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Capacitación Iglesia El Refugio - Nivel 1 - Maestro

Clase # 1
LA SANGRE DE CRISTO

INTRODUCCIÓN:
El objeto de este estudio es demostrar que el auténtico cristianismo es algo muy diferente de la vida del
cristiano común.
El apóstol Pablo nos da su definición de lo que es el cristianismo en Gálatas 2:20: “Ya no vivo yo, más vive Cristo
en mí”. He aquí su resumen de la vida cristiana: YA NO VIVO MÁS, SINO CRISTO VIVE SU VIDA EN MÍ.

MAESTRO:
EL CRISTIANO COMUN VIVE UNA VIDA CENTRADA EN SI MISMO Y EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS
VIVE PARA HACER SU VOLUNTAD Y NO LA VOLUNTAD DE DIOS. EL ESPÍRITU SANTO NOS LLAMA A
DESARROLLAR ENTENDIMIENTO (UN CORAZÓN SENSIBLE) PARA PODER SER CRISTIANOS EN LOS
TERMINOS BIBLICOS Y NO EN LOS NUESTROS O EN LOS TERMINOS DE LA CULTURA CRISTIANA.

Solamente una respuesta tiene Dios para cada problema humano: SU HIJO CRISTO. En todo su proceder con
nosotros, Él obra desplazándonos a nosotros y colocando a Cristo en nuestro lugar.
El Hijo de Dios murió por nosotros para nuestro PERDÓN. Él vive por nosotros para nuestra LIBERACIÓN.
Así que tenemos dos sustituciones:
 Un Sustituto EN LA CRUZ que asegura nuestro perdón
 Un Sustituto EN NOSOTROS que asegura nuestra victoria.

NUESTRO DOBLE PROBLEMA: PECADOS Y PECADO


Los primeros ocho capítulos de Romanos forman una unidad. En primer lugar, será de ayuda destacar que esta
sección de Romanos se divide naturalmente en dos partes, y notar, a la vez, la sorprendente diferencia entre
los temas de cada una de ellas. La primera parte termina en el capítulo 5, verso 11 y la segunda en el fin del
capítulo 8.
 La primera se dirige a los pecadores y allí se usa la palabra “PECADOS” repetidamente.
 La segunda a los creyentes y casi nunca usa la palabra “pecados”.
 En la primera sección tenemos “pecados” en plural; en la segunda tenemos “PECADO” en singular.

¿POR QUÉ ES ESTO?


 Porque en la primera sección es cuestión de los pecados que he cometido ante Dios, que se pueden
enumerar.
 Mientras en la segunda es asunto del pecado como principio de vida en mí. No importa cuántos
pecados cometo, es siempre el mismo principio de pecado que conduce a ellos.
 Lo primero NECESITA PERDÓN, lo último LIBERACIÓN.
 Aunque alcance perdón por todos mis pecados, todavía por causa de mi condición de pecador no gozo
de constante paz del alma.
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Cuando al comienzo la luz divina penetra en mi corazón, mi único clamor es por perdón, porque reconozco que
he cometido pecados a su vista; pero, una vez recibido el perdón de pecados, descubro algo nuevo, a saber, EL
PECADO, y me doy cuenta que no sólo he cometido pecados delante de Dios, sino que hay algo mal en mí: Hay
una inclinación interior hacia el pecar, UN PODER QUE ME LLEVA AL PECADO. Cuando ese poder me vence,
cometo pecados. Puedo buscar y recibir perdón, pero luego peco de nuevo. Y así sigue la vida en un CÍRCULO
VICIOSO, pecando y siendo perdonado, y volviendo a pecar. Aprecio el perdón divino, pero ansío algo más que
eso: ¡Liberación! Necesitamos perdón POR LO QUE HEMOS HECHO, pero también necesitamos liberación DE
LO QUE SOMOS

TALLER
Es importante decirnos la verdad respecto de quiénes somos, ya que nuestra tendencia suele ser escondernos
y taparnos con hojas de parra.
Considera:
 ¿Qué caracterizaba tu vida antes de recibir a Cristo?
 ¿Cuáles han sido esas tendencias que frecuentemente te han ganado la batalla?

A continuación, Ud. encontrará un árbol en el que puede ubicar las tendencias de su personalidad que han
determinado su vida.
La raíz del árbol es la naturaleza pecaminosa, la cual es un generador de los problemas que se manifiestan en el
tronco y las ramas del árbol.
El tronco del árbol representará todas aquellas tendencias que han sido muy fuertes en su vida (por ejemplo:
rechazo, inseguridad, temor, orgullo, tristeza, depresión, manipulación, rebeldía, ira, auto-rechazo, temor al
rechazo, etc.)
Las ramas del árbol representarán las conductas específicas que han dominado en su vida (por ejemplo: pereza,
mentira, impuntualidad, desorden, lujuria, crítica, celos, pecados de tipo sexual, etc.)

Pida la guía del Espíritu Santo y apártese (si es necesario) para identificar y escribir las tendencias en su vida en
el tronco y ramas del árbol de abajo. Recuerde: Dígase la verdad.
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SOMOS UN ÁRBOL CON UNA MALA RAÍZ. TENEMOS QUE VER EL DESASTRE
QUE SOMOS ANTES DE QUE PODAMOS APRECIAR AL DIOS QUE TENEMOS

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