182
3
LISTADO DE MAPAS
4
LISTADO DE FOTOGRAFÍA
Foto I. Final de la marcha en el Puyo 2016. Dirigentas amazónicas de los pueblos kichwa,
sapara y shiwiar
Foto II. Fogata para limpiar el espacio por la contaminación petrolera.
Foto III. Recorrido a las lagunas de oxigenación en Tzimol.
Foto IV. Visita al caracol de Oventik. En la foto están representantes de los grupos
organizados de la región de la Meseta Comiteca.
Foto VI. Muestra de mukawas de Carmela Dahua, rumbo a la preparación de la fiesta
celebrada en junio 2017.
Foto VII. Ermelinda preparando la comida de la fiesta celebrada en junio 2017.
Foto VIII. El río Curaray.
Foto IX. Inicio de fiesta en Lorocachi, hombres y mujeres bailando.
Foto X. Rumbo a la Chacra de Carmela Dahua. Aparecen en la foto, Gloria, Susana, Carmela
y Tania.
Foto XI. El río contaminado de Lago Agrío.
Foto XII. La cancha de la escuela en la comunidad de Jatun Playa. Mujeres amazónicas
jugando futbol.
FotoXIII. El terreno de Zara que está en disputa..
FotoXIV. El patio trasero de la central de abastos, donde asiste Zara a vender sus productos.
Foto XV. Zara rumbo a la parroquía.
Foto XVI. El río vecino. En la foto están Rosy y María Elena, quienes comenzaron con la
investigación participativa para indagar la historia de la contaminación de su río
5
INTRODUCCIÓN
6
la vida comunitaria en todas sus formas. Evocaron y aún enuncian que atacar lo común no
sólo vulnera a sus pueblos, si no que a ellas las cerca e impide su participación en espacios
mixtos.
Desde finales del siglo pasado, los sures del sur se enmarcan en un contexto
geopolítico que vive un nuevo orden sostenido por el boom de los precios internacionales de
las materias primas y los bienes de consumo, demandados cada vez más por los países
centrales y las potencias emergentes. A este fenómeno se le conoce como consenso de los
commodities un modelo basado en la exportación de bienes primarios a gran escala (Svampa,
2012) (Svampa y Viale, 2014) que ha profundizado la dinámica de desposesión (Harvey,
2004); es decir, ha acelerado los procesos de “[…] despojo y concentración de tierras,
recursos y territorios, al tiempo que genera nuevas formas de dependencia y dominación que
tiene a las grandes corporaciones en una alianza multiescalar con los diferentes gobiernos
como actores principales” (Svampa y Viale, 2014, 16).
La dinámica de desposesión que trae consigo el modelo de los commodities consolida
el modelo neoextractivista desarrollista (Gudynas, 2009, Schultz y Acosta, 2009 y Sola, 2010
citados en: Svampa, 2012) que está basado “… en la acumulación de la sobre-explotación de
recursos naturales, en gran parte, no renovables, así como en la expansión de las fronteras
hacia territorios antes considerados como no productivos” (Svampa y Viale, 2014, 17).
Además en los territorios de Abya Yala existe una exacerbada acumulación y concentración
de riqueza en una minoría de empresarios y financieros (Olivera y et. al., 2014), acción que
Segato (2017) llama dueñidad 2;es decir, el poder en manos de pocos dueños, que genera que
a través del libre mercado se construya una geopolítica global sin fronteras con nuevas formas
de dominación entre países imperialistas y de dependencia (Ibíd.). Los países periféricos se
ven más afectados, sobre todo en las áreas rurales donde habitan mujeres y hombres que
trabajan el campo, porque son excluidos de la ecuación neoliberal de acumulación, a pesar
de que con el trabajo de mano de obra de ellas y ellos, su consumo y cuidados sostienen gran
parte del sistema (Federici, 2013).
2
El concepto de dueñidad Segato lo viene trabajando en diversas entrevistas desde el 2016. Ha sido en la
conferencia magistral que dió en el marco de la celebración de los 50 años de CLACSO- Centroamérica en la
ciudad de Guatemala, los días 24-26 de octubre del 2017, que explicó el concepto y le asignó a dueñidad
características específicas que según la autora encuentra en toda América Latina.
7
La dinámica geopolítica en la que se encuentra inmersa Abya Yala en la actualidad,
por el conseso de los commodities no sólo trae una carga económica; sino que también
impone una mirada político- ideológica, que genera que la región sea identificada como lugar
por excelencia de riquezas naturales y como surtidora oficial de la demanda de los bienes
primarios del norte global y de las pontencias emergentes. La tendencia económica,
ideólogica y política que acarrea el modelo neoextractivista trastoca la mirada de los
territorios y ahora son vistos como espacios sacrificables al mejor postor (Segato, 2017, 18-
21).
El modelo neoextractivista afecta los territorios en todas sus escalas: regionales,
comunitarias e íntimas, porque trae consigo dinámicas verticales que irrumpen y tensan las
relaciones comunitarias, desplaza las economías anteriormente existentes, y genera múltiple
carga de trabajo para las mujeres, lo cual agudiza la desigualdad de género que per se existe.
Para comprender cómo las dinámicas regionales del modelo neoextractivista afectan
la escala organizativa, intíma y corporéa es necesario pensar el territorio en clave feminista
anticolonial. Cuando leemos la desposesión de los territorios desde esa mirada evidenciamos
que el ataque económico, ideológico, y político no sólo pretende arrancar la base material de
los territorios (agua, tierra, los bosques, selvas, ríos) si no que también y con mayor avidez
ataca los cuerpos de las mujeres, pues en ellos se genera la “apropiación” de los territorios
porque son utlizados como reproductores del capital (Segato, 2008). Un objetivo central del
modelo neoextractivista en el que vivimos en la actualidad, son los cuerpos de las mujeres y
los cuerpos feminizados que son atacados para lograr el control territorial.
Si abordamos la desposesión en clave feminista anticolonial, dos son los elementos
claves que se deben considerar. Primero, que es indispensable analizar el vínculo entre
acumulación tardía y violencia patriarcal, porque esa articulación produce una penetración
extractivista que se encarnan en los engranajes cotidianos que viven las mujeres afectando
directamente sus relaciones con el territorio y sus cuerpos. Silvia Federici (2004) analizó el
surgimiento del sistema capitalista y destacó que para el desarrollo del mismo fue
indispensable despojar los saberes del cuerpo de las mujeres con el fin de usarlos para la
explotación.
Segundo, es indispensable analizar el campo simbólico del cuerpo. Al centrar la
mirada en la escala cuerpo, se encuentran parajes intímos de la vida cotidiana de las mujeres
y de la organización política. Además se observan las marcas en las subjetividades y las
huellas de las resistencias que las mujeres utilizan para combatir la violencia.
8
El objetivo principal de la investigación es analizar la relación entre los cuerpos y los
territorios a través de la heterogeneidad de las luchas de las mujeres organizadas en defensa
del territorio en dos latitudes de Abya Yala, el Centro- Sur de la Amazonía ecuatoriana y la
Meseta Comiteca de Chiapas. La pregunta general de la investigación es: ¿Cómo afecta la
geopolítica de la acumulación por desposesión el territorio, los cuerpos, relaciones, vidas
cotidianas y organización de las mujeres?
Las cuatro interrogantes guías son: ¿Cuáles son las características de los territorios
despojados que enfrentan las mujeres organizadas en la defensa del territorio? ¿Qué procesos
han seguido las mujeres para organizarse? ¿Cómo la lucha de las mujeres organizadas por la
defensa de su territorio ha incidido en su vida cotidiana? ¿Cuáles son las estrategias que
construyen las mujeres organizadas para enfrentar la violencia sistémica patriarcal y colonial
que viven cotidianamente y permea sus cuerpos, relaciones y territorios?
La investigación privilegia a las sujetas en lucha (Gutiérrez, 2017, 2018)- las mujeres
en defensa de los territorios en el Centro-sur de la Amazonía, provinicia de Pastaza, Ecuador
y la Meseta Comiteca de Chiapas, México. Son dos realidades disímiles que fue importante
contratastar, porque mientras se investigaba una, se conocía la otra. Fue un acto de espejeo,
de encontrar puntos en común entre los dolores para accionar. La idea no fue hacer una
medida valorativa de cada experiencia, si no observar las similitudes y diferencias en ambos
procesos.
El estudio se centró en dos latitudes diversas en Abya Yala. En el Centro-sur de la
Amazonía ecuatoriana trabajé con mujeres kichwa que forman parte de la organización
Kawsak Sachata Harkak Warmikuna (Mujeres que cuidan la selva viva), que son del pueblo
kichwa Kawsak Sachak. Las mujeres viven en las comunidades de Jatun Playa, Lorocachi y
Sisa y se han organizado a partir del 2013 en contra de la ampliación de la frontera petrolera
(XI Ronda) y la licitación de bloques en su territorio para evitar la contaminación de suelos,
ríos y bosques, afectaciones sociales y culturales.
El segundo locus de investigación fue en el territorio de la Meseta Comiteca.
Colaboré con colectivos de mujeres organizadas en la defensa del territorio en Chiapas: el
Colectivo El Colibrí que se ubica en la comunidad de San José Jocnajab municipio de
Comitán, Colectivo Las Florecillas, comunidad de San Nicolás, municipio de Trinitaria y
Colectivo Las Fases de la Luna, barrio de Sacsalum municipio de las Margaritas, estas
últimas articuladas a las comunidades eclesiales de base (Cebs). Todas las mujeres tienen
raíces indígenas, pero se auto reconocen como mestizas. Están organizadas a partir del 2013
9
para enfrentar diversas amenazas a sus territorios como el acaparamiento de tierras,
incremento de la presencia militar, paramilitar, la escasez de agua y contaminación de ríos y
lagunas.
Los lugares de estudio se eligieron por ser dos referentes de luchas en Abya Yala en
donde sus protagonistas son mujeres. En Ecuador, la Amazonía Centro-sur se ha
caracterizado desde la década de los noventa por tener procesos de resistencia frente a las
explotaciones petroleras y las mujeres han sido pieza clave para la lucha. Desde la década de
los noventa las mujeres participaron activamente en asambleas, la toma de ministerios de
gobierno, en sus territorios ante la presencia militar. Hoy en día las mujeres kichwa fungen
como defensoras de sus bosques y selvas frente a la explotación petrolera. Su lucha ha
construido alianzas entre mujeres de diversas nacionalidades amazónicas, con mujeres de la
sierra ecuatoriana y con diversos actores de la sociedad civil.
En Chiapas, la región es geopolíticamente importante por su función de enclave
fronterizo con Guatemala, y su inmersión en el Plan Mesoamérica a través de la ruta maya
en su ramal de Comitán a Lagos de Montebello. La región tiene una trayectoria que ha
configurado subjetividades emancipadoras, florecidas en una férrea historia de dominación
colonial y resistencias indígenas y campesinas. En la región confluyen la teología de la
liberación, las luchas campesinas y sociales de las organizaciones independientes y el
zapatismo. Algunas de las mujeres de la región han participado activamente en diversos
movimientos sociales, siempre con la idea de buscar caminos de autonomía.
Estructura de la investigación
11
La tercera tesis explicativa está argumentada en el capítulo V “Trasbambalinas de la
lucha por el territorio: entre las violencias y la defensa de los cuerpos- territorios”. En el
capítulo hay dos acápites. Primero, analizo la articulación histórica entre la desposesión de
los territorios y el patriarcado para mostrar como este binomio afecta la organización de las
mujeres, sus vidas, cuerpos, relaciones personales y comunitarias. En el segundo apartado,
la mirada está en las estrategias de vida que construyen las mujeres a partir de su
organización. Al final, demuestro que a través de las estrategias que construyen las mujeres,
el territorio aparece como una analogía (Beuchot, 1989) del cuerpo femenino recuperado.
Al final del texto, se argumentaron los hallazgos encontrados que están directamente
ligados a las tesis explicativas que se expusieron. En ellos se demuestra los vínculos entre
los cuerpos y los territorios a través de la heterogeneidad de las luchas de las mujeres
organizadas en defensa del territorio en la Meseta Comiteca de Chiapas, México y el Centro-
sur de la Amazonía ecuatoriana en la provincia de Pastaza.
12
CAPÍTULO I. HACIA UN MARCO
CONCEPTUAL-METODOLÓGICO
Dentro de este capítulo presento, el estado del arte de la investigación. Abordo cuatro
enfoques que articulan la relación entre mujeres y defensa del territorio en Abya Yala.
Después encuadro el argumento de la investigación en las tres tesis explicativas que se
construyeron para responder al objetivo de la investigación.
Las categorías conceptuales que retomo están situadas dentro del marco epistémico
de la geografía crítica feminista, los feminismos decoloniales y la ecología política. Por
último, desarrollo la metodología que utilicé y analizo los límites y alcances de las
herramientas que se exploraron para el estudio.
13
de liquidación de formas políticas democráticas tradicionales y alternativas. 5) el
control y manipulación ideológica a través de una estrategia mass-mediática
invasiva (Ibíd: 130).
Es decir, la movilización del continente por la defensa del territorio se sintetiza en la violencia
estructural y simbólica a un capitalismo que parece retornar a su época primitiva de
acumulación y desposesión. Es una disputa por las formas y los sentidos de comprender el
mundo.
Los territorios indígenas y las vidas comunitarias que habitan en ellas, son el punto
de ataque en esta renovada desposesión, el uso de la violencia es una vía común para lograr
los despojos, la criminalización para las y los que se oponen a la expropiación de los bienes
comunes y el desprecio por todo lo que intenta insubordinarse y crear nuevas formas de
resistencia ante la embestida del capitalismo voraz. “Es la nueva colonización, la más actual
forma de recrearse es a través de la jerarquía del despojo; es decir, vivimos en sociedades
que despojan para vivir”3. La recolonización que trae consigo estas formas de vivir capitalista
genera un ensayo de despojos a las vidas de las personas y se encarna en dominio y graves
violencias. Especialmente en las mujeres y en lo femenino.
Las mujeres son un sujeto inesperado que protagoniza el escenario en la actualidad.
Lamentablemente, poco se ha indagado sobre su actuar y quehacer. He encontrado algunas
corrientes de pensamiento que proporcionan argumentos de las relaciones que las mujeres
sostienen con el territorio.
Los ecofeminismos
No hay un solo ecofeminismo, existen diversas corrientes. Feminismo ecológico es
el nombre que recibe la variedad de perspectivas feministas que se ocupan de estudiar las
conexiones entre la dominación de las mujeres (y los oprimidos) y la dominación de la
naturaleza (Warren, 1996). Le llaman filosofía feminista a la diversidad de estudios
filosóficos que examinan las diferentes conexiones entre el feminismo y la naturaleza (Íbid.).
Un punto en común entre las diversas posturas es superar la concepción binaria, rígida
y jerárquica de la identidad humana y desarrollar una cultura alternativa que reconozca
plenamente sus múltiples manifestaciones como parte de la naturaleza. Desde esta mirada la
3
Aura Cumes en conferencia el 23 de enero del 2019. San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Conferencia
Epistemologías mayas, despojo y colonización.
14
idea de una naturaleza inerte y pasiva también se transforma. Esta visión anti dualista concibe
lo masculino y lo femenino como parte de la naturaleza (Herrero, 2018).
Estas visiones no pretenden asumir que la naturaleza y lo natural como una esfera en
armonía y paz en la que los humanos estarán libres de conflictos, sino más bien implica
reevaluar críticamente la categoría de naturaleza y cómo la concepción de naturaleza ha sido
desarrollada en Occidente, para identificar que nos ha llevado al Antropocentro.
• Ecofeminismo clásico
Es la tendencia más cuestionada dentro de los ecofeminismos. Su planteamiento
afirma que hay una esencia femenina ligada a las emociones y sostiene que las mujeres tienen
rasgos biológicos (como parir o la menstruación) que sostiene que son más cercanas a la
naturaleza. Por tanto, las mujeres serían más cercanas a defender la naturaleza porque
comprenden las consecuencias de la destrucción de la Tierra (Warren, 1996, Herrero, 2018).
• Ecofeminismo espiritualista de los países empobrecidos
A esta corriente algunas autoras como (Migliaro, et. al., 2019) la identifican como
ecofeminismo multiculturalista. Apareció en los años ochentas y su propuesta incorpora una
dimensión espiritualista vinculada al carácter sagrado de la naturaleza y la vida. Su principal
aporte consiste en criticar el modelo de desarrollo occidental, denominado maldesarrollo,
que destruye las formas tradicionales de los pueblos indígenas. Identifica al patriarcado
occidental como la fuente principal de la ecología global (Shiva, 1988).
El ecofeminista espiritualista de los países empobrecidos apuesta por construir formas
alternativas al desarrollo occidental, valorando los saberes de las culturas tradicionales.
• Ecofeminismo constructivista
Las ecofeministas constructivistas sugieren que no existe una esencia femenina que
sitúe a las mujeres más cercanas a la naturaleza. “sino que el lugar histórico asignado a las
mujeres especialmente en países empobrecidos, las hace ocupar espacios de proximidad en
relación con la destrucción ecológica” (Herrero, 2018, 24). El ecofeminismo constructivista
dibuja una estructura en red que enfatiza en las múltiples conexiones entre la clase, raza,
género y la dominación de la naturaleza (Haraway, 1995). Aboga por entender que mujeres
y hombres (y personas que no se clasifican en este binario de género) son naturaleza y cultura
a la vez.
Existen dos nuevas tendencias del ecofeminismo para Herrero (2018) y el colectivo
venezolano las dantas que cantan (2018), el queer y el antiespecista y/o animalista.
15
• Ecofeminismo queer
El ecofeminismo queer, parte de la rama ecofeminista constructivista y se centra
principalmente en cuestionar la comprensión hegemónica de la sexualidad en relación con la
naturaleza. Las ecofeministas queer exploran las relaciones de los binomios
heterosexual/queer y naturaleza/cultura su finalidad “es visibilizar y deconstruir vínculos
entre la opresión patriarcal, los dualismos, la erótica y el deseo en la represión ejercida sobre
las mujeres, las identidades queer y la naturaleza” (Herrero, 2018, 25). En esta misma línea
podemos encontrar el texto de Zaragocín y Ruales (2019) quiénes se preguntan si la tierra
tiene género. Ambas teóricas feministas reconocen al esencialismo estratégico (comprender
a la tierra como Madre o Pachamama) como alternativa para luchar contra el despojo, pero
distinguen que es importante saber cuando los grupos de poder como las empresas, utilizan
estos términos con fines que intenta desquebrajar el tejido social y poner en lugar
subordinado a las mujeres.
• Ecofeminismo antiespecista y/o animalista
La defensa de los animales por parte de grupos de mujeres puede rastrearse desde los
movimientos denominados sufragistas (Adams y Gruen 2014). No obstante, el movimiento
se ha visto rebustecido por la expansión internacional del movimiento por los derechos de
los animales. El ecofeminista animalista afirma que el sexismo y el especismo se manifiestan
mediante patrones opresivos de jerarquía y dominación similares (Adams, 2016). Un aporte
fundamental es que traza patrones específicos entre la cosificación, abuso y subordinación
de los animales y las mujeres (Pinho, 2018).
Feminismo comunitario
En Guatemala han sido claves los debates producidos por pensadoras mayas, Aura
Cumes (2006), Lorena Cabnal (2018), Gladys Tzul Tzul (2018) quienes develan la
importancia de repensar la defensa territorial a partir de contextos comunitarios. Además,
invitan a reflexionar en la disputa de sentidos que acarrea esta nueva colonización. Cabnal
(2018) que es parte de la Red TZK’AT Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario
desde Iximulew-Guatemala, enfatiza en la importancia de pensar la defensa del cuerpo-tierra.
Su planteamiento es que con la llegada del patriarcado occidental se originó una
reconfiguración del patriarcado, en el cual los pactos y mandatos sobre el cuerpo y la tierra
se establecieron (Cabnal, 2018). “Un proceso que conllevó violencia sexual, genocidio,
16
despojo, saqueo y barbarie y que paso por diferentes etapas hasta llegar a la constitución del
Estado nación colonial” (Íbid., 2018, 56).
En un esfuerzo por comprender el significado del Cuerpo-Territorio (Cruz
Hernández, 2016, 2019) realiza una genealogía de las diversas posturas que abordan la
epistemología Cuerpo-Territorio y argumenta la importancia de tomar esta postura para
comprender las luchas territoriales en Abya Yala con la finalidad de comprender como las
mujeres territorializan sus espacios y cómo los cuerpos se territorializan.
La perspectiva que el colectivo plantea apoya a comprender que las lógicas que imponen los
grandes proyectos mineros y petroleros van de la mano de una reconfiguración de las
relaciones sociedad-naturaleza y una reestructuración de las relaciones de género en términos
patriarcales. Para ello toman cinco dimensiones para explicitar el concepto (política,
económica, ecológica, cultural y corporal).
García Torres (2017) siguiendo la línea del colectivo muestra como las mujeres
amazónicas en la defensa de sus territorios se vuelven sujetos políticos a pesar del cerco que
4
Ver https://miradascriticasdelterritoriodesdeelfeminismo.files.wordpress.com/2017/11/mapeando-el-Cuerpo-
Territorio.pdf
17
las pretende mantener en un lugar subordinado. Coba (2015) y Cielo, et. al. (2015) muestran
la importancia de develar las desigualdades al interior de las comunidades amazónicas para
fortalecer la lucha por la defensa territorial desde las mujeres. Así mismo un actor
fundamental en los últimos años en Ecuador, es la Red Latinoamericana de Mujeres
Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales que ha puesto en el centro del debate el
quehacer de las organizaciones de mujeres que acompañan procesos en defensa territorial.
5
Para ver todas las acciones que realiza el centro y leer los materiales que ha generado a partir del 2004 ir a:
http://cdmch.org/cdmch/
18
acumulación ampliada. Enfocar la mirada en este conjunto de actividades “[...] disipa la
ilusión de que la automatización de la producción puede crear las condiciones materiales de
una sociedad no explotadora, mostrando que el obstáculo para la revolución no es la falta de
saber (know-how) tecnológico, sino las divisiones que el desarrollo económico produce en la
clase trabajadora” (Federicci: 2013: 99).
Raquel Gutiérrez (2018) siguiendo el análisis de Federici sugiere que al operativizar
la categoría de reproducción social de la vida “las mujeres estamos haciendo visible la negada
trama de interdependencia que nos conecta entre nosotras y con el mundo “natural” todo;
recordando que es en esa trama de interdependencia que se genera lo común” (2018, 59).
Gutiérrez propone que para mirar las luchas cotidianas que sostienen las mujeres es
importante revisarlas desde la perspectiva teórica-metodológica la lucha dentro de la lucha6.
Rosalva Aída Hernández Castillo (2015) realiza una compilación sobre diversas
luchas de las mujeres en defensa del territorio en México que proporciona un acervo
importante del cómo las mujeres crean estrategias para la defensa del territorio. Una
constante del texto es que evidencia la doble lucha a la que se enfrentan las mujeres, al interior
de sus comunidades y ante el estado.
No cabe duda, que los estudios que articulan el pensamiento ecologista y el
pensamiento feminista del Sur global, han complejizado las relaciones entre las mujeres y los
territorios. La discusión que aportan los ecofeminismos nos ayuda a mirar los múltiples
vínculos entre mujeres y naturaleza. Algunas posturas críticas de la misma corriente
contribuyen a descubrir que tanto mujeres como territorios son construcciones culturales. El
feminismo comunitario brinda la mirada del cuerpo como escala y el constructo de Cuerpo-
Territorio como epistemología. El aporte que realiza la ecología política feminista y los
feminismos anti capitalistas enuncian que las políticas geopolíticas de desposesión afectan el
territorio e impactan directamente en los cuerpos de las mujeres y los feminizados. Sin
embargo, faltan estudios que centren su mirada en las subjetividades emergentes de las
mujeres, para descifrar como la violencia estructural atraviesa a las mujeres. Pero y sobre
todo, son indispensables estudios que exploren las estrategias de organización colectiva que
construyen las mujeres en las plataformas de defensa del territorio.
6
Más adelante utilizó la propuesta de Raquel Gutiérrez, la lucha dentro de las luchas.
19
2 Marco teórico-metodológico
2.1 Primera tesis explicativa. La violencia que se vive en los territorios de Abya Yala es
situada e histórica. Entiendo por “situación e historicidad” de la violencia la actuación
neocolonial de los proyectos y políticas neoextractivistas que aceleran el despojo y la
acumulación por desposesión, afectando a los pueblos indígenas y principalmente a las
mujeres. Cuando los territorios son despojados por políticas que los enajenan, las mujeres y
sus cuerpos se encuentran subsumidos en relaciones subordinadas, violentadas y desposeídas.
Para esta primera tesis, utilizo los conceptos de violencia, desposesión y después
engrano ambos para mirar como se genera esta desposesión contra los cuerpos de las mujeres.
20
2.1.2 Violencia y desposesión en Abya Yala
Existe una realidad violenta que nos amenaza y se extiende en el mundo, afirman
Gilly y Roux (2015). Una de las principales problemáticas que se expanden y dinamizan en
el tiempo a través de la red de relaciones sociales capitalistas son: la ampliación mundial de
la salarización de la fuerza de trabajo, la incorporación de inmensos territorios en los nuevos
circuitos desregulados del mercado y la ruptura de anteriores barreras naturales y espacio-
temporales para la valorización del valor son tendencias constitutivas de este curso. La entera
naturaleza se vuelve mercancía.
[…] Vida natural y vida humana son invadidas, constreñidas por una fuerza
inhumana, cósica, encarnada en sujetos humanos provistos de armas, leyes y dinero.
Son testigos el casquete polar y los mares del mundo, las selvas mesoamericanas y la
Amazonía, las montañas andinas y sus lagos, las ciudades creciendo sin plan y sin
ley (Gilly y Roux 2015, 30).
El panorama que muestra Gilly y Roux (2015) sobre como se extiende la violencia en el
planeta es compartido por Valencia (2016) quien afirma que en el último siglo la violencia se
ha recrudecido y convertido en el eje determinante de Occidente y la vida contemporánea.
La violencia y su especularización constituyen un modelo por antonomasia de interpretación
de la actualidad. La autora propone abordar la violencia como: “[…] categoría interpretativa
con distintas transversales en las cuales destaca el hecho que está íntimamente relacionada
con la acción; es decir, … incluye el ejercicio fáctico y cruento de ésta como su relación con
lo mediático y lo simbólico” (Valencia, 2016, 38).
Dicha propuesta invita a entretejer las caras de la violencia y repensar como se vive
en un contexto latinoamericano en donde priman políticas neoliberales de diferentes
regímenes de Estado.
La investigación que presento parte de la idea de que la violencia es histórica con
tintes coloniales. En la actualidad se ha vuelto más cruel y está focalizada en territorios
latinoamericanos donde habitan pueblos indígenas y grupos de las periferias. “[… El robo,
la depredación, el pillaje, y la apropiación de bienes comunes son verbos que ha caracterizado
la historia del capital desde la conquista de América hasta los modernos mecanismos
tributarios del sistema financiero internacional” (Gilly y Roux 2015,33). En todos los casos
están encubiertos por la violencia estatal. El despojo entendido como la privatización de los
bienes comunes, indispensables para la creación de comunidades, no solo marcan el nuevo
período; sino también privilegian la destrucción de otras matrices civilizatorias. La nueva
21
época está llena de contenido bélico y uno de sus fines es el exterminio de pueblos y culturas,
bosques, ríos y lagos, selvas, todo consustancial a la vida humana. La violencia organizada
se ha convertido en guerra, una contra todo lo vivo.
Argumenta Butler (2006, 2010) que existe un marco de referencia bélico que provoca
mayor vulnerabilidad en ciertas personas. Butler (2006, 2010, 2012) en sus últimas obras
parte de la premisa de que unas vidas que vale la pena proteger y llorar y otras que son
dispensables (2010). Inicia su reflexión con el acontecimiento de la caída de las torres
gemelas en 2001. Donde Estados Unidos de Norte América construyó un enemigo común-
Medio Oriente, que mediatizó gracias a la maquinaria de medios de comunicación que tiene
en su poder. Butler comenzó a indagar dos nociones: los contextos de guerra en los que
vivimos y cuáles son los marcos que determinan esas realidades.
La vulnerabilidad no se presenta igual para toda la humanidad. Hay quienes encarnan
un cuerpo que los hace foco del exterminio; es decir, vivimos marcos de reconocimiento que
producen guerra (Butler, 2006, 2010). Los marcos de reconocimiento tienen solamente dos
aristas donde funcionan: legalidad e insitucionalidad. En base a estas dos líneas se mueven
las convenciones y normas que permiten que una vida sea reconocida, y, a su vez, dan cuenta
de las formas de distribución de la vulnerabilidad que hacen que algunas poblaciones estén
más expuestas que otras a la violencia arbitraria. Butler (2006, 2010) recalca que el marco
juega un papel importante pero nunca determina del todo lo que vemos, pensamos y
aprehendemos (Butler, 2010).
Para explicar la vulnerabilidad en que viven ciertas vidas dentro de los marcos de
reconocimiento es necesaria la idea de precaridad (precarity) vs precariedad
(precariousness). Precaridad tiene un sentido existencial, señala la condición ontológica de
todo ser vivo: vivimos en precaridad no solo porque somos mortales y nuestros cuerpos son
vulnerables, sino por el hecho de que dependemos de otras y otros seres (Butler, 2010). En
este sentido, cobra relevancia el concepto de interdependencia que no sólo se da entre seres
humanos; sino también entre seres no humanos como: animales, guardianes de la selva,
espíritus, plantas, flores, entre otros.
Precaridad (precarity) es una condición humana por el sólo hecho de existir. Mientras
precariedad (precariousness) evidencia ciertas necesidades –económicas, políticas y
sociales–que son necesarias para subsistir, y quienes no “consiguen” cubrirlas viven en un
frágil estado de precaridad (precarity). La diferencia primordial entre ambos conceptos es
que mientras la precaridad (precarity) se da a todo lo humano por igual, la precariedad
22
(precariousness) es una condición políticamente inducida que se maximiza para las
poblaciones expuestas a la violencia estatal y a la muerte. A menudo las vidas que viven en
precariedad (precariousness) no tienen otra opción que apelar al mismo estado contra el que
deben protegerse; pelear contra quien debería avalar tu existencia misma.
No cabe duda, que el contexto de violencia y guerra que vive el mundo puede
entenderse a través de las ideas de marco de reconocimiento que propone Butler (2006,
2010). No obstante, para dilucidar características específicas en Abya Yala es importante
tomar en cuenta el aporte que ofrece Mbembe (2011) quien añade que esta selección de vidas
está claramente marcada por el racismo de Estado. Apelando que la raza ha sido la sombra
omnipresente en el pensamiento y la práctica política de occidente, sobre todo cuando se trata
de imaginar la inhumanidad de los extranjeros (Mbembe, 2011,36). La propuesta de Mbembe
(2011) es fundamentales para entender las nuevas formas en que se opera el poder.
Ante el panorama añado otra arista que propone Segato (2017), quien sugiere que la
guerra tiene nuevas máscaras. Esta vez no se necesita destruir los templos de los pueblos
originarios7 para poner nuevos, sino que requiere el apoyo de esos pueblos y de sus cuerpos
para lograr su objetivo. Segato (2017) señala diversas características para entender la
transformación de la guerra. Enuncio a continuación, algunas.8
a) Informalización de las formas bélicas contemporáneas
Nuevos actores han entrado al escenario. A un escenario muy frágil, la presencia del
crimen organizado; las guerras represivas paraestatales, con sus fuerzas paramilitares o sus
fuerzas de seguridad actuando paramilitarmente; el accionar represivo de las fuerzas de
seguridad estatales que custodian las grandes construcciones, son parte de este universo
bélico con bajos niveles de formalización. No tienen territorios delimitados, no existe indicio
de cuando iniciaron, ni se tiene un final (Segato, 2017). Estos agentes actúan como
corporativas; no son miembros de grupos pequeños, sino una estrategia bélica planificada
que apoya los intereses de unos cuantos. Su presencia más activa se encuentra en territorios
en donde bienes naturales preciados para el modelo neoextractivista se ubican. Se reproduce
un fenómeno histórico que Federici (2013) denomina cercamiento de los comunes- que
significa la expropiación de tierras comunales-, para el surgimiento del capitalismo, un pilar
7
Existe una discusión profunda entre los movimientos de los pueblos organizados de cómo autonombrarse.
Para mirar parte del debate ver: Gargallo Ceratini (2012).
8
Segato en su libro “La guerra contra las mujeres” presenta las cuatro características que reconoce como aristas
imprescindibles para dibujar la guerra de manera distinta a como las muestro. Reformulo los argumentos de la
autora para exponer mi propio análisis.
23
para crear la propiedad privada. En la actualidad se refrenda la expropiación construyendo
un nuevo marco de justificaciones y legitimaciones de la nueva situación; es decir, edificando
un marco jurídico y un centro de poder (Estado) capaz de aplicarlo (Harvey, 2004). Los
nuevos actores que Segato (2017) dibuja apoyan este fenómeno de cercamiento de los
comunes por medio de la violencia cruenta. Así el despojo se considera un daño menor por
un bien mayor.
b Cambio del paradigma territorial
Los territorios son producidos al igual que los sujetos que los habitan. La pelea que
hay por territorios ricos en bienes primarios – sobre todo los no renovables, son disputados
por diversos actores los Estados, sus gestiones, empresas paraestatales y
trasnacionales (Segato, 2017). Así cada cambio de paradigma crea territorios con más o
menor plusvalor. Las acciones que estos agentes impregnan en el territorio tienen un mismo
fin, la expropiación de bienes primarios gestionados mayoritariamente en lo común.
c Mafialización de la política y captura del campo criminal por el estado
Esta arista señala la captura del campo criminal por el Estado, la institucionalización
de la criminalidad. Se crea un escenario bélico cuando se tiene condiciones materiales de
posibilidad. Las economías informales avaladas por los Estados producen sumas masivas de
capital no declarado y sugiere:
[…] Estos negocios son de muchos tipos: contrabandos diversos como el narcotráfico
y las armas; el tráfico consentido y la trata engañosa de adultos y de niños; el tráfico
de órganos; y el tráfico de una cantidad inmensa de bienes de consumo legal que
ingresan desde el exterior, incluyendo bebidas alcohólicas, drogas lícitas y partes de
aparatos electrónicos, entre muchos otros productos que pasan a venderse en el
comercio legal. También por el contrabando hacia el exterior de minerales
estratégicos, piedras preciosas, maderas y hasta animales exóticos. Aquí también
suma mucho dinero la explotación de la prostitución en reductos francamente
concentracionarios, donde se somete especialmente, pero no exclusivamente, a las
mujeres al trabajo sexual esclavo.... etc..” (Segato, 2017,74).
La base material sobre la que recae los trabajos ilegales que promueven las economías
informales son los cuerpos racializados, especialmente de personas indígenas, negras,
mujeres, jóvenes que trabajan en condiciones de esclavitud, explotación servil, sexual, entre
otras.
24
Las grandes sumas de dinero que producen estos negocios por debajo de las
economías formales crean un Segundo Estado como Segato lo llamó en 2006 y que ahora
renombra como Segunda Realidad (Segato 2017), significa que “...existe una realidad
especular con relación a la primera: con monto de capital y caudal de circulante
probablemente idéntico, y con fuerzas de seguridad propias, es decir, corporaciones armadas
ocupadas en proteger para sus «dueños» la propiedad sobre la riqueza incalculable que en
ese universo se produce y administra” (Segato, 2017, 80).
Entender como las dos realidades están articuladas es fundamental. Ambos escenarios
se vinculan para sustraer de los territorios sus bienes primarios y su mano de obra-siempre
encontrada en cuerpos racializados. Las formas de negocio que constituyen la Segunda
Realidad conforman un escenario bélico, y se vincula íntimamente con la desposesión que
acelera la acumulación de capital en Abya Yala.
9
Se denomina Commodity para referirse al producto indiferenciado cuyo precio se fija internacionalmente. Ver:
Svampa (2012)
25
genera nuevas formas de dependencia y dominación. Uso el término de acumulación por
desposesión planteada Harvey que retoma dicha idea de Marx: “…parece desacertado, llamar
acumulación originaria y primitiva (a los procesos de acumulación que acontecen
actualmente)10 en adelante voy a sustituir estos términos por el concepto de acumulación por
desposesión” (2004, 113).
Para Harvey la acumulación por desposesión incluye un rango amplio de procesos:
Una clave fundamental, para que esta desposesión de bienes materiales e inmateriales se lleve
a cabo, es desestructurar las economías campesinas, rurales e indígenas, anularlas de las
ecuaciones neoliberales, vaciar y sacrificar los territorios en aras del progreso selectivo
(Alimonda, 2011). La naturaleza se convierte en tierra para rematarla al mejor postor, no
importando las vidas que se sacrifiquen para lograr el objetivo lucrativo. La idea
antropocéntrica que genera un binomio entre naturaleza vs cultura se impone. Entonces, la
naturaleza es considera como subordinada y lista para su explotación, al igual que todo lo
femenino- más adelanté ahondaré en dicha argumentación.
El modelo imperante en la región latinoamericana que sustenta esta acumulación es
el neoextractivista) que debe ser comprendido como: “[…] un patrón de acumulación basado
en la sobreexplotación de recursos naturales- sobre todo no renovables- y en la expansión de
las fronteras en territorios considerados como improductivistas” (Svampa y Viale, 2014, 23).
El modelo económico neoextractivista que impulsa la acumulación por desposesión
tras bambalinas impone nuevas formas de relación con todo lo que habita en los territorios
intentando crear nuevas subjetividades políticas de acción. A veces no para contraponerse a
los designios de estos proyectos, sino más bien para insertarse y convivir con ellos. El
10
Paréntesis propios
26
neoextractivismo como modelo también crea una ideología sobre la modernidad y como
deber ser vivida (Alimonda, 2006) (Svampa y Viale 2014) (Machado Araóz, 2016)
La epsitemología dominante dicta que ciertas civilizaciones deben seguir a otras para
“mejorar” sus condiciones de vida; los teóricos denominan a esta premisa “eurocentrismo”;
construir la historia a partir de un único referente. Para analizar los territorios que están
siendo despojados por este modelo es fundamental comprender como las raíces geopolíticas
europeas crearon una “geografía imaginaria”que establece, relaciones ocultas de continuidad
a lo largo de cinco siglos. El predominio geoestratégico de áreas determinadas del planeta
sobre el resto de regiones periféricas debe ser leído desde la mirada eurocéntrica (Alimonda,
2011). La modernidad ha instaurado al racismo como forma de control; la dominación es
evidente en la actualidad; el racismo impregna la mirada de las regiones de sacrificio a favor
de un progreso ciertamente selectivo.
La modernidad se encarnó en Abya Yala y continúa con otras máscaras. “[…] Existe
una recolonización que permite reproducir modos de dominación señoriales y rentistas que
se asentaban en privilegios adscritos por el centro del poder colonial” (Rivera Cusicanqui,
2010,56). Cusicanqui siguiendo la línea de pensamiento de Pablo González Casanova en
México, denomina a estas formas de subordinación colonialismo interno: “…es un ejercicio
constante y reiterativo de prácticas de opresión racista y de explotación clasista que se
sustentan en una especie de complejo de superioridad de las clases medias latinoamericanas
respecto de sus pares indígenas” (Rivera Cusicanqui,16, 2010).
27
El colonialismo interno es una característica epistémica de la condición colonial que
ha llegado a nuestros días e impregna las formas de concebir los territorios, tanto para actores
externos: empresas y gobiernos como para las personas que habitan en los territorios de Abya
Yala.
2.1.5 La violencia y desposesión contra los cuerpos de las mujeres
Si bien he señalado que este modelo neoextractivista que acelera la acumulación por
desposesión es una forma de violencia histórica y situada para los territorios de AbyaYala, es
indispensable mencionar que los cuerpos feminizados y de las mujeres son un objetivo
primordial a atacar en esta guerra.
Federici (2004), argumenta que el inicio del capitalismo en Europa edificó su
permanencia a través de despojar los cuerpos de las mujeres. Disciplinar los cuerpos era una
tarea fundamental, puesto que los cuerpos son la condición de existencia de la fuerza de
trabajo; Paradójicamente también de resistencia. Romper con la noción del cuerpo como
locus de deseo, placer y para el ocio no fue tarea fácil para los sistemas que querían imponer
la idea de cuerpo como máquina y producto únicamente del trabajo.
Los cuerpos de las mujeres fueron vistos como un desafío a conquistar. Primero era
necesario entenderlos, hasta ese momento, el referente de construcción de conocimiento del
cuerpo humano, había sido el cuerpo masculino. Entonces, una de las principales tareas fue
domar los cuerpos de las mujeres para que reprodujeran la forma de vida que el capitalismo
deseaba, negar su poder, su vida y saberes. Federici (2004) toma los personajes de La
Tempestad (1611), de William Shakespeare, Calibán, el trabajador esclavo, y su madre: la
bruja, y expone:
[…] los mecanismos mediante los cuales se impuso la domesticación de las mujeres,
el robo de sus saberes que daban autonomía al parto, la conversión de la maternidad
en trabajo forzado, la devaluación del trabajo reproductivo como no-trabajo, y la
masificación de la prostitución frente a la desposesión de tierras comunitarias, durante
el periodo en el que tuvo lugar la acumulación primitiva mediante la violencia y la
exclusión social. Así, se argumenta como el trabajo doméstico no constituye un
legado ni un resto de la era pre capitalista, sino una forma específica de relación social
construida por el capitalismo (Cruz Hernández y Garzón Martínez: 2018, 23)
La torura fue una de las formas más recurrentes que se instauraron como actos para domar
los cuerpos femeninos. Los médicos de la época que experimentaban este ejercicio bélico
28
crearon una analogía11 que perdura hasta hoy en día, la naturaleza y los cuerpos de las mujeres
son similares. Cuando torturaban a las mujeres para experimentar sobre sus cuerpos, las
mujeres gritaban, lloraban, y maldecía. Estos comportamientos de las mujeres que se dieron
bajo tortura, fueron equiparados a cuando la naturaleza provoca desastres naturales.
Entonces, los cuerpos de las mujeres y la naturaleza fueron catalogados como indomables,
“furiosos” e inestables, por tanto, son objetos inferiores (Federici, 2004).
En el contexto actual, los cuerpos de las mujeres y los feminizados son el bastidor en
donde se graban los signos y símbolos de la nueva forma de la guerra (Segato, 2008, 2017).
Si la cara de la guerra cambia, las formas contra los cuerpos de las mujeres y feminizados
por consecuencia también.
En las peleas bélicas convencionales del pasado, los cuerpos de las mujeres eran parte
del territorio conquistado, distribuyendo su posesión como cuerpo esclavo o servil, y como
cuerpo concubino, entre los hombres y las familias ganadoras.
En la actualidad, ha ocurrido una transformación de ese antiguo papel del cuerpo
femenino en la escena de la guerra. En las luchas informales que se expanden en el presente,
el cuerpo de las mujeres es torturado por medios sexuales hasta la muerte, al cuerpo se le
destina la destrucción siempre mediante la utilización —aunque no exclusiva— del abuso y
la intrusión sexual por su carácter profanador de lo que debe ser resguardado (Segato,
2017,84).
Los cuerpos de las mujeres se convierten en territorios a conquistar. Siguiendo el
análisis de Segato, para las guerras informales que constituyen la segunda realidad, los
cuerpos feminizados y de las mujeres son el bastidor donde se plasman los signos de las
victorias o derrotas, es el lugar, donde los despojos encarnados del territorio se evidencian.
Pero a su vez el primer espacio también de resistencias.
Desde la geografía crítica y la geografía feminista decolonial, el cuerpo es una escala,
y lo podemos concebirlo como el lugar donde ocurre la estrategia de acumulación (Harvey,
2012) pero también de resistencia (Gutiérrez Aguilar, 2017, Cruz Hernández, 2016).
El cuerpo constituye un proyecto inacabado, histórica y geográficamente maleable en
ciertos sentidos que interioriza los efectos de los procesos que lo crean. El cuerpo es un lugar
donde se producen las distinciones de clase, raciales de género, y de edad. Con esto no se
11
En las conclusiones del texto se desarrollan diversas analogías que se construyeron a partir de los relatos que
expusieron las mujeres organizadas del Centro-sur de la Amazonía ecuatoriana y la Meseta Comiteca de
Chiapas.
29
pretende decir que el cuerpo es un producto pasivo de factores externo, el cuerpo es activo,
transformador en relación con los procesos que lo produce, lo sostiene y disuelven. Sugiere
Harvey (2012, 121) “Las personas corpóreas dotadas de capacidad semiótica y voluntad
moral hacen de su cuerpo elementos constructivos”.
Una similitud existe entre cuerpo y territorio. Ambos son productor y producto. Su
relación es dialógica por que la forma de producción del espacio-tiempo está
inextricablemente conectada con la producción del cuerpo.
La acumulación por desposesión no es género neutro pues es androcéntrica, patriarcal
y colonial (Vallejo, et.al., 2018), lo que indica que esta desposesión afecta a los cuerpos de
las mujeres y feminizados de una manera especial.
No todos los cuerpos ocupan el mismo espacio, por que el espacio no es un lugar
neutro enfatizaba Massey (2005). En el espacio se reproducen relaciones de poder que
atraviesan a los cuerpos. Federici argumenta que es sobre los cuerpos de las mujeres que se
fundó el sistema económico capitalista (2004, 2013). La geografía feminista decolonial
enfatiza que los cuerpos de las mujeres y feminizados son el objetivo principal a atacar en
esta geopolítica de la acumulación por desposesión (Cruz Hernández 20016, 2019 y
Zaragocín, 2018, 2019). De esta forma, la producción neoextractivista genera un ambiente
de violencia y procesos de guerra (Segato, 2008, 2017) que coloniza nuevamente los cuerpos-
territorios de las mujeres (Cabnal, 2012, 2018).
Si bien Gutiérrez (2017) inicia su recuento a partir de las movilizaciones surgidas a partir del
siglo XXI, yo me permito hacer un anexo diciendo que una de las luchas que marcó el rumbo
para dar un nuevo significado a los movimientos sociales, en América Latina fue el
zapatismo, que además impregnó una nueva arista: la categoría de raza en el centro del
debate.
31
Un eje fundamental en la discusión que presenta Gutiérrez (2017) es que el sujeto
que se insubordina deja de estar vacío y “[... se sale del paradigma liberal que designa
únicamente a un consumidor que vota o un votante que consume: el ciudadano/a” (Ibíd, 2017,
19).
En el centro de los argumentos ya no sólo estaba el reclamo por cómo administraban
los diversos régimenes estatales sus políticas públicas; sino que también la insubordinación
se daba para cuestionar cómo se destruía la reproducción de la vida a lo ancho del continente.
Además se visibilizan los sujetos que provocaban esa insubordinación que se
conformaban en colectivos e impugnaban los múltiples despojos de los que eran objeto.
Aunado a la ola de efervecencia de insubordinación creada por los sujetos colectivos de lucha
en barrios, periférias, etc; aparecen en la escena los hombres y mujeres indígenas de pueblos
originarios que organizaban parte de la reproducción de su vida al margen del sistema
capitalista, reclamando su propia autodeterminación y autonomía (México, Ecuador, Bolivia,
etc). Entonces, “el sujeto obrero” ya no era el centro de la discusión, se dio un giro epsitémico
que según Gutiérrez Aguilar (2017) se debió a cómo se entendieron a inicios del siglo XXI
los movimientos sociales; es decir, desde una concepción más amplia. Además que cobra
especial relevancia que “[... ayudó a entender la historia de (la insubordinación)12 ya no a
partir de la lucha de clases; sino de la lucha desplegada por los movimientos sociales”
(Gutiérrez, 2017, 20).
Otro problema se derivó de la propia conceptualización de la categoría movimientos
sociales y fue que si bien entendió a la lucha como categoría importante para la comprensión
del suceso político e histórico, de inmediato la quito de un lugar central y pasó nuevamente
a ser un papel secundario.
Con la intención de mirar la compleja realidad que presenta esta investigación desde
un punto de vista feminista del sur, me sumo al planteamiento que realiza Guitiérrez (2014)
de mirar la lucha dentro de la lucha. Dicha propuesta teórica-metodológica tiene principios
básicos. Lo primero es estudiar los asuntos sociales a partir de sus contradicciones y lo
segundo rastrear las contradicciones desde el punto de vista de la inestabilidad (Gutiérrez,
2017). A continuación sintetizo ambas características.
12
Acápite propio.
32
2.2.2 La lucha dentro de la lucha. Sujetas en lucha
Poner en el centro la lucha es vital y con ella sus antagonismos con la finalidad de
comprender cómo se vive el cuerpo social con todo sus heterogéneos anhelos de
transformación; es vital comprender la grámatica de la lucha desde lo que ilumina y devela,
para enfatizar en las dinámicas de la propia contradicción (Gutiérrez, 2017).; es decir, quitar
la mirada totalizante13 para observar cómo se encarnan en sujetos concretos siempre
deviniendo- en un proceso inacabado, enfatizar en el sujeto “siendo y haciéndose” que hace
la lucha con el fin de develar las tensiones, reivindicaciones, flujos continuos y
contradicciones, no como fin sino como “... despliegue para razonar sobre esa inestabilidad”
y llegar a comprender los horizontes interiores que son: “...el conjunto de aspiraciones y
anhelos, no siempre lógicamente coherentes entre sí, que animan el despliegue de una lucha
colectiva y se expresan a través de ella en un momento particular de la historia” (Gutiérrez,
2014).
Horizontes de interiores es su argumento central para mirar las contradicciones,
porque es en la intimidad de la lucha donde se puede entender o mejor dicho encarnar lo
profundo de las y los sujetos que hacen la propia lucha. Entonces, si el punto de partida es
comprender los horizontes interiores de las luchas, tenemos que mirar los despliegues de las
propias luchas, esos momentos colectivos en el que nos insubordinamos por nuestras
contradicciones o las de la propia lucha; es decir, esas acciones que abren caminos de
transformación social y política; los cuales, en muchas ocasiones permiten ampliar las
perspectivas de aquello a lo que se aspira. Gutiérrez (2014) enfatiza que es en los despliegues
donde comprenderemos el significado de la lucha porque la mirada estará centrada en las y
los sujetos que hacen la lucha, y que están siempre en constante devenir.
La propuesta teórico-política la lucha dentro de la lucha permite comprender de una
manera más lúcida el andamiaje de relaciones a las que se enfrentan las mujeres organizadas
por la defensa del territorio. Será fundamental primero enfatizar que las mujeres que viven
dentro de contextos comunitarios desde tiempos inmemoriables han asegurado la existencia
de sus vidas y comunidades; son las reproductoras de la vida social, y un pilar esencial para
la subsitsencia comunitaria. Actualmente se encuentran en constante amenaza por los
despojos hacia sus territorios. Ellas sostienen que existe una complicidad entre el patriarcado,
el poder neoliberal y los dirigentes –locales– para desplazarlas de sus espacios. Es entonces
13
Sobre el tema de la destotalización, ver, Sergio Tischler, quien ha desarrollado el tema en diversos trabajos.
33
cuando las mujeres que viven en tramas comunitarias perciben que están siendo desplazadas
del fuero comunitario por el simple hecho de ser mujeres, identifican las amenazas que las
intenta cercar y detener; entonces, realizan despliegues que desbordan lo instituido, trastocan
el orden y sobre todo en los saberes que anida la vida cotidiana.
Las mujeres organizadas rurales e indígenas viven en un mundo tradicional que per
se ha sido desigual con lo femenino y la niñez; las mujeres lo saben e intentan agrietar el
muro que las cerca en colectivo y es cuando irrumpen el escenario con su voz y presencia
cuestionando las contradicciones en sus horizontes comunitarios. Nombran la estructura del
poder en doble vía:
Primero, la del poder nacional e internacional que se impregna de un patriarcado
blanco/mestizo, que objetiviza a las mujeres en diversas aristas: a) convertirlas en clientas de
sus políticas asistenciales, b) trabajadoras precarizadas que sirven a la mano de obra barata
(que usualmente son sus esposos, primos, suegros, hermanos) y sostienen la cadena de
cuidados en las obras de megaproyectos c) en consumidoras para un mercado que las coloca
en deventaja (Olivera, et. al.: 2014).
Segundo, develan el colonialismo interno y el entronque patriarcal que impera dentro
de sus comunidades. Retomo la definición de entronque patriarcal de los feminismos
comunitarios de Bolivia y Guatemala, que con dicha categoría intentan dar cuenta de:
Las mujeres en defensa del territorio recalcan qué tanto al interior de sus comunidades como
por otros actores del territorio, existen discursos esencialistas que las colocan en el papel de
guardianas de la naturaleza, pero de manera simbólica, pues en la práctica no las reconocen
como sujetas políticas (Paredes 2010).
Viatori (2008) señala la importancia de comprender que esta auto-esencialización que
realizan las mujeres con respecto a sí mismas y la esencialización que realizan otros actores
sobre el papel que ellas juegan en la defensa territorial fue creada también por vínculos con
organizaciones no gubernamentales. Argumenta Viatori (2008) que las ONG en Ecuador
34
entre los años 90 y 2000 incidieron en una esencialización de las mujeres indígenas, como
custodias de la cultura y la lengua. Pero, afirman Bravo y Vallejo (2019), que “ en la
actualidad, las ONG ecologistas esencializan a las mujeres indígenas amazónicas como
guardianas de la selva o defensoras de la naturaleza para catapultar su movilización política”
(2019,8).
A las mujeres que defienden su territorio ser guardianas de la naturaleza sin
reconocimiento legal, ni legítimo les genera tensiones en todos los ámbitos de sus vidas, pero
además les asigna un trabajo más: cuidadoras del territorio. Algunas reconocen que si se les
ve como defensoras del territorio tienen más posibilidades de que el Estado les reconozca
como interlocutoras y puedan acceder a recursos y financiar sus procesos organizativos y de
movilización.
También señalan que cuando no hay un cuestionamiento profundo hacia las
construcciones cosmogónicas que posicionan a las mujeres comunitarias en subordinación a
los hombres a ellas se las deja como guardianas de la cultura, y esa mirada reproduce el status
quo de desigualdad existente en los usos y costumbres; entonces, sus territorios terminan
siendo su propia cárcel.
Las relaciones antagónicas que confrontan las mujeres develan las contradicciones de
la lucha que realizan con su pueblo, pero también exterioriza sus propias tensiones, porque
viven una doble vida. Por un lado, son mujeres que reproducen la vida, desde el rol asignado
y asumido, por los usos y costumbres. Por otro, son mujeres que defienden la reproducción
de la vida porque les interpela el despojo del que son objeto. A veces se insubordinan contra
la asamblea para decir un no contra el despojo a sus territorios, pero no logran agrietar el
poder patriarcal en sus casas, otras confrontan sus relaciones desiguales en sus ayllus14 o
familias, pero pierden espacios en las asambleas. Están en un vaivén de sucesos
contradictorios que las convierte en sujetos de lucha en devenir. Entonces, para
comprenderlos es necesario sumergirnos en el lugar donde nacen sus contradicciones y
enfocarnos en sus horizontes interiores que desde la perspectiva de esta investigación es su
vida cotidiana, y cómo agrietan su vida a partir de sus prácticas políticas organizativas.
14
Unidades familiares- en el capítulo IV realizó una discusión sobre el significado del ayllu para la Amazonía
ecuatoriana
35
2.3 Tercera tesis explicativa.
Una vez fortalecida la lucha protagonizada por las mujeres organizadas por la defensa
de los territorios, se visibilizan las estrategias que las mujeres construyen para confrontar el
despojo en sus vidas, cuerpos y territorios. Así el territorio aparece como una analogía
(Beuchot, 1989) del cuerpo femenino recuperado.
La analogía que existe entre el cuerpo y el territorio cobra sentido en el marco de las
estrategias de colectivas. Para argumentar la tercera tesis explicativa retomo los conceptos
de territorio, vida cotidiana, territorio encarnado y Cuerpo-Territorio.
Espacio
Décadas antes de popularizarse el concepto de territorio se ahondó en qué significado
tenía el espacio. Henri Lefèbvre (2001, 35) fue uno de los precursores de la categoría
conceptual espacio. Su argumento inicia planteando que “el espacio se produce”; La premisa
se basa en realizar una diferenciación entre lo que existe en el espacio, el discurso del espacio
y el conocimiento de él. Afirma que el espacio no es contendedor de personas, seres vivos o
relaciones; es decir, no es un lugar estático, sino dinámico (Lefébvre, 2001).
