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ALCANCE VICTORIA BOGOTA COLOMBIA

JESUS ESCUDRIÑA NUESTRO CORAZON

Apocalipsis 1:13 Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo


del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el
pecho con un cinto de oro.14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como
blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;15 y sus pies
semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como
estruendo de muchas aguas.16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca
salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza.

Siempre que se va a predicar, o a enseñar basado en el ultimo libro de la


biblia, el Apocalipsis, O Revelaciones como que la gente se pone a la
expectativa.

Primero déjenme decirles que Cristo ama a su iglesia, usted y yo somos su


iglesia, la Iglesia no se trata del edificio.

Él entrego su vida por ella y dijo que las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella.

Jesús mismo es la piedra fundamental de esta iglesia.

Y la Escritura nos dice que su gloria y sabiduría habitan en ella.

En Pentecostés, el mandó su Espíritu Santo para establecer su iglesia. Y él ha


establecido el liderazgo solo con el propósito de edificarla.

Esta claro que el Señor desea bendecir su iglesia.

Así que, ¿por qué Apocalipsis 2 presenta una imagen tan temerosa de Cristo,
cuando el se aparece a su pueblo?

Juan escribe que Jesús se presenta a su iglesia con ojos llameantes y una voz
de trueno:

El Apocalipsis es la suma de la Palabra de Dios; describe el final de todas las


cosas. Y esta es la primera imagen que vemos de Cristo en este libro. ¿Por qué
Jesús aparece con tanto augurio aquí?
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Y ¿por qué el le habla tan penetrantemente a la iglesia?

Juan escribe que las palabras de Cristo son tan afiladas como una espada,
cortando hasta el tuétano. Recuerda, este fue el apóstol que recostó su cabeza
en el seno de Jesús.

Pero ahora el se encuentra sobre su rostro: “Cuando lo vi, caí a sus pies como
muerto” (1:17).

El Señor mismo explica su temible apariencia: “Todas las iglesias sabrán que
yo soy el que escudriña la mente y el corazón. Os daré a cada uno según
vuestras obras.” (2:23).

El hecho es, que Cristo ama a su iglesia. Y esa es la misma razón por la cual él
viene a escudriñarla.

Él viene a corregir a su pueblo en amor, para purificarlos.

Primeramente, Jesús le dice a Juan que no tenga miedo. “Y él puso su diestra


sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último” (1:17).

Entonces Cristo dice, en esencia, “Quiero que todos en mi iglesia sepan que
vine a escudriñar su hombre interior. Y lo hago con ojos de fuego y un trueno
que estremece el alma”

Cristo vio algo en su iglesia. Y el mando a Juan que escribiera sus palabras y
que se las mandara a los siete “ángeles” de las iglesias.

Esto se refiere a sus ministros, llamándolos las estrellas en sus manos (ver
1:16).

Él le esta diciendo a Juan, “Yo amo a estos siervos. Yo los llame y los ungí. Y
ahora tu debes darles mis palabras a ellos.

Como pastor, tengo que preguntarme: ¿Cómo se sentiría abrir tal carta de
Juan? “Al pastor de la iglesia en Nvo Mexicali: Así dice el Señor, acerca de tu
congregación...” Ahora imagínate lo que sintieron esos siete ministros.

Toma, por ejemplo, al pastor de Éfeso. Mientras él lee la carta de Juan, él ve a


Cristo regocijándose por su iglesia.
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El Señor elogia a los efesios por ser trabajadores, pacientes y discernidores.
Ellos odian el mal, y defienden la causa de Cristo.

Y a través de los años, no han cesado de hacer buenas obras. Este pastor se
maravilla por lo que lee. Él piensa, “El Señor se agrada con nosotros. Es una
carta de aprobación.”

Pero al leer mas adelante, llega a unas palabras cortantes: “Pero tengo contra ti
que has dejado tu primer amor.” (2:4).

Jesús advierte al pastor, “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete
y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré
tu candelabro de su lugar.” (2:5).

El pastor de Éfeso debió quedar estupefacto al leer esto.

Él piensa, “¿Arrepentirme? O, ¿él quitara nuestro testimonio? Que palabras


más chocantes. ¿Cómo puede ser?

Somos creyentes de pacto; somos justificados por fe.

Hemos sido caritativos, amantes y cuidadosos.

Ahora, ¿debemos volver a ser como fuimos al principio? ¿Qué significa esto?
¿Cómo puede Jesús estar diciendo esto? ¿Cómo podré leerle esta carta a mi
congregación?”

