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Los países más pobres del mundo en base al PIB

Una de las maneras más habituales de valorar el nivel de riqueza de un país es el uso de índices
como el Producto Interior Bruto o PIB, el cual se refiere a la cantidad total de capital que ha
producido un país a lo largo del año. En base a este índice y a los datos recogidos por el Fondo
Monetario Internacional o FMI (sacados entre los años 2017 y 2018), podemos considerar que los
25 países más pobres son los siguientes.

1. Tuvalu (35M €)

Según los datos del FMI, Tuvalu es el país con un PIB más bajo de entre los que están registrados.
Las antiguas Islas Ellice son desde el 74 uno de los países que forman parte de la Polinesia.

A pesar de su belleza, este territorio es pobre y poco fértil, y sus habitantes no tienen agua
potable. Se encuentra a tan poca altura respecto al mar que sus habitantes han tenido que ser
evacuados con frecuencia debido a la elevación del nivel del agua.

2. Nauru (101M €)

Parte de la Micronesia, Nauru es una república que se constituye dentro de una única isla y que
resulta ser el segundo de los países con menor PIB registrados. Antiguamente, cuando la isla
explotaba la extracción de fosfatos, llegó a ser un país con un nivel de desarrollo cercano al del
llamado primer mundo, pero con el tiempo ha entrado en recesión económica.

3. Kiribati (165M €)

Formado por la isla de Banaba y diversos atolones de coral, este país forma también parte de
Oceanía. Con una esperanza de vida de unos 60 años, sus habitantes tienen que hacer frente a una
gran falta de recursos naturales en su territorio. Kiribati se encuentra en tercera posición en lo que
respecta a los países más pobres del mundo a nivel de PIB.

4. Islas Marshall (184M €)

Entre los territorios que forman parte de la Micronesia podemos encontrar las Islas Marshall, uno
de los países con mayor pobreza y falta de recursos económicos.

5. Palaos (275M €)

El tercero de los países de la Micronesia que aparecen en esta lista, Palaos es una república cuyo
PIB es el quinto más bajo de los registrados por el FMI.

6. Estados Federados de Micronesia (321M €)

El cuarto y último de los países que forman la Micronesia recibe el nombre de Estados Federados
de Micronesia, y es también uno de los más pobres. Dependen en gran medida de la ayuda
internacional externa.

7. Santo Tomé y Príncipe (348M €)

Antigua colonia portuguesa, Santo Tomé y Príncipe forman parte del territorio africano y está
conformado por diversas islas del archipiélago del Golfo de Guinea. Y con un PIB anual de 348 M
de €, es uno de los países más pobres de los que se tiene registro.
8. Tonga (403M €)

El Reino de Tonga puede hallarse en Oceanía, y está formado por casi dos centenares de islas.
Económicamente depende de agricultura y turismo, y es el octavo país con menor PIB anual.

9. Dominica (440M €)

Este país e isla es uno de los más pobres a nivel de PIB anual. Una de las islas de Barlovento, forma
parte importante del Caribe y depende en gran medida de la industria del banano.

10. Comoras (574M €)

En el sureste de África, la Unión de las Comoras es un país formado por diversas islas. Se trata de
uno de los países más pobres de toda África.

11. San Vicente y las Granadinas (695M €)

Al norte de Venezuela, este país isleño cuya isla más relevante es la de San Vicente y tiene una
economía centrada en la industria bananera y en la venta de sellos. Su situación económica
oscila en gran medida por los cambios estacionales.

12. Samoa (744M €)

País insular polinesio con la agricultura como principal motor económico, depende en cierta
medida de la ayuda externa para mantenerse, si bien cambios en sus políticas financieras han
permitdo que su situación económica mejore.

13. Vanuatu (779M €)

Situado en el Pacífico y al este de Australia, Vanuatu es un país que tiene como principal motor
económico la agricultura, si bien de subsistencia. Este paraíso fiscal tiene también uno de los PIB
anuales más bajos.

