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VANNESSA MARIA VALLE YVES

LIBRO “COMPETENCIAS DEL COACHING APLICADAS”


DAMIAN GOLDVARG Y NORMA PEREL DE GOLDVARG
CERTIFICACIÓN INTERNACIONAL EN COACHING ORGANIZACIONAL
INSPIRING TALENT
28 Julio, 2020

“Las 11 competencias del coaching y su correcta


aplicación”

Gracias a la ICF (International Coaching Federation) fundada en 1995 se ha


podido establecer hoy en día los parámetros para definir el coaching como
verdaderamente es, situando en su debido espacio a las demás técnicas como la terapia,
consultoría, PNL, etc. y aportando a nivel global la difusión del coaching y de los altos
estándares regulatorios sobre las competencias de desempeño que necesita tener un
coach para realizar su labor con éxito y así dar mayor credibilidad a la profesión con
parámetros homologados para su formación, certificación; así mismo establecer los
estándares conductuales para ejercer la profesión. En el presente reporte, abordaremos
los temas más importantes señalados en el libro al rubro, los cuales aportan una gran
enseñanza al momento de ejecutar sesiones con clientes y hacer procesos de análisis y
evaluación grupal.

Comencemos enlistando las competencias en comento y posteriormente


procederemos a su análisis: a). Normas éticas y estándares profesionales, b) Acuerdo o
contrato de coaching, c). Confianza en Intimidad con el cliente, d). Presencia del coach,
e). Escucha activa, f). Preguntas poderosas, g). Comunicación directa, h). Creación de
conciencia, i). Diseño de acciones, j). Planificación y definición de objetivos, k). Gestión de
progreso y la responsabilidad; ahondaremos a continuación sobre cada una de ellas.

Las Normas éticas y estándares profesionales los podemos encontrar en el Código


de Ética de la ICF (2020) y tienen como objetivo principal el de dar credibilidad a la
profesión del coaching, estableciendo expectativas claras sobre la relación entre coach y
cliente durante el proceso de coaching; éstas facilitan la consistencia de la práctica y la
aclaración de dilemas que se puedan presentar y que al momento de “no saber qué hacer
un coach” respecto a determinado tema pueda encontrar la respuesta dentro de este
manual de comportamiento. El código de ética se divide en tres partes: La relación y el
compromiso del coach que se establece durante el proceso de coaching, la conducta
profesional como por ejemplo el conflicto de intereses-confidencialidad y privacidad, y por
último el juramento de ética profesional. Para ejemplificar un poco como se interrelacionan
estas normas y patrones conductuales podríamos mencionar que dentro del Código de
ética se establece la obligación del coach de celebrar un acuerdo con el cliente (coachee)
donde se establezcan todas las bases y por menores del proceso de coaching que se
llevarán a cabo; aspectos psicológicos, administrativos y profesionales que se han
recogido a lo largo de la sesión de exploración y que cumplimentarán las bases para que
el acompañamiento se pueda lograr con éxito, claridad e integridad. Dentro de este
acuerdo, por mencionar uno de los temas más importantes está la “Confidencialidad” que
influirá de manera directa en que el cliente pueda abrirse con plena confianza ante el
coach sabiéndose en un espacio completamente seguro y profesional. Otro de los
conceptos fundamentales que nos muestra en este libro es el saber cuándo aplica el
proceso de coaching y cuando no, ya que hay situaciones de carácter patológico que por
ética, el coach deberá hacer la recomendación al cliente de un distinto acompañamiento:
por ejemplo la terapia psicológica, para poder solucionar su problema específico en este
plano. Fue interesante observar los casos que plantea el ejercicio de ética del libro y
poder conocer los parámetros, que según el Código de Ética, necesitan seguirse.
Señalaré uno de ellos y le daré respuesta para efectos demostrativos:

CASO 1: “Un cliente me llama para recibir coaching y empieza a compartir la experiencia negativa
que tuvo con otro coach al que yo conozco…” las preguntas son: ¿Tomo o derivo al cliente? ¿Qué
otra manera se me ocurre de manejar la situación?; en este caso en concreto yo si le daría el
servicio de coaching a este cliente, indagando los motivos que lo(la) han llevado a considerar que
ha sido “una mala experiencia anteriormente”, no influiría en su toma de decisión ni le daría mi
punto de vista sobre mi colega ( a menos que me lo pidiera y siempre sería respetuoso), apoyaría
más bien a que cambiara de observador, que revisara los filtros de interpretación con los que ha
tomado juicio sobre la situación y obtuviera nuevas conclusiones al respecto, posteriormente a la
indagación me percataría si hay elementos graves como violaciones al Código de ética por ejemplo
y en ese caso particular le hablaría de lo que “debe ser” y lo referenciaría a las autoridades
correspondientes; por último le brindaría un servicio de excelencia para que la profesión del
coaching quede enaltecida a nombre de toda la comunidad de coaching de la que soy parte activa.

