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Todos estamos separados de Dios por causa del pecado

Isaías Capítulo 59

1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 
2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados
han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 
3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros
labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. 
4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan
vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. 

9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí
tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. 

12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han
atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos
nuestros pecados: 

Eclesiastes Capítulo 07

20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

Romanos Capítulo 05

12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. 

Jesús murió por todos

1ra. a Timoteo Capítulo 02

5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre, 
6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido
tiempo. 

Tito Capítulo 02

11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 


Romanos Capítulo 05

6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 
7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir
por el bueno. 
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros. 
9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 
11 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por
quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Efesios Capítulo 02

1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 


2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo
mismo que los demás. 
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois
salvos), 
6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús, 
7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús. 
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe

Tesoros de Dios

Malaquías Capítulo 03

17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los
perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. 

Los Salmos Capítulo 32

1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.


Jesús en el hogar de Simón el fariseo

Lucas Capítulo 07

36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se
sentó a la mesa.
37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa
del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 
38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los
enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería
quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. 
40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo:Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di,
Maestro. 
41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 
42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 
43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has
juzgado. 
44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para
mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 
45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 
46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. 
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel
a quien se le perdona poco, poco ama. 
48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 
49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste,
que también perdona pecados? 
50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.

Jesús y la prostituta

Juan Capítulo 08

3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y
poniéndola en medio, 
4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 
5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 
6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo,
escribía en tierra con el dedo. 
7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin
pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 
8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 
9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde
los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 
10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están
los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 
11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques
más.

“entonces Dios quiere que nosotros le amemos a Él??”

1ra. de Juan
Capítulo 04
19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 

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