Ten presente, estas palabras son dirigidas a una congregación santa. Así, que
esto fue un asunto muy serio a los ojos del Señor.

¿Por cual otra razón le hablaría tan fuerte a tal brillante ejemplo de iglesia?

Él le esta diciendo al pastor, “Tu primer amor por mi no es lo que fue. Has
abandonado tu comunión conmigo. Ahora, arrepiéntete.”

Jesús aclara: todo tiene que ver con mi presencia. Si, los efesios habían
trabajado diligentemente haciendo buenas obras. Pero ya no tenían intimidad
con el Señor.

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En el próximo capitulo, Cristo resume su mensaje a los siete pastores y sus
congregaciones.

Y sus palabras dicen: “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.” (3:20).

Tantas iglesias hoy están haciendo tantas cosas buenas y caritativas en el


nombre de Cristo. Tienen programas para casi cada necesidad humana. Y la
congregación viven vidas limpias y rectas, cuidadosos en evitar el pecado.

Pero algo ha cambiado en ellos. En un tiempo, estos creyentes eran devotos en


su comunión con Jesús.

No pasaban un solo día sin pasar tiempo a solas con él. Pero ahora las cosas
son diferentes. Todo lo que le dan es un saludo rápido camino a alguna obra.

¿Cuan serio es esto para Jesús?

Cristo toma nuestra comunión tan en serio, que él quitara el mismo


elemento que alcanza a las almas perdidas: su presencia.

La iglesia en Éfeso perdió algo que una vez poseyeron.

Era la presencia manifestada de Cristo en sus medios. Comenzaron a tomar la


presencia de Jesús por sentada, y estaba afectando su ministerio.

En un tiempo, ellos se amaban y tenían cuidado uno del otro. Pero ahora se
aprovechaban uno de los otros también.

Y eso tuvo un efecto desastroso en su labor para hacer buenas obras.

Estaban tan ocupados sirviéndoles a la gente que sus obras se convirtieron en


el enfoque, no en el amor de Cristo. Su poderosa presencia estaba ausente.

Ahora Jesús les advertía: “Si no hacen cambios – si no vuelves a tu hambre


por mí – voy a quitarte tu testimonio. No tendrás más autoridad cuando hagas
tus buenas obras. Todo será en vano.

Lo mismo puede sucederle a los cristianos. Ministros y laicos por igual ven
tanto dolor y pecado en la gente a quienes ministran, que llegan a endurecerse.

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Eso es lo que Jesús estaba diciéndole a este pastor en Éfeso: “Una vez fuiste
tan tierno con los demás. Tenías tal amor por la gente y los escuchabas. Pero
ahora vuelves oídos sordos. Te sientas con ellos, pero te has endurecido a sus
clamores. Estas haciendo ministerio como sobre una cinta de correr, sin vida.
Aquí esta Dios como diciendo “No tengo otra opción que quitar mi presencia
de ti.”

Otro efecto secundario serio que toma lugar. Esto es, personas espiritualmente
hambrientas no se quedan donde la presencia de Jesús no es evidente.

Están desesperados por conocer su cercanía y cuando no la experimentan, van


a otro lugar a encontrarla, Iglesia secas Espiritualmente no hay presencia de
Dios, simplemente por que el enfoque se ha perdido.

Congregaciones que Nunca reciben carne en su dieta espiritual.

Todo lo que cenan es liviano. Al pasar el tiempo, entra una frialdad. Pronto,
han abandonado la iglesia de un todo. Abandonan la asamblea de los
hermanos, sobre lo cual advierte Hebreos (ver Hebreos 10:25). Y se ponen
totalmente indiferentes a Cristo y su presencia.

Dejenme decirles esto, Dios no oirá ninguna excusa de tales gentes.

Jesús puede ser él todo en todo para cualquiera, si sigues en tu comunión


personal con él.

No importa la condición de tu iglesia; debes ser diligente en dedicarle tiempo


precioso a él.

Necesitas beber profundamente de su presencia si quieres que su Palabra se


avive en ti.

A la luz de Apocalipsis 1 al 3, cada creyente debe preguntarse lo siguiente:


¿Han robado mis buenas obras – mis estudios Bíblicos y mi servicio – de mi
tiempo con Jesús?

¿Todavía tengo hambre de él como antes? O, ¿he perdido algo?”

Cristo escudriña el corazón de su pueblo en cada edad, con una preocupación


por la ceguera espiritual.
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Las iglesias a las cuales Jesús se dirige en Apocalipsis 2 al 3 eran siete
congregaciones reales en Asia.

