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versión impresa ISSN 1315-5216
Martín RETAMOZO
RESUMEN
ABSTRACT
Recibido: 14-09-2006 Aceptado: 28-01-2007
INTRODUCCIÓN: LA FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN
Enrique Dussel abre la primera tesis con la búsqueda de una definición de la política y
su corrupción en los órdenes políticos actuales. Al estilo clásico, propone una función
propia de la política e indaga en las corrupciones y distorsiones que esta función sufre
en los regímenes políticos y sus instituciones. La búsqueda del autor de aquello propio
de la política lo inclina a buscar el fundamento de la polís. En este camino inicia una
fundamentación del momento instituyente del orden político-institucional que puede
leerse desde la influencia de Castoriadis4, Lefort5 y esa forma de poder constituyente
que desde Spinoza6 ha llegado hasta Tony Negri7. La relación entre lo instituyente y lo
instituido (o, en otra clave que tal vez debiera retomarse, la distinción entre lo político
y la política) es un eje que cruza todo el trabajo, abriendo y replanteando temas
clásicos de filosofía política como son la constitución del orden social y político, la
legitimidad de la ley, el derecho a la desobediencia, la rebelión y el fundamente ético
de lo político, por citar algunos.
No tarda Dussel en dar con ese fundamento legítimo del orden político: la soberanía
popular, a partir de allí es posible reconstruir las formas corruptas mediante las cuales
ese principio se vulnera. Esto sucede básicamente cuando el aparato institucional se
escinde y desentiende del origen (la soberanía popular) que lo funda y confiere
legitimidad, de esta manera se fetichiza al pretender invertir la relación con el principio
fundante. El resultado es que se produce una doble corrupción, por parte del
gobernante se asume como soberano y por parte de la comunidad política se lo
permite.
Dussel define la política como un campo (al estilo Bourdieu) pero admitiendo que éstos
se cruzan y que al interior de los campos (económico, político, cultural.) pueden existir
una pluralidad de sistemas o subsistemas8 e instituciones. Identificar lo propio de este
campo político es lo que se propone el autor indagar a lo largo de la obra, para ello
avanza en la definición de un principio ético, de un concepto de pueblo, poder y de
democracia que irán ganando precisión con el correr del trabajo.
La noción del poder obedencial implica además otro problema sumamente complejo: la
representación. Aceptando que el poder constituyente de la potentia debe
necesariamente ponerse en acto a través de la representación, aún queda por resolver
al menos tres asuntos: primero, los mecanismos de instauración de ese poder
constituido (institucional), segundo la forma de hacer efectivo el criterio de
demarcación entre el buen uso del poder y la dominación ilegítima, tercero el asunto
del derecho a la rebelión. Pero además hay un tópico adicional a resolver: si el poder
obedencial es escuchar al pueblo y actuar en consecuencia ¿cómo es posible
reconocer la voluntad del pueblo si este tiene diferentes voces?. Es cierto que Dussel
volverá a este tema en la tesis 11 y la veremos en su momento, pero hay que señalar
que, al rechazar el tinte romántico escencialista de la categoría pueblo y asumir que
la construcción del pueblo es histórica y que admite la heterogeneidad, necesariamente
complejiza el cumplimiento del postulado de mandar obedeciendo al pueblo14.
Dussel define con precisión las formas de fetichismo del poder y su fundamento
antidemocrático, puesto que se basa en el poder despótico y una voluntad de
dominación. No obstante, queda nuevamente abierto el debate sobre las formas y
momentos de rebelión legítimas. Esto pudiera complementarse con un debate profundo
con aspectos propios del momento instituyente de la política (es decir, la apertura de
lo político) en autores como Lefort,16 Castoriadis17 y particularmente Jaques
Ranciere18 y Slavoj Zizek19, lo cual permita poner en diálogo la filosofía y la sociología
política para una comprensión integrada de la conformación del orden social-político,
sus reproducciones y sus cambios.
