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TEMA 18

LA REPRESENTACION

1 .- CONCEPTO Y UTILIDAD DE LA REPRESENTACIÓN

La representación es “aquel instituto jurídico de derecho público (que también puede ser de derecho privado), por el cual una
persona interviene realizando actos, negocios, contratos en nombre y por cuenta de otra persona, de manera que los efectos del
acto jurídico recaen sobre el representado”. El representante actúa, interviene, celebra, motoriza, realiza un acto, negocio, contrato
no buscando beneficio para si, sino para otra persona que es la que verdaderamente interviene en el acto. Debido a esto los
efectos del acto no afectan al representante, sino al representado, al extremo que el representante es un tercero absoluto de
categoría penitus extranei respecto a los efectos, a pesar de haber intervenido directamente en la formación del acto.

La representación seria aquella figura jurídica en la que una persona, natural o colectiva, por mandato de la Ley, del juez o por
acuerdo de voluntades actúa celebrando actos dentro de lo permitido por la Ley en nombre y por cuenta de otra persona, de forma
que los efectos no le afectan a el sino a la persona a quien representa.

La representación es de tal importancia que no es un instituto solo de Derecho Privado, sino de Derecho Público. En la esfera del
Derecho Privado tiene varias aplicaciones como: protección de los incapaces de obrar (menores no emancipados, enfermos
mentales declarados interdictos), permitir la dinámica en las relaciones jurídico-económicas de los hombres cuando una persona
no puede trasladarse de un lugar a otro o cuando no quiere estar frente a otra persona (ocultar la identidad). En el fondo busca la
representación suplir imposibilidades, incapacidades.

2.- NATURALEZA JURÍDICA DE LA REPRESENTACIÓN

Respecto a la representación se han dado varias teorías, la más antigua es la del Nuntius, desarrollada por la Escuela Francesa
del siglo XIX, aplicada por la jurisprudencia francesa del mismo siglo. El nuntius se equipara a un mensajero, a un portador de la
voluntad de una persona, afirmando que el representante no es más que un portador de la voluntad de una persona que se ve
impedida de hacerlo. Sin embargo la teoría del nuntius fue rechazada en el siglo XIX debido a que el representante es más que un
mero mensajero, portador de la palabra o voluntad de alguien, además de no reunir los requisitos que se consideran actualmente
necesarios para la existencia de la representación. Posteriormente en Alemania se elaborarían las teorías de la ficción (de
Savigny), de la representación Savigny afirmaba que la representación es una ficción de la Ley, del legislador que con sus ideas
ha establecido que los efectos del acto en lugar de afectar al representante que actúa directamente, afectan a otra persona que no
interviene en el acto, haciéndolo deudor o acreedor por una ficción de la Ley. Por tanto, para ver si un acto jurídico es valido y
perfecto no se debe analizar la capacidad, voluntad, condición y situación del representante que en el fondo es un penitus extranei;
para ver la validez y eficacia del acto jurídico celebrado a través de representante se debe ver la condición, cualidad en que se
encontraba el representado, el cual es el sujeto afectado.

A principios del siglo XIX en Alemania se formulo la teoría de la mediación, que vino a ser como una tesis ecléctica, que postulaba
que se debe analizar, confrontar la capacidad, situación, condición tanto del representante como del representado. Se debe
analizar la capacidad del representante porque él es quien actúa directamente en la celebración del contrato (sobre todo en la
representación legal y judicial); se debe analizar la situación del representado ya que él se verá afectado por los actos, se
convertirá en acreedor o deudor. Es de esta forma la representación integración de la capacidad, situación, condición, cualidades
de ambos sujetos. Para ver si un acto jurídico realizado a través de un representante es válido se deben analizar la capacidad,
situación y condición del representante y representado, debiéndose además cumplir los requisitos de la representación (voluntad,
facultad e intención de representar del representante).

3.- FUENTES DE LA REPRESENTACIÓN

La representación tiene tres fuentes:

 Convencional: Denota que un tercero actúa en nombre de otro debido a que existe un previo acuerdo entre quien
representa y el representado, que se denomina “Contrato de Mandato”. Quien actúa en nombre y cuenta de otro lo hace
porque el titular del Derecho Subjetivo le ha conferido la facultad, potestad de hacerlo, ya sea activa o pasivamente,
realizando uno o varios actos específicos.
 Ley: En esta fuente, el origen del ejercicio de la representación está en una normativa jurídica, buscando suplir la
incapacidad, ineptitud, falta de experiencia del representado. Ej.: representación de los padres para los menores de edad
no emancipados, tutela.
 Judicial: Puede tener también origen la representación en una decisión judicial, donde el juez mediante un fallo designa
a una persona como representante de otra. Ej.: cúratela.

