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EL BARCO DE VAPOR ae Maria José Zegers Ilustraciones de Alfredo Caceres MAGDALENA IBANEZ VIAL MARIA JOSE ZEGERS RUIZ-TAGLE ALONSO EN EL PAIS DE LOS INCAS ILUSTRACIONES DE, CARLOS ROJAS MAFFIOLETTI EDITORIAL ANDRES BELLO Capitulo T RUMBO A PERG No podia creerlo, Me encontraba con mi padre a bordo de un pequeito barco que navegaba en ese inmenso mar que es el océano Pacifico. Me parecia que habian transcurrido sigios desde mi ~ da desde Espaiia, mi tierra natal, cu: SeMZRZE do emprendi una verdadera aventura para SS buscar a mi padre en el Nuevo Mundo. iY lo habia halladot Estabamos en el mes de julio de 1539 y yo habia salicio de mi casa en el mes de febrero. Sentia que habia concluido con éxito una etapa de mi vida: la busqueda de mi padre. Ahora iniciaba junto a él una nueva aventura. Nada menos que participar en la conquista de América, en nombre de nuestro emperador, Carlos I Estas tierras habfan sido descubiertas hacta cuarenta y siete afios por Cristébal Colén, quien tomé posesin de cllas en nombre de los Reyes Catdlicos, los abuelos del ‘emperador. Desde entonces, los espaioles habiamos conquista- do los temitorios de Nueva Espana y del Peri. Incluso algunos conquistadores exploraron las regiones situadas al sur de PerG, pero sin éxito. 6 MAGDALENA IRANEZ / MARIA JOSE ZEG5RS Mi padre viaj6 al Nuevo Mundo en busca de fortuna, ya que en Extremadura, y especialmente en tro pueblo de Torremocha, les. Y yo me encontré con con destino a Peri. Ahora pienso que realmente fue un milagro encontrarnos en este inmenso co templando con mi padre Ja puesta de vea que presenciaba un atardecer sobre el ‘A mi padre también le costaba convencerse de que estabamos juntos. Me repetia que nunca habria_podido imaginar que a los diez afos yo era cap hazafta como esa. Pero junto a él, ya me sentia seguro y leno de optimismo. —Padre, qué haremos ahora? —le pregunté. Y sin esperar a que me contes i preguntando—: ;Cuin- do podremos reunimos con mi madre? ¢Podra ella venir a América pronto? —Trataré de que sea lo a todo ahora que est de tenerme a su lado y yo ten! que el futuro se me presentaba pero al mismo tiempo —y eso me gustaba m misterio. No sabia casi n: acerca de las tierras: nos dirigiamos. Volvi a lanzar una pregunta gran curiosidad: Siesvtur 8 [MAGDALENA IBANEZ / ARIA JOSE ZEGERS 2 {1G conoces a algunos? Son malos? Son muy ind salvajes?... Mi padre aprove riendo, me interrumpié: —Calma, Alonso, ¢: ia pausa que hice para respirar; No puedo contestar tantas viven los “incas’. —iLos incas? —repeti—, es un nombre raro. —ille parece raro? (Pues espera a ver el hablan! —exclamé—. A ver... qué te parecen bres?: Huayna Capac, Atahualpa, Hudscar 0 Tupac. —No sigas, por favor. Voy a tener que aprender esas palabras tan exttahas? En tono burlén, mi pa —Fsas son muy Facile a los principes. —Podrfan tener nombres mas normales, como Felipe © Juan. Mi padre de pronto cambié la expresin de su rosiso ¥» poniéndose mAs serio, me dijo unas palabras que se me quedaron muy grabades en mi mente y en mi corazén: —Piensa bien, hijo mio: es0s nombres que tii dices que son normales, para ellos no lo son. Y cuenta una cosa, Vamos a unas tierras nuev: bres diferentes. Veris cosas que nunca antes imaginaste. Algunas te parecerin buenas y otras te causarén temor, © incluso repugnancia —y mirindome fijamente a los ojes. prosiguié—, pero ti has de tener respeto por las perso pero también tenemos muchas cosas que aprender de e' ALONSO BN EL Pals DE LOS INCAS ’ Los dias pasaban y la travesfa no era nada de facil. El barco e: mercad Ademis, z os. Para conseguir mejores alimentos, me dediqué a car, ocupacion que me gustaba mucho y en la que pasaba sus buenas horas. en que el mar estaba muy tranquilo, al mirar i inmenso, de cuerpo robusto y provisto de un enorme caparaz6n, Nadaba muy cerca del arco. Jamas habia visto nada parecido, asi es que, lleno de curiosidad, pregunté 2 un marinero qué pez era, —No 3 un pez, es una tortuga gigante —dijo el hombre—. Pero qué rao me parece encontrarla en este lugar! Sabias que su came es una de las mas deliciosas que existen? rio? Es muy cazarla? le pregunté, ues