Una vez establecido puntos básicos sobre la concepción del poder, Dussel se detiene
en el análisis de la conformación del campo político, entendiéndolo como una red
densa de relaciones de fuerzas en las que existen nodos tales como los ciudadanos,
representantes e instituciones. El autor se ocupa especialmente por abrir el debate
sobre las formas de acción política que pueden llevar a la articulación de un bloque
popular. El problema de la lógica política de la hegemonía ha sido desarrollado
particularmente por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe20 y es allí uno de los lugares
dónde el diálogo Dussel-Laclau se vuelve particularmente sugerente. En especial
porque los dos autores comparten la idea de una pluralidad de posiciones de
subordinación posibles de ser convertidas en espacios de antagonismo y, por ende,
lucha política. En consecuencia, la formación de movimientos sociales capaces de
disputar los destinos históricos de las sociedades estará en gran medida marcada por
la posibilidad de aglutinar las múltiples demandas de los oprimidos. Para ello es
necesario el desarrollo de condiciones para la acción colectiva. Nuevamente el
argumento de Dussel se acerca al vertido por Laclau (esbozado en Hegemonía y
Estrategia Socialista y elaborado en La razón populista) puesto que son lecturas
similares de los excepcionales aportes de Antonio Gramsci. La idea de la conformación
de un bloque histórico a partir de la articulación contingente de sectores subalternos
pone el acento en la necesidad de una construcción política hegemónica que incluya las
diversas y heterogéneas demandas de las víctimas del sistema de dominación y apunte
a un cambio en el orden social (político-institucional) capaz de ofrecer mejores
condiciones para la producción, reproducción y aumento de la vida humana 21.
La relevancia de las instituciones desde una mirada crítica lleva a Dussel a examinar su
lugar en el campo político. Las funciones de las instituciones sociales adquieren una
importancia destacable puesto que su incumplimiento abre la posibilidad de
reformarlas o reemplazarlas. En este sentido, las instituciones deben asumir una
orientación hacia la producción y el aumento de los contenidos de las acciones e
instituciones políticas, es decir a expandir la satisfacción de las reivindicaciones que
provienen de otros campos (económico, cultural, ecológico, etc.) como demandas
sociales elaboradas por actores sociales (grupos, organizaciones, partidos
movimientos). En este sentido, las instituciones insertas en el campo político deben
asumir el imperativo de responder a un origen soberano que les otorgue de legitimidad
procedimiental, pero además obliga a pensar en los tipos de instituciones a construir
para la realización de la premisa material: la producción de la vida humana.
En la octava sección el autor indaga sobre los procedimientos que otorgan legitimidad
a las acciones e instituciones políticas, las cuales se ponen en concordancia con los
principios éticos expuestos. El primer requisito de legitimidad es la posibilidad de
participación simétrica, extendida en las éticas dialógicas basadas en la razón práctica
discursiva (como las de Apel y Habermas). No obstante, no cae en una visión
procedimental de la democracia sino que le agrega una dimensión normativa a este
precepto. Para superar las críticas a las éticas del discurso, Dussel repara en la
necesidad de las condiciones empíricas de simetría (materiales) de los ciudadanos para
la participación22 y trabaja la función democrática de la opinión pública que había
esbozado Habermas en su estudio clásico sobre la esfera pública. 23 Estos apuntes
abren perspectivas pero no resuelven el problema de concebir los procedimientos
legítimos y empíricamente posibles en las sociedades contemporáneas, los cuales
pueden aprovechar el potencial de los avances tecnológicos, y su redimensión del
espacio y el tiempo, para la tema de decisiones.
Ahora bien ¿cuáles son los postulados que deben guiar las transformaciones sociales?,
esta pregunta orienta uno de los aportes fundamentales de la obra de Dussel: pensar
ciertas ideas regulativas que pueden servir como criterios de dirección. En esta
perspectiva emerge la importancia de los postulados, los cuales son enunciados
lógicamente posibles (pensables sin contradicción) pero que en un plano empírico
resultan imposibles. En efecto, su utilidad radica en servir de horizonte41 para orientar
las praxis que transforman las instituciones y las ponen al servicio del pueblo. El
desarrollo de los postulados en el las diferentes esferas (material, de la legitimidad y
de factibilidad) ocuparán las últimas tres tesis del libro.