La propuesta de Lefèbvre es apoyada por Hiernaux y Lindón (1994) quienes realizan
diversas proposiciones para sostener que el espacio no es un contenedor; es decir, no sólo
contiene objetos, no es espejo porque no es solo el reflejo de los actos sociales; entonces,
encuentran en la premisa de Milton Santos (2000) una postura más sofisticada. Santos
propone entender el espacio como estructura social, el espacio es totalidad social porque “[...]
es subordinante y subordinada es producto y productor, además es la interacción de múltiples
variables en el curso de la historia (2000, 92). La propuesta de Santos es útil actualmente y
articula claramente lo sugerido por Lefèbvre dos décadas antes.
Lefébvre (2001) sentencia que para deducir que “el espacio (social) es un producto
(social)” se debe romper con dos ideas: a) la concepción del espacio concebida solo como
naturaleza y qué si bien es el origen, o punto de partida, en este análisis complejo queda solo
como el fondo de una escena, b) cada sociedad (de acuerdo a su modo de producción) produce
un espacio. Para el autor es indispensable pensar el espacio en cuanto a creador de relaciones
de producción y de reproducción; además es necesario ver como ambos procesos se imbrican
en las representaciones. La propuesta de Lefebvre es una triada de aristas imprescindible
para concebir el espacio:
36
i)práctica espacial (espacio percibido), ii) representaciones del espacio (espacio concebido),
iii) los espacios de representación (espacio vivido). Añade que el espacio social siempre será
un proceso que se construye diariamente. Argumentación que apoya Santos (2000), al sugerir
que el espacio es un sistema de valores que se transforma constantemente y agrega ...es la
interacción de múltiples variables en el curso de la historia; es decir, el espacio es histórico,
“[…] es siempre una especie de palimpsesto” o como diría Lefebvre tiene huellas, y códigos
de un sistema de producción anterior.
Massey (2005) le interesa la categoría conceptual de espacio para reconocer cómo ha
sido construida, y bajo qué estructuras políticas y relaciones de poder/saber. La autora afirma
que buscar cómo se construyó el espacio nos puede dar pistas para entender las desigualdades
sociales que se viven en los espacios, especialmente los urbanos. Massey argumenta que
existe una relación entre el concepto de espacio y políticas de desarrollo; una política permite,
por un lado, la movilidad de algunos, mientras limita la de otros (2005,165). Massey analiza
que el espacio es un producto social que está abierto a posibles transformaciones para lo
común; entonces, como producto social, en su misma constitución está empapado en poder
que múltiples formas (económica, política, cultural, de dominación, igualdad, potencia) y se
realiza ‘en relación’, entre una persona, nación, región, lugar y otra.
Massey (2005) sugiere que una de las formas más poderosas en que el espacio social
puede ser conceptualizado es a partir de las relaciones sociales e interacciones sociales, será
imprescindible reconocer que en todas partes existe una expresión y un medio de poder. La
relación que Massey (2005) crea sobre espacio y poder es para concluir que el poder tiene
una geografía que genera desigualdad entre las personas, países, regiones, etc. También para
mencionar que hay diferentes formas en que este poder se representa en un mismo espacio y
es ahí donde ahonda en las desigualdades de género que se dan en los espacios.
Territorio(s)
El concepto de territorio comienza a trabajarse a partir de la década de los sesenta,
sobre todo por la escuela de geografía crítica de Brasil que sigue una línea marxista.
Haesbaert (2013) sigue dicha línea y afirma que uno de los problemas más preocupantes que
rondan la categoría conceptual de territorio es que sus definiciones han sido encerradas en el
binomio materialista vs idealista, lo cual reduce la complejidad del significado. Haesbaert
(2013) intenta salir del binomio y retoma a Raffestein quien sugiere que territorio, no es ni
objeto de materialidad, ni mero instrumento analítico, es entonces “una prisión” las redes de
37
significados que estén inmersas en un espacio determinado” (2013,80). Es decir, es la prisión
que nos hemos fabricado para nosotros mismos. Dicha prisión está creada por relaciones de
poder. De Souza enfatiza “que un territorio es un espacio definido y delimitado por y a partir
de relaciones de poder, que no se restringen sólo al Estado” si no que “hay muchos tipos de
territorios, y no sólo aquellos definidos por el Estado-nación. En otras palabras, todo espacio
definido por relaciones de poder es un territorio” (2009,15).
Bernardo Mançano Fernandes (2008), muestra que las luchas por los territorios
surgen a partir de las interpretaciones que las y los sujetos hacen del espacio. Las
interpretaciones marcan la pauta del como se vive un lugar y como se confrontan los actores
que ahí habitan. En este punto, las relaciones de poder toman un papel central para entender
la configuración de los territorios. Entendiendo al territorio como un hecho político fruto del
ejercicio e impugnación del poder, donde la tensión es una constante ya que existen formas
de apropiación hegemónicas y espacios vividos por grupos subalternos.
Mançano (2008) argumenta que la territorialización del capital significa la
desterritorialización del campesinado y viceversa. Es decir, territorio es una lucha constante
que expresa la correlación de fuerzas de diferentes sujetos. “No hay territorio sin una
determinada territorialidad y que no haya sido resultado de un proceso de territorialización”
(Porto Gonçalves 2006, 35).
Porto Gonçalves (2001) a inicio de siglo ya mencionaba la imperiosa necesidad de
reconocer dentro de las nuevas configuraciones del territorio la presencia activa de los
espacios domésticos (y la presencia de las mujeres en ellos) como arista fundamental para
complejizar la territorialidad. No obstante, no da un paso más profundo para evidenciar como
la vida cotidiana que sostiene la reproducción social de la vida que realizan las mujeres crea
territorialización en los espacios que permiten una defensa del territorio más fuerte.
15
Para Bourdieu (1991, 1999), la práctica se desarrolla en directa relación con el concepto de habitus y busca
dar cuenta de la relación entre los determinantes estructurales (la estructura de capitales económico, social y
simbólico) y las actividades y cuerpos de los actores que movilizan las disposiciones en la vida cotidiana.
39
La reproducción del particular es reproducción del hombre concreto, es decir, el
hombre que en una determinada sociedad ocupa un lugar determinado en la división social
del trabajo. Para la reproducción de un esclavo le son necesarias actividades distintas de las
necesarias a un ciudadano de la polis, a un pastor o a un obrero de la metrópoli. (1998,17)
Es decir, la vida cotidiana no puede pensarse al margen de la estructura que la produce
y legitima; la vida cotidiana tiene una historia y es a su vez espejo de la historia. Entonces,
siguiendo a Heller (1998) el ser humano se auto-reproduce en la vida cotidiana pero no sólo,
porque la vida cotidiana es una mediación; es decir, es una relación con lo otro y con otras-
otros. También Lefèbvre (2001) planteaba la mediación como una particularidad de la vida
cotidiana, en el espacio de la práctica, tal como lo visualizaba en su triada de la producción
social del espacio: espacio representacional o espacio abstracto (el de los planificadores, el
Estado, la tecnocracia), las representaciones del espacio (los pobladores locales quienes se lo
representan en cuanto espacio) y el espacio de la práctica (marcado por lo vivido en lo
cotidiano). Lefèbvre (2001) usaba la mediación de la vida cotidiana para explicar cómo se
daba el vínculo entre la sociabilidad y la naturalidad y con esta argumentación explicó en que
medida y con que contenidos se ha socializado el particular como ente natural. “Toda
actividad directamente relacionada con la naturalidad del particular (dormir, comer,
reproducirse) es una actividad cotidiana (2001, 121). Ahora bien, habría que precisar que no
todas las mediaciones entre la naturaleza y la sociedad son cotidianas, ni la vida cotidiana se
agota en el papel de mediación, sino que contiene también, y en número cada vez creciente,
actividades relacionadas con la sociedad.
Un aporte importante sobre la vida cotidiana es presentado por Reguillo (1998), para
la autora la vida cotidiana es un tejido de tiempos y espacios, donde podemos encontrar los
escenarios de reproducción, es decir, cómo piensa la sociedad, además, es en lo cotidiano
donde se reproducen las prácticas y las estructuras y también es lugar estratégico, que
denomina de la innovación social.
Entonces, podría sugerir retomando la idea de Reguillo, que la vida cotidiana es lo
que hay. Y lo que hay son nuestros enredos, deseos, confusiones, pero también es lo que
todavía no hay -otros enredos, deseos y confusiones-: las imágenes de lo que queremos, de
lo que esperamos con una espera activa, con esperanza.
De Certeau (1999) pone especial énfasis en que la vida cotidiana es un territorio que
hay que proteger de las miradas indiscretas, puesto que en él se devela la manera más íntima
de vivir. Es el territorio donde se repiten un número infinito de acciones en secuencia es el
40
“obrar de lo cotidiano”. “[…] Es el lugar donde el cuerpo social se separa del cuerpo
individual…]” (1999,148), “[…] en este territorio se arraiga el microcosmos familiar, el lugar
más privado y querido, el espacio en donde casi no se trabaja, sino en este trabajo
indispensable de alimentación, conservación y sociabilidad que da forma humana a la
sucesión de los días y a la presencia del otro” (1999,149).
Tomaré un apunte de De Certeau, nombrar el espacio vida cotidiana como un
territorio, pero problematizo el concepto, pues los territorios son espacios en disputa por el
interés de su control; donde se visibilizan las relaciones de poder que ejercen las personas
que habitan en él o aquellas que buscan su apropiación. Para esta investigación son claves
develar las relaciones de poder para complejizar la lucha de las mujeres organizadas y como
su participación política transforma esos territorios íntimos.
Una mirada feminista del sur, permite no sólo develar las desigualdades que existen
en el territorio de la vida cotidiana, sino que además muestra la relación intrínseca entre el
territorio íntimo- la vida cotidiana y la reproducción del cuerpo social; puesto que este ámbito
privado, que cuidamos con recelo, es un microcosmos donde se recrean las opresiones y
resistencias del sistema; en el cual habitan cuerpos diversos.Es necesario, comprender que
cuando la resistencia se desarrolla a nivel territorial y comunitario, ello influye en que haya
una expansión de la lucha hacia la cotidianidad, y es en la vida cotidiana donde se pone en
juego la gestión de la vida “donde pueden producirse cambios en las emociones, en las
relaciones, en los cuerpos y en la constitución de vínculos sociales” (Navarro y Hernández,
2010, 87).
Las mujeres organizadas hacen eco del argumento que plantea Navarro y Hernández
(2010), cuando mencionan qué a partir de construir estrategias colectivas de mujeres,
impugnan prácticas patriarcales familiares, comunitarias y estatales que las afectan. Si
ahondamos en la idea central que plantea la geografía feminista decolonial y la ecología
política feminista del sur, donde se reconoce el cuerpo como primera escala de
entendimiento, el cuerpo es mediador del acontecimiento que sucede en la vida cotidiana;
por tanto, negar las características de los cuerpos (racializados, sexualizados, y diferenciados
en términos de clase) no permite develar las relaciones de poder que se ejercen contra ellos
en espacio-tiempo y en un contexto determinado. En palabras de Bourdieu (1991) el juego
por la lucha de los capitales y el habitus-estrategia no se hace visible sin comprender que no
todos los cuerpos ocupan el mismo lugar en el espacio-tiempo.
41
2.3.4 Territorio encarnado
Dentro de las corrientes de pensamiento feministas16 que se sitúan en Abya Yala se
enfatiza en la relación intrínseca que existe entre el cuerpo como territorio y el territorio como
cuerpo. Es decir, ya no sólo basta con comprender al cuerpo y el territorio como escalas
separadas; si no más bien analizar la relación interdependiente entre los cuerpos y los
territorios.
Desde la perspectiva de la ecología política feminista del sur se ha trabajado con la
idea del territorio como vehículo de mediaciones incluyendo las de poder (Cruz, 2016). Coba
(2015,17) sugiere “entender la vida con el cuerpo es hacer carne a la forma que vivimos,
ello implica la apropiación del mundo exterior”.
El territorio encarnado se da en tanto que el cuerpo es mediador por que percibe el
territorio que habita; es decir, entender que el cuerpo es vehículo para comprender que el
territorio habla con las aves, que la tierra sabe cuando sembrar, que el cielo y las estrellas
dicen la forma de la lluvia y que el río cuenta cuando va a llover. El territorio encarnado es
poner al cuerpo en acción, por que es el cuerpo el que comprende las acciones del territorio
y se hace presente a través de diversas formas de quienes habitan el territorio.
Viveiros De Castro (2013) ha llamado a estas formas de interpetación perspectivismo
amerindio que quiere decir que los pueblos indígenas tienen formas diferentes de comprender
el territorio. Parafraseando a Viveiros De Castro, existen maneras más complejas de situar
las relaciones territoriales, desde una propia ontología, y agrego epistemología, para
comprender y definir qué es territorio. Viveiros De Castro, retoma a Deleuze quien sugiere
que las ontologías y epistemologías indígenas existen en cuanto a que son relacionales y
diálecticas al igual que los sucesos de lo humano (Viveiros, 2013, 11-23).
Descola (2001) e Ingold (2001), desde contextos amazónicos, y Lenkersdorf (1998)
en un panorama índigena chiapaneco tojolabal, muestran las diversas relaciones de cómo el
sujeto que vive en contextos comunitarios tienen cosmovisiones- maneras de percibir el
mundo más complejas, por que estás no se basan solo en paradigma individual si no que
crean relaciones entretejidas con otros seres. No se puede vivir sin la interdependencia.
Presentando como las personas se vuelven sujetos en tanto que dependen de otros seres; es
decir, la subjetividades se modifican en cuanto existe la intersubjetividad con otros seres en
el territorio. Descola (2001) y Lenskendorf (1998) sugieren que las relaciones de
16
Para revisar una genealogía feminista entre cuerpos y territorios ver: Cruz Hernández (2016).
42
interdependencia, no siempre son armónicas; presentan conflictos entre las personas y los
otros seres que habitan el territorio. No obstante estas visiones presentan posturas que no
permiten analizar los conflictos territoriales que existen.
Bien es cierto, que las comunidades tienen una propia ontología y crean apartir de ella
epstemologías de sus territorios; Sin embargo, estas ontologías se han modificado en cuanto
se ha reiterado el contacto con un sistema capitalista patriarcal que provoca nuevas formas
de relacionarse entre las personas y el territorio y entre las propias personas (Nash, 1998).
Uno de los ingredientes fundamentales que trastoca esas relaciones es el poder patriarcal que
termina jerarquizándo a las y los humanos ante los otros seres; además divide a las personas
poniendo la supremacía en lo masculino subordinando lo considerado femenino, incluída la
naturaleza, que se ve al servicio de lo masculino. Lo femenino, muchas veces, es privado de
generar buenas formas para relacionarse en la interdependencia, con otros seres del territorio,
acción que se complica cuando las condiciones materiales y subjetivas no son las óptimas
para que vivan “bien” las mujeres.
Cuando se aboga al territorio encarnado desde la ecología política feminista, se
argumenta que el territorio se experimenta mediante los cuerpos, cuerpos con historia,
situados en campos de poder e incrustados en un mundo patriarcal, racista, capitalista. Los
cuerpos crean territorios a partir de experiencias cotidianas. Por tanto, optar por la postura
epistémica cuerpos-territorios significa que el cuerpo es un territorio, y el territorio un cuerpo
social y ambos se modifican cuando existen despojos.
El territorio encarnado permite repensar la escala cuerpo, donde se encarna el habitus
que realiza la vida cotidiana, que se trastoca con la organización política. Además, las
mujeres organizadas encuentran vínculos entre sus cuerpos y los territorios.
El territorio encarnado analiza los vínculos entre cuerpos y territorios como una
analogía de reciprocidad (Beuchot,1989); es decir, el accionar externo de desposesión afecta
y reconstruye una espacialidad física establecida, los territorios que se trastocan por que se
contaminan (ríos, suelos, aire), pierden biodiversidad, y se trasgreden los cilcos ecológicos.
Este accionar externo de desposesión, genera una afección directa en los cuerpos y deja
huellas en los cuerpos físicos pero también marca las subjetividades, en las configuraciones
del ser (self), y “ las agencialidades que se despliegan en términos de lucha, resistencia,
involucramiento y reclamo de su lugar en el mundo” (Vallejo, et.al., 2018). Ambos se
commodifican porque son interdependientes. Los cuerpos crean espacialidades y los
territorios crean corporalidades.
43
2.3.5 Cuerpo-Territorio como enunciación política
El concepto de Cuerpo-Territorio es un argumento creado por pensadoras indígenas
mayas en Guatemala y Bolivia. El aporte que realizan es para comprender que los cuerpos
son territorios y los territorios cuerpos sociales y ambos tienen un vínculo indisoluble.
La investigación que presento adopta esta premisa y la comprueba ejemplificándola
con dos experiencias organizativas de mujeres en el Centro-sur de la Amazonía ecuatoriana
y en la Meseta Comiteca de Chiapas.
Mujeres organizadas que están en procesos colectivos tejen la propuesta política
Cuerpo-Territorio que les ayuda a reivindicar una doble lucha, al interior de sus comunidades
y al exterior en los mundos ladinos.
Las mujeres organizadas que se vuelven protagonistas de la defensa del territorio al
estar enfrente de una lucha, fracturan el imaginario de que sus cuerpos sean concebidos sólo
para la reproducción biológica de la vida, y agregan una arista más compleja pues reivindican
ser las reproductoras sociales de la vida y defensoras de sus cuerpos-territorios.
Poner el cuerpo en la lucha por la defensa del territorio es una ruptura, nombrarlo
como defensa del Cuerpo-Territorio es una grieta epistémica; porque generan un
desplazamiento hacia una nueva epistemología pues renombran la ontología de la
interdependencia en clave feminista desde Abya Yala. Demandan la autonomía del primer
territorio que es el cuerpo, decidir cómo, cuándo parir, el alto a la violencia física, emocional,
sexual y psicológica hacia sus cuerpos y reafirman el derecho de que el cuerpo social que es
el territorio no se trasgreda, puesto que uno afecta indiscutible y directamente al otro,
comprenden y reivindican el derecho al futuro que el territorio les proporciona.
El escenario bélico en el que se encuentra sumergida Abya Yala por la geopolítica de
desposesión, produce múltiples formas de violencia sobre los cuerpos feminizados y de las
mujeres, las características de esta nueva forma de la guerra que no es solo con tintes
capitalistas, sino también patriarcales, coloniales y especistas, se genera por el modelo
neoextractivista impulsado en la región. Ante esta embestida, son las mujeres organizadas
quienes unen sus voces para mostrar su malestar por la invisibilización que tienen en la arena
política de sus comunidades, lo cual las lleva a cuestionarse y organizarse con otras creando
una política de la afectividad, para irrumpir y agrietar el escenario que las invisibiliza para
convertirse en sujetos de lucha.
Para comprender el proceso de las mujeres al convertirse en sujetas en lucha, es
necesario mirar de cerca su organización política, los desafíos y logros que han conseguido.
44
Una vez entendiendo la construcción de su organización podemos analizar las estrategias
colectivas que las mujeres construyen ante la violencia geopolítica. Dialogar con categorías
conceptuales como vida cotidiana, territorio, y cuerpos-territorio me permitirá construir
articulaciones que las mujeres construyen entre sus cuerpos y sus territorios.
3. Metodología
La combinación de herramientas cualitativas que elegí, orientó la ruta que caminé
para alcanzar los objetivos de la investigación. Desde que me planteé realizar una tesis
doctoral me fue imprescindible reflexionar con respecto a mi actitud metódica. Es decir, el
lugar en que me posicionó para observar la realidad. A partir de la actitud que tomas, elijes
las herramientas necesarias para alcanzar los objetivos y el prisma en que miras los sucesos.
En este acápite relato mi posicionamiento político con respecto a la investigación y narro la
postura epistémica que he decidido utilizar. Después describo los alcances y límites que
obtuve con las herramientas metodológicas que apliqué durante cada estancia de campo.
45
(2017), argumenta que “…si no somos exteriores al problema que se está investigando,
nosotras también somos el problema que se está investigando” (2017,136). Por tanto, añade
es imprescindible pensar en nuestra complicidad, y con ello, renunciamos a toda ilusión de
pureza. Donna Haraway (1995), afirma que debemos recordar que somos sujetas situadas, lo
que observamos, tiene límites y alcances, entonces, no pretendemos tener el “ojo de Dios”
que todo lo ve.
La investigación que presento está encarnada, porque tiene una postura feminista
antiracista desde la que parten sus premisas. Dicho lugar de enunciación se enriquece
principalmente de dos corrientes del pensamiento feminista de los márgenes. La teoría creada
del feminismo negro que plantea hooks (2004), Brah (2004), y Davis (2005) que
deconstruyen la categoría mujeres. Se suma a mi bagagge de teoría la creada por pensadoras
indígenas como Cabnal (2012, 2018) Cumes (2019, 2012, 2006), y Tzul (2014, 2018) quienes
abogan por la re-existencias de epistemologías desde los pueblos originarios y las mujeres.
[…] El término «opresión», (…) remite a una elección, una explicación, una situación
que es política. «Opresión» y «opresión social» son por lo tanto sinónimos o, mejor
46
dicho, opresión social es una redundancia: la idea de un origen político, i. e. social,
es parte integral del concepto de opresión (2004, 38).
La opresión es para la autora una manera de historizar los procesos, mujeres, género, clase,
y raza, que no serán entendidos sólo como categoría de análisis, sin situarlos en un contexto
histórico y político. El análisis feminista que reduzca la experiencia de las mujeres
exlcusivamente al género no está contemplando la mirada de las opresiones.
En la misma línea, Brah (2004) introduce el concepto de interdependencia que es
mirar entretejidas las categorías género, raza y clase. Pero menciona que esta articulación no
es suficiente sin abordar las prácticas culturales en sus formas opresoras. Brah afirma que
tanto el feminismo negro o blanco “ no son categorías escenciales, sino campos de
cuestionamiento inscritos en procesos y prácticas discursivas y materiales en un terreno
postcolonial” (2004, 114).
En la década de los ochenta como lesbiana, chicana y mestiza Gloria Anzaldúa afirmó
la imposibilidad de separar las opresiones que sufre: “no se siente mujer primero y minoría
(sexuales, raciales, étnicas) después, o a la inversa, sino que se enfrentan, con sus cuerpos,
sus vidas, a categorías inseparables” (1999, 25). La mirada que demos forzosamente tiene
que ser un movimiento transformador de configuraciones relacionales. Es observar a través
de un prisma y colocar la opresión en el centro.
Ha sido fundamental para esta investigación reflexionar sobre la categoría conceptual
mujeres desde la teoría de pensamiento feminista negro, puesto que ayuda a comprender la
necesidad de analizar el término mujeres desde un prisma de las opresiones.
Pensadoras indígenas como Cabnal (2012, 2018) y Cumes (2006, 2012, 2019) además
de abordar la articulación de categorías conceptuales como género, raza, clase, señalan la
importancia de situar la condición de las mujeres indígenas, campesinas en tramas
comunitarias, puesto que de esta formar se sitúa al sujeto de manera territorial e histórica.
La postura feminista anticolonial desde la que me ubico pretende generar un
contragolpe epistémico, porque pone en primera línea las voces de las mujeres campesinas,
indígenas, rurales y reconoce que son las mujeres organizadas y diversas las que construyen
conocimiento cotidiano con relación a la tierra, la casa, sus cuerpos, los territorios, la
comunidad, el tejido de relaciones y en la vivencia con otras mujeres.
47
3.3 Investigación comprometida y militante
Vega17 sugiere que una investigación siempre es colaborativa, el concepto a delimitar
es colaborar, entonces, las preguntas para ello son hasta dónde se colabora y quién colabora.
Desde la perspectiva que parto, acotar lo colaborativo es indispensable sobre todo porque no
es lo mismo colaborar para los movimientos sociales, desde los movimientos sociales o sobre
los movimientos sociales. La investigación que realicé es colaborativa en cuanto que es
militante y parte de un compromiso político, por que integra la reflexión sobre la producción
de conocimientos elaborada conjuntamente y las prácticas políticas de los movimientos
sociales, en este caso las mujeres en defensa del territorio.
Realizar otra forma de hacer investigación es estar planteándose en el proceso mismo
los“quiénes y los cómos”, así como los “desde dónde” y “hacia dónde”, es ahí donde
comienza la pregunta de los “para qué” hacer una investigación y a quién le sirve. Estos
cuestionamientos son parte de lo que se denomina reflexividad, que es un ejercicio que
implica la necesidad de examinar críticamente el efecto que, como investigadoras, tenemos
sobre los estudios y también revisar el impacto de las interacciones con las y los sujetos. La
reflexividad es un proceso en donde mi subjetividad juega un papel fundamental, es volver
hacia una misma para revisar críticamente el efecto que se produce en el desarrollo de la
investigación.
Es necesario resaltar que esta investigación parte de mi interés particular, pues no fue
planteada por los colectivos ni de Ecuador, ni de México. La articulación entre cuerpos y
territorios era una preocupación que yo traía incentivada por mi experiencia vivida en
Suramérica y mi relación con organizaciones ecologistas y feministas de Abya Yala. No
obstante, hubo cambios durante mis estancias en campo. Pues, al ir conociendo las iniciativas
colectivas, me di cuenta que comprender la relación entre cuerpos y territorios, si bien era un
interés que encontraba eco en los relatos y las prácticas cotidianas de las mujeres organizadas,
comencé a observar las múltiples modificaciones que las mujeres narraban sobre sus
transformaciones cuando se organizaron. Entonces, cobró relevancia la experiencia
organizativa. En mi segunda temporada de campo, el concepto de violencia sobresalió y pude
17
Acotar el término colaboración fue una propuesta por Cristina Vega profesora investigadora de la FLACSO-
Ecuador quien participó en el Conversatorio de Investigación Colaborativa y Feminismos en Tiempos de
Neoliberalismo Cognitivo. Organizado por el Departamento de Sociología y Genero - Flacso Ecuador. Visto
en: https://www.facebook.com/flacsoradio/videos/2347681958634954/
48
observar cómo el contexto de despojo se encarna en las relaciones y cuerpos de las mujeres,
poniéndolas a veces en un cerco que solo la organización, ocasionalmente, les permite
esquivar.
Confieso que en ambos sitios tuve premisas previas que pensé encontrar. La realidad
me demostró que mis tesis estaban confundidas de lugar. Me quedó claro, que antes de inciar
la investigación e ir obteniendo aristas del problema, no tenía claro que significaba la
organización de las mujeres, ni que potencia tenía hacer lo político desde las mujeres.
Pensaba que el salir y ser visible era fundamental para la lucha, y aunque esa es una de las
batallas no es la única a la que se enfrentan, tal vez ni siquiera la más importante. Hay
trasbambalinas de la organización de las mujeres diversas aristas a favor y en contra cuando
ellas intentan hacer que su territorio sea un proceso político donde su voz sea protagonista
del cambio.
Las experiencias organizativas que elegí se contrastan entre sí. Cuando investigaba
una realidad iba conociendo la diferencia de la otra. Por tanto, es un estudio contrastivo, que
tienen indicadores comunes como la geopolítica de despojo, la violencia que esa geopolítica
produce en los territorios, su lucha por el derecho al territorio protagonizada por ellas en su
condición y situación de género ligadas con otras desigualdades encarnadas.
51
Recorridos al territorio
denominados toxi-
tour.
Analizar el camino organizativo que las ¿Qué procesos han Testimonios de vida y
mujeres del Centro-sur de la Amazonía seguido las mujeres para trayectorias de la
ecuatoriana y la meseta Comiteca han organizarse? ¿Cuáles son organización a
vivido para defender sus cuerpos- los retos y alcances a los mujeres de ambos
territorios. que se han enfrentado? locus de investigación.
Entrevistas semi
estructuradas con
actores de la sociedad
civil que apoyan la
defensa del territorio
de las mujeres
organizadas en la
Amazonía Centro-sur
y la meseta Comiteca.
Entrevistas semi
estructuradas con
mujeres que
pertenecen al
movimiento feminista
y de mujeres en
Ecuador y México.
Asistencia a dos
encuentros de mujeres
organizadas
Indagar cómo ha cambiado la vida ¿Cómo la lucha de las Cartografía del
cotidiana de las mujeres a partir de estar mujeres organizadas por Cuerpo-Territorio.
organizadas. la defensa de su territorio Entrevistas
ha incidido en su vida semiestructuradas a
cotidiana? profundidad con
mujeres de ambos
territorios
¿Cuáles son las Recorridos al territorio
Analizar las estrategias que construyen las estrategias que con la cartografía de
mujeres a partir de estar organizadas para construyen las mujeres los mapas parlantes.
afrontar la violencia que genera el despojo organizadas para
del territorio hacia sus cuerpos, relaciones enfrentar la violencia
y vidas. sistémica patriarcal y
colonial que viven
cotidianamente y permea
sus cuerpos, relaciones y
territorios?
52
3.5 Recolección de la información
Los datos que obtuve para esta investigación se dieron en dos momentos. El primer
acercamiento fue de mayo del 2016 a septiembre del 2016. En los primeros meses se solicitó
el consentimiento para desarrollar el estudio. Además se realizó un mapa de actoras-es que
ayudó a focalizar el objetivo de la investigación en ambos espacios. Ubiqué a actores claves
que tienen incidencia en el territorio y realicé entrevistas semi-estructuradas con
organizaciones de la sociedad civil y con mujeres de los territorios a investigar.
En este primer período del año 2016, en la Amazonía Centro-sur entrevisté a mujeres
de las comunidades de Jatun Playa, Lorocachi y Sisa; sostuve conversaciones con mujeres
de la sociedad civil organizada de la asociación Acción Ecológica (AE), del Instituto
Quichwa de Biotecnología Sacha Supay (IQBSS), personas de la Confederación de
Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE) y mujeres lideresas
que están articuladas en la Red de Defensoras por la Amazonía Ecutoriana.
En Chiapas, México realicé entrevistas con las mujeres de la Red por la Defensa del
Territorio, de los tres colectivos que la integran. Dialogué con actores de la sociedad civil del
Centro de Educación Integral de Base (CEIBA), Mujeres Transformando Mundos
(MUTRAM), Aldeas Infantiles SOS, Enlace, Comunicación y Capacitación, Colectivo de
Educación para la Paz y los Derechos Humanos (CEPAZDH) y el Centro de Derecho de las
Mujeres de Chiapas (CDMCH).
Uno de los hallazgos en el segundo periodo de campo (2017), que añadió una clave
fundamental a la investigación fue el marco de violencia en el que se encuentran las luchas
organizadas de las mujeres. Una vez iniciada la sistematización de campo, percibí como el
tema de la violencia penetra cada instancia de las vidas de las mujeres organizadas.
Comprendo que la violencia hacia las mujeres no es un hecho aislado y no es exclusivo entre
mujeres y hombres, ni se da en espacios “privados”; más bien es un continuum histórico que
en la actualidad tiene caras diversas y ataca la vida y cuerpos de las mujeres. Esta violencia
sin duda se articula al despojo de los territorios.
En el segundo periodo de campo que comprendió de enero- septiembre 2017 realicé
dos estancias de campo. En la Amazonía Centro-sur del Ecuador realicé una estancia de
cuatro meses en tres comunidades Jatun Playa, Sisa y Lorocachi El mayor tiempo lo pasé en
Lorocachi porque mi interlocutora principal Carmen Dahua, que en ese entonces, era
dirigenta del Kawsak Sachat Harkak Warmikuna.
53
En marzo del 2017 realizamos unas jornadas denominadas “Feminismos
Comunitarios en Resistencia frente al Extractivismo Petrolero y Minero” en la ciudad de
Quito, Ecuador, organizadas por la organización Civil Red Latinoamericana de Mujeres
Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales, el Instituto de Estudios Ecologistas del
Tercer Mundo, el Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminimo, el Colectivo
de Investigación y Acción Psicosocial, el grupo de trabajo CLACSO “Cuerpos, territorios y
feminismos” .Una de las invitadas fue Lorena Cabnal de la Red de sanadoras ancestrales
TZK’AT del Feminismo Comunitario desde Iximulew. Realizamos tres actividades; La
primera fue la mesa de discusión “Territorios y Feminismos frente al capital extractivo” que
se llevó a cabo en las primeras jornadas feministas de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (FLACSO) sede Ecuador. La segunda actividad fue un taller “cuerpo-
tierra, cuerpo- territorio” para dialogar el concepto. La actividad la realizamos con mujeres
rurales, campesinas y urbanas. Invitamos a lideresas amazónicas kichwas y andoas, al taller
para conocer su reflexión acerca de las categorías conceptuales. La tercera actividad fue un
recorrido denominado toxi tour” se realizó en Lago Agrio. Visitamos dos fincas que están
afectadas por la explotación petrolera y llevamos a cabo un taller de sanación en la clínica
ambiental proyecto impulsado por Acción Ecológica.
A inicios de abril del 2017 comencé a entrevistar a tres mujeres del movimiento
feminista y el movimiento de mujeres indígenas para dialogar sobre qué piensan de las
mujeres organizadas de la región, sobre cuáles creen que son sus retos y aciertos.
En los meses de Mayo y Septiembre del 2017 asistí a dos asambleas comunitarias de la
organización del Kawsak Sacha (selva viva) en donde participaron cinco comunidades de las
tres que visité. En el mes de Junio pude asisitir a la fiesta de fundación de la comunidad de
Lorocachi y entrevistar a actores de la comunidad que juegan un rol importante (profesores,
médicos y sacerdote católico). En el mes de septiembre programé dos talleres con mujeres
de los territorios, pero sólo llevé a cabo uno. Cambié el primer taller, por realizar mapas
individuales de los lugares que a las mujeres organizadas las hacían sentir inseguras y felices.
A cada cartografía le llamé mapa parlante. El taller que fue colectivo trabajamos la
cartografía corporal18.
18
La cartografía corporal es una técnica que hemos venido trabajando en diversas regiones de América Latina
como colectivo de Miradas criticas del Territorio desde el Feminismo. Realizo una reflexión sobre la
metodología en el capítulo I. Para revisar la técnica ir a https://territorioyfeminismos.org/publicaciones/guia-
mapeando-el-Cuerpo-Territorio/
54
Revisé memorias de talleres convocados por el Instituto Quichwa de Biotecnología
Sacha Supay (IQBSS) que realizaron en la ciudad de Puyo en los meses de marzo-junio del
2018.
En 2017, mi segunda temporada de trabajo de campo en Chiapas realicé recorridos
con tres mujeres organizadas durante enero y febrero. Acompañé a las mujeres en sus rutinas
durante dos semanas a cada una. Dos son mujeres del mismo colectivo, colibrí y la última es
de las florecillas. A finales de Enero del 2017 participé junto a las organizaciones CEIBA,
MUTRAM una reunión con diversos colectivos ( CEPAZDH, CDMCH, SI PAZ, Centro de
Derechos Fray Bartolomé de las Casas, Aldeas Infantiles), con el fin de hacer un diagnóstico
de la región y reconocer los actores de incidencia clave.
A mediados de abril y mayo sostuve tres talleres de diagnóstico con los colectivos de
mujeres de Chiapas (colibrís, fases de la luna y florecillas). Reuniones mensuales que son
parte del proceso organizativo que las mujeres están impulsando con acompañamiento de
CEIBA-MUTRAM.
En el mes de agosto acompañé dos semanas a una de las compañeras del colectivo
fases de la luna del mucicipio de Margaritas. En ese mismo mes, realicé una entrevista a
profundidad a los fundadores de CEIBA, Aidé Rojas y Antonio Casillas para dialogar sobre
el contexto actual en la región y cómo ven los retos a los que se enfrentan la organización de
las mujeres.
A finales de Septiembre del 2017 acompañé dos recorridos organizados por las
organizaciones de la sociedad civil MUTRAM-CEIBA y los colectivos colibrís, fases de la
luna, florecillas. El primer recorrido fue a la cuenca san vicente. Su objetivo era comprender
cómo se originaba y de donde provenía la contaminación del río y lagunas de sus
comunidades. Para ello, nos articulamos con defensoras del agua en Chiapas, principalmente
buscamos a la organización de CEPAZDH. Visitamos los municipios de Tzimol, las rosas y
Comitán donde los colectivos hicieron recorridos por los ojos de agua de la cuenca y los
puntos de contaminación. El segundo recorrido, fue a un caracol zapatista. La primera visita
fue al Caracol de Morelia “Torbellino de nuestras palabras” que está ubicado en la región de
la Meseta Comiteca. La finalidad de la visita fue ir a escuchar a la candidata a la presidencia
impulsada por el Congreso Nacional Indígena (CNI) María de Jesús Patricio “Marychuy” ,
para después analizar qué significa la política para las mujeres indígenas y comunitarias.
55
Al igual que en Ecuador, en México realicé tres entrevistas a mujeres feministas y
mujeres del movimiento indígena y campesino por la defensa de la tierra y el territorio para
saber qué piensan sobre el protagonismo de las mujeres en el movimiento por el territorio y
cuáles consideran que son los principales retos. Realicé una revisión de documentación de
memorias de talleres, reuniones, actas de asmablea del trabajo que CEIBA realizó en la
región desde los primeros años de la década de los noventa.
56
individuales. Más específicamente, los testimonios a mujeres pueden revelarnos el desafío y
la transgresión de supuestas pautas culturales compartidas” (Muratorio,2005, 132).
Realicé ocho testimonios de vida durante las dos temporadas de campo, conversé con
cuatro mujeres del Centro-sur de la Amazonía Ecuatoriana. Gloria Dahua- actual
representante de la organización Kawsak Sacha Jarkak Warmikuna, Nina Santi- habitante de
la comunidad de Jatun Playa y Carmela Dahua de la comunidad de Lorocachi y Rosa Santi-
habitante de la comunidad de Sisa. Las cuatro son parte de la organización de mujeres
Kawsak Sacha Jarkak Warmikuna. Mientras en la meseta Comiteca dialogué con Ema
Gómez del colectivo Fases de la Luna del barrio de Sacsalum municipio de Margaritas, de la
comunidad de San Nicolás con Tránsito Rodríguez municipio Trinitaria y Zenaida López y
Maria Elena Gómez de la comunidad de San José Jocnajab municipio de Comitán.
Con cada uno de los testimonios comprendí cómo ha sido el proceso de las mujeres
para incorporarse a la organización política y cómo fueron construyendo su reflexividad en
la defensa de sus territorios. Una de las potencias de la herramienta es que a partir de ella, las
mujeres van reconstruyendo a su forma y modo sus narrativas y cronologías para contar su
historia en primera persona.
59
La metodología construye contra cartografías de poder, donde se visibiliza el encarnamiento
de los despojos, politiza de manera clara las dimensiones materiales (ecológica, económica
y política) y enfatiza en las dimensiones simbólicas (cultural y emocional-corporal). Su
principal locus son los cuerpos que están sujetos a regulaciones, representaciones y al mismo
tiempo son agentes situados en campos de poder.
La técnica del mapeo Cuerpo-Territorio permite acercarnos a desentrañar las
implicaciones acompañantes del cuerpo. La contra cartografía corporal que se crea consiste
en la construcción de escenarios de conocimiento colectivo a partir de la indagación y
conversación sobre las relaciones de poder dibujadas en el territorio, pensando el cuerpo
como el territorio por donde pasa la vida. (Colectivo Miradas Criticas del Territorio desde el
Feminismo, 2014, 2017).
Realicé dos talleres utilizando el mapeo Cuerpo-Territorio. El primero fue con la
organización Kawsak Sacha Jarkak Warmikuna en junio del 2017, donde asistieron seis
mujeres. Mientras en México el taller se dio en Comitán en la ceiba en agosto del 2017 donde
asistieron las participantes de los tres colectivos en los que centré la investigación.
Los resultados que obtuve de las contra-cartografías corporales son: Primero hubo un
acto de auto-representación que implicó que en cada mapeo del cuerpo- territorio las heridas,
marcas, recuerdos especiales, lugares, saberes, haceres se reconocieran. Cada mapa del
cuerpo se dibujó de manera individual, con el objetivo de que cada persona reconozca en su
cuerpo los lugares por donde pasan las violencias, relaciones de poder y resistencias.
Después de obtener los registros de los cuerpos, a través de cada mapa se narraron las
historias personales. La narración se presentó en conversatorio, no existió una forma de por
donde comenzar la narración, eso fue elección de cada participante. Conforme se enunciaron
las historias, se fue señalando aspectos que me resonaron de la historia de otra, con el fin de
elaborar narrativas alternativas colectivas que permitan reconocer los vínculos “ocultos”,
íntimos, de la relación territorio-cuerpo y también para que las participantes visibilicen las
estrategias de lucha que están utilizando en la defensa del territorio. Con el pasar de las
narrativas y la identificación de puntos en común entre las mujeres organizadas se realizaron
contra cartografías colectivas del cuerpo, identificando a éste como lugar común, se hicieron
evidente las secuelas que deja la violencia sistémica en los territorios y los cuerpos.
La potencialidad que tiene el uso de las cartografías corporales es que logra evidenciar
las múltiples articulaciones entre cuerpos y territorios, además que a través de una imagen se
puede narrar el dolor y la indignación que vivimos, que al final es hacer un asunto
60
considerado “privado” común. Además, la narración puede ser potente en términos de
generar posibilidades emancipatorias, es decir, provoca fuerza y movilización en las personas
para cambiar (se) la vida, para elaborar-se subjetividades, para relatar(se) el mundo como un
mundo querido de otro modo, hecho de otra manera. Tal y como sugiere Mélich (2000) la
narración permite:
Los mapas cuerpos-territorios son una herramienta para indagar las relaciones multi
escalares, se interroga por cómo vivo el despojo del territorio, y cómo ese despojo trastoca
mi cuerpo. Es una herramienta que puede utilizarse como diagnóstico de representación del
Cuerpo-Territorio, pero también para visibilizar las potencias y estrategias. Funciona siempre
y cuando haya un trabajo previo de confianza entre las participantes porque se trabaja con
historias de violencia, que muchas veces suele ser complejo narrar. La construcción de mapas
cuerpos-territorios colectivos se realiza siempre y cuando, las participantes tengan una misma
organización política por que sino suele quedar las representaciones en planos individuales
y no es el fin del mapeo Cuerpo-Territorio.
61
cambié la idea del dibujo y realicé recorridos mapeando puntos específicos del territorio que
les producían vulnerabilidad, esperanza, resistencia y miedo. Estas emociones elegidas
fueron las que más se narraron en los talleres del mapeo Cuerpo-Territorio. Utilicé esta
técnica después del mapeo Cuerpo-Territorio para profundizar en las percepciones y
emociones que las mujeres plasmaron en las contra-cartografías. Caminando sus territorios
comprendí los espacios que a ellas las hacen sentir felices y fuertes y aquellos que las vulnera
en su condición de mujeres, indígenas y como defensoras del territorio.
62
CAPÍTULO II. TERRITORIOS DESPOSEÍDOS:
LA MESETA COMITECA DE CHIAPAS Y EL
CENTRO-SUR DE LA AMAZONÍA
ECUATORIANA.
La violencia por desposesión que viven los territorios en Abya Yala impacta
directamente en las relaciones entre las personas, las personas y otros seres vivos, en las
organizaciones y en general en las tramas comunitarias.
Este capítulo desarrolla la primera tesis explicativa.19 Al ser dos experiencias las que
se investigaron, cada una tiene su propia narrativa. Se inicia con Ecuador. Analizo la
desposesión en el Centro-sur de la Amazonía Ecuatoriana, en la Provincia de Pastaza del
Ecuador, desarrollo como se han impuesto las políticas de territorialización, la lucha tenencia
de la tierra y la apertura de hidrocarburos en esa región. Consecutivamente, muestro las
resistencias organizativas que surgieron de los pueblos amazónicos. Por último, expongo la
presencia de las mujeres de la Amazonía por la defensa del territorio desde la década de los
noventa hasta la actualidad.
En el apartado del locus del sur de México, primero, explicito las políticas de
territorialización en la Meseta Comiteca, después analizo el proceso histórico de la tenencia
de la tierra en la región. La situación específica de Chiapas, remite a incluir un análisis de la
guerra contra-insurgente que se vive en el estado, para después mostrar las resistencias de los
pueblos originarios y comunidades ante la embestida de esa guerra. Por último, realizo un
recuento histórico de la organización de las mujeres desde la década de los noventa hasta la
actualidad.
19
La violencia que se vive en los territorios de Abya Yala es situada e histórica. Entiendo por “situación e
historicidad” de la violencia la actuación neocolonial de los proyectos y políticas neoextractivistas que aceleran
el despojo y la acumulación por desposesión, afectando a los pueblos indígenas y principalmente a las mujeres.
Cuando los territorios son despojados por políticas que los enajenan, las mujeres y sus cuerpos se encuentran
subsumidos en relaciones subordinadas, violentadas y desposeídas.
63
1. EL CENTRO-SUR DE LA AMAZONÍA ECUATORIANA
20
Pensadoras de la corriente de la ecología política feminista consideran que el modelo de extracción es
patriarcal porque su principal bastión es poner el modelo de acumulación, en opocisión de la vida de los pueblos
que ahí habitan.
64
Gabriela Ruales Jurado (2015) y de la ecología política feminista21 que argumenta Miriam
García Torres (2017), coinciden en que a través de la extracción de petróleo se genera un
proceso de desigualdad (y agrego opresión), no sólo mercantil, si no simbólico que
reconfigura las relaciones entre las personas vs la naturaleza. La naturaleza se vuelve objeto
en estas políticas, por tanto, se impone un imaginario dual que se contrapone, con la
interdependencia en la que se vive.
Dichas opresiones y desigualdades son útiles para el sistema de desarrollo petrolero
pues es de la naturaleza de donde se extraen recursos fósiles (Hidrocarburos) de territorios
habitados por pueblos que tienen otras configuraciones de lo que occidente llama naturaleza.
La segunda reconfiguración del territorio amazónico ecuatoriano es desde una mirada
histórica. Vallejo (2005) plantea que en el caso específico de la Amazonía ecuatoriana ha
existido un continum de colonización que se explica por dos razones: Primero la forma de
construcción de estados nacionales, y que al territorio amazónico siempre ha sido visto como
objeto de provisiones; entonces, es apropiado, ocupado y disputado, configurándose distintas
estrategias y tácticas para el ejercicio del poder. Segunda, que para comprender la
territorialidad en la Amazonía ecuatoriana es indispensable identificar los distintos tipos de
interacción entre grupos sociales, cada una con sus cosmogonías y diversas maneras de
representar el territorio, donde la interacción está mediatizada por el espacio y donde se han
configurado y siguen configurándose estrategias de territorialismo, es decir una búsqueda de
control territorial (Vallejo, 2006, 39-41).
21
El reconocimiento de las bases patriarcales en la dominación social sobre la naturaleza es uno de los
principales aportes del ecofeminismo y de la ecología política feminista, puesto que amplía los horizontes
teóricos y prácticos en las perspectivas ecologistas y también en las feministas. Es decir, la dominación ejercida
sobre la naturaleza o en relación a esta sería una de las primeras maneras de subordinación ejecutadas por el
sistema petrolero como ocurre con cualquier modelo cuya base es la apropiación de los recursos naturales y del
trabajo de la población.
65
Fue en la década de los treinta del siglo pasado, cuando instalaron asentamientos, para
actividades extractivas, en medio de actividades de exploración y específicamente por el
miedo a la expansión por parte de los países límitrofes (caso especial Perú) que el gobierno
comenzó a pensar en la amazonía desde una perspectiva de desarrollo (Vallejo, 2006, 43-44).
De acuerdo a Vallejo (2006), la ley de Comunas creada en 1930, que sirvió para
legitimar tierras comunitarias se aplicó a casos indígenas en 1937; sin embargo, no era para
consesiones de sociedades indígenas, si no más bien para comunidades separadas. El
contexto amazónico no se vio beneficiado por la ley, puesto que todavía no se articulaban
como asentamientos político organizativos. Una coyuntura que transformó el territorio
amazónico ecuatoriano a gran velocidad, fue la guerra con Perú (1942), pues con el fin de
crear una barrera más fortalecida ante Perú, Ecuador impulsó políticas de asentamiento en la
Amazonía con grupos indígenas de la sierra del Ecuador (kichwas) que provocó conflictos
con los pueblos indígenas amazónicos asentados en sus territorios ancestralmente (Ospina,
2004). Esta aceleración de repoblamiento generó conflictos y disputas por el territorio.
Específicamente fueron las políticas del gobierno ecuatoriano a través del Instituto
Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC) que provocaron conflictos por su
manera “legal” de distribuir la tierra desconociendo las posesiones existentes de pueblos
indígenas. Además, las diversas formas de titularidad que impusó el IERAC articulado con
la Ley Agraria dejaron en desventaja a unos grupos con respecto a otros, creando una brecha
considerable entre las comunidades ancestrales y los nuevos colonos (Vallejo, 2006, 42-26).
A partir de la década de los setenta la Amazonía ecuatoriana tuvo otro cambio de
territorialización, sobre todo en la zona norte. En esa época se abría paso a la explotación de
hidrocarburos. Entonces, muchas personas de la sierra y otras partes de la amazonía eran
atraídas para trabajar a esta zona como mano de obra barata. Los efectos desbordantes de la
explotación petrolera en la zona norte, contribuyeron a que se diera un crecimiento sin
ordenamiento territorial, se multiplicó la deforestación, y la contaminación (Acción
Ecológica, 2012). Ante estas amenazas hubo muchos desplazamientos de pueblos
amazónicos a zonas consideradas áreas de refugio (Vallejo, 2006, 47).
Las olas de colonización de la Amazonía norte ecuatoriana se intensificaron a finales
de la década de los setenta y durante los años ochenta del siglo pasado. Las políticas
gubernamentales desarrollista de la época (plantaciones madereras, palma africana, extacción
de madera, ganadería, extracción de petróleo) hicieron de la región foco para la inversión, no
66
osbtante era una dinámica poco viable para los pueblos amazónicos que se veían despojados
de su forma de habitar el territorio (Little, 2001).
La demanda de titulación de tierras de los pueblos amazónicos se volvió una
prioridad. No cabe duda que las organizaciones indígenas fueron una palanca para impulsar
este proceso en algunas zonas de la Amazonía ecuatoriana. Su implicación al reclamo agrario
se dió directamente ante el Estado, (como en el caso de Pastaza), o en alianza con instancias
seculares de la iglesia, por ejemplo, en la región de Morona y Zamora (Vallejo, 2006:42-51).
La demanda principal de los pueblos indígenas amazónicos al Estado ha sido el
reconocimiento de los derechos colectivos y ancestrales de la tierra y el territorio, aunque
hubo avances gracias a sus luchas y movilización, quedó un vacío grande con respecto al
reconocimiento de territorios colectivos. Lo cierto, es que para defender el territorio se han
creado diversas formas de protección; una de ellas es crear las zonas intangibles, para evitar
la explotación petrolera en zonas de más diversidad (Vallejo, 2006: 41-52). La creación de
zonas intangibles que fueron estrategias ganadas por los pueblos amazónicos en décadas
pasadas para mantener un control de su territorio, se ponen en cuestión después de la
declatoria del presidente Rafael Correa en Octubre del 2013.
Los pueblos del centro y sur oriente se organizaron para la defensa del territorio
amenazados por la colonización y la ampliación de la frontera agrícola que pesaban
principalmente sobre Arajuno, San Jacinto, Santa Clara y Sarayaku. En 1978 surgió
en Pastaza la Federación de Comunidades Indígenas de Pastaza (FECIP). Algunos
jóvenes indígenas kichwa que estudiaban en Puyo tomaron contacto con asociaciones
que ya existían en el centro y sur, con la Comuna San Jacinto, la Asociación de
Arajuno, Santa Clara, y en la Amazonía se tomó contacto con otras federaciones que
habían surgido como la Federación de Centros Shuar (FICSH) y la Federación de
67
Organizaciones Indígenas del Napo (FOIN), así como con la Federación de
Comunidades Nativas del Ecuador (FCUNAE) (Vallejo, 2006, 237).
De estos contactos surge la necesidad para la provincia de organizarse para legalizar sus
territorios. El camino organizativo para los pueblos de la región no fue fácil, pues hubo
confrontaciones con los misioneros de la zona por no querer adquirir las formas de tenencia
de la tierra que les imponía.
La mayoría de las personas kichwa organizadas estaban afiliadas a la OPIP, que en la
década de los ochenta se convirtió en una de las organizaciones con más contactos
internacionales y agruparon a pueblos sapara, andoa, achuar, y waorani. Dichas
articulaciones le permitieron expandir su mirada territorial cuestionando las formas en que
se hacía el reparto agrario y la apertura de la zona para la explotación petrolera. También
señalaban cuestionamientos a la educación y salud impartida por parte del Estado.
La tensión en el territorio se incrementó por las concesiones petroleras otorgadas por
el gobierno a diversas empresas trasnacionales. La avanzada trasnacional se intensificaba y
los pueblos no lograban conseguir legalizar sus territorios. Es importante remarcar que para
los pueblos organizados amazónicos, el valor no estaba en conseguir solo la tierra si no en
tener control del territorio; es decir, la mirada era territorial (Kigman, 2006). La OPIP al ver
el avance de la penetración extractiva se propuso impulsar nuevas movilizaciones con el fin
de controlar las actividades hidrocarburíferas que se estaban expandiendo en el territorio.
Unas de sus principales demandas eran cambios en las políticas petroleras y respeto a la vida,
como al territorio de las nacionalidades. Es necesario, mencionar que dentro de la OPIP había
versiones diversas con respecto a la no explotación petrolera.22
La OPIP optó por crear estrategias de movilización y protesta para exigir sus
demandas, entre esas acciones comienzan a articularse con otros actores de la sociedad, por
ejemplo, la CONAIE, CONFENIAE y organizaciones urbanas ambientales como Acción
Ecológica.
La importancia que cobraron los pueblos indígenas del Ecuador en la década de los
noventa como actores políticos, condicionó el despliegue de la frontera petrolera en el centro
y sur amazónico. Fue en ese contexto que el gobierno tuvo una actitud de apertura para
negociar la democratización de la ampliación de la frontera petrolera, lo que duró sólo hasta
el 2002. Iniciando ese año, el gobierno deja su postura mediadora para generar una estrategia
22
En un siguiente acápite ahondo sobre las divisiones que se vivió dentro del movimiento indígena.
68
de militarización del territorio usando la fuerza pública dándose a continuación varios
momentos de ocupación militar de tierras y territorios indígenas (López, 2004: 158).
Después del 2002, bien entrada la siguiente década, los dirigentes del consejo de
gobierno de la OPIP debilitaron su posicionamiento en defensa territorial frente al embate
petrolero, inclusive no se dio un apoyo significativo a las movilizaciones del pueblo
Sarayaku. Tampoco dieron un acompañamiento formativo para reforzar el planteamiento
sobre el avance de la extracción petrolera, lo que dio lugar al debilitamiento de asociaciones
como Canelos y Pacayaku que entraron a negociar con la compañía (Vallejo, 2006, 254-255).
Aunado a la pérdida de cohesión organizativa, estaba también la embestida del
gobierno ecuatoriano de seguir concesionando territorios amazónicos a pesar de haber
conseguido en 1998 una Constitución más favorable a los pueblos indígenas con la
incorporación de un capítulo de derechos colectivos (Vallejo, 2006, 256).
Con este panorama surge una ruptura dentro de líderes históricos de la Organización de
Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP) en la conformación de entidades territoriales autónomas
y para ello se desplegaron esfuerzos para descentralizar decisiones y delegar poder a las
asociaciones y comunidades de base. En esa coyuntura se crea el Plan de Vida de la OPIP.
Sus objetivos son consolidar la unidad del Pueblo Kichwa del Pastaza, e inclusive
conformar una Confederación de la Nacionalidad Kichwa Amazónica. Se sustenta en
algunos artículos de los derechos colectivos que respalda la Constitución de 1998 y
envuelve un marco general de acción en que convergen los planes de vida elaborados
por algunas de las asociaciones miembros (Vallejo, 2006, 258).
Vallejo (2006) ahonda en la importancia que tuvo el Plan de Vida de la OPIP, aunque no fue
fácil, con la ayuda de actores externos a la Amazonía se consolidaron ordenamientos
territoriales que hasta hoy en día son un freno para la frontera extractiva. En ese contexto se
crearon también algunas comunidades que son parte de la organización del Kawsa Sacha.23
Estos asentamientos se formaron como comunidades estratégicas para ocupar el área aledaña
a la franja de seguridad. Yana yaku fue una de las primeras y fue impulsada desde líderes
kichwa de Sarayaku y otros que eran parte de la OPIP.
