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Se conoce como el "Efecto Tequila” a una crisis financiera de origen local causada por
falta de reservas internacionales, devaluación de la moneda local y el fortalecimiento de
una moneda extranjera. Dicho término nace a raíz de la crisis económica de México en
1994. También es conocida como el “Error de Diciembre”.

Esta crisis se presentó en el cambio de administración presidencial entre el ex presidente


Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, durante los primeros días del sexenio la
devaluación del peso mexicano alcanzó las cifras más bajas en la historia incrementando
el valor del dólar casi un 300% y desencadenando altas tasas de inflación, falta de
capital en los bancos, interés muy altos y crisis en la actividad comercial forzando a
miles de empresas a realizar recortes de personal o incluso el cierre completo de estas
mismas.

Para hacer frente a la emergencia se recurrió a un paquete de rescate que consistió en la


inyección al Fondo Monetario Internacional de varios millones de dólares por parte de
Estados Unidos y otros organismos internacionales para intentar estabilizar el precio del
dólar y así tratar de contener la crisis y no afectar a otros países.

Con la globalización y los tratados de libre comercio los países con relaciones
comerciales con México también sintieron el “efecto tequila”. Con el llamado “rescate
financiero” la deuda externa de América Latina creció de 34 mil millones de dólares a
521 mil millones. Además de México; Venezuela, Brasil, Chile y Argentina fueron los
más afectados de América Latina y el Caribe.

Argentina fue uno de los países que se vio severamente afectado por el “efecto tequila”
llevándolo a tomar medidas de austeridad en su crecimiento económico e inversiones,
los impuestos aumentaron notablemente, disminuyo la entrada de depósitos extranjeros,
la liquidez en el banco Central de Argentina se redujo al mínimo y varios sectores
fueron privatizados.

Argentina fue uno de los países que se vio severamente afectado por el “efecto tequila”
llevándolo a tomar medidas de austeridad en su crecimiento económico e inversiones,
los impuestos aumentaron notablemente, disminuyo la entrada de depósitos extranjeros,
la liquidez en el banco Central de Argentina se redujo al mínimo y varios sectores
fueron privatizados

CAUSAS DE LA CRÍSIS MEXICANA


Fuerte crisis cambiaria y de la balanza de pagos. Déficit en balanza comercial asociado
con la volatilidad de los capitales a corto plazo. Flujo de capitales a corto plazo entre
1993 y 1994, se destino a inversiones en la adquisición de nuevas empresas y en equipar
las ya existentes.

23 La Crísis de México se acentúa con:


Devaluación del peso en diciembre de 1994. Deterioro macroeconómico con fuerte
presión sobre el nivel de precios. Las reservas durante 1994 fueron sostenidas a partir
del flujo de capitales de corto plazo, fuertemente volátiles. La percepción de los agentes
económicos en relación a la insostenibilidad de la política económica precipito
sucesivos ataques especulativos que tuvieron incidencia en el sector financiero
mexicano.

24 MÉXICO La crisis mexicana reiteró lo contraproducente que a mediano plazo es


anclar el tipo de cambio, con un fuerte déficit en cuenta corriente, sin programa fiscal
sostenible y con baja calidad de las carteras bancarias. La crisis mexicana, por otra
parte, dejo en evidencia los efectos perniciosos que pueden producir los capitales de
corto plazo, en virtud de su movilidad ante cualquier riesgo político o económico que
pueda afectar negativamente su rentabilidad.

25 MÉXICO Se señaló como la primera crisis de moneda, con impacto sobre el


mercado global, con un fuerte “efecto rebaño” sobre los mercados emergentes. (Efecto
Tango). Reiteró el requisito básico de fuerte supervisión bancaria con disciplina
macroeconómica. Esta crisis se considero como la primera de orden global, aunque de
proporciones relativamente modestas.

26 CRISIS ASIÁTICA ANTECEDENTES


La crisis sobrevino después de más de tres décadas de progreso económico en la zona.
En la década de los noventa se daba como un hecho que Japón se convertiría en líder de
la economía mundial y la región de Asia Pacífico su locomotora. Durante los últimos
diez años anteriores a la crisis, el crecimiento del PIB en los países de la ASEAN
(Indonesia, Filipinas, Singapur y Tailandia) había alcanzado un promedio anual del 8%.
En un plazo de treinta años, el ingreso por habitante se multiplicó por diez en Corea, por
cinco en Tailandia y por cuatro en Malasia.

