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Biblioteca Nacional - Director: Dr. G Martinez Zuviria Secretario General: D. Ravil Quintana REVIS1 DE LA BIBLIOTECA NACIONAL Dr. Felipe Barreda Laos Seeretarios: Dr, Héctor Olmedo Cortés - Marta Teresa Martineau A Director: Tomo XIIL Tercer trimestre de 1945 No 35 SUMARIO Nota preliminary, — ¢Momorins ewriosas» 0 «Diarioy de Juan Manuel Berati, por Folipe Bavreda ‘aos Pig, 1 Actuacién piblica do Feliciano Antonio Chiclana Pig. 82, Socetén Colonial «Momorias curiosas» 0 «Diarioy do Juan Manuel Beruti, conti- nuacion : z ig, 154 Continuacién de les ¢Memorias euriosaey 0 «Diario de Juan ‘Manuel Beruti, IL tomo ig. 170 ibro dd Matyeula de Hstudiantes dol Real Colegio do San Carlos do Buenos Aires, 1773-1818 Pag, 204 Bibliogxatia Continuacién dol Cat@logo de las prim blioteen Nacional clones a la Bie Pag. 234 @ BUENOS Ari cor de Ia Penite ‘Walleres Gr ciaria Nacional 1945 MINE Biblioteca Nacional- Director: G. Martinez Zuviria Sveretario General: D. Rat! Quintana REVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL Director: Dr. Felipe Barreda Laos Seoretarios: Dr. Héctor Olmedo Cortés - Maria Teresa Martineau Tomo XIII BUENOS AIRES Imprenta de la Biblioteca Nacional 19456 REVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL Tomo XIII Ne 35 NOTA PRELIMINAR «MEMORIAS CURIOSAS» 0 «DIARIO» DE JUAN MANUEL BERUTI La gentileza del finado don Carlos Dardo Rocha, hi- jo del benemérito fundador de la Ciudad de La Plata, nos ha permitido publicar en la «Revista de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires», comenzando en el N.° 22 este original y valiosisimo’ manuscrito que habia permane- cido inédito, e ignorado de los estudiosos del pasado ar- gentino. Las «Memorias Curiosas» constituyen un verdadero «Diario» iniciado en el afio 1717 por autor cuyo nombre se abstuvo Juan Manuel Beruti de revelar. Bra el do- eumento una-relacién de los gobernadores, virreyes, al- caldes ordinarios de primer y segundo voto, sindicos, procuradores del Cabildo de Buenos Aires, hasta el afio 1789, copia sacada por Beruti del manuscrito original que le fué facilitado por un amigo cuyo nombre no menciona. Juan Manuel Beruti prosiguié el «Diario» como labor personal y obra propia, desde el afio de 1790 hasta pocos meses anteriores a su muerte, ocurrida el 28 de enero de 1856. El manuserito consta de dos volimenes y dos anexos. El primer tomo llega hasta el afio 1829; el segundo, co- —2u mienza en el afio 1843 y lega hasta 1855. Los anexos son noticias y relatos de episodios e incidentes y perso- nas, principalmente referentes a las. invasiones inglesas del Rio de la Plata, Existe un lapso de trece afios, desde 1829 a 1842, lar- go paréntesis en blanco, verdadera solucién de continui- dad en las «Memorias Curiosas» de Beruti. La explica- cién de esta laguna nos la proporeiona el mismo autor euando a fojas 54 vta. y 55 del segundo tomo nos hace la revelacién de que tenfa escritos los relatos correspon- dientes a dichos trece afios, extraviados en el curso del afio 1842 debido a las partidas de mazorqueros de Rosas que entraban a las casas para destruir todos los objetos, enseres, papeles que encontraban, pintados de verde o azul. Temeroso de la visita de los mazorqueros, escondié Beruti los manuseritos debajo del colehén de su cama; pero habiendo expresado su hijo Juan Angel temor de que los mazorqueros descubriesén los manuscritos, se hizo cargo de ellos para ocultarlos en otro sitio. Beruti refiere que a los pocos dias, los de Rosas irrumpieron en. Ja casa, destrozaron colgaduras, tapices, colehas de ca- ma, por estar de realce en ellos