Algunos estudiosos de la Biblia creen que estas iglesias representan siete eras
en la historia de la iglesia.

No quiero discutir ese punto teológico.

Creo simplemente que el mensaje aquí es para cristianos de cada generación.

En resumen, Jesús escudriña los corazones de su pueblo en cada edad. Él esta


preocupado por cualquier ceguera espiritual que pueda plagar su iglesia.

El Señor tenia una controversia con cinco de las siete iglesias en este pasaje.
Quiero enfocar solo tres: Éfeso, Tiatira y Laodicea.

Ya hemos visto que el problema en Éfeso era su falta de intimidad con Cristo.

El problema en Tiatira era diferente.

Era un coqueteo con ministerios seductores y diabólicos.

Imagínate la reacción del pastor cuando leyó estas palabras: “Escribe al ángel
de la iglesia en Tiatira: »"El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de
fuego...” (Ap. 2:18).

Jesús miraba esta iglesia a través de ojos llameantes con ira santa.

Pero la carta sigue con una aprobación: “Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe,
y tu servicio, tu perseverancia y que tus obras postreras son superiores a las
primeras.” (2:19).

Una vez mas, Cristo esta diciendo: “Conozco tus obras. Tu amor, fe, servicio
y perseverancia son mayores ahora que cuando comenzaste.” Mejor de todo,
el Señor les dice: “Sé que me amas.” El no los reprende por perder intimidad
con él.

Pero entonces leemos estas penetrantes palabras: “Pero tengo contra ti que
toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis
siervos para fornicar y para comer cosas sacrificadas a los ídolos. (2:20).
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Exactamente, ¿quién es esta Jezabel mencionada aquí?

Jesús esta hablando de pastores falsos. Él esta reprendiendo al pastor en


Tiatira porque tolera ministros codiciosos quienes seducen a su pueblo: “Tu
permites que ministros llenos de lujuria hablen libremente desde tu pulpito.
Ellos entran como ángeles de luz, y usan engaños malvados para seducir a mi
pueblo.”

La referencia a Jezabel aquí indica mas que solo ministros codiciosos.

Estos falsos pastores en realidad hacen maquinaciones para llevar a cabo y


cumplir sus lujurias. Dicho simplemente, el nombre Jezabel es un proverbio
para todo lo que es malo y detestable a los ojos del Señor.

Que imagen tan perpleja nos ofrecen. Aquí tenemos a un pueblo que ama al
Señor, hombres y mujeres devotos a Dios.

Ellos han perseverado, han dado fielmente y aman a Jesús. ¿Cómo puede ser
que estos creyentes sean atraídos a falsos profetas?

¿Cómo pueden ser seducidos por ministros malvados que Dios desprecia?

Esto te puede sorprender, pero yo veo esto mismo sucediendo por toda la
tierra. Lobos que salen a pelar al rebaño ahora hablan en iglesias que una vez
fueron conocidas por su mensaje de santidad.

Cuando le preguntan al pastor por que permite esto, él admite, “Estos


predicadores atraen el gentío. La gente esta viniendo a la iglesia.”

¿Notas la inconsistencia aquí?

Jesús llama al pastor de Tiatira un hombre de amor y bondad.

Pero este mismo hombre tolera ministros de pecado abominable, pastores que
emocionan la carne y sirven la lujuria del pueblo.

Ellos traen conceptos malvados que dan un falso sentido de avivamiento. Y


llevan al pueblo a una seducción demoníaca.

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Bien profundo en el corazón de este pastor, él sabe que su evangelio no es
puro.

Pero él no quiere detener que la gente llegue ala Iglesia ¿por que?

Y ahora Cristo le esta diciendo: “Tu toleras la seducción de estos lobos. Y


estas ciego a lo que esto le esta haciendo a mi pueblo. Ellos se están
escapando a las reuniones de este predicador; y son llevados a la destrucción.

Han comenzado a fornicar y comer alimento sacrificado a los ídolos.

Pero te niegas a avisarles. Te llame para que seas pastor sobre mis ovejas, pero
no los estas protegiendo. ¿Por qué toleras esta maldad? ¿Por qué no levantas
tu voz?”

Una de las primeras obligaciones que tiene cualquier pastor es mantener el


pulpito puro.

Él no puede permitir que alguien se pare ante el y de una palabra falsa.

Eso puede sonarte como un asunto de control, pero es lo que Dios manda.