27 Tasas del Crecmiento del P.I.B.


(En porcentaje) Fuente: F.M.I (2000c 205)

28 CRISIS ASIÁTICA CAUSAS


La crisis que hizo erupción la segunda mitad de 1997, no fue una sorpresa, sino más
bien una reacción a las presiones acumuladas por varios años en muchas de las
economías emergentes. Entre las cuales se tienen: Gran afluencia de capital extranjero a
las economías Asiáticas, facilitado por la abundancia de la liquidez mundial y
propiciado por las políticas de tipo de cambio prevalecientes, tipo de cambio fijo y
Crawling Pegs. La abundancia de liquidez global, junto con las paridades fijas, fomentó
la afluencia masiva de capitales sin riesgo aparente de tasas de cambio.

29 Fuente: Conferencia “Lecciones de las crisis recientes de los mercados emergentes”.


Dr. Guillermo Ortiz, Gobernador del Banco de México.

30 CRISIS ASIÁTICA CAUSAS


Las economías Asiáticas, con grandes tasas de inversión, crecimiento sostenido del PIB,
bajo endeudamiento externo y con ausencia de déficit público, dieron señales de
crecimientos sostenibles que inhibieron las preocupaciones potenciales con relación a
los desequilibrios externos en expansión. La afluencia de capitales hacia los países
asiáticos, impulsó a algunas economías al recalentamiento. Muchos Bancos Centrales se
vieron obligados a reforzar reservas en divisas extranjeras (aumentando el dinero en
circulación) para afrontar la afluencia excesiva de capital y evitar la apreciación de sus
monedas.
31 CRISIS ASIÁTICA CAUSAS
Como las modalidades fijas del tipo de cambio obliga la renuncia a la política
monetaria, no se podía restringir la liquidez de la economía ni el aumento del crédito,
por lo que las autoridades no tenían como contener el aumento de la demanda, que se
hacia cada vez menos dependiente del gasto público. Economías en auges con cuellos
de botella (mercado laboral y de infraestructura), el aumento de la demanda dispara las
tensiones inflacionarias. Las tensiones inflacionarias provocan la apreciación de la
moneda, cuando la misma no se deja fluctuar. Esta apreciación, aunada a la caída de las
exportaciones hacia Japón, provocaron el aumento peligroso de los déficits comerciales.

32 CRISIS ASIÁTICA CAUSAS


El rápido desarrollo de las economías emergentes, fue acompañado de una
liberalización de los sistemas financieros y de reglas laxas al sistema bancario. Esto
provocó, la aparición de burbujas especulativas en bienes raíces, acciones ordinarias y
otros valores, que se alimentaron de la afluencia de capital, que a lo largo de los años,
reorientaron su destino de inversión directa a inversión en cartera o a depósitos
bancarios a corto plazo. Además, los amplios diferenciales de las tasas de interés contra
las divisas fuertes, estimularon la entrada de grandes flujos especulativos a corto plazo a
los bancos locales y el endeudamiento externo privado.

33 CRISIS ASIÁTICA CAUSAS


La apreciación de las monedas, provocó la perdida de competitividad de las
exportaciones y estimuló las importaciones, lo cual generó persistencia en los déficit en
cuenta corriente, que se financiaban por la afluencia de los capitales especulativos. Los
continuos déficit en cuenta corriente aunado a las elevadas deudas privadas externas,
alertaron a los inversionistas extranjeros de una posible devaluación de las monedas,
dado que los ingresos en dólares ya no eran suficientes para enfrentar los egresos de esa
misma moneda.

