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Pensamientos de Peter Zumthor para la construcción de su obra.

“Tengo un deseo apasionado de diseñar esos edificios, edificios que, con el tiempo, crezcan de forma
natural hasta convertirse en parte de la forma y la historia de su lugar. Cada nueva obra de arquitectura
interviene en una situación histórica específica. Es esencial para la calidad de la intervención que el
nuevo edificio adopte cualidades que puedan entablar un diálogo significativo con la situación existente.
Porque si la intervención quiere encontrar su lugar, debe hacernos ver lo que ya existe con una nueva
luz (…) Debemos construir un sistema de aproximación radial que nos permita ver la obra de
arquitectura como un punto focal. desde diferentes ángulos simultáneamente: histórica, estética,
funcional, personal, apasionadamente” (Zumthor, 1998: 16) [el énfasis en negritas, es propio]

“Solo quedan unos pocos valores comunes remanentes sobre los que podemos construir y que todos
compartimos. Apelo así a una especie de arquitectura del sentido común basada en los fundamentos
que aún conocemos, entendemos y sentimos” (1998; 22).

El diálogo con características específicas de entidades tangibles como montañas, piedra y agua que
forman el fondo de una tarea constructiva precisa, nos permite captar y expresar parte de la esencia
original, “no violada por la civilización”, por así decirlo, y desarrollar arquitectura que se aparta de las
cosas y vuelve a las cosas. Las imágenes preestablecidas y las concepciones formales prefabricadas sólo
pueden dificultar el acceso a un diálogo de este tipo (Zumthor, 1999)

“Cada edificio está construido para un uso específico, en un lugar específico y para una sociedad
específica” (Zumthor, 1998; 24).

“Recuerdos como estos contienen la experiencia arquitectónica más profunda que conozco. Son los
reservorios de las atmósferas e imágenes arquitectónicas que exploro en mi trabajo como arquitecto”
(1998; 6).

“Los sentimientos, referentes, anhelos y deseos que surgen y se manifiestan y que se les dé una forma
deben ser controlados por poderes críticos de razonamiento, pero son nuestros sentimientos los que
nos dicen si las consideraciones abstractas realmente suenan verdaderas (…) la sustancia esencial de la
arquitectura que buscamos procede del sentimiento y la intuición” (Zumthor, 1998; 18).

“Una relación especial con el paisaje de la montaña, su poder natural, sustancia geológica y topografía
impresionante (…) Desde el principio hubo un sentimiento por la naturaleza mística de un mundo de
piedra dentro de la montaña, por la oscuridad y la luz, para el reflejo de la luz sobre el agua” (1998;
156).

“En su forma final, construida, la arquitectura tiene su lugar en el mundo concreto. Aquí es donde existe.
Aquí es donde hace su declaración” (Zumthor, 1998; 10).

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