Está en la página 1de 1

HABÍA una vez una liebre que siempre jugaban una carrera siempre ganaba la liebre.

Un día
quiso jugarle de nuevo una carrera a la tortuga y cuando salieron. La liebre corrió muy rápido
y la tortuga muy despacio. Entonces la liebre le sacó mucha ventaja y se paró a hablar con
las chicas que lo alentaban. Sin darse cuenta la tortuga la paso entonces la tortuga ganó y
desde ese día, la tortuga aprendió que no tenía que distraerse nunca más.

fin

También podría gustarte