34 Países con mercados emergentes: Principales Indicadores Macroeconómicos


Fuente: FMI y Russian European Center for Economic Policy

35 CRISIS ASIÁTICA DETONANTES


El detonador de la crisis asiática fue el ataque especulativo sobre el Bath tailandés en
julio de 1997, el cual se originó por la percepción de los inversionistas de que el déficit
en cuenta corriente, que en ese momento ascendía al 8% del PIB, no era sostenible y
que la moneda estaba sobrevaluada. Este ataque provocó el agotamiento de la reservas
internacionales y un ajuste abrupto del tipo de cambio. Luego de Tailandia, la crísis
absorbió rápidamente a Indonesia, Filipinas y Malasia. La depreciaciones de las
monedas continuaron hasta agosto y el contagio se expandió primero a la bolsas de
valores de estos países y luego al resto de Asia: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y
Singapur.

36 CRISIS ASIÁTICA DETONANTES


Las monedas de otros países emergentes, incluyendo el real de Brasil, comenzaron a
verse atacadas, desencadenado caídas similares en las bolsas de valores locales. El
contagio llegó al punto culminante el 23 de octubre de 1997, cuando el ataque
especulativo al dólar de Hong Kong, finalmente derrotado, envió a los mercados
globales de acciones y de deuda de los países emergentes a una caída libre. Durante
noviembre y diciembre, el posible incumplimiento de Corea del Sur e Indonesia, afecto
a las bolsas de valores globales y eventualmente hizo reducir las proyecciones de
crecimiento económico para 1998.

37 CRONOLOGÍA DE LA CRISIS
02/07/97 – El Bath tailandés pierde 18% 08/07/97 – El ringgit malasio pierde 7%
11/07/97 – El peso filipino se deprecia 8%, la koruna checa pierde un 7%, seguida del
zloty polaco (6%) y de la koruna eslovaca (6%) 21/07/97 – La rupia indonesia pierde
casi 7% A principios de agosto la crisis monetaria se extiende a las bolsas de valores del
sudeste de Asia 28/08/97 – Las monedas del sudeste de Asia vuelven a agitarse,
afectando las bolsas de valores de los cuatro tigres 08/10/97 – Indonesia pide ayuda al
FMI 23/10/97 – Ataque masivo al dólar de Hong Kong, caen todas las bolsas de valores
(fuga a la calidad en bonos)

38 CRONOLOGÍA DE LA CRISIS
04/11/97 – Primer Ministro Tailandés dimite, el baht se reanima brevemente 10/11/97 –
Repetidos ataques al real y a la bolsa de valores obligan a Brasil a adoptar un plan de
austeridad 21/11/97 – Corea del Sur anuncia oficialmente la preparación para el plan de
rescate del FMI 02/12/97 – Rusia sube las tasas de interés y pide ayuda a los bancos
occidentales 18/12/97 – La oposición sudcoreana gana las elecciones, se reinician las
conversaciones con el FMI 06/01/98 – Nuevo ataque al dólar de Hong Kong 12/01/98 –
Colapsa Peregrine, banco con sede en Hong Kong 15/01/98 – Se anuncia nuevo plan de
rescate para Indonesia

https://slideplayer.es/slide/11829831/
Carla Torregosa Maldonado,2018
Crisis de 1998

Crisis Vodka fue el nombre dado a la crisis financiera rusa de 1998 a raíz del
desplome del precio de las commodities y de la posterior devaluación del rublo.

Características de la crisis del Vodka


Para entender esta crisis, debemos remontarnos a principios de la década de los 90 en
Rusia. Un momento histórico en el que se dieron multitud de cambios estructurales y
económicos:

Se pasa de una economía socialista a una capitalista.

 Donde el ordenamiento nacional fue a través de la privatización de empresas públicas.


 La exportación de bienes y servicios basados en materias primas, principalmente
petróleo, gas natural, metales preciosos y madera, que representaban el 90% de las
exportaciones.

De esta forma, Rusia orientó su economía hacia la producción y exportación de materias


primas. Directiva que llega hasta nuestros días y que ha basado su desarrollo al calor de
las fluctuaciones del precio de éstas.

Historia de la crisis Vodka


En 1998 los precios de las materias primas más cotizadas a nivel global disminuyeron
su precio de forma continua. Todo ello, dejando una estela de países en desarrollo
agraviados, así como sumiendo a Rusia en un lastre que paraba su recuperación después
de los cambios económicos de inicios de la década.