En este aspecto, el autor argumenta que este nivel corresponde a reproducir la vida, lo
que transformado en postulado político refiere a que es necesario orientar las acciones
para perpetuar para siempre la vida en la Tierra42. Con esto obtenemos una serie de
preceptos vinculados al cuidado del planeta (la utilización de energías renovables,
reciclados, reversión del daño ecológico, etc.) que deben guiar el accionar de
transformación de nuestras organizaciones humanas para ponerlas a tono con el
postulado político ecológico. Por el lado del postulado económico, Dussel recupera el
concepto de Marx de Reino de la libertad, para traducirlo en un imperativo orientado
a liberar totalmente a los hombres del trabajo y, de esta manera, permitirles mayor
tiempo para el goce de bienes culturales. En efecto, una sociedad sin trabajo humano
sería el horizonte con el cuál guiarse, en esta perspectiva Dussel elabora una serie de
recomendaciones tendientes a situar la esfera económica bajo la responsabilidad
política43. Esto no quiere decir una planificación estatal centralizada sino que la
búsqueda de justicia es una lógica política y no económica, por consiguiente es
necesaria una intervención de la política sobre la economía44 que se oriente a la
producción, reproducción y aumento de la vida. Este acento en el nivel material no
debe hacer perder de vista la necesidad de una transformación cultural (y una
intervención de la política en la cultura) que, en particular para el caso de los países
latinoamericanos, supone la incorporación de una educación para la diversidad
cultural.
Referencias:
18. Zizek, S (1998). Porque no saben lo que hacen. El goce como factor político.
Paidós. Buenos Aires. [ Links ]
20. Laclau, E & Mouffe, Ch (1985). Hegemony and socialist strategy. Toward a radical
democratic politics. Verso, London. [ Links ]
26. Dussel, E (2001). Pueblo y hegemonía: una conversación con Ernesto Laclau.
En: Hacia una filosofía política crítica. Descleé, Bilbao [ Links ]
29. Van Parijs, Ph (1996). Libertad real para todos. ¿Qué puede justificar al
capitalismo, si hay algo que pueda hacerlo?, Paidós, Barcelona. [ Links ]
Notas:
* El presente trabajo se inició con la pretensión de realizar una reseña del texto que
sirviera para su resonancia. No obstante, a partir del generoso diálogo con el Doctor
Álvaro Márquez-Fernández se comenzó a perfilar una colaboración hacia la sección
de Notas y debates intentando articular propósitos. Agradezco enormemente al Dr.
Márquez-Fernández por su disposición y, por supuesto, lo eximo de responsabilidad
sobre los contenidos de estas notas.
3 En este sentido las tesis que expone el autor pueden considerarse como el bosquejo
arquitectónico de una obra de mayor desarrollo.
4 CASTORIADIS, C (1993): La institución imaginaria de la sociedad. Vol. I. Marxismo y
teoría revolucionaria. Tusquets Editores, Barcelona, 1983. Tusquets Editores, Buenos
Aires.
10 Esta afirmación de que el poder no se toma sino que lo tiene la comunidad política
debe entenderse en el marco de la polémica levantada por el libro de John HOLLOWAY
(2002): Cambiar el mundo sin tomar el poder, Buenos Aires, Ediciones Herramienta -
Universidad Autónoma de Puebla, México, y de la cuál dieron cuenta tanto DUSSEL
(2004: Dialogo con John Holloway: sobre la interpelación ética, el poder, las
instituciones, y la estrategia política, Herramienta nº. 26, julio, Buenos Aires), como
Atilio BORÓN (2003: Notas sobre un extravío teórico político en el pensamiento crítico
contemporáneo, Ponencia presentada al V Encuentro Internacional de Economistas
sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, La Habana, Cuba, 10 al 14 de Febrero
de 2003. Disponible en la red: www.ezln.org/revistachiapas/No15/ch15boron.html
visitado en octubre de 2006), en un seminario realizado en la UNAM el 3 de mayo de
2003 (LÓPEZ, N (2004): Debate Holloway - Dussel - Boron, en la UNAM. Discrepando
con Dussel. Herramienta nº. 27. Buenos Aires. www.herramienta.com.ar/modules.
12 La contraposición argumentativa con una posición anarquista (que sostendría que
toda institución es mala) y con una posición conservadora (que busca preservar las
instituciones per se) es un recurso que utiliza Dussel para presentar muchos de sus
puntos de vista.