Un segundo aspecto fundamental que amerita ser estudiado es el acuerdo de


coaching ya que en él se establecen absolutamente todos los lineamientos que las partes
(coach y cliente) llevarán a cabo para el proceso de coaching (logística, tarifa, calendario,
participación de terceros, sponsor, objetivos, mediciones, supuestos, obligaciones,
derechos, abordaje, etc), dejar cada término claro apoya a que la relación laboral sea
duradera, transparente y exitosa; incluso muchos de los “asegunes” que se pueden dar
durante el proceso quedarían blindados por medios de reglas generales y particulares
establecidas dentro de este contrato. Considero, desde mi punto de vista de abogada que
el convenio de coaching por escrito da mayor formalidad, seguridad a las partes y apoya a
aumentar el nivel de compromiso del coachee, además de que protege a los celebrantes
de cualquier mal entendido particular que se presente; sin embargo, si por algún motivo
no se puede o no se desea realizarlo por escrito es sumamente recomendable que los
términos seas claros a nivel verbal y exista un seguimiento y aclaración constante para
evitar entendidos diferentes.

Dentro del rubro de Confianza e intimidad con el cliente hay una vinculación directa
con la presencia del coach, ya que no se podría lograr la primera sin la segunda; los
valores más importantes respecto a este punto y desde mi perspectiva son: el respeto, la
confianza, la empatía, el cumplir con los acuerdos y la integridad de salvaguardar el
espacio del cliente por sobre todas las cosas. Respecto a la confianza absoluta se toma
en cuenta que la confianza se genera con confianza, es decir, tener la certeza de que el
proceso llevado con integridad siempre influirá positiva y eficazmente en nuestros
clientes, es una decisión que empieza desde el comportamiento del coach mostrando
seguridad, generosidad, amabilidad y transmitiendo seguridad al coachee (Integridad,
intención, capacidades y resultados).

Ahora bien, la Presencia del coach (desde donde se abrirán puertas innumerables de
posibilidades para provocar la mejor conexión entre las partes) necesita forzosamente
devengarse desde estar “en el aquí y en el ahora con el coachee” para que mediante éste
conectar con él, el coach logré identificar la verdadera necesidad detrás de la necesidad
expresada aparente; Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora” señala que existe una
esencia que se desprende del momento presente y que no hay posibilidad de observarla
sin vaciarse del ruido externo primero, reverenciando “lo que es” y “lo que está siendo” en
ese instante preciso. Una actitud abierta para acompañar al cliente hacia donde necesita
ir, sin dirigir sus pasos sino co-creando junto a él; el saber que no se sabe nada y que se
aprende al mismo tiempo que el coachee, un mundo de posibilidades durante la brecha
de crecimiento. Dos maneras (entre muchas) que el coach puede utilizar para mostrar
presencia es estar consciente de su respiración y hacer preguntas de referencia, es decir,
sobre lo que está comentando el cliente para corroborar si lo está entiendo correctamente
– el parafraseado-; alinear mi conversación interna como coach totalmente hacia el
coachee olvidándome de mi desempeño y enfocándome a buscar con él su grandeza,
haciendo de lado mi bagaje personal o cualesquier agenda laboral que pudiera
obstaculizar un resultado óptimo y genuino. Tolle, E. (2019)

Si no aplicáramos los parámetros de comportamiento que se mencionan por Goldvarg


(2017) durante nuestras sesiones de coaching, la transformación del cliente se vería muy
limitada o nula, sería imposible llevar al cliente a maximizar no solo sus cómos, sino sus
qué y más allá de eso, definitivamente sus quién, esos niveles de alcance solamente
podrían existir si el desempeño del coach provee del contexto necesario para que exista
una multiplicación de descubrimientos. Propiciar el espacio de “la nada” y desde ahí
dejarse sorprender de todo lo que “puede ser” mediante una escucha activa por parte del
coach para entender lo que no está diciendo el cliente y apoyarlo a que él mismo lo
identifique y se mueva de espacio si así lo elije. Recordemos que más del 80% de la
comunicación se da a nivel leguaje corporal, y en este contexto el coach necesita estar
atento y escuchar las palabras no dichas con la boca sino con el cuerpo, tonos de voz,
exposición biológica, etc. El parafrasear como lo expusimos anteriormente, también refleja
la escucha activa y total presencia del coach ya que a través de esta, el coach se asegura
de no estar “suponiendo” lo que quiso decir el cliente, sino que se asegura de que este
entendiendo correctamente el mensaje del coachee (Actuar como espejo). Dentro de un
diálogo respetuoso y enriquecedor, el coach hace sentir al cliente que puede expresarse
con libertad y sin temor a ser juzgado y si se percata que será de utilidad poner sobre la
mesa alguna creencia limitadora que el coachee está manifestando, o bien para aperturar
nuevos elementos de análisis, utiliza preguntas poderosas en beneficio del cliente, es
decir preguntas abiertas que impulsen al futuro y que provoquen un impacto positivo en su
auto reflexión y produzcan un verdadero cambio en el observador evitando en la mayoría
posible respuestas cortas de “si, no, nunca, etc.”; como coaches es fundamental poner a
trabajar nuestras creatividad a través de estás preguntas de detenimiento radical e invitar
a nuestros clientes a pensar creativamente. Me pareció muy interesante la estrategia de
medición de desempeño del coach grabando la sesión (previa autorización del coachee) y
revisando cuáles de sus preguntas fueron evocadoras y cuáles no.