los colores celeste y verde. También rompieron todos los vidrios de las mam- paras y ventanas, hasta el farol del zaguén. A la cabeza del grupo estaba el jefe de la mazorea, Julién Gonzdlez Salomén. No revela Beruti si los manuseritos que faltan fueron destrufdos por su hijo, lo cual es probable, bajo la penosa impresién de los sueesos que presencié on la casa paterna. No se encuentra en los tomos salvados de la destruccién alguna otra referencia aclaratoria, con re- lacién a esos capitulos que faltan. Este episodio debié afectar el espfritu del cronista. Los relatos del tomo 2.° comenzado en cl afio 1848 son excesivamente cautelosos, hasta el 8 de febrero de 1852. A partir de esta fecha, cl relato recobra verdadero inte- == rés, por la abundante informacién y la libertad eon que el cronista emite sus juicios. En esa tiltima parte del «Dia- rio», desde 1852 hasta 1855, Beruti refiere muchos episo- dios en la época de Rosas, supliendo en parte, en evoca- ciones retrospectivas, el vacfo de aquel lapso de trece afios (1829-1842) de los manuscritos perdidos. El asesinato del Dr. Manuel Vicente Maza, ecostumbres de la época, episodios en que descuella la personalidad primorosa y atrayente de Manuelita Rosas, listas de los més afama- dos mazorqueros y de sus victimas, lenan muchas pé- ginas del «Diario», en los tiltimos capitulos escritos con posterioridad a Caseros. El autor desconocido que escribié la primera parte del manuserito, al cual puso por titulo «Libro de Cu- riosidades», limitado a dar razén de las autoridades poli- ticas, administrativas y municipales que se sucedieron en el gobierno de Buenos Aires, varia a partir del afio 1777 el cardcter de la erénica, agregando el relato de sueesos dignos de mencién. Refiere eémo el Excmo. se- fior Pedro de Cevallos, primer Virrey, Gobernador y Capitan General de las Provincias del Rfo de La Pla- ta, después de haber desalojado a los portugueses de la plaza y castillo de Santa Catalina, y demolido la plaza de la Colonia del Sacramento, se instalé en la ciudad de Buenos Aires. No es ya la simple y descarnada némina de funcionarios; a esta agrega informaciones y concep- tos sobre sucesos que atracn su atencién, en la mas variada y multicolora miscelénca de episodios; desde el recibimiento de un Virrey, hasta la sequia extraordina- via de la estacién, la caida del granizo en copos de anor- males dimensiones, 0 los estragos de un rayo, como aquel que cl 19 de diciembre de 1779 a las 5 y % de la ma- fiana, cayé en el almacén general de la pélvora, haciendo explotar los 3.500 quintales allf depositados, volando por los aires la casa entera con estremecimiento de la —4— poblacién, quedando fuera de quicio todas las puertas y ventanas de la ciudad, en la cual se declaré un incen- dio visible a doce leguas de distancia; no hubo muerte que lamentar, patente milagro atribuido a la Virgen de la Concepcién, a San José, y al Patron de Buenos Aires, San Martin de Tours.:En aceién de gracias juré la ciu- dad celebrar todos los afios, el dia 19 de diciembre, una misa solemne con presencia del Santisimo Sacramento. En el folio once del primer tomo, a continuacién del afio 1790 aparece la siguiente anotacién marginal de Juan Manuel Beruti: «Siendo el quarto Virrey. Desde este «aiio de 1790,, sigo Yo este diario aumentandole otras «mas noticias q.° ocurran, pues la rason del afio 1717,, «h® fin de 1789,, 6s copia que-saqué del original que se «me prest6é p.