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En la medida que un coach sea capaz de no solamente buscar una respuesta sino
de generar interiorismo en el cliente, el proceso de autoconocimiento comenzará y se
darán resultados efectivos en la sesión; una fórmula que la autora del libro propone en
vez de concentrarse en “hacer preguntas poderosas per se” es la de anteponer una
reflexión a la pregunta indagatoria y así volverla reflexiva ya que con esto logra que el
coachee entre a un proceso de re-pensar en automático sobre la manera en la que está
observando, y si logra cambiar el ángulo del observador conseguirá transformar lo que
desee. Realmente la metodología del coaching algunas personas creen que es “para
apoyar a encontrar respuestas a sus clientes” sin embargo va más allá de eso, por encima
de que encuentren respuestas a una situación específica, o un cómo hacer las cosas,
encuentran dentro de su propio ser la manera en la que han estado viendo las cosas
desde “Quienes Son”, atiende a su propio reflejo en situaciones y personas proyectadas,
entonces el cambio se inicia cuando los coachees logran identificar sus bloqueos internos,
su juego interior como menciona Timothy Gallwey (2005 ) los diálogos que les permiten
irse a una dirección u otra y las historias y percepciones que se han creado en torno en
cada contexto. Solo entonces de lo anterior los clientes son capaces de tomar acción
sobre soluciones encontradas desde un nuevo observador, con un nuevo patrón mental y
una realidad interna transformada.
Mencionaré las etapas que sugiere una sesión de coaching exitosa enfocada a la
persona y no a la situación per se, y posteriormente ahondaré en cada una de ellas: 1)
Enfoque a la persona no a la situación, 2) Repetición activa sobre los puntos
medulares del cliente, 3) Rompimiento de patrones mentales, 4) Seguimiento de la
meta principal y por último, 5) Coachear el interior y los compromisos posteriores o
plan de acción. Realmente el ejecutar el coaching desde la maestría no se refiere
únicamente al logro del coach de poder mostrar todas las competencias de un coach
profesional en acción, sino va más allá, requiere de una presencia profunda donde el
coach es capaz de tomar una creencia, desmenuzarla y devolverla al cliente de modo en
que logre hacer un rompimiento definitivo de observación y detectar interrupciones
internas o bloqueos para que, con esto, el cliente genere un cambio permanente.
En la ontología del lenguaje, Rafael Echeverría (2007) menciona que cada uno de
nosotros tiene un meta modelo de lenguaje que permite crear a través de nuestras
palabras nuestra realidad interna y externa, y que es en definitiva un modelo directivo
conductual y creador, si sumamos este principio que demuestra como el arte de la
dominación lingüística influye directamente en el Ser de cada uno de nosotros, entonces
concluiríamos que es mediante las propias palabras que una persona puede llegar a las
bases más esenciales de su comportamiento y decisiones, siendo desde ahí un punto de
salida para cambiarlas desde una nueva perspectiva y un distinto observador; es así
como llegamos al rompimiento de patrones mentales o creencias que están limitando a
nuestro cliente a ver otras posibilidades y ponerse en acción.
Referencias:
Reynolds, M. (2020). Coach the Person, Not the Problem (1st ed.). Oaklan, CA: Berret-
Koheler Publishers.
John Dewey., & Wang, W. (2019). How We Think = Chengdou: Tian di chu ban she.
Gallwey, W., & Vergara Varas, J. (2019). El juego interior del tenis (10th ed.). Malaga:
Sirio.
Echeverría, R. (2007). Ontología del Lenguaje. Buenos Aires: Granica: Juan Carlos Saez
Editor.