hay que matarla por la panza. Su idar por las palabras de! marinero, y i6, busqué un arpon y lo até fuertemente a tun gancho en la cubierta. Gon él en la mano y no sin dficultad, me deslicé por una escalera de cuerda hasta el agua. Cuando estuve cerca de Ia torruga, y mientras rezaba ara que no se escapara, le clavé con todas mis fuerzas el arpon en la parte blanda de su cuerpo. Cogi la cuercla, y comencé a recogerla para subir mi presa a bordo, De pronto, senti un fuerte tirén que casi me hizo caer de cabeza al agua. Qué estaba pasando? ¢Estaria viva tortuga? Pero al mirarla, vi unos enormes y horribles tes clavados en ella. Con espanto adverti que esos dientes salian de una cabeza puntiaguda y negra, cuyos ojos furiosos miraban amenazantes Me di cuenta de que estaba luchando con aque! Pavoroso animal por la misma presa. Por el forcejeo, la 0 MAGDALENA {DANE / MABKA JOS# ZEGERS tortuga se fue desgarrando y ¢! agua se uné de un intenso, Asustado ante la desigual pelea, comencé a gritar pidiendo ayuda, —jSuelta la cuerda! —me grité un marinero desde sube rapido! més aprisa que pude, porque estaba cada vez mis asu Ya a salvo, observe como: Jos marineros habian tomado la cuerda, atada aun sobre cubierta, y luchaban contra aquel pez, tratando de arreba- tarle nuestro alimento, Después de un buen rato, lograron recuperar la descuartizada presa. ‘Me acerqué curioso, para ver los despojos de bre tortuga. Entre su carne, encontré un enorme inerustado. Lo saqué y, mientras lo observaba, se ac mi padre y me dijo. —jBuena presa has cazado! Pero par no intentes pelear contra un tiburén. Es muy peligcoso. = Un tiburon? —exclamé espantado, recordando cuan- do, durante la travesia a Amnérica, el capitin Alvarez nos habia advertido a Pelay gran amigo, y a mi, feroces que eran esos animales. ‘Segui observando el diente y se lo mostré a dre. iNo me gustaria nada tenerlo enter como recuerdo le Capitulo LA CARAVANA Estébamos en el puerto del Callao. El frio no disminuy6 cl entusiasmo que sentia al encontrarme ya en Pert, Por Io de- més, no dejaba de ser curioso sentir frio y ver esa densa niebla en pleno mes de Me costaba comprender que las es- taciones se encontraban invertidas: en Bs- Pafia, mi madre tenia mucho calor, pues estaba en pleno Yerano; aqui eta invierno. Pero era un invierno suave, mucho mis suave que los de mis tiesras. llegaba a calar los huesos. faye mucho tiempo para quedarme pensando. Mi padre tenia mucha prisa por llegar a la ciudad de de manera que apenas desembarcamos las mer- 8, emprendimos esia segunda etapa de nuestro Nos integramos en una caravana, ya que, segin me contaron, en esos dias era muy peligtoso hacerlo sin com- pafia, Mi padre me explics que los primeros tiempos en el Peni habian sido muy revueltos, no sdlo por la lucha contra los incas, sino también por la guerra civil entre los mismos espafoles. 2 MAGOALENA WMASWZ / A —Pero, padre, por qué peleamos entre nosotros? No puedo entender... no lo entiendas, Alonso. Eres nino y es muy dificil que comprendas lo que es la cod y la ambiciéa de poder, que muchas veces es a quiénes lucharon? —El problema se produjo porque el emperador Carlos 1 reparti6 estos dominios entre Francisco Pizarro, dio las tierras del none, de Almagro, a quien ‘Toledo, pard que ambos las gobemaran en ou nombre —Pero si cada uno teniz sus tierras, jcudl fue el problema? Lo que sucedié fue @ torios no estaban claramente e disputarse la posesin de misma a la cual ahora nos dirigi —2¥ esto fue hace mucho No, hace cinco afios cor hace s6lo dos hubo una gran bat Salinas, entre las tropas dirigidas por Hernando Pizarro, hermano de Francisco, y el ejército de Almagro, llamado “Los de Chile”. —é'Los de Chile"? Si, asi los llamaban porque Almagro, en 1536, junto a una gran os, que se encuentran hacia el sur, en busca de riquezas. Parece que los ineas le habian dicho que en esas regi i inmensas siquezas. Pero fue un fracaso. No ei nada, slo penurias y su! En medio de esta ALONSO BN BAS DE LOS mcas B ierras fértiles con un clima muy bueno para cosechas y ganado Pero yo queria que me siguiera contando esa historia 1e, padre,

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