Estos ingresos de ventas internacionales, casi único sustento de la administración rusa,


sumieron al país en un enorme déficit público, aunque no fue la causa fundamental de la
crisis, sino que las nuevas empresas y grandes corporaciones privatizadas no pagaban
apenas impuestos, reduciendo aún más la operativa de la administración.

Todo ello sumió al rublo en una caída sostenida en el tiempo lo que desembocó
finalmente en la suspensión de pagos del país y cierre de empresas.

Decisiones para superar la crisis


Las decisiones adoptadas para paliar la crisis fueron:

 Pedir al FMI un paquete de ayuda que permitiera financiar la administración, reflotar


los sectores daños y cambio estructural de la economía.
 Además, se fijó la paridad rublo/dólar en unas bandas cambiarias a partir de las cuales,
en caso de depreciación, el Banco Central compraría reservas internacionales y rublos
para incrementar el precio de éste.

Rusia tardó años en recuperar las caídas de hasta el 15% del PIB, en buena parte
derivadas del incremento del precio del petróleo.

2001

La caída del consumo y la recaudación, el aumento de la pobreza y del


desempleo, la incapacidad para pagar una enorme deuda, la fuga de
capitales -18.000 millones de dólares en lo que va de año- y el liderazgo
mundial del riesgo-país, han llevado a Argentina a una de las peores
crisis de su historia. La inmovilización parcial de los depósitos,
decretada por el dimitido Gobierno de De la Rua, fue la reacción
desesperada de una economía en recesión ante la amenaza de quiebra
inminente del sistema financiero, y por extensión, de quiebra total de la nación.

Las recientes crisis internacionales (México, Rusia, Brasil y la actual


recesión mundial) han dejado al descubierto la debilidad del modelo y
los problemas estructurales que Argentina arrastra desde hace décadas.

La tercera economía latinoamericana trata de no asfixiarse tras 43 meses


consecutivos de recesión y una deuda pública de 132.000 millones de
dólares, de los que 72.000 se deben al exterior. El problema original de
Argentina es la falta de crecimiento económico unido a la crisis
política que el dimitido presidente De la Rúa y su gabinete no han
logrado solucionar.

El nuevo presidente, Adolfo Rodríguez Saá, y su ministro de Economía, Rodolfo


Frigeri, han preparado un plan de emergencia que intenta evitar males mayores:
mantenimiento temporal de la paridad peso-dólar -en busca de una devaluación más
adecuada a la que consideran realista los mercados (20 o 25%)-, y aparición de una
tercera moneda, el "argentino", para inyectar
liquidez a la economía interna. Una suspensión de pagos sobre la enorme
deuda externa durante tres meses permitirá, en teoría, crear empleo y
consumo.

En esta ocasión, previendo lo que venía, las instituciones extranjeras,


con los bancos españoles Santander Central Hispano y Bilbao Vizcaya
Argentaria a la cabeza, han tomado medidas, haciendo provisiones de
fondos y desprendiéndose de bonos y obligaciones argentinas.

La ya inevitable devaluación de sus activos argentinos dañará las


cuentas de resultados de todas estas compañías, quizá más marcadamente
la de Repsol. Pero si no se produce un contagio internacional grave como
el ocurrido en 1994-95, ni las empresas españolas ni el sistema
financiero internacional deberían sufrir perjuicios permanentes. Es
incluso muy posible que la presencia de SCH y BBVA en Argentina crezca como
consecuencia de esta crisis.

https://www.elmundo.es/especiales/2001/12/resumen/notargentina.html

2008

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0186-
10422015000600128

Introducción

La crisis financiera internacional de 2008 tuvo su origen en el problema de las hipotecas


subprime de EE.UU. y se extendió después, afectando no sólo a toda la economía de ese
país, sino también a las de otras naciones, de manera principal, miembros de la Unión
Europea. En algunos casos, la contracción de la actividad económica y el empleo ha
tenido incluso una mayor virulencia con respecto a lo que ha ocurrido en el país de
origen. Por su parte, aunque en un principio las economías emergentes casi no fueron
afectadas, con el paso del tiempo, las repercusiones financieras y reales de la debacle las
alcanzaron.