14. San Cristóbal y Nieves (878M €)

País isleño situado en el Caribe, el catorceavo miembro de esta lista obtuvo un PIB anual de cerca
de 878M de €.

15. Granada (998M €)

La isla de Granada forma parte de las Antillas, y es un país insular cuya principal fuente de
recursos son el turismo, las construcción y el comercio.

16. Islas Salomón (1.154M €)

Parte de la Melanesia oceánica, las Islas Salomón forman un país cuyo PIB anual se encuentra
entre los más bajos del mundo.

17. Guinea-Bisáu (1.195M €)

La República de Guinea-Bisáu es un país insular limitante con Senegal cuya economía es de


supervivencia, centrado en agricultura y ganadería. También la industria maderera es relevante,
debido al amplio porcentaje de bosques en su territorio.
18. Seychelles (1.326M €)

Las islas Seychelles forman un país insular. A pesar de formar parte de los países con menor PIB
anual, su economía ha crecido en los últimos tiempos y de hecho cuenta con uno de los índices de
desarrollo humano más elevados de África. Aún así el país, al noreste de Madagascar, presenta
una importante deuda pública y la mayoría de la población está en situación de pobreza.

19. Antigua y Barbuda (1.342M €)

Otro país insular, que en este caso forma parte del Caribe, tiene como principal motor económico
el turismo.

20. Gambia (1.369M €)

La República de Gambia es uno de los primeros territorios no insulares sino continentales de esta
lista. Situada en la parte oeste de África y rodeada por Senegal, su economía se basa
principalmente en la agricultura y ganadería para la subsistencia, aunque también realiza
exportación de diferentes productos.

21. San Marino (1.499M €)

En territorio europeo y concretamente situado en Italia, San Marino es el único de los países de
esta lista de dicho continente. El turismo es uno de los motores más relevantes a nivel económico.
Pese a ello su PIB es uno de los más bajos del pasado año.

22. Cabo Verde (1.572M €)

País insular africano y cercano a Dakar, este país sufre falta de recursos naturales y frecuentes
problemas derivados de desastres naturales. Turismo y servicios son algunos de los principales
motores económicos, y su posición le hace un punto estratégico para el comercio.

23. Santa Lucía (1.602M €)

Santa Lucía es un país insular situado en el mar del Caribe. Su economía se basa en la industria
bananera, si bien también otros sectores como el turismo han ido adquiriendo cada vez mayor
relevancia.

24. Belice (1.649M €)

En el noreste de América Central y rodeada por México y Guatemala, Belice es un país cuya deuda
pública es muy elevada. La agricultura (especialmente de azúcar) y el turismo son algunos de los
principales ámbitos que económicos del país.

25. República Centroafricana (1.726M €)

La República Centroafricana es otro de los pocos países no insulares de esta lista. Los principales
motores económicos del lugar son el sector maderero y el minero. Sus frecuentes conflictos
bélicos y armados son uno de los diversos factores que hacen que su economía no acabe de
despegar.
El segundo mundo: Imperios e influencias en el nuevo orden global

Nubia Nieto*

* Investigadora en Mundo Uno, Inglaterra.

El segundo mundo ofrece una lectura fascinante e innovadora de la nueva configuración


geopolítica del siglo XXI. La complejidad y la aparición de diversos núcleos de poder son la clave
para describir el nuevo orden global. Estados Unidos, la Unión Europea y China parecen dirigir el
nuevo liderazgo. No obstante, la influencia de los llamados países del segundo mundo es cada vez
mayor en la conformación de la hegemonía mundial.

Parag Khanna, calificado como el nuevo Francis Fukuyama de esta década, considera que la nueva
geopolítica mundial se divide en tres esferas, el primer mundo está dirigido por los Estados
Unidos, la Unión Europea y China, quienes concentran el mayor poder balístico, económico,
político, así como una amplia proyección de poder hegemónico. El segundo mundo está
representado por cinco macro-regiones separadas: Europa del este, Asia central, América Latina,
Medio Oriente y el este de Asia, que concentran también cierto poder en tanto economías
emergentes. El tercer mundo estaría representado por el resto de los países que siguen en
posición de subordinación con respecto al primero y segundo mundo. Además su desarrollo es
lento y su rol en la escena internacional es limitado.