Formar las comunidades tuvo un fin estratégico, y a lo largo del 2003, se dieron una
serie de acciones que se emprendieron para zonificar el territorio, establecer normativas de
manejo de recursos, ordenamiento territoriales con apoyo del IQBSS, instituto que emergió
23
Selva Viva
69
de la OPIP inicialmente. Fue paradójicamente, en el gobierno de Correa, que lograron obtener
la titulación de este territorio (Vallejo, 2006- 265-277).
Es necesario recalcar que no todas las comunidades que conforman hoy la
organización del Kawsa Sacha tuvieron los mismos objetivos al crearse. Por ejemplo,
Lorocachi, se creó por el avance de la frontera extractiva. Entre 1939 y 1944, la empresa
Shell y la Leonard Exploration Company CO efectuaron actividades exploratorias, en la
cuenca del Villano-Curaray, donde gran cantidad de indígenas kichwa, sapara, napo runa e
inclusive shuar fueron contratados entre los años 1920 y 1950 para servir de cargueros,
trocheros, y guías a los exploradores y geólogos. Para tener exploraciones seguras era
importante contar con la instalación de un batallón militar, que además era lugar estratégico
para tener controlada la frontera con Perú. En 1948 las empresas abandonaron sus actividades
exploratorias y dejaron una serie de pozos cerrados en los alrededores del Curaray.
Las comunidades que conforman el Kawsak Sacha tienen un título colectivo del
territorio, pero cada comunidad tiene claros los linderos de su territorio. Al interior cada
familia tiene acceso a las tierras que pueda llegar a manejar para hacer chakras; no hay una
asignación individual delimitada en número de hectáreas. Son territorios grandes y no hay
problemas en el acceso. En el caso de Lorocachi, que es la comunidad más grande las
familias tienen que acordar cómo distribuirse, pero tampoco hay problemas de acceso a
tierras y otros recursos del bosque (sacha)24 y acuáticos (yaku)25. Las áreas de cacería son
conjuntas y libres, si bien cada hombre de los grupos familiares suelen tener específicas
trochas para ir de cacería y si se necesitan más se tiene que hablar en asamblea para dicha
petición.
24
Sacha, tierra en kichwa
25
Yaku, agua en kichwa
70
la invasión peruana que ha provocado una imposición de puestos militares en algunas zonas
como en Lorocachi, que generan presencia masculina externa y tensionan los territorios con
dicha estadía, pues como ellas comentan “tenemos que vivir con ellos, parece que nos
vigilan”.26
La territorialización de la provincia de Pastaza ubicada en el Centro-sur, no puede
ser entendida sin la articulación de algunos eventos. Primero, la apertura internacional de
hidrocarburos que comenzó a finales de la década de los ochenta. Segundo, la alta
politización de las organizaciones indígenas que pedían titulación de territorios y no a la
explotación petrolera.
La apertura de hidrocarburos inició cuando a principios de la década de los ochenta
hasta a finales de los noventa, entre los gobiernos de la época Hurtado, en 1980, hasta el
gobierno de Rodrigo Borja 1992, en Napo y Pastaza se adjudicaron aproximadamente
600.000 hectáreas (Vallejo, 2006, 48). En 1983 se llevó a cabo el lanzamiento de la primera
ronda de licitación petrolera (Fontaine 2002), pero entre 1983 y 1995, se realizaron ocho
rondas de licitación internacional para la exploración y explotación de hidrocarburos
(Rivadeneria, 2004). Tras la quinta ronda de licitación lanzada en 1987 se firmó un contrato
entre la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana
(CEPE ) y un consorcio formado por las
empresas ARCO Oriente y AGIP Oil Ecuador para la explotación del Bloque 10, situado en
el noroccidente de la provincia de Pastaza, en territorio kichwa, waorani y sapara (Ortiz
2004). Señala Ortiz que la concesión de este generó una gran conflictividad entre las
comunidades de la OPIP y la estadounidense ARCO, a cargo de las operaciones, que se
prolongaría durante más de diez años.
La respuesta de los pueblos fue organizarse y en la década de los ochenta se formó la
Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP) que se fortaleció en los noventa,
convirtiéndose en un actor clave porque ejerció presión, tanto que en 1992 el Estado llegó a
titular tierras de comunidades indígenas kichwas, sapara, shiwiar y achuar (Vallejo, 2006,
49). En ese momento la OPIP llegaría a aglutinar a seis nacionalidades indígenas de la
provincia de Pastaza –kichwa, sapara, shuar, achuar, shiwiar y waorani– (García Torres,
2017), aunque con el pasar del tiempo se convertiría en una organización mayoritariamente
kichwa (Fontaine 2002, López 2003).
26
Diálogo con habitante de Lorocachi
71
Como respuesta ante la apertura de hidrocarburos en el territorio, a manos de
empresas trasnacionales, las organizaciones indígenas amazónicas comenzaron la petición
de titulación de tierras a nivel comunal; sin embargo, las tierras asignadas, afirma Vallejo
(2006) en su mayoría se dieron a título individual y pocas a título comunal, y las que se dieron
bajo la denominación comunal fueron a pueblos donde había mayor presencia de
organizaciones indígenas que exigían más presencia por parte del Estado para resolver la
redistribución de tierras. Con estas medidas se evidencia que el gobierno ecuatoriano no
consideraba un actor de diálogo a los pueblos indígenas para la repartición de tierras.
La presión de los pueblos organizados impulsó a que en 1994, se expidiera una ley
de desarrollo agrario, y aunque tenía tintes sociales, argumenta Vallejo que más bien en el
trasfondo tenía “…la intención de limitar la regularización de la tierra al Estado, liberalizar
el mercado de tierras y propiciar que la compra-venta de tierras no requiera de la intervención
estatal” (2006, 49); es decir, vender la Amazonía Centro-sur a manos de empresas extranjeras
era el hilo conductor de dicha regulación.
La jugada del gobierno ecuatoriano de abastecer a las empresas trasnacionales con
tierras de la Amazonía, no contaban con la fuerza organizativa de los pueblos amazónicos
que cobraban más fuerza. La organización indígena se expandía por todo el territorio
nacional, al igual que las políticas de libre apertura de hidrocarburos, dos modos de entender
el territorio ecuatoriano se confrontaban. Uno modo el indígena que querían territorializar el
espacio para habitarla, mientras el otro, el del estado, que objetivaba la selva para venderla y
concesionar recursos del subsuelo a transnacionales.
La lucha por la defensa del territorio por parte de las organizaciones indígenas en el
Ecuador es histórica. En un primer momento, las organizaciones indígenas amazónicas se
plantearon generar un diálogo entre el Estado y las empresas petroleras. Sawyer (2004) narra
detalladamente como en 1989 la OPIP y organizaciones indígenas como la CONAIE y la
CONFENIAE firmaron los Acuerdos de Sarayaku junto a ARCO Oriente, Petroecuador –
que ese mismo año se había creado para reemplazar a CEPE–, por la Dirección Nacional de
Hidrocarburos (DNH). Las organizaciones indígenas creían que por esa vía iban a conseguir
sus demandas. La seguridad se las daba el contexto ecuatoriano, que marcaba coyunturas
importantes para la defensa de la amazonía. Por un lado, en 1988 habían iniciado la campaña
“Amazonía por la Vida” que la impulsaban actores urbanos nacionales e internacionales
(Acción Ecológica 2011). Por otro lado, en ese mismo año, se creó una campaña para
divulgar los graves impactos socioecológicos dejados por Texaco en la Amazonía norte. Es
72
preciso recordar que en 1991 se había publicado el influyente libro de Judith Kimerling,
Amazone Crude, que supuso un punto de inflexión a partir del cual se aglutinaría la demanda
colectiva de 30.000 indígenas y colonos contra Chevron-Texaco (Fontaine 2002).
Aunque existía movilización en torno al tema de la defensa de la Amazonía la petición
de las organziaciones indígenas no avanzaba. Sus demanadas consistían basicamente en el
cese de la colonización agraria y una moratoria a las actividades petroleras en sus territorios
hasta que éstos obtuvieran la legalización de las tierras. Pero las conversaciones se truncaban
y no generaban cambios, lo que llevó a una ruptura de los acuerdos y de los diálogos (Ortíz,
2004).
La escisión entre actores (Estado y pueblos organizados amazónicos) dio paso a no
más diálogo. Años después, la experiencia del diálogo se cambió y la táctica fue otra. La
década de los noventa quedó inagurada por el gran levantamiento indígena de 1992 Los
pueblos indígenas de Pastaza aglutinados en torno a la OPIP realizaron en abril de ese año la
emblemática marcha “Allpamanda Kawsaymanda Jatarishun” (por la legalización de sus
territorios y la defensa de la vida). Caminaron desde Puyo hasta la capital del país, y lograron
que el gobierno socialdemócrata de Rodrigo Borja garantizase la legalización de alrededor
de 1,5 millones de hectáreas de territorios ancestrales de las nacionalidades kichwa, sapara,
shiwiar y achuar (Fontaine 2002, Vallejo 2006). No obstante, ese territorio se entregó con
polígonos arbitrariamente asiganados y no acogiendo la solicitud de titulación de territorios
colectivos por pueblos y nacionalidades indígenas de Pastaza.
Después de la marcha, la presencia indígena organizada continuaba expandiendo sus
peticiones. Pero se encontraba con más consesiones consedidas a empresas trasnacionales.
Los gobiernos neoliberales de la época instauraron políticas petroleras dirigidas a transferir
recursos públicos al capital privado. En este sentido, se reformó la Ley de Hidrocarburos y
se crearon los Contratos de Participación y de campos marginales. Como consecuencia, las
compañías petroleras obtenían una participación del 81,5%-87,5% de la extracción de crudo,
mientras que las rentas para el Estado correspondían al 12,5%-18,5% (Acción Ecológica
2011).
La década de los noventa estuvo marcada por las tensiones que existían en la
Provincia de Pastaza. La consesión de tres bloques petroleros desbordó la situación.
73
Mapa I. Mapa catastral petrolero de Ecuador 1995-2007
74
con el apoyo de empresas del Bloque 10 pasaron a entablar acuerdos con esta. Mientras, la
OPIP se mantenía en constante resistencia (Fontaine 2002, Ortiz 2004). La mano de las
empresas dentro del movimiento indígena generó rupturas en el movimiento que llevó a que
la alianza surgida por el no a las concesiones petroleras llegará a su fin.
Años más tarde, las organizaciones indígenas retomaron sus alianzas, en respuesta a las
estrategias de fragmentación llevadas a cabo por ARCO, la FIPSE, la Federación
Interprovincial de Centros Shuar (FICSH) y la Federación Interprovincial de la Nacionalidad
Achuar del Ecuador (FINAE) decidieron rearticular sus alianzas inter-étnicas a través del
Comité Interfederacional de Defensa del Territorio de los Pueblos Shuar y Achuar (Vallejo
2006, López 2003).
Uno de los logros que obtuvo la movilización indígena fue que la empresa ARCO
oriente abandonará el país, vendiendo sus concesiones a la empresa estadounidense
Burlington Resources, y dejando las operaciones del Bloque 10 en manos de la italiana AGIP
Oil Ecuador, que continúa con las actividades extractivas hasta la actualidad (Figueroa 2005,
Fontaine 2002).
Llegada los primeros años del siglo XXI la dinámica de concesionar el territorio
amazónico no cambiaba. En 2002 el gobierno de Gustavo Noboa lanzó la novena ronda
petrolera, en un principio compuesta por dos bloques en la costa y 11 en la Amazonía Centro-
sur. Pero como sabían de la gran conflictividad que se daba en la región decidieron abandonar
esas concesiones, además que la coyuntura del país en la última década del siglo pasado no
inspiraba a las empresas trasnacionales a sumarse a nuevas aventuras mercantiles (Acción
Ecológica 2011).
La movilización indígena ecuatoriana de la Amazonía, aunque tuvo sus altibajos, se
replegaba para pensarse y crear nuevas estrategias de organización. Una estrategia
organizativa importante que realizó el pueblo Sarayaku fue crear “Campamentos de Paz y
Vida” para hacer frente al avance de la petrolera. La acción fue desvalorizada por los
operarios de la compañía que continuaron ingresando en el territorio, a pesar de la negativa
del pueblo. Como consecuencia al avance y no escucha, el pueblo Sarayaku organizado
quemó los campamentos petroleros y varias personas fueron detenidas. El Estado ecuatoriano
respondió militarizando el territorio para combatir la organización de los pueblos contra la
disputa petrolera (Acción Ecológica 2011).
Ante dicho avance del Estado, en 2003, el pueblo ancestral kichwa de Sarayaku llevó
su voz, femenina y masculina, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
75
donde demandaban al Estado por que no había llevado a cabo consulta previa a las
comunidades antes de conceder territorio a las empresas y exigía la suspensión de las
actividades en el Bloque 23 (Figueroa 2005). Pasaron nueve años para que la corte diera una
resolución. Pero en 2012, se dictó a su favor la demanda interpuesta y el Estado ecuatoriano
fue declarado responsable de la violación del derecho a la consulta, a la propiedad comunal,
a la vida y a la integridad personal de las comunidades de Sarayaku.27 Para cuando el falló
se dictaminó, el Ecuador estaba en una nueva época, donde Rafael Correa era presidente y
su gobierno se autodenominaba “Postdesarrollista”.
Con la llegada del presidente Rafael Correa al mandato Ecuador, entró a una nueva
época de políticas extractivas. El petróleo se convirtió en asunto de interés nacional
estratégico. Las narrativas hegemónicas que marcaron la administración de Correa del 2008
al 2017 fue la búsqueda de una transformación de la matriz productiva. “Se pretendía generar
un nuevo modelo de acumulación basado en una economía diversificada y sustentable, con
tecnología de punta, que reemplazaría un capitalismo socialmente excluyente y
ecológicamente catastrófico, basado en la explotación de las reservas petroleras de la
Amazonía (Wilson y Bayón, 2017, 19). Para Correa el fin de este cambio era contrarrestar
los efectos de décadas de neoliberalismo, implementar el Sumak Kawsay (Buen Vivir) en la
planeación nacional de la política pública (Bravo y Vallejo, 2019). Pero, en la práctica En la
práctica, el gobierno impuso con gran fuerza actividades extractivas petroleras y la mega
minería con la retórica de la construcción de una “Nueva Amazonía, libre de pobreza”
(Vallejo, 2014). Así la política del Buen Vivir se convirtió en una ideología extractivista.
27
Visto en: octubre 2018. Ecuador cumple con sentencia dispuesta por Corte IDH en caso Sarayaku”. Ministerio
de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, mayo 2014, http://www.justicia.gob.ec/ecuador-cumple-con-
sentencia-dispuesta-por-corte- idh-en-caso-sarayaku/
28
En 1979, el Yasuní, ubicado en la Amazonía ecuatoriana, es declarado Parque Nacional y considerado como
la zona con mayor biodiversidad del planeta. En 1989, pasa a formar parte de la Reserva Mundial de la Biosfera
y en 1999 una de las zonas del Parque es definida como “Zona Intangible”, por tratarse de territorios con
presencia de Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario. “Uno de los factores clave para entender el origen
de la Iniciativa Yasuní-ITT es la visibilización pública de los impactos sociales y ambientales que la actividad
petrolera de la empresa estadounidense Texaco había causado en el país a finales de los años 80 del S.XX. Ello
genera el inicio de análisis, debates y procesos sociales en relación a la actividad petrolera, que son el germen
de esta iniciativa” (Colectivo Miradas Criticas del Territorio desde el Feminismo: 2014).
76
esta propuesta no viene del mandatario, ni de su gabinete, si no más bien de académicas,
activistas ambientalistas y organizaciones de la sociedad civil que llevaban más de una
década observando las consecuencias que el modelo extractivista primario-exportador traía
a los territorios principalmente amazónicos y quienes promulgaban la idea de mantener el
crudo bajo tierra desde la campaña “Amazonía por la vida” (Acción Ecológica, 2011). Fue
Correa quien instituyó la propuesta y con ello ganó la simpatía del pueblo de Ecuador y
fortaleció su llegada al poder (Miradas Criticas del Territorio desde el Feminismo: 2014, 20).
Mapa II. Consesiones de la XI ronda petrólera. Imagen tomada de la Amazonía que nos queda (2011)29
La idea principal de la iniciativa Yasuní ITT era dejar el crudo de la Amazonía bajo
tierra, siempre y cuando, se recibiera una compensación internacional por más del 50% de
los beneficios que el Estado obtendría de explotar reservas, de esta forma cambiar el modelo
extractivista que hasta ese momento vivía el Ecuador.
Para el mundo la propuesta de mantener el petróleo bajo tierra era una posibilidad de
generar justicia ambiental, norte-sur y desplazar la epistemología de extracción de recursos
29
Visto en octubre 2018 en: https://quieroamazonia.wordpress.com/
77
por poner la vida en el centro. Sin embargo, el plan B30, que siempre estuvo presente era que
si los fondos no se conseguían el Yasuní sería explotado.
Durante algunos años, si bien, la propuesta inicial de dejar el crudo bajo tierra se
mantuvo, la idea de ampliar la frontera extractiva siempre estuvo latente. Cuando en agosto
del 2013, el presidente Correa decretó la explotación del parque Yasuní ITT, evidenció la
contradicción existente entre el discurso gobiernista sobre las propuestas de un “nuevo
modelo de desarrollo”- denominado buen vivir- en América Latina y las prácticas
extractivistas que se ejercen en el territorio ecuatoriano. Reafirma Seguel (2005) podrán
cambiar las etiquetas políticas, los lineamientos locales, los detalles cartográficos y los
discursos pero “[...] el continente se encuentra a merced de los cuatro jinetes del mercado:
privatización territorial, enajenamiento de recursos naturales, acaparamiento genético y
racismo ambiental” (2005, 25).
Inmediatamente después del decretó de la explotación del Yasuní, emergen
cuestionamientos por parte de la sociedad civil nacional e internacional, academia y de los
movimientos sociales, integrado por indígenas, sindicales y organizaciones de mujeres y
feministas que cuestionan el incumplimiento de la constitución y rechazan las prácticas
extractivistas en territorios amazónicos habitado principalmente por indígenas no
contactados31 como los Tagaeri y Taromenane.
La ampliación de las fronteras extractivas en el Ecuador, incorpora actualmente la
Amazonía suroriente, en el marco de la XI Ronda Petrolera, también conocida como Ronda
Sur-oriente. Con ella, el Estado ecuatoriano buscó explorar y explotar 21 bloques petroleros
en la Amazonía Centro-sur, de estos 13 se lanzaron a licitación (Vallejo y Cielo, 2019), que
hasta la fecha se habían mantenido al margen de la explotación petrolera. Este plan afectaría
alrededor de 3 millones de hectáreas y los territorios ancestrales de siete nacionalidades
indígenas: achuar, shuar, sápara, kichwa, shiwiar, andoa y waorani. (Colectivo Miradas
Criticas del territorio desde el Feminismo: 2014, 27).
De acuerdo a Vallejo en la licitación de la XI Ronda Petrolera se presentaron diversas
anomalías en el proceso de consulta, por ejemplo “no ha sido previa, de buena fe, no ha
contemplado las instituciones representativas indígenas, y principalmente ha vulnerado la
30
El plan B consistía en “explorar” el territorio, iniciar a hacer negociaciones tentativas con empresas chinas
principalmente, por si el dinero donado por la cooperación internacional no se lograba.
31 Los pueblos Tagaeri y Taromenane están en aislamiento voluntario y se sabe de su existencia desde 1989
por restos arqueológicos encontrados en zonas cercanas.
78
libre determinación de los pueblos en lo que respecta a sus decisiones en torno al desarrollo”
(2013,3).
Mapa III. Las consesiones del proyecto bloque sur oriente. Autoría: Amanda Yépez 2018 del Colectivo de
Geografía Crítica
Después del decreto de la explotación del Yasuní en el Ecuador, y del impulso que tuvo la
licitación para la XI Ronda Petrolera en la parte sur oriente, se generó una movilización,
como la de 1992, esta vez, la presencia de las mujeres marcó un nuevo escenario.
79
El 2013 fue el arranque de una nueva movilización y a partir de ese momento las
mujeres quisieron hacer más visible su papel como defensoras del territorio. A diferencia de
décadas pasadas, esta vez las mujeres se hicieron ver y como otras veces anteriores, pusieron
su cuerpo frente a la lucha.
Es indispensable recordar que la participación de las mujeres tuvo un papel vital en
las movilizaciones de la década de los noventa. Por ejemplo, las mujeres de la OPIP en el
conflicto que se sostuvo ante los bloques 10 y 28 participaron de forma activa en las marchas
y movilizaciones donde, entre otras cosas, estaban a cargo de algunas comisiones y ponían
el cuerpo en primera fila para enfrentarse a los dispositivos militares (Ortiz 2004). Pero su
papel quedó oculto bajo fuertes liderazgos masculinos. Como bien sugiere García Torres
(2017) la idea de que las mujeres mantenían un rol secundario en las movilizaciones se
refuerza por el hecho de que la importancia del trabajo logístico, habitualmente realizado por
ellas, no ha sido considerada en toda su magnitud: “las mujeres, además de caminar,
generaban las condiciones que hacían posible las movilizaciones puesto que eran ellas
quienes se encargaban de alimentar a las personas durante las marchas a pie que duraban
semanas; un trabajo esencial pero invisible a los ojos del espacio público de la política”
(2017, 45).
Si bien es cierto, que las mujeres sostenían (sostienen) la reproducción material y
simbólica de la propia lucha, su papel no sólo quedó ahí, sino que durante los conflictos que
iban aumentando por las concesiones petroleras que se daban a empresas nacionales y
trasnacionales en Pastaza, participaron de forma activa en los bloqueos de carreteras, se
opusieron firmemente a la construcción del oleoducto en las comunas de San Jacinto y Santa
Clara, tomaron las bases de las compañías petroleras, y sabotearon los trabajos de
prospección sísmica.
Nosotras marchamos y hemos estado ahí siempre, que se puede. En cualquier marcha.
Marcha que realizamos, las mujeres adelante. Pero [los hombres] nunca dicen
«mujeres, vamos a las asambleas también, ustedes tienen que estar en la primera fila».
Eso no. [...] «A ustedes nada les van a hacer los policías». Eso era. «Ustedes sigan
adelante». Y nosotras bien marchadas, nosotras adelante. (Catalina Chumpi (lideresa
shuar), encuentro de Mujeres Amazónicas, Puyo, 10 de mayo de 2016.)
80
Rosa Vacacela en un diálogo32 que sostuvimos recuerda que las mujeres indígenas de Pastaza
tuvieron un papel fundamental en la lucha de la década de los noventa, y que fue Beatriz
Gualinga, por ejemplo, quien planteó la propuesta de realizar la marcha de 1992 durante una
asamblea celebrada en Sarayaku. “Yo acompañé esa marcha”, recuerda Zoila Castillo,
lideresa kichwa de la cuenca del Bobonaza: “en la marcha hubo mujeres. Su papel era
caminar, cocinar, turnarnos cocinando. [Se] turnaban cocinando cada grupo, cocinaban, y así
llegaron caminando”.
[…] a diferencia de lo que se cree nosotras fuimos las que empezamos a organizar la
marcha del 92, lo que pasa es que eso no se cuenta pero nosotras como mujeres nos
juntábamos con los hombres a la organización política, ibamos con los wawas33 con
todo, el tiempo pasó y nosotras tuvimos la idea de juntarnos e ir a tomar las
instalaciones en Quito, esa fue nuestra gran movilización pero a nosotras no nos
tomaron en cuenta a la hora de repartir funciones, nos vieron como algo de segundo
momento, pero nosotras estuvimos ahí (Entrevista el 8 de marzo del 2016 en la ciudad
de Puyo).
Como bien sugirió Gualinga en su relató fueron las mujeres las que tenían una apuesta más
radical pues eran ellas las que reclamaban a las organizaciones lidereadas por los hombres
que dejarán de negociar con las compañías petroleras y realizarán más acciones al interior de
la organización (López, 2003: 71). Desde ese entonces, las mujeres ya comenzaban a
denunciar los procesos de corrupción en los que se estaban empezando a ver envueltos
algunos de sus dirigentes, que daría pie al inicio de la disolución de la organización (Sawyer
2004). Como se verá en el capítulo siguiente, la pérdida de legitimidad de las dirigencias
masculinas en los últimos años, constituye uno de los factores clave que ha favorecido la
emergencia de las mujeres indígenas como sujetas en lucha
Poco a poco y no sin dificultades a medida que se consolidaron los procesos
organizativos y aumentó la conflictividad por el territorio, las mujeres han ido disputando
espacios de participación política al interior de las organizaciones indígenas. No obstante, la
anuencia masculina de sus comunidades a su participación ha sido un obstáculo para su
visibilización. Desde las primeras movilizaciones indígenas, como hoy en día, las mujeres
organizadas que participaron (participan) en la defensa del territorio tienen una doble disputa,
32
Entrevista sostenida en mayo del 2016
33
Niñas-niños en kichwa
81
ante el Estado y las empresas y con su propio contexto organizativo que se caracteriza por
mantener estructuras patriarcales arraigadas.
Sobre la presencia de las mujeres en la lucha por su territorio, es preciso señalar que,
si bien existe una amplia documentación sobre el proceso de defensa territorial desplegado
por los pueblos indígenas de Pastaza durante las últimas décadas, el importante papel que
tuvieron las mujeres ha sido frecuentemente no visto, puesto que la historia de la lucha
amazónica ecuatoriana está escrita desde una mirada androcéntrica. Por tanto, ha sido
necesario reconstruir la acción social de las mujeres indígenas de Pastaza, pues cuando se
hace una búsqueda de su participación en la década de los noventa, los relatos se presentan
casi siempre de forma aislada y complementaria, como si la participación de las mujeres fuera
un apéndice de la verdadera historia, protagonizada por varones.34
A pesar de contar con testimonios vivos, la historia de las mujeres por la defensa del
territorio ha quedado desdibujado. Por tanto, se hace vital centrar los análisis desde las
subjetividades de las mujeres para comprender con mayor fuerza lo que menciona Oslender
(2010, 101) “no sólo existe la resistencia en la dominación, sino también la dominación en
la resistencia”. Es decir, los movimientos de resistencia no están exentos de prácticas de
dominación y relaciones de poder. Conocer como las mujeres hacen frente a estas relaciones
de poder a través de su organización político es pilar de esta investigación.
34
Uno de los trabajos que no ha subestimado el papel de las mujeres indígenas de Pastaza en los procesos por
la defensa del territorio es el de Sawyer (2004).
82
La función de las representantes es comunicar diversas informaciones en torno a la
explotación de la Amazonía. Dicha función la realizan en cada asamblea35 mixta. Una
estrategia que las mujeres han instalado desde hace dos años, es que primero se reúnen las
mujeres de las seis comunidades, para tomar acuerdos colectivos que después serán
trasladados a la asamblea semestral de la organización mixta del Kawsa Sacha. Por parte de
las mujeres de la organización, es frecuente escuchar argumentos sobre las repercusiones que
la extracción petrolera tendrá en sus territorios, vidas y cuerpos. Las mujeres en resistencia
al extractivismo reconocen que la contaminación, la transformación de sus territorios y de
las relaciones sociales les impacta de forma diferenciada a sus cuerpos y sus relaciones con
el eentorno.36
Las tensiones están presenten en la organización y en ciertas temporadas se
incrementan, pues como comentan algunas mujeres de la organización Kawsa Sachata
Jarkak Warmikuna, “no todos queremos lo mismo, algunos hombres de la comunidad están
dispuestos a vender”. “Las comunidades de Nina Amarun y Yana Yaku son las que dicen un
no rotundo”, “seguimos en riesgo, no se sabe que va a pasar, la presión es mucha, el dinero
poco y las ofertas para vender cada vez aumentan más”.37
En contraste con estas afirmaciones hay mujeres principalmente, que creen es
importante mantener la resistencia y no explotar la Amazonía. “Nosotras no queremos el
petróleo, porque eso daña, pues acá no entra, lastima la yuca, el plátano, ya no da, no
queremos… las mujeres somos las que decimos no entre el petróleo porque daña la tierra, el
río se morirá, la selva es como nosotras”.38
El panorama se complejiza y las voces en contra de la explotación petrolera no son
homogéneas ni dentro de la organización ni fuera de ella. Actualmente en el 2019, las mujeres
continúan poniendo la voz en el debate y haciendo presión para que las decisiones en torno
al territorio no sean sólo las masculinas, ni que no se las invisibilice.
El caminar organizativo de las mujeres amazónicas, y sus luchas no sólo se ha dado
contra las licitaciones petroleras, si no también dentro de sus propias comunidades para
reafirmar su papel de toma de decisiones en el territorio. La investigación que presento da
35
La asamblea de mujeres del Kawsak Sacha Harjak Warmikuna se reúne cada 3 meses y la asamblea general
del Kawsak Sacha cada seis meses.
36
Testimonios abordados del Encuentro de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos
Sociales y Ambientales llevada a cabo el 15 de julio del 2015 en Quito, Ecuador.
37
Testimonios recolectados de la primera etapa de trabajo de campo en mayo 2016.
38
Carmela Dahua, habitante de Lorocachi, integrante de la organización Kawsak Sacha.
83
cuenta de ello y además de cómo ese proceso por un lado hace que desmantelen de a poco
las estructuras patriarcales dentro de sus organizaciones y comunidades y por otro, muestra
como las ha tensionado por ser sujetas de diálogo y en lucha imprescindible ante el despojo
territorial.
39
Me refiero a las tres décadas del modelo de industrialización sustitutiva, y a los programas creados para
consolidar políticas neoliberales (control de la población por medio del miedo, militarismo en la zona,
aseguramiento de mano de obra barata)
84
estado. No hay mejor forma de describir la situación del estado sureste de México que como
lo presenta García de León:
El símil entre un jaguar y Chiapas es acertado, las manchas que tienen de un pasado
inmemorial son una constante, al igual que las aristas de exclusión, explotación, control y
coerción que dibuja García de León. No obstante, cuando ponemos la mirada en las mujeres
las aristas de despojo se multiplican.
Los despojos estructurales y cotidanos que generan los efectos del neoliberalismo
recaen principalmente en las mujeres y sus cuerpos. Primero por que el neoliberalismo puso
su mirada en la reproducción social, lo que ha conducido a la expansión de la subordinación
de género hacia las mujeres porque ha hecho dependientes vitales del sistema a través de las
políticas asistencialista (de las cuáles ahondaré más adelante) (Olivera y Arellano, 2015).
Segundo, por que al excluir al campesinado de la ecuación neoliberal, precariza las
condiciones de vida de las personas, porque margina y excluye a la familia campesina como
unidad que asocia la producción de autoconsumo con la destinada al mercado, al hacerla
dependiente cada vez más del trabajo remunerado (Ibíd, 2015, 22). Ejemplos claros, de esta
situación, se dan cuando las mujeres se incorporan al trabajo precarizado y las estrategias de
sostenibilidad que despliegan permiten la absorción de los shocks económicos en los países,
ya que tanto el aporte no valorizado de su trabajo de cuidado y de reproducción, como lo
ingresos que obtienen, en general inestables y exiguos, frenan el caos de las crisis pero las
deja con una múltiple carga de trabajo (Cubillos, 2015). Tercero, el estado se militariza y al
escenario entran nuevos actores asociados al narcotráfico que genera un incremento de la
violencia tanto en el campo como en la ciudad, situación que genera un cercamiento para las
mujeres que se cuestionan más el salir de sus comunidades a espacios de participación y
organización.
85
Si bien como señala Olivera y Arellano (2015), no podemos asimilar ruralidad con
pobreza, es en los estados más rurales Chiapas, Guerrero y Oaxaca, donde la pobreza se
concentra e irónicamente es donde existe una mayor presencia indígena. El Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) (2013), con información
nacional del censo 2010, señaló que si bien México la diferencia de la pobreza entre mujeres
y hombres es muy baja (3.4%) a nivel estatal la brecha se incrementa en los estados de
Chiapas, Oaxaca y Guerrero- hasta llegar al 73% de diferencia.
El acrecentamiento de la brecha se puede explicar por factores culturales ligados a la
subordinación de género que eleva los altos índices de mortalidad materna, los rezagos
educativos, la baja participación en el mercado de trabajo, y las dificultades que tienen las
mujeres para acceder a la salud (Olivera y Arellano, 2015, 24). Estas aristas conllevan a
generar una feminización de la pobreza que se manifiesta en una sobrecarga doméstica y de
cuidado que tienen las mujeres, que se traduce en la dificultad de abandonar sus
responsabilidades de género para integrarse a espacios públicos y políticos en sus territorios.
De acuerdo a un estudio presentado por Olivera, et.al. (2014), las mujeres en la
Meseta Tojolabal, se enfrentan a una alta taza de migración, lo que produce que mujeres de
edad madura (40 a 60 años) terminen teniendo una carga significativa en las labores
domésticas y el sustento de la familia, además, estas mujeres sostienen el cuidado de los
nietos-as mientras las madres migran. Una encuesta realizada por (Olivera, et.al., 2014,87)
en la zona mostró que más del 50% de la carga doméstica recae en manos de las figuras
femeninas. La escasa o nula participación de los hombres en el involucramiento de las
actividades del hogar siguen siendo una tendencia en toda la ruralidad chiapaneca. Dentro de
la cultura indígena y campesina “ayudar a las mujeres” en “las tareas de mujeres” es signo
de debilidad o subordinación ante la esposa (Olivera et.al., 2014, 88).
El estudio que realizó Olivera et.al., (2014) también indica que los roles en la familia
han cambiado y que las mujeres jóvenes de la región que no aceptan los roles tradicionales
de género, buscan salir a estudiar fuera de sus comunidades pues dentro aún siguen siendo
mal vistas, sino quieren casarse o tener hijas-os a temprana edad. La salida de las mujeres
jóvenes, hace que las mujeres de edad adulta carguen con todo el trabajo doméstico y les
quede poco tiempo para otras actividades que no sean las de cuidado y reproductivas.
86
2.2 Políticas de territorialización y el avance geopolítico neoliberal en la región
Uno de los efectos más importantes de las reformas neoliberales de los años noventa
del siglo pasado en México fue el Tratado de Libre Comercio (TLC) que se creó para ser una
zona de libre comercio entre los países de Canada, Estados Unidos de Norte América y
México. La vigencia del tratado se dio desde el 1 de enero de 1994. El TLC retira las
reestricciones existentes al comercio de varios productos, especialmente los agrícolas. El
TLC, privilegia la industrialización y el desarrollo de la ciudad sobre el campo, sus políticas
son anticampesinas y sometieron a las personas de la ruralidad, a una competencia desigual
con los agricultores de Estados Unidos (Gónzalez, 1994). Dichos acuerdos desestabilizaron
la economía campesina, sacándola de la ecuación neoliberal.
Dos años antes de la promulgación del TLC, durante el gobierno del expresidente
Carlos Salinas de Gortarí, se modificó la constitución mexicana y se reformuló el artículo 27.
Dicho artículo prohibía la venta de tierras de ejidos y comunidades agrarias, pues era un
derecho de los campesinos ganado en la revolución mexicana. La nueva ley permitía la venta
de estas propiedas colectivas, lo cual, “era una sentencia de muerte para los pueblos indios
de México, quienes eran prescindibles para el gobierno de Salinas de Gortari” (Viqueira y
Ruz, 1995, 448).
Esas condiciones políticas y económicas que se vivían en la década de los noventa
generaron que una gran parte de la población de Chiapas se encuentrará en una situación de
empobrecimiento y devastación económica y relacional. Las poblaciones ligadas
históricamente a la tierra, en tanto a su instrumento de identidad, pertenencia, autosubsitencia
y construcción de relaciones culturales, se encontraban (encuentran) en una situación de
empobreciemiento dadas por las reformas ejidales y las condiciones negativas de
competitivad que proporcionó el TLC.
Cuando se pone la mirada en las mujeres, las condiciones de vulnerabilidad son
peores para ellas, pues la única condición material que se perdió (la tierra), en el cambio del
artículo 27 que se dio en 1992, no es de su propiedad, puesto que la tierra como parte del
patrimonio familiar depende exclusivamente de los hombres, lo cual genera que las
relaciones de dominio sean masculinas- la toma de decisiones de la tierra, la ocupación de
puestos de autoridad en espacios comunitarios, entre otras (Cubillos, 2015, 67).
En medio de este contexto hóstil y de muerte, se da el levantamiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que vino a mostrar “…la gran debilidad de la
estructura económica chiapaneca, su carácter extractivo y la extrema polarización social
87
originada por un capitalismo marginal que excluyó históricamente a la población indígena
de la posibilidad de acceder a una vida digna” (Olivera y Arellano, 2015, 27).
El levantamiento zapatista evidenció el genocidio que existía en el estado. La
proyección política, permanecia y la ocupación del territorio del zapatismo, marcaron los
aconteciemientos subguientes del estado.
La guerra que inició el gobierno contra el levantamiento zapatista fue la principal causa del
abandono de los cultivos (Villafuerte, 2006) y (Olivera y Arellano, 2015).
En la geografía neoliberal, la Meseta Comiteca se inscribe en la región
mesoamericana que incluye Centroamérica y los territorios de México al Sur del Istmo de
Tehuantepec. En la región se construyen planes de desarrollo internacional que se concretan
en el proyecto Mesoamérica que fortalece los procesos de integración.
40
Visto el 10 de enero del 2019.
http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Integracion_para_el_despojo_el_Proyecto_Mesoamerica_o_la_n
ueva_escalada_de_apropiacion_del_territorio_II_III
88
Entre los proyectos que prioriza el proyecto Mesoamérica, en la agenda se encuentran
las interconexiones eléctricas, la interconexión de la infraestructura de transporte,
telecomunicaciones, la facilitación comercial y competitividad, y una atención
especial a proyectos en áreas sociales como salud, medio ambiente, gestión del riesgo,
vivienda y seguridad alimentaria (Rodríguez Castañeda, 2017, 26).
41
https://expansion.mx/obras/pulso-de-la-construccion/chiapas-se-perfila-como-el-nuevo-cancun
42
Comitán es uno de los 111 catalogada como pueblo mágico en virtud del programa de Pueblos mágicos,
desarrollados por la Secretaría de Turismo en colaboración con instancias estatales, municipales y federales.
Ver: http://www.sectur.gob.mx/gobmx/pueblos-magicos/
43
Es necesario mencionar que en 2008 explotó un conflicto entre los ejidatarios de la zona y las autoridades de
la CONANP por el cobró que realizaban las autoridades federales por el acceso a los asentamientos de
Chincultic, Tenam Puente y lagos de Montebello. Visto en: https://www.proceso.com.mx/202590/chinkultic-
la-barbarie. El 31 de enero del 2019.
44
LA CONANP es un órgano de la Secretaría de Medio Ambiente y recurso y es la responsable de salvaguardar
las áreas de mayor diversidad en México.
45
En su página oficial el Plan Mérida menciona “En diciembre de 2008, México y los Estados Unidos firmaron
la primera Carta de Acuerdo sobre la Iniciativa Mérida, escribiendo así un capítulo histórico de cooperación y
reconocimiento de las responsabilidades compartidas de ambas naciones con el fin de contrarrestar la violencia
ocasionada por las drogas que amenaza a los ciudadanos en ambos lados de la frontera. Visto en enero 2019 en:
https://mx.usembassy.gov/es/our-relationship-es/temas-bilaterales/iniciativa-merida/
89
el paso migratorio. Las secuelas que dejó el Plan Frontera Sur en la región, fueron la
construcción de megainfrastructuras, un aeropuerto terrestre que comenzó funciones en 2017
y una estación migratoria en el paso entre el municipio de Trinitaria y Comitán en
funcionamiento desde inicios del 2018.
Aunado a estos circuítos y enclaves geopolíticos, desde inicios del 2000 en la región
se incrementa de manera exponencial la siembra de tomate. La primera región en Chiapas en
realizar la práctica fue el Triunfo. A inicios del 2000 la zona era propicia para hacer la
conversión agrícola, pues en esos años, el precio del maíz y fríjol habían caído- dos cultivos
campesinos tradicionales en la región.
Con el apoyo del Instituto para la Reconversión Productiva y Bioenergéticas (IRBIO),
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA),
y la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) la siembra de tomate se impulsó.
Para muchos campesinos de la región la siembra de tomate fue la alternativa para seguir
produciendo un ingreso familiar extra, desplazando con ello la siembra tradicional de maíz y
frijol.
El alto uso de agroquímicos en la siembra del tomate es una de las secuelas que más
observan las organizaciones de mujeres en la región. El Colectivo de las Colibrís, están
preocupadas por la desaparición de flora y fauna que existía en su comunidad antes de la
llegada del mococultivo del tomate. Mientras el colectivo de la Florecillas, ubicado en la
comunidad de San Nicolás en el municipio de Trinitaria, observan un cambio en el agua de
las lagunas por el exceso de agroquímicos que se genera por el cultivo.
90
masiva de tierras”( Ledesma, 2018, 52), pero en muchos rincones de Chiapas estas compañías
continuaron operando.
Autores como Morett (2008) mencionan que el verdadero reparto agrario se dio
durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) cuando comenzó la modificación de la
estructura agraria y la consolidación del ejido moderno. A partir de ese momento el Estado
mexicano adoptó una política de desarrollo nacional que buscaba incorporar a la clase
campesina al desarrollo nacional.
Lograr el reparto agrario en todos los rincones de México fue una tarea titánica pues
el gobierno en su discurso pretendía decir que aplicaba la política de reparto agrario, pero
los campesinos cuestionaban la calidad de tierras que se les entregaban y la forma de
distribución, “[…] no hubo un solo estado de la república sin toma de tierras…” (Morett,
2008, 108). Pero, la entrega de tierras se vivió en un ambiente de violencia y con maniobras
legales que los propios latifundistas pusieron en marcha. Estrategias que evitaban el
desmantelamiento de la hacienda “[… incluso propusieron maniobras para presevar sus
bienes y frenar la reforma agraria, disputas que dejaron un sinfín de muertos.” (Ledesma,
2008, 54).
En Chiapas el reparto agrario ocurrió de manera lenta, con relación al resto del país.
Un freno fundamental fueron los latifundistas que creaban estrategias para proteger sus
propiedades. Muchas de las acciones desencadenaron en momentos de violencia fuertes en
el estado, pues los latifundistas usaron métodos armados y violentos (Íbid., 56). De tal
manera que el reparto agrario ocurrió en Chiapas como una política colonizadora, el más
claro ejemplo es la Selva Lacandona (véase Jan de Vos, 1991).
García de León (1985) relata con detalle como los campesino de Chiapas crearon
estrategias de resistencias ante la oleada de despojos y acciones violentas que se orquestaban
en el aparato gubernamental, en franca complicidad con los terratenientes. Además del
contexto de violencia por la petición de tierras que se vivía en el estado, se impulsaron
grandes proyectos modernizadores que comenzaron a despojar y reducir las tierras
campesinas, recién heredadas, para construir presas hidroeléctricas en la cuenca del Grijalva.
Estos despojos desplazaron de manera forzada a miles de campesinos en el Valle Central de
Chiapas desde finales de la década del cincuenta del siglo pasado (Ledesma, 2018 54-55).
Otra punto que perjudicó la libre determinación de las tierras en Chiapas, fue la
aplicación de políticas ambientales en tierras ejidales. Cuando aún no se terminaban de
solucionar problemas de tierra, en el estado ya se estaban creando las reservas de la Biosfera.
91
La impocisión de reservas en ejidos terminó por fracturar las relaciones en el territorio y
ocasionó-(ocasiona) conflictos entre comunidades y funcionarios ambientales. El caso más
emblemático de las tensiones en Chiapas, fue el de la Reserva de la Biosfera de Montes
Azules (véase Trench, 2017).
Además el retraso burocrático para entregar las tierras, la emisión de planos
sobrepuestos, deficiencias en las ejecuciones agrarias, acarrearon conflictos que aún
persisten.
Con la reforma al artículo 27 en 1992, venía una nueva época, donde el campesinado
que aún luchaba por sus tierras quedaba desprotegido con la aplicación de la venta de ejidos
y tierras comunales. Fue con el levantamiento zapatista que se puede identificar la existencia
de otro período de la reforma agraria caracterizado por una gran masa de campesinos
indígenas que reclamaban nuevas tierras y mostraron su resitencia a las políticas neoliberales
(Ledesma, 2018, 57).
Una de las políticas contra insurgentes del gobierno para detener el incremento de
“nuevas” demandas de tierras fue crear programas emergentes de compras de tierras
mediante fideicomisos, muchos de los cuales se tradujeron en nuevos conflictos agrarios pues
no aportaron solución a los problemas estructurales (Villafuerte, et. al. 2002, 398). A partir
de esa época “…se crearon más de mil ejidos a través de los fideicomisos…antes de 1994
apenas se registraban 2 mil núcleos agrarios, mientras que para 2010 habían llegado a los 3
mil, entre nuevos ejidos y el reconocimiento de bienes comunales” (Ledesma, 2018, 57).
En todo el recorrido agrario un actor está ausente, son las mujeres, pues el patrimonio
familiar depende de los hombres, lo cual las inserta en subordinación en la toma de decisiones
y participación. En el estado de Chiapas, en relación con la propiedad social, solo existe un
(18.5%) que son propietarias mujeres, en comparación con un 77.8% de propietarios hombres
(Olivera y Ortiz, 2008). Con datos actualizados de su último estudio Olivera, Bermudez y
Arellano (2014) encontraron que en Chiapas, el dueño de la tierra es una figura masculina
(77.47), esposo, padre, hermano, suegro. Situación que es una límitante importante para
ejercer sus plenos derechos como mujeres y muchas veces también las condiciona para salir
de situaciones de violencia en sus espacios familiares.
92
2.4 Contra insurgencia en la región
Si bien es cierto que con el ¡Ya Basta¡ de 1 de enero de 1994 que promulgó el
Ejercicito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la vida de las mujeres se transformó,
puesto que se visibilizaron en una lucha nacional e internacional,46 es de reconocer que su
participación siempre ha sido importante en los movimientos sociales del estado.
El EZLN trajo cambios en la forma de entender la autonomía y una mirada de otros
mundos posibles a nivel internacional y nacional. Pero, las transformaciones más tangibles
se viven en la territorialidad que se disputa en el día a día. El intento de exterminio del
movimiento en la entidad es una constante.
A partir del levantamiento zapatista, el gobierno comenzó a reflexionar sobre el
ámbito indígena chiapaneco. Conforme el conflicto iba avanzando y las tensiones creciendo
por la ruptura de los Acuerdos de San Andrés (1996), la guerra de baja intensidad se pusó en
marcha. Esta guerra de baja intensidad o guerra de desgaste al parecer calada de los manuales
de contrainsurgencia norteamericanos, prentendía estrangular política, económica y
militarmente al EZLN, sus bases de apoyo y a todo movimiento social que esté con la causa
zapatista ( Lirón, Pérez, 2015).
Para Olivera (1998) la tesis central de la guerra de baja intensidad es quitarle el agua
a los peces; es decir, declarar un proyecto de contrainsurgencia donde el estado entrena y
arma a grupos de las regiones para utilizarlos como choque de fuerza militar y demostrar que
el Estado no tiene nada que ver, sino que son riñas intercomunitarias.
Es fundamental recordar que la guerra siempre tiene un coste especial para las
mujeres. Olivera enfatiza que “[…] desde el punto de vista afectivo y cultural vivir en guerra
de baja intensidad trastoca la vida cotidiana, las costumbres, las tradiciones, el arraigo a los
lugares donde se nace, donde viven los antepasados y los dioses protectores y las esperanzas
cíclicas de tener dónde alimentarse” (1998:116).
Es así que desde 1994 hasta la fecha, las mujeres han estado viviendo en un contexto
de guerra, con características cambiantes, de mayor o menor intensidad, pero guerra al fin,
ya sea debido a las respuestas gubernamentales ante el conflicto armado interno no resuelto,
o por la posición geo-estratégica del estado como Frontera Sur de México, fronteras que han
sido señaladas como muy porosas ante todo tipo de tráficos delictivos (Sipaz,2015).
46
La ley revolucionaria de las mujeres ha abierto brechas para que el movimiento de mujeres y feminista de
México y el mundo intenta articular las luchas de los pueblos indígenas.
93
Esta guerra de baja intensidad no cesa y se multiplican las caras que tiene a veces se
crean estrategias territoriales como la ampliación de zonas que se consideran estrategicas
para “el desarrollo”,47, el aumento de la militariazación y paramilitarización en la región y el
impulsó a programas de “desarrollo” del gobierno, convertidos en políticas públicas que
apuntalan a ser estrategias para desmantelar el movimiento zapatista y cualquier intento de
organización en la región.
En los primeros años del levantamiento esta táctica contrainsurgente era evidente. Según un
informe de la CONAI (Comisión Nacional de Intermediación), "antes de febrero de 1995 se
tenía conocimiento de 74 puntos geográficos con presencia de fuerzas militares y policiales.
47
En un acápite anterior mencionamos las políticas de territorialización y el avance geopolítico neoliberal en la
región
94
En agosto de 1997, estos puntos habían aumentado a 209..." Del mes de agosto de 1997 al
mes de agosto de 1998, en nomás un año, los puntos con presencia militar pasaron de 209 a
239 El total de efectivos militares en el Estado de Chiapas varía según las informaciones,
pero estaría entre los 60.000 y los 70.000 efectivos. (Revuelta, 1998, 3-8).
De acuerdo a Revuelta (1998) en esos años también se pusieron en marcha programas
de entrenamiento en el uso de armas, explosivos, "derechos humanos" y "psicología de
movimientos sociales" para 4.500 policías. Castro Soto (2004) ha mostrado que en el 2000
en la región de los Altos y la Meseta comiteca que es entrada a la zona Selva operan más de
22 bases militares.
48
. Ver: http://www.solidaritat.ub.edu/observatori/esp/chiapas/analisis/militar.htm
Visto en octubre, 2018.
95
ubicada en Rancho Nuevo en San Cristóbal de Las Casas, la 36 en Tapachula y la 38 con
sede en Tenosique, Tabasco).
A inicios del levantamiento armando por los y las indígenas chiapanecas, el EZLN
convocó a la sociedad civil a tomar parte en múltiples eventos para garantizar su seguridad
durante los Diálogos de Catedral. El EZLN hizo un llamado a la participación ciudadana,
para crear un triple cordón humano alrededor de la catedral. Cabe destacar que más de la
mitad del cinturón humano fueron mujeres (SIPAZ, 2015).
Es necesario evidenciar que, las mujeres han tenido un papel destacado para solicitar
el cese a la guerra en la entidad y se han involucrado en acciones políticas a nivel público y
de manera organizada. Un freno constante para su participación es que sus cuerpos viven en
constante riesgos. Desde inicios de 1994, la militarización del territorio trajo para las mujeres
hostigamiento y violencia sexual. “Un caso paradigmático fue la violación tumultuaria de
tres mujeres jóvenes tseltales por parte de un grupo de militares en un retén en Altamirano”
(Sipaz, 2015, 41). Aunque los hechos fueron denunciados hubo intentos de silenciar la
violación por parte del gobierno y del Ejército. Aunada a la violencia sexual provocada por
fuerzas militares, las mujeres se enfrentaron a hostigamiento y castigo social en su
comunidad, por lo que tuvieron que exiliarse.
La militarización de los territorios trae implicaciones muy específicas para las
mujeres y sus cuerpos, pues el territorio se masculiniza y los hombres manifiestan un fuerte
sentido de apropiación sobre las mujeres y sus cuerpos. Las mujeres son vistas como botín
de guerra (Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, 2014, 2018;
Colectivo de Investigación y Acción Psicosocial, 2017).
Junto al avance de la militarización en el estado después del levantamiento zapatista,
se activaron en diferentes partes de Chiapas grupos paramilitares. Para Hernández Castillo
(2001) el aumento de la paramilitarización en la entidad se ha visto alimentado por dos
factores principales. El primero, la falta de empleo para jóvenes que carecen de tierras y por
otro, la existencia de cazicazgos indígenas y mestizos que al verse amenazados por el
proyecto zapatista, rápidamente pactan alianzas con los núcleos duros del priismo.
Existen diversas denuncias por parte de diferentes medios de comunicación y Centros
de Derechos Humanos en la entidad que comunican la existencia de un modus operandi por
parte de actores gubernamentales que crean artificialmente conflictos de tierras, políticos y
religiosos para enfrentar a las comunidades y así justificar la intervención militar. Las
amenazas paramilitares, con frecuencia, expone más a las mujeres, pues cuando los hombres
96
huyen al monte por los ataques son las mujeres las que se quedan en las comunidades con los
niños y los ancianos. En este sentido, no es sorprendente que en la masacre de Acteal,
efectuada por grupos paramilitares, en diciembre de 1997, murieran principalmente mujeres,
niñas y niños (Véase Hernández Castillo, 1998).
En la región de la Meseta Comiteca las mujeres organizadas por la defensa del
territorio, ven con preocupación el incremento de la presencia de organizaciones “de base”
con tintes paramilitares que coopta y desarticulan las resistencias que se forman. Para el
municipio de Margaritas principalmente se identifican a la Central Independiente de Obreros
Agrícolas y Campesinos (CIOAC-H), el Consejo de Desarrollo Económico del Estado de
Chiapas (CODECH), y el Consejo Ciudadano (Véase Palma, 1998). Así mismo ven con
intranquilidad los desalojos de comunidades por conflictos paramilitares provocados por
parte de la CIOAC49.
En 2006 se promulga la guerra contra el narcotráfico, dictada por Felipe Calderón, el
entonces presidente de la república. Hecho que aumentó la militarización en la región que ha
afectado principalmente a las mujeres “[…] pues nos mantiene sometidas y cercadas en una
triada de violencia e impunidad. Las voces sobre los efectos de la violencia han sido
eminentemente masculinas, las de las mujeres todavía se mantienen silenciadas. [...]”50
Una segunda etapa de la guerra contra el narcotráfico, fue la creación del Plan Mérida (2008)
que apoyaba la petición de Estados Unidos, de que el gobierno mexicano abra otro frente de
guerra en la frontera sur. Lo cual representa un nuevo escenario de guerra en Chiapas que
impacta a toda la sociedad, pero fundamentalmente a la población indígena y particularmente
49
Principalmente hacen referencia a 2 conflictos simultáneos de larga duración en Margaritas comunidad 1º de
agosto, y en La Realidad. También en Chilón, en Nuevo Paraiso y Bachajón. Veáse más en
https://fronterasurmx.wordpress.com/el-barometro/.
50
Extractos de la ponencia dictada por Mercedes Oliveira en Centro de Derechos Humanos de las Mujeres de
Chihuahua, 2009.
97
en los municipios autónomos zapatistas y a las zonas cercanas a ellos, pues puede ser un
“objetivo colateral” (Lirón, 2015).
99
Las mujeres organizadas en la Meseta Comiteca han decidido retirarse de los
programas de gobierno,51 cuando reflexionaron con respecto al condicionamiento que los
programas generan en su tiempo y forma de organizarse. Consecuencia que las lleva a
aumentar sus estrategias económicas y buscar más empleos como vendedoras ambulantes y
empleadas domésticas con el fin de obtener los ingresos que rechazan de los programas
gubernamentales.
51
Véase el capítulo III en el acápite de la Meseta Comiteca.
100
teología de la liberación se concretara y procrearan al EZLN, la Central Independiente de
Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) y la Organización Campesina Emiliano Zapata-
Coordinadora Plan de Ayala (OCEZ-CNPA) entre otras más que inciden en la región
fronteriza. Señalar brevemente que las tres organizaciones representan un legado importante
en la historia de lucha indígena y campesina en Chiapas. La CIOAC es una de las
organizaciones más viejas en la historia del movimiento campesino en México. Sus
antecedentes están relacionados con el Partido Comunista Mexicano y su fundación se debe
a Ramón Danzós Palomino en 1975. La OCEZ-CNPA es una ramificación de la OCEZ
Carranza y parte de su historia tiene que ver con la formación de la CNPA en 1979 que logró
aglutinar a 11 organizaciones nacionales (incluyendo a la CIOAC) con presencia en catorce
estados mexicanos. Se reconoce que uno de los fundadores de la OCEZ fue Arturo Albores
quien tiempo después fue asesinado a balazos al salir de su casa en Tuxtla Gutiérrez (Palma,
1998).
