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El ojo humano se forma por la fusión de varias estructuras que proceden de tejidos
embrionarios distintos. La retina es un derivado del prosencéfalo (cerebro anterior) y por tanto
forma parte del sistema nervioso central, mientras que la córnea y el cristalino proceden del
ectodermo superficial.
Los primeros signos del futuro ojo se observan de forma muy temprana en el embrión, pues
son visibles a finales de la tercera semana o principios de la cuarta, aproximadamente en el día
22.La retina se forma a partir de dos vesículas ópticas que nacen directamente de la porción
anterior del cerebro primitivo, llamada prosencéfalo, al que están conectadas mediante los
tallos ópticos. Estas dos vesículas se van aproximando poco a poco a la superficie y sufren una
invaginación en la parte anterior, pasando de ser esféricas a tener forma de copa, dando
origen al cáliz óptico que tiene doble pared por el plegamiento sufrido. La pared interna (que
recubre el interior del cáliz óptico), dará lugar a la retina, mientras que la pared externa
formará la lámina de células epiteliales ricas en melanina.
El ectodermo superficial que entra en contacto con la parte anterior del cáliz óptico sufre un
espesamiento, formando la placa cristalina, que se invagina y da origen a la vesícula cristalina,
la cual es el germen del futuro cristalino. A partir de la quinta semana del desarrollo, la vesícula
cristalina pierde contacto con el ectodermo superficial y se dispone cubriendo el orificio del
cáliz óptico. Cuando la vesícula cristalina se separa, esta misma zona del ectodermo se espesa
de nuevo, para formar la córnea.
El mesénquima que rodea las copas ópticas comienza a formar hendiduras que contienen
vasos sanguíneos a lo largo de la superficie inferior de cada copa y en el tallo óptico. Estas
hendiduras, llamadas fisuras coroides, permiten a la arteria hialoidea alcanzar la cámara
interna del ojo. Esta arteria y sus ramas irrigan la cámara interna de la copa óptica, la vesícula
cristalina y el mesénquima interno. La vena hialoidea hace el retorno sanguíneo a partir de
estas estructuras. Hacia el final de la semana 7, los extremos de las fisuras coroides se fusionan
y se forma una apertura redonda, la futura pupila, sobre la vesícula cristalina.
La pared externa de la copa óptica forma una capa simple de células pigmentadas, y la
pigmentación comienza al final de la semana quinta. La pared interna sigue un proceso de
diferenciación complejo que da lugar a las nueve capas de la retina neural. Los fotoreceptores
(conos y bastones), así como las células bipolares, amacrinas y ganglionares, y las fibras
nerviosas están presentes a partir del séptimo mes. La depresión macular (la fóvea) empieza a
formarse durante el octavo mes y no termina de formarse hasta aproximadamente 6 meses
después del nacimiento (razón por la cual la visión al nacer es incompleta).
A partir del tercer mes, el crecimiento del cáliz óptico origina el cuerpo ciliar y el futuro iris,
que forma una fila doble de epitelio frente al cristalino. El mesodermo situado externamente
forma el tejido conjuntivo del cuerpo ciliar y del iris. Los músculos dilatador y esfínter de la
pupila se desarrollan durante el sexto mes, como derivados del neuroectodermo de la pared
externa del cáliz óptico. El antiguo tallo óptico desaparece y su lugar es ocupado por el nervio
óptico que une el ojo al cerebro. La parte distal de la arteria y vena hialoidea desaparecen
también, aunque persiste su recuerdo en el conducto hialoideo Sin embargo, la parte proximal
de los vasos hialoideos permanecen como la arteria y la vena centrales de la retina.
El ojo, por tanto, es un órgano complejo, formado por estructuras que tienen orígenes
embriológicos diferentes que se unen para formar el globo ocular.
Origen Derivado
Cristalino
Ectodermo superficia
Epitelio de la córnea, conjuntiva y la glándula lacrimal
l
con su sistema de drenaje