Desde esta nueva propuesta de análisis geopolítico contemporáneo, el primer mundo


representado por China, Estados Unidos y la Unión Europea disputan sus áreas de influencia por
vía económica, diplomática, mediática, intelectual y política. En tanto, el segundo mundo lucha por
reafirmarse y posicionarse a nivel internacional de sus recursos naturales, humanos, políticos y
económicos. En este segundo bloque entraría Rusia, India, Japón, Ucrania, Turquía, Azerbaiyán,
Kazajistán, Uzbekistán, Libia, Egipto, Arabia Saudita, Irán, Malasia e Indonesia. Aunque conviene
destacar que Khanna ubica algunos países de América Latina dentro del segundo mundo: México,
Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina y Chile.
Para Khanna, quien también ha sido consejero geopolítico para las fuerzas especiales de los
Estados Unidos en Irak y en Afganistán, y consejero en la campaña de Barack Obama, Estados
Unidos no cuenta más con la total hegemonía global para imponer su voluntad, ni tampoco con la
capacidad militar para pulverizar a sus enemigos. De hecho, afirma Khanna, la influencia de
Estados Unidos ha disminuido más rápidamente tras sostener una postura más militarizada, sobre
todo en el mundo árabe y en el este asiático, pues el problema en el conflicto árabe no sólo ha
sido "aplicar la fuerza, sino legitimarla".

Ni el idealismo democrático ni el mesianismo hegemónico sostienen más la credibilidad y los


ideales de la promesa estadounidense: libertad, felicidad, oportunidad y democracia. Estados
Unidos de América tampoco está solo en el mercado de modelos de desarrollo, sus amigos y
rivales, la Unión Europea y China, le han quitado el sueño.

El liderazgo hegemónico mundial ejercido por Estados Unidos, luego del colapso de la Unión
Soviética en 1991, ya no pertenece más a los estadounidenses. Hoy día, dice Khanna —quien es
también analista del New York Times, BBC, CNN y otras cadenas de información internacional— la
hegemonía es compartida también con los nuevos actores: el segundo mundo.

El segundo mundo, describe el analista de origen hindú-estadounidense, está formado por países
que representan los mercados emergentes activos; cuentan con la mayor parte de reservas
energéticas y recursos vitales como el agua y zonas verdes; elaboran sus propias agendas políticas
al margen de la voluntad de los Estados Unidos y negocian mercados con los tres nuevos líderes
mundiales, sin dejarse someter por ninguno.

Según Khanna —quien es licenciado en Asuntos Internacionales y en Filosofía por la escuela del
Servicio Extranjero en la Universidad de Georgetown y maestro en estudios de Seguridad por la
misma universidad y candidato a doctor en Relaciones Internacionales por la Escuela de Economía
de Londres—, la descripción geopolítica del poder mundial se ha hecho más compleja debido a la
aparición de nuevos polos de poder, cuyas decisiones pueden alterar, desestabilizar o influir en el
orden mundial.

De acuerdo al experto en geopolítica, gestión global, asuntos europeos y asiáticos, el segundo


mundo es una zona en transición de gran potencial, tanto por su posición actual como por su
proyección a largo plazo. Aunque Khanna advierte que los países que se encuentran en el segundo
mundo pueden unirse al primer mundo o desplazarse al tercero.
El primer mundo no es está más definido, argumenta Khanna, por la pertenencia a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), exceptuando a México y Turquía, que no
son países del primer grupo. Ni tampoco el tercer mundo puede designarse solamente siguiendo
la clasificación de los 48 países menos desarrollados de la Banca Mundial, o incluso, la
denominación del "cuarto mundo" o "Global sur", exhibiendo a los niveles más bajos del
desarrollo socio-económico y del poder estatal localizados principalmente en América Latina,
África, Asia del Sur y Asia del Pacífico.

