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(PRIMERA PARTE)
PERIODO COSMOLOGICO.
El pensamiento filosófico aparece a comienzos del s.VI a.C., donde se produce un “paso
del mitos al lógos” (=razón). Era entonces frecuente atribuir el orden cósmico a un lógos
divinizado, con lo cual vemos que ese paso del mitos al logos no significaba un paso
“completo” a la razón.
Las doctrinas de los presocráticos las conocemos parcialmente, con escasas referencias
a la filosofía jurídico- política. Estas referencias suelen recibir una explicación cósmica o
naturalista y divina. Así, Díke es la diosa Justicia, pero también es la justicia o equilibrio
que debe existir en las relaciones entre los hombres. En esta línea se sitúan Heráclito,
Parménides… Algo diferente es la consideración de Pitágoras de la justicia: el número y la
cantidad constituyen la esencia de las cosas. La justicia es la estricta igualdad aritmética
entre dos miembros; así, la justicia exige que la pena sea igual al daño causado por el
delito. Ya están en esta concepción presentes las ideas de igualdad, equilibrio,
proporción, que constituirán siempre el elemento medular de la idea de justicia.
El nómos no es simplemente producto de la voluntad del legislador, sino que debe reflejar
la justicia que late en el orden del kósmos. Así, Heráclito afirma que “todas las leyes
humanas (=leyes positivas) se alimentan de la ley única divina (=ley natural)”, que es el
modelo en el que han de inspirarse las primeras. Éste es el precedente de la idea
cristiana de ley eterna.
PERIODO ANTROPOLOGICO.
Las victorias atenienses con que concluyeron las dos Guerras Médicas de Maratón y
Salamina, hicieron de Atenas la más importante ciudad de la Hélade. Destacan
historiadores como Heródoto y Tucídides, trágicos como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y
el padre de la comedia, Aristófanes. Este apogeo provoca profundas reformas en la
política interior, sobre todo a impulsos de Pericles. Surge el sistema democrático, la
isonomía (igualdad de todos ante la ley) y la isogoría (derecho de todos a hablar). En
cuanto al sistema procesal, las intervenciones ante el Tribunal eran siempre personales.
Ello hizo aparecer la figura del logógrafo, que escribía el discurso que el “cliente” había de
pronunciar en el Tribunal. Este logógrafo procuraba siempre a favor de su cliente, de ahí
que lo que importase no fuera lo justo o injusto, sino el modo de exponer. Ello creó un
clima de relativismo del que participaron tb los sofistas.
Los sofistas no constituyen escuela, sino que van aisladamente impartiendo sus
enseñanzas, cobrando por ellas. Su posición era escéptica y toda tesis era
defendible (Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”).
La actividad fundamental de Sócrates fue la docente, mediante la práctica del diálogo, con
el que se iba conduciendo poco a poco al interlocutor al descubrimiento de la verdad. Así,
mientras los sofistas se caracterizaban por el escepticismo epistemológico, Sócrates creía
firmemente en la existencia de la verdad.
Filosofía Jurídica.: Para Sócrates existe, por encima de los hombres, todo un
mundo de valores objetivos y, entre ellos, el de la justicia, que articula el orden
impuesto al mundo por la Divinidad. Las leyes humanas deben ser fiel reflejo del
valor objetivo de la justicia. Dichos valores son siempre cognoscibles por el
hombre, de ahí que la moral socrática sea una moral racional: la virtud se capta por
el conocimiento, y quien obra el mal lo hace por un conocimiento defectuoso del
bien.
El Estado es una realidad natural, encarnando sus leyes el ideal objetivo de justicia,
del que en cada hombre hay también una especie de eco, manifestado en el daimon
o voz de la conciencia. Este iusnaturalismo de Sócrates es conservador, frente al
carácter revolucionario del iusnaturalismo sofista. Precisamente, por la armonía
que existe entre la justicia objetiva y las leyes humanas, éstas deben ser respetadas
y obedecidas ciegamente; pero incluso en presencia de leyes injustas, Sócrates se
inclina también por la obediencia.
Entre sus discípulos destacan cinco que fueron fundadores de sendas escuelas
filosóficas: Platón, padre de la Academia, Euclides, fundador de la escuela
megárica, Arístipo, fundador de la escuela cirenáica, Antístenes, fundador de la
escuela cínica, y Fedón, fundador de la escuela de Elis.
PERIODO SISTEMATICO.
DEMOCRITO.
Nació en Abdera, Tracia, Grecia, hacia el año 460 AC, y murió a los 90 años de edad,
viajó por Egipto, Persia y Mesopotamia, adquiriendo conocimientos de astrología,
teología, geometría y otras materias, se cuenta que se quedó ciego voluntariamente, para
meditar mejor, según unos, para qué el corazón no se le fuese en pos de lo que veían sus
ojos, según otros.
Es conocido por ser el fundador de la enseñanza atomista. Según Demócrito, solo el
vacío y los átomos existen en el mundo, fue alumno de Leucipo filósofo griego con quien
elaborara su brillante teoría, fue geómetra y astrónomo Diógenes Laercio le atribuye
setenta y tres obras escritas, que trataban de Matemáticas, Física, Gramática y Ética muy
pocas de las cuales han llegado hasta nuestros días solo fragmentos.
Tanto Demócrito como su maestro Leucipo creían que la materia estaba formada por
partículas indivisibles llamadas átomos El modelo atómico Demócrito fue el primer modelo
postulado por el hombre en la historia, que decía que los átomos eran homogéneos,
eternos y no se podían dividir, que eran invisibles e incomprensibles y que también tenían
características internas diferentes, esta idea prevaleció hasta fines del siglo XVIII,
tardaron los hombres de ciencia casi 2.200 años para que -recién en el año 1804- John
Dalton redefiniera al Átomo como una partícula sólida formada por otras partículas
seguido por Thomson, Rutherford, Bohr, Sommerfeld, y el modelo de la Mecánica
Cuántica .
Considera la Materia como una sustancia extensa, impenetrable e indiferente
cualitativamente, pero no formando un todo compacto, sino masas de diversas,
magnitudes y formas; los átomos, que se mueven en el vacío, el cual admite, porque sin
él no hay movimiento, y como éste existe, tiene que existir el vacío, que es infinito en
extensión.
Para Demócrito, todo cuanto hay en la naturaleza es combinación de átomos y vacío: los
átomos se mueven de una forma natural e inherente a ellos y, en su movimiento, chocan
entre sí y se combinan cuando sus formas y demás características lo permiten; las
disposiciones que los átomos adoptan y los cambios que experimentan están regidos por
un orden causal necesario.