* ir siguiendolo», En la época en que Beruti contintia el «Diario» como obra propia, ya el anterior autor anénimo habia variado el caréeter de la erénica; como hemos indieado; pero se advierte notable diferencia en la minuciosidad del relato, el acierto del comentario, y mayor facilidad literaria, condiciones que se destacan en los relatos e informaciones de Beruti, en todo superiores a los de su antecesor. Las «Memorias Curiosas» es el «Diario» de Buenos Aires, en el cual Juan Manuel Beruti nos revela la vida portefia en miltiples aspectos; panoramas: tan olvida- dos que parecen nuevos. La antigua Metrépoli del Rfo de la Plata aparece a veces vestida con extraordinaria suntuosidad, e ignora- dos atavios, en el esplendor de los grandes dfas de las fiestas virreinales. El 21 de agosto de 1808 se dispuso Buenos Aires a jurar a Fernando VII por Rey de Espafia y de las In- dias. En la plaza mayor, en Ja plazoleta de Santo Do- mingo, en la de la Merced, so levantaron suntuosos ta- blados profusamente decorados. De los balcones de las —f— casas colgaban ricos y costosos tapices de damasco, pre- dominando los colores grana y oro de las reales bande- ras de Espafia; en los frisos salientes de las ventanas, tiestos y ramos de'‘flores alegraban y perfumaban: las calles con aroma de Sevilla. Catorce cuadras de tropas alineadas en calle formaban la carrera de la civica pro- cesién; el Ejéreito Real compuesto de cuerpos de infan- teria, caballerfa, artilleria, desplegaban sus pendones y estandartes de vivos colores y regios emblemas, en tanto que la armonfia de misicas mareiales vibraba en el espacio de la ciudad y en el espiritu de la multitud. El Alférez Real lucia famoso vestido de gala, ricamen- te bordado; portaba en sus manos el Real Estandarte, insignia de regia autoridad, acompafiado del Cabildo, cuyos miembros Mevaban como blasones regios escudos de armas de Espafia y ciudad de Buenos Aires, lujosas y brillantes prendas de plata maciza con sobrepuestos de oro; seguianles reyes de armas con ropones de damas- co carmesi con franjas de plata, y mucho acompafia- miento de trompeteros y criados del Exemo. Cabildo. La procesién se detuvo ante el pértico del Fuerte para incorporar al cortejo al Exemo, Sr. Virrey, a la Real Audiencia, y Tribunal del Consulado, prosiguiendo a paso mesurado por las calles de la regia parada mi- litar; cerraba el desfile ordenada multitud de-lacayos y trompeteros vestidos de pafio azul con pecheras encar- nadas. Realizado el juramento de fidelidad a Fernando VIT en las plazas arriba mencionadas, los funcionarios de mas alta jerarquia se dirigieron al Cabildo, en euyos baleones se hallaban. colocados regios sillones que ocupa- von, presidiéndoles el Sefior Virrey quien tomé asiento en el estiado, bajo rico dosel-en. cuyo fondo destachbase cl busto'del nuevo Soberano. La multitud quo Ienaba la plaza vitoreaba frenéticamente, disputandose las monedas —6— de plata profusamente arrojadas desde los baleones del Cabildo, mientras al frente, en el pértico del Fuerte y palacio virreinal, baterfas formadas por veinte piezas de cafién disparaban salvas de honor, a las cuales res- pondfan, en la misma forma, las naves empavesadas de la Marina Real, fondeadas en el Puerto. Terminada la ceremonia, fué acompafiado hasta su palacio el Exemo. Sr. Virrey, retiréndose el Ayuntamien- to con el Real Estandarte a la casa del Cabildo, en cu- yos baleones quedé tremolando la real insignia debida- mente custodiada por guardias de la escolta de honor. Durante tres noches consecutivas, fueron iluminados los principales edificios de’ la ciudad, destacéndose la iluminacién del Cabildo y del Tribunal del Consulado, cuyas fachadas decoradas estaban con varios miles de lamparillas de aceite en vasos de muchos colores, con hachones de cera que ardian durante muchas horas, aumentando la