13 Esta posición debate con aquellas visiones que aceptan como supuesto la existencia
de individuos egoístas (o al menos autointeresados) que buscan maximizar sus
beneficios al menor costo. Llevado al terreno de la política este supuesto (base de la
elección racional, ELSTER, J (2000): Las limitaciones del paradigma de la elección
racional. Las ciencias sociales en la encrucijada. Instituto Alfons el Magnanim.
Valencia, conduce a suponer al político como un buscador de renta y de poder, tal
como lo conciben las teorías hegemónicas en la ciencia política norteamericana como el
neoinstitucionalismo, la elección pública y la elección social (COLOMER, J Comp.
(1991): Lecturas de política positiva, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, Cfr. De LA
GARZA, E (2005): Neoinstitucionalismo, ¿opción ante la elección racional? : Una
discusión entre la Economía y la sociología, Revista Mexicana de Sociología, Año 67,
nº. 1, pp. 163-203.
25 Vale citar el imperativo dusseliano Debemos operar siempre para que toda norma
o máxima de toda acción de toda organización o de toda institución (micro o macro) de
todo ejercicio delegado del poder obedencial, tenga siempre por propósito la
producción, mantenimiento y aumento de la vida inmediata de los ciudadanos de la
comunidad política DUSSEL, E (2006): Op. cit. p.74.
30 Más allá de la extensa literatura sobre el populismo, algunos de los puntos de esta
discusión por el concepto de pueblo entre Dussel y Laclau puede seguirse en
Populismo y teoría política: de un teoría hacia una epistemología del populismo para
América Latina (RETAMOZO, M (2006): Populismo y teoría política. De una teoría
hacia una epistemología del populismo para América Latina, Revista Venezolana de
Economía y Ciencias Sociales. nº. 2/2006, Vol, 12 (mayo-agosto). pp. 95-113.
35 Es importante recuperar que este criterio es el que permite a Dussel cuestionar al
capitalismo que, en tanto institución social, está generando cada vez más víctimas a
las que les niega la vida. Por lo tanto, su llamado es a crear nuevas instituciones
económicas que reemplacen en el campo económico al sistema capitalista.
36 En alguna medida Dussel replantea el viejo problema marxista del paso de la clase-
en-sí a la clase-para- sí en una clave que excede lo clasista. No obstante, queda aún
mucho camino por recorrer para pensar los modos de construcción o toma de
conciencia. Lo anterior en varias dimensiones, en especial las implicancias teóricas de
concebir un proceso colectivo de toma de conciencia (su relación con la acción
histórica, las identidades, la verdadera representación del mundo, los intelectuales) y
los casos empíricos-históricos de esta reconfiguración de la conciencia. En cualquier
caso parece relevante una teoría de la conformación de los sujetos sociales que ayude
a comprender la construcción de movimientos sociales y que contemple el problema de
la toma de conciencia.
37 Con esto la tan mentada gobernabilidad democrática para ser genuina tiene como
condición el momento del ejercicio de la protesta y la acción colectiva por parte de las
víctimas del sistema.
39 En el contexto particular de América Latina este punto interpela en dos niveles. A
los partidos tradicionales se les cuestiona por ser instrumentos fetichizados del poder y
reducirse a la función de maquinarias electorales. A los partidos progresistas, críticos u
orientados a la liberación se les pone el reto de ser un momento de articulación de
la potentia del pueblo. El replanteamiento del lugar de los partidos en los movimientos
emancipatorios es una de las urgencias en las que repara Dussel.
45 El autor presenta como una avance considerable lo estipulado en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela por su incorporación del Poder Ciudadano y el
Poder Electoral, además de una ampliación de las formas de participación popular.
46 Gan parte de la obra de Enrique Dussel (la comprendida entre 1963 y 2003) se
encuentra disponible en línea para su acceso abierto en la página de CLACSO:
www.clacso.org/wwwclacso/espanol/html/libros/dussel/dussel.html, y en el sitio de
la Asociación Filosofía y Liberación (www.afyl.org).
Gran parte de la obra de Enrique Dussel (la comprendida entre 1963 y 2003) se
encuentra disponible en línea para su acceso abierto en la página de CLACSO:
www.clacso.org/wwwclacso/espanol/html/libros/dussel/dussel.html, y en el sitio de
la Asociación Filosofía y Liberación (www.afyl.org).