En materia de representación convencional o mandato el único que debe tener capacidad de obrar es el representante,
no el representado, ya que el representante es un tercero, un penitus extranei. En cambio en la representación judicial y emanada
de la Ley, el representante necesariamente debe tener capacidad de obrar. Los requisitos que hacen valida la representación son:

 El Representante Debe Tener La Voluntad De Representar (Voluntad): El representante debe tener claramente
establecido que no actúa en nombre y por cuenta propia, sino en nombre y cuenta de otra persona.
 El Representante Debe Tener La Facultad De Obrar Por Otra Persona (Facultad): Debe surgir su facultad como
representante de alguna de las tres fuentes (del acuerdo de voluntades, de la Ley o por decisión judicial).
 Debe Existir La Intención Del Representante (Intención): La voluntad de representar debe estar expresada exenta de
vicios, defectos, ya que se requiere una voluntad valida y perfecta, y no una viciosa.

4.- EFECTOS
La representación no significa que el representante pueda actuar de acuerdo a su arbitrio, capricho, como desee, existen límites,
los cuales son los expresados por el representado, conforme a lo determinado y dentro los cánones que permite la Ley, o
conforme la resolución del juez.

El efecto de la representación es que el acto, negocio, contrato solo afecta al representado y no al representante, al extremo que el
último es un penitus extranei, un tercero absoluto. Nunca puede verse afectado el representante en aplicación de la máxima de
que “el acto solo afecta a las partes y no daña ni perjudica a terceros”. Existen pero excepciones en que el representante puede
verse afectado por el acto, como cuando se ha excedido de los límites de la representación, caso en que el representante asumirá
los efectos y no así el representado (art. 467, 468, 469, 470).

5.- REPRESENTACIÓN SIN PODER

Para actuar por cuenta y nombre de otro debe surgir la representación de una de sus fuentes: acuerdo de voluntades, de la Ley o
por decisión judicial, de lo contrario no existe representación y por tanto efectos respecto al representado, será un acto celebrado
por una persona en nombre y por cuenta propia en ejercicio de sus propios derechos. LA REPRESENTACION DE PLENO
DERECHO ART. 36 DEL CODIGO PROCESAL CIVIL. lo cual ocurre cuando una persona titular de un derecho no se encuentra
en el lugar donde se le ha iniciado un proceso, permitiendo la Ley al conyugue, descendientes, ascendientes, hermanos, sobrinos,
incluso suegros y yernos, puedan actuar en nombre y por cuenta del no presente alegando representación sin mandato, sin poder,
a sola condición de que hasta antes de que se dicte la sentencia, el titular del derecho ratifique, de por bien hecho lo actuado por
el representante en su nombre y cuenta a pesar de no haber tenido el poder, mandato de hacerlo.

6.- CONTRATOS POR PERSONA A NOMBRAR

El contrato por persona a nombrar es una aplicación de la representación, del mandato. Existen ocasionas en que ciertas personas
por ciertas causas sociales, morales, religiosas no desean aparecer frente a otra persona, manifestarse como contraparte de acto,
negocio, contrato, pero tienen la intención de celebrar un contrato con esa persona. Al no desear hacerlo directamente, se valen
de un tercero, quien actúa en nombre y por cuenta de quien realmente desea celebrar el acto jurídico; el tercero se presenta como
si se tratara de un derecho, interés propio, pero al momento de concluir el contrato, en que se ha pactado, acordado las
condiciones, efectos, cláusulas solicita que lleve el contrato una cláusula estableciéndose que el contrato no se celebra en nombre
y por cuenta propia, sino de otra persona cuya identidad se reserva revelar en un plazo (tres días según el articulo 472 para
revelar en nombre y por cuenta de quien se ha actuado, de lo contrario el contrato se perfecciona con el tercero o representante).
En los tres días no solo se debe identificar en nombre y por cuenta de quien se ha celebrado, sino se debe presentar también el
poder que confiere el representado para que el representante actué en nombre y cuenta de el. Con este plazo de tres días se
busca que no se burlen los intereses del Estado, debido a que toda transacción, sobre todo económica, implica impuestos,
evitando se prive de una contribución del ciudadano al Estado.

Artículo 472.- (CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR)

I. Al concluir el contrato, puede una de la partes declarar que lo celebra en favor de otra persona, expresando a la vez que se
reserva la facultad de revelar posteriormente el nombre de ésta.

II. Dentro del término de tres días desde la celebración del contrato, debe comunicarse a la otra parte el nombre de la persona a
favor de quien se ha celebrado, acompañando el documento de su aceptación y el poder otorgado para representarla.

III. Si vencido el plazo, no se ha comunicado el nombre de la persona, el contrato producirá sus efectos sólo entre los contratantes
originarios.

7 CONTRATO CONSIGO MISMO

El contrato consigo mismo, según el art. 471, solo se admite excepcionalmente cuando por su naturaleza el contrato excluye un
conflicto de intereses, o cuando existe autorización expresa del representado. Puede surgir el contrato consigo mismo producto de
un mandato simple (en que el representante lo es de un representado y es a la vez parte en el contrato), o de mandato doble (en
que el representante lo es de una parte como oferente y de otra como aceptante).

Artículo 471.- (CONTRATO CONSIGO MISMO)

El contrato celebrado por el representante consigo mismo, sea en nombre propio o en representación de un tercero, es anulable,
excepto si lo permite la Ley o fue con asentimiento del representado o si el negocio excluye por su naturaleza un conflicto de
intereses.

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