Está en la página 1de 4

Freud se refería a los estímulos endógenos diciendo que “se originan en las células del organismo y

dan lugar a las grandes necesidades: Hambre, respiración y sexualidad. El organismo no puede
sustraérseles, como lo hace frente a los estímulos exteriores”

El conocimiento de nuestra carta natal nos abre a una reflexión sobre las tres necesidades básicas
del ser humano, respiración, alimentación y amor. Entrelazándolas, entendiéndolas y ayudándonos a
fluir con ellas.

La respiración es imprescindible para la vida, sin respirar se detiene de inmediato, nos ahogamos. El
hambre nos pide alimentos, seleccionados según nuestra consciencia, apetencias o las condiciones
culturales o del entorno. El amor, es el gran anhelo de ser y trascender con el otro, y en ocasiones
para el otro. Sin atender correctamente estas necesidades, las dos primeras de forma clara e
inmediata, nuestro cuerpo se extingue; sin resolver la tercera, el deseo de vivir, la libido, desaparece
y la tristeza se abre paso enfermándonos…

Así pues, el aire y los alimentos, tanto materiales como afectivos, se entremezclan desde el principio
de nuestras vivencias, fijando nuestra particular relación con el cuerpo y la psiquis.

La respiración tiene un vínculo metafórico con el padre, a través del aire conocemos lo que nos
rodea. Con cada inspiración tomamos consciencia del mundo en el que habitamos. Con cada
expiración dejamos hueco para crecer y avanzar. La alimentación nos une a mamá. Ella nos nutrió en
los primeros días de nuestra andadura por la vida. Ella marcó con su manera de nutrirnos y con su
relación emocional la forma en que nos alimentamos y nos emocionamos de adultos.

El amor es nuestra capacidad de individualizarnos. A través del amor nos separamos de mamá y
papá, encontrando así nuestra individualidad. Individualidad que llega a través del espejo del otro.

¿Cómo se originan los conflictos con la alimentación?

Nuestro mundo emocional se manifiesta en muchas ocasiones a través de las dificultades con la
comida, síntoma de conflictos internos que nos obliga a revisar la forma en la que nos expresamos.

En la mayoría de los casos acallamos nuestras emociones con comida para no verbalizar esas
palabras tan cargadas de intensidad emocional, que se hacen impronunciables, palabras que
expresarían lo que no nos permitimos sentir.
La boca se torna la entrada donde confluye aire, palabra y alimento.

Las palabras-el aire- papá, se incorporan por el mismo orificio, con las emociones, alimentos, mamá.

De esta manera, la comida que vendría a resarcir nuestras necesidades biológicas, se torna una
manifestación de nuestros deseos vitales, de nuestras frustraciones ,o nuestros anhelos… de las
dinámicas de nuestro mundo interno. Necesitamos comer para no morir, aunque deberíamos comer
para vivir. Cuerpo, mente, hambre, amor, respiración, se complementan y se entrelazan para unir lo
emocional con lo somático. Unir las partes escindidas de lo que somos, para llegar a la unidad.

Obesidad, desnutrición, adicción, anorexia, bulimia…La manifestación de estos desequilibrios, está al


servicio de hacer consciente, en el mejor de los casos, o de silenciar en el peor, nuestras necesidades
emocionales, dinámicas psicológicas de una parte muy profunda de nosotros mismos, de nuestro
inconsciente, de nuestra sombra emocional. De esta forma, los conflictos con la alimentación son la
forma de expresar miedos y emociones de distinto ámbito, abandono, angustia, tristeza, desamor,
odio, vergüenza…

Con este panorama la comida se utiliza como ansiolítico con «los ataques a la nevera,» como castigo
a través de regímenes alimenticios desmedidos, como expresión del odio o la rabia a través del
vómito. Como negación a la vida, en el más profundo de los abandonos, negándonos a comer…
Anorexia.

Con el estudio y la comprensión de nuestra carta natal aprenderemos lo que sucede cuando
reprimimos emociones, cuando nuestras bocas no expresan los sentimientos, cuando tragamos para
contener tensiones. ¿Que ocurre cuando nuestra alma se silencia? ¿Qué sucede cuando no podemos
manifestar nuestros deseos? Con toda probabilidad, analizar y pronunciar conscientemente lo que
sentimos, nos ayudará a contener el deseo compulsivo de comer, o de no hacerlo, integrando la
sombra que habita en nosotros…

La influencia de la luna (arquetipo materno) es una valiosa herramienta para entender las dinámicas
nutricionales y emocionales, la comprensión de la luna natal en la propia carta, hace necesaria una
auténtica aceptación de cómo es nuestro mundo emocional, de cómo es nuestra sombra.