Para Khanna, la nueva complejidad clasificatoria del desarrollo internacional ha sufrido una
transformación radical en la cual los países del segundo mundo frecuentemente presentan rasgos
tanto del primer como del tercer mundo, debido a que en las sociedades del segundo mundo un
porcentaje de la población vive con un estilo de vida moderno, con estándares de desarrollo del
mundo industrializado —tales como profesionales altamente calificados—, pero coexisten con una
pequeña clase media y una enorme población sumida en la pobreza.

El segundo mundo está creciendo no sólo en términos de sus mercados emergentes, sino también
en niveles educativos. Chile y Malasia, por ejemplo, asegura Khanna, están avanzando en dirección
al primer mundo. En tanto, Egipto e Indonesia apuntan a disminuir su grado de desarrollo en
dirección riesgosa hacia el tercer mundo.

Los países del segundo mundo —indica el también multilingüe en alemán, hindú, francés, español,
inglés y árabe— se encuentran navegando en las turbulentas aguas de la modernidad, sus
indicadores políticos, económicos y sociales frecuentemente se mueven en diferentes direcciones
simultáneamente, y las diferencias entre primer y tercer mundo se confunden.

Siguiendo al ex consejero del Foro Económico Mundial de Ginebra, Suiza, casi todos los países del
segundo mundo caen en la zona de democracias en transición con ingresos que van de los tres mil
a los seis mil dólares. Estos países están a prueba para determinar si la democratización es un
verdadero deseo de transformación política y social o si sólo se trata de la imitación de la cultura
de occidente.

La globalización, asegura Khanna —quien fuera reconocido en 2009 con el premio del líder global
de la juventud otorgado por el Foro Económico Mundial—, es un fenómeno que ha ocurrido a lo
largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, gracias al desarrollo tecnológico, la
globalización hoy más que nunca se encuentra presente en todas las sociedades, aunque en
diferentes grados.
Por ejemplo, los países del primer mundo se encuentran totalmente globalizados, los del segundo,
parcialmente globalizados y los pertenecientes al tercer mundo escasamente o no globalizados. El
proceso de globalización está generando ganadores y perdedores, pues no todos los países se
globalizan al mismo ritmo ni obtienen las mismas ventajas.

Khanna —director de la iniciativa global de Gobierno del programa del Estratégico Estadounidense
en la fundación La Nueva América— indica que los nuevos tres gigantes (China, Estados Unidos y la
Unión Europea) tratan de utilizar la globalización como campo magnético para atraer a sus órbitas
a países del segundo mundo. De ahí que el principal reto de este siglo, dice Khanna, sea crear una
integración globalizada capaz de prevenir el retorno a una rivalidad geopolítica entre los tres
superpoderes en un pequeño planeta con escasos recursos naturales y energéticos.

Analizando la globalización económica, Khanna menciona que los tres gigantes cuentan con
corporaciones o empresas globales que controlan el suministro de las cadenas mundiales y
frecuentemente están localizados en los dominios de sus contrapartes, lo que significa que su
continua prosperidad depende de la fortaleza de los otros: 40% del comercio estadounidense es
realizado en el este asiático, y el resto con Europa. Estados Unidos depende de las mercancías
baratas chinas, y China depende del apetito de los bonos del tesoro estadounidense. China
depende también de las inversiones de Europa y Estados Unidos.

Por su parte, Europa y Estados Unidos saben los costos y beneficios de trasladar la producción a
China, y de los riesgos que implica para ellos que China crezca económicamente y pueda
rebasarlos, despojándolos de sus privilegios. Sin embargo, tanto la geopolítica como la
globalización están completamente gobernadas por las mismas fuerzas: miedo y codicia. Hoy, la
globalización está representada en una red donde hay múltiples arañas, pero tres son las más
peligrosas y se encuentran en intensa competencia.