Sin duda, la irrupción del 1 de Enero de 1994 significó un parteaguas porque el
comportamiento en términos de accionar y generar planteamientos ya no fue el mismo. La
evolución de las organizaciones sociales en cuanto objetivos estratégicos para el cambio
social y sus liderazgos, fueron resquebrajados por la política contrainsurgente que orquestó
el gobierno con el fin de detener el avance e influencia zapatista en las comunidades. El
movimiento fue fragmentado con derrame de dinero y cooptación de dirigentes para
contenerlos e incorporarlos a las esferas gubernamentales.
Así asistimos hoy en día a un espectro social y político agrupado en por lo menos
cinco bloques; las organizaciones históricas, las organizaciones cercanas al trabajo pastoral
diocesano, organizaciones no gubernamentales, organizaciones que son desprendimiento de
las históricas y organizaciones y colectivos pequeños que se mueven en la lógica del
Congreso Nacional Indígena y su Consejo Indígena de Gobierno.
101
justa de las tierras y la abolición de sistema de fincas que tenía a mucha de la población
indígena en condiciones de esclavitud (Sipaz: 2015).
Las mujeres indígenas y campesinas estuvieron presentes en esa lucha por la tierra, y
si bien no lograron la titularidad, si ganaron experiencia organizativa (Oliveira: 2005). Ese
aprendizaje fue ganando terreno a partir del levantamiento zapatista. No podemos olvidar
que la iglesia católica chiapaneca fue un actor fundamental para dar impulso al trabajo con
las mujeres a partir de la década de los sesenta del siglo pasado. En un testimonio recabado
por Sipaz (2015) comenta que el Tjatic (como era conocido Samuel Ruíz) observaba como
las mujeres siempre hablaban con voz baja y tapándose el rostro, era una paradoja porque
realizaban un arduo trabajo y tenían poca visibilidad.
Los primeros impulsos que dio la Iglesia católica chiapaneca al trabajo con mujeres
se llevaron a cabo a finales de la década de los sesenta; No obstante, con el pasar del tiempo
se dieron cuenta de la estrategia asistencialista que se tenía y el poco alcance que abarcaban.
Fue que a finales de la década de los setenta se crean espacios exclusivos de mujeres (Millán,
2009).
Un parteaguas importante, se dió en 1974, con la convocatoria al I Congreso Indígena
para conmemorar el nacimiento de Fray Bartolome de las Casas, en donde se abre la
posibilidad de que grupos de mujeres indígenas comiencen a hablar de sus problemáticas y
se dio un impulso a actividades sobre el territorio (huertas, hortalizas, crianza de animales
domésticos, tiendas colectivas, cajas de ahorro). La participación de las mujeres en grupos
mixtos incrementó notablemente con la estrategia planteada en la década de finales de los
setenta. Al inicio existían figuras externas que acompañaban estos procesos de reflexión
sobre la situaciones de opresión de las mujeres; sin embargo, a mediados de la década de los
ochenta, ya no era tan necesario y se comenzó a impulsar el trabajo entre mujeres de la zona,
que después desembocó en el proceso organizativo que es la Coordinadora Diocesana de
Mujeres (CODIMUJ) (Sipaz, 2015). Organización que desde 2004 es una de las pioneras,
además del EZLN, que abogó por la defensa del territorio sobre todo en el municipio de
Chicomuselo (Santana, Kauffer y Zapata: 2006).
Para Olivera si bien es importante el parteaguas que fue CODIMUJ para posicionar
el tema de la defensa territorial, pero ella considera que lamentablemente, la agenda siempre
ha estado supeditada a los designos de la Iglesia católica.52
52
Entrevista con Mercedes Olivera Octubre del 2017, San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
102
El otro actor, que impulsó la organización de las mujeres fue el EZLN. Las mujeres
sumadas a las filas zapatistas proclamaron la primera Ley que demandaba exclusivamente
derechos a las mujeres. La primera, de un movimiento social revolucionario “guerrilla”, que
incluía en su carta de presentación, las demandas de las mujeres (Marcos, 2014).
A 20 años del levantamiento zapatista la comandanta Miriam frente a más de 3 mil
personas en el auditorio de la Universidad de la Tierra- CIDECI- en San Cristóbal de Las
Casas Chiapas, señaló:
Desde la llegada de los conquistadores sufrimos la triste situación de las mujeres. Nos
quitaron la lengua, cultura, tierra [..]. Crearon más desigualdad, discriminación,
marginación, explotación. Había patrones que nos explotaban y que no les importaba
que estuvieramos enfermas mandaban a sus esclavos a ponernos el maíz para que les
hicieramos sus tortillas. Después del maltrrato que vivíamos ahí cargando el agua y
la miseria, nos organizamos y fue que nos levantamos en el 94. Pero ahora otro
problema, que el marido traía arrastrando malas ideas, que como lo trata el patrón
quiere tratar a la mujer, entonces, si que no… nosotras nos juntamos y pensamos que
era necesario cambiar esa situación pues nos liberamos de las fincas y también de los
maridos ( Audio de la comandanta Miriam promulgado en la reunión convocada por
el EZLN, en el CIDECI, en mayo del 2015).
Los derechos que buscaban las mujeres zapatistas en 1994 fue un parteaguas para que las
demás mujeres comenzarán a resignificar esas palabras, justicia, tierra, libertad y democracia
e iniciarán sus propios procesos reflexivos acompañados de actores externos de la entidad.
En la última década, la voz de las mujeres por defender sus vidas y territorios se ha
evidenciado mucho más. Impulsadas sobre todo por Organizaciones de la Sociedad Civil, la
Coordinadora Diocesana de Mujeres (CODIMUJ), Centro de Derechos de las Mujeres de
Chiapas (CDMCH), Centro de Educación Integral de Base (CEIBA), Colectivo de Mujeres
(COLEM), y organizaciones sociales de base.
En 2010 en la agenda chiapaneca comenzó a hacer eco a las demandas por el
territorio. En 2012, se organizó el primer foro popular por la Defensa de la Tierra, el
Territorio y la Sobreania Alimentaria, que convocó el Centro de Derechos de la Mujer de
Chiapas (CDMCH) organización no gubernamental fundada por Mercedes Olivera. En 2014,
tuvieron lugar los siguientes eventos: Foro de Mujeres, Pueblos y Organizaciones en Defensa
de la Tierra y el Territorio, Foro Sur-Suroeste de análisis y construcción de alternativas:
tenencia, uso y usufructo de la tierra para las mujeres en Chiapas y el Encuentro Skoltayel
103
Te Jmetik Ch ́ulbalmilal (Salvando Nuestra Madre Tierra), protagonizado por mujeres
indígenas y hombres de comunidad (Sipaz: 2015, 151).
Tres años después, en 2015 se consolidó el movimiento en Defensa de la Tierra, el
Territorio y por la Participación y el Reconocimiento de las Mujeres en las Decisiones, que
surgió de un foro impulsado por el CDMCH en 2014. Específicamente el movimiento aboga
por el respeto a los derechos de las mujeres al uso, usufructo, posesión y titularidad de la
tierra.
Para Olivera el movimiento tiene muchos retos, si bien, lleva tres años caminando,
aún no logra independizarse del propio CDMCH y tomar fuerza por sí solo. El camino es
más pedregoso, la guerra de baja intensidad que se vive en el estado cotidianamente se ha
impregnado en la propia reproducción de la cultura de las mujeres, ya en 2011, al propósito
de la luchas de las mujeres en Chiapas, la propia Olivera senteciaba:
Las mujeres campesinas e indígenas ya no son las mismas, tampoco la situación que
viven y sus entornos relacionales son los mismos de hace 20 años, los efectos del
mercado y de las políticas públicas no han mejorado ni su pobreza, ni su posición
subordinada de género, pero sí han profundizado sus dependencias y han
transformado sus formas de vida, identidades y culturas, pero sobretodo se ha
acrecentado su exclusión social.
Una coyuntura fundamental para que exista mayor participación de las mujeres ha sido la
migración masculina que ha traído consecuencias en el paisaje socioeconómico de las
familias, dejando a las mujeres como encargadas de la reproducción social y material de la
vida tanto de sus hijas e hijos como de sus comunidades. Las tensiones en el territorio por la
llegada de proyectos extractivistas en la región, el incremento de la pobreza y la marginalidad
de las vidas, el aumento de la violencia y la militarización de los territorios, ponen en alerta
a las mujeres quienes se han conformado en redes, organizaciones y colectivos para
demandar una vida digna. Un ejemplo de ello son las mujeres de la Meseta Comiteca,
especialmente de municipios de Margaritas, Comitán y Trinitaria.
Los colectivos organizados en la Meseta Comiteca, el Colibrí, Florecillas y las Fases
de la Luna, han tenido apoyo social específicamente de CEIBA y su vinculación se dio a
través de Aidé Rojas y Antonio Casillas quienes son actores sociales reconocidos en la región
por su trayectoria en educación popular y en el acompañamiento a hombres y mujeres de
comunidades para la organización social. Uno de los eventos más importantes que marcó su
camino fue el articularse con más personas de la sociedad civil en 1996 para crear cinturones
104
de paz y acompañar los diálogos que se llevaron a cabo en la cátedral de San Cristóbal de las
Casas entre el gobierno y el EZLN durante 1994- 1996 y era una forma de proteger el espacio
físico y simbólico del diálogo.
Aidé y Toño han estado cercanos a la Teología de la Liberación de Chiapas. En la
última década, se han encargado de reforzar la formación de mujeres y hombres cercanos a
la parroquía de Margaritas, donde nace la vinculación con el colectivo Fases de la Luna y el
Colibrí. Si bien, CEIBA directamente no ha impulsado una agenda de defensa del territorio,
han influenciado para que las mujeres se junten a reflexionar sobre los problemas en las
comunidades y la violencia en aumento.
La realidad es muy compleja y la gradación de las carencias es múltiple, hemos leído
las dificultades a las que se enfrentan las mujeres que intentan organizarse, cooptación de
lideres y autoridades comunitarias, existe poco tiempo para crear espacios exclusivos de
mujeres y violencias diversas. Sin duda, no todas las familias permanecerán por generaciones
en exclusión, determinan algunos autores como, Espinosa Damian y Sylvia Pérez a través de
Millán (2009), hay familias que lograrán trascender la barrera de exclusión y se convierten
en sujetos de su propia transformación social. Cierto es que son excepciones, pero no menos
válidas. La singularidad del proceso organizativo en la Meseta Comiteca de Chiapas, puede
explicarse a partir de la premisa que Millán (2009) plantea: en espacios más precarizados,
con poca vinculación al mercado pueden crearse economías que cuestionen al capitalismo y
que reconfiguren sus territorios portagonizados por mujeres.
La participación política de las mujeres en defensa del territorio es poco visible en
Chiapas, a excepción del movimiento zapatista ó de Codimuj; Las mujeres de la Meseta
Comiteca no son el actor medíatico protagónico que en tierras amazónicas; sin embargo,
pequeños grupos han logrado convertirse en nichos de liberación y de transformación
sistémica.
Cada vez más mujeres conocen sus derechos y buscan ejercer su poder en condiciones
de igualdad en cuanto a los hombres. Dice Zenaida: “A mí encontrarme con mis compañeras
me cambió la vida, veo como otras compañeras tienen hijos y hijos y no salen, no ven más
allá, yo me quité esa venda, pero fue porque me junté con las otras del Colibrí, que ahora sí
como que empecé a volar”53
53
Entrevista con Zenaida en agosto del 2017, en San José Jocnajab. En el siguiente capítulo se ahonda más en
la organización de las mujeres en la Meseta Comiteca
105
La idea de quitarse la venda de los ojos de la que habla Zenaida a partir de reflejar su
vida con las otras compañeras, es un despliegue- en palabras de Gutiérrez que por
insignificante que parezca es un indicador de las potencialidades organizativas que pueden
tener las mujeres para crear su buena vida, vida digna y para convertirse en constructoras de
su autodeterminación y sujetas de creación para reinventar condiciones de posibilidad para
otras y para ellas mismas.
106
CAPÍTULO III. LAS VOCES DE LAS MUJERES
ORGANIZADAS POR LA DEFENSA DEL
TERRITORIO.
En este capítulo y el siguiente desarrollo la segunda tesis explicativa. 54 Narro el
camino organizativo que las mujeres han vivido para defender sus territorios, relaciones y
cuerpos. A través de sus testimonios expongo el recorrido que las ha llevado a constituir su
proceso organizativo en ambas latitudes de Abya Yala.
La estructura del capítulo inicia con las voces de las mujeres del Centro-sur de la
Amazonía ecuatoriana. Para abrir la explicación de las veredas organizativas inicio con
testimonios de mujeres lideresas amazónicas de dieferentes regiones. Después, describo
testimonios de las mujeres del Kawsa Sacha Harkak Warmikuna, organización donde se
realizó la investigación. En el útlimo apartado, se plasman las voces de otras actoras cercanas
al territorio amazónico que tienen influencia en la defensa territorial en el Ecuador.
En el segundo apartado, analizo la experiencia de la Meseta Comiteca de Chiapas.
Comienzo relatando la historia de los colectivos que componen la red de las mujeres por la
defensa del territorio en la región. Con el subtítulo una casa no se construye en arena, se
describe los problemas que las mujeres enfrentan como organización y la ruta de defensa que
están construyendo para sobrellevar su proceso. Para finalizar, al igual que en el caso anterior,
se plasman palabras de mujeres feministas, activistas y de organizaciones sociales en Chiapas
que acuerpan la defensa territorial desde las mujeres.
54
Las mujeres organizadas por la defensa de los territorios se involucran en la resistencia política pasando por
dos etapas: Una de invisibilidad política a una segunda de visibilidad en la lucha territorial dentro del seno de
las organizaciones sociales, etapa en que se convierten en lo que denomino sujetas en lucha.
107
1. LAS MUJERES ORGANIZADAS EN EL CENTRO-SUR DE
LA AMAZONÍA ECUATORIANA
55
Retomado de http://www.amazoniaporlavida.org/es/Parque-nacional-Yasuni/el-parque-nacional-yasuni.htm
56
Para ver las contradicciones y como fue aceptada la propuesta dentro del gobierno ecuatorino revisar:
https://miradascriticasdelterritoriodesdeelfeminismo.files.wordpress.com/2014/05/yasunienclavefeminista.pdf
108
mujeres amazónicas con poco apoyo del feminismo urbano quiteño. Conté 7 mujeres urbanas
de diversos lugares que participaron en la marcha.57
Como si fuera un ritual las mujeres antes de salir a gritar “la selva no se vende, se
ama y se defiende”, se pintaban la cara con wituk58 negro y achiote rojo que para ellas
incorporan fuerza y poder. Tomaban las pancartas que nos habían acompañado durante los
días de reunión y se vestían con el traje correspondiente a cada una de sus nacionalidades.
Parecía que sin aquel momento la marcha no podía dar inicio. Las mujeres mayores como
Cristina Gualinga, luchadora social del movimiento indígena amazónico por más de tres
décadas, tomaba el megáfono entre sus manos y comenzaba a gritar consignas defendiendo
la Amazonía. Las mujeres mayores fueron las encargadas de pintarle la cara a las más
jóvenes, mientras las lideresas de cada nacionalidad tomaron carteles y decidían en qué lugar
iba cada mujer antes de salir a marchar. A las representantes mayores las ponían en frente
junto a las lideresas de cada nacionalidad, como para mostrar el capital social y moral que
tenía la marcha. Mientras las mujeres que iban atrás llevaban hijas e hijos. Ellas caminaban
más lento que las demás.
Minutos después de iniciar la marcha, los medios de comunicación se comenzaron a
juntar para documentar el recorrido de las mujeres y no se hizo esperar la persona que
entrevistara a alguna de las lideresas amazónicas más conocidas.
El recorrido duró una hora aproximadamente, nos deteníamos en ciertos puntos, por
ejemplo, en el cuartel de la policía y en las oficinas del Ministerio del Medio Ambiente, en
donde sobresalía una foto enorme que decía: Ecuador ama la Vida. Las mujeres se
aglutinaban y coreaban “la selva no se vende, se ama y defiende”, “traidores, traidores”
mientras se tocaban tambores. Con el altavoz en la mano Gloria Ushigua de la nacionalidad
sapara, comenzó a gritar con fuerza hacia el edificio, todas las demás coreaban y seguían la
voz. Parecía que para las mujeres la representación del gobierno responsable de la
explotación petrolera estaba en esa casa amarilla. G. Ushigua, es una de las mujeres que ha
sido hostigada y criminalizada por parte del gobierno y su propia comunidad por defender su
territorio afectada por los bloques 79 y 83 en la XI Ronda.
57
La precisión que hago es para fundamentar la importancia de separar y complejizar las iniciativas y
reivindicaciones de las mujeres amazónicas e indígenas de América Latina- por lo menos de la Amazonía
ecuatoriana y de Chiapas, con las demandas de las feministas urbanas. No con la pretensión atomicista de
escindir las luchas si no más bien para analizar las demandas en su proceso histórico y desde su contexto.
58
Fruto de la selva Amazónica ecuatoriana.
109
La marcha terminó en el centro de Puyo y se leyó el manifiesto que habían preparado
durante la reunión. Ponían énfasis en que ellas como mujeres eran las encargadas de cuidar
la selva y defenderla. Después pidieron a diferentes actoras pasar a dar su palabra, algunas
accedían otras ignoraban la demanda. Estábamos reunidas más de ochenta mujeres, era el
turno de Cristina Gualinga había silencio entre las participantes, cuando a lo lejos se escuchó
una voz masculina que gritaba y confrontaba la conglomeración de mujeres: Lárguense a sus
casas, cállense ya, qué hacen aquí. Entre todas abucheaban al señor y le pedían respeto,
enojadas le replicaron que debería apoyarlas que ellas estaban defendiendo la Selva y le
cuestionaron con tono enfurecido ¿Acaso a usted no le importa?
La concentración daba por terminado dos días de trabajo y discusión sobre cuáles iban a ser
los siguientes pasos para las mujeres en la defensa del territorio. También el encuentro abordó
un análisis del cambio climático propuesto por una de las organizaciones de la sociedad civil
que apoyaron a que el encuentro se llevara a cabo. Ambos temas se mezclaron.
Al terminar la marcha todas nos fuimos y una de las lideresas dijo: Vamos a la
cafetería invitó un refresco y un pan. Todas animadas nos fuimos a comer. Después de
terminar el refrigerio me fui con Gloria Dahua para seguir conversando del trabajo de las
mujeres, cuando de pronto se nos acercaron dos lideresas a preguntarle a Gloria si sabía ¿de
dónde salió el dinero para esos panes y refrescos? ¿Cómo esa mujer- la que nos había
invitado, tenía recurso? Mi compañera de caminata oyó las dudas, hablaron en kichwa y
110
seguimos el recorrido. Después me comentó que las molestias surgen de la falta de
transparencia de los recursos que algunas organizaciones o instancias proporcionan a algunas
mujeres para organizar eventos.
El relato de la propia marcha muestra que para las mujeres amazónicas las
manifestaciones, paros y demás acciones no son algo nuevo, evidencia que el camino
organizativo es pedregoso, que existe la vulnerabilidad inminente de que la selva se venda al
mejor postor, tal y como gritan sus consignas. El enfrentamiento contra las instituciones de
gobierno se hace cada vez más cruento y la criminalización hacia algunas lideresas es más
constante. Además, las mujeres en su día a día tienen que combatir la hostilidad de las
personas que las agreden- especialmente hombres- por estar en la defensa del territorio, y
ocupar un lugar que socialmente no les ha sido asignado. Cargar con sus hijos e hijas para
cualquier encuentro o evento que se les invite o que quieran ir, lidiar con las dudas entre ellas,
son cuestiones a atender, y tienen que negociar las agendas de sus organizaciones mixtas y
las propias. Los siguientes apartados narrar las diversas aristas que enfrentan las mujeres
amazónicas que corean “la selva no se vende, se ama y defiende”.
111
1.3 Testimonios de lideresas organizadas por la defensa del territorio
Yo casi no salía de mi comunidad y cuando estuve en Pastaza no había otra cosa más
que ir a la FICSH (Federación Interprovincial de Centros Shuar) en ese entonces,
nosotras ya luchabamos por la dirigencia de la mujer pero no solamente sino también
ocupar otros cargos, queríamos ser dirigente del territorio.
Me propusieron ser dirigente del territorio, pero mi esposo me decía no puedes, no
aceptes, no puedes, y ya yo decía a la asamblea que no… y luego me dijeron las
personas cobarde, recuerdo que cuando dije que no, un señor gordo él, se levantó y
me gritó delante de todos, porque no puede señora, porque no acepta y yo lo miraba
y le dije que no puedo. Entonces, nos empezaron a cuestionar que por qué las mujeres
andábamos diciendo que queríamos aceptar la dirigencia y luego no aceptan… Esa
fue una de las veces que sentí mucho dolor en mi corazón.
Catalina con voz tenúe me dice que lo recuerda y aún siente feo. Me sentí humillada.
Haciendo uso de una metáfora continuó el relato.
Mire seño, a nosotras nos ponen en la última rueda del coche, nosotras como mujeres
no podíamos salir, y si queríamos los hombres decidían si me voy o no me voy y
siempre diciendo quien va a dar de comer, de ver a los niños, a mi me ha costado
lágrimas desde la base, la federación, de la comunidad, quieren que manejemos el
carro pero somos la llanta, como va hacer eso. Yo muchas veces asumí la dirigencia
de la asociación, vengo desde la base trabajando con las compañeras mujeres, ahí
están son testigas, el pueblo ya sabe como trabajo y ya sabe por qué me elige, por que
no haré quedar mal… por la puerta ancha entré y por esa salí… en la asociación shuar
dijimos reunimos a las lideresas con otra federación de Pastaza porque la FISCH no
112
avanza, y así comenzamos varios asambleas para poder construir la federación de la
dirigencia de la mujer, la Marlena Zavala y yo dijimos que si se puede…
Ahí empezamos a ver nuevas reuniones para que convocaran otras organizaciones.
Blanca Chancoso decía que ella era la lideresa internacional de todas las mujeres y
ella nos representaba, pero cuando pude yo empecé a hablar por mi, y cuando aprendí
a hablar ya nadie me para… A poco a usted le gusta que hablen por usted, a mí no.
Esa no es buena jugada.
Desde que Correa lanzó la iniciativa de la explotación de la Amazonía ecuatoriana del centro
sur, Catalina ha sido una de las lideresas más opositoras a la iniciativa y junto a otras ayudó
a organizar la convocatoria de la marcha que protagonizaron más de 200 mujeres en octubre
del 2013 que inició en Puyo y terminó en Quito, uno de los hitos actuales más importantes
para visibilizar los espacios de las mujeres por la defensa del territorio que además demostró
su perspicacia contra los poderes coloniales existente inicándose un 12 de octubre día contra
el genocidio de las culturas latinoamericanas.
Yo no soy cocinera
Lore es una de las mujeres más imponentes, habla fuerte, sonrie poco y mira
fijamente. Cuando le conté de mi investigación me dijo, sí, pero me cambias el nombre,
mientras soltó una carcajada. Su petición está hecha.
Acostumbrada a una grabadora Lore comienza a contarme que las mujeres han sido
impulsoras de la toma de decisiones en el proceso de la defensa territorial y eso empezó años
atrás. Todavía ni siquiera se sabía el tema de los derechos de las mujeres, ni había voto para
nosotras imagínese me dice.
Te puedo decir que en el mundo indígena se empieza a trabajar para defender a las
mujeres en base a mingas, gente como mi madre de 82 años , que en esa epoca debía
tener 50 año ya se organizaba a exigir sus derechos. Cuando se comenzaron a juntar
con otras mujeres, creo que fue con la Asociación de Mujeres de Sarayaku (AMIS)
59
Entrevista el 15 de junio del 2016 en la ciudad de Puyo.
113
empieza un cuestionamiento al interior y se decide que hayan organizaciones de
mujeres. […] pero eran la menos tomada en cuenta en los procesos de organización,
se les daba roles de logística, no roles de territorialidad. Todo lo que le dejaban estaba
ligado al tema de la familia y de la logística, hasta a la dirigencia que le dieron a la
mujer le llamaron “dirigencia de mujer y familia”, ¿Cómo así?, si la familia es
responsabilidad de todos.
Muchas lideresas aparecieron en la marcha del 92 , mi tía Bertha que ya murió iba
cantando allí. Muchas de ellas ni aparecen cuando cuentan la historia. No fue
reconocido su papel. De cocineras nos querían, nada más. Para que nosotras estemos
acá hay un legado de muchas mujeres.
A lado de Lore se encuentra Catalina e interrumpe el relato para decir: “[…] cuando las
mujeres aparecieron sólo las liderezas andinas estaban a nivel internacional las amazónicas
no éramos visibles”.
Ambas mujeres comienzan a recordar y hablar entre ellas y contarse- contarme que
en especifico en el caso Kichwa la organización tuvo una crisis por el debilitamiento de
liderazgos que pusó a unos en pro del petróleo mientras a otros en contra.
Regresa Lorena en primera voz:
60
Entrevista a Esther, en la ciudad del Puyo el 17 de junio del 2016.
114
las otras compañeras de entrevistarlas Esther se sentía segura, por lo menos eso parecía.
Había participado en la entrevista que le hice a Lorena. Ella tenía ganas de hablarme de
México y así inició su narrativa.
Yo ya conozco México ese fue mi segundo viaje. El primero lo hice a Colombia, eso
fue cuando me fui a Quito y empecé a trabajar con muchas mujeres y representando
a mujeres de la Amazonía a nivel internacional. Estaba organizada con Catalina,
Zoila, y les decía que si sacabamos a más mujeres y eran más movidas y preocupadas.
Yo siempre estoy preocupada porque haya más mujeres de la Amazonía, porque lo
que se aprende en la organización no se paga, porque hemos aprendido muchas cosas,
que ni en la universidad. Pero la cosa no es fácil, yo agradezco mucho al señor Luis
Vargas. Me decía sambita tú ven con todo los jóvenes porque ustedes son el futuro,
tú tienes que ser la futura dirigenta me decía.
Todo cambió cuando a mis tíos los llevaron presos. Y a mí a los 13 años me obligaron
a casar y tuve mi primera hija y mi marido me dejó. Ahí desperté, cambió mi vida[…]
y pues luego la Elvia Santi me hizo matricular al colegio a distancia. Seguí estudiando
cuando había una disputa en la comunidad, mis tíos pegaban a sus esposas y dije no.
Yo me voy a organizar con las mujeres. Eran 10- pura familias, primas y esposas de
tíos. Yo como aprendí a leer una cosa que queríamos era centro de alfabetización.
Con minga hicimos la primera escuelita de alfabetización. Por medio de ellos yo
aprendo muchas cosas, seguí estudiando y alfabetizando y luego que me dicen: tú
tienes que ir a trabajar a la comuna San Jacinto y me pusieron de dirigente de mujer
en la comuna San Jacinto: y dije- ¿Qué voy a hacer? Y pues yo ni máquina, ni teclado,
ahí empecé a escribir, luego me dicen que vayan a un congreso, me llevan. Pasó eso
y luego me dicen usted tiene una experiencia y me dicen vamos a la CONAIE y me
van llevando a Quito, y me dicen tengo que llevar chompa, y me dice Cesar Cerda
que soy la dirigenta de la Amazonía, y luego me dijeron tuviera cuidado porque las
de la Sierra y la Amazonía, no se llevan, me asusté.
Ahí estuve en las reuniones, mi mente volaba cuando ellas hablaban qué me dirá mi
marido, dónde viviré, con quién lo haré… Las mujeres conversaban sobre la violencia
de la mujer y eso me gustó, así empezamos y por eso la violencia ha calmado porque
ya sabemos más. Aún sigue, pero.
Cuando vengo a mi casa después de 15 días mi marido me dijo vete con los locos de
la Sierra y agarra tus cosas y bueno, ahí dije una separación y pues así fue.
Algunas dirán que las compañeras viajan en vano […] Yo he escuchado decir a la
gente como a las mujeres nos critican por salir […] es mentira, a veces perdemos
marido, hijos, la finca.
115
porque no “disponía” tiempo para la entrevista, cuando al fin quedamos me dijo: “mira yo
soy de una cultura casi desaparecida. Soy de la cultura Quijos, en la provincia Napo. No sé
si eso te pueda interesar”. Yo le volví a insistir que yo tenía dispocisión de escucharlas a
todas.
Sonrió: ¿Qué quieres que te cuente?
Quiero saber ¿Cómo te hiciste dirigenta?
Antes todo lo que pasaba nacional y provincial, las autoridades comunicaban en las
asambleas y congresos. Ahí yo llegué a saber que iba a haber unas grandes marchas.
Fueron las de 1996, 1998 yo participé con mi hijos. Era mi primera vez cuando
estuvé no sabía cómo eran, bombas lacrimógenas que botaban todo. Me dijeron lleva
agua, fósforos, cigarrillo. Llegamos a Quito, antes era difícil que nos recibieran. En
el momento que se iba a entrar botaron bombas lacrimógenas. Toditos prendimos el
fósforo y pudimos afrontar las bombas lacrimógenas. Las mujeres éramos fuertes, ahí
eran puras mujeres. Me acuerdo mucho que estuve con Cristina, Zoila, algunas
mujeres de Sarayaku. Eran siempre mujeres adelante. En la marcha nos íbamos
mujeres con niños. Nosotros si tenemos un pensamiento en el corazón y no lo decimos
afuera, no existe. Las mujeres de Pastaza son mujeres sabias que han luchado para
defender en todo sentido. El problema ahora así como lo dije en la reunión es que la
información no se da a todas. Como es posible, ahora yo no sé por qué cuando hay
más contacto que podemos tener, no hay invitaciones. No hacen saber nada.
¿Quiénes? Las mujeres lidereseas nuevas. Hay que decir a las lideresas que traigan
jóvenes y que ellos también vayan aprendiendo. Porque si no estamos yendo hacia
atrás. Una semilla que si no se abre no florece, no crece.
Los testimonios que presenté muestran diversas aristas. La primera en la que me quiero
enfocar es el argumento que postulé apartados atrás: La lucha de las mujeres organizadas en
la defensa del territorio siempre ha tenido un papel destacado- a veces, poco articulado, tal y
como narran Esther, Lorena y Catalina. Su arraigo a la tierra y a su lugar de origen les da voz
legítima para abordar problemas del territorio. ¿Cómo se puede ser un lider fundamental en
la lucha y no ser visible? Se cuestionan Beluistiagoita y Aída Hernández (2016). Como bien
explican García y Vallejo (2017) en el caso particular de la Amazonía el papel de las mujeres
quedó oculto bajo liderazgos masculinos, negociaciones e interlocución se dieron con otros
116
actores mediada por dirigentes hombres. No obstante su presencia actual con todo y sus
problemas no se podría explicar sin la memoria organizativa (Olivera: 2008), ni haber puesto
el cuerpo en la resistencia, acontecimientos que se intentan transmitir de generación en
generación.
Es de reconocer que muchas de estas resistencias despegaron a lo público a partir del
contacto con mujeres feministas que abogaban por el derecho de las mujeres; no obstante,
las mujeres en defensa del territorio al interior de sus procesos ya estaban consolidando
espacios propios para las mujeres. Por la tanto, cuando se dio la articulación fue más fácil
posicionar en la agenda demandas de género como la no violencia contra las mujeres. Aunque
estaría de acuerdo con García y Vallejo (2017: 11) que en la actualidad, “las mujeres
amazónicas han construído una agenda ecléctica propia que toma elementos de las demandas
feministas y de los movimientos sociales e indígenas con el fin de construir su propia idea de
dignidad y de alternativa a la amenaza de la explotación”.
La segunda son las dificultades para posicionar su palabra dentro de las agendas
índigenas ha sido un proceso de negociación y unión entre mujeres de diversas
nacionalidades amazónicas y a veces con otras mujeres en este caso las lideresas andinas.
Como bien mencionan Aida Hernández (2016), García y Vallejo (2017) las mujeres
indígenas, rurales y en contextos comunitarios de formas complejas y a veces dolorosas- así
como narran los testimonios, han tenido que hacer una doble o tripe militancia, característica
que creo no sólo es compartida por contextos comunitarios sino que también por mujeres que
se organizan en espacios mixtos. Por un lado, enfrentarse a las adversidades y amenazas del
capital en donde el despojo es inminente y cotidiano; la segunda tensión surge dentro de sus
espacios. Las mujeres han tenido que colocar su mundo al revés, invertir muchas veces sus
estrategias de mando, buscar oportunidades para mejorar sus vidas fuera de las comunidades
que defienden y que les prohibe una vida más vivible, con el fin de expandir y transformar el
papel de las mujeres dentro de la organización social amplia. “No queremos ser cocineras
afirmaba Esther, no quiero solo opinar de la familia y la logística sino tener una voz de
decisión en la estrategia territorial”.
Cuando las mujeres organizadas alzan la voz para defender el territorio se enfrentan
a una hidra con muchas cabezas, como indígenas violan el espacio racial construido por las
políticas gubernamentales y partidistas occidentalizadas que consideran que las mujeres
racializadas no tienen un lugar en ese espacio. Es decir, es como si para que las mujeres
tuvieran atención y escuchan sus demandas indígenas implican la separación de su cuerpo y
117
de su lengua. “Hacía falta que se separaran sus cuerpos indios de sus lenguas que hablan un
español quebrado” (Belausteguigoitia:2006 en Cruz Hernández: 2019). También como
mujeres, violan y trasgreden el espacio patriarcal que cuidadosamente se ha tejido por siglos
en sus propias comunidades y que es reforzado por políticas estatales; es la noción que
propone (Segato: 2011) “pacto estatal-colonial” (Cruz Hernández: 2019) y pactos que
invlucran un entronque patriarcal construidos en medio de la dominación colonial.61
Por último, otra arista importante y la cual ponen énfasis las lideresas entrevistadas
de mayor edad es el debilitamiento que existe en la actualidad en la organización por no tener
más jóvenes en las filas. “Las mujeres no saben avisar comentaba, antes todas ibamos a las
marchas, reuniones talleres y ahora que hay más formas de avisar jalan a algunas cuentas”.62
Para entender el malestar de algunas mujeres es importante abordar las relaciones de poder
que se generan entre mujeres, un tema poco abordado dentro del pensamiento feminista. Es
importante considerar las complejas formas de relacionarse dependiendo de la posición social
en la comunidad, en términos de liderazgo y parentesco. A la trayectoria que haya tenido, se
suma la intervención de las organizaciones de la sociedad civil, ya que éstas en ocasiones
para hacer trabajo comunitario se amparan de ciertas mujeres lideresas, invisibilizando otras
nacientes dirigentes o a las mujeres de base.
1.4 Testimonio de las mujeres organizadas del Kawsak Sachata Harkak Warmikuna.
Comunidades de Sisa, Lorococahi y Jatun Playa
Una de mis mayores preocupaciones era si la defensa del territorio era una práctica
política en las bases organizadas de mujeres amazónicas o más bien un discurso de algunas
lideresas. Para saberlo era necesario ingresar a las comunidades para entender la idea de
organización y defensa del territiorio. Gracias a Gloria Dahua, actual dirigente de la
organización Kawsa Sachata Harkak Warmikuna no sólo me perimitió el diálogo con más
lideresas sino que también apoyó mi entrada a tres de las cinco comunidades que conforman
la organización.
Durante mi primera estancia en campo propusé algunos talleres con las mujeres, pero
fue complicado empalmar la asamblea de todos los miembros del Kawsa Sacha en donde las
61
Retomado de la memoria de talleres realizado en el Puyo en marzo 2018, lidereados por Ivette Vallejo y
Lisette Coba convocados por el IQBBS.
62
Trabajo de campo junio 2017.
118
mujeres participan con talleres. Se acumulaba una carga más para las mujeres porque ellas
son las encargadas de elaborar la chicha que se toma al termino de cada reunión o asamblea.
Entonces, durante cada asamblea concreté una fecha de encuentro con cada mujer de
uno de los cinco pueblos que componen la organización Kawsa Sacha. Por las distancias y
costos fue muy complicado ingresar a las comunidades de Nina Maru y Yana Yaku. Resolví,
concentrarme en conversar con mujeres de Sisa, Lorocachi y Jatun Playa.
Gracias al amparo de Carmela Dahua, muchas de las mujeres accedieron fácilmente
a hablar conmigo. En mi segunda temporada de campo fui con Carmela a hacer un recorrido
a las comunidades de Sisa y Jatun Playa. Gracias a la canoa que nos prestó Ramón y la
gasolina que nos vendió una de las mujeres de Lorocachi, estábamos listas para comenzar el
recorrido. Sabíamos que tendríamos que quedarnos varios días para poder conversar de mejor
manera con las mujeres, entonces, Carmela me incitó en llevar yuca y plátano para compartir
en cada casa. Víctor, la pilota- Julieta- sobrina de Gloria Dahua, Carmela y yo comenzamos
el recorrido.
Nuestra lucha viene no desde ahora si no desde hace muchos años atrás. Ahora en la
actualidad nosotros como jóvenes no queremos perder la cultura con ese territorio
119
puro, la petrolera nos quiere contaminar el río, ya conoce usted el río, queremos que
quedé para nuestros hijos que viene, que va a pasar con el futuro. Esa es nuestra lucha
para mantener.
¿Cómo fuiste dirigente? Yo no fui dirigente de esas de antes yo era muy wambra
cuando se formó la organización, pero si me daba cuenta como los hombres querían
hacer a su manera, decían era así y así era. No había cambios, nadie podía decir lo
contrario. Con esas ideas yo fui creciendo hasta que me tocó, cuando la Nancy llegó
me dijo sabe que compañera ayúdenos porque si la cosa sigue así los hombres van a
seguir pisándonos. Bueno…
Entonces, aunque yo no tenía mucha experiencia me decidí y la única idea que tuve
era que las mujeres teníamos que defender el territorio. Yo vivo en Lorocachi y acá
en Puyo porque luego hay que hablar con las oficinas y autoridades para pedir
avionetas en caso de que pase algo. Desde que yo ingresé a ser dirigenta ha habido
muchos problemas con las comunidades de la cuenca alta del Curaray porque vienen
a proponer y quieren que yo negocié y firmé para las petroléras pero pues no puedo.
Mi papá me dijo que no me venda y que es el pueblo que decide, esas es mi única
experiencia de organización lo que me dice mi mamá y mi papá que son fundadores
de Lorocachi.
Recién cambió la dirigencia de la cuenca Alta del Curaray y los hombres no nos
quieren escuchar y ahora como las mujeres ya estamos organizadas me fui a hablar
con las mujeres.
Les llevé un video de las mujeres en el Coca donde todo ya está explotado, lo que
sufren, lo que viven. Mi comadre Mercedes que tiene su prima allá me invitó y me
fui. Grabé en el celular. Junté a las mujeres y les mostré el video, algunas me supieron
entender otras que no porque sus esposos las manejan y me dijeron que estoy
equivocada porque si no entra el petróleo es que de donde vamos a sacar plata y pues
me dicen que abra los ojos. Estamos en esa lucha Tanita ojalá si avanzaramos a lograr.
Yo por ejemplo, Tenía muchos nervios para hablar y dialogar pero ya me tocó pues
participando en los talleres y caminando con las compañeras que ya tienen
experiencias. En las asambleas que nos reunimos bastantes me tocó hablar.63
Mi esposo para que decir me apoya bastante en el trabajo yo le dije: como usted es de
la ciudad y yo soy de adentro y usted tiene que entender mi trabajo y respetarme y él
me supo entender y su familia tiene una finca por el Coca y él sabe porque sabe como
está pasando allá y dice que tenemos todo el derecho a reclamar y no es bueno que
destruyan todo eso. Hay hombres que sí entienden la lucha de las mujeres. Allá
adentro (hace referencia a la selva) por lo menos, los mayores sí entienden. A veces
nos reuninos con ellos para entender cual es nuestra idea y ellos nos dan más fuerza
para seguir luchando.
63
Testimonio con Gloria Dahua (Meses mayo-junio 2017)
120
Otros chuta, no entienden nada. Ellos quieren explotar porque no hay trabajo y no
tienen de donde sacar y mantener a sus hijos, no tienen ni para comprarse una funda
de sal y supuestamente ellos quieren explotar para que haya trabajo y como decimos
que no empiezan a hablar mal de una, que yo no quiero porque tengo mi negocio, que
a mí me va bien, pero no chuta, yo tengo del trabajo de mi esposo o que a veces me
voy a trabajar con señoras limpiando su casa.64
Para Gloria uno de los obstáculos más grandes a los que se enfrenta dentro de la organización
es hacer valer su palabra y con la de ella la de las mujeres que están en contra de la
explotación petrolera, no obstante reconoce que entiende la petición masculina cuando
argumentan la necesidad del dinero.
Ahora bien, la posición masculina que pretende limitar la voz y pocisionamiento de
las mujeres relacionados con el territorio, ven mermado su poder, cuando las mujeres toman
la batuta de la organización y dicen no a la explotación petrolera. Ellos se notan desplazados
y sienten como los privilegios otorgado desde la colonización se diluyen (Segato: 2008).
Entonces, confrontan la organización de las mujeres, tal y como menciona Gloria, en su
ejemplo de la cuenca alta del Curaray, a través de la manipulación de sus esposas.
64
Testimonio con Gloria Dahua (Meses mayo-junio 2017)
121
Lorena me dijo que ella estaba muy de acuerdo en detenerla, pero sabe que es un
problema grave en la comunidad y muy delicado porque muchos jóvenes que han salido a la
ciudad quieren que entre porque es una posibilidad de conseguir dinero, por ejemplo:
Mi hijo me dice que es importante que veamos lo que necesitamos primero, luego nos
enfermamos y no hay ni avioneta que llegué, quién paga eso, ahora estamos mejor
gracias a que lo del sociobosque llegó, pero antes no teníamos ni para una funda de
sal. Entonces, si hay que cuidar la selva y también nuestros hijos quieren trabajar”.
Uno no sabe que va a pasar yo cuando me dicen de ir a la ciudad voy y estoy con las
mujeres pero aquí lo que pasa es que hay mucho dinero. Además como nosotros no
tenemos mucha formas de ganar plata pues también estamos preocupados y más
ahora. Antes nadie queríamos salir a la ciudad y hoy todo los jóvenes están queriendo
irse.65
La preocupación que siente Lorena es parecida a la que encontré con Juana de la comunidad
de Sisa. En la casa de Juana, mientras bebimos chicha en un espacio amplio y con techo de
hoja de palmera alrededor del fuego que calienta un maito,66 comienza a decirme que ellas
viven de la selva y que ellas son la selva también, pero que hay problemas graves. Las
tensiones han incrementado a partir de que hombres de la cuenca Alta del Curaray están
negociando con el gobierno para la explotación petrolera y muchos hombres del Kawsa
Sacha se ven influenciados por la decisión de los vecinos.
A mi me preocupa que la violencia se ponga más fea. Al rato ni agua tendremos. Pero
muchos hombres ya están comprados. Un problema es que sí hemos hablado de la no
explotación pero tampoco nos hemos puesto bien, bien, firmes. Ese es un pendiente.
Los hombres cuando tocamos el tema se van por las ramas, no le entran ya, como
debe ser. Les conviene porque lo que quieren es dinero. En las asambleas se pasa el
tiempo hablando de cómo repartirse el dinero del socio bosque que además peleamos
para que les llegue a familias, antes querían que el dinero solo de los hombres, y
dijimos no. Ya como familia cada uno debe de aprender a gastar. Aquí mire cómo
están los caminos, lo usamos para hacer las mingas, pero en otras comunidades solo
lo gastan para entrar en avioneta y bebidas, así harán con el dinero que según dicen
tendrán del petróleo.67
Lorena y Juana son de las mujeres que apoyaron a Nancy para que fuera la primer mujer
dirigenta del Kawsa Sachata Harkak Warmikuna. Dicen que es importante que Nancy esté
porque no negociará con nadie sin preguntarles. Para Carmen tener a una lideresa que no se
venda es fundamental para que se organicen las mujeres. Sus dudas sobre Dahua, la nueva
65
Entrevista a Lorena Vargas el 10-11 de junio del 2017- Traducción de Gloria Dahua.
66
Comida de la Amazonía ecuatoriana. (Pescado asado en brasas y envuelto con hojas de yaki-panga)
67
Entrevista a Juana Santi el 12-13 de junio del 2017.
122
lideresa de la organización, van enfocadas al tiempo que pasa en Puyo. Un reclamo muy
común entre varias personas de la organización. La desconfianza de algunas mujeres de base
amazónicas con respecto al liderazgo de Gloria gira en torno a los pocos períodos que ella
pasa en la selva.
Lorena: “como va a saber lo que necesitamos. Un problema aquí adentro es que
necesitamos comprender que es lo qué pasa con lo del petróleo, pues nosotras somos dueños
de esto, pero si la información no llega, si ella (refiréndose a Dahua) no sabe nuestra
necesidad”.
La asamblea semestral del 2017 se llevó a cabo en mayo. Una de las principales
problemáticas era abordar la tala inmoderada que se está generando en la frontera, poner
límites y asegurar que haya mecanismos de cuidado entre las comunidades. Otro gran punto
fue hablar de la distribución del dinero del socio bosque. Muchos de los hombres se notaban
relamente interesados por lo económico. Una discusión que duró medio día era si el dinero
se distribuía entre socios varones o entre familias.
68
Las mujeres pidieron la distribución por ayllus runa o por comunidad. Mariana
abogaba a la distribución comunitaria y dijo que: “mejor por comunidad para hacer beneficio
más grande, limpiar la pista por ejemplo, ya”. Al final del día la decisión tomó el balance
con las mujeres, una batalla ganada. La distribución se realizó: a unos en lo familiar y a otros
de manera comunitaria. Lo cierto, es que algunas mujeres- las menos. Estaban preocupadas
lo que pedían era la solicitud de una escuela de grado más alto que el básico, para que los
hijos ya no salgan al Puyo para continuar sus estudios y ellas atrás de ellos.
68
Núcleos de familias- en el siguiente capítulo se retoma el debate conceptual sobre que son los ayllus.
69
Diario de campo período abril-junio 2017.
123
Nosotros somos autónomos, cierto, y la tierra es nuestra, pero veo los problemas, mis
hijas han crecido y quiero que tengan una educación más alta. El problema es - por
ejemplo, nosotras hablábamos es importante tener allá, yo tengo que dejar en el Puyo
a mis hijitos y hay gente adentro que quiere estudiar y no puede no tiene dinero
tenemos que aprender el sistema de los mestizos y tanto eso como el sistema nuestro.
Nosotras tenemos que defendernos de los mestizos y para eso hay que entenderlos.
Aunque para que decirte no etiendo como llegar al sumak kawsay de los pueblos, es
importante organizarnos bien pero no solo una o dos sino todos. Mira la salud, hay
policlínica, pero luego no hay medicamentos, no está adecuado a los servicios buenos
y no es tan buena la salud y dependemos del hospital público y nosotros estamos muy
adentro de la selva.70
Me gusta que haya esta organización de las mujeres, la otra vez que vinieron las
mujeres al Yakuchaski Warmikuna, 71 me gustó la idea, sé más o menos opinar y les
dije que si estaban buenos su pensamiento pero nos faltan cosas. Yo lo veo. Les dije:
Ustedes como mujeres lideres deberían hacer algo, un proyecto productivo o algo y
si mandé algunas ideas.
Una de las preocupaciones que tienen las y los runas es que el territorio amazónico está en
peligro y la reproducción de la existencia de las personas que habitan ahí también. Una de
las mayores preocupaciones es la negociación entre hombres. Todas las personas
entrevistadas y con quienes dialogué sugieren que uno de los riesgos a los que se enfrentan
es la cooptación de líderes masculinos por parte del Estado.
Los funcionarios del gobierno ecuatoriano correísta y otros lideres aledaños, incluso
de gobiernos seleccionados como juntas parroquiales, pro explotación petrolera, para
asegurar simpatizantes utilizan una política de clientelismo que tiene como estrategia repartir
dinero a los hombres, o frenan los apoyos sino son convenientes; que usualmente es una
muestra de lo mucho que pueden ganar si consesionan los territorios. El dinero es gastado en
alcohol y compra de servicios sexuales. Efectos colaterales de los mecanismos clientelares
empiezan en lo interno, con la división entre los propios pueblos y familias con opiniones
70
Testimonio con Rosalinda Sántiz (Meses mayo-junio 2017)
71
Mujeres mensajeras del río.
En la Amazonía, un grupo de mujeres de diferentes nacionalidades indígenas en interlocución con una lideresa
kichwa de Ecuarunari y las Saramanta Wamikuna, apoyadas por organizaciones de la sociedad civil, IQBSS y
Acción Ecológica, y actores individuales que intentan frenar la ampliación de la frontera petrolera anunciada
por el gobierno de Ecuador y el capital trasnacional, crearon una estrategia de comunicación y aviso que es ir
de comunidad en comunidad para acercar información a todas las personas, en el símil del chaski andino que
antes de la conquista española llevaba mensajes surcando caminos. Ver más en:
http://www.saramanta.org/2016/05/23/video-yakuchaski-warmikuna-mensajeras-del-rio-curaray/
124
encontradas, es una forma en que la organización se ve debilitada, aseguran mujeres de las
comunidades.
La organización de las mujeres en el caso del Kawsa Sachata Harkak Warmikuna se
fundó justamente para servir como contrapeso a la alianza masculina que se iba evidenciando.
Las mujeres con diferentes estrategias y apoyadas de la coyuntura del 2013 con la marcha,
se pusieron al frente de la resistencia y tomaron la palabra. No obstante, las intimidaciones
hacia su persona y sus familias se incrementan y ponen en tela de juicio no sólo su capital
social sino también su figura moral y de autoridad ante la comunidad. Los territorios que
antes eran considerados de vida, se vuelven lugares hostiles para habitar cuando las alianzas
patriarcales entre el capital y las relaciones machistas comunitarias dejan a las mujeres solas
en la defensa del territorio (Cruz Hernández: 2019). Es evidente que las complicidades entre
el poder patriarcal neoliberal, o el socialista como pretendia ser el gobierno de turno, y el de
los movimientos sociales entroncan para desestructurar la participación de las mujeres.
Una tensión que se muestra con los testimonios se da entre tener un mejor sumak
kawsay y enfrentarse al mundo mixu (mestizo). La espiritualidad para las personas de la selva
es fundamental saber escuchar el territorio; sin embargo, cada vez hay más mujeres y
hombres jóvenes kichwas interesados en tener una relación con el mundo mestizo ya sea para
estudiar o para trabajar. El miedo de las personas mayores es que cuando las y los jóvenes
convergen con el mundo mestizo parecen perder interés en lo que pasa con la Amazonía,
pero a su vez creen necesario que ese encuentro se dé porque como dice Rosalinda :“como
cuidarnos de algo que no conocemos”.
1.5 Redes, relaciones y estrategias entre mujeres diversas por la defensa del territorio
Cuando hacíamos estancias en Puyo, yo, siguiendo a Gloria Dahua, usualmente
solíamos encontrarnos con alguna lideresa para conversar sobre la defensa del territorio y las
estrategias de defensa que estaban proponiéndo las mujeres. Para mí era fundamental estar
en Puyo como dentro de la Amazonía para contrastar realidades.
Mi segunda estancia inició en febrero, llegué justo para observar y participar en
actividades que se realizaban en el marco del 8 de marzo. Justo esa temporada se aglomeraban
varios eventos, las jornadas feministas organizadas por el Departamento de Género de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO- Ecuador), en la ciudad de Quito,
125
un “toxitour”72 a la provincia de Sucumbios, específicamente a la región de Lago Agrio y
la marcha organizadas por las propias mujeres amazónicas.
El acompañamiento en las marchas era fundamental para observar como se
establecían las relaciones entre mujeres que vivían en los territorios y las lideresas
comunitarias. La presencia en el espacio me dio pistas para comprender la práctica
organizativa que tienen las mujeres cuando se manifiestan.
Una de las consignas de la marcha fue: mujeres amazónicas marchando y al mundo
cambiando. La concentración del 2017, a diferencia del 2016, tuvo mucho menos
concurrencia, menos mujeres lideresas llegaron, no obstante, noté que había más mujeres de
nacionalidades amazonícas. Las únicas procedentes de otros lugares, nuevamente fuimos
pocas. Llamó mi atención que la manifestación era convocada por las mismas mujeres. De
hecho días antes, Gloria estaba muy apurada e íbamos recorriendo Puyo, de casa en casa de
ciertas mujeres como Rosa, Inés para que apoyarán con el llamado a la marcha. Me contaba
Gloria que era muy importante esta fecha para mostrar que las lideresas siguen luchando.
Más allá, que un día que implica reivindicaciones feministas, para las mujeres lideresas fue
un momento de mostrarse por la defensa territorial.
La manifestación se llevó a cabo, las invitadas fueron mujeres que estaban asistiendo
a talleres con las lideresas, así como, vecinas, amigas, etc. Terminando la marcha fuimos a
tomar el acostumbrado pan con refresco, que parecía un cotidiano anual. Ahí comenzaron a
hablar de las invitaciones que les habían hecho colectivos, organizaciones y personas, a los
distintos eventos. La tensión en la conversación fue constante, porque es cierto, que unas
lideresas son más reconocidas e invitadas que otras. Esta apertura a “ciertas” mujeres es por
la relación individual que ellas tienen con los círculos, que se puede explicar por la
mediatización que los medios hagan de ellas y por su trayectoria de lucha.
La plática del café de la esquina del mercado del Puyo, giro en torno a quien había
convocado y de los beneficios que se reciben a cambio de las invitaciones. Si bien, mientras
el tiempo que duró la investigación, las organizaciones, colectivos o personas no aportaron
dinero a las mujeres por participar, si existe una retribución en cuanto al capital social que
72
El toxitour es un recorrido a zonas afectadas por la extracción petrolera o minera. La idea es que las personas
que están luchando contra la reparación del daño en sus territorios compartan con las personas que lo están
defendiendo por la destrucción o contaminación petrolera o minera. La estrategia es promovida por la
organización Acción Ecológica.
126
ellas generan. Puesto que las mujeres dan a conocer sus luchas individuales y colectivas en
medios de comunicación o en reuniones en donde suelen asistir financistas que después
pueden contribuir con algun financiamiento para proyectos productivos, dinero para contratar
avionetas, juntar dinero para realizar asambleas y en el mejor de los casos, para alguna
estrategia que las mujeres previamente habían pensando: Marchas, Yakuchaski, reuniones
entre lideresas, entre otras actividades.
El apoyo que reciban depende de las propias rutas que las mujeres consideren
importantes para la defensa. En los meses que estuve de trabajo de campo, una de las
cuestiones por las que estaban abogando las mujeres del Kawsa Sachata Harkak Warmikuna
fue la búsqueda de una casa en la comunidad de Lorocachi, deseaban un espacio exclusivo
de mujeres. La petición se hizo a más de cinco personas y contactos que Gloria consiguió,
hasta enero del 2018 aún no tenía respuesta, de esa solicitud. La presión que las lideresas
viven para demostrar su liderazgo las lleva a situaciones complicadas, puesto que la
indagación que tienen que hacer por buscar fondos para demostrar su capacidad de dirigencia
les provoca a su vez problemas en lo interno de sus familias.
Tanita, yo ya le comenté que mi esposo si me ayuda pero la verdad que luego siento
que me juzga aunque no me lo dice. […] El día que se cayó mi niño de la escuela yo
estaba en Quito, y pues me llamaron y me vine corriendo, me salí de un taller y regresé
al otro día pero pues aunque no me dijeron nada, yo sentí mi corazón mal por no estar
con mi niño.
Mis hijas ya están grandes, yo no tengo problemas con eso, a veces una de mis hijas
me acompaña a donde voy, el problema es mi marido, es el segundo que tengo, y
pasan muchas ideas en su cabeza cuando salgo, que si voy a irme con otro, otras
feas.73
Paradójicamente, muchas de las mujeres elegidas para ser nombradas como lideresas es
porque saben hablar de mejor manera la castilla, que han tenido alguna relación buena o mala
con el mundo mixu. Hecho que les proporcionará más contactos y otorgará beneficios a la
comunidad, no importándoles, lo que ellas pierdan dentro de sus familias o las negociaciones
que tengan que hacer para salir; pero también son las que más dudas reciben por parte de sus
propias comunidades porque suelen acusarlas de estar negociando con el mundo mixu para
su beneficio personal.