No debemos generalizar pues, cada manifestación de la luna, dependerá de los aspectos que guarde
entre otros significadores astrológicos, pero podemos dar unas pinceladas e intuir que: los nacidos
con la luna en Aries comerán de forma expeditiva, inmediata, dándole poca importancia a la calidad
de la nutrición y procurándose unos alimentos energéticos que aumenten de alguna forma su
potencial de agresividad. Los poseedores de luna en Tauro tal vez disfruten en exceso de la comida
dándose grandes placeres en el ámbito nutricional o posibles excesos. La luna en Géminis, establece
la relación con la alimentación de forma «social» y descuida la correcta nutrición en aras a tener una
buena relación con los otros. La luna en Cáncer asocia el amor a la comida y nutrirá las emociones
colmando de atenciones lo referente a la alimentación y asociando el acto de comer a las
demostraciones de cariño, si se es demasiado “dulce” la alimentación sufrirá las consecuencias.

Las lunas en Leo, cuando se acuerden de comer, buscarán en la comida una forma de mantener su
espíritu en marcha sin darle mayor importancia que la meramente necesaria para mantener, de
alguna forma, su existencia.

Virgo puede ser uno de los que se relacionen con la comida de forma más consciente. Buscando
siempre algo ordenado, lógico y bien analizado. A la hora de comer, y siempre a su hora, pondrán las
necesidades físicas sobre las emocionales.

La luna en Libra probablemente presente polaridades que en épocas generará una relación
estrictamente correcta y a veces será absolutamente desequilibrada. La comida se adaptará al ritmo
de nuestros propios desequilibrios emocionales.

Escorpio se dejará llevar por emociones desbordadas, abusando de los sabores fuertes muy
especiados, picantes, intensos, que terminan dañando parte de sus intestinos, así expresa una
dinámica emocional fuertemente pasional.

Sagitario es muy posible que coma por convicción, habrá un exceso, una falta de límites, en esta
dinámica, la obesidad puede venir a visitarle constantemente, pero si encuentra una razón firme,
una filosofía que le convenza, permanecerá fiel y se alimentará acorde a ella.

Los nativos con luna en Capricornio, tal vez tengan la relación con la alimentación más coherente de
todos los signos astrológicos. Probablemente busquen siempre una forma consensuada y además un
tanto espartana, no es probable que dejen comida en el plato y de una forma estructurada y racional
terminarán comiendo lo que necesitan.

La luna en Acuario es absolutamente impredecible, pueden quedarse «enganchados» a las nuevas


corrientes nutricionales como macrobiótica, nutrición celular… como pueden estar absolutamente
desinteresados por cómo se nutren y absolutamente desapegados de la comida. Podrían
alimentarse del aire y el sol. Muchas veces comen porque no queda otra.

La luna en Piscis asocia la comida tanto al ámbito emocional como espiritual. Puede realizar ayunos
de forma desordenada por convicciones religiosas o espirituales.
Siempre estarán comiendo según su estado anímico, generando grandes carencias o excesos de
ciertos alimentos. Para ellos, es primordial entender la interacción entre la ingestión de alimentos y
su estado anímico.

Recordad que esto es una aproximación muy generalista, y como simples rasgos, no pueden llevarse
a lo personal. Todo depende del signo donde se ubica nuestro sol, de qué ascendente tenemos y de
cómo se realiza la correspondencia entre los distintos arquetipos de la carta natal y nuestra luna.

La astrología pues, pretende dar consciencia a lo que nos ocurre con la forma de nutrirnos, y cómo
nuestras dinámicas intentan comunicarnos algo mucho más profundo: las pulsiones inconscientes
que gobiernan nuestros deseos.

El estudio astrológico a través de la carta Natal, viene a iluminar las razones que nos impulsan a
establecer relaciones conflictivas con la salud, la alimentación, la pareja, el trabajo y cualquier
ámbito de nuestra vida. Aporta el mapa personal para aprehender y entender lo que se oculta en
referencia a nuestra forma de Vivir (respirar – comer -amar), extrapolado metafóricamente a todas
las estructuras y relaciones emocionales que establecemos a lo largo de la experiencia vital.

La astrología ahonda en qué carencias andamos metidos, con el objeto de aprender a darnos desde
la plenitud, no desde la necesidad.

También podría gustarte