El análisis de Khanna —investigador del Consejo de Relaciones Extranjeras estadounidenses— está


fundado también en el rol de los imperios en el nuevo orden mundial. El término imperio, señala
el explorador de más de 100 países, está fuera de moda, aunque hoy más que nunca sigue siendo
valido, sobre todo para describir su influencia sobre los países del segundo y tercer mundo.

Khanna advierte que en el nuevo orden global del siglo XXI, el nuevo rostro de los imperios se
funda en relaciones de intercambio, donde se prefiere la colaboración más que la imposición
sobre los territorios conquistados, como solía ocurrir en el pasado. Los imperios de hoy, entre los
que Khanna sitúa a la Unión Europea, China y Estados Unidos, se preocupan más por el poder y el
crecimiento económico que por la imposición de una sola cultura.
Sin duda, como ha sucedido a lo largo de la historia de los imperios, éstos se encuentran en
disputa por alimentar su poderío geográfico, económico, político, balístico, tecnológico y
mediático, siendo coherentes con los nuevos tiempos. Aunque Khanna advierte que los nuevos
imperios "ya no conquistan a los países pobres como sucedía en el pasado, ahora los compran".
Tampoco envían virreyes a sus colonias, sino embajadores.

Desde esta nueva perspectiva, cada imperio despliega sus propias armas para legitimar su
posicionamiento a nivel mundial. Estos tres súper poderes también luchan entre sí para ganar
aliados, aumentar su influencia en su misma región o en regiones distantes. Los tres imperios
también generan nuevos discursos para proyectar su poder y atraer el mayor número de países
del segundo mundo a sus órbitas, sobre todo, si son países que cuentan con recursos naturales,
humanos o energéticos que les son indispensables para continuar su ritmo de industrialización y
desarrollo.

Sin embargo, los tres súper poderes también enfrentan algunas limitantes. La Unión Europea se
muestra a los ojos de Khanna como el modelo más interesante debido a que comparte con los
países menos ricos de la comunidad europea algunas regalías y los impulsa a su crecimiento
económico. Sin embargo, su gran limitante es el envejecimiento de su población y la falta de
integración de algunas minorías, sobre todo de origen musulmán.

China, por su lado, ha creado algunos aliados con países de economías emergentes, pero también
varios opositores a su régimen político por su negligencia en el respeto a los derechos humanos de
su población (sobre todo a aquellos de origen tibetano), así como por su falta de libertad de
expresión y su despotismo.

Los Estados Unidos de América también enfrentan varias limitaciones para poder mantener su
hegemonía sobre todo después de la guerra de Irak, su intervención en Medio Oriente y su política
intervencionista a nivel mundial. Sin contar con el descontento interno de su población frente a las
recientes crisis financieras y el manejo del sistema de salud para los grupos desfavorecidos.

Por primera vez en la historia, existe un mundo multipolar y multicivilizacional, es decir un mundo
que se mueve por diversos ejes de poder con múltiples modelos de civilización. Un mundo con
diversos pivotes regionales en Europa del este, Asia central, América Latina, Medio Oriente y el
este asiático.

El segundo mundo: Imperios e influencias en el nuevo orden global presenta un análisis innovador
y fundamentado no sólo con observación de campo, estudio estadístico y revisión histórica. Sino
también en hechos que han conmovido al mundo y que han tenido repercusiones en la
modificación de las coordenadas de la geopolítica contemporánea. El nuevo orden global muestra
que no sólo habrá un discurso dominante, ni un solo sentido "civilizatorio" sino varios, mayores
opciones de desarrollo y más ofertas para crear alianzas que no estarán fundadas únicamente en
el Consenso de Washington. En este nuevo escenario, las estrategias de guerra son replanteadas
no sólo desde la trinchera balística, sino también utilizando nuevas estrategias de proyección de
poder, de influencia cultural, lingüística, tecnológica, nuclear, económica, política y diplomática.

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