Esta crisis, la mayor desde la Gran Depresión de 1929, ha marcado el desempeño de la


economía mundial durante los últimos cinco años; en este periodo ésta creció seis
puntos porcentuales menos en términos reales que si lo hubiera hecho a la tasa promedio
de los veintiocho años previos: durante 1980-2007, la economía del orbe creció a 3%
promedio anual, mientras que a partir de 2008 y hasta 2012, lo hizo a 1.8%, según cifras
del Fondo Monetario Internacional (base de datos del Panorama Económico Mundial del Fondo
Monetario Internacional, abril de 2012
).

En los primeros años del siglo XXI, la evolución macroeconómica de EE.UU. implicaba
un déficit considerable de cuenta corriente, el cual como porcentaje del PIB, alcanzó 6%
en 2006. En un marco de tasas de interés bajas y abundante liquidez, propiciado por la
propia política monetaria de EE.UU., tales déficit se financiaban sin dificultad con
entradas de capital. Al mismo tiempo, ocurría en el mundo, y de manera particular en
EE.UU., un proceso de profundización de la innovación financiera que se
retroalimentaba de la expansión del crédito. Éste impulsaba la innovación financiera,
que buscaba incrementar la rentabilidad de los recursos financieros que podían
obtenerse con relativa facilidad. La innovación financiera, a su vez, permitía mayor
disponibilidad de recursos para los agentes económicos.

Visto con la perspectiva de lo pasado, parece claro que las autoridades monetarias y
financieras de EE.UU. no consideraban al déficit de cuenta corriente como un problema:
la productividad había estado aumentando y las empresas de ese país estaban
obteniendo utilidades importantes, sobre todo las del sector financiero. Ambas
condiciones parecían demostrar que el déficit de cuenta corriente era consecuencia de
un fenómeno de equilibrio. Mayores entradas de capital por la mayor productividad y
utilidades de las empresas tenían que ocasionar déficit de cuenta corriente como
contrapartida. Una economía del tamaño de la estadounidense, con el sistema financiero
más dinámico y desarrollado del mundo, podía acomodar fácil dicho déficit.

Pero la expansión acelerada del crédito y la innovación financiera tenían un lado oscuro
que las autoridades financieras y monetarias de EE.UU. relegaban por considerarlo no
importante: se retroalimentaban porque había una regulación laxa ante las prácticas, en
varios casos muy dudosas, que prevalecían en el sistema financiero. Las instituciones
financieras, con operaciones over the counter , no reguladas, se expandieron de forma
significativa porque era donde se ubicaban las grandes ganancias. Las mismas
instituciones bancarias y crediticias sujetas a regulación buscaron la manera de crear
otras instituciones (shadow banking) que no tuvieran que sujetarse a la regulación
bancaria más estricta (Rodríguez, et. al., 2008).

El problema de información asimétrica, usual en el sistema financiero1, ocasionó que


muchos inversionistas no se dieran cuenta de los riesgos de activos respaldados por
productos surgidos de la innovación financiera. Invertían, en cierto sentido, a ciegas, y
estaban felices con sus elevados rendimientos en el contexto de crédito fácil y
bursatilización inmediata. En el marco de la jauja financiera, las instituciones bancarias
en EE.UU. operaron sin el debido cuidado, exacerbando el problema de riesgo moral.
No se tenía cuidado al contabilizar los créditos de dudosa calidad, de alto riesgo.

Se distorsionaron los incentivos. Ello impidió actuar de manera prudente, cuidando los
activos de las instituciones financieras. Con la bursatilización inmediata de la cartera de
crédito, además, al vender los derivados, se deshacían del riesgo crediticio y evitaban
pérdidas a futuro.