73
Diálogo sostenido con Gloria Dahua (Meses abril 2017)
127
1.6 Donde el petróleo sale como agua: Recorrido a territorios afectados por la
explotación petrolera
En marzo del 2017, fuimos invitadas diversas actoras de la sociedad civil,
investigadoras feministas y mujeres amazónicas a un recorrido a la provincia de Sucumbios,
específicamente a Lago Agrio, en el marco de la visita de Lorena Cabnal, feminista
comunitaria de Guatemala. Varias de las mujeres convocadas eran personas que luchaban
contra la explotación en sus territorios: petrolera, minera, por tierras, etc. La idea era conocer
la lucha que otras mujeres viven por la reconstitución de sus territorios a partir de la
explotación petrolera que impera en la provincia, por más de tres décadas.
El toxitour lo plantearon mujeres que acompañan la defensa de los territorios en el
Ecuador de la organización Acción Ecológica, sentir la vivencia de otras mujeres quienes nos
compartieron su historia fue un punto de quiebre para algunas lideresas. “[…] A mi me
impactó ver como las aguas estaban contaminadas y como aunque dicen que está bueno,
sigue mal, no crece nada ahí una vez que se destruye la tierra.74
La diversidad de las propias mujeres y de aquellas que llevan más de 20 años
resistiendo contra el despojo de sus territorios fue un despliegue importante para mujeres que
van empezando con la defensa territorial por la no explotación.
Visitamos dos fincas en donde la empresa Texaco despojó a los pueblos cofanes; el
gobierno ecuatoriano concesionó arbitrariamente los pozos de agua de las personas; y se
desligó de los conflictos territoriales alegando que el agua es propiedad de la nación; por
tanto ellos pueden hacer uso del líquido. La violencia en la zona es una constante que se
agudizó a partir de la llegada de las petroleras.
En un camión que albergaba a más de 20 mujeres, íbamos observando el territorio.
Mientras una colega de la organización Acción Ecológica nos explicaba el impacto al
territorio que causan la petroleras, otras anotábamos en una libreta y preguntábamos
cuestiones técnicas desconocidas hasta ese momento.
Para entrar a la finca paladino tuvimos que caminar más o menos un kilómetro, una
de las mujeres de territorio amazónico se perdió en la fila, llegó minutos más tarde; la
tardanza se debió a que en el camino encontró wituk y se pintó el rostro, para pedirle permiso
la entrada a la selva.
74
Entrevista con Alberta de Intag, 18 de marzo del 2017, Lago Agrío.
128
En un terreno plano cerca de un pozo, nos detuvimos. El paisaje era desolador, el
pozo estaba acordonado con una cinta amarilla que decía peligro. Alejandra, seguía
explicandónos como fue la salida de la empresa Texaco de esas tierras, nos contó de la lucha
del pueblo organizado. Una década después se continúa insistiendo en la reparación del daño
a los territorios. El pozo que estaba junto a nosotras era una acción de restauración. Lo cierto,
es que una vez que el agua y el suelo está contaminada por el petróleo; el agua no podrá ser
potable, ni la tierra cultivable.
Otras mujeres escuchando los daños irreparables al territorio comenzaron a armar una
fogata. Entre varias manos, acercaron hojarasca, ramas, se encendió palo santo, se comenzó
un rezo, pidiendo descanso a la tierra, al agua, a la selva. Todas sollozábamos del impacto.
Foto II. Fogata para limpiar el espacio por la contaminación petrolera. Autoría propia.
En la visita de la siguiente finca nos encontramos con Gloria Vera, quien desde 2007 está
interpelando al gobierno ecuatoriano para que reparen el territorio que habita ella y su familia.
El pozo de petróleo está contaminado, el agua está sucia y la degradación del ambiente ha
hecho que tres de sus cuatro hijas tengan cáncer.
Para hacer las gestiones de defensa del territorio tiene que viajar a la capital
ecuatoriana que está entre 6-8 horas de su lugar de origen. La desidia gubernamental para
resolver su petición; el gasto que implica el traslado para realizar trámites; el tiempo de viaje
y el desgaste emocional han hecho que ella también tenga una salud precaria.
129
Después de las visitas regresamos al espacio que nos proporcionó la clínica ambiental,75 ahí
pudimos reflexionar sobre lo acontecido del día. Rosa Chuji, una las lideresas amazónicas
shwiar, en una conversación en privado, me habló de la importancia que tienen este tipo de
encuentros para ella:
Para mí como mujer amazónica que está defendiendo el territorio me parece muy
importante conocer estas actividades, porque me llevó información que después
puedo compartir con más gente de mi comunidad. También lo del Yakuchaski de la
vez pasada que se hizo en río Curaray, ahora solicité que también en mi comunidad,
para que así vayamos agarrando un poco más de idea.76
Después de salir de Lago Agrio, entré a la Amazonía por tercera vez. Con Carmela Dahua,
solíamos irnos a sentar frente a las canchas de futbol, el pretexto solía ser mirar el juego de
los hombres jóvenes, pero en realidad me gustaba ir a ese sitio porque por ahí pasaban las
mujeres y poco a poco se iban acercando. Usualmente me encontraba con Carmen Dahua y
hablábamos de la comunidad. Le pregunté sobre cómo ve algunas actividades que impulsan
mujeres provinientes del mundo mixu, me comentaron que abogan a que este tipo de
actividades que crean estrategias territoriales puedan darse con mayor continuidad, pero, que
además tal y como enunciaban con anterioridad, otras mujeres lideresas, solicita que sean
invitadas no solamente las lideresas más reconocidas, sino también otras mujeres jóvenes de
las comunidades con el fin de que llegué la información completa. Lo cierto, es que las
agendas políticas y familiares de muchas de las mujeres dirigentas, son muy complicadas y
les resta poco tiempo para transmitir las informaciones a sus comunidades.
75
La Clínica Ambiental surge en el 2008 como una propuesta de Reparación Integral ante los graves problemas
por los que atraviesa la Amazonía Ecuatoriana. Impulsado por el Centro de Estudios y Asesoría Social (CEAS)
y Acción Ecológica.
76
Entrevista con Rosa Chuji, el 18 de marzo del 2017, en Lago Agrio.
130
La participación de las mujeres dentro de espacios académicos ha sido importante y
recurrente, una manera de construir otras formas de hacer feminismo en el país suramericano.
En 2016, en las primeras jornadas se impulsó una mesa convocada por investigadoras y
organizaciones de la sociedad civil, para que las mujeres compartieran sus ideas con respecto
a la defensa territorial. Un punto crucial fue la voz de Nancy Santi, quien evocaba
continuamente la violencia que vivían cotidianamente las mujeres en las comunidades.
En 2017, Gloria y Zoila, participaron como asistentes para dar su palabra en las mesas.
Gloria iba descubriendo la universidad, se sorprendió me dijo:
Está muy bueno aquí, no Tanita, se ve que se crece mucho”. Le pregunté que
significaba eso de crecer, me contestó que es que se sabe. Le conté del programa, la
invité a que conociera las mesas y que después habláramos. La vi meterse a varias
conversaciones. Me dijo que a muchas no les había entendido, pero que se oían
interesantes.77
El suceso que le llamó la atención a Gloria, fue que Lorena Cabnal abordó el cuerpo como
territorio y cómo la cosmovisión indígena es violentada a partir de las vinculaciones que se
tienen con empresas extractivas.
77
Diálogo con Gloria Dahua (junio 2017)
78
Entrevista con Gloria Dahua, el 16 de marzo en Quito Ecuador.
131
cuando me dijo que Blanca, dirigenta andina, andaba diciendo que hablaban por las mujeres
del Ecuador. Entonces, las investigadoras, colectivos feministas ¿Qué representamos? ¿Con
qué finalidad creamos diálogos? y ¿Para quién creamos esas conversaciones?
La afirmación de Gloria al decirme que le gustó pero no entendió, me daba mucho
que pensar. En mi siguiente ida al Puyo una de las preguntas que quería contestarme es como
ven el feminismo algunas mujeres organizadas cercanas a la defensa del territorio.
Durante mi estancia en Puyo, cree una estrecha relación con Indira, mujer jóven de
base, tal y como se autodenomina, organizada dentro de la CONFENAIE. Una de nuestras
conversaciones giró en torno al papel que juega el discurso feminista creado en las ciudades
en la propia organización de las mujeres.
Como mujer indígena no he tenido mucha relación con ellas (las feministas), el
discurso que ellas hacen es bien bonito sobre la lucha de las mujeres, la igualdad de
género, mismas cosas y eso me parece bien pero si decirte que como mujer indígena
nos hace falta ir discutiendo como organización que nosotras somos feministas.
Porque como nosotras como compañeras tenemos una base más orgánica y eso se da
en base a las discusiones, estamos en plena discusión apenas, pero aquí hay variedades
de culturas y la sumisión de nosotras es cierta, pero no tenemos mucho conocimiento.
Yo aunque no tenga vinculación con varias organizaciones feminista he participado
en varios eventos […] participé en Uruguay, y vi que la incidencia de mujeres
indígenas era poca, había pocas mujeres indígenas y vi que la lucha feminista ha ido
avanzando y logrado muchas cosas, pero las mujeres nos dan hablando en problemas,
había compañeras que hablaban a nombre de que somos feministas las mujeres
indígenas y yo le discutí y dije que no era posible porque no hemos discutido eso.
Si bien una coyuntura importante fue la marcha de las mujeres, esa lucha se dio por
el territorio, ellas se vieron amenzadas por la extracción petrolera y desde 2012
tuvimos varios eventos de protesta sobre la X ronda petrolera. Después las mujeres
vieron el debilitamiento de las organizaciones por parte de los hombres y las mujeres
lo vieron y dijeron que los hombres no querían luchar y ellas fueron las que si se
movieron. Ahí se dio un encuentro entre varias mujeres y el por qué se quería hacer
eso y ahí dijeron que sentían identificadas con el agua, la tierra, tú como estás allá
debes de ver eso, ellas decían que no quieren vivir con su territorio contaminado y no
quería que entre la minera, ni la petrolera y a las mujeres las han visto como parte
débil y ellas salieron a dar la cara eso cambió. Pero ahí hay una unidad pero solo de
momentos no te puedo decir que se esté trabajando juntas.79
79
Entrevista con Indira (junio 2017)
132
Una vez más Indira pone sobre la mesa que muchas mujeres damos hablando por otras. Es
evidente que el alcance del discurso feminista urbano de raíces eurcentradas ha permeado al
propio movimiento de mujeres. Tal y como comentaba Nancy Santi, en una de sus
intervenciones en mayo del 2016 en la FLACSO: “Me dicen que soy feminista, lo dicen para
insultarnos, porque ahora hablo de la violencia que vivimos las mujeres en las comunidades
pero si yo digo lo que es”.
Otra pregunta emergía de las que de por sí yo llevaba a campo. Una de las tardes que
estaba en Puyo, fui a visitar a Gloria Ushigua de la nacionalidad sápara, con quien mantuve
una relación importante durante mis estancias en la ciudad de Pastaza. Gloria, siempre me
invitaba a su casa, entre ladrillos, arena y cuartos vacíos estuvimos manteniendo
conversaciones sobre la violencia, la defensa del territorio y las estrategia de las propias
mujeres para la resistencia.
Ella, se abrió conmigo, para comentarme los problemas que ha tenido con algunas
organizaciones ecuatorianas, Gloria al igual que otras lideresas, mencionan que se sintió
usada en muchas ocasiones en eventos, por parte de las organizaciones, puesto que daban
hablando, sobre su vida y la defensa del territorio beneficiándose las propias organizaciones.
Argumentó que cuando ella empezó a exigir dinero a las organizaciones para los eventos que
querían hacer en su territorio, no le proporcionaba apoyo económico y fue cuando decidió
empezar a hacer sus propias relaciones que hasta ahora incrementan el capital social que
tiene:
Yo nunca junté con las mujeres, nosotros nos empezamos organizarnos nosotros
mismos, y empezamos a organizar para no abandonar el territorio, la verdad era duro,
verás, no entendimos nada, fue hasta que reconoció la UNESCO nuestro pueblo y nos
dieron dinero, y era para lograr la educación propia y si logramos, y ahí buscamos
otras personas para que apoyen y empecé a ir cogreso y ahí vi que hablaban de los
indígenas muy bien, y vi que muchos lideres no vieron por el territorio y solo querían
personal, yo quiero dinero, yo quiero dinero, pero para mi territorio, fue que me animé
ha hablar por qué una mujer me preguntó y le dije que yo no iba a permitir que se
metiera el petróleo y de ahí más se me fueron acercándo y así consigo yo mis propios
contactos…80
Las discusiones entre mujeres lideresas por las invitaciones que les hacen personas ajenas a
sus comunidades, el dan hablando que tanto comentaban las mujeres que entrevisté, me
llevaron a la ciudad de Tena, a dialogar con Margarita Aguinaga, feminista pionera del
movimiento de mujeres en Ecuador.
80
Entrevista con Gloria Ushigua, el 3 de junio del 2017, ciudad del Puyo.
133
Aguinaga, en sus diálogos, reconstruyó desde su lugar situado las diversas caras que
ha tenido el movimiento de mujeres desde las décadas de los ochenta hasta la actualidad.
En los años 80 yo empecé a ligar el feminismo con otras corrientes e inicié una critica
al marxismo ortodoxo y comencé a meterme con el psicoanálisis. Mi trabajo lo
dediqué a las organizaciones, siempre militaba, y me deslindé porque muchas de las
organizaciones fueron cooptadas por el estado, hay mujeres que siguen en la lcuha y
aunque no las conozco por algunas si me siento representada.
Yo creo que el movimiento de mujeres ha logrado cambios importantes dentro de la
sociedad ecuatoriana, estos cambios, se ven en las jóvenes, hay una cultura de
prácticas de género, yo creo que una coyuntura paradójica, en la década de los ochenta
y noventa si empiezan en el período neoliberal […] Por ejemplo, mi mamá sale a
trabajar a partir de las reformas estructurales del período neoliberal, porque las
políticas que hace el gobierno liberaliza la fuerza de trabajo y hace que las mujeres
empiecen a buscar formas de emplearse y ahí se renegocie los roles en la casa, las
mujeres comienzan a tener otro papel.81
Sobre el papel del actual movimiento de mujeres y la articulación con las mujeres
amazónicas, aborda el disfraz que tiene el gobierno ecuatoriano en manos de Correa, sobre
el género. Sus conversaciones nombran como se ha dado la reconfiguración del modelo
extractivismo que se ha modificado por quienes tiene intereses en el territorio, menciona:
“No es lo mismo Estado Unidos que China”.
Un problema que ha pasado entre el feminismos o las feministas y las mujeres es que
a pesar de todos los cambios que se han logrado, muchas mujeres no ven como la
pobreza disminuye o la carga de trabajo, o la violencia, entonces, como no se
proprocionan cambios concretos, tenemos un feminismo a nivel discursivo más que
práctico. Hablando de la relación entre el movimiento indígena hay mucho trabajo de
género pero creo que hacer trabajo de género en el movimiento indígena yo no más,
porque nos han puteado mucho, yo creo que hoy hay un mayor acercamiento, muchas
ecologistas que se han vuelto feministas, hay mujeres pocas, no, indígenas que se
declaran feministas, eso me parece muy bien, que lo hagan, pero aquí es complicado
llegar con un discurso feminista, pero si se habla del feminismo dentro del
movimiento indígena. Tampoco creo que haya que declararse feminista para serlo,
hay un camino desigual, pero hay una influencia clara.82
81
Entrevista con Margarita Aguinaga el 7 de junio en la ciudad de Tena.
82
Entrevista con Margarita Aguinaga el 8 de junio en la ciudad de Tena.
134
a actividades para consolidar agendas comunitarias, la defensa del territorio no es una agenda
que estaba dentro del movimiento feminista hasta hace por lo menos una década. La
interpelación de la defensa del territorio por parte de mujeres organizadas en contexto
comunitarios indígenas y rurales es un planteamiento orgánico.
Hernández Castillo (2008, 2011), Espinosa Damián (2009) han nombrado la
existencia de un feminismo indígena que nació en las comunidades donde hay mujeres
organizadas, no obstante, como suele hacer énfasis Indira, es un debate que está siendo
abordado recientemente en las comunidades por lo menos de la amazonía ecuatoriana. Que
si bien es cierto, el contexto que plantean tanto Hernández Castillo como Espinosa Damián,
es el mexicano, para la propia experiencia chiapaneca también existen los mismos
cuestionamientos.
83
Notas de diario de campo
84
Diálogo con Aidé Rojas en octubre del 2015.
138
en los feligreses sobre las condiciones desiguales y de opresión en que viven los pueblos
indígenas sobre todo a partir de la llegada de Samuel Ruíz (Sipaz: 2016). Se podría decir
que justo la Iglesia fue un actor fundamental que impulsó los grupos de mujeres y las
reflexiones a partir de convocar con la palabra de Dios. Comenta Aidé que nunca pensó que
el Colibrí se convirtiéra en lo que es ahora.
CEIBA comenzó una reflexión sobre agro tóxicos en la región acción articulada con
la organización de Otros Mundos. Al terminar el proyecto Otros Mundos se retiró aunque la
semilla impulsada continúo. Sin embargo, cambió la dirección del proceso puesto que Aidé
pensó en la importancia de no sólo reflexionar en los cambios políticos globales sino en como
se aterrizan y causan efectos en la propia ranchería de San José Jocnajab.
Armando, hermano de Aidé, siguió con la reflexión con los hombres de la ranchería
sobre los agro tóxicos y Aidé comenzó a convocar a las mujeres para que la mirada de los
problemas no fuera solo masculina.
Al inicio las mujeres no se quedaban en las reflexiones políticas y eran los hombres
que más acudían al llamado. Aidé y Armando aclaran que insistieron mucho para que las
mujeres llegaran. Fue cuando disfrazada de palabra de Dios, se inició a reflexionar sobre la
organización política de las mujeres
Al principio empezaron los hombres a juntarse “yo no estaba en sus mundos” comenta
María Elena integrante del Colibrí. “Nuestros esposos llegaban a casa y comentaban
que iban las reuniones y poco a poco nos fuimos interesando a tal punto que ahora las
mujeres de San José son las que más quedamos en el grupo ya actualmente activos
sólo quedan dos hombres. Uno de ellos es el que sostiene la cuestión de agroecología
en la comunidad.85
[...]aquí vienen muchos agricultores de tomate, viene alquilar tierra para sembrar
tomate y se usa mucho químico y de ahí vemos que se están ensuciando las aguas y
se están muriendo los colibrís y las abejas. Nos preocupó mucho la situación,
entonces, por eso le pusimos Colibrí, porque queremos que vuelvan a nacer los
colibrís y que se hagan muchos más.
No todas las protagonistas del colectivo se integraron al mismo tiempo. Zenaida comenzó a
participar en 2014, fue invitada por Rosy.
85
Trabajo de campo julio-agosto 2016.
139
Me dijo que fuera a vender a un tianguis que organizaban y los sábados en lugar de
irme a lavar ropa me propuse vender mi atol de granillo y unas florecitas. No ganaba
mucho, menos que lavando, pero me gustó como se organizaban y que además fueron
asomando otras cosas: hacer abonos orgánicos, sembrar huertos, flores y luego
estudiar. Yo nunca me imaginé que iba a saber cosas desde la conciencia.86
Es importante juntarnos entre todas las mujeres para aprender de ellas, aprender sus
creencias, sus conocimientos. Ya ve lo que nos pasó en San Antonio, dijeron en la
reunión que algunas no les daba permiso el marido. […] Yo digo que a lo mejor
conquistamos a otras mujeres y nos hacemos más fuertes nos hacemos más colibrís…
y a las otras compañeras les damos ánimos y se integran más en el grupo. También
cuando seamos más yo creo que si vamos a saber dar una buena opinión de nuestra
comunidad y la asamblea nos respetará nuestra palabra, porque ahora se burlan. 87
86
Testimonio con Zenaida López (Meses agosto-septiembre 2017)
87
Conversación Zenaida julio 2016.
88
Ver en: www.ingei.org
89
Documentación sobre el corredor migratorio Huehuetenango- Comitán ha sido documentado por diversas
organizaciones de la Sociedad Civil de Chiapas y por l mesa Transfronteriza de Chiapas.
https://www.mesatransfronteriza.org/inicio
140
en donde se ejercen acciones de delincuencia organizada como trata de personas y tráfico
ilícito de sustancias dañinas a la salud.
Una de las reflexiones de las mujeres que han sido una constante durante los dos años
de acompañamiento es la lucha por agua para todos en su comunidad. Después del primer
acercamiento a sus problemas decidieron estudiar los planes internacionales de
infraestructura como las Zonas Económica Estratégicas para entender los impactos en lo
global. Los años siguientes han comenzado una reflexión sobre las aguas para defender el
derecho a agua limpia en sus casas, y abordar la privatización del agua. Las tácticas que están
utilizando es hacer un llamado a más mujeres de la ranchería y de otras comunidades de la
zona, para reflexionar juntas sobre los problemas que les afectan.
En agosto del 2017 se comenzó una reflexión profunda sobre la contaminación de las
cuencas que atraviesan las zonas: San Vicente y Río Grande, una de las inquietudes para
convocar al evento era saber el grado de contaminación de las nacientes de agua que
distribuían a las comunidades.
El camino de organización de las Colibrís parece de éxito, sin embargo,
cotidianamente se enfrentan a rupturas y negociaciones en donde las dominaciones
masculinas juegan contra ellas: por ejemplo, en la asamblea de su comunidad. Aunque ahora
como dicen ellas “hemos agarrado valor en nuestra palabra” parece que son vistas como
separatistas cuando alzan la voz a realidades que les parecen injustas, pero que a los demás
no. También comentan que son “mal vistas” cuando abordan los problemas de su comunidad
como la contaminación del río o la escasez del agua, pues se han dado cuenta que las mujeres
no sólo no deben de opinar en la asamblea, sino que tampoco deben saber más que los
hombres y mucho menos cuando son autoridades.
La verdad es que me desesperó mucho cuando tengo que ir a la asamblea, pues luego
cuando pedimos la palabra no la dan. Tampoco nos escuchan cuando hablamos e
informamos lo que estamos estudiando del agua. Es como si les molestará que
supiéramos.90
El recorrido para que a las Colibrís en su comunidad las vean como actoras capaces de hacer
transformaciones está siendo complicado e implica esfuerzo de convencimiento y
negociaciones todo el tiempo. Una de las estrategias que como colectivo han tenido es
juntarse con más mujeres de la región; además involucrar a sus familias en su proceso de
transformación para que en el momento que ellas se visibilicen como actor en la comunidad
90
(Entrevista con Zenaida, agosto 2016).
141
tengan una red de apoyo detrás.91
91
En el siguiente capítulo se amplía la información sobre la participación de las mujeres en las asambleas
92
http://www.conanp.gob.mx/que_hacemos/pdf/programas_manejo/Final_Montebello.pdf
93
Entrevista con Teresa de San Nicolás, Trinitaria, julio del 2016.
142
Vinieron algunas personas del parque a dar un proyecto, nos animó porque las
orquideas abundan mucho. Todas las mujeres entramos pero al final una se quedó con
todo. Un día vino el encargado a pedirnos cuentas y pues no sabíamos que había
dinero. Cuando le preguntamos a Zoila que era la encargada del dinero ¿qué había
pasado? Dijo: todo se había ido a no sé donde, pero que el frc (refiriéndose al Servicio
de Administración Tributaria, (SAT) encargado de cobrar los impuestos de personas
físicas o morales que registren actividades económicas en México), y que ella no
sabía nada. Muchas mujeres nos desanimamos, nos peleamos y nos salimos.94
94
Entrevista a Margarita de San Nicolás, Trinitaria, enero del 2017
95
La migración en Chiapas tuvo un boom en los primeros años del siglo XXI debido a fenómenos naturales
Stand (2005), Mitch (1998) que afectaron las cosechas sobre todo de productores de café. La precarización del
mercado laboral en el estado no disminuyó sino al contrario ha aumentado y las migraciones sobre todo de
jóvenes son cada vez más frecuentes. En la actualidad las remesas son la cuarta actividad económica más
importante del estado.
143
Capacitación y CEIBA. La alianza repartía funciones explícitas a cada organización. Enlace
fue llamada para abordar temas de ecotecnias (fogones ahorradores y tanques de agua), por
su parte CEIBA era la encargada de abordar temas de organización social, derechos y
participación y Aldeas continuaba con el impulsó al comedor comunitario infantil.
El trabajó duro un año. Durante ese periodo menciona Sara:
96
Diálogo con Tere y Sara en octubre del 2016, en CEIBA.
97
Diálogo con Margarita, Sara y América sobre la construcción del espacio durante el trabajo de campo julio
2017.
144
problemas económicos severos que hizo que se retira de la zona proporcionando solo 12 de
los 30 tanques de agua que había prometido. Tal acto provocó que muchas de las mujeres
quedaran inconformes con la asociación. Meses después, de la llegada de CEIBA al territorio
se les animó a buscar a la encargada de ENLACE para hablar sobre lo que había pasado y
ahí comenzaron nuevamente con la relación para terminar el contrato moral que habían
empezado años atrás.
Cuando llegamos por primera vez a la comunidad de San Nicolas, existía un espacio
para hacer sus talleres, el espacio contaba con mesas, sillas, vasos, platos, paizarrón. La
tercera vez que visitamos la comunidad encontramos solo el salón, no había nada de
mobiliario ahí. Empezamos los talleres sentadas en el suelo. se encontraban apenadas, porque
estabámos sentadas en el piso. Tampoco había utencilios de cocina, y cada una trajo su propia
taza para ofrecernos café. Antes de iniciar el taller, nos compartieron la historia de la casa
colectiva. Existen versiones distintas del proceso, la primera que se contó fue que la
organización de ALDEAS se llevó las cosas, despojándolas de lo que habían construido
juntas, la omisión del problema entre ellas no salió, hasta meses después cuando se abordaron
los liderazgos entre mujeres. Otra versión es que ellas como colectivo no pudieron sostener
el espacio y regresaron las cosas que habían sido donadas por la organización.
El grupo lleva dos años. Me ha costado trabajo mantenerlo porque las mujeres no muy
quieren salir de su casa y tampoco se dan tiempo para hablar de ellas. Una estrategia
que tomé fue Invitar a más compañeras y que trajeran de principio a sus familias, así
fue creciendo. Aunque en la Iglesia participamos todos yo me daba cuenta que cuando
hablaba yo pues me critaban y mal miraban eso es por que soy mujer. Pero siempre
he sido peleona y pues ahí decidí que no me iba a dejar.98
Ema enfrentó ataques hacia su persona cuando tuvo la osadía de crear un espacio para
mujeres. Hablaban que como era lesbiana, ella quería solo estar con las mujeres.
Mira de mí me han dicho que ando con esta, que me enamoré de fulana, solo porque
no tengo marido, no me quiero casar y tampoco quiero hijos. A mí me gusta lo que
hago, he aprendido y soy feliz, pero no faltan las habladurías, de aquí y allá.
Yo me daba cuenta que siempre faltaba la voz de las mujeres en los análisis y por eso
junto Marisol que es mi amiga desde que éramos niñas y Ana Isabel decidí abrir el
espacio para crear nuevas formas de relacionarnos, sin juzgarnos entre nosotras y sin
competencia. Hay mucha competencia. Yo estuve trabajando en una organización de
puras mujeres y me fue muy mal porque la que dirigía trataba mal a las mujeres y ella
se pagaba más. Entonces, yo creo que podemos tener espacios de confianza y
solidaridad entre nosotras y organizarnos para una buena vida […] Ojalá no me
equivoqué. 99
Las dudas de Ema deriban de su experiencia en una organización en Margaritas donde una
vez formada se consolidó como asociación civil. Ema era la contadora, trabajó dos años con
98
Diálogo en Margaritas con Ema López, trabajo de campo enero de 2017.
99
Entrevista con Ema López el 18 de febrero del 2017.
146
ellas, pero cuando cuestionó la distribución de los ingresos empezó a tener problemas en la
organización y decidió salirse. Un día cuando estaba compartiéndome su relato le pregunté
¿Por qué crees que será diferente esta vez?
Ella me comentó que no sabe si será diferente sólo que ella intentará ser distinta. En
2016 se abrió una nueva oportunidad para el colectivo las fases de la luna y fue integrarse a
tomar una especialidad en género y feminismo en el Centro de Formación Moxviquil, un
despliegue que según Ema les ha cambiado la vida para apostar por la reflexión entre mujeres.
Actualmente ella junto a Marisol, Ana Isabel, el Colibrí y las Florecillas son integrantes de
la organización de mujeres defensoras del territorio en la región.
2.3 Una casa no se construye en arena. Reflexión política de las mujeres defensoras del
territorio de la Meseta Comiteca.
En 2015 después de aceptar la invitación de CEIBA como Tania e integrante de la
organización Mujeres Transformando Mundos A.C. (MUTRAM) comencé junto a Noelia y
Ana Luisa a ir a las reuniones de preparación para convocar a mujeres de la región con las
que CEIBA había tenido relación política años atrás.
El interés de CEIBA de impulsar un espacio desde las mujeres de la región, surgió
del colectivo el Colibrí que llevaba un par de años intentando saber qué pasaba en otras
regiones. Durante la reunión de preparación nos juntamos integrantes de CEIBA, Colibrí y
MUTRAM para hacer un diagnóstico de la región. Confieso que me sorprendió el análisis de
la realidad que tenían las mujeres del Colibrí, pues tenían mucha claridad sobre la explotación
a sus territorios por la invasión de las blockeras. Después hicimos un mapa de actores donde
acordamos entrevistarnos con las organizaciones de ALDEAS Y ENLACE para que supieran
nuestro interés, asi mismo ubicamos a las mujeres de San Nicolás y de San Antonio como
actoras fundamentales.
La idea acordada fue realizar una fiesta para celebrar el reencuentro entre mujeres.
Un 18 de Junio del 2015 llenamos CEIBA con globos y preparamos una metodología que
incluía un registro fotográfico que realizó Aidé, con sus habilidades tecnológicas.
La reunión tuvo la presencia de más de 30 mujeres. Las sorpresa fue la llegada de las
mujeres de San Antonio acompañadas de don Maurilio, líder de la organización de mujeres.
Las convocadas se sorprendieron con las fotografías y recordaban cada uno de los
aprendizajes que tuvieron cuando CEIBA las convocó años atrás.
147
Después nos juntamos en equipos para saber qué nos había regalado el estar juntas. Palabras
como:
Aprendimos de nuestros derechos, nos separamos de SEDESOL, estuvimos felices,
supimos tratar mejor a los hijos. Yo no muy sabía dar mi palabra” fueron las voces
que más se repitieron. Sin embargo, en el momento de plenaria y conversar don
Maurilio tomo la palabra y dijo que él como parte de ENLACE no sabía bien para
qué se querían juntar porque si no daban proyecto, no existía razón.100
100
Notas de la Reunión del 18 de julio del 2016 en CEIBA, Comitán.
101
Notas de la Reunión del 18 de julio del 2016 en CEIBA, Comitán.
102
Palmera pequeña que contiene nutrientes.
148
Zenaida y Maria Elena del Colibrí insistieron en que podríamos ir a la comunidad de
San Antonio a contarles a las demás mujeres de que se trataba el objetivo de juntarse. No
obstante, se negaron.
Después de saber que no se contaba con la participación de las mujeres de San
Antonio, se comenzó a realizar reuniones quincenales entre las mujeres del Colibrí y San
Nicolás. Unas de las principales portavoces de las mujeres de San Nicolás, eran Tránsito y
María. Ellas dijeron tener la palabra de las mujeres para liderear su zona. Sin embargo, meses
más tarde el problema se destapó y la versiones distintas se encontraron.
Muchas de las mujeres que al inicio nos recibieron en su espacio sin muebles en la
comunidad de San Nicolás, ya no llegaban a las reuniones y solo asistían los familiares de
Tránsito y María. Además todo el tiempo cuestionaban el tema de ¿Para cuándo el proyecto?
E insistían en que hablaramos bien de ellas con la encargada de Enlace para que supiera que
estaban participando. Cuando las compañeras del Colibrí preguntaron que proyecto tenían
con ENLACE ellas comentaron que la organización iba a responder por los tanques de agua
que había prometido construir pero que necesitaba un grupo de mujeres constante para la
participación. Por eso ellas nunca faltaban.
El agua es uno de los principales problemas en la comunidad de San Nicolás, no
cuentan con servicios de agua potable y su única fuente de abastecimiento para las que viven
en el centro es el río que queda a 30 minutos caminando de la comunidad,. Mientras que
quienes se ubican en los cerros hacen hasta una hora. El contexto se ironiza cuando en medio
de tantas lagunas, regulaciones para crear un parque que protega el agua, y dinero invertido
para la conservación, las poblaciones aledañas carecen de un bien fundamental para la vida
como es el agua. Un tanque recolector de agua de lluvia, sin duda, es un bien que es necesario
para las personas de la zona y eso parece saberlo bien las propias organizaciones.
La sorpresa del relato de las mujeres de San Nicolás llevó a las Colibrí a convocar a
una autoevaluación para saber cómo estaba yendo el proceso. Mis compañeras de
organización y yo, junto a las colibrís sostuvimos una reunión previa. Nosotras propusimos
la necesidad de acuerpar a las mujeres de San Nicolás para reparar la casa que años atrás
habían pérdido.
Rosy se negó, sugiriendo que lo primero era averiguar la legitimidad del liderazgo de
Tránsito y María para poder seguir teniendo reuniones. Además insitió en hablar con el grupo
que se había salido del comedor comunitario infantil para tener otra versión de los hechos.
149
Zenaida: Yo me pregunto ¿Por qué siempre llegan las mismas? Nosotras les pedimos
que es importantes turnarnos la palabra y la participación.
Lupita: Ellas dicen que las demás no quieren venir, pero será cosa de ir a preguntarles
a las otras.
Maria Elena: No se vale que venga solo su familia, como vamos a llegar a la
comunidad si ellas no suman a los de su pueblo.
Rosy con voz tajente sentenció: No podemos darles nada, ni proyecto porque no lo
tenemos; ni dinero. Necesitamos saber qué pasa ahí realmente. Una casa no se
construye en arena.103
Rosy aludía a que mientras las mujeres organizadas no tengan principios del como
organizarse, para su actuar cualquier cosa que se impulse está destinada al fracaso. Así fue
que se dejó de convocar y se hizo lo que ellas llamaron un “parón metodológico”.
La ruta que se planeó consistía en ir a preguntarle a doña Margarita, mujer partera de la
comunidad qué estaba pasando con la organización de las mujeres.
A inicios de diciembre de 2016 se decidió ir a San Nicolás. Doña Margarita nos
recibió en su casa. En ese momento estaban estudiantes de medicina que iban a pesar a los
infantes de San Nicolás. Había muchas mujeres haciendo fila para obtener consulta de las
personas que vestían de blanco. Lamentablemente, las pasantes de medicina sólo estaban ahí
para pesar y medir a los y las niñas y no estaban habilitadas para dar consulta. La falta de
servicios médicos fue una de las preocupaciones que externaron las mujeres de la comunidad.
Mencionaron cuando hicieron su diagnóstico situacional,
Después de terminar la actividad de las médicas ellas se retiraron y quedamos alrededor del
fogón. Doña Margarita nos servía café. Rosy le comentó a Margarita sobre las dudas con
respecto al liderazgo de Tránsito y le preguntó ¿por qué ella ya no iba? Margarita dijo que
había sido fundadora del comedor infantil y que se salió por los problemas de liderazgo con
Tránsito y María. Después pasó lo mismo con el grupo que convocó ENLACE. Ellas dirigían
y decidían con el aval de la organización quien podía recibir o no un tanque. Al parecer el
103
Reunión de evaluación en septiembre del 2016 en las instalaciones de CEIBA
104
Testimonio de Flor el 6 de diciembre del 2016.
150
“beneficio” que se pretendía se obtuviera para lograr un acceso al agua en las casas causó
más problemas que utilidades.
El problema aquí en la comunidad es que unos están con el Verde105 y otros no
estamos con nadie. No habría problema pero cuando se acercan organizaciones como
no conocen se van por encimita y entonces, ellas han agarrado mucho poder y no lo
dicen directamente que es el beneficio para todos y solo para sus familias. La otra vez
querían correr a América por decirles que estaba mal lo que hacían y le dijeron que
se fuera que ella no tenía opinión y que ya no la iban a invitar a otros talleres. Nosotras
no queremos tener problemas así que mejor nos salimos de todo. Al final vivimos
aquí y si tenemos problemas al rato estamos mal en la comunidad.106
Maria Elena, del Colibrí, le propusó regresar a los talleres de reflexión con el fin de contar
la experiencia para ver cómo podíamos arreglar y que no pasará así en las organizaciones de
mujeres. Margarita asistió al siguiente taller acompañada de más mujeres. Tránsito también
fue con su familia. Las Colibrí dieron un taller que se llamaba “sanando el corazón” y se
abordaron los dolores que teníamos en la organización y cómo podíamos resolverlos. En ese
encuentro se llegaron acuerdos concretos con respecto al espacio que se pretendía consolidar.
105
El Partido Ecologista de México es conocido como el Verde. Creado en 1979 y transformado en partido
político en 1991. Ver en: https://www.partidoverde.org.mx/historia-partido-verde
Es sabido que actores que participan en el partido Verde son de la misma línea que el partido de derecha más
antigua en México el Partido Institucional Revolucionario, su diferencia es la actuación por problemas
ecológicos. Aunque cabe destacar que muchos de los proyectos que defienden en la línea de defensa del
ambiente no señalan los problemas estructurales que contaminan a los territorios.
106
Diálogo con Margarita en San Nicolás
107
Construido en el taller sanando el corazón llevado a cabo el 6 de enero del 2017.
151
A partir de las reflexiones que se llevan a cabo en los talleres, desde hace tres años,
las mujeres han centrado su atención en dos grandes procesos: La participación política de
las mujeres y el territorio. La disposición por mirar el territorio, surgió de la desinformación
que tienen sobre él. Sobre todo cuando comenzaron a estudiar las reformas energética
impuestas por el actual gobierno mexicano.
Dice que Panamá compró las tierras de varios de Antela y va a llegar una empresa
grande y ahorita viene de Brasil. Ya llegaron una junta con los ejidatarios y ya
tomaron cuanto gente en comunidad a los de los Nueva Aurora y los van a trasladar
a Campeche. Ahorita no se como va a pasar estas cosas.108
En Río Blanco a lado de nosotras hay mucho petróleo. Los Hermanos católicos hacen
reunión y dicen todo lo que está pasando, ellos lo explican y ellos están enterados.
Te dan dinero por la tierra y después el gobierno te quita la tierra. Nosotras si sabemos
pero como no dejan hablar en la asamblea nos van a tomar en cuenta nos van a decir
que estamos locas.109
Ellos mandan fumigadero para producir porquería y hasta nosotros nos preocupamos
y es el gobierno. La naranja que daba mucho, ahora está bien fumigada y con mucho
gusano.
Los animales también el ganado resulta con muchas enfermedades y solo con los
líquidos que manda se quita pero cuestan caro y ellos regalan uno pero luego tienes
que salir a comprar y vemos que produce mucha rata.111
108
Sara recorrido a la comunidad de San Nicolás en julio del 2017.
109
Marbella recorrido a San Nicolás en julio del 2017.
110
América recorrido a San Nicolás en julio del 2017
111
María recorrido a San Nicolás en julio del 2017
152
Las bloqueras están aquí y se están acabando los cerros, aquí trabajan más personas
no son los dueños porque se supone quedamos en acuerdo que no se puede vender.
No se sabe bien quién tiene permisos y quién es el que deja que eso pase.112
El río antes no era así, yo tenía 15 años y se contaminó y no sabemos como y nadie
hizo nada. No dijimos nada. Ahora es pura agua negra, pero yo me acuerdo como
íbamos a lavar ahí y teníamos nuestras piedras para lavar. Ahí convérsabamos
mucho.113
A partir de los diagnósticos que se realizaron y las preocupaciones que se levantaron en los
recorridos, las mujeres del colectivo el Colibrí decidieron iniciar una investigación de su
comunidad para identificar diversos problemas territoriales y con ello crear estrategias de
defensa del territorio. Las Florecillas confesaron que quieren saber como lo hacen las del
Colibrí para después replicar, sin embargo, se propusieron como acompañantes de la
investigación.
El primer paso fue conocer más sobre las cuencas del Río San Vicente y Río Grande,
a la segunda pertenecen las mujeres de Colibrí, Florecillas y Margaritas. Las mujeres
organizadas de la región crearon una ruta metodológica para conocer los contaminantes de
sus ojos de agua. Para arrancar la reflexión se invitó a mujeres de comunidades de la Cuenca
de San Vicente para que mostraran sus yacimientos de agua y la contaminación de la misma.
En Septiembre del 2017, a lado de 30 mujeres fuimos a conocer Tzimol y entramos al parque
de la rejoya donde está ubicado uno de los nacimientos.
La invitada, Alma Rosa Rojas, especialista en aguas con enfoque de cuenca fue una
de las guías. En medio del bosque y con el agua cayendo de trasfondo nos pusimos en dos
círculos las mujeres, nos tocamos espalda con espalda. Narra la guía:
Imaginen que somos montañas, que dentro de nuestros cuerpos hay un escurrimiento
del agua que va a los valles de la cuenca a través de nuestros cuerpos, Nosotras como
las montañas tenemos filtraciones que forman los ríos, muchos ríos se esconden y
emergen sobre la tierra y a eso les conocemos como ojos de agua, no es que aquí
inició es que aquí podemos verlo. Aveces muchas filtraciones se juntan formando río
más grandes que desembocan en el mar. Las dos cuencas imaginadas que
conformamos las mujeres de las comunidades presentes, somos la cuenca de San
Vicente y la cuenca del Río Grande. Ambas se unen y separan en el boulevard de
Comitán.114
112
Lupita recorrido a San José Jocnajab en agosto del 2017
113
María Elena recorrido a San José Jocnajab en agosto del 2017
114
Recorrido a la Cuenca del Río San Vicente.
153
Después de la introducción, la siguiente parada fue a las lagunas de oxidación. Ahí nos
encontramos a Doña Justina y Victorino, coordinadores del trabajo de Cuenca en la región.
Nos detallan los problemas del tratamiento de aguas negras y mencionan que en Chiapas hay
132 plantas tratadoras pero solo funcionan 2. La de Comitán no funciona por corrupción
sobre los fondos destinados para operación. Entonces, el agua que llega a las casas, está mal
tratada y contaminada. “Estamos ante una inconsciencia disfrazada de desarrollo”. La
exigencia es gestión del agua con un enfoque de cuenca”.115
Después del recorrido las colibrí convocaron a un encuentro para conversar sobre los
problemas del agua. Solicitaron investigaramos ¿Cómo es el agua en nuestras comunidades?
Un mes nos tardamos en volver a vernos, cuando regresamos al encuentro vi en las caras
malestares e inconformidades, me pidieron tomará la memoria del diálogo.
Habló Zenaida:
[...]compañeras, es que estamos tristes, se acuerdan de los dolores de los que
hablamos pues encontramos que nuestra agua es muy mala. Ahora estamos
comprendiendo porque tanta enfermedad. Pero nos ha sorprendido porque es como si
vivieramos engañados”.116 […] El río que teníamos sale de la cuenca de Río Grande,
pasa por cash, está contaminado. En principio no era así, pero luego se contaminó. El
río viene de arriba, no solo pasa por Comitán, cash y san José, sino que viene de por
Altamirano.El problema es que debajo de la carretera viene el desagüe que viene de
115
Dialogo con Don Victorino presidente del agua del municipio de Tzimol.
116
Trabajo de campo octubre de 2017.
154
Cash, colonia aledaña a la ranchería, y alrededor hay sembradíos de milpa y huerta y
se riega con esa agua sucia. Y de toda la gente que va al baño, esa agua va al río.117
Mientras las Florecillas preocupadas por la escazes del agua en su comunidad compartieron
que ellas ubicaron diversas fuentes agua. La que aún les duele es la laguna encantada:
[…] para nosotros está contaminada.. hace muchos años atrás el agua se veía bien
bonito su color. En nuestra comunidad escuchábamos que explotaba algo, después de
dos veces empezó a salir olor de drenaje de esa laguna. En nuestra comunidad no hay
drenaje, usamos las letrinas, se sentía ese olor con el viento. Tenemos dos lagunas
que están de su color normal, de esa laguna encantada hay un río lo llaman el paso
del soldado, ese tiene mal olor. Se veía las piedras ahora no. En la selva ya tenemos
otro río que sale, pero pensamos que está en contacto con este; se esconde debajo de
la tierra y sale por aquí. En nuestra comunidad no tenemos agua, tenemos río y laguna,
pero es lejos. Utilizamos el agua de la lluvia en lluvias bien y en seca tenemos que
cargar agua como kilometro y medio a este riíto.118
Otra preocupación grande para las mujeres de la comunidad de San Nicolás es el incremento
del turismo alrededor de las lagunas, porque aseguran que ha aumentado a escala
considerable. Su inquietud es por el exponencial número de cabañas que se han construído y
el mal uso del drenaje; mientras que las comunidades cuentan con servicios mínimos o nulos
de sanidad en sus comunidades.
[…] nos preocupa mucho, en los cinco lagos hay gente con puestos arriba hay baños
y ahí está contaminando. Las personas dueñas de las cabañas no son originarios de la
comunidad y pues a ellos que les importa. Tal vez nuestros hijos ya no van a ver ese
río que se va a secar. Nosotros somos la comunidad ya más afectada, luego de
Chincultik … Que pasa en la comunidad unos lo ven otros no. Ya no piensan en las
demás personas solo por sus vidas. La comunidad no lo va a creer pero platicar con
nuestros hijos, con nuestras familias.119
Aunque las mujeres de San Nicolás reflexionando en torno a las preocupaciones que tiene
sus aguas, la fragmentación que se vive en la comunidad no permite un frente común. Muchos
de los habitantes están más interesados en recibir proyectos del gobierno que actualmente,
en época electoral, está aumentando.
2.5 La Política y “lo Político”
117
Trabajo de campo octubre de 2017.
118
Trabajo de campo octubre de 2017.
119
Trabajo de campo octubre de 2017.
155
Al colectivo fases de la luna uno de sus interesés que guía su lucha, surgió a partir de
la propuesta política que lanzó en enero del 2017 el Concejo Nacional Indígena (CNI) de
postular a una mujer indígena como candidata presidencial, María de Jesús, Marichuy.
En un encuentro de reflexión Ema y Marisol compartieron el análisis de coyuntura de la
parroquía de Margaritas y uno de las propuestas era mirar que estaba haciendo el CNI. Las
participantes poco sabían del Concejo entonces, fuimos las encargadas de invitar a una
persona a hablar sobre la propuesta del Concejo, Lupita Vásquez Luna, sobreviviente de la
masacre de Acteal y concejera actual del CNI en la región Chiapas. Después de la
conversación el interés aumentó y decidimos ir a ver a Marichuy en el arranque de su
recolección de firmas al caracol de Oventik.
Foto IV. Visita al caracol de Oventik. En la foto están representantes de los grupos organizados de la región
de la Meseta Comiteca. Autoría: Armando Rojas.
Al regresar, el colectivo, las fases de las lunas convocaron a un encuentro para analizar el
significado de la política de las mujeres. Preparadas con el apoyo de Toño y Aidé nos dieron
un taller de la importancia de pensar qué es lo político. Sentadas en círculo Ema y Ana Isabel
nos preguntaron ¿Qué es la Política? Todas aludimos a la respuesta de “lo que hacen los de
allá arriba”, entonces, para la mayoría de las mujeres concentradas en el encuentro la alusión
a querer hacer política era tomarse el poder, mandar, engañar, robar. Además de concebir la
política en los círculos de los gobiernos, también hablaron de sus comunidades, como ciertos
líderes sobre todo hombres van haciendo política para reunir gente a las manifestaciones a
cambio de cierta cantidad de dinero o productos. “Las familias en la comunidad están
divididas y ya una no sabe ni en quién confiar, que si estamos con el verde, morado, o con
156
Dios”120 contestaba Maragarita. Mientras las mujeres del Colibrí explicitaron su
preocupación de cómo en las asambleas también se hace mala política, porque los agentes
muchas veces no toman el acuerdo del pueblo. Notan la falta de democracia en la comunidad
y eso era una constante en las reuniones, además que la palabra de las mujeres no era una voz
legitima que pudiera opinar.
Hablamos del agua y de que falta, a mi comadre Licha no le llega y tiene que comprar
pipa que vale 450 pesos, entonces yo pues dije que solucionáramos y el agente
municipal anterior me mandó a callar y no me dejó hablar más, nadie dijo nada. Este
nuevo agente si sabe escuchar, aunque ya quedé sin ganas de decir.121
Ante tal panorama de repudio al concepto política, Ema dio su palabra: “pero si nosotras
también hacemos política. Para mí juntarnos, reflexionar y querer cambiar es hacer política
pero desde abajo como dicen las concejalas”. Después de la palabra de Ema, muchas de las
compañeras asintieron con la cabeza. Días después, mientras acompañaba a una u otra en
sus actividades cotidianos, el dialogo resurgía, creo que fue un momento de ruptura en donde
algunas mujeres se percataron de como su subjetividad estaba trastocada por un término
nuevo, política, que las convertía en un sujeto político de lucha.
Uniendo la política de las mujeres y el territorio, el Colibrí se planteó una ruta para la
defensa territorial; la estrategia es realizar una investigación sobre su propios yacimientos de
agua y todos los de la cuenca para explicarse la escazes y contaminación del líquido, con el
fin de poder llevar a la asamblea y a otras comunidades información que pueda aportar a
percibir los peligros que están viviendo en los territorios. Además hacer presencia en sus
comunidades es fundamental y para ello, se plantearon formarse como médicas descalzas
para aprender a hacer médicamentos con hierbas, plantas de su propio territorio para la
recuperación de sus saberes que además les proprocionaría visibilidad en sus comunidades.
2.6 Las voces del movimiento de mujeres y feminista en México por la defensa del
territorio
¿Quién habla por quién? Es uno de los cuestionamientos que más han puesto sobre la
mesa diversas organizaciones políticas feministas.
121
Diálogo con Lupita el 7 de abril del 2017.
157
Al igual que en Ecuador muchas feministas comprometidas se preguntan si la
organización política de las mujeres ha sido por su propia iniciativa o ha sido generada e
impulsada por actores/as externas de otras organizaciones.
Olivera122 comenta que ella observa como las crisis capitalistas impuestas a través de
las políticas neoliberales crea también crisis a la vida de las mujeres organizadas que se
cuestionan cuál es su papel dentro de este panorama cruel. Estas crisis violentas generan que
las mujeres dejen de participar, estas formas violentas de despojar los territorios provoca que
la organización de las mujeres se atomice. Entonces, se ha dejado de problematizar y de
generar espacios de reflexión.
Un ejemplo, claro de la atomización del movimiento es que ella es autocrítica de lo
díficil que ha sido impulsar el movimiento de la tierra y el territorio, pero además que sean
las propias mujeres los sujetos dialógicos en escena que se conviertan en las protagonistas
del movimiento por defensa de la tierra y el territorio, que el Centro de Derechos de las
Mujeres de Chiapas impulsó hace más de cuatro años.
Olivera también cuestiona que muchas mujeres feministas hemos puesto palabras en
las mujeres. Por ejemplo para ella, la idea de Cuerpo-Territorio ha nacido de una propuesta
indígena pero que considera que muchas organizaciones de la sociedad civil lo están
utilizando para impulsar una agenda propia, desarticulada con el movimiento indígena más
grande.
El mismo cuestionamiento y preocupación lo tienen compañeras indígenas mayas
guatemaltecas que mencionan que existe una disputa por los conceptos entre las feministas
122
Entrevista con Mercedes Olivera el 18 de noviembre del 2016
158
Dentro del movimiento feminista y de mujeres siempre ha habido tensiones, pero en la
actualidad encontramos que muchas mujeres indígenas, de colectivos populares, migrantes,
que no se asumen como feministas están poniendo en la agenda una lucha política por la
defensa de los territorios y el cuidado de la tierra desde hace mucho tiempo.
Ese sujeto dialógico es indígena, es cierto, que muchas de estas mujeres no
necesariamente tenían una postura política del cuerpo y reivindicación desde el cuerpo de
manera explícita, pero que el diálogo con los feminismos ha creado que esas dos tendencias
la de la autonomía del cuerpo y la del territorio se articulen; así ambas posturas se estén
nutriendo a lo largo del tiempo.
Entonces, el discurso del Cuerpo-Territorio es la fusión de dos luchas históricas y se
ha colocado mujeres indígenas feministas y mujeres feministas (Grijalva: 2017). La
pensadora maya sugiere que en este diálogo de Cuerpo-Territorio encuentra la posibilidad de
crear puentes de mayor convergencia entre dos posturas donde las mujeres indígenas rurales
que luchan por su territorio continúen en la reivindicación de la autonomía y participación
como mujeres e indígenas y tal vez aquí sea un punto de quiebre que apoye a que dejemos
de hablar por las otras y así miremos la potencia de acuerpar nuestras agendas, y que se
reconozca dentro de la agenda feminista a las mujeres indígenas como sujetos políticos y de
conocimientos (Grijalva: 2017).
159
CAPÍTULO IV. LAS RUPTURAS EN LA VIDA
COTIDIANA DE LAS MUJERES
ORGANIZADAS
El capítulo que presento continúa con el desarrollo de la segunda tesis explicativa.123
Relato la vida cotidiana de las mujeres organizadas por la defensa del territorio en el Centro-
sur de la Amazonía ecuatoriana y en la Meseta Comiteca Chiapaneca. Las dos experiencias
muestran cómo sus prácticas cotidianas se han transformado a partir de organizarse.
La mirada se centra en las prácticas de producción y reproducción social en que
sucede la cotidianidad transformada. Describo la presencia de las mujeres en sus espacios
íntimos y comunitarios. Cobra relevancia la relación que entablan con la tierra, el mercado,
entre ellas, y con la comunidad.
Al igual que en los dos capítulos anteriores se separan los locus de cada experiencia.
Para el acápite del Centro-sur, inicio con una discusión teórica sobre el significado de los
ayllus, porque es el lugar primordial donde ocurre la experiencia cotidiana de estar en el
mundo de las comunidades amazónicas. Después se relatan los testimonios de las mujeres
para ir narrando la cotidianidad y las rupturas. Analizo la diversidad de estrategias que
utilizan las mujeres para ir agrietando la vida que las subsume.
En la Meseta Comiteca, primero preseneto relatos individuales de mujeres
organizadas de los Colectivo Colibrí y Fases de la Luna. Después desarrollo las estrategias
productivas que las mujeres utilizan para poder participar en la colectividad. Al final del
acápite, profundizo en las estrategias organizativas que las mujeres construyen para actuar
en espacios comunitarios e ir rompiendo con los cercos que impiden su transformación en
sujetas en lucha.
123
Las mujeres organizadas por la defensa de los territorios se involucran en la resistencia política pasando por
dos etapas: Una de invisibilidad política a una segunda de visibilidad en la lucha territorial dentro del seno de
las organizaciones sociales, etapa en que se convierten en lo que denomino sujetas en lucha.
160
1. LA VIDA COTIDIANA DE LAS MUJERES ORGANIZADAS
EN EL CENTRO-SUR DE LA AMAZONÍA ECUATORIANA
124
Ancianos mayores de toda la provincia de Pastaza
161
de la yuca, el como se pesca y caza, es mostrado con especial énfasis a las personas
pertenecientes al ayllu, pues serán las y los encargados de dar continuidad a estos
conocimientos. Es como si a través de los saberes se impregnará los saberes de cada ayllu es
decir; a través de ellos se da la territorialización.
162
es parte del ayllu (grupo de parientes o núcleo familiar) de los Dahua. No obstante, ella vive
en una contradicción permanente. Siente que pertenece a la familia de los Dahua, aprende de
ellos ciertas formas de sembrar yuca, prepararla y se acomoda a las formas de construir
cerámica como le dice Ermelinda su suegra; sin embargo, Martha comenta que cultiva yuca
y hace cerámica como le enseñaron en su primer ayllu que lo conforma su familia biológica.
Martha escucha a su suegra, pero, no todo lo hace como ella le indica pues quiere también
seguir los conocimientos que aprendió de su familia biológica para transmitirle a sus hijas.
Martha además de realizar tareas domésticas en la casa de su suegra también va a la
chacra de ésta, ya que aún no tiene una propia. Ella está en un periodo de transición puesto
que Raúl y ella decidieron comenzar a ver la posibilidad de tener su propia casa y chacras.
Aunque las hermanas y hermanos de Raúl se oponen porque sus padres son mayores y ya no
pueden proveerse por ellos mismos. Implícitamente la familia de Raúl (hermanas y
hermanos) tienen un pacto, en donde a Martha se le da cobijo, siempre y cuando, procure las
actividades de cuidado a los padres de su esposo. La situación de las mujeres que llegan por
haberse casado con un hombre de otra comunidad en la Amazonía ecuatoriana es compleja.