Cristo no esta hablando de fornicacion sexual aquí. Él esta hablando de un


yugo malvado, una coinonía sensual, una entrega de uno mismo al poder de un
ministerio falso.

Y la advertencia de Jesús es clara: “Estas comiendo de una emoción que es de


la carne. Es un evangelio que complace la lujuria. Y tu vida espiritual esta en
juego.”

Recuerda, Jesús no se esta dirigiendo a creyentes deslizados.

Él esta hablándoles a cristianos amantes quienes te darían lo que tienen. Pero


están atraídos a un evangelio de la carne. Ellos ponen atención a una voz sutil
que susurra, “Tienes que escuchar a este hombre.”

A través de los evangelios, Jesús advierte acerca de falsos pastores quienes


buscan devorar y engañar a muchos.

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Sin embargo, la falta de discernimiento en multitudes que se mantienen en sus
evangelios falsos me sorprende.

Puedes pensar, ¿Qué de malo hay en verlos? No me puede hacer daño


escuchar lo que dicen. Además, todo se siente como que es del Señor.”

¡No! Si tu permites pastores malévolos, entonces estas compartiendo la cama


con demonios. Estas cometiendo fornicacion con lo malo.

No me mal entienda: No estoy hablando de todo evangelista en la televisión.


Pero cristianos con discernimiento conocen la diferencia.

Jesús habla de tales santos bien cimentados, quienes ven a través de los
motivos de predicadores manejados por la carne:

“Y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás,...” (Ap.


2:24).

Cristo no mide palabras cuando se trata de estos ministros “agarra-dinero.”

Él esta diciendo: “Ellos arrastran las almas a las mismas profundidades del
infierno.”

Si, estos ministros predican a Cristo, pero no al Cristo de gloria. Si, ellos
predican la palabra, pero no es la Palabra de Cristo. Es un evangelio
manchado con las doctrinas de Satanás.

El Señor dice de tales pastores malos, “Yo le he dado tiempo (Jezabel) para
que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.” (2:21).

Él esta diciendo, en esencia, “He sido paciente con estos falsos profetas y
evangelistas. Les he dado advertencia tras advertencia. Tuvieron suficiente
tiempo para volverse de su maldad. Pero se negaron.”

Entonces el Señor da esta advertencia a cada ministro justo de su Palabra:


“Por tanto, yo la arrojo en cama; y en gran tribulación a los que adulteran con
ella, si no se arrepienten de las obras de ella. A sus hijos heriré de muerte...”
(2:22-23).
Jesús no esta hablando solamente de los profetas aquí.

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Él esta incluyendo a todo aquel que les escucha y les apoya. Todos terminan
juntos en una condición horrible de enfermedad y muerte espiritual.

Ezequiel dice lo siguiente de tales creyentes “derramaste tu lujuria sobre


cuantos pasaban.” (Ezequiel 16:15).

En otras palabras: “Corres detrás de todos estos ministros falsos. Pero ellos
solo te usan. Hacen mercancía de ti, dejándote espiritualmente herido y
muerto.”

Finalmente, Jesús amonesta a aquellos que han estado fielmente en contra de


los ministros de Jezabel: “pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.”
(2:25).

Él esta diciendo: “Has aprendido verdadero discernimiento. No te permites ser


doblado por cualquier viento y ola de doctrina. Así que, por ahora, solo
aguántate. No te dejes engañar. Eso es todo lo que te pido. No pondré ninguna
otra carga sobre ti hasta que yo regrese.” (Ver 2:24).

No me gustaría ser el pastor de Laodicea

Jesús no le da ni un solo elogio a la iglesia en Laodicea.

En vez de eso, este pastor lee: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni
caliente, te vomitaré de mi boca.” (Ap. 3:15-16).

Que palabras aterradoras del Señor.

Mi pregunta es: ¿Cómo puede toda una iglesia caer en la misma condición
peligrosa? ¿Cómo puede ser que todos estén tan espiritualmente ciegos que
todos se ponen tibios?

No se menciona un remanente santo en este cuerpo.

Cristo los describe a todos como: “...miserable, pobre, ciego y estás


desnudo...” (3:17).

¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo es posible que alguien este miserable, pobre,
ciego y desnudo, y aun no lo sepa?
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Sucedió porque esta gente estaba cegada por una horrible mentira.

Los laodicenses eran muy materialistas, ricos y prósperos. (Esto puede


significar aumentando en número e influencia, como también en dinero.)

Y ellos estaban completamente satisfechos consigo mismos.

Para un cristiano sin discernimiento, esta iglesia estaba floreciendo.