Cuando nos referimos a Comunicación Eficaz, “La comunicación directa”, la escucha


activa y las preguntas poderosas juegan el papel principal en un proceso de coaching;
habiendo analizado previamente la escucha activa y las preguntas poderosas, nos
enfocaremos a dar una explicación breve sobre comunicación directa que no es más que
la capacidad de sintetizar y articular las ideas claramente por parte del coach al momento
de transmitírselas al cliente creando una estructura sólida que soporte el crecimiento y
que se exprese en los mismos códigos que el coachee tiene; un método que considero
relevante también para llevar a cabo la comunicación de manera eficaz es el de utilizar
metáforas que el mismo coachee saca a relucir o bien que el coach menciona y que
logran apoyarlo a que tome distancia de la situación y pueda ponerla en perspectiva para
ambos.
Creación de conciencia, es la elevación del cliente a otro nivel de autoconocimiento
y reflexión de si mismo para alcanzar posibilidades que nunca antes había visto, Tony
Robbins en su libro “Despertando al gigante interior” manifiesta que la conciencia es el
valor que no se ve pero que actua por cuenta propia, es decir, como una escalera desde
la cual se observa en distintos niveles las situaciones y personas (incluyendo la propia) y
a medida que vamos dando pasos hacia arriba será más fácil ver el paisaje completo por
el que atravesamos en ese momento o por el que atraviesan otros. Robbins, T. (2005)

Hasta este punto hemos transitado por el camino del autodescubrimiento y es


momento de adentrarnos en el diseño del plan de acción, que como bien decimos en
coaching: Saber y No hacer…es igual a No Saber, por lo tanto en este contexto es
fundamental que el coach después de haber apoyado al cliente a que haga un insight real
lo ayudemos a llevar todo lo aprendido a la toma de acción masiva y contundente para
que genere los resultados que desea. “Planificar y definir objetivos” consolida y
mantiene en curso el proceso ya que se centra en los cómos necesarios y los desde quién
importantes para conseguir con éxito cada meta interna y externa, es decir, la resolución
de los aspectos principales del aprendizaje y el desarrollo del coachee. El sistema de
metas S.M.A.R.T por ejemplo, que integran posibilidad, medición, compromiso en tiempo
y espacio es un enfoque a resultados tangibles que el cliente podrá ver desde la pregunta
¿Cómo sabrás que has alcanzado la meta? Y evocará a un compromiso genuino que en
adición con el sentido de urgencia materializarán el objetivo a través de una “gestión de
progreso responsable” donde el cambio depende completamente de él y el entorno va
diversificando sus posibilidades en la medida que él mismo lo haga desde el interior;
¿esto que está haciendo el cliente hoy lo llevará un paso más cerca de su meta?, revisión
constante sobre mini meta y meta principal o global (seguimiento de acuerdos pasados,
desarrollo en presente y compromiso en futuro, relacionadas todas hacia un mismo
propósito) tomando el cliente el liderazgo absoluto de su planificación y resultado.

Una frase que me encanta y a definido mi vida y mi carrera desde que la escuche es:
“No se trata de la meta, sino de en quién te conviertes para llegar a esa meta” y creo
firmemente que la conciencia es el eje central de cualquier viaje transformador; desde mi
punto de vista y atendiendo a lo que aprendí en este libro las competencias que sugiere la
ICF que necesita tener el coach al momento de ejercer su profesión realmente marcan la
diferencia entre provocar que el coachee elija hacer un verdadero cambio no solamente
desde lo que “está haciendo” sino desde “quién está siendo” porque finalmente esto
último, es lo que concede permanencia en los resultados y exponencia las posibilidades
de la acción. Me pareció muy interesante el manual de conducta ética en sus tres partes y
creo firmemente que uniendo todo este aprendizaje puedo lograr llevar a cabo sesiones
de coaching en excelencia y encontrar un claro camino para desempeñarme como coach
desde la maestría.

Referencias:

Goldvarg, D., & Perel de Goldvarg, N. (2017). Competencias de coaching aplicadas (1st


ed.). México: Granica.

Sobre ICF. (n.d.). Retrieved July 29, 2020, from https://www.icfmexico.net/sobre-icf

Robbins, A. (2006). Despertando al gigante interior. Mexico: Pasta Blanda.


Tolle, E. (2009). El poder del ahora (2nd ed.). México: Grijalba

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