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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología


Universidad Politécnica Territorial de Maracaibo
PNF-Administración

Contexto venezolano en
el modelo participativo

Numero de Asignación : 1
Sección : 1113
Nombre: León Bárbara
CI : 27.633.283
Prof : Lcdo. Romulo Jordan

Maracaibo-Edo Zulia 2021


Caracteristicas del contexto venezolano en el modelo participativo
El proyecto del modelo de democracia participativa para Venezuela está esbozado en
la Constitución de 1999. Una idea central de dicho proyecto está bien expresada en la
primera parte de su artículo 62: “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho
de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus
representantes elegidos o elegidas” (itálicas nuestras). Contempla además ese texto la
separación del Poder Público en tres niveles -el nacional, el estadal y el municipal-,
siendo a su vez el Poder Público Nacional organizado en cinco poderes formalmente
independientes entre sí. Además de los tres tradicionales en democracias
representativas —el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial—, en la CRBV se incorporan
dos adicionales -el Ciudadano y el Electoral-, que formalmente incrementan la
autonomía e independencia de las ramas del poder público responsables de controlar
al resto de los poderes y de administrar los procesos electorales. De allí que el texto
constitucional procura superar el falso dilema entre democracia
representativa y democracia participativa, optando por un modelo de democracia más
complejo que, además de representativa, incorpora elementos de democracia más
directa o participativa.
Esta ha sido la manera como los bolivarianos que hoy ejercen gobierno han dado
respuesta a una aspiración muy sentida por amplios sectores de la sociedad desde los
años ochenta. A diferencia de los países del Cono Sur, la democracia en Venezuela no
llegó a interrumpirse en las décadas de los sesenta y setenta para dar paso a una
dictadura militar. Por ello, los venezolanos no se plantearon en los años noventa una
“transición” desde el autoritarismo a una “democracia restringida”, como sí ocurrió en
países como Chile o Argentina. Al contrario, los diversos movimientos sociales y de
protesta, que se multiplicaban en el país, así como algunos partidos, exigían una
reforma del Estado para alcanzar una democracia más “profunda”, más “integral”. Esta
demanda fue una y otra vez frustrada por los distintos gobiernos, desde Lusinchi (1984-
1989), con su fallida Reforma del Estado, hasta Caldera (1994-1999), con su
postergada reforma constitucional, pasando por Pérez (1989-1993) y sus reformas
neoliberales. Sólo los bolivarianos tuvieron la voluntad política de acometer la tarea, y,
al asumir el gobierno en 1999, convocaron casi inmediatamente a un proceso
constituyente. Se eligió e instaló la Asamblea Constituyente, y se elaboró la
Constitución que materializó la demanda por años postergada. Dice la Exposición de
Motivos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que la República
se “refunda” para establecer “una sociedad más democrática. Ya no sólo es el Estado
el que debe ser democrático, sino también la sociedad”. Desde un inicio se subraya
que la democracia no debe restringirse exclusivamente a la esfera política, sino que
debe impregnar todos los espacios de la vida social.
Este modelo participativo ha incorporado en su discurso propuestas novedosas en el
abordaje de los graves problemas de exclusión e injusticia social de las mayorías del
país. Por ir a contracorriente del pensamiento hegemónico mundial, ha sido vista con
desconfianza y franca aversión, tanto por algunos actores sociopolíticos y factores de
poder en la sociedad venezolana, como por parte de factores hegemónicos del sistema
capitalista mundial. También despertó inicialmente gran desconfianza entre grupos y
actores políticos de izquierda, entre otras razones, por provenir principalmente de
actores distintos a la izquierda tradicional —sectores militares—, y porque sus bases
filosóficas hunden sus raíces en fuentes distintas a las del pensamiento marxista
tradicional.
El proyecto político bolivariano entiende la democracia no sólo como el disfrute de
libertades civiles y políticas, sino de manera muy enfática como justicia e igualdad
social. Es parte de su atractivo y fuerza. En Venezuela el concepto de democracia tuvo
también bajo el período de la hegemonía bipartidista una connotación similar, pues se
consideró que la democracia política era el medio para alcanzar la justicia social. Esta
manera de entender la democracia ha estado pues enraizada en la cultura política,
convirtiéndose para fines del siglo XX en una de las promesas no cumplidas por la
democracia representativa. Por ello, lo que en Venezuela se ensaya actualmente es
una transformación sustantiva o profunda de la democracia representativa, buscando
con ello que se alcance lo que se entiende que quedó como materia pendiente en la
etapa puntofijista2. La búsqueda de la igualdad social como objetivo explícito es una de
las diferencias que tiene la actual democracia venezolana con otras democracias de la
región, y es uno de los sentidos que se le puede dar al término “revolución”
Dentro de esta lógica, para alcanzar el equilibrio social, Las Líneas Generales
presentan tres ejes sobre los cuales deben girar las políticas, cada una de las cuales
ataca una dimensión distinta y crucial de la condición estructural de la exclusión y todas
conllevan la organización y la movilización popular:
1. Un eje busca la corrección de la injusta distribución del ingreso y la riqueza.
2. Otro eje se centra en superar el discriminatorio acceso a derechos humanos
fundamentales como el alimento, la salud, la vivienda o la educación.
3. El tercer eje busca activar el desarrollo de la ciudadanía plena para que se
destaquen en los miembros de la sociedad, atributos como la solidaridad, la
responsabilidad, actitudes participativas y democráticas.

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