Podían bursatilizar hipotecas de alto riesgo sin demasiado cuidado. Se ocultaba el alto
riesgo en los derivados financieros y se trasladaba hacia otros agentes económicos, con
frecuencia, otras instituciones financieras, lo que después se convirtió en un serio
problema de contagio. Se trataba de generar la mayor cantidad de hipotecas para poder
bursatilizarlas y deshacerse del riesgo, casi con independencia de la capacidad de pago
de los acreditados. Muchas instituciones financieras empezaron a operar con crédito de
muy corto plazo y tenían pasivos importantes fuera de sus balances, lo que creó una
enorme vulnerabilidad sistémica.
La crisis se produjo cuando empezaron a caer los precios de los bienes raíces. Al
incumplir los deudores con los pagos de sus hipotecas, en su mayoría, de baja calidad
crediticia (subprime), el castillo de naipes empezó a derrumbarse (Lane, 2013). El contagio
se hizo presente. Al no conocerse la magnitud de los pasivos netos fuera del balance de
las instituciones financieras, se paralizó el crédito, y esto provocó una crisis sistémica
(CEPAL, 2009).

El problema, que parecía circunscribirse a EE.UU., se extendió rápido a otras partes del
mundo (Chinn, 2012), principalmente, a otras economías avanzadas, así como hacia las
emergentes (Eichengreen, 2012), en particular, México. Para atender la situación
económica y financiera crítica, las economías avanzadas, principalmente EE.UU. y la
Unión Europea, han recurrido a medidas nunca antes vistas como el denominado
quantitative easing en la política monetaria (Nayak, 2013), otorgando facilidades de crédito y
crédito en cantidades extraordinarias a las instituciones financieras para evitar una crisis
de liquidez y posterior paralización de la economía (Tanzi, 2011).

Los efectos sobre la economía mexicana fueron más significativos en los estados del
norte del país, que registran mayor vinculación con la economía estadounidense. Por
ello, se dedica una sección a esto.

En la segunda sección, se examina la relación estrecha entre la producción industrial de


México y la de EE.UU., que se refleja en el comercio entre ambos países. Se comentan
también algunos efectos sobre el sector financiero.

En la tercera sección, se reportan los efectos de la crisis en la producción manufacturera


de la región norte de México, la más afectada por su mayor vinculación con la economía
de nuestro principal socio comercial.

En la cuarta sección, se describen los resultados de un modelo VAR de corto plazo de la


producción manufacturera mexicana, que incorpora los efectos de la producción
industrial estadounidense como variable exógena.

En la sección quinta, se presentan algunos comentarios que recalcan la importancia para


la economía mexicana de contar con fuentes internas de crecimiento para reducir su
dependencia de la economía estadounidense en la actualidad.

En este trabajo, se examinan los efectos de esta crisis sobre la economía mexicana hasta
2012, resaltando sus consecuencias para la industria y el comercio internacional.
Aunque las repercusiones de esta crisis son mundiales y han sido en particular
profundas para algunos países de la Unión Europea, como Grecia, Portugal, España,
Italia e Irlanda, el trabajo se ocupa del caso mexicano.

En general, el mecanismo de transmisión de la crisis financiera de EE.UU. hacia otros


países ocurrió a través tanto del propio sector financiero como del sector real. Pero en el
caso mexicano, es claro que los efectos de esta crisis se transmitieron a través del sector
real, en particular, a través del estrecho vínculo comercial entre las dos economías,
asociado a la complementariedad en la producción industrial.

La vinculación de la economía mexicana a la estadounidense


A partir al menos de la segunda mitad del siglo XX, la economía mexicana ha registrado
una vinculación significativa con la estadounidense debido a la vecindad geográfica. El
gran tamaño y la cercanía del mercado estadounidense lo hacen muy atractivo para las
exportaciones mexicanas (Hernández, 2010), aunque ello también genera dependencia por la
vía del comercio entre los dos países: si la economía estadounidense no anda bien,
afecta de forma negativa las exportaciones de México y, como consecuencia, también su
crecimiento, y crea una situación que, sobre todo en el corto plazo, es más difícil para
México que para otros países (Vidal, Marshall, y Correa, 2011). El resto de las economías grandes de
América Latina, quizá con la excepción de Chile, se ven más afectadas por el
desempeño de China y de la Unión Europea (Ocampo, 2009).

