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Científicos ingleses

descubren por qué los


bostezos son
contagiosos
Acción se explicaría como un reflejo de la zona del cerebro
encargada de controlar la función motora

Irene Rodríguez. 31 agosto, 2017


El bostezo es contagioso porque pone a nuestro cerebro en actitudes de
"reflejo por imitación".
Puede ser que no tengamos sueño ni cansancio, pero si
vemos a una persona bostezar, nos sentiremos
"contagiados" y casi automáticamente bostezaremos.

Es más, si nos propusiéramos no bostezar al ver a otros


hacerlo, experimentaremos una urgencia mayor.

Este comportamiento no solo se da en humanos,


también en otros mamíferos como los chimpancés o los
perros.

LEA: Bostezos sirven para enfriar la cabeza

Un grupo de científicos de la Universidad de


Nottingham en Inglaterra se dio a la tarea de saber por
qué sucede esto y llegó a la conclusión de que es un
reflejo del cerebro que se activa justo en la zona
encargada de controlar la función motora.

Las conclusiones fueron publicadas este jueves en la


revista Current Biology.

El estudio
Para determinar cómo y por qué se contagian los
bostezos, los científicos tomaron a 36 voluntarios
adultos sanos y les pusieron a ver videos de gente
bostezando, mientras les hacían una resonancia
magnética.
En una primera etapa se les indicó que podían bostezar
libremente, en la segunda se les pidió intentar no
dejarse llevar por las ganas de bostezar.

LEA: Bostezar vuelve al cerebro más rápido

En una tercera etapa se utilizó estimulación eléctrica


para ver si esto motivaba más al bostezo. Y así fue.

Los investigadores vieron que la parte del cerebro que


más se activaba era la asociada a funciones motoras,
una que también está relacionada con síndromes como
el demencia, epilepsia y el síndrome de Tourette.

A futuro este hallazgo podría impulsar posibles


tratamientos de estas condiciones.

En investigaciones anteriores, los científicos habían


concluido que los botezos se contagian por la empatía,
es decir la capacidad que tiene el ser humano y algunos
primates para entender y ponerse en los zapatos de los
demás. De esta forma, el organismo tiende a imitar lo
que ve, como si se tratara de un espejo.

Sin embargo, también se han manejado otras probables


explicaciones. Por ejemplo, se ha visto que el contagio
de los bostezos aumenta con la edad de las personas y
hay quienes piensan que en esta acción podrían estar
implicados factores genéticos.
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