A la gente le encantaba y eran atraídos a ella. Pero cuando Cristo la escudriñó,


quedo espantado por lo que vio.

Estos laodicenses estaban cegados por una mentira.

Y esa mentira era, “Yo estoy bien. Estoy donde debo estar espiritualmente. No
he cambiado. Aun soy el mismo cristiano dedicado. Soy un creyente justo y
ardiente.” Jesús dice que ellos declaraban de si mismos: “Tú dices: Yo soy
rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad.” (3:17).

Para mí, esta congregación representa el frenesí capitalista de la iglesia


moderna.

Estamos viviendo en una generacion con matises de capitalista, que significa


simplemente, “crecimiento en incremento.”

Y el mundo de los negocios tiene un dicho: “Crece o muere.” Todo siempre


debe ser más grande. Así que tienes que poseer el ímpetu para hacer las cosas
más grandes y mejores.

Eso esta bien para los negocios; pero esta mentalidad ha infiltrado la iglesia.
En EE.UU y nosotros como sus vecinos somos testigos de un “Cristianismo
capitalista.”

Para algunos la meta ya no es crecimiento espiritual, sino en números,


prosperidad, finanzas. Y los ministros están cayendo en el frenesí.

El juicio de Jesús a los laodicenses se aplica a muchas iglesias hoy: “No te das
cuenta lo que te ha pasado. Tu ceguera te ha hecho tibio; y ni siquiera lo ves.
Aun crees que esta ardiendo por mí.”
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En Éfeso, el pecado de la iglesia fue una pérdida de intimidad con Jesús. En
Tiatira, fue pérdida de discernimiento y flirteo con la fornicación espiritual.

Ahora, en Laodicea, vemos el peor de todos los pecados: una perdida de toda
necesidad por Cristo.

Todo termina en desnudez. Jesús acusó a los laodicenses de su condición


desnuda: “para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez” (3:18).

La palabra griega para desnudez aquí significa “despojado de recursos.”

Ves, Dios reserva sus recursos para aquellos que confían en él, quienes
dependen de el en su necesidad. ¿Cuáles son sus recursos?

Son verdaderas riquezas espirituales: su fortaleza, su poder que obra milagros,


su guianza divina, su presencia manifiesta.

Cristo estaba advirtiendo a esta iglesia confiada en sí misma: “Te he


despojado de todos mis recursos. Pero tu crees que no los necesitas. Estas
absolutamente empobrecida, pero no reconoces tu condición.

Imagínate a una congregación que se sienta cómodamente en un servicio de


una hora.

Estos cristianos escuchan un sermón corto acerca de cómo encarar las


presiones de la vida.

Luego, salen rápidamente por las puertas de la iglesia. Ellos no sienten


ninguna necesidad de quebrantarse ni estar contrito ante Jesús.

Ellos no sienten la necesidad de ser conmovidos por un mensaje cortante. No


hay un clamor como, “Señor, derríteme, quebrántame. Solo tu puedes
satisfacer mi hambre.”

¿Dónde esta el celo que una vez tuvieron? Estos creyentes una vez estuvieron
ansiosos por llegar a la iglesia, estuvieron absortos en la Palabra de Dios,
dispuestos a poner su corazón desnudo ante la luz escudriñadora del Espíritu.

Pero ahora creen que han sobrepasado todo eso. Así que han restringido su
cristiandad a los domingos por la mañana.
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Pero es una religión de tibieza.

Jesús amaba tanto a este pastor laodicense y su congregación, que les dejo
saber que iba a traer medidas drásticas.

Él les dijo que crearía en ellos una necesidad por sus recursos: “Yo reprendo y
castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete.” (3:19).

Su mano amante venia a castigarlos. Y él lo haría creando una necesidad en


ellos que los hiciera clamar por su poder y su ayuda.

Amados, Cristo nos esta diciendo las mismas palabras hoy. Él nos esta
diciendo como les dijo a los laodicenses: “Esto es acerca de que cenes
conmigo.

Se trata de contestar la puerta cuando llamo. Y estoy llamándote ahora, que


vengas y tengas comunión conmigo. Yo tengo todo lo que necesitas. Y
cualquier tiempo de calidad que pases conmigo te da poder de comprador. Así
es como obtienes recursos. Tu coinonía conmigo te da lo que necesitas en el
ministerio. Todo tiene que salir de nuestro tiempo juntos.”

Esta es la manera como la iglesia de Cristo mantendrá su testimonio en estos


últimos días. ¡Amen!

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