Las relaciones económicas de dependencia, con la evolución de la economía mexicana


dependiendo del desempeño de la estadounidense, se han ido acentuando no tanto por el
distinto grado de desarrollo, sino por la carencia de fuentes internas de crecimiento y la
relación comercial más estrecha con nuestro vecino del norte. A partir del TLCAN, los
vínculos se apretaron aún más, e incluso ahora se habla de la sincronía que existe en el
comportamiento de las dos economías, en particular, en el sector industrial.

Aunque aquí no se comenta el efecto de las remesas provenientes de EE.UU., la


desaceleración económica de ese país influyó también para que éstas se redujeran y
afectaran sobre todo a los estados del sureste de México (Ruiz et. al., 2012 y Moreno-Brid et al., 2009).

Por la diferencia de tamaño de ambas economías, así como por la falta de fuentes de
crecimiento internas en el caso de México, podemos deducir que existe causalidad del
desempeño de la economía grande hacia la pequeña. Lo anterior se confirma con
pruebas de causalidad de Granger, realizadas a nivel mensual y trimestral, con series
desestacionalizadas de las producciones industriales de EE.UU. y México, entre 1980 y
2012 (Apéndice). Los fenómenos de interdependencia y dependencia entre economías ya
habían sido señalados desde hace mucho tiempo en la literatura económica, resaltando
sus aspectos macroeconómicos en un modelo keynesiano. Dornbusch (1980) es un excelente
ejemplo de este tipo de literatura, en donde se observan efectos mucho mayores,
favorables o desfavorables, dependiendo de la situación, de las economías grandes hacia
las economías pequeñas.

Las figuras son importantes porque ilustran la estrecha relación entre las economías y,
dada la causalidad de Granger, muestran cómo la actividad económica de EE.UU. afecta
a la de México. Las pruebas de causalidad de Granger indican precedencia estadística,
es decir, que un evento A ocurre previo a un evento B en el tiempo. Lo anterior significa
estadísticamente que, cuando A se presenta, podemos esperar que B ocurra, aunque ello
no signifique que B sea necesariamente causado por A. Sin embargo, en casos como el
de la relación económica entre EE.UU. y México, su interpretación coincide con la idea
que tenemos de causalidad en las ciencias duras o en las ciencias sociales (Hamilton, 1994).

Las 3 figuras que siguen muestran la relación, a nivel del crecimiento del PIB y de la
evolución de la producción industrial y manufacturera, que existe entre las dos
economías. Resalta en estas figuras que, a partir de la entrada en vigor del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, la relación se ha vuelto
todavía más sólida.
En la Figura 1 se observa que el crecimiento del PIB de EE.UU. tiene un efecto
importante sobre el crecimiento del PIB de México, en especial a partir del TLCAN,
efecto que se transmite sobre todo a través de la producción industrial: la evolución de
este sector de aquel país determina el comportamiento de la producción manufacturera e
industrial mexicana, lo que se reporta en las Figuras 2 y 3. Calvo et. al. resaltan el ciclo
de crecimiento (y tasas de interés) que la economía de EE.UU. induce no solamente en
la economía mexicana sino en general en las economías emergentes (Calvo et al., 2001).

2008

RESUMEN

La crisis financiera del 2008 no fue un accidente, fue el efecto de una industria
fuera de control, carente de regulación. La principal causa de la crisis es
atribuida a los grandes cambios en la regulación y a la laxa fiscalización
regulatoria. Estas
causas se las establece como causas de primera instancia, o de raíz. Estas
permitieron al sistema financiero emitir hipotecas de alto riesgo, comercializar
derivados complejos como los CDO o CDS, dar flexibilidad a las agencias
calificadoras de riesgo en sus evaluaciones crediticias y vincular las altas
compensaciones de los ejecutivos más importantes de los bancos con la toma
de altos riesgos. Todo esto creó la burbuja más grande de la historia y su
estallido se convirtió en la peor crisis financiera desde de la Gran Depresión.
Una crisis que se vio reflejada por eventos críticos en grandes instituciones
financieras como el rescate de Bear Stearns, la quiebra de Lehman Brothers, la
intervención de AIG y otros eventos que obligaron al gobierno federal el diseñar
la puesta en marcha del programa TARP, un paquete de inyección capital al
sistema financiero que les costó de $700 billones a los contribuyentes.

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