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CASO 1: “Un cliente me llama para recibir coaching y empieza a compartir la experiencia negativa
que tuvo con otro coach al que yo conozco…” las preguntas son: ¿Tomo o derivo al cliente? ¿Qué
otra manera se me ocurre de manejar la situación?; en este caso en concreto yo si le daría el
servicio de coaching a este cliente, indagando los motivos que lo(la) han llevado a considerar que
ha sido “una mala experiencia anteriormente”, no influiría en su toma de decisión ni le daría mi
punto de vista sobre mi colega ( a menos que me lo pidiera y siempre sería respetuoso), apoyaría
más bien a que cambiara de observador, que revisara los filtros de interpretación con los que ha
tomado juicio sobre la situación y obtuviera nuevas conclusiones al respecto, posteriormente a la
indagación me percataría si hay elementos graves como violaciones al Código de ética por ejemplo
y en ese caso particular le hablaría de lo que “debe ser” y lo referenciaría a las autoridades
correspondientes; por último le brindaría un servicio de excelencia para que la profesión del
coaching quede enaltecida a nombre de toda la comunidad de coaching de la que soy parte activa.
Dentro del rubro de Confianza e intimidad con el cliente hay una vinculación directa
con la presencia del coach, ya que no se podría lograr la primera sin la segunda; los
valores más importantes respecto a este punto y desde mi perspectiva son: el respeto, la
confianza, la empatía, el cumplir con los acuerdos y la integridad de salvaguardar el
espacio del cliente por sobre todas las cosas. Respecto a la confianza absoluta se toma
en cuenta que la confianza se genera con confianza, es decir, tener la certeza de que el
proceso llevado con integridad siempre influirá positiva y eficazmente en nuestros
clientes, es una decisión que empieza desde el comportamiento del coach mostrando
seguridad, generosidad, amabilidad y transmitiendo seguridad al coachee (Integridad,
intención, capacidades y resultados).
Ahora bien, la Presencia del coach (desde donde se abrirán puertas innumerables de
posibilidades para provocar la mejor conexión entre las partes) necesita forzosamente
devengarse desde estar “en el aquí y en el ahora con el coachee” para que mediante éste
conectar con él, el coach logré identificar la verdadera necesidad detrás de la necesidad
expresada aparente; Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora” señala que existe una
esencia que se desprende del momento presente y que no hay posibilidad de observarla
sin vaciarse del ruido externo primero, reverenciando “lo que es” y “lo que está siendo” en
ese instante preciso. Una actitud abierta para acompañar al cliente hacia donde necesita
ir, sin dirigir sus pasos sino co-creando junto a él; el saber que no se sabe nada y que se
aprende al mismo tiempo que el coachee, un mundo de posibilidades durante la brecha
de crecimiento. Dos maneras (entre muchas) que el coach puede utilizar para mostrar
presencia es estar consciente de su respiración y hacer preguntas de referencia, es decir,
sobre lo que está comentando el cliente para corroborar si lo está entiendo correctamente
– el parafraseado-; alinear mi conversación interna como coach totalmente hacia el
coachee olvidándome de mi desempeño y enfocándome a buscar con él su grandeza,
haciendo de lado mi bagaje personal o cualesquier agenda laboral que pudiera
obstaculizar un resultado óptimo y genuino. Tolle, E. (2019)
Una frase que me encanta y a definido mi vida y mi carrera desde que la escuche es:
“No se trata de la meta, sino de en quién te conviertes para llegar a esa meta” y creo
firmemente que la conciencia es el eje central de cualquier viaje transformador; desde mi
punto de vista y atendiendo a lo que aprendí en este libro las competencias que sugiere la
ICF que necesita tener el coach al momento de ejercer su profesión realmente marcan la
diferencia entre provocar que el coachee elija hacer un verdadero cambio no solamente
desde lo que “está haciendo” sino desde “quién está siendo” porque finalmente esto
último, es lo que concede permanencia en los resultados y exponencia las posibilidades
de la acción. Me pareció muy interesante el manual de conducta ética en sus tres partes y
creo firmemente que uniendo todo este aprendizaje puedo lograr llevar a cabo sesiones
de coaching en excelencia y encontrar un claro camino para desempeñarme como coach
desde la maestría.
Referencias: