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Lección del 16 al 22 de Mayo de 2021
LA FE QUE SALVA.
“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del
fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber
que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los
enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio
esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería
quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo
Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor
tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no
teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le
dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré
en tu casa, y no me diste agua para mis pies; más ésta ha regado mis pies con lágrimas, y
los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; más ésta, desde que entré, no ha
cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; más ésta ha ungido con
perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque
amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus
pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa,
comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo
a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz”. (Lucas 7:36-50)
FE ULTRAVIOLETA.
Fue el físico alemán Johann Wilhelm Ritter, en el año 1801, quien por primera vez
distinguió la existencia de los rayos solares que hasta ese momento habían sido
invisibles al ojo humano. Se les ha llamado rayos infrarrojos, rayos ultravioletas,
luz ultravioleta y términos similares. Lo que a nosotros nos interesa destacar es
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que existen rayos luminosos invisibles al ojo humano al natural. Se requiere de el
auxilio de ciertos aparatos y objetos para que la visión humana pueda percibir
tales ondas de luz. Pues bien, esta analogía nos ayuda a entender lo que ocurrió
en la casa de Simón el fariseo.
Simón y sus amigos vieron a la mujer pecadora con sus ojos naturales, en tanto
que Jesús utilizó su “visión ultravioleta”, para percibir lo que esta mujer había
hecho.
“Al ver Jesús la fe de ellos”. El apóstol Pablo nos transmite su muy claro
pensamiento al respecto. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no
se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. (2ª
Corintios 4:18) “Porque por fe andamos, no por vista”. (2ª Corintios 5:7)
¿Que vio Simón en aquella comida? Simón y sus amigos vieron a una pecadora
intrusa, y aún Maestro judío qué no era profeta, por cuanto ni siquiera podía
discernir que la mujer que lo tocaba era una pecadora.
¿Qué vio Jesús? Jesús vio a una mujer arrepentida, quebrantada y agradecida.
Jesús vio lágrimas de amor, en lugar del agua que nunca recibió de Simón; vio los
besos en sus pies cómo un gesto de aceptación y bienvenida; recibió el rose
repetido del cabello de la pecadora sobre sus pies como un gesto de humillación
y quebranto; percibió el perfume con el que la pecadora ungió sus pies como la
expresión de la adoración de un corazón arrepentido que ama y adora.
LA FE ADORA.
Ya fue tema de la lección anterior el hecho de que esta mujer no llega Jesús en
busca de un milagro. Tal parece que la necesidad personal de ella no provenía de
una enfermedad física, ni de un ataque demoníaco. No. La necesidad de esta
mujer era otra, humillarse ante el señor y presentar su adoración. He aquí un
nuevo papel de la fe: el propósito ulterior de la fe es adorar a Dios.
La fe es una fe atraída por Jesús. La razón por la que la mujer se hizo presente en
la casa de Simón es exclusivamente porque Jesús se encontraba allí. La fe anhela
estar en la presencia del Señor. La fe que adora vence todas las barreras. No
hubo obstáculo que detuviera a la mujer en su intención de adorar al Señor.
LA FE EVIDENCIA A DIOS.
1. El escenario.
2. Aprendizaje.
Donde hay fe siempre habrá algo nuevo que aprender. La fe extiende el tablero
para que Jesús nos enseñe una nueva lección. La acción de fe de la pecadora dio
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lugar a que Jesús nos presentara la parábola de los dos deudores. Simón,
seguramente un hombre inteligente, entendió lo que Jesús le quiso decir con
esta parábola.
3. Superación.
4. Destino.
“Tu fe te ha salvado, ve en paz”. Con esta frase Jesús está abriendo las puertas para
un nuevo y bendecido destino para la pecadora. Esto es lo que obtiene la fe, la
gracia divina que da nuevo comienzo y enrumba los pasos hacia un nuevo destino
aprobado y bendecido por Dios.
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