Pasan un período de transición que puede ser temporal o permanente. Al inicio dependen
económica, social y políticamente de la familia de su marido. Es la familia de su esposo quien
le acoge y le comparte sus alimentos en la vida diaria. Con el trabajo que la mujer realiza en
el hogar va ganando progresivamente su espacio en la familia hasta que su suegra la lleva a
su chacra y le da de su cosecha. La mujer hace suyo el alimento gracias al trabajo de procesar
la yuca para hacer chicha (bebida fermentada). De acuerdo a Guzmán Gallegos (1997) cada
mujer impregna su trabajo a la bebida y a la vez es parte de su cuerpo o esencia.
Ir a las chacras es un evento importante para las mujeres y suelen ir en grupos
pequeños. Martha, Ermelinda y Carmela comparten canoa para ir, deciden asistir porque el
cielo está claro y para la fiesta es necesario conseguir la mayor cantidad de yucas posibles.
Eligen entre ellas ir en una canoa no motorizada.
En efecto, el cielo es grande y claro, las nubes dibujan ciertas figuras en el aire. Para
ir de la casa de Carmela caminamos como 300 metros hacia el inmenso río Curaray, que
atraviesa la Amazonía como una gran grieta. Después de 20 minutos de viaje llegamos a la
chacra. Carmela va deshierbando con su machete hojas grandes, va abriendo camino para su
hijo Víctor y para mí. Después de atravesar un largo camino entre la selva llegamos a la
chacra de ella. No alcanzo a percatarme cómo sabe donde inicia y termina su chacra, sólo sé
que lo sabe. Carmela que siempre se ha sentido mi madrina de campo me menciona todas las
163
normas de seguridad, no comer algo que no me indiquen, ir por el camino que ellas vayan
marcando para evitar a las víboras y es necesario que me espere cuando lo solicitan.
Puedo observar en la chacra la diversidad de plantas, las matas de verde (plátano)
sobresalen; hay una variedad de árboles maderables y frutales que hacen una combinación
sostenible para alimentar a un ayllu. Víctor corre entre un par de árboles y va hacia donde
Carmela. Le indica con el dedo una dirección, el niño sale corriendo y corta de un árbol
algunas hierbas, cuando se acerca y me muestra. Es ají (Chile), dice Carmela entre risas y
mostrándome el hallazgo: “Este si te va a picar, ya verás”.
Caminamos en la chacra y en un lugar pequeño, bien macheteado están en familia las
papas chinas, a lado el ajirinri (jengibre) y en la esquina se encuentran las yucas, es como si
estuvieran en su cuna. Carmela se agacha, mira la tierra que es de color café-negroso, con su
machete corta las hojas que crecen de manera desordenada, abre la boca y comienza a soltar
oraciones rezándole a la tierra. Después toma un poco y la lleva a su nariz para olerla, como
un ritual. Se acerca a las yucas, las toca como si las estuviera mimando cual perlas, como si
ellas fueran a contar el tiempo y cuidado que Carmela ha dedicado a atenderlas, las toma con
las manos viejas por el trabajo de la selva. Por un momento pierdo a mi interlocutora, después
veo que mi presencia la hace reaccionar y me comenta que ella aprendió a cultivar yuca
gracias a su mamá y a su vez ella le ha enseñado a su hija la misma forma. Para los pueblos
amazónicos del Ecuador la música- específicamente el canto, forma parte de un complejo
unicativo mediante el cual las personas se comunican con otras personas y con los supay.
Son las mujeres las encargadas de realizar los taki y lo hacen cuando van a su chacra, en las
fiestas, cuando hay problemas o cuando es importante tomar decisiones (García Torres,
2017).
La trasmisión de los saberes en la chacra, que las mujeres adquieren en su infancia
hasta convertirse en mujeres es muy importante pues a través de estos conocimientos ellas
adquieren derechos de posesión de la tierra, la primera estrategia de resistencia ante la
desigualdad existente entre los géneros. La mujer tiene así un papel clave para la
reproducción social del ayllu, si bien implica una gran carga de trabajo.
Philippe Descola (2004) en su estudio con las mujeres achuar menciona la relación
íntima que crean las mujeres amazónicas entre ellas y las yucas, la cual se parece a la
establecen con sus hijas e hijos, un vínculo de consanguinidad
Martha no cosecha donde Carmela, lo hace en la chacra que le comparte su suegra
Ermelinda. Ella le comparte a Martha parte de su cosecha para que procese su propia yuca,
164
aunque la yuca que se bebe diariamente se comparte de igual manera; no así la que se produce
para las fiestas. Aunque Martha y Ermelinda comparten la misma chacra, Martha ha
solicitado a Raúl comenzar la gestión y el desmonte de la suya para tener mayor
independencia. Para ello tendrían que convocar a una minga a todos los familiares y
compadres cercanos.
La importancia de tener una chacra propia también se da porque para el ayllu eres
importante en cuanto al valor de tu trabajo en la misma chacra y se te reconoce como mujer
sabía dentro del mismo si transmites tus saberes a tus hijos e hijas. 125 La chacra es una unidad
sostenible en donde cohabitan fauna, flora, alimentos, plantas medicinales y saberes de las
mujeres, es una estrategia de reproducción fundamental para ellas.
Como mencioné anteriormente, la forma de sembrar la yuca también dice mucho de
cada mujer y su forma de reproducir saberes, pues en el cómo posiciona el tubérculo, el
tamaño del hueco, el acomodo del deshoje y la forma de colocar las estacas son
conocimientos ancestrales que se transmiten de generación en generación, de mujeres a
mujeres. de alguna forma es la manera en que las mujeres crean su propia territorialización.
Ermelinda todo el tiempo le dice a Martha como sembrar la yuca, y ella suele
realizarlo de acuerdo a las indicaciones de la suegra; No obstante, ella narra que también hace
ciertas cosas que le enseñó su hermana. Por ejemplo, ella apila las yucas de forma diferente
y aunque esta acción le ocasiona discusiones con su suegra, para ella es importante sembrar
a su manera. Sugiere Guzmán Gallegos (1997) que siempre existe una disputa entre el cómo
hacer mejor la siembra y cosecha de las yucas entre mujeres, pues dentro de la cosmogonía
amazónica existe la creencia que las mujeres pueden adquirir poderes para hacer crecer más
grandes las yucas, lo cual significaría tener un valor mayor no sólo dentro del ayllu sino
también dentro de la comunidad. A ese poder le denomina “paju” y puede ser transmitido de
una mujer (tía, madre) a otra mujer.
La preparación, siembra y cosecha de la yuca, así como la elaboración de cerámica
en el imaginario de los pueblos kichwa es fundamental, pues conforma la identidad de ser
mujer y buena esposa. Guzmán Gallegos (1997) afirma que son esas actividades (trabajos)
lo que constituye al género femenino. El mandato de ser mujeres o madres- esposas como
categoriza Largarde y de los Ríos (1999) es trasmitido por su familia biológica, pero también
por la que después ella se constituye, con su marido.
125
Entrevista con Rosa Vacacela coordinadora del Instituto Quichua de Biotecnología Sacha Supai (IQBSS) el
2 de junio del 2016, Quito, Ecuador.
165
1.2 Martha Santi
Martha tiene voz en la asamblea, es parte de la organización de las mujeres Kawsak
Sacha Jarkak Warmikuna, su palabra cuenta, aunque pocas veces la usa, como suele afirmar
ella. Una de las formas que Martha ha encontrado para ganarse un lugar dentro de la familia
Dahua y de la comunidad es colaborar con Carmela que es una de las figuras más importantes
en Lorocachi.
Carmela es una lideresa orgánica, aunque Gloria es la dirigente elegida. Mucho tiene que ver
su familia en ello, puesto que su madre y padre fueron un ayllu fundador y además Carmela
es quien organiza la comida para la asamblea cada semestre. Es considerada una runa warmi,
es apamama (abuela, mujer mayor y de respeto). La reconocen como mujer sabia pues ha
cumplido con el ser buena esposa y sus actividades desempeñadas en Lorocachi le dan
legitimidad para ser la organizadora de la alimentación y también su voz y presencia es
fundamental para alguna decisión política dentro de la asamblea. La situación de Carmela es
muy especial pues ella se divorció y nunca se volvió a casar con ningún hombre. Ella depende
de la caza de Raúl su hermano, pero su presencia como hija mayor de uno de los ayllus
fundadores, le hace una mujer con legitimidad.
Martha ha encontrado en Carmela una aliada para comenzar a inmiscuirse en la
organización de las mujeres y aunque le implica más tareas, puesto que apoya en hacer las
comidas de cada asamblea, ella ha encontrado que mientras la vean con Carmela, la familia
de su esposo comienza a respetarla. También involucrarse en la vida organizativa y recibir
a gente del mundo mestizo le da la posibilidad de aprender nuevas actividades, conocimientos
que en Lorocachi le son negados, por ejemplo, viajar, juntarse con otras mujeres, salir de su
casa, entre otras.
Martha reconoce como a partir de su inclusión en la organización de las mujeres
puede salir más a Puyo y participar en talleres.
No me gusta mucho salir porque me da miedo que no sé hablar bien y luego no
entiendo, pero cuando vengo estoy contenta de conocer las calles de Puyo, o
enterarme de enfermedades que le dañan a mis hijos… desde que me junté con Ramón
solo había salido por balsa126 dos veces, ahora que le dije a Carmela que le dijera a
Gloria que me invitará a la marcha y a la reunión ya van dos veces más. Gracias a eso
la otra vez saqué a mi hijo enfermo y supe llegar al hospital bien.127
126
De Lorocachi a Puyo cuando el transecto se hace en balsa son tres días de recorrido siempre y cuando el río
tenga afluencia.
127
Entrevista con Martha junio del 2017, Lorocachi
166
Para Martha es imprescindible la relación con Carmela pues la apoya cuando tiene problemas
con Raúl. La hermana suele ser la intermediaria de apoyo a ella. Para Martha es compleja su
situación pues no puede aún adquirir una chacra propia y seguir en la casa de su suegra no le
da la seguridad que quisiera. “[…] estoy acá, me tratan como pueden, a veces bien, a veces,
no tanto. Dependo mucho de ellos para todo y me gustaría también hacer mis cosas”.128
Habitando la casa de los padres de su marido para Martha opinar sobre la educación
de sus hijos e hijas es una negociación complicada con su cónyuge, también lo es tener un
desacuerdo en algún asunto económico con su marido o con la bebida que él ingiere. Además,
constantemente recibe por parte de la familia de su esposo malos tratos o desprecio por como
está haciendo la chicha de yuca o como la cultiva. Tampoco puede disponer de sus tiempos
debido a que depende completamente de los ritmos y salud de sus parientes de casa.
Una estrategia que ha encontrado es involucrarse en la situación política de las
mujeres. A partir de la organización del Kawsak Sachata Jarkak Wuarmikuna, las mujeres
tienen más peso en las decisiones por el territorio. Aunque la representación organizativa de
Kawsak Sacha en general en su mayoría es masculina. Gracias a que las mujeres han logrado
su inserción dentro de la organización política, están abriendo grietas para poder participar y
cambiar su posición dentro de sus ayllu y comunidades. Su palabra es escuchada no de la
manera que quisieran, pero sirve como contrapeso sobre las decisiones masculinas. En sus
casas hay tensiones muchas de las veces porque no están de acuerdo con sus propios ayllus.
No obstante, algunas veces, encuentran apoyo en otras mujeres que viven su misma situación.
128
Entrevista con Martha junio del 2017, Lorocachi
129
Entrevista con Gloria Dahua en mayo, ciudad, Puyo, 2017.
167
Gloria tuvo su primer contacto con el mundo mestizo a través de las redes familiares,
esos vínculos y sus ganas de descubrir la ciudad, la llevaron a dejar la selva. Sin embargo,
el mundo mestizo y las ciudades son espacios llenos de violencia patriarcal que pone en
especial desventaja a mujeres indígenas. Puyo está habitada por gente de la amazonía
ecuatoriana que decidió migrar y habitar la ciudad como opción de vida. A las mujeres que
salen de la selva se les mira con condecendencia y muchos de los casos con desprecio:
[…] El problema con esto del petróleo es que si no entra pronto esta gente señalando
con el dedo índice a unas personas de la selva, va salir más y más y luego no habrá
trabajo y se convierten en rateros. Aquí a cada rato las mujeres buscan trabajo de
limpiadoras, señalando a Gloria cuando iba a buscarme al hotel.130
La mirada citadina que los mestizos/blancos dirigen hacia las mujeres indígenas amazónicas
en el Puyo, está concebida con ciertos códigos de servidumbre; es decir, las mujeres que
encarnan cierto color de piel, rasgos indígenas y ropas se les piensa como “mujeres hechas
para la limpieza”. Por ejemplo, el señor no podía concebir que mi visitante era una lideresa
indígena, la vio e inmediatamente pensó en ella como “sirvienta”. Gloria menciona que no
le importa lo que dicen de ella que se acostumbró desde hace muchos años al dolor de sentirse
ajena en la ciudad.
Cuando llegó a los 15 años a Shell131 trabajó con una señora cuidando a sus hijas.
Gloria cuenta que era muy pesado el trabajo y solo salía los domingos, ahí conoció a un
hombre del cual se enamoró, a su lado vivió violencia psicológica y física. Descubrió cuando
estaba embarazada que el hombre era casado. La salida por la que optó Gloria fue volver a
lado de su madre en la selva. A los 17 años Gloria fue mamá por primera vez, su madre la
ayudó a parir, pero parte del sueño de conocer la ciudad se enubleció por lo sucedido.
No quería salir pero tenía que regresar y trabajar además sola y con un hijo la gente
adentro – refiriéndose a la selva, no te tratan igual. Yo estaba segura que no me iba a
casar con nadie de por acá, pues ya se oían rumores de mí, (silencio) tampoco quería.
Mi mamá me dijo que volviera a salir y me ánimo. Con un hijo y sin trabajo es díficil,
por eso lo deje que mi mamá lo cuidará.132
130
Conversación con el dueño del hotel, junio, ciudad, Puyo 2017.
131
Comunidad a lado de Puyo, donde se encuentro la base militar y el aeropuerto que sirve como comunicación
con las comunidades amazónicas
132
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2017.
168
La historia de Gloria no es singular en Lorocachi, en la comunidad había historias similares
y la presencia de mujeres jóvenes no casadas es muy poca. Hay muchas niñas y niños que
son criados por sus abuelas maternas.
Gloria lo intentó y después de un año de haber parido a su primer hijo regresó a la
ciudad. Volvió al trabajo en casa pero esta vez como trabajadora del hogar, actividad que
sigue ejerciéndo ocasionalmente
Aquí como te puedo decir que son amigas o conocidas a veces me llaman y así me
dan un trabajo en sus casas, cuando hay oportunidades me llaman, que tienen un
evento o algo, o están ocupadas, a mi me sirve el dinero, aunque el trabajo no es
mensual, es a veces.133
Tomándonos un café en el lugar donde solemos encontrarnos con Gloria y continuando con
nuestra conversación, que se veía interrumpido diariamente por sus labores del hogar,
comenzamos a hablar del trabajo que hace. Me cuenta que fue después de mucho tiempo que
ella se dio cuenta que las actividades en la casa, si valían. La primera vez que salió a la
ciudad le fue mal y la malatrataron. Ella cree que fue por no saber adaptarse a la vida citadina.
Antes Tanita yo pensaba que era porque aquí hay diferencia de como se trabaja, no
sabía limpiar, cuidar, servir bien, siempre me regañaban, no vivía bien, luego con el
tiempo cuando fui agarrando razón, entendí que ese era maltrato.134
La violencia que vivió Gloria por no comprender los códigos del territorio urbano donde
estaba anclada se da de manera cotidiana y es naturalizada tanto para las personas
blanco/mestizas como para las propias mujeres indígenas que la experimentan.
En su segundo intentó en la ciudad, dice que cambió su mirada y dejó de ser
“inocente” y comenzó a dudar de las personas para que ya no se ríeran de ella como la primera
vez. Para conseguir su primer empleo buscó a una amiga que la invitó a trabajar en un
restaurante, ella le dijo que tenía que hacer bien la “chaucha” para demostrar que las mujeres
de “adentro” saben trabajar. Servían, atendían a los clientes, a veces también cocinaban y
limpiaban, todo por un par de dólares al día. Ella se dio cuenta que tenía pocas posibilidades
de juntar el dinero para emprender el negocio que siempre había querido, así que decidió
renunciar y volver a entrar a la selva; No obstante, como con un golpe de suerte- como lo
133
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2017.
134
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2017.
169
dijo ella, antes de agarrar la avioneta que la llevaría a la selva, la llamó una vecina que le
ofreció un mejor trabajo en su tienda. Gloria aceptó e intentó darle otra posibilidad a la
ciudad. A lado donde se empleó conoció a su segundo marido, quien según ella es la persona
que más la apoya para realizar las actividades de liderazgo que ahora ejerce por su cargo
como dirigenta, “[….] Yo como cualquier otra mujer, Tanita, cocino, lavo y cuido a mis
hijos, pero también soy dirigente, entonces, ahora sirvo al pueblo”.135
Gloria, reconoce la múltiple jornada que realiza en su casa y en la organización, valora
el apoyo que le da su actual marido en cuanto a no exigirle ser un modelo de madre- esposa
que tenga que estar atendiendo a sus hijos, considera que su marido “tiene más mentalidad,
tal vez porque fue criado de otra forma”.
Usualmente, la dirigenta está libre en las mañanas para realizar alguna gestión de la
organización, pero cuando llega la una de la tarde suele acelerar el paso y terminar la reunión
o algún trámite que tenga porque tiene que ir a recoger a sus hijos a la escuela y después a
hacer la comida y apoyarlos con alguna tarea. Esas labores le llevan hasta las 5 o 6 de la tarde
cuando vuelve a estar lista para continuar con las gestiones de la organización (firmar
papeles, organizar reuniones, o mandar un correo para solicitar apoyo para llevar a cabo la
asamblea semestral de la organización). Ella sabe leer y escribir el castellano:
Gloria, no tiene terreno para hacer la chacra en la ciudad del Puyo, donde renta un cuarto. Su
padre le ha dicho qué si vuelve a Lorocachi, tanto ella y como su esposo podrían tener donde
sembrar y cazar. Su padre al haber sido fundador del pueblo puede solicitar se le dé acceso a
la tierra dentro del territorio colectivo de la comunidad.137 Gloria me confiesa que tampoco
le interesó hacer o tener una chacra, aunque la aprendió. Su mamá desde pequeña la llevaba
a hacer el trabajo y le mostraba como cultivar las yucas y como dar mantenimiento al espacio.
Reconoce que para una mujer esos conocimientos son fundamentales, pero que a ella no le
interesó.
135
Entrevista con Gloria Dahua en junio del 2016
136
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2017.
137
Sobre la tenencia de la tierra ir al capítulo II
170
Recuerda que cada mañana era una de sus tareas, cuando no tenía escuela ir a recoger
yuca, plátano y alguna verdura extra que saliera como papa china. Le gustaría un día regresar
a su comunidad pues a veces, el pago de la renta de la casa en la ciudad se le hace muy
pesado, pero su marido no quiere, pues está acostumbrado a vivir en la ciudad. Ella también
cree que “no se hallaría” todo el tiempo en la selva, porque en la ciudad tiene sus actividades
y otras formas de entender el mundo. A Gloria le ha costado ser parte del mundo mestizo
pues no la ven como una más, pero quiere estar ahí como un reto.
La compañía de Gloria suele ser Ana su hija menor, con ella viaja si hay un evento
en la capital o en alguna otra comunidad, además considera que es su acompañante. Lo cierto
es que su aparente libertad parece estar condicionada a que su hija menor siempre esté con
ella. Gloria siempre aclara que es a la única que lleva y no deja sola porque llora mucho
cuando ella sale a hacer recados de la organización; entonces, por eso la lleva. Además, que
su marido le sugiere que esté con su hija.
Los rumores sobre su dirigencia han afectado mucho a su vida íntima puesto que es
cuestionada por hablar sola con hombres, hacer reuniones con los líderes en la oficina y viajar
a la capital ecuatoriana. Gloria afirma que su marido la apoya en su trabajo y no le afectan
las críticas, pero sí señala que los rumores tienen influencia en la familia de su esposo.
Gloria ha dejado la selva. Desde su regreso a la ciudad, pasa más temporadas en la
Puyo y más ahora que es dirigente. Comenta Gloria que siempre su regreso a la comunidad
es duro por los rumores que existen sobre sus tareas como dirigente y sus actividades para
ganarse la vida.
Cuando conversé con más mujeres de la comunidad lo que se develaba no era su
molestia por la persona en particular, sino más bien por la figura que crea ser dirigenta (ya
sea Gloria o Nancy- ex lideresa del Kawsa Sachata Jarkak Warmikuna). Ambas fueron
cuestionadas porque se considera que todos los beneficios se concentran en ellas y no en más
mujeres. Gloria, como la anterior lideresa, al ser la cara visible en ese momento, son quienes
reciben las invitaciones de las organizaciones e instituciones; por tanto, crean lazos que
amplían su círculo social y redes de apoyo que amplía su panorama y muchas veces las hace
crear ó repensar estrategias de resistencia ante violencias que viven cotidianamente en su
ayllu o en la comunidad. Viajar es otra actividad que valoran mucho en sus vidas, aunque
crea tensiones con su imagen. Por un lado, se les tacha como “mujeres libres” o que ese
quehacer no les pertenece y sus salidas ponen en duda su imagen como “buenas mujeres” en
los distintos ámbitos de sus vidas; Por otro lado, sienten que viajar es la oportunidad de
171
comprender un mundo que desconocían, un lugar que solo es ocupado por los varones;
Entonces, al hacerlo adquieren ese poder simbólico masculino que a su vez les genera un
poder de legitimidad ante ellas mismas y otras mujeres.
A mí me gusta viajar lamento no hacerlo mucho, pero como siempre ando con mi
guagua que es chiquita me dificulta, por eso decidí ya no tener más hijos y
concentrarme en lo mío. Yo si quisiera seguir conociendo otros países, ir a lugares
distintos, aprender a pararme firme y hablar mejor, saber más. 138
Cierto es que para que las mujeres logren una visibilidad importante dentro del movimiento
social en defensa del territorio, tienen que trabajar el doble que los hombres dirigentes, pues
además de la múltiple jornada que ellas realizan, intentan conseguir recursos para realizar
asambleas u otras actividades, pues asumen que entre más recursos materiales y económicos
obtenga mejor será su imagen como dirigentas.
Para Gloria es importante la creación de lazos que se da cuando conoces nuevos
actores sociales y a ella le gustaría que sus redes aumentaran; Sin embargo, las lideresas de
otras nacionalidades tienen mucha más experiencia organizativa heredada por su linaje
femenino o porque su ayllu fue conformado por dirigentes, por tanto, son más visibles en
torno a la defensa del territorio, y suelen ser a ellas a quienes convocan a los eventos
internacionales y nacionales dejando en los márgenes a otras lideresas “nuevas” como Gloria.
Gloria ha creado sus propias estrategias de negociación con su marido, hijos e hija y
la comunidad para que su múltiple trabajo sea valorado. Por ejemplo, con su marido Gloria
negocia que él pueda viajar siempre y cuando ella también. La vinculación de Gloria con las
lideresas le da la posibilidad de comenzar a visibilizarse y lograr crear redes para que pueda
romper con los estereotipos de que las mujeres no pueden salir. Entre regaños,
conversaciones y peleas, Gloria negocia la posibilidad de estar en un ámbito más público y
ejercer su dirigencia. Ante este hecho concentra todos esos lazos para ella misma a fin de
modificar su condición social.
La lideresa del pueblo del Kawsa Sacha tiene a su favor la legalidad de la elección,
que fue dada porque sabe negociar con el mundo mestizo y porque su ayllu fue fundador del
pueblo. Sin embargo, sabe que tiene que ganarse la legitimidad de las mujeres y del pueblo.
Para ello, está buscando proyectos productivos para las mujeres de las comunidades y una
138
Entrevista con Gloria Dahua en junio del 2016.
172
casa para las mujeres en Lorocachi donde puedan reunirse, mientras que para lograr su
imagen de autoridad está consiguiendo fondos para llevar a cabo las reuniones asamblearias
que se dan semestralmente. Todo el tiempo está en un constante vaivén de negociaciones
para afianzar su presencia en el mundo mestizo y masculino.
139
La bebida de chicha del día a día es muy distinta a la prepara para las fiestas. La segunda preparación implica
más trabajo por la fermentación que debe tener el líquido
140
En el capítulo II de esta investigación se explicita la conformación de las comunidades Lorocachi, Jatun
Playa, Sisa, Yana Yacu, Nina Amarun y Victoria.
173
con la preparación de la bebida. El cotidiano se irrumpía por ese momento; el trabajo común
se invertía en preparar la chicha y las vasijas de cerámica.
Antes de iniciar con la preparación de la chicha, las actividades se irrumpen y las
mujeres preparan bolsas de sal y una buena cantidad de chicha para dar a sus esposos que se
van de cacería. Juntos en balsas se embarcan a la aventura de traer mono, tucán, danta y
cualquier animal que puedan ofrendar para la fiesta. Con un tambor en mano anuncian su
salida en la madrugada y se van al recorrido por la cuenca alta del río Curaray para cazar.
Las áreas de cacería son conjuntas y libres. Si bien cada hombre de los grupos familiares
suelen tener específicas trochas para ir de cacería, en la fiesta pueden hacerlo en cualquier
parte.
Todo Lorocachi se queda con la presencia femenina141 no sólo de esa comunidad sino
también con mujeres de Sisa, Victoria, Nina Amarun, Yana Yacu, Jatun Playa e invitadas-
madrinas que presenciarán el encuentro femenino.
Hay tres fogones grandes en toda la comunidad, dependiendo de la relación que exista
entre las mujeres es al fogón que se acercan, ya sea por que son parte del mismo ayllu o
tienen una relación de compadrazgo. Todas las mujeres abonan con leña para que los fogones
no se apaguen, las mujeres van esta vez no sólo cargando a los niños sino también los costales
de donde sacan la tierra con la que harán el barro para realizar las vasijas. Como en una
congregación secreta, las mujeres comienzan a hacer bolas de barro entre sus manos, y cada
una va dando forma distinta para crear mukawas (vasijas donde beberán la chicha). Estas se
hacen de acuerdo a sus sueños (muskuy), de los que adquieren visión. En cada una de las
mukawas las mujeres están mostrando sus conocimientos, los caminos que aran para cosechar
las yucas, las veredas para llegar a su casa, también muestran lo que tienen en sus vidas:
dibujan a sus hijos, y sus relaciones, también muestran a los sunis- espíritus de la selva que
para ellas son muy importantes, y muchos de ellos se les revelan en sueños. Las sirenas que
están en el río las relacionan con mujeres sabías que les muestran los cambios del clima.
141
Los runacuna de la comunidad se quedan porque ya no pueden ir a cazar, ellos entienden que es importante
ser ágiles y hábiles para que haya más carne que traer para cazar.
174
Foto VI. Muestra de mukawas de Carmela Dahua, rumbo a la preparación de la fiesta celebrada en junio 2017.
Foto de Andrea Zambrano.
Al juntarse las mujeres hablan de cómo preparan la chicha pero no sólo si no también de sus
asuntos familiares, algunas de ellas comienzan a hablar de las violencias cotidianas que
viven, hablan de los liderazgos entre ellas, es como un momento de desahogo y de darse voz.
No hay descanso para este ritual de creación, en las mukawas impregnan su sabiduría
ancestral, los nuevos conocimientos, sueños, intenciones, deseos; es decir, sus propias vidas.
Carmela me cuenta que para ella es hacer representar su vida en las vasijas, es como si ellas
pudieran hablar de lo que las amazónicas sienten y saben.
En la casa de la familia que le toca organizar la fiesta están sentadas las mujeres
haciendo círculos pequeños, y van llegando con ollas de barro (tinajas) repletas de yuca
molida y lisa, lista para vaciar agua y ser servida, comienzan a beber mientras decoran las
piezas de barro que elaboran. En un cuarto hay más 300 piezas, unas con formas de sirenas,
otras serpientes, cada una con un diseño distinto, con colores rojos, blancos y negros (con
base a tinturas vegetales). Son los sueños de las mujeres plasmados en cerámica.
La noche llega y las mujeres hacen vigilia tal y como cuidan el sueño de las hijas e
hijos cuidan el fogón. Se interrumpe el sueño para beber chicha. Juntas se ríen, hablan su
lengua, cantan, oran juntas en círculo en medio del fuego quien es su único testigo. Algunas
mujeres se dedican a hacer mukawas todo el tiempo, otras dividen su labor y van a sus casas
donde comienzas a elaborar la chicha. En la casa de las Dahua interrumpíamos el cotidiano
de beber guayusa por los preparativos de la fiesta. Hacer la chicha era el trabajo de tiempo
completo. Durante esos días se iniciaba cocinándose las yucas y para las 3 de la tarde, todas
175
las bateas142 estaban ocupadas.
Continuábamos con los rituales y sentadas en círculo, las mujeres del mismo ayllu se
juntan para hacer el procedimiento de la chicha. El fogón encendido, el agua hirviendo, las
yucas cocinándose, las mujeres contándose sus vidas y sueños. Es un espacio que también
identifiqué como de socialización de sus violencias.
Las yucas hierven, las sacan y empiezan a amasarlas. De a poco Ermelinda, con su
mano arrugada y con llagas, se lleva un pedazo a la boca y comienza a masticarlo143, después
lo regresa como bolo a la batea y continúa amasando. Mientras Mariana y Carmela hacen lo
mismo, amasan, mastican, baten y devuelven, hasta dejar una consistencia y textura muy
suave. Cada una conoce el punto exacto en donde la yuca masticada está lista. A su ritmo
cada quien guarda su yuca en sus propias vasijas de cerámicas redondas y la tapa con hojas
grandes y verdes. Para Uzendoski (2010) las mujeres diluyen la yuca con su saliva con el fin
de trasmitir su esencia a sus parientes más cercanos, sobre todo a las personas que son parte
de su ayllu. No hay competencia explícita, pero si enumeran cuantas ollas a hecho cada una.
La casa está llena de bateas repletas de yuca lista para donar a la fiesta. Cada mujer
quiere mostrar la yuca que hizo, para que sepan su preparación y tengan su sabor. Aunque
todas las hacen juntas es importante que cada una demuestre su trabajo.
A lo lejos se escucha un sonido y tambores que son el aviso que el primer viaje de los
hombres está llegando a su fin. Así los tambores comienzan a sonar desde muy temprano
indicador que anuncia su llegada, con la primera de cuatro balsas que traerán repleta de
animales para la fiesta.
Tomando chicha y con la carne seca de sal en sus espaldas los hombres bajan de las
balsas. Su misión está completa, llegan a ofrendar animales. Los hombres que más cazaron
pueden llevar en la cabeza un sobrero de tucán como evidencia de su destreza. Los sonidos
de la selva se van porque inician los tambores sin parar, todos a un mismo ritmo. Como si
estuvieran en el latido del corazón. Un nuevo momento de la fiesta da inicia con la entrada
de los hombres. Cuando están bajando de las balsas las mujeres se preparan con cubetas
llenas de chicha y cada una carga gran cantidad de mukawas que ofrecerán a los recién
llegados a la celebración. “La selva da” gritan todas las personas que se congregan a
142
Las bateas es el lugar donde se ponen las yucas.
143
El acto de masticar la yuca es para que cada mujer impregne su sabor a la elaboración de la bebida, de alguna
manera de acuerdo a Guzmán Gallegos (1997).
176
presenciar la entrada de los hombres.
Las mujeres rodean a los hombres y comienza a bailar con ellos. Ellas los invitan a
cada hombre la bebida fermentada, no importa la relación de consaguinidad que se tenga, el
mandato es dar de beber. Ellos se ven obligados a beber pero mientras se les ofrece la chicha
que lleva la esencia de cada mujer, las mujeres son retadas con un gesto para que bailen,
mientras los hombres tocan el tambor alrededor de sus cuerpos. Parece un juego que se repite
cíclicamente.
Cuando por fin los hombres llegan a la casa de las personas que son las anfitrionas de
la fiesta lanzan al piso todos los animales cazados y para adornar la casa “grande” que
sostiene la fiesta. Se amarran los animales cazados al techo. El baile, los tambores y la chicha
son los protagonistas de la festividad en Lorocachi. No hay quien duerma, son días sagrados.
Los tambores y la música no paran.
Al segundo día, la comida empieza a prepararse, se cocinarán los animales que se
cazaron, con plátano y yucas se guisará el platillo. Carmela me informa que nosotras hemos
sido las elegidas para cocinar. Tenemos que estar listas al amanecer y comenzar a cortar el
verde y las yucas, somos cinco mujeres haciendo la labor. Carmela y Gloria expertas en
hacer el fogón, se dedican a él y nos dan instrucciones a las demás. Una tabla de madera y
un cuchillo son mis acompañantes de horas. Frente a mí hay pilas de verde listos para cortarse
y a lado yucas que necesitan ser peladas. Las ollas de agua con sal están hirviendo y nuestra
labor es ir poniendo primero las yucas y después los verdes, mientras Carmela baja los
animales colgados en la casa. Y comienza a hervirlos. La labor de cocinera en este momento
es muy importante, pues el platillo será ofrecido a toda la comunidad quien dará dinero a la
familia. La cantidad recolectada representa si a las y los invitados les gustó o no el platillo.
Foto VII Ermelinda preparando la comida de la fiesta celebrada en junio 2017. Autoría Andrea Zambrano
177
Nos atienden dándonos chicha, yo no acostumbrada a ella ya no quiero tomar, pero
parece ser una obligación beberla. Comienzan los tambores alrededor de las cocineras y nos
ponen un mono atado a la espalda, para que el platillo tenga buena sazón. Durante tres días
la cotidianidad da paso a un ambiente de fiesta para conmemorar la celebración de la
fundación del asentamiento y también de la organización política del territorio, en donde las
mujeres en ambas actividades juegan un papel fundamental.
178
todos los participantes de la cocina. Antes de iniciar comenzamos a beber chicha, después se
da paso a preparar el fuego. Carmela se levantó antes que yo para prepararnos alimentos a
Víctor, su hijo menor, y a mí. No sé si ella comió.
Las encargadas de la cocina van calculando la hora de acuerdo a la posición del sol,
además avisan cuando las avionetas van aterrizando, esperan para esta asamblea, por lo
menos dos. Una que traerá a los habitantes de las comunidades de Yana Yacu y la segunda
traerá a los pasajeros que viven en Puyo. Para las personas de la comunidad es importante
entrar a la selva y asistir a dar su palabra en la asamblea aunque vivan fuera. Gloria y Dana
llegan en esa avioneta. Gloria llega a verme y preguntarme como estoy. Le cuento de mis
andanzas por las chacras y la convivencia con su familia. A partir del medio día, comienzan
a llegar las y los habitantes de otras comunidades que se desplazan en canoas para llegar a
su cita semestral. Se reunen en el espacio que se ha denominado “asamblea”. El espacio está
repleto.
Los alimentos están cocinándose, ollas de comida están en el fuego, la yuca y el verde
han sido pelados y cortados, la chicha no se termina y los y las cocineras deciden asignar
turno para ir revisando el manjar.
Comenzamos con un rezo en la lengua, yo me siento estratégicamente a lado de Gloria
para que me ayude a interpretar su mundo. La asamblea será decisiva porque es cambio de
dirigencias y es importante contar con la presencia de todas las personas del territorio. Hay
una preocupación en el aire y es que la dirigenta anterior no llega, aunque su esposo llegó
desde temprano. Ella juega un papel fundamental porque su palabra además de tener
experiencia, es importante para las mujeres pues se sienten respaldas a través de su palabra.
Veo en la esquina un grupo de mujeres que se juntan y comienzan a llamar a otras,
después una va por gasolina a su casa y otra dice yo pongo mi canoa. Están planeando ir a la
casa de la dirigenta por ella, creen que ha discutido con el esposo y que él la ha dejado en la
comunidad. Algunas están pensando que es una estrategia del marido pues él si está de
acuerdo con la explotación del petróleo, y saben que esta asamblea puede ser decisiva por
que se eligen nuevas dirigencias.
Dos mujeres se separan del grupo cargando un galón de gasolina, yo me sumo a la
cuadrilla. Las mujeres llevan la gasolina, que es de ellas, pues la consiguieron por su
organización. Hacemos un viaje a través del Curaray de 20 min. Llegamos a la comunidad
de Sisa, y caminamos a la casa. Vemos a la compañera prendiendo fuego y con un rostro de
malestar. Las mujeres hablan en kichwa, y las sospechas se comprueban, pues en efecto, una
179
discusión doméstica se convirtió en un problema mayor y el esposo, le comenzó a reclamar
sobre sus salidas a las comunidades y su participación en la organización. El tono subió y al
final él la dejó y se fue solo a la asamblea con la única lancha que tienen ambos. A las
mujeres les parece un evento cotidiano este tipo de situaciones, aunque las molesta nadie le
dice nada de él, si no que le piden que se aliste para ir a la asamblea. Ella sin más lo hace.
Pasa más de una hora y regresamos junto a la ex dirigenta quien se suma al comienzo de la
asamblea.
Una vez que agradecemos la presencia de cada una de las personas comienza la
dirigencia anterior dando cuenta de sus actos. Hay disputa y malestares, sobre todo cuando
son asuntos que tienen que ver con el dinero. Las voces masculinas predominan el espacio,
lo territorializan opinando, gesticulando, ocupando tiempo en dar su palabra; hay una
ausencia evidente de la palabra femenina. Las mujeres a diferencia de los hombres no
protestan en la asamblea cuando de dinero se trata. Las mujeres comienzan a hacerse
presentes cuando abordan el tema de las nuevas dirigencias, este tema fue tratado en la cocina
también. Les parece fundamental que sean personas aliadas y sensibles que les permita dar
su palabra como mujeres “[…] Queremos que no sólo quede entre familiares sino que sean
personas que estén realmente bien sembrados y no vayan a venderse, porque eso a nosotras
nos va a trer problemas”.144
Existen varias especificidades que se solicita para ser candidato/a a las dirigencias.
No obstante, un antecedente fundamental lo gana el tener experiencia y conocimientos del
mundo de los mestizos. Los saberes que hayan adquirido por haber estudiado en las ciudades,
o entender el pensamiento de las personas de “afuera” como les dicen, es importante y juega
un papel decisivo a la hora de la elección de algunas dirigencias, sobre todo aquellas que
tengan que hacer negociaciones con las instituciones gubernamentales, organizaciones de la
sociedad civil o de empresas para solicitar financiamientos. Por ejemplo, en la asamblea de
mayo del 2016, cuando hubo cambió de dirigencia, se generó un fuerte debate sobre quién
sería el secretario, que es el apoyo directo de la dirigencia del Kawsak Sacha. Algunas
personas preferían a una persona de edad avanzada para manejar el dinero, “es más
entendido” decían algunas voces, otras sugerían a un joven universitario recién egresado. La
discusión se iba poniendo tensa, hasta que habló una de las mujeres mayores, dando la voz
por su hijo “Es importante que eligamos a Hernán porque él sabe bien contar, hablar con las
144
Entrevista con exdirigente del Kawsa Sachata Jarkat Warmikuna, junio 2016.
180
personas de allá fuera y entonces, podrá traer beneficios a la comunidad. (Mujer en la
asamblea de mayo, 2016)”.
Comprendí que algunos habitantes del Kawsak Sacha asociaban la honestidad,
transparencia y rendición de cuentas a la edad de la persona, mientras otras pensaban que era
importante avalar a los jóvenes que tienen una relación directa con el mundo mestizo. Cuando
habló Rosa me percaté que a la hora de elegir quien será el lazo entre otro mundo y el
amazónico también se juegan redes de afecto y de antigüedad en el territorio. Escucharon a
Rosa una de las personas fundadoras de los ayllus de Lorocachi, defensora de la selva y
aunque dudaron de su hijo, votaron por él por la legitimidad que tiene su madre; porque
además de ser fundadora de las comunidades es la nueva dirigenta de promover la
espiritualidad en la comunidad y como sugiere Carmela: “La ñaña es de las pocas mujeres
amazónicas que hacen los takis en público porque ya los tiene en el cuerpo, por eso está
bueno que ella de la palabra… yo sí le creo”.145
Además dentro del grupo de personas que coordinan el actual comité de dirigencia
del Kawsa Sacha es la única mujer que lo conforma. Las mujeres han tenido una presencia
importante dentro de la toma de decisiones del territorio desde la década de los 80`s.146 Los
espacios políticos que ellas han ganado con esfuerzos organizados ha sido fundamental para
que sus voces hoy se escuchen y valoren; no obstante, las dirigencias sostienen estructuras
patriarcales arraigadas en donde las mujeres encuentran los límites de su participación. Si
bien, dentro de la organización general del pueblo kichwa, las mujeres han logrado que exista
un espacio propio para su organización, está se ve invalidada y cuestionada todo el tiempo,
ya sea porque no le dan importancia pues consideran que los “quehaceres organizativos de
las mujeres” son sólo tareas administrativas sin importancia y además siempre cuestiona la
figura de la dirigencia, “que hacen las mujeres afuera”147. Cierto es, que en la actualidad las
mujeres han tenido un papel fundamental dentro de la defensa de los territorios y su
relevancia es importante en el Ecuador, lo cual las hace tener vínculos con la sociedad civil
organizada; cuentan con recursos económicos para su organización y algunas veces ha sido
la organización de mujeres quienes han colaborado financieramente para que la agrupación
masculina siga en funciones.
145
Diálogo con Carmela Dahua en junio del 2016.
146
Revisar capítulo III sobre organización política de las mujeres.
147
Conversación con un hombre de Lorocachi. Temporada de campo mayo-junio 2017.
181
1.5 Las negociaciones con los dirigentes varones en espacios patriarcales
Entre las calles de Puyo se daban nuestras conversaciones en períodos que Gloria la
dirigenta actual del Kawsak Sachata Harkat Wuarmikuna, dejaba de lado sus tareas de
cuidado. Uno de los temas que sobresalía en nuestros diálogos era la díficl tarea de negociar
con los hombres lideres. Diversos retos enfrentan las comunidades de Pastaza ante la
inminente explotación del petróleo. Uno de ellos es que las dirigencias han quedado al
margen de las negociaciones siendo hombres del gobiernos y de las empresas los principales
negociantes. Otra situación compleja es el constante acoso por parte de autoridades
gubernamentales que intenta comprar a los lideres de las comunidades del Pastaza con dinero.
Varios han sido los casos que han denunciado las dirigencias de mujeres sobre el soborno
que reciben los hombres para comprar el sí a las petroleras. Aún con el desacuerdo de las
comunidades.
Una de las estrategias que han utilizado los pueblos amazónicos para frenar la
corrupción en las dirigencias masculinas ha sido nombrar a mujeres como “vigilantes” del
buen acuerdo. Esta actividad también la realizan por demanda familiar:
No obstante, esta tarea es un desafío para ellas, puesto que por un lado tienen que demostrar
todo el tiempo su legitimidad ante los ojos de las comunidades y de las dirigencias
masculinas, por, otro, servir como “vigilantes” de los hombres para que no se vendan y esto
sumado al trabajo de los cuidados y la reproducción que nunca dejan de lado:
148
Entrevista con Gloria Dahua, junio 2016.
149
Entrevista con Gloria Dahua, junio 2016.
182
El relato que ofrece Gloria es relevante en cuanto a que ella menciona como se encarnan las
desigualdades de género que se viven entre las dirigencias masculinas y femeninas. Si bien
las comunidades han elegido a las mujeres para ser como ellas mismas se denominan
“protectoras de la selva”, el “cargo” simbólico, les toma mucho más esfuerzo, pues su palabra
no es escuchada.
Yo en la asamblea pasada lo que planteé haya adentro fue una propuesta de hacer un
mercado en la ciudad, ellos saben que cuando trae la gente a vender algo acá afuera
no les dejen, le quitan como perros, les sacan, tienen que vender la mercancía con los
que tienen puesto, les mal pagan, y la venden como pueden, pero no quisieron, la cosa
es que dicen que ese proyecto es solo para los de afuera dicen que los que viven en
la ciudad van a ocupar y que mejor no. Yo ya llevo varias propuestas y no me las
aprueban, yo no puedo vivir dentro, yo si quiero ayudar pero mis hijos están aquí, yo
doy ideas de acuerdo a lo que veo que se necesita y se piensa que es para mi beneficio.
… ahora imaginate plantee la propuesta de la casa de las mujeres, y dicen que la casa
va a hacer para mí y quieren una propuesta detalla, dicen que como de proyecto pero
a los hombres no les piden eso.150
En la asamblea del Kawsa Sacha de mayo del 2017, uno de los puntos que generó mucha
tensión en la reunión fue el rendimiento de cuentas de Gloria Dahua. Cabe señalar que con
el redimiento de cuentas de las mujeres las comunidades se ponen más sensibles que con el
de los hombres.
En el rendimiento de cuentas de Gloria, ella comentó que una organización que apoya
la defensa del territorio de las mujeres donó mil dólares para que las mujeres crearán sus
propias estrategias; Sin embargo, ese dinero se prestó a los hombres, porque en una asamblea
se decidió que ese dinero estaría destinado a salvaguardar cosas que los hombres de la
organización habían pérdido el año pasado en una oficina que no pudieron pagar en la ciudad
de Puyo. Los hombres rentaron una oficina, para tener un espacio de negociaciones, el
espacio se pagaría con el dinero del Socio Bosque- programa gubernamenteal de
conservación de bosques. El pago de dicho programa no llegó en el tiempo que las
autoridades gubernamentales les habían dicho, sino un año después. Los hombres generaron
150
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2016.
183
una deuda grande y como no pudieron pagar, el espacio les embargaron sus cosas hasta que
saldarán su deuda.
La asamblea acordó el préstamo. Cuando Gloria estaba rindiendo cuentas, explicó los
gastos, las salidas, y las complicaciones que fue resguardar algunas computadoras, sillas y
mesas de la organización de los hombres y solicitó que el préstamos fuera devuelto, con el
dinero que recibieran por los proyectos productivos que vendrían, para hacer la casa de las
mujeres. Muchos de los hombres y mujeres se negaron a tal petición y dijeron que no veían
importante la propia solicitud de las otras mujeres que insistían con el espacio. Hasta la fecha
el dinero ha sido usado para rentar un espacio de oficina donde están las cosas que los
hombres compraron en 2015. Al final de ese espacio, algunas mujeres se reunieron y
decidieron que serían ellas quienes juntarían el dinero para la propia casa de mujeres que
quieren, sin pedirle a la asamblea.
Algunas veces, las propias rutas que las mujeres crean para la defensa territorial, son
obstruídas por los hombres de la comunidad y por mujeres que no están de acuerdo con los
liderazgos de las mujeres que impulsan las estrategias. Como he mencionado, la dirigencia
de Gloria en la comunidad es cuestionado, su juventud es parte de los inconvenientes que la
comunidad considera como inoperante y aunado a eso las estancias que ella realiza entre
Puyo y la comunidad hacen que sus propuestas no sean legítimas para las personas de la
comunidad.
La socialización del género no sólo divide los roles de los hombres y las mujeres; sino
que también genera un imaginario sobre quienes son las “buenas” y “malas” mujeres
poniendo en competencia a las personas del sexo femenino. Una diferencia crucial entre los
géneros es que a los hombres quienes han sido criados para ser camaradas o cómplices, y
tejer pactos patriarcales; las mujeres han sido educadas para ser rivales y tener actitud
sospechosa ante la otra. El trabajo entre mujeres pocas veces tiene resultado sino es
impulsado por un actor externo a la comunidad, ya sea financista u organización social.
La dirigencia de las mujeres del Kawsa Sacha Harkat Warmikuna, está buscando
estrategias que sirvan a la población de la selva y que implique una mejor entrada de dinero
para que logren el sumak kawsay, puesto que una de sus grandes preocupaciones es que
desaparezca sus formas de vivir dentro de la comunidad. Gloria sugiere que las mujeres son
más consientes de ello y eso quieren evitarlo. Como bien mencionó Ermelinda en la asamblea
cuando se eligió a la nueva dirigencia, […] tenemos que pensar que cuidar lo que hay aquí,
que nosotras debamos vivir como de selva…”. Ermelida plantea la vigilancia del Sacha Runa
184
Yachay- que se refiere a los conocimientos ancestrales que permiten la continuidad material
y simbólica de las formas de vida de los pueblos indígenas.
Para la dirigenta del Kawsa Sachata Harkat Warmikuna uno de los principales
problemas es que todo se mide en base al dinero, entonces como sus propuestas son ideas
que podrían ser en algun momento remuneradas económicamente no son tomadas en cuent.
En cambio a los hombres dirigentes se les ha asignado el papel de ser guardianes y plantear
un plan de distribución de los recursos económicos.
Además a la falta de credibilidad y legitimidad que enfrenta Gloria con su dirigencia, vive
constantes acosos por parte de los hombres dirigentes de otras comunidades que quieren
negociar con ella para lograr una alianza para el sí a la entrada del petróleo.
Las dirigentas mujeres saben que ellas son un obstacúlo importante para asegurar la alianza
masculina que permitiría la entrada del petróleo a la Amazonía ecuatoriana. Ellas aunque no
quieren ceder, puesto que tienen un compromiso con su comunidad, su ayllu, y con ellas
mismas, las presiones son grandes.
151
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2016.
152
Testimonio con Gloria Dahua, mayo-junio 2016.
185
2.- LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE LAS MUJERES
ORGANIZADAS EN LA MESETA COMITECA.
186
Pasaron 7 horas desde que llegamos al patio trasero de la central de abastos y en medio
del sol comiteco de verano no lográbamos terminar la mercancía que habíamos llevado.
Había hecho la cuenta y habíamos juntado 210 pesos. Cuando miró el reloj, Zenaida comenzó
a intercambiar con sus compañeras de a lado plantas por frutas, verduras. A veces el trueque
salía, en otras ocasiones era negado. Nos regresamos con unas cinco plantas y dos cubetas
vacías que antes estaban repletas de fríjol rojo. Seguimos el plan que había trazado Zenaida
el día anterior; ir de compras al mercado para adquirir los ingredientes para hacer tamales y
atol de granillo y venderlo afuera de las instalaciones donde las mujeres recibirían
bimestralmente el apoyo gubernamental Prospera.153
Llegamos a su casa y nos tomamos un agua de tamarindo que Zenaida preparó el día
anterior, con un pedazo de piña bien jugoso. Sentadas en su terraza frente a las plantas que
cuida diariamente y que después vende los miércoles atrás de la central de abastos me dice
con voz acalorada “Verás eso de ser madre sola es bien duro; extraño a mi marido pero
también me gusta estar así sola, porque puedo hacer más cosas, tengo ganas de que mis hijas
crezcan y yo irme a viajar y seguir participando”. El esposo de Zenaida murió en 2010 en un
accidente de automóvil, conducía en estado etílico. Contándonos la vida, Zenaida sacó una
mesita de madera, unas tablas de picar, cuchillos y verdura. Mientras hablábamos de nuestro
día a día, trozamos verdura para hacer la preparación de los tamales que saldríamos a vender
a lado de la Iglesia de la comunidad de la Concepción Jocnajab (ejido de a lado) donde suelen
repartir el apoyo Prospera. Nos pasamos 3 horas haciendo el recado de los tamales y la masa.
La preparación era al día siguiente; la jornada comenzaba a las 4 am.
Zenaida trabaja entre 13-14 horas diarias; arregla su tiempo con el fin de diversificar
sus estrategias de reproducción social para que le permitan participar políticamente con sus
cuatro compañeras que pertenecen al colectivo el Colibrí. Zenaida al igual que las Colibrís,
como solemos decirles de cariño, se rehúsan a recibir apoyos gubernamentales; argumentan
que dichos subsidios, además de condicionar su tiempo, suelen mermar su participación
153
Programa de Inclusión Social (Prospera) gubernamental de la Secretaría de Desarrollo Social, que tiene
como objetivo: “[… articular y coordinar la oferta institucional de programas y acciones de política social,
incluyendo aquellas relacionadas con el fomento productivo, la generación de ingresos, el bienestar económico,
la inclusión financiera y laboral, educación, alimentación y salud, dirigidas a la población en situación de
pobreza, bajo esquemas de corresponsabilidad que les permitan a las familias mejorar sus condiciones de vida
y asegurar el disfrute de sus derechos sociales y el acceso al desarrollo social con igualdad de oportunidades”
visto en: https://www.gob.mx/prospera/documentos/que-es-prospera
Inició como (Progresa) Programa de educación, Salud y alimentación inició el 8 de agosto del 1997, en 2002
con el cambio de gobierno se denominó Oportunidades y en 2014 cuando el mandó volvió al PRI se convirtió
en Prospera. Revisar el capítulo II se realiza un análisis sobre los programas de desarrollo en Chiapas.
187
política en otros espacios. La vida de Zenaida se despliega entre sus labores reproductivas,
productivas y políticas.
El participar en las actividades le ha cambiado la vida según cuenta Zenaida; gracias
a la participación puede organizarse con otras y reflexionar sobre su vida cotidiana.
[…] Yo nunca pensé que sería como una de ellas (refiriéndose a unas mujeres de 19
países de todo el mundo. Las conoció en un encuentro de mujeres en donde participó
junto a las demás Colibrís); yo había nacido para lavar, casarme, tener hijos y
cuidarlos; y ahora hago esas cosas de la casa, pero también salgo, viajo y me rió.
Aprendo el valor de hacer el trabajo de la casa y la importancia de cuidar a los
hijos…154
Al organizarse junto a las Colibrís y las mujeres y hombres que participan en Centro de
Educación Integral de Base (CEIBA) Zenaida se ha percatado de la importancia que tiene su
trabajo reproductivo y el tomar conciencia de ese valor la ha ayudado a pensar la vida
cotidiana como un espacio de lucha política.
Entre las primeras interrogantes que me surgieron al acompañar a las mujeres del
colectivo El Colibrí en sus actividades cotidianas, me preguntaba cómo una mujer que trabaja
más de 12 horas por día, para sacar el pan de diario y mantener a sus 3 hijos puede interesarse
por participar en un colectivo de mujeres y por qué precisamente para defender el territorio.
El fogón de Zenaida se prende a las 5 de la mañana, antes ella se levantó a moler el
maíz y hacer su masa, los previos antes de encender el comal donde se posarán las tortillas,
hacen que Zenaida lleve despierta una hora. El sol todavía no sale y ella ya lleva cocinando
dos horas. Tiene que dejar las tortillas hechas y la primera comida de cada día, antes de irse
los martes, miércoles y jueves a preparar su terreno que está a 20 minutos de su casa.
El camino que emprende Zenaida tres días a la semana es para preparar la tierra para
que esté lista para cuando llegué la hora de la siembre. No tiene trabajadores que la apoyen
a trabajar la tierra, pues no alcanza a pagar jornales, así que tiene que ir ella. Dos meses antes
de sembrar tiene que hacer trabajos con la tierra para que pueda darse su maíz. Fríjol y
calabaza que utiliza para autoconsumo y cuando le sobra frijol lo vende en la parte trasera de
la central de abastos de Comitán. Para Zenaida es fundamental que la familia de su esposo
vea que “utiliza” la tierra para que no le digan que no es de ella y después quieran pedírsela.
Su marido se la heredó en palabra, aunque legalmente no tiene papeles. Zenaida no es de San
154
Testimonio con Zenaida López, agosto-septiembre 2017.
188
José Jocnajab sino de la comunidad de a lado, Concepción. Llegó a vivir a San José hace
veinte años porque conoció a su esposo y se casó. Al morir su marido hace 6 años ella se
quedó en la comunidad de él porque sus hijas e hijo habían crecido ahí. Dice sonriente que
San José es su casa y ahí quiere vivir por lo menos hasta que sus hijos sean mayores.
Zenaida es campesina, de orígenes indígenas. Creció en un núcleo familiar
tradicional y fue educada para ser esposa, madre y buena nuera. Este último rol es un papel
fundamental para Zenaida en la comunidad que ahora vive porque dentro de los trabajos que
asume es el cuidado de sus suegros o cuñados cuando están enfermos. Es un trabajo extra
que asume por estar dentro de la comunidad de su esposo y que ella considera “le toca”.
Las tareas domésticas suele realizarlas entre semana a destajo de horas, lavar a mano
su ropa y a veces la de sus hijas e hijo, limpiar y administrar su casa, organizarse para ir a
vender tamales los viernes y sábado, cuidar las plantas que pondrán comprarles algunos
revendedores que van a la central de abastos, cocinar todos los días para su familia, cuidar a
sus animales de traspatio, etc.
Para Zenaida, dos acontecimientos irrumpieron en su rol como madre- esposa
tradicional. El primero fue la muerte de su marido. Quedarse sola como reproductora y
proveedora conflictuó a Zenaida pero comenta que logró salir porque sus hijos aún eran
pequeños y ella tenía que asumir ambos roles. Además de lidiar con las cargas emocionales
que implica el duelo de un ser querido, ella tuvo que reconstruir su identidad para retomar el
vacío de abastecedora de las necesidades de sus hijas e hijo y de ella misma.
También me di cuenta que tenía que hacerme cargo de la tierra sino me la quitaban
pues decían en rumores la familia de mi esposo que para que la quería yo. Entonces,
empecé a trabajar primero la tierra, ya sabía pues mi papá me había enseñado, yo era
la que me iba al campo con él. La muerte de mi marido me cambió, me dice sacando
una foto de su alacena, la verdad si lo extraño mucho, me hace falta sobre todo para
ver crecer a mis hijos con él. Pero también a veces pienso que si él estuviera a lo
mejor yo no estaría participando con las Colibrís.155
La sensible economía que puso la emergencia familiar a Zenaida hizo que ella diversificará
sus funciones en el ámbito de la vida cotidiana; es decir, Zeni además del trabajo en su casa,
también labora para cultivar productos que puedan generarle dinero para la educación de sus
155
Testimonio con Zenaida agosto-septiembre 2017.
189
hijas e hijos. Muchas de las actividades que vuelca para sacar dinero las realiza en su casa y
son la venta de frijol, y comida, que realiza en el territorio íntimo. Es como si el espacio de
la vida cotidiana que reproduce la vida se expandiera para producir excedente y sacar capital
para poder sobrevivir. Vende artículos para abastecer a otros trabajadores, entonces, para
emplearse Zenaida no utiliza más que los recursos de su ámbito familiar para seguir
reproduciendo la mano de obra del capital. Como bien sugiere Federici (2013) con Marx
hemos aprendido que el salario también esconde el trabajo no remunerado incluido en el
beneficio. “[…] Pero medir el trabajo solamente mediante el salario también esconde el alto
grado en el que nuestras familias y relaciones sociales han sido subordinadas a las relaciones
de producción… cada momento de nuestras vidas tiene una utilidad para el capital”
(2013:62).
La otra arista que fungió como catalizador para que Zenaida comenzará a cuestionarse
el rol impuesto de madre – esposa, fue la invitación que le hizo su comadre Rosy a participar
en un tianguis que organizaban las Colibrís en las instalaciones en CEIBA. Para ellas era una
manera de poder vender sus productos locales, una iniciativa de resistencia y autogestión,
tener un espacio era un pretexto para seguir juntándose y vender sin estar en la calle como
vendedoras ambulantes que según ellas es lo doble de cansado. La iniciativa duró un año,
lamentablemente no funcionó. Sin embargo, Zenaida se unió al grupo.
Una de las cosas que más ha impactado a Zenaida es como ella misma ha transformado su
pensamiento y su forma de relacionarse con su familia y en la asamblea de la comunidad.
Con una taza de café esperando que los tamales se cuezan, Zeni me comenta que una de las
cosas que se da cuenta es como cambió la relación con sus hijos a partir de juntarse con las
otras mujeres y reflexionar sobre la situación de ellas como mujeres y qué papel jugaban
como mujeres en la sociedad.
156
Testimonio con Zenaida agosto-septiembre 2017.
190
Un día mi hijo se estaba quejando que no había tortillas porque a él le gustan que las
hagan a mano y le dije pues hazte las tú y no me dijo. Pasó como una semana y le dije
que fuéramos a casa de Doña Aidé que me acompañará, que había reunión; no quería
pero insistí, ahí poco a poquito fui sacando el tema de que los hijos deben apoyar y
las compañeras me apoyaron mi voz y una de ellas le dijo a mi hijito que las mujeres
no nacemos sabiendo hacer tortillas, ni los hombres y que todos debemos de aprender,
que si un día él quiere casarse y su esposa no sabe hacer tortillas que él las haga pues
que tiene manos.157
Las reflexiones que Zenaida ha adquirido a partir de estar organizada la han impulsado ha
generar algunas grietas en su rol tradicional como mujer en su ámbito más íntimo, lo cual es
un indicativo de que su trabajo político está impactando en su vida cotidiana.
157
Entrevista con Zenaida mayo 2017.
191
químicos. Muchas personas los buscan para poder consumir alimentos con agua limpia y
libre de agroquímicos. María Elena, además suele repartir su tiempo en las reuniones que
asiste en el mercado en donde vende. Dice que a ella le toca defender el puesto, pues su
marido no puede asistir y siempre se lo quieren quitar porque va como mujer sola.
Desplazarse a Comitán a esas reuniones semanales es uno de los trabajos que más le
lleva tiempo a la integrante del Colibrí, pero asiste porque es una de sus formas de ingreso
más seguras y lo que le permite participar activamente en el colectivo del Colibrí.
Me levantó dejó a los hijos a la escuela y corriendo tengo que tomar mi combi porque
a las meras 8 empieza esa reunión, a veces le pido apoyo a mi mamá para que deje a
mis hijos, me haga ese favor, tengo que llegar temprano porque pasan lista y sino va
una le cobran 50 pesos, además van puros hombres, al inicio ni quería asistir mandaba
a mi esposo, pero ahora que el trabaja tomó su lugar... era la única mujer pero ahora
ya va otra señora.158
A diferencia de Zenaida, María Elena es una de las integrantes más antiguas del Colibrí. Pero
como ella cuenta no se unió al inició, fue invitada por su esposo quien ya llegaba a las
reuniones con otros y otras compañeras de la región para hablar sobre su realidad.
...la mera verdad a mí eso de juntarme y estar con más gente siempre me parecía que
se perdía el tiempo, fue Jorge mi esposo el que empezó a llegar a las reuniones y
cuando regresaba yo le preguntaba cómo le iba y me contaba lo que hablaban y me
invitaba pero no quería. Me daba miedo porque no sabía muy hablar bien, pensé que
preguntaban, pero sí vi como él comenzó a cambiar su manera de ser y me empezó a
hablar de ya no poner químicos, y de que él también quiere hacer cosas de la casa
para cooperar y como vi como su actitud cambió, me animé a ir. 159
El esposo de María Elena, la impulsó para juntarse con otras mujeres, ella inició a reunirse y
al igual que Zenaida le pareció importante reflexionar sobre sus derechos y eso le ha traído
un cambio estructural en como se relaciona con su esposo, suegros, hijas e hijos. María Elena
también rompió con la idea de estar en el ámbito privado y su vida cotidiana no sólo se llenó
de quehacer sino también reivindicó que esas actividades que ella hacía son fundamentales y
ahora le llama trabajo. Suele decir en las reuniones cuando hablan de su colectivo que ella
no ayuda en el campo, sino que ella es dueña de ese lugar y también trabaja ahí. Empieza a
ocupar espacios que su condición tradicional de género no le permitían.
158
Entrevista con María Elena, agosto 2016
159
Entrevista con María Elena, noviembre 2016.
192
Cuenta con gran gusto que una vez en una de las asambleas del mercado en donde
venden los sábados, que un señor se burló de la gente que produce poco porque no trabaja
con agroquímicos y dice que de que sirve si ellos (refiriéndose a la gente que vive en
Comitán) les mandan toda la caca a los ríos.
María Elena se permitió alzar la voz por algo que ella creía injusto, porque sintió en el
estómago, como ella señaló, indignación, rabia. Alzar la voz por su defensa y la de los suyos
es un indicador que sugiere que ella está posicionando su sentimiento y pensamiento en
espacios mixtos que le permiten visibilizarse como un sujeto político de lucha.
María Elena es una de las mujeres más activas dentro del colectivo el Colibrí y ahora
participa en todas las reuniones, juntas y talleres. No sólo como participante pues al igual que
Zenaida ambas facilitan procesos formativos con otras mujeres de comunidades distintas a
las suyas.
En uno de los talleres que dieron las Colibrís, en agosto de 2016, Zenaida y María Elena eran
las protagonistas y facilitadoras. Había mujeres de dos comunidades distintas sentadas en
círculo en las instalaciones de CEIBA. Zenaida se levantó de su silla y dijo:
Desde el 2014, nos reunimos periódicamente para entender la realidad que vivimos y
sobre todo esta crisis, tanto económica como social y política; sobre todo en las
comunidades indígenas y campesinas, ahí donde impacta con más severidad el
fenómeno de la violencia, para reflexionar, realizamos varias sesiones de talleres para
desarrollar nuestra conciencia crítica. A mí me toca esta sesión y bueno compañeras,
yo me siento un poco nerviosa por estar aquí frente a ustedes, pero como hemos
aprendido que aquí no hay maestra, que solo todas somos aprendices de la vida que
tenemos y por eso me da confianza, pero si “si meto la pata”, ahí me dicen para
corregir. Todas reímos. América (mujer de la comunidad de Trinitaria) le dijo que
ella también se pondría nerviosa si le tocará estar en su lugar (Taller el 17 de agosto
de 2016).
Zenaida ahora es una actora con agencia social que práctica acciones de liderazgo, da talleres
160
Entrevista con María Elena, agosto 2016
193
a otras mujeres de su comunidad y otras comunidades, al igual que Maria Elena viajan a
eventos para dar a conocer su experiencia organizativa y su intención es que más mujeres
como ellas cuestionen la realidad social que el sistema les ha impuesto a las mujeres pobres,
campesinas e indígenas. Zenaida y María Elena, poco a poco han ido rompiendo el
imaginario colectivo que les inculcaron en su familia, de habitar el espacio privado como
territorio único de las mujeres. Ahora reconocen que además de casarse, cuidar, y ver crecer
a sus hijos, ellas quieren viajar, conocer nuevos lugares, participar y saber de más mujeres
que también como ellas han descubierto nuevas posibilidades de encarnar realidades en
donde su voz sea escuchada.
2.4 “[…] Vendo tamales mientras otras reciben el Prospera”. La relación de las
mujeres organizadas con los programas de gobierno.
Son las cinco de la mañana y Zenaida se levanta muy despacio para no irrumpir a sus
dos hijas con quien comparte habitación. Se despertó temprano porque cada bimestre va a
vender a fuera de la iglesia de San José Jocnajab, su comunidad, lugar donde concentra la
reunión del programa gubernamental Prospera.
Recoje la leña de su patio trasero en donde suele amontonarla y taparla de la lluvia y
de la brisna matutina que cae por San José casi todos los días. Prende dos fuegos, uno donde
preparará el desayuno y otro donde pondrá las tortillas. Zeni, comienza a aplanar las bola
196
de maíz para que se hagan las tortillas, la masa lleva un día de espera. Mientras el comal está
listo para recibir las tortillas, pone un poco de café y comienza a hacer huevos revueltos que
serán el desayuno de sus hijos, que recién comienzan a levantarse y prepararse para sus
actividades diarias.
Mientras hace el desayuno, en ratos prepara el atol agrio que venderá. En el otro fogón
están los tamales cocinándose, cada cuando les echa un vistazo, para ver como va su
cocimiento, la preparación y envoltura de los tamales la hizo la noche anterior. Vender
tamales y atol agrio a la salida de la reunión del programa prospera es una de las estrategias
de sostenimiento que usa Zenaida para ganarse la vida.
Las hijas de Zenaida acarrean agua para el uso del baño, no se tienen agua entubada,
se tiene que traer de otros lugares, suelen usar la de la lluvia o llenar tambos cuando una vez
a la semana llega agua entubada en la comunidad. Su hijo también lleva agua para terminar
de preparar los alimentos, una vez que todos terminan de alistarse, se acercan al fogón y
juntos se sientan a desayunar. La convivencia breve asegura que una parte de la mañana está
cumplida, una vez terminan con los alimentos comienzan a recoger los platos, lavarlos.
Sigilosamente, Zenaida se va a un rincón donde hay una cubeta de agua, y en un momento
que le roba al trabajo se va a echar un poco de agua a la cara y se cepilla rapidamente el
cabello, en esos dos minutos da por terminado su autocuidado. Siguen corriendo, las hijas
preparandóse al trabajo, el hijo a la escuela; ella está vaciando en su recipiente naranja el
atol agrio que llevará. Los tamales están en su punto, los saca del fogón. Arregla la bolsa que
llevará, repasa en su memoria: vasos de plástico, bolsas, cambio, servilletas. Carga todo en
su carrito, está listo el equipaje para la vendimia, en un arranque mientras camina hacia la
salida de su casa recuerda que olvidó darle alimento a sus animales, se regresa y avienta un
poco de maíz en grano a las gallinas, a los pollitos les remoja un poco de masa de maíz, y al
perro le toca una tortilla dura. Camina a la salida para vender esperando sea un buen día.
Espera la combi de San José porque de su casa a la iglesia está a 20 minutos
caminando y con todo lo que trae tardará más. Además que todos los caminos hacia la iglesia
son de terracería.
Se lleva un libro para leer mientras espera. Instala su puesto con poco apoyo, descarga
el carro, pone su mesa, el granillo de atol, los tamales, y una silla, me ofrece una más a mí,
que he llegado tarde para ayudarla. Zenaida no recibe apoyo de Prospera porque cree que es
un espacio que no le trae cosas en donde ella pueda sentirse cómoda y piensa que además de
condicionar su tiempo también lo hace con su pensamiento.
197
[…] No me gusta como nos tratan, además nos obligan a que vayamos al doctor, a la
revisión, a las pláticas pero no porque yo quiera ir es por condición y a mí eso no me
gusta… La verdad la otra vez vi que viene mi cuñada y le dije que aprendiste y me
contestó que se durmió, que no puede tener falta si no no hay dinero. 161
161
Entrevista con Zenaida en mayo del 2017.
198
el cuidado del hogar. Como bien menciona Zenaida, las actividades aumentaron cuando
murió su marido, pues fue ella quien se encargó del hogar y quien inició de manera
permanente una relación directa con las estrategias remuneradas. Sus hijas e hijo tomaron un
papel protagónico dentro de las labores de casa, puesto que Zenaida tuvo que salir al mercado
laboral. Si bien, el apoyo de sus hijas fue importante, Zenaida nunca dejo de lado la carga del
hogar del todo. Además era importante hacer presencia en los trabajos comunitarios- tequios
y en las asambleas. Es decir, a ella se le multiplicó el trabajo de forma considerable por la
ausencia de una imagen masculina.
Zenaida al igual que muchas mujeres indígenas y campesinas viven una desventaja
importante a la hora de integrarse a los trabajos asalariados que ofrecen las ciudades, al no
tener estudios formales o experiencia en trabajos de oficina. La búsqueda en lo urbano es en
trabajos de servicio como limpiadoras de casas, principalmente. La investigadora maya Aura
Cumes afirma lo siguiente: “Cotidianamente no se ve a las mujeres como sujetas pensantes
sino como hacedoras “por naturaleza” del trabajo manual “no calificado”. En otros términos,
el lugar social de las mujeres indígenas es el de sirvientas” (Cumes, 2012, 3).
Las mujeres indígenas cuando habitan la ciudad y son contratadas como empleadas
del hogar se someten a relaciones de desigualdad con sus empleadores. Aunque como bien
señala (Cumes, 2014) las estructuras de dominación ahora son más disimuladas, o como
algunas personas mencionan más “modernas; no significa que no existen, solamente que se
ha generado una recompocisión del tejido de opresión.
Primero me fui a buscar trabajo, me tuve que comer mi tristeza por la muerte de mi
esposo y salir a ver que podía hacer… empecé en una casa lavando ropa pero me
pagaban muy mal, aunque me trataban bien, aunque no sabía limpiar como a ellos les
gustaba, no pude seguir porque necesitaban más dinero.162
Zenaida, como muchas mujeres que se contratan intentan “ser buena trabajadora” para
demostrarle a su empleadora que ella merece ser tratada como un elemento importante dentro
de la cadena de trabajo. La Colibrí intenta manejar a su favor los códigos de servidumbre que
existen en la relación con su empleadora.
[…] entonces, decidí comenzar a vender atol agrío y tamales afuera de la casa de mi
vecina que está en la carretera, ese trabajo me combino más porque así estaba cerca
162
Testimonio con Zenaida mayo- 2017.
199
de mis hijos. Con el tiempo también sacaba mis plantas a vender y ahí fue donde me
invitaron al tianguis que estaba en Ceiba y me acercaron al grupo.163
La búsqueda por la autogestión hace que Zenaida tenga más control de su tiempo y decisión
sobre él. Paso que ha generado un cambio en como ella encarna su vida cotidiana y a que le
proporciona más tiempo- como a organizarse políticamente con otras.
La historia de Rosy, otra vez nos muestra que cuando las mujeres se enfrentan a la ciudad
viven incertidumbre sobre el futuro de sus vidas, aunque a Rosy le fue “bien” porque recibió
buen trato, estas relaciones de dominación siempre tiene un ingrediente de violencia.
Las integrantes del colibrí han buscado diferentes estrategias económicas, las que más
les han favorecido son aquellas en donde son ellas sus propias “jefas”, porque disponen de
163
Testimonio con Zenaida mayo- 2017.
164
Conversación con Rosy, mayo del 2016.
200
sus tiempos. Reconocen que el trabajo de vendedora ambulante no es el ideal y a veces es
muy díficil por la incertidumbre que genera, dependen totalmente de si hay venta o no.
Aunque dicen que les ha ido bien en sus trabajos en casa, ellas no quieren que sus hijas vivan
el mismo destino. Encuentran que en la organización que han creado una posibilidad de evitar
ese fin.
Las mujeres del colibrí a partir de organizarse se han percatado de la importancia de su trabajo
de reproducción y han dialogando con sus parejas e hijos, hijas con el fin de que todas puedan
colaborar en esas actividades. En la actualidad aunque aún hay tensiones con sus cóyungues,
sobre todo, consideran que ha habido pequeñas transformaciones dentro del ámbito de su
hogar, que las hacen sentir con más libertad para poder seguir participando.
Aún así las mujeres no dejan de lado sus labores de cuidado y sus preocupaciones.
Además algunas veces salta el mandato de querer “ser buenas madres” y atender todo lo
relacionado con sus hijos e hijas.
Las hijas de las colibrís reconocen el cambio que sus madres han tenido desde que se
han juntado para organizarse. Pues la subjetividad de sus progenitoras se vuelve política.
Antes mi papá tomaba mucho y mandaba con gritos, pues no muy nos gustaba, cuando
se juntó con otros hombres en donde mi mamá iba empezaron las cosas a cambiar…
ella sale y se involucra en las actividades de sus compañeras y luego llega a la casa y
nos cuenta, así me animé yo a ir. Ahora que aprendemos a hacer cosas nuevas y salir
pues me da gusto. Me gustaría seguir aprendiendo ahí, porque ya fui a Puebla y yo no
había salido más que a San Cristóbal y aunque me dio miedo me gustó y aprendí
mucho. 166
El relato de la hija de Rosy cobra relevancia porque demuestra como las reflexiones que su
madre ha adquirido por su participación política va permeando los espacios más intímos. Es
evidente sobre todo el cambio de roles que ha habido en su casa a partir de que su mamá y
165
Entrevista con Lolita del colectivo Colibrí, septiembre 2017
166
Entrevista con una hija de una de las colibrís, agosto 2018
201
papá se comenzaron a organizar en el colectivo Colibrí que CEIBA impulsó. Su padre
participa más en las labores de la casa sobre todo cuando su mamá sale a talleres o visitas a
otras comunidades. Además, menciona Rosy que ahora ella puede entablar conversaciones
con su esposo sobre el destino de la tierra que adquirieron como unidad familiar; sobre todo
porque a ella le gustaría que sus hijas pudieran convertirse en herederas.
La transformación en la subjetividad de las mujeres que participan en el colectivo el
Colibrí también se da con las compañeras de las Margaritas del colectivo las Fases de la
Luna, que afirman que a partir de que incorporaron herramientas desde una mirada de género
que aprendieron en los talleres y las conversaciones con otras mujeres organizadas; ellas
pudieron hacer cambios en su propia vida, sobre todo en el ámbito más íntimo. Con estas
nuevas formas de hacer han logrado romper con relaciones que las menospreciaban. Los
cambios dicen son notorios:
Yo por ejemplo ahora logro ver cuando algo me molesta y ya no me da miedo decir
que no, poner mis límites, he aprendido que para que cambiemos al territorio es
importante la voz de las mujeres, ellas tienen fuerza pero no dicen su palabra por
miedo. Yo así tenía miedo y me daba coraje que no podía decir, pero ahora quiero
que más mujeres puedan hacerlo.167
La palabra de las mujeres organizadas en Margaritas es trascendental en cuanto que ellas han
decidido hacer grietas para transformar las violencias en los ámbitos que habitan
cotidianamente. Como bien señalé en el capítulo anterior los colectivos de mujeres
organizadas que convocan las organizaciones de la sociedad civil CEIBA y MUTRAM,
traían ya un experiencia previa con otras-os actores; No obstante, decidieron organizarse con
estas organizaciones porque dice: “No imponen lo que hay que hacer”;168 es decir, las mujeres
organizadas creen que adquieren herramientas que les permite tomar decisiones con respecto
a sus vida, y además se sienten en libertad de elegir su camino.
167
Entrevista con Ema de Fases de la Luna, septiembre de 2018.
168
Diálogo con Ana Isabel en octubre del 2017
202
de cada actividad. Ese trabajo lo realiza como parte de su acompañamiento a los catequistas
de la región. Con ellos, intenta abordar temas de educación popular, defensa del territorio y
violencia contra las mujeres. Actualmente funge como coordinadora de las y lso catequistas
en la parroquía de Margaritas.
Ema trabaja de lunes a viernes como auxiliar de contabilidad, por las tardes, a ella le
gustaría ser tallerista de tiempo completo, participa desde hace más de una década en la
parroquia de Margaritas dando sesiones de catequismo y hablando con jóvenes sobre el
contexto político en México y la situación de la juventud. Además está vinculada a
organizaciones de base que trabajan el derecho al territorio y desde que conoció a Aidé y
Toño de CEIBA, por la relación estrecha que los actores tienen con el padre Chuy. Se ha
involucrado en la reflexión sobre las vidas de las personas y específicamente de las mujeres
conformando el colectivo las Fases de la Luna que da acompañamiento a mujeres que
violencias en contextos comunitarios. Ella dedica parte de su vida a la militancia política y
por ello también ha postergado su maternidad, pues en la actualidad su mayor pasión es ser
educadora popular.
Ema, se ha dedicado a acompañar grupos desde hace más de 10 años, ella trabajó en
una organización de mujeres en Margaritas, pero salió de ella, por desacuerdos con la lideresa
que llevaba la organización. Mucho tiempo, puso un alto a su proyecto de acompañamiento
por el dolor que le causó la ruptura con esa colectividad; después, la invitaron a formar parte
de los catequistas y fue así que llegó a formar parte del proceso de formación de la Iglesia
católica. En poco tiempo la implicaron no sólo como catequisita sino como parte del equipo
de formación de las Comunidades Eclesiáles de Base (CEB´S) de la región.
Yo antes iba y hacía los talleres yo sola, pero pues es bien cansando porque era con
jóvenes y luego cuando me pusieron en la coordinación me tocaba con todos los
coordinadores, no tenía descanso. No me gustaba, cuando llegué acá a los talleres con
CEIBA pues me gustó mucho que conocí más compañeras y además me dio la idea
de juntarme con más compañeras de Margaritas para que hicieramos juntas las cosas.
203
[…] comencé invitando al Paco para que me acompañará allá a la Ceiba, empezamos
hablando de educación y otras cosas, allá se encontró con más hombres que estaban
hablando de ellos, se quedó, ya va poco a poco haciéndose más conciente, así empecé
a invitar a más mujeres y hombres, las mujeres son más fácil, dicen rápido que sí, los
hombres a veces ni caso hacen…169
El testimonio que nos presenta Ema del colectivo las “Fases de la luna”, cobra relevancia
cuando reflexionámos sobre la presencia de las mujeres en espacios comunitarios. ¿Cómo las
mujeres en tramas comunitarias logran abrirse paso y espacios para su participación? Ema
nos da pistas, una vez que inició su reflexión en torno a la colectividad, se dio cuenta que era
importante en contextos mixtos y comunitarios crear redes con otras mujeres y por ella hoy
en día las invita, además hace articulaciones con hombres para que cuando se participe en
temas “delicados” como la violencia hacia las mujeres tenga mayor respaldo. Estas
estrategias son importantes cuando las mujeres quieren tener voz y una presencia activa en
la toma de decisiones.
Cuesta mucho en la asamblea, a veces dicen que nos tratan igual que a los hombres,
pero yo digo que me cobren 50 pesos por no ir, no es que me traten igual, es que no
se ve que nosotras nos cuesta más ir, que nuestros problemas son distintos en la
comunidad. La otra vez que hubo el problema del trasnporte en la comunidad, de que
si entraba o no, nosotras decíamos sí que entre, nos da más tranquilidad que nuestros
hijos vayan en combi a que caminen de noche, siempre quedamos con pendientes, eso
no se vio, lo que se fijaron era en quien iba a tener el negocio de las combis. […] falta
la conciencia. 170
Las mujeres del colibrí suelen ir a las amableas comunitarias a dar su palabra pero tal y como
mencionan es complicado aún que su voz sea tomada en cuenta aún cuando son respaldadas
169
Entrevista con Ema del colectivo Fases de la Luna, Enero 2017.
170
Entrevista con Lolita de las Colibrís, septiembre 2017
204
por los hombres de su familia. Lo cierto, es que más mujeres ven que ellas están dándo su
palabra, y eso ánima a más mujeres a hablar, y algunas otras desean juntarse con ellas en el
colectivo, aunque en la actualidad sólo una se ha sumado. Una de las tácticas que han iniciado
desde el 2017 es realizar una investigación sobre su por qué se contaminó el río de su
comunidad. Las mujeres del colectivo el colibrí se han comprometido con el esfuerzo
intelectual y político de elaborar sus propios puntos de vista como mujeres dentro de sus
culturas. Lo cual las posiciona en un lugar distinto dentro de la comunidad y consideran que
esta tarea podrá traérles frutos de reconocimiento para que su voz sea escuchada en espacios
asamblearios mixtos.
Muchas teorías feministas se han preguntado cómo las mujeres logran resistir al orden
masculino dominante, subvirtiendo los significados hegemónicos de las prácticas culturales
y reutilizándolos para sus propios fines e intereses. Cabe la pregunta de si ¿la agencia de
ciertas mujeres puede modificar el habitus, cuando se vive en el mismo sistema de opresión
construido y habitado? Considero que Bourdieu (1999) y Giddens (1997) concuerdan en algo
clave en donde la mirada feminista puede intervenir, la agencia jamás se separa de la
estructura; se mezcla e interpela. Existe una tensión permanente. Por tanto, si una comienza
a modificarse la otra también. Esta misma insinuación es planteada por Butler (1999) cuando
argumenta la teoría de la performatividad a la categoría género. La pensadora feminista
sugiere que en cada estructura de normas existe la repetición y reiteración (en su caso el
género no es una esencia estática sino movible) y también la posibilidad de deshacerse de
estas normas en tanto que la reiteración es falible, puede ser reinterpretada y recreada con
fines distintos a su consolidación. Por tanto, sugiere:
Para el análisis de Butler sobre si existe o no posibilidad de agrietar las estructuras existen
dos movimientos simultáneos, uno que Butler localiza en la resistencia a las normas dentro
de la estructura del poder en sí y no en la conciencia de un individuo autónomo. Dos, el acto
de resistencia es el ejemplo paradigmático de la agencia social (Butler: 1999:18) Si bien,
aclara que no toda resistencia es oponente al poder, plantea que la resistencia se da siempre
205
para la transformación social.
Mahmood (2012: 184-188), por su parte al estudiar a mujeres de las mezquitas
egipcias en sociedades no occidentales conceptualiza el acto de agencia no sólo como
oponente al poder con fines de transformación, sino también con el propósito de continuidad,
estasis o estabilidad o para preservar acciones y parámetros que una sociedad ha marcado
como impuestas.
Los argumentos de Mahmood permiten comprender que la agencia social no puede
tener un solo referente de medida- la transformación, sino que cada cambio debe de mirarse
con sus redes, formas y culturas. Este giro plantea una categoría de resistencia más flexible
que no sólo se manifiesta con el fin de modificar un uso, costumbre o relación de poder; sino
para permanecer en ella desde un lugar distinto. Esta forma de comprender la resistencia
abona de una manera más justa a la interpretación de las estrategias de reproducción que
utilizan las mujeres organizadas en las dos experiencias que presenté.
Desde una mirada feminista del sur es importante traer el argumento de Mahmood que
afirma:
207
CAPÍTULO V. TRASBAMBALINAS DE LA
LUCHA: ENTRE LAS VIOLENCIAS Y LA
DEFENSA DE LOS CUERPOS- TERRITORIOS
El presente capítulo desarrolla la tercera tesis explicativa. 171 Primero, expongo
testimonios que las mujeres expusieron para nombrar las violencias que viven. Después
muestro las estrategias que las mujeres utilizan para contrarestar las violencias dentro y fuera
de sus comunidades. En las estrategias enunciadas, la analogía de reciprocidad (Beuchot,
1989) entre el territorio y el cuerpo femenino recuperado cobra sentido.
Una singularidad en este capítulo fue que combiné la observación participante con
dos herramientas de la cartografía social y de la geografía feminista decolonial. Los mapas
parlantes técnica cartográfica que utilicé con tres mujeres de ambos contextos (México y
Ecuador) y los mapeos cuerpos-territorios (Colectivo Miradas Críticas del Territorio, 2017).
Al inicio presento una discusión sobre los argumentos que se han utilizado cuando se
estudia la violencia en contextos indígenas y comunitarios.
En el Centro-sur de la Amazonía ecuatoriana retrato los lugares de violencia que las
mujeres organizadas habitan. En un segundo acápite analizo las estrategias y expongo las
analogías que las mujeres muestran de sus cuerpos y territorios.
En el apartado de la Meseta comiteca de Chiapas describo los lugares de violencia
que las mujeres transitan. Después se enfatiza en las estrategias de vida que construyen a
partir de estar organizadas. Las estrategias organizadas se obtuvieron a través de aplicar la
metodología del Cuerpo-Territorio. En los dibujos describo y analizo las analogías entre los
cuerpos y los territorios.
171
Una vez fortalecida la lucha protagonizada por las mujeres organizadas por la defensa de los territorios, se
visibilizan las estrategias que las mujeres construyen para confrontar el despojo en sus vidas, cuerpos y
territorios. El territorio aparece como un anagolodon- [analogía] (Beuchot, 1989) del cuerpo femenino
recuperado.
208
1.- Las violencias en contextos comunitarios en Abya Yala
Existe un denominador común en las luchas indígenas de Abya Yala, el género, puesto
que juega un papel clave dentro de los movimientos sociales tanto a nivel simbólico y a nivel
de relaciones sociales en la vida cotidiana y comunitaria.
Reconozco que hay autoras como Hernández Castillo y Canessa (2012) que
argumentan que la violencia cambia de acuerdo al contexto comunitario que se habita, por
ejemplo, las autoras afirman que el patrón de violencia que encontraron en la región
mesoamericana se parece más a las formas mediterráneas que a las regiones andinas
(Hernández Castillo, Canessa 2012: 18-21). No obstante, difiero con su premisa pues
sostengo que las violencias hacia las mujeres organizadas por la defensa del territorio que se
visibilizan en los contextos que investigué, son similares en cuanto a que tienen un punto de
partida común; las violencias se expanden, encrudecen e incrementan cuando las mujeres
realizan rupturas en sus vidas cotidianas por estar organizadas en la lucha política, pues la
representación del imaginario colectivo de lo que “debe ser las mujeres indígenas” en
contextos comunitarios se trastoca. Hecho que implica que los hombres y mujeres de su
comunidad cuestionen estas “nuevas” formas de ser mujer indígena que vive en tramas
comunitarias. Por un lado, provoca que la violencia hacia ellas se incremente. Por otro, que
al visibilizarse permita que se encare para transformarla de acuerdo a la fuerza organizativa
que cada experiencia acarrea.
Hablar de violencia hacia las mujeres en contextos comunitarios no es nuevo, pero
sigue siendo un tema sensible. Uno de los problemas más grandes que me enfrento al hablar
de violencia hacia las mujeres en contextos comunitarios es el tratamiento que el pensamiento
feminista de corte liberal ha realizado con el tema, porque polarizó los derechos individuales
de las mujeres versus los derechos colectivos de los pueblos a los cuales ellas pertenecen.
El problema se complejizó cuando parte de las personas que han abordado el tema de
violencia hacia las mujeres indígenas desde una perspectiva del feminismo liberal “[...
hicieron alianzas con los sectores liberales anti-autonómicos para advertir los peligros que
representaría para las mujeres indígenas el reconocimiento de los derechos colectivos” ;
(Hernández y Canessa 2012:25). Aunado a ello hubieron académicos que nunca habían
escrito una línea contra la violencia de las mujeres indígenas y usaron frases de escritoras
feministas descontextualizando el tema para hablar contra los pueblos originarios (Ibíd:
209
2012). Lo cual ha obligado a repensar la forma en que se aborda el tema de violencia contra
las mujeres en contextos indígenas y comunitarios.
Es impresicindible señalar que cuando se aborda como los pueblos originarios viven
o ejercen la violencia surgen por parte de académicos-as mestizos/criollos de sectores tanto
conservadores como progresistas, discursos coloniales donde representan a los pueblos
indígenas como un ente menor, o en un papel de víctima perpetúa que necesita ayuda, que
no sabe como actúar o que la culpa de los problemas se contesta sólo por la colonización que
sufrimos como pueblos, anulando la idea de que antes de la invasión de Abya Yala, no existió
violencia contra las mujeres. Retomo que si bien es punto de partida fundamental hablar
sobre lo colonial dentro de la violencia hacia las mujeres pues da sentido y forma a las
relaciones actuales de poder y las violencias. Cuestiono los argumentos que intentan
visibilizar a los pueblos indígenas como seres que no ejercen violencia contra nada, pues esta
mirada, resta importancia a las luchas de las mujeres y quita agencia a los propios pueblos
para resolverla, e invisibiliza el hecho de que la violencia se encrudece cuando existen
acciones externas que imposibilitan su buen vivir.
Las premisas del no hablar de las violencias que ejercen los pueblos organizados hacia
las mujeres es porque como afirma Rivera Cusicanqui (2008), la colonialidad le robó a los
pueblos indígenas la normalidad; es decir, ahora sus acciones solo se entienden a partir de la
gramática occidental de bueno o malo.
Ha sido gracias al argumento situado y encarnado de las voces de las mujeres
indígenas feministas mayas (Tzul: 2018, Cumes: 2014, Cabnal: 2012) que se ha agrietado la
forma de comprender la violencia de las mujeres en contextos comunitarios. Cumes172 afirma
que con lo colonial se ha heredado el sentido capitalista de dominación, despojo y esas formas
se introyectaron (introyectan) a toda la vida comunitaria que trastocó las formas y ejercicio
de las violencias. Que si bien antes de la colonización existía violencia con la llegada de la
colonización se agudizó e incrementó hacia lo femenino pues se impusó una visión totalitaria
androcentrista y patriarcal. Con la colonización llegó el aire capitalista que necesitó del
patriarcado para someter a las mujeres (Federici,2004), desde las posturas del feminismo
comunitario a este fenómeno le llaman entroque patriarcal (Cabnal, 2012) y (Paredes, 2012).
El cerco se ha roto y ahora la violencia contra las mujeres en contextos comunitarios
es un tema fundamental para abordar la transformación social; sin duda, quienes han logrado
172
Conversatorio sobre la violencia colonial, impartidoen la sede de la organización chiapaneca Kinal Antsetik,
el 23 de enero del 2019.
210
agrietar el muro han sido las propias mujeres organizadas de los pueblos indígenas puesto
que han dado su palabra en diversos espacios para evidenciar la violencia que viven
trasbambalinas de sus comunidades, pero también han alzado su voz para mostrar las
estrategias de transformación que usan para erradicar la violencia de manera comunitaria.
Entonces, la lucha por la defensa del territorio potencia también la lucha por la no violencia
contra las mujeres organizadas en territorios indígenas y comunitarios.
211
Foto VIII. El río Curaray. Autoría propia
El río
Te traje al río porque aquí me gusta venir, aquí me siento a lavar una vez por semana,
vengo por las mañanas cuando no hay nadie para contarle al río a veces mis penas y
mis tristezas. Este lugar me gusta me trae nuevos aires y el río me da consejo de que
hacer. Mi tristeza no viene sola viene de adentro. Yo es que tengo un problema que
todavía recuerdo, yo quiero mucho a mi papá pero pues también era duro conmigo, a
veces me trataba mal y me pegaba, cuando me dijo que si me casaba dije que sí porque
quería salir de mi casa, ahora también les extraño, como que de ahí me gusta los
hombres fuertes, el Raúl es bueno conmigo pero pues a veces se enoja mucho, y me
dice cosas que yo guardo en mi corazón y sueño. El dice que está bueno que yo
participe en donde las mujeres ahí con sus hermanas, pero cuando voy siempre le pasa
algo a mis hijos, que llora una, que se cae la otra y tengo yo la culpa, me regaña y me
da pena y mi corazón se pone triste, cuando regreso a la casa tengo más trabajo de
por si yo hago casi todo, la comida y lo demás. Voy un rato a ver que dicen donde las
mujeres pero veo díficil ir más porque no puedo dejar de hacer lo que estoy haciendo.
Además yo me encargo de ver a su mamá y su papá. También de ahí vienen mis
tristezas, porque yo casi no voy a ver mi papá pues para ir se gasta gasolina porque
vamos por el río y no tengo dinero mío, y siempre Raúl me dice: ¿Con qué vamos a
comprar gasolina? Dice que toda la gasolina que tiene es solo para la caza. Aunque
cuando su hermana le dice de ir a un lado siempre va, como que no quiere que vaya
a ver a mi papá. Pero si vamos a ver que a su tío o su familia. Yo si quiero ir pero
pues de donde saco el dinero. Poco salgo de aquí, me canso, a veces pienso que ganas
de ir a la ciudad para también ver más, distraerme, por eso vengo al río que es un
lugar que me gusta, ahora estás tú pero al río le cuento mi tristeza que guardo para
que se la lleve (Junio de 2017, Lorocachi).
Lavamos la ropa que había en el bote por más de tres horas, levantamos la ropa, la subimos
y regresamos a la casa de Marcela donde continúo con su quehaceres de su vida cotidiana.
212
La cancha de futbol
Dos días después me la encontré en la cancha de futbol y me llamó, para que caminará
con ella. Para caminar la cancha tuve que rodear a las y los jóvenes de la comunidad porque
en las tardes se concentran en ese lugar, pues es uno de los pocos lugares donde la señal de
celular llega. Mariana me dijo que la cancha le gusta mucho, porque aquí se da inicio a la
fiesta anual de la fundación de la comunidad y es una de las épocas del año en donde ella
toma un papel importante tanto en su ayllu como en las tramas comunitarias.
Aquí arranca la fiesta, ya lo verás. Aquí decidimos quien va a arrancar hace la vasijas.
Yo soy muy buena haciéndolas y me eligen a mí. Eso me pone contenta, se hacer
sirenas y también unos peces y las mucawas son las mejores que me salen y es donde
más se toma chicha. Me gusta mucho este lugar cuando pasa la fiesta salgo primero
siempre elegida para hacer la cerámica y la chicha la sé hacer bien.
Aquí se baila y se ve como todos estamos juntos no hay problema de esos que luego
traen con los anuncios de si dejamos que pase la petrolera o no, en ese momento
estamos contentos, además es bonito aprender a ver como pintan sus mucawas otras
mujeres, yo si me fijo como lo hacen pues se ve como pintan y a veces le hago similar.
Aquí pasamos bien, es momento de olvidar los problemas y de festejar la vida. Ya
luego viene cuando bailamos a mí me gusta. El Raúl así me gusta porque sabe que
bailo bien y le gusta que participe en la fiesta (Junio de 2017, Lorocachi).
Foto IX. Inicio de fiesta en Lorocachi, hombres y mujeres bailando. Autoría. Andrea Zambrano
213
posibilidad de ser el próximo ayllu anfitrión, porque le daría un papel primordial en la
comunidad.
Me gusta la llegada de la fiesta es mucha preparación para que salga bien, tenemos
mucho trabajo pero también es una forma de hacer otras cosas y de pensar bien que
vamos a hacer y saberse bien con la comunidad. Vienen de todo el Kawsak Sacha
pues se les invita, pues aquí es comunidad fundadora [Lorocachi] pues es importante
que se vea que estamos contentos y juntos. Lo malo es que está entrando más trago
del de afuera y a veces los hombres se ponen necios con eso y toman mucho. Yo si
he visto como se pone diferente las personas con el trago pues pegan a las mujeres y
son groseros, es el alcohol pero como que a veces mismo se aprovechan por lo que
tenían guardado. Pues yo si he visto mcuha agresión es el dinero, y el trago aunque
también de por si no escuchan la palabra de las mujeres les cuesta todavía, eso si nos
falta (Junio de 2017, Lorocachi).
La chacra
Los días siguientes fuimos a cortar yucas, yo iba a ir a la chacra de Carola pero pedí
también ir con Marcela pues en una de las conversaciones me había dicho que le gustaba
mucho ese espacio. Después de ir con Carola hicimos una parada y me fui a la canoa de
Marcela para ir a la chacra de Ernestina suegra de Marcela donde ella cultiva pues aún no
tiene una chacra propia.
Foto X. Rumbo a la chacra de Carmela Dahua, Gloria, Susana, Carmela y Tania. Autoría Andrea
Zambrano
Este lugar me gusta mucho me hace bien venir, aquí es el lugar donde una demuestra
lo sabe, aquí traigo a mis hijas para enseñarles lo que me enseñó mi mamá y lo que
yo aprendí con mis tías y mis primas, quiero que mi hija sepa como lo hago yo y que
ella también le enseñe a su hija. Lo que pasa es que como esta chacra la comparto con
ella (señaló a su suegra) me quiere imponer su forma de hacer chacra y eso no me
gusta pues cada cual debe tener su forma, a veces para no tener problemas le hago
214
como ella dice pero pues yo hago a mi modo porque es parte de lo que yo soy. Pero
aquí me siento como que bien porque siento que es parte de lo que soy. Me gustaría
tener mi propia chacra pero pues no se puede todavía ese es mi gran problema con
Raúl porque dice que no porque quien ayuda a su mamá pero pues ya es tiempo de
hacer lo nuestro y que yo le pueda dar a mis hijas lo que sé. Ese es un gran problema
entre nosotros cada uno tiene su manera muy distinta de pensar (Junio de 2017,
Lorocachi).
Salimos de la chacra y nos dirigimos al río, recorrimos el Curaray, al final del día regresamos
a casa de sus suegros donde cortamos yucas para preparar la comida. Curiosamente la casa
fue el lugar donde más estuvimos y nunca me habló de él como un territorio que le causará
alegría pero tampoco sufrimiento, comprendo que al final es el espacio que habita
cotidinamente y que está lleno de contradicciones.
...Yo recién el año pasado fui a ver donde mi comadre Mercedes que me decían que
su río estaba feo contaminado por el petróleo, vive allá por Coca a mi no me gusta
salir mucho, pero me animé porque mi hija está participando con las mujeres y me
dijo que fuéramos, si era cierto, está negro se mira nomasito, huele feo, y ya no se ven
pescados buenos. Imagínate, aquí nosotras pescamos para comer, de aquí tomamos
agua y agarramos para bañarnos, limpiarnos, y para cocinar, sin agua que
hacemos..eso es para matar gente...
215
Foto XI. El río contaminado de Lago Agrío. Autoría Propia.
... Por eso, cuando vinieron las mujeres del Yakuchaski warmikuna173 si es cierto lo
que dicen de que no hay que dejar entrar el petróleo, si tienes razón sus palabras
porque sin el río nosotras nos morimos y nosotros no solo, se muere la misma
amazonía con todo lo que hay ahorita, porque está lo que ves pero también lo que uno
no se ve, pero se sabe que existe. El problema es que si las mujeres dicen no dentro
de las propias familias hay enojo pues, porque los hijos, o los esposos si quieren
porque va a dejar plata... (Relato con Catalina en mayo del 2017).
La escuela
Un par de días después íbamos rumbo a la chacra y Cata me llevó por una vereda a conocer
la escuela.
Recién la pusieron, no tendrá ni 10 años, yo no fui nunca a la escuela, a las mujeres
nos decían para qué si una no nació para eso. Yo no sé leer ni escribir, si me que haya
escuela porque los niños se entretienen; aunque a mis nietos nos les gusta llegar, dicen
que está feo y que ponen tarea, uno hasta llora y dice que se enferma, yo digo que
vaya quien quiera. Pero miro que está bien, que se aprenda, pero yo no fui.
La construímos entre todos porque si queríamos que hubiera aunque fuera un poco de
estudio así ya no nos engañan, darle a nuestros hijos algo. Los maestros si vienene y
les gusta viven ya aquí ya no se fue, el maestro ese ya nunca regresó a su casa, dicen
que si tenía esposa, pero se quedó...
173
En el año 2016 se realizó un recorrido por río que se le llamó Yakuchaski warmikuna. Este recorrido fue
financiado y organizado por la organización quiteña Acción Ecológica, donde convocaron a mujeres
organizadas de la Sierra y la Amazonía para advertir de los peligros que trae consigo la explotación petrolera.
216
...Lo cierto es que mi nieto más grande si salió bueno para las letras y ya se fue a
estudiar al Puyo porque aquí solo hay un poco de estudio luego hay que salir, lo malo
es que no todos pueden salir, yo veo que mi nieto sabe bastante, y eso está bien. Habla
mucho en las asambleas y todavía no deja al pueblo, va y regresa... aunque él si quiere
que entre el petróleo, la escuela si está bueno por las letras, pero también está malo
porque te cambia como miras las cosas, no es lo mismo (Junio 2017, Jatun Playa)
Foto XII. La escuela en la comunidad de Jatun Playa. Mujeres amazónicas jugando futbol. Autoría Propia.
... Como le dije Tanita, a mi acá afuera me ha costado mucho vivir bien, primero por
lo que me pasó de mi engaño. La primera vez que salí como ya le dije me fue mal.
Yo cuando llegué a la ciudad, que me encontré con ese hombre y me embaracé y pues
la verdad de eso me cambió mucho mi pensamiento, yo venía muy joven y no sabía
como era de duro, me moría de pena (tristeza) (Testimonio mayo, Puyo 2017).
…ahora entiendo que en la ciudad sin plata no se vive, para todo una necesita la plata,
por eso tengo que trabajar, porque aquí es donde paso tiempo y mi esposo Tanita paga
217
el cuarto pero no nos alcanza para todo. No agarro un trabajo de diario por esto de la
dirigencia que voy aquí, veo acá, así… entonces solo cuando puedo hablo con las
señoras que conozco para que me den trabajo y hago su limpieza (Testimonio mayo,
Puyo 2017).
El mercado
... Aquí uno viene y compra cosas, yo antes eso quería hacer traerme cosas de adentro
y venderlo aquí, pero pues no es tán fácil, no dejan así no más, hay que pagar, y es
mucho trabajo, luego no se vende... esa fue una de mis ideas que propusé en la
organización para hacer pero me pusieron mucho problema y desconfianza.
A mi me gusta más esta parte de acá- señalando la parte del fondo, yo vengo y me
compro mis cosas, es más barato, además también siempre sale alguien de la
comunidad, entocnes, puedo enterarme bien de las cosas que pasan adentro, o me
menadan algo mi mamá y me lo traen, si no he ido.
A veces mi hermano trae sus canastas, sus yucas y aquí también puedo mandarle a mi
mamá la guayasa, porque ve como tomamos diario, pero no muy se da, antes si parece
pero ahora la compramos y cuando también me sobra pues le mando sus velas y sal.
Mi hermana Carola me manda recados para que le mandé que una sal o arroz o que
le de a su hijo algo de la ciudad, él vive acá, a veces también me cuenta un problema
de nuestra familia, así es como que estoy conectada con mi familia, el mercado está
bueno para mí es como que un pedazito de mi casa. (Relato de Gloria durante mayo
2017).
La oficina
Un punto de encuentro entre Gloria y yo solía ser la oficina. En el tercer piso de un
edificio en el centro de Puyo se encuentran las oficinas de la organización Kawsa Sacha, es
compartida por la organización de la nacionalidad Sapara; es utilizada regularmente por los
lideres masculinos cuando salen de las comunidades amazónicas. Gloria es la encargada de
mantener limpia y ciudada la oficina. Ella la manitiene abierta cuando puede pues pocas
218
veces va, su tiempo es para realizar recados: Ir a visitar a las otras lideresas para invitarlas a
reunión o marcha, hablar con compañeros, solicitar permisos al municipio para una marcha,
y además, asaba mucho tiempo resolviendo los rumores de su actuación como lideresa del
Kawsa Sachata Jarkak Wuarmikuna.
Los utencilios que se resguardan en la oficina son de la organización Kawsa sacha
pero las utilizan los hombres que viven en Puyo y hacen reuniones con otros hombres que
salen .
Este lugar (la oficina) me gusta mucho porque lo defendimos las mujeres, nosotras
les salvamos sus cosas a los hombres que se las sacaron de otro lado porque quedaron
debiendo, dan diciendo que alguien se llevo el dinero, no sé la verdad, lo que sí es
que fue porque lo del sociobosque se atrasó; se rento oficina y como no hubo para
pagar, entonces, ya se salían y que no le daban sus cosas, así... pues encorajunadas
estábamos, pero pues lo pidieron a la asamblea y decidimos que si salvar nuestras
cosas, yo ni sé usarlas, pero si están buenas las mesas, pero pueden servir para algo,
y así están las cosas aquí (Relato con Gloria en la ciudad de Puyo, mayo 2017).
Gloria se siente cómoda yendo a la oficina, aunque le genera una carga de trabajo extra, pero
siente que con su presencia en ese espacio gana importancia su liderazgo; No obstante, su
figura en la oficina genera malestar en ciertos hombres lideres, que siempre le cuestionan su
estar ahí; le impiden el uso de los materiales de la oficina, porque consideran que ella, como
mujer, no sabe utilizarlos. Su estar ahí interpela las costumbres, tradiciones y habitus, etc;
pero también crea capacidades de acción para ir agrietando la subordianción existente en el
espacio.
Si extraño a mi esposo porque era bueno, nunca nos mal hablamos, ni maltratamos,
pero si tomaba mucho y eso siempre empezó a hacer un problema. Yo si le decía y
me escuchaba pero como que no lo podía dejar, aquí en la casa no puso el mal
ejemplo, pero tomaba fuera y mira eso lo mató, pues...
Él nunca me dijo que no saliera a participar pero no me daban ganas pues había más
trabajo en la casa, con él aquí había que hacer comida, tener un horario de hacer cosas
y mis hijos más chiquitos pues no era nada fácil. Ahora ya con mis hijos más grande
pues ellas me ayudan y cada una hace algo en la casa y también mi hijito él le digo
que le toca el baño, o barrer, entre sus hermanas y yo le ponemos hacer algo. Yo he
aprendido que así debe ser. Ahora tengo que trabajar más pues los gastos son mayores
pero mis hijas trabajan y colaboran con sus gastos…
[…] pero ya acomodo mis tiempos y puedo participar y pues ves hasta ahora que
fuimos al encuentro de mujeres era la primera vez que me iba de mi casa tantos días
y dejaba solas a mis hijas y me daba miedo, quería encargarlas como chiquitas, pero
luego si estuvieron bien. Estuve contenta, porque me di cuenta que si podía estar bien
salir, dejar mi casa. (Agosto, 2017, San Jose Jocnajab)
El terreno de mi esposo
Cada miércoles regresábamos por el mismo camino, cuando veníamos de las ventas
de flores de la central de abasto de Comitán. Siguiendo el ejercicio del mapa parlante,
Zenaida me solicitó que nos bajáramos cuadras antes de su casa y me llevó a ver unos terrenos
que están con mallas metálicas alrededor.
220
FotoXIII. El terreno de Zara que está en disputa. Autoría propia.
Pues este es uno de los lugares que menos me gusta, me da como que enojo todavía,
este terreno lo compró mi esposo antes de morir. Yo fui de las que le dijo de ahorrar
y comprarlo porque sería para mis hijas, o para una urgencia que se ofreciera. Lo
compramos con mucho esfuerzo, él no quería, me costó, me decía que para que, yo la
verdad que sentía que era importante que tuviéramos algo extra para cualquier
emergencia. La cosa fue que al final si bien que lo convencí, aunque costó mucho.
...Ahí comencé con la venta de tamales para apoyarlo, también fue de mi paga que se
compró el terreno, entonces verlo y venir me gusta, la cosa pasó después de que mi
marido se fue pues la familia de él lo comenzó a ver (el terreno) y que era de su interés
y que yo para que tanto terreno, que si no lo uso, no me dijeron directamente nada
pero siento feo como amenaza de si sé o no hacer algo con el terreno.
...Yo cuando llegué aquí a esta comunidad fue por mi esposo pues, porque me casé.
Mi familia es de Concepción Jocnajab y ahí vive mi mamá, mi papá y algunos de mis
hermanos, aquí en San José está la familia de mi esposo. Yo siempre me he sentido
bien y aceptada aquí, está es mi casa, nunca me quise ir cuando se murió mi esposo,
me quise quedar porque aquí tenía a mis hijas ya crecidas y aunque mi hijo estaba
chiquito dije, pues ya aquí está la casa, me siento parte de aquí, de San José, aunque
sé que nací en otra comunidad. Nunca he pensado que no soy de aquí, pero cuando
comenzó lo del terreno, y como que oír rumores pues sentí que si está es mi casa como
digo porque me siento así.
Ya lo enmallé (refiriéndose al terreno), ya lo quiero trabajar, pero es que no me da
para sembrar con tanto trabajo no alcanzo a hacer la siembra de mi tierrita de atrás, a
veces pago para que me ayuden, pero el tiempo no me alcanza. Además luego pensé
yo no tengo papeles de mi tierra, ni de mi casa, está a nombre de mi esposo todo. Yo
voy a la asamblea y me cobran como una más... Su familia no creo que me lo quité,
ni nada, pero siempre estoy con la duda (Agosto 2017, comunidad San José Jocnajab).
221
Entre las veces que ibamos y veníamos de vender flores y comida, Zara me contó
que aunque no estaba en su comunidad, la ciudad era un espacio que le daba miedo.
FotoXIV. El lugar de venta en la ciudad, donde asiste Zara a vender sus productos.
Parece mentira pero cuando uno es ignorante y no sabe, está uno tranquilo pero
cuando una se va enterando pues da más intranquilidad. Yo he pensado mucho a partir
de lo que hemos aprendido en los talleres, los encuentros, y le comento a la comadre
Margarita como me preocupa mis hijas. Como me da miedo saber que están en la
ciudad, antes no sabía eso de los feminicidios pero ahora que me he ido enterando
siempre estoy pensando en ellas y que podría pasarles algo y eso me angustia, aunque
sé que no estoy sola.
Es que cuando fuimos a ese encuentro con las zapatista ves que todas andábamos en
talleres y yo me metí a uno donde había una señora que traía un cartel en el pecho,
traía una lona en su pecho con la foto de una muchacha y quería saber quién era esa
muchacha y me enteré que era su hija y que llevaba pidiendo justicia, pues se la
desaparecieron. Y las autoridades no hacen nada, contó que una vez la llamaron para
decirle que habían encontrado sus huesos pero luego no eran de ella… imagínate no
saber qué pasó…
Terminó de contar la señora y todas las que estábamos ahí lloramos, y yo hasta me
agarré el pecho porque me dolió oír eso y me imaginé en sus zapatos y comprendí lo
que hablamos de la violencia contra las mujeres, en los talleres, me entró en mi cabeza
y corazón eso del femicidio […] pienso en mis hijas, en que salen y están en las calles
en la ciudad, en el transporte y entonces, como me dijiste que te dijera que lugares de
los que yo estoy o pienso me gustan y que otros no, la ciudad me da miedo por eso,
sus calles, su maldad. (Relato, realizado en agosto, 2017).