iluminacién la luz de las hogueras pren- didas en las esquinas de las calles, Se quemaron castillos de fuegos artificiales para solaz de la muchedumbre, a la cual se obsequiaba con dul- ees y vino de grandes pipas colocadas en las bocacalles de la Plaza Mayor. Durante tres noches salié el Exemo. Sefior Virrey acompafiado del Cabildo, con muchos criados que lle- vaban cirios encendidos, mucho acompafiamiento .del veeindario y bandas de misica, a visitar y obsequiar a los regimientos, en sus cuarteles, en homenaje a la Jealtad de las tropas. En el cuartel de Catalanes ofre- ci6 el Alférez Real suntuoso banquete al Exemo. Sefior Virrey, al Cabildo, a los Tribunales de Justicia, co- mandantes y oficiales del Ejército, al Sefior Obispo, canénigos’y prelados do las diversas érdencs religiosas, y caballeros distinguidos de la ciudad; fueron ciento cincuenta comensiles, La fiesta suntuosa se caracteriz6 =F por la profusién de brindis, la alegria de los asistentes, compartida por.la multitud apifiada en. la calle, a la eual se obsequiéd con dinero y golosinas, Estas escenas de alegria expansiva y de boato nos revelan desconoci- dos aspectos de la gran urbe portefia,.cuya reconstruc. cién es posible realizar merced a las revelaciones inte- resantisimas contenidas en el «Diario» de Juan Manuel Beruti. En otros capitulos Buenos Aires asume aspecto ente- ramente distinto, Es la ciudad adusta y fiera del patrio- tismo criollo, transformada en cuna de la Emancipa- cién Americana. Con emocién vivida y orgullo de buen criollo ameri- eano, describe el autor de la erénica los episodios de Jas invasiones inglesas. Nos refiere eémo el 25 de junio de -1806, al amanecer, fué avistada en el rfo, a la al- tura de Quilmes, la escuadra inglesa compuesta de diez velas entre fragatas y bareos menores. Después de. re- ferir los choques armados y el paso del Riachuelo por el lado de Barracas por las: tropas inglesas, se lamenta de la rendicién de la ciudad. Acusa de pusilénime al virrey Marqués de Sobre Monte quien se fugé al in- terior con todas las tropas de caballerfa, dejando la ciudad de Buenos Aires bajo custodia de don José Ignacio de la Quintana, brigadier del. Regimicnto de Dragones. A través del relato de Beruti, presenciamos Ja reaccién de Ja ciudad, iniciada desde el mismo dia de la victoria enemiga, en las reuniones de los prime- ros conjurados de la Reconquista, en la chacra y casa de Pampa de Perdriel, a cuatro leguas de la capital. Cuando el 4 de agosto desembareé’ don Santiago Li- uiers con las tropas a su mando, trafdas de Montevideo, en Ja punta de las Conchas, allf se le unieron los gru- ‘pos de voluntarios armados de Buenos Aires, mil quinien- tos en niimero, los cuales acudieron con abundante —8— parque de guerra, caballos, carretas, provisiones para sostenimiento y movilidad del ejército. La desventura de las fuerzas briténicas comenzé con un temporal furibundo que hizo estragos en el Puerto, con naufragio y destrozo de cinco cafioneras inglesas. El 10 de agosto, al mediodia, el ejército patriota avanzé resueltamente hasta los Corrales de Miserere. Don Hilarién de la Quintana, teniente de infanterfa, fué destacado en calidad de Embajador y Parlamenta- rio para intimar rendicién a Beresford. Llegado al portico del Fuerte, desplegé bandera de paz, hizo to- car Hamada al tambor que le acompafiaba. Al oficial inglés que acudié, le hizo saber que traia un pliego para el General Beresford, a quien personalmente de- bia entreg&rselo. Aparecié el General, recibié el pliego, se enteré de su contenido, contestando que sus tropas se defenderfan

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