222
La parroquía
Los sábados comenzamos a visitar el centro de la comunidad, donde se ubica la
parroquía, porque Zara inició la venta de memelas (pequeñas tostadas con fríjol y guiso) y
atol agrío, una actividad más que le deja remuneración económica. Inició hace 10 meses y
menciona que le gusta porque en ese espacio encuentra mujeres para invitarlas a los talleres
que están organizando como colectivo.
... Me invitaron, una vecina, sabe que me dedico a vender tamales y también atol
agrio, saben pues que estoy organizada con las compañeras y me dijeron que si le
entraba. Al inicio no quería porque pues luego ese día son los talleres de nosotras
(refiréndose a las reuniones que tiene con el colectivo Colibrí) pero pues me animé
porque también ahí encuentro más gente y sale un poco de paga para lo que se ofrezca
y me gusta todos los lugares donde hay venta...
Esta venta la organizó el padre de la iglesia y como me dijo la compañera Emma que
hay que estar bien con todos para que luego nos abran puertas, pensé que este puede
ser un buen apoyo para nosotras como colis. Me gusta mucho venir aunque apenas
empecé conozco y me van preguntando pues, porque siempre me llevo un libro para
leer o las hojas que nos dejamos, y estoy ahí y me pregunta que [ques] pues ya les
explico. También me preguntan que como hacemos y les cuento lo que aprendo, ya
me andan diciendo que si les enseño o que yo lleve a vender lo que aprendemos, pues
yo todavía no digo nada porque tenemos que ponernos de acuerdo todas para ver que
hacemos con lo aprendido, ver como los compartiremos, tenemos que tomar palabra
juntas, pero ahí tengo más mujeres para invitar.
223
porque cuando una no va a vender, hay que avisar para que te suplan pero yo no muy
tengo quien me supla porque se vende poca comida. Entonces, ya quedé con una de
mis hijas de ir a vender cuando yo no pueda y ella no tenga trabajo. Así nos
repartimos el dinero... (Relato, Agosto 2017).
Foto XVI. El río vecino. En la foto están Rosy y María Elena, quienes comenzaron con la investigación
participativa para indagar la historia de contaminación de su río. Autoría Armando Rojas.
Lo primero que hicieron fue hablar del río; comenzaron a contarme parte de la vida de la
abuela de Margarita.
Yo si me acuerdo, no tiene mucho tiempo, mi abuela siempre nos traía era por aquí
dónde nos poníamos, había una gran piedra, unas servían para sentarnos, otras para
laver. Veníamos con mis primas de chiquillas, pero de muchacha también, era más o
menos por aquí (con un dedo señalaba el río donde ahora pasa una botella de plástico),
se juntaba aquí un pozito, de agua limpia y transparente que se veía, creo que hasta
pescadito había. Como chamaquitas veníamos que acompañar a lavar y si
ayudabámos pero más veníamos a mojarnos, o cuando crecimos para ver el
muchacho que nos gustaba...
224
… Este camino era más tranquilo que andar por la carretera, pues no había tanto
polvadero, entonces, aquí era un atajo, y se venía caminando y así se miraron...
también servía para hacerse novio (risas). (Testimonio de Margarita, agosto del 2017)
Ahora ya no se puede pasar, apesta pues, empezó hace más o menos 10 años, avientan
de todo por aquí, la verdad es que la otra vez aquí como ya nadie pasa, iban a robar a
una muchacha, gracias a dios que venía uno detras y le ayudó a la muchacha, pariente
de los Gómez, sino capaz la viola, no era tarde, era como las 6, pero como ya apesta
el río, ya no usamos este camino, está muy solo porque apesta el agua, sale mal olor.
[...] y pensar que antes tomábamos agua de aquí, nos mandaban a acarrear cuando no
teníamos el agua entubada en las casas, con las ollas de barro, bajábamos de nuestras
casas y traíamos el agua, nos mandaban de y tres o cuatro mujeres todas. Pero no sé
que empezó primero, la suciedad del río o el agua ya ni me acuerdo. Lo que sí sé es
que nadie dijo nada, no nos organizamos.
... Ahora que nos organizamos con las Colis, dijimos en la asamblea lo del río pero
solo las pocas mujeres que van como que si dijeron ah sí, pero a los demás no les
importó como si ellos ni tuvieran nada que ver con el río. (Testimonio de Lolita,
agosto de 2017)
Margarita mencionó que uno de los lugares que más le gustaban y se sentía segura era su
casa. Mientras tomabámos una café y mirábamos su patio grande con su hijo e hija
pequeños corriendo en él, Margarita me compartió:
Mi casa lugar es otro lugar que me gusta, porque hago cosas que me gustan me voy a
la milpa, me voy hacer toda la hortaliza, aquí estoy con mi esposo, veo a mis hijos
crecer, colaboramos mucho en la casa juntos. Mi suegro que vive a lado, nosotros le
echamos un ojo, pero como anda en la resistencia de los de la luz, también tiene su
conciencia y pues apoya mucho y se organiza y va y viene pues es activo y le entra a
todo lo que hacemos. No es carga, se cuida, se interesa, está en lo mismo que mi
familia. De hecho como te he dicho fueron ellos quienes me invitaron al colectivo el
colibrí, yo no quería, me da miedo que iba a decir, si según yo, no sabía decir nada.
Ahora quedé yo participando más, ellos ya no tanto, cambiamos mucho, yo también
porque yo era de esas que piensa que hay que hacerle todo al marido, cuidarlo, lavarle,
todo, pero pues él me decía compartamos, yo hasta sospeché porque quiere hacer
cosas, no entendía, después que comencé a participar pues me di cuenta.
... Yo entiendo a esas mujeres que cuando vamos a invitar dicen no podemos porque
a que hora, es cierto, a qué hora, si siempre tienes trabajo en la casa y luego salir pues
regresas y a trabajar porque si no tienes apoyo dentro es más trabajo, y así parece que
se te hace más carga y si es así, pero si estamos todos con el mismo pensamiento pues
ya la cosa es distinta... La otra vez que fuimos al encuentro de las mujeres y me metí
a ver lo de la señora con el cartel de su hija, esa que estaba buscando y escuchamos
una participación de otra que pidió su palabra y comentó que a las mujeres las matan
en su casa, ays… sentí feo pensé como en tu casa si ese lugar es el que ahí vives,
entonces, nada. (Testimonio de Margarita Septiembre de 2017).
225
El recorrido que he trazado narrando los espacios que las mujeres marcan como signos donde
ellas han sentido violencia o seguridad es crear un mapa o cartografía que refleja los lugares
en los que se muestran ciertas prácticas de las mujeres de una manera espacial determinada.
Los ejercicios implican señalar factores políticos, sociales y culturales que permiten
o prohíben la movilidad política y organizativas de las mujeres; es decir, es narrar los
mecanismos de poder que se encarnan en las mujeres y los territorios de acuerdo a ciertos
acontecimientos de despojo.
El ejercicio de los mapas parlantes que realicé con las mujeres permitió que ellas
fueron retratando una imagen del territorio, eligiendo un lugar del espacio vivido, lo narrarán
para crear su vivencia encontrando los motivos los porqué esos lugares las hacían sentir
seguras ó vulnerables.
Durante el ejercicio, se hizo evidente que el territorio es todo aquello que está en él
físicamente, pero no como contenedor pues vale en cuanto esas cosas de la llamada
naturaleza- río, tierra, tienen una relación dialéctica e intersubjetiva con las personas que ahí
habitan para transformarlas en espacios simbólicos y encarnados.
Los territorios encarnados se convierten en construcción social con la dialogicidad de
la práctica; un ejemplo claro, es la milpa y la chacra que contienen una relación entre la tierra,
el trabajo de las personas y lo saberes de las mujeres, que además de ser elementos
imprescindibles para la reproducción de la vida social.
Marcela hablaba de su vivencia en la chacra y como ella sentía apertura para generar
condiciones de posibilidad o en palabras de Raquel Gutiérrez (2004, 20017), despliegues
para que su saberes, conocimientos y parte de ella como mujer indígena amazónica fuera
trasmitido a sus generaciones venideras. Es a través de sus conocimientos con (hablo del
prepocisión con porque es la tierra la que le indica también su práctica) la tierra transmitirá
algo de ella. La tensión del espacio de la chacra es en relación al acceso a ella, Marcela no
es la dueña de la chacra, sino su suegra quien la condiciona por su lazo matrimonial y
comunitario a compartir ese espacio con ella y a través de la chacra que pertenece al ayllu,
hasta que su familia decida formar uno nuevo.
El territorio existe cuando la intersubjetividad en él se da, no solo entre humanas-os
sino entre todo lo que en él habita. Por ejemplo, Marcela, eligió como espacio de refugio el
lugar donde lava, ahí un elemento cobró relevancia: el río. Ella va a contarle al río sus
tristezas y alegrías y éste se las lleva y las guarda; el río actúa como agente de transformación
en su vida.
226
El río vuelve hacer un representante importante en Margarita, pues es en el río
sociabilizaban la vida sus abuelas, sus madres y ellas, porque ahí lavaban yse juntaban, antes
de que éste fuera contaminado. La ausencia de esas relaciones entre mujeres que se daban en
el río fue lo que más marcaron en el relato. Su percepción del río se trastocó cuando de ser
un espacio de socialidad y seguro se convirtió en uno inseguro…“Ahora ya no se puede pasar,
apesta pues…, avientan de todo por aquí, la verdad es que la otra vez aquí como ya nadie
pasa, iban a robar a una muchacha”. Con el relato que mostré, comprendo que el agua es
producto y productora de relaciones sociales. Esta condición del agua retoma la clásica idea
de Lefèbvre del espacio como producto y producción (2013), que permite llevarnos al
reconocimiento de las relaciones de poder que están detrás de los proceso de producción que
terminan afectando a ciertas comunidades.
Cata, también mostró al río como elemento fundamental de su estar en el territorio.
El territorio no es igual al agua es inseparable de él según las construcciones de las mujeres.
Panez (2017) llamaría a esta comprensión agua-territorio propuesta epsitémica que significa
vincular procesos de territorialización y la comprensión de la multi-escalaridad entre agua y
poder .
En los relatos expuestos, la ciudad es un territorio que encarna experiencias
significativas y ha marcado a las mujeres en su condición de género, pero también de raza,
clase y edad. Cuando las mujeres indígenas (Gloria y Zenaida) narraron sus experiencias en
la ciudad, nombran el miedo como principal sentimiento del espacio por su condición de
mujer, porque identifican que sus cuerpos feminizados y racializados y el de sus hijas son
objetivo central de la violencia feminicida colonial que recorre como fantasma las ciudades.
En sus relatos también se encuentra un componente de discriminación racial. Gloria alude al
sentirse mal en la ciudad porque ciertos parajes que ella habita no los alcanza a comprender
bien porque son trincheras castellanizadas y en su mayoría letradas; la lógica con la que han
sido construídas las ciudades ha invisibilizado la historia y experiencia de las mujeres
(Martínez López, Ubric Rabadena:2017).
Para Zara y Gloria la ciudad es un lugar para ofertar sus servicios. Zara ofrece sus
plantas de fríjol y maíz –en la central de abastos de Comitán. Mientras Gloria oferta su
trabajo doméstico en casas de mujeres (mestizas) en la ciudad de Puyo. Ambas utilizan estos
trabajos como uno de muchos que las apoya a complementar los gastos que tienen para
alimentar a sus familias y además para seguir organizadas.
227
Para Gloria, la ciudad es un espacio que tiene que dominar para impulsar su propio
liderazgo. Una buena lider kichwa es reconocida cuando aprende a negociar con el mundo
mestizo.
Otro lugar que mencionaron en el ejercicio en donde las mujeres sienten que es
importante su presencia fueron los espacios comunitarios. En esos espacios como la
parroquía donde Zara vende, ocurren encuentros con otras personas de su comunidad y les
permite mostrarse como mujeres organizadas.
Como bien dice Ema, para vivir bien ellas necesitan vivir sin violencia. Ema mujer
organizada en Margaritas comentó en un foro de defensoras en la sierra norte de Puebla que
mientras exista una mujer que no viva libre y se sienta feliz el mundo no va cambiar.
A nosotras nos quieren callar y les damos miedo porque no nos dejamos, saben que
nos estamos organizando y la otra vez fueron a poner un cartel afuera de donde nos
juntamos que decía TODAS se van, a mí me dio miedo y fuimos a denunciar a la
parroquía, el padre habló que eso estaba mal pero lo que quieren es que callemos, que
no nos juntemos porque saben que cuando las mujeres nos organizamos las cosas
cambian, lo malo que no entienden es que también cambian para los hombres (Ema,
mujer organizada de Margaritas del coletcivo las Fases de la Luna, conversación en
Octubre del 2017).
Nancy, lideresa amazónica dijo en un foro organizado por la FLACSO: “Las mujeres si
vivimos violencia en nuestras comunidades. Cuando hablamos dentro de ella dicen que ya
somos feministas, usan esa palabra para ponernos etiqueta y que nos acusen de que queremos
dividir la comunidad”.174
Visibilizar la violencia es indispensable para abordar el buen vivir de las mujeres en
sus territorios. Gracias a la participación activa que las mujeres han tenido en la lucha
territorial, se nombra la violencia machista en sus comunidades. Como se demostró, a veces,
la organización política logró mermar situaciones que detuvieron actos de violencia contra
las mujeres, pero no es suficiente.
Cuando las mujeres se organizan atentan contra el poder comunitario patriarcal que
está imbricado en el territorio.
Gloria Ushigua, mujer sapara, defensora del territorio amazónico en algunas entrevistas
comentó:
174
I Jornadas Feministas realizadas en FLACSO- Ecuador en marzo del 2016.
228
Yo antes me dedicaba mucho a ver como apoyaba a las mujeres, yo he sido victima
de mis propias leyes- refiréndose a las comunitarias-, cuando yo comencé a salir a
defender la tierra y a alzar la voz me castigaron, mataron a mi hijo, me dolió tanto,
busqué tantas salidas para curarme… viaje dentro de la selva para poder apoyarme en
ella y buscar soluciones, para calmar la trsiteza, sentía tanto miedo. Eso fue porque
yo defendí a una niña que estaba siendo abusada de su padre y yo salí del territorio y
me la traje a mi casa. Como una mujer iba a meterse en lo que no le tocaba, a mi deba
pena la niña y por eos no lo hice, pero verás eso me costó mucho.
Las mujeres en general son el objetivo declarado en la guerra que viven los territorios que
están defendiéndose ante el capital patriarcal, pero las mujeres organizadas sufren doble
peligro pues son una amenaza porque se convierten en sujetos que generan conocimiento,
que están dialogándo y siendo escuchadas por más mujeres de las comunidades, y que además
interactúan con los mundos mestizos- para develar que dentro de lo comunitario también
existe violencia.
229
Poco a poco conforme íbamos dialogando sobre sus percepciones y contrastándolas
con las informaciones que fueron investigando se dieron cuenta que el agua es un elemento
inseparable del territorio y que si el agua se contamina afecta irremediablemente sus
relaciones, sociabilidades y cuerpos.
Aquí las cuencas dividen todo, para nosotros es un lugar sagrado el agua y lo hemos
pérdido, se ha contamindado, desde que a nuestras casas llega agua entubada, está
bien… pero el problema es que no debería de contaminarse el río, vienen las aguas
sucias de Comitán, nosotras somos desechos parece porque pues aquí no somos su
basurero. (Zara, reflexión en los dialagos en CEIBA septiembre de 2017).
El relato que narra Zara sobre los sentimientos de vulnerabilidad y de sentir desvalorazidas
sus vidas ante los actores de la ciudad, en este caso de Comitán, es muy similar a las
experiencias que comparten mujeres organizadas por la defensa del territorio en la Amazonía
ecuatoriana.
Además de las luchas internas que las mujeres organizadas tienen dentro de su comunidad y
las presiones que existe hacia su liderazgos, las mujeres amazónicas lidean con que en las
ciudades nos las consideran sujetos diálogicos; entonces, sus peticiones no son tomadas como
primordiales.
Para analizar cuáles son las estrategias que las mujeres organizadas utilizan del cerco
que impone la violencia, utilicé la cartografía del Cuerpo-Territorio, en el cual evidencio la
relación intrínseca entre cuerpos y territorios. La metodología Cuerpo-Territorio me apoyó a
230
conocer las estrategias de las mujeres. Marcando su cuerpo, las mujeres señalaron sus
resistencias y las analogías que perciben existen entre los cuerpos y los territorios.
231
cerca de él y lo veo diario, ahí él enseña y muestra como cada una debe
dirigirse a la Amazonía. Mi papá me enseñó que hay que pedirle permiso.
En mi corazón dibujé mi casa, a mis hijos, la casa que mi esposo me hizo con
sus manos, la casa donde duermo, donde guardo la yuca y la demás comida,
ahí con fuego está mi cocina, tengo una cocina que tiene el fuego en el centro,
ahí puse en mi corazón, también puse otra cosa, esa que quiero construir,
donde vivamos las mujeres y nos hablemos clarito que nos duele. En el centro
del estómago puse puras personas, pero aquí estas personas son los árboles
que son muy importantes para nosotros, sin ellos no vivimos, porque ellos dan
aire, traen animales que comemos, dan manera de saber que pájaro traen, pero
aquí aladito dibuje un rayo porque es que se está talando mucho. En la útlima
asamblea hablamos de que justo eso no está bien, pero hay mucho problema,
no se sabe quiénes son y hay gente que dicen que son los no contactados, pero
no es cierto, porque ellos nunca han molestado. Otros dicen que son de Perú,
pero no sabemos, lo que si sé es que la gente que tiene dinero y que quiere
sacar más, está atacando y eso lo puse en mi mano también. Puse los árboles
también en mis hombros porque me pesa que los corten.
Aquí en mi oído puse un pájaro, como mi arete, porque me gustó mucho que
me canten y nos dicen los días como van a estar y como va a seguir mañana,
y aquí cerca de mi cabeza puse mis ojos porque así están los espiritus de la
selva nosotros les llamamos los supai.
Otra cosa que puse en mis pies es el río, por eso es azul, porque ese nos lleva
a otros lados, son los pies (se ríe) pero es en el río que me lleva, y pues ese lo
puse triste porque siente que poco a poco está en peligro (¿el río está triste?)
Sí lo está. Él sabe que algunos no queremos que muera, pero otros sí, porque
quieren el mundo mestizo, es como si ahora estuvieramos en pelea todo el
tiempo, si es cierto que falta educación, buena salud, que falta más escucha
por parte de todos, pero nosotros vivimos del río si lo contaminan todo va a
morir y eso lo sabe el río, nosotros somos el río también.
También puse personas en mi cabeza pues desde que comencé a organizarme
me di cuenta que como que pienso más y por eso puse como otras voces me
hablarán. Mira, (señalanado los pies) ahí puse casas, porque son las casas
también de los animales, nosotros los vemos como uno más, es el allpa donde
cosechamos, si sacan el el petróleo, el río muere, es nuestra tierra, por esa por
la que luchamos.
232
Mapa VIII. Cuerpo-Territorio de Gloria D.
Aquí puse a las mujeres, entre las tripas de mi panza, pero como verás están
sueltas porque siento que nos falta unión, fuerza para tomar acuerdo y
pararnos bien fuertes, frente a los hombres y entre nosotras nos dividimos por
que si el marido de una, ve mal a la otra. Los hombres nos dividen. Creo que
son distracciones, porque saben que cuando nos ponemos de acuerdo no hay
quien mueva nuestra decisión. Luego aquí, dibujé en mi pecho unas bolas que
son como una cadena que sale para afuera porque es la ciudad y sus negocios,
ahí veo como de ella viene la explotación, viene el mal viento, entonces,
¿cómo apoyarnos en ella? ¿cómo defendernos de ella? Viene la explotación,
viene el problema, viene la pelea, eso nos ha cambiado la vida.
Yo te cuento, nosotros, tenemos a la Amazonía en nosotros, somos ella, por eso aquí
la puse en las manos, porque está en nuestras manos, ver si la salvamos o no. Mira,
hay muchos problemas pues yo entiendo que quieren vender porque no tenemos
dinero dentro, es díficil sobrevivir sin el dinero, sobre todo cuando tenemos hijos que
quieren estudiar en la ciudad.
Puse a mis hijos aquí en mis piernas, porque están aquí en la ciudad, a mí no me gusta
vivir aquí pero que hago, mi marido me mandó a salir para acá porque tengo que ver
que mis hijos estén por un buen camino.
234
Mapa IX. Mapa del Cuerpo-Territorio de Rosa.
Mi madre está aquí en mi hombro la reconozco mucho, más ahora que tengo
hijos. Eso no lo había pensado pero me doy cuenta de la importancia de mi
madre ahora, es la que me habla y me ayuda cuando tengo problemas con el
marido. Ella es fuerte y me dice que no me debo dejar, está cerca de mi hombro
porque me apoya.
Mi casa está en mi corazón, esa casa que quiero y que construímos entre los
de mi comunidad ahí en Sisa, es diferente no se si viste, si estamos
organizados, tal vez porque somos menos, pero si sabemos tomar palabra junta
y llevamos a cabo el trabajo y nos apoyamos, lo malo que cuando salimos a la
ciudad no hay quien apoye y veo que si vendemos la amazonía ese apoyo se
va a perder.
235
6 LOS CUERPOS-TERRITORIOS DE LAS MUJERES
ORGANIZADAS DE LA MESETA COMITECA DE CHIAPAS
No me dibujé sola, no pude, me dibujé yo y mis tres hijos. Soy muy feliz con mis
hijos. Me cuesta mucho mantenerlos y sacarlos adelante, porque pues a veces me
faltan los recursos económicos.
Dentro de mi cuerpo primero quiero contar lo que a mi me gusta que yo sé que las
cosas a veces tristes o malas que nos pasan, nos hace mas fuerte.
Yo siento que soy fuerte, que tengo fortaleza. Eso es lo que me gusta de mi, que trato
de salir adelante, que no me hecho para atrás. Que mi fuerza me la da mi organización
aquí puse las colibrís, pero también mis hijas y su vida, quiero que tengan cosas que
yo no he tenido y que les duela menos la vida. Aquí en mi mundo dibujé unas
plantitas, son parte de mi vida las flores, con ellas he comido pues las vendo, pero
además de ellas he aprendido. A veces estoy triste y voy a mi casa y me alegro con
las flores, con su aroma, ahora ya me curo con ellas, además es algo que aprendí de
mi mamá. El ver las flores me cambia el genio.
236
También dibujé en mi cuerpo aquí en mi panza- estomago, una mata de maíz, una
mata de fríjol eso para mi es muy importante porque de eso comemos, es alimento la
tierra lo da. También en la mano, me dibujé en una mesa haciendo tamales, y aquí –
en mi pecho, pusé mucha gente en mi corazón, porque me gusta asi como estamos
ahorita y salir. Si me invitan a algún lado ahí voy. Siempre me gusta salir. Me gusta
siempre platicar con las personas si hay alguna que no le caemos bien que vamos a
hacer.
No sé dibujar pero hice un poquito, primero me puse así con mis pies grandes,
siempre me han recordado a mis padres. Y ahora los puse porque me recuerdan
los caminos que he andado desde que me organicé. Dibujé en medio de mi
cuerpo los dolores, no quise que se viera feo como está mi pueblo. Pues
237
nuestro cuerpo ha cambiado como nuestra comunidad. Puse en medio de los
cerros una carretera porque hay varios caminos donde va la gente de la
comunidad, eso me gusta. Pero esa carretera últimamente están pasando cosas
raras, ya sabes, pasan personas que llevan camiones grandes, dice mi suegro
que traen personas del otro lado, entonces nuestras comunidad está
conviertiéndose en paso de migrantes pero que los llevan atrapados.
Aquí en mi vida hay pájaros, hay agua, árboles, animales, pero ahorita el dolor
que tenemos en nuestra comunidad, es que pasa la carretera y pasa a destruir
el agua, la casa, la gente, no respetan, es el gran dolor. Pasan los carros
contaminando los ambientes, mi milpa y ahí donde hago mi hortaliza está ya
contaminado, no puedo y me duele. Yo he luchado por mantenerme limpia
con mi familia. No usamos nada de agroquímico, para que mi cuerpo esté bien
y el de mis hijos. Me da gran orgullo decir que mi familia y yo no usamos
químico, por que eso mata, pero todo lo de afuera es como si quisiera
acabarnos. Hay otro dolor del corazón, aquí lo dibujó, es que están saliendo
a talar árboles y llevar a vender a los ricos, no respetan. También la arena es
como si se quisieran acabar el lugar donde vivimos. Debo decir que hay
organización y esa está en la panza, porque nos duele, participar a veces, duele
que tu voz no se escuché, que no se respete.
Nosotras como mujeres, estamos dando a conocer la necesidad que tenemos,
aprender los derechos, el derecho que tenemos en la comunidad es el que
estamos dando a conocer, ese lo pusé aquí en la mano por eso mi mano está
chueca, porque como que quise que la agarrarán otras mujeres. Estamos
cuidando los árboles, la madre tierra, están contaminando es lo que estamos
defendiendo. Es la madre tierra la madre de todos, es lo que estamos
trabajando, la organización, recibir talleres de cómo cuidar la naturaleza y
cómo respetar los derechos, somos católicos y queremos entender cómo
podemos vivir en comunidad.
238
Mapa XII. Mapa del Cuerpo-Territorio de Amalia.
Me dibujé muy abierta, me puse grandes los ojos, llené mi corazón de agua
esos son los lagos de donde yo vivo y lo que veo siempre, agua y lagunas
también las puse en mi pecho. En mi vientre puse nuestra casita de mujeres,
que nos quitaron. Al otro ladito puse donde vivo, ahí hay mucha agua y están
las montañas, para mí eso es muy importante es un lugar sagrado la laguna.
Al lado hay una laguna chiquita, que también la vemos mal. Esa laguna luego
volvió a regresar su color, pero solo un poquito. Enfrente tenemos dos lagunas
que están de su color normal. Por eso sabemos la diferencia, no sé leer pero sé
como son mis lagunas. En esa laguna encantada hay un río, lo llaman el paso
del soldado, ese tiene mal olor, antes se veían las piedras ahora no. En la selva,
más aboajo, ya tenemos otro río que sale pero pensamos que está en contacto
con este y se esconde debajo de la tierra y sale por aquí.
239
entonces, en lluvias y en seca tenemos que cargar como kilómetro y medio
agua para nuestras casas. Por eso me puse una cubeta en la mano y en la
espalda porque ahí vamos por el agua y ese es un problema.
Nos preocupa mucho, en los cinco lagos hay gente con puestos de comida y
hay baños y ahí está contaminando. De ahí los cinco lagos tenemos un arroyo
que es este y la gente que no hace conciencia usan mucho químico a la orilla
del río y dejan tirado los botes, dejan los botes tirado y fumigan al lado del río
eso se nota. Hay gente que vendió tierra con personas de otros lugares, y por
eos no la cuidan, entonces, tal vez nuestros hijos ya no van a ver ese río, por
que se va a secar.
Yo escuché una mañana como a las 6 riudo, pensé que eran cohetes, sentí ese
olor que se siente y huele feo, al día siguiente la laguna encantada estaba
amarrilla. Se pone verde.Ya lo fueron a ver los del parque. La gente ya sabe.
Dicen los que viven más cerca que cuando sale ese olor, sale mucho pescado
muerto. Aquí eso lo dibujé en las líneas que yo entendía que ponían como
peligro, además puse los monocultivos de tomate que son muchos y eso
contamina el agua, luego puse el turismo. Ya sé que es mucho y no se puede
hacer más, todo lo que pasa por dejar las lagunas sin protección. (Amalia
comunidad de San Nicolás, municipio de Trinitaria).
La relación que existe entre los cuerpos y los territorios es la base de la metodología. El
territorio es la escala cuerpo, por que permite comprender la relación intrínseca e
indispensable que existe entre ambos. Los resultados de las cartografías muestran al cuerpo
como base material donde se ejercen y tensionan los poderes pero también como vehículo de
saberes. Las cartografías muestran las epistemologías del territorio que las mujeres perciben.
En ellas podemos encontrar las tensiones que provoca la alianza de muerte entre el
patriarcado y el capitalismo en sus territorios, un ejemplo, claro lo proporciona Amalia
cuando relata a las lagunas muertas en su cuerpo. O las mujeres del colectivo el Colibrí de la
240
Meseta Comiteca en Chiapas, cuando hablan del río, al cual lo colocan en su boca y panza
porque lo reconocen como producto escencial para vivir, pero también como productor de
relaciones que se tensionan cuando éste se contaminan. Hablar de su agua es evidenciar la
falta de responsabilidad colectiva que se ha tenido sobre su contaminación y esa inactividad
les genera tristeza, pero a la vez se preguntan ¿Cómo cambiar la situación?
La cartografía corporal crea contranarrativas (como las que mostré) las mujeres a
través de sus dibujos fueron narrando como les gustaría que fuera su territorio. Por ejemplo,
Rogelia afirma que los supai dicen que para ser feliz tenemos que mantener bien el allpa “la
tierra por la que luchamos” pero enfatiza para ser felices, se tiene que generar que las mujeres
vivan bien en ese allpa. Rogelia reitera que la violencia contra las mujeres existe y es una
constante y esta situación impide el sumak kawsay verdadero.
La cartografía también indican como las mujeres viven las condiciones materiales
como la tierra. Dicen “el trabajo de la tierra está en las manos y en el estomago”, e identifican
dichos elementos como indispensable para su sobrevivencia, saben que tener condiciones
materiales las apoyan para evadir violencias de sus comunidades y familias.
Mostrar los vínculos que las mujeres encuentran entre los cuerpos y los territorio
permite conocer cómo ellas viven y crean el territorio. En la cartografía corporal se plasman
dos escalas de comprensión: Primero, se muestra la escala donde se indentifica un cuerpo-
yo. Aquí existen dos momentos. Un momento donde se muestra al cuerpo particular como
uno solo pues identifica una propia historia, pero que al ser compartido entre otras historias
particulares identificas puntos en común. Entonces, el segundo momento, es indicar esos
puntos parecidos, para observar que las grietas, heridas, dolores que tiene un cuerpo
particular en realidad son cicatrices compartidas.
Narrarse en primera voz implica responsabilizarnos de la historia y a la vez hacerla
propia, asumirnos dentro de un marco de exclusión, pero también de resistencia. Los mapeos
muestran las afecciones hacia el territorio y las contranarrativas dibujan los dolres y a su vez
las alternativas, esas que les da el estar organizadas.
En las cartografías corporales, también se representa una escala comunitaria, se
narran como las mujeres viven sus comunidades y las tramas comunitarias- se evidencia las
violencias y la vulnerabilidad a la que se enfrentan cuando se organizan. Por ejemplo, muchas
de ellas relataron preocupación, por como su imagen como mujeres se ve afectada por los
rumores hacia su persona. Además muestran las tensiones entre lo que las mujeres entienden
por buen vivir y lo que realmente pasa en sus territorios.
241
CONCLUSIONES
Los hallazgos que narro, los dividí en tres apartado que exponen las tesis explicativas
que construí para responder mi pregunta de investigación.
Resultados de la primera tesis explicativa175
En el Centro-sur de la Amazonía ecuatoriana diversos actores (religiosos, militares y
económico-extractivos) han penetrado en el territorio a lo largo de la historia imponiendo
determinados procesos de explotación de la naturaleza y de los cuerpos –unos cuerpos
sexuados y racializados–, transformando la Amazonía en un territorio de masculinización
masiva. La patriarcalización del territorio176 tiene efectos especiales en cuerpos femeninos y
feminizados sobre todo cuando las empresas extractivas impulsadas por el Estado imponen
presión y control sobre los territorios y afectan la vida comunitaria que es sostenida
principalmente por las mujeres.
La patriarcalización del territorio en la Amazonía ecuatoriana, se expresa en múltiples
sentidos. Las más reiteradas en los testimonios expuestos, fueron que cuando se incrementa
la presencia de hombres externos en las comunidades, la participación de las mujeres en las
negociaciones se anula. Puesto que los acuerdos se propician entre hombres de comunidad y
hombres prestadores de servicio de las empresas y/o del gobierno. Estos tratos que se realizan
entre hombres anticipadamente, afectan la trama comunitaria, porque, por un lado, rompe
con la dinámica asamblearia, puesto que existe un acuerdo previo realizado en un contexto
diferente, y entonces, se anula la idea de que la negociación será consensuada entre todas las
voces. Por otro lado, se desvalora el papel de las mujeres lideresas, pues no son tomadas en
cuenta para ningún acuerdo y su palabra queda desvalorizada delante de las comunidades a
las que representan. Las comunidades sienten que las mujeres no hicieron bien el trabajo de
“ciudar” que los hombres no hicieran tratos entre ellos a las espaldas de la comunidad.
Otra expresión de la re-patriarcalización del territorio es que los pactos entre hombres
son firmados a través de una transacción monetaria y se camuflajean como proyectos de
gobierno para asegurar un sí a la explotación petrolera.
175
Cuando los territorios son despojados por políticas que los enajenan, las mujeres y sus cuerpos se encuentran
subsumidos en relaciones subordinadas, violentadas y desposeídas.
176
Este concepto ha sido trabajado desde 2012 por el Colectivo Miradas Criticas del Territorio desde el
Feminismo. El concepto fue expuesto en el capítulo I de esta investigación.
242
El dinero se convierte en instrumento para ejercer desigualdad entre mujeres y
hombres y entre hombres jóvenes y adultos, en los territorios, cuando esté cae en manos
exclusivamente masculinas.
Inyectar dinero a una economía mayoritariamente moral, trae efectos que perjudican
directamente a las mujeres. El dinero que se da a través de los proyectos de gobierno, es
administrado principalmente por los hombres de las comunidades y jefes de ayllus. Son ellos
quienes deciden, cómo, cuándo y dónde invertir sin tomar en cuanto las voces de las mujeres
y la palabra de las y los runakuna (ancianos de las comunidades). Mencionan, Lorena
habitante de Jatun Playa, y Rosalinda de la comunidad de Sisa, que uno de los momentos
más tensos dentro de las asambleas es cuando se toca el tema de la repartición del dinero.
Las voces se dividen. La mayoría de las mujeres y los runakuna opinan que el dinero se debe
poner en una bolsa colectiva e invertir en caminos comunes y arreglo de los medios de
transporte que usan los habitantes para salir del pueblo a la ciudad. Mientras los hombres son
más propicios a votar que el dinero se reparta de manera individual para beneficio de cada
ayllu. Lo cierto, es que como asegura Martha, cuando se reparte de manera individual, los
beneficios para los miembros de los ayllus son pocos, pues en la mayoría de los casos el
dinero es invertido en alcohol y gasolina. Con el alcohol se incrementa la violencia contra
las mujeres (tal como expusé en el capítulo III y IV). Cuando las mujeres están viviendo
situaciones de violencias, están menos motivadas a participar y organizarse, lo cual genera
que el territorio sea controlado principalmente por las voces masculinas y su mirada y voz
sea la hegemónica.
El fenómeno de patriarcalización del territorio sucede también en la Meseta Comiteca
de Chiapas, con tintes distintos. En este territorio fronterizo se puede observar una presencia
importante de militares después de 1994. Un incremento se generó luego de la imposición en
la región del Plan Mérida (2008), que genera mayor presencia masculina-mestiza en el
territorio, lo cual provoca que muchas mujeres se sientan cercadas y no quieran salir de sus
comunidades a participar a otras localidades, por el miedo a ser detenidas o interpeladas por
fuerzas armadas.
Otro rasgo de la repatriarcalización del territorio que encontré en Chiapas se genera
a través de las políticas de “desarrollo”. A diferencia de la Amazonía ecuatoriana, en México,
específicamente en Chiapas, el objetivo principal de las políticas de “desarrollo” es generar
control en la reproducción social de la vida, que principalmente sostienen las mujeres. Las
mujeres y sus cuerpos son la meta. Cuando las mujeres acceden a participar en los programas
243
de gobierno, son sujetas a condicionamientos de participación en actividades impuestas por
los propios programas, lo cual, produce que las mujeres se vean subsumidas a los tiempos y
deseos de dichos proyectos. Este condicionamiento les anula la posibilidad de participación
autónoma en otros espacios.
Resultados de la segunda tesis explicativa177
Para crear colectividad las mujeres confrontan continuamente sus estructuras más
intímas. Privilegiar sus sueños y deseos, las lleva a romper relaciones entre mujeres de su
familia y comunidad (Meseta Comiteca de Chiapas) y con las personas de sus ayllus
(Amazonía ecuatoriana), estas rupturas no suelen ser fáciles, ni armoniosas.
Las mujeres quieren construir espacios propios para ellas, lo que no significa separar su
lucha, sino que desean crear organizaciones mixtas no patriarcales. Lo cual es una tarea
titánica. Su primer gran paso, es agruparse ellas, pues consideran que al tener encuentros
entre mujeres su palabra se hace más fuerte, ante la colectividad mixta. En la Meseta
Comiteca los espacios entre mujeres se generaron de manera más frecuente y las llevó a
consolidar sus propios colectivos. Mientras en la Amazonía Ecuatoriana, aún los dialogos
entres mujeres de base no logran fortalecerse y muchas de las veces, las decisiones propias
de las mujeres quedan subsumidas a los designios de los hombres de la comunidad.
En la Meseta Comiteca de Chiapas las mujeres organizadas apostaron por un camino
organizativo de largo plazo. Decidieron construir un proceso de formación política que no
las hace visibles mediáticamente, pero sí con potencia organizativa dentro de sus colectivos
y comunidades. Las mujeres del Colibrí, Florecillas y las Fases de la Luna, construyeron (y
construyen) numerosos espacios de diálogo, lo cual les permite autoformarse, conversar,
aprender la organización juntas y cuando es necesario generar confrontación hacia liderazgos
femeninos que no crean colectividad entre mujeres.
La organización de mujeres del Centro-sur de la Amazonía ecuatoriana, es distinta.
La mayoría de las acciones que las mujeres impulsan están dirigidas a generar acciones
mediáticas nacionales e internacionales. Para las mujeres es crucial tener un impacto en esos
ámbitos con el fin de comunicar su negativa ante la inminente explotación petrolera que acosa
sus territorios cotidianamente.
177 Las mujeres organizadas por la defensa de los territorios se involucran en la resistencia política pasando
por dos etapas: Una de invisibilidad política a una segunda de visibilidad en la lucha territorial dentro del seno
de las organizaciones.
244
Los esfuerzos organizativos femeninos de las lideresas amazónicas, se van en
preparación de marchas, plantones o tomas de ministerios de gobierno. Pero, hay pocos
espacios de diálogo entre mujeres y para mujeres en los territorios. Esta ausencia de
encuentros provoca escaza información, malos entendidos, y resistencias en las mujeres y
comunidades de base ante los liderazgos femeninos.
Diversos testimonios muestran la desconfianza que se tiene en las organizaciones
mixtas, hacía los liderazgos femeninos. Específicamente, los hombres de las organizaciones
tienen la idea que el capital simbólico que adquieren las mujeres lideresas no se reparte a
todas las mujeres de base. También es necesario, mencionar que en el Centro-sur de la
Amazonía ecuatoriana es muy importante el papel que juegan actores externos
(organizaciones ecologistas y la cooperación internacional) que generan una mediatización
de las lideresas amazónicas. Acción que por un lado, impulsa, y fortalece capacidades de las
mujeres y genera que su lucha se “note” más, pero por otro, induce a que los liderazgos sean
un espacio en disputa, por “los supuestos beneficios” que las lideresas reciben al ocupar el
puesto. Al catapultarse ciertos liderazgos, a veces, no se logran construir estrategias y
propuestas con mujeres de base de los territorios.
Si bien, los liderazgos femeninos en la Amazonía ecuatoriana son base de algunos
conflictos, no se debe olvidar el papel de invisibilización que las mujeres han tenido en la
lucha por la defensa del territorio. Las mujeres amazónicas de las nacionalidades kichwa
aunque han tenido un papel activo dentro de la lucha, han sido relegadas como “ayudantes”
(en funciones de logísticas y preparación de eventos), de sus pares masculinos, y se les ve
como un “apéndice” de la lucha, aunque han tenido un papel clave en las coyunturas más
importantes del movimiento social. Por tanto, que ellas tengan un papel visible en la
actualidad, sin duda, es una deuda histórica donde se tiene que otorgar el reconocimiento que
merecían desde hace tiempo. La lucha indígena en la Amazonía del Ecuador, no puede
entenderse sin las brechas que han abierto las mujeres amazónicas durante décadas,
convirtiéndolas, en la actualidad en sujetas de lucha y diálogicas en ámbitos familiares,
comunitarios, estatales e internacionales.
En ambos locus, se mostró que las rupturas, que las mujeres realizan en sus ámbitos
familiares, comunitarios y organizativos, permiten agrietar los modos tradicionales de
concebir la organización política. Han sido las mujeres organizadas las que se han abierto un
lugar para ser protagonistas e interlocutoras del territorio.
245
La vida cotidiana de las mujeres organizadas en los territorios del Centro- sur de la Amazonía
ecuatoriana y de la Meseta Comiteca de Chiapas, trascurre con una carga de trabajo múltiple.
Las mujeres organizadas en ambas latitudes, además del trabajo reproductivo, asumen un rol
de proveedoras, y crean estrategias económicas colectivas (en la experiencia chiapaneca) o
individuales, para tener un ingreso que muchas de las veces, es el pilar del hogar pero que
ese aporte económico se suele percibir como complementario en sus familias y ayllus.
Cuando las mujeres deciden comenzar su camino organizativo y se asumen liderazgos
las tareas incrementan. Las mujeres de la Meseta Comiteca construyen una ruta para
repartirse el trabajo de liderazgo. Aunque asumen que habrá tareas extras, como la formación,
los diálogos, los intercambios con otras mujeres, que están dispuestas a dar por su
organización. Pero en la Amazonía ecuatoriana, las lideresas suelen ser las únicas
representantes, en este período de la investigación (Gloria D.) y asumen una cantidad de
actividades que les multiplica su carga de trabajo. Gestionan su tiempo de liderazgo entre
diversas tareas como búsqueda de financiamiento, reuniones con líderes masculinos que
constantemente las quieren convencer de dar un sí a la explotación petrolera, reuniones con
otras mujeres de nacionalidades amazónicas para preparar marchas, involucramiento en las
asambleas y organizaciones mixtas, cuidar su “imagen” pues los hombres lideres amazónicos
suelen crear rumores de “malas mujeres” sobre ellas, por realizar actividades propias de su
liderazgo.
En las experiencias que mostré de Mariana, María Elena, Zenaida, Lolita, Rosy, Ema
y Gloria siguen sus roles de madres-esposas, cuidadoras- reproductoras de la vida y los bienes
comunes; efectúan cotidianamente trabajos socialmente asignados en sus respectivos
contextos a las mujeres, no los están revirtiendo, ni rechazando, continúan con la
reproducción de la cultura desde el rol designado; No es que no cuestionen la desigualdad,
preservan ciertas acciones en donde la disparidad existe. Sus prácticas en totalidad no son
modificadas, permanecen en ellas y las habitan. No obstante, a partir del involucramiento en
la organización social transitan hacia ocupar nuevos espacios político organizativos, que hace
que adquieran mayor movilidad y van posicionando sus voces, a pesar de los obstáculos. Se
demostró con sus relatos que romper estructuras no significa siempre establecer sistemas
nuevos, a veces, se permanece por el deseo de perpetuar lo comunitario.
Una de las grandes diferencias que encontré fue que para ir agrietando los sistemas de
opresión las mujeres realizan articulación con los hombres de sus comunidades y alrededores.
Sin embargo, esta tarea además de ser una más, es imprescindible para que en tramas
246
comunitarias su voz sea legitimada. La articulación con los hombres de las comunidades se
construye de maneras diferentes en ambos locus.
En la Amazonía ecuatoriana, las mujeres que son lideresas de la organización, buscan
entablar relaciones sólidas con los dirigentes hombres de las organizaciones, para que avalen
sus peticiones en la asamblea general. Para ello, una estrategia que usan las mujeres es que
sus parientes masculinos del ayllu, las apoyen y legitimen ante los dirigentes masculinos con
quienes quieren hacer alianza. Aunque la mediación se da entre varones sirve para avalar una
voz femenina. El crear alianzas se complica más cuando figuras masculinas no comunitarias
entran en escena. Esta constante aparición masculina, complica los vínculos entre mujeres y
hombres de la misma comunidad. Puesto que los varones mestizos, buscan alianza con los
hombres indígenas y el pacto patriarcal que estipulan entre ambos actores deja en desventaja
a las mujeres, pues las aparta del contrato social que ellos imponen. La presión y disputa por
los “recursos”del territorio hace recurrente estas presencias masculinas externas, que impiden
alianzas de confianza a largo plazo, entre mujeres y hombres amazónicos en condiciones más
equitativas.
Una estrategia educativa fundamental que plantearon las mujeres organizadas en la
Meseta Comiteca fue que no sólo las mujeres tuvieran acceso a esas “nuevas” formas de
comprender la realidad y de hacerse sujetas en lucha. Una vez que los colectivos de mujeres
estuvieron consolidados, invitaron a los hombres cercanos a ellas (padres, hermanos, suegros,
hijos, sobrinos) a formarse entre hombres. La finalidad de esta acción fue contar con un
colchón de apoyo que avalará su figura como autoridad moral femenina en espacios mixtos.
Acción política que propicia que las figuras masculinas cercanas a ellas se involucrarán en la
organización, las apoyarán en la toma de decisiones, sobre todo en los espacios de asamblea
y se involucrarán en la repartición de trabajos que conforman la reproducción de la vida.
Todas estas acciones permiten que las mujeres, generen rupturas ante los imaginarios
colectivos del “deber ser” de una mujer en comunidades campesinas. Aunque existe un
avance significativo, aún hay tensiones y cuestionamientos dentro de sus familias y
comunidades por el liderazgo que han adquirido, pero ellas van abriendose camino poco a
poco.
247
Resultados de la terecera tesis explicativa178
El territorio está compuesto por relaciones, emociones, cuerpos y subjetividades
emergentes. Los espacios se construyen a través de las historias. Las mujeres a partir de
recorridos fueron construyendo narrativas de cómo viven la violencia en sus espacios de vida.
En mujeres de la Amazonía ecuatoriana el río a Marta, le recordó la violencia física que
ejercía su padre contra ella, la misma violencia física que se reproduce, en la actualidad,
hacia ella, cuando su marido bebe en exceso alcohol. Marcela rememoró a través del río la
distancia física que hay entre ella y su primer ayllu y las diversas dificultades a las que se
enfrenta para visitar a su padre, entre ellas mencionó, la violencia económica que su pareja
actual ejerce contra ella, porque es él quien tiene el dinero para comprar gasolina y por tanto,
decide cómo, cúando y a dónde se viaja.
El río a Catalina, le trajo evocaciones de la vida de los peces, los delfines y los supai.
Expusó que para ella se da violencia cuando los discursos de personas externas pro petroleros
penetran los corazones de los runas en las comunidades y en los ayllus. Este tipo de violencia
territorial también se argumentó en los discursos de Lolita y Margarita, mujeres organizadas
de la Meseta Comiteca, quienes hablaron de la pérdida de sociabilidad entre mujeres a partir
que el río de su comunidad se contaminó.
La ciudad fue un paraje que recordó momentos donde se ha vivido violencia sexual.
Rosalina y Zara transitan la ciudad cotidianamente, para construir estrategias económicas
que les permita sostener a sus familias y realizar algunas actividades propias de sus
liderazgos. Ambas compartieron narrativas donde su tránsito en la ciudad les rememora
vivencias de acoso y abuso sexual. La ciudad a Rosalina le produce inseguridad porque
ciertos parajes que ella habita no los alcanza a comprender bien, pues son espacios
castellanizados y en su mayoría letrados. Ella no habla ni escribe bien el castellano.
La violencia entre mujeres es una constante también. Sobre todo con mujeres de sus
propios ayllus, familias y redes. Marcela compartió que se siente vulnerada por no tener tierra
propia. A través de la chacra las mujeres amazónicas develan su ser y estar en el mundo. La
forma de hacer la chacra es el medio en que ellas comparten el aprendizaje que dejarán a sus
generaciones siguientes. Pero cuando la tierra no es propia, se impone el saber de la mujer
178
Una vez fortalecida la lucha protagonizada por las mujeres organizadas por la defensa de los territorios, se
visibilizan las estrategias que las mujeres construyen para confrontar el despojo en sus vidas. En esas estrategias
el territorio aparece como una analogía (Beuchot, 1989) del cuerpo femenino recuperado.
248
“dueña” de la tierra (en este caso la suegra) y sus conocimientos quedan subsumidos. Este
ejercicio de subordinación de saberes es una práctica de violencia simbólica que se da entre
mujeres.
Los espacios comunitarios como la asamblea, la cancha de futbol, el patio de la
iglesia, la escuela, fueron lugares donde se mencionó que existe violencia, pero sobre todo
se habló de ellos como lugares de posibilidad de participación como mujeres organizadas y
donde se potencian algunas estrategias colectivas.
La violencia que las mujeres organizadas mencionaron suceden en los espacios
comunitarios se dan sobre todo en el marco de reuniones mixtas. La asamblea, para las
mujeres del Centro-sur de la Amazonía ecuatoriana, suele ser un lugar de interpelación y
anulación de su palabra. Los actos de reclamo son violencia simbólica ejercida por mujeres
y hombres de la comunidad que cuestionan constantemente las acciones de representación
de las lideresas ante el mundo mestizo. Usualmente, los reclamos son más duros hacia las
mujeres dirigentas que los que les hacen a los lideres masculinos.
Una de las estrategias que han consolidado las mujeres organizadas de ambas
experiencias organizativas es que sitúan la reproducción de la vida en el centro de la acción
política.
Cuando nombran las innumerables actividades que realizan para defender el
territorio: cuidar el agua, compartir sueños, recolectar y reproducir plantas y semillas, re
pensar la forma del uso de sus cultivos hacia acciones agroecológicas, tener huertos de
traspatio, la crianza de sus hijas e hijos, el cuidado de otros seres y espacios del territorio
compartir saberes de la tierra, como la forma de sembrar yuca, transmitirlos a su generaciones
futuras, van enunciando que la vida cotidiana que ellas sostienen, también es defender el
territorio.
Las mujeres van territorializando la cotidianidad para convertirla en política. Es aquí
que las mujeres construyen propuestas para que el sostenimiento de la vida sea valorizado
como parte de la política y lo político de la lucha.
Cuando las mujeres logran consolidar su organización, comienzan a construir
estrategias para incidir en sus familias, comunidades y organizaciones mixtas. Es decir, hay
un despliegue, un cambio de actitud, práctica y discurso, es un acto de reconocimiento de
ellas mismas como sujetas políticas de lucha. Es en esas circunstancias que las mujeres
comienzan a construir analogías sobre el cuerpo como un territorio recuperado y el territorio
como un cuerpo social liberado.
249
El territorio es cuerpo y el cuerpo territorio, ambos enunciados, son consignas de
lucha dentro del marco de la defensa territorial para las mujeres organizadas de ambas
latitudes. La expresiones de esta analogía se presentan en dos grandes formas.
1.- Cuando los cuerpos recuperan su poder se vuelven territorios políticos.
Las mujeres organizadas agrietan la sumisión de desposesión de sus territorios a través de
recuperar las memorias políticas que hay en sus cuerpos. La memoria que contienen los
cuerpos son saberes de las mujeres que han sido trasmitidos, generación tras generación
dentro de un linaje femenino. Muchos de estos saberes han sido arrebatados por actos de
explotación y contaminación en sus territorios. Cuando las mujeres del Colectivo el Colibrí
exploran la problemática que existe en su comunidad e identifican como a partir de la
contaminación del río se extinguieron los espacios de sociabilidad entre mujeres, se
generaron más enfermedades que afectaron sus cuerpos, y perdieron biodiversidad en plantas
que las curaban y que les permitía más autonomía para gestionar su salud, reconocen la
importancia del río como producto de relaciones espaciales. Hacer la reconversión a un río
limpio les implica una tarea titánica, que no dejan de pensar en que puede ser una acción a
futuro. No obstante, dentro de sus tareas posibles e inmediatas, construyen otras estrategias
colectivas y van creando acciones de recuperación de saberes del cuerpo que hacen que el
territorio se vaya transformando en un espacio político. Por ejemplo, cuando piensan en
reconquistar saberes de las plantas que sus madres y abuelas les habían trasmitido para tratar
enfermedades que dañan sus cuerpos y los de sus familias, cuando comparten esos saberes
aprendidos con otras mujeres recuperan espacios de sociabilidad. Con estas acciones, su
cuerpo recobra el poder que la contaminación del territorio les arrebató y a su vez el territorio
recupera memoria a través de las prácticas de las mujeres organizadas.
En la Amazonía ecuatoriana, la defensa de una chacra propia como mujeres, es
fundamental para la subsistencia material y además es un espacio simbólico, donde las
mujeres trasmiten sus conocimientos a las generaciones venideras. El cuerpo es mediador de
esa transferencia pues a través de él se enseñan los aprendizajes. El cuerpo de las mujeres
con estas acciones recupera y expanda su poder y el territorio permanece con memoria a
través de esa transferencia.
El cuerpo no es producto, es verbo, se hace acción cuando a través de él se encuentran
posibilidades de (re)existencia y resistencias para hacer político el territorio.
250
2.- . Cuerpos libres de violencia-territorios liberados.
Los cuerpos femeninos y feminizados al igual que la naturaleza se concibieron como
“seres” inferiores en el mundo occidental. Ambos son objetivizados y desposeídos de su
saberes. Las mujeres rompen ese argumento cuando se organizan. Rompen el argumento de
ser naturalezas inferiores al politizar su cuerpo y elementos del territorio. Cuando las mujeres
organizadas de las Florecillas, reflexionan sobre su territorio y le dan voz al agua “la laguna
está enferma y triste” dice Sara. En ese acto está dando contenido político a la laguna. “El río
Curaray siente la violencia, porque lo quieren contaminar” afirma Carmela. “[… a mí me
duele el estomago cuando veo que la explotación petrolera está por llegar” menciona
Rosalina. El dolor que siente el río, lo sienten los cuerpos de las mujeres. “Cuando talan un
cerro para sacar arena, es como si me quitarán la piel” afirma Zara del colectivo Colibrí,
“Cuando talan árboles para las madereras peruanas, mi cabello se seca de la preocupación”
Marcela habitante de Lorocachi.
Las mujeres equiparan los dolores que siente el territorio cuando lo agreden con
dolores de su propio cuerpo, construyen analogías para la defensa de sus espacios vitales.
Las mujeres reconocen que el territorio que defienden no puede estar lleno de relaciones de
desigualdad, entre personas y naturaleza, ni entre mujeres y hombres, pues eso también
debilita la comunidad y provoca ruptura. La rebeldía que ellas han construído tiene su fuerza
en defender una vida buena para todas y todos, con cuerpos libres que viven en armonía sin
violencia y en interdependencia. Comprender el cuerpo desde la complejidad de las luchas
de las mujeres, ayuda acercarse a las epistemologías que las mujeres elaboran para defender
sus cuerpos-territorios.
En la actualidad (finales de 2019), aún con la organización que las mujeres han
logrado construir, enfrentan diversos desafíos. En la Amazonía ecuatoriana la presencia de
las mujeres lideresas es ahora indiscutible y necesaria para la construcción de estrategias que
desenmascaren y transformen las violencias que se habitan en el territorio; Sin embargo,
dentro de las organizaciones mixtas, su existencia como lideresas sigue causando ruido, pues
los dirigentes hombres sienten que les quitan poder de palabra y decisión ante las asambleas.
En Chiapas, las mujeres organizadas se enfrentan a un contexto de desmovilización
por el ensueño del cambio de gobierno, (autodenominado de izquierda), que ha prometido el
cambio de paradigma, que México ha esperado por más de tres décadas, que pretende generar
justicia social hacia los grupos más oprimidos. Las políticas gubernamentales, impulsadas
por el gobierno actual, a un año de su mandato, trae mayor militarización de la frontera y
251
aumentó de las concesiones a empresas extractivas en el territorio sureste. Las mujeres de la
región, saben que una posibilidad de sobrevivencia es crear alianzas con otras mujeres,
colectivos y movimientos sociales que estén contra este régimen que está produciendo más
despojo y muerte.
Una esperanza queda en estos tiempos turbulentos es que las mujeres organizadas
llegaron para quedarse y no se van a mover hasta desmontar el sistema capitalista patriarcal
y colonial, que está destruyendo todo lo vivo.
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