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Ciencias

El destructor de las islas canarias


El volcán de La Palma lleva activo más de dos semanas y ha destruido más de 400 hectáreas
hasta el momento, ha aumentado en 14,2 hectáreas en el último día y en algunos tramos se han
registrado arroyos de hasta 1.250 metros de ancho.

Desde el pasado sábado, se han producido más de 115 terremotos en la zona sur de la Palma, 12
de los cuales han sido sentidos por el público según el informe científico del plan de emergencia
del volcán de la Palma, la explosividad del volcán es de nivel dos, que va de cero a 8. En
vulcanología, el tamaño de una erupción volcánica se mide mediante la escala del índice de
erupción volcánica (VEI). Un valor de cero corresponde a una elección leve.

El volcán de la Palma entró en erupción en Montania Rajada, Ciudad de El paso, el domingo 19 de


septiembre, y desde entonces ha estado arrojando grandes cantidades de lava, ceniza volcánica y
material piroclástico. La evolución del lenguaje del magma obligó a la evacuación de varias
ciudades, y antes de que muchas casas y otros edificios fueran devoradas y quemadas, los
residentes tuvieron que dejar las casas con solo lo esencial. Desde el inicio de la actividad
volcánica han aparecido varias grietas eruptivas.

Este volcán ya ha afectado a varias hectáreas de la isla de la Palma, dejando a varias personas
damnificadas por la pérdida de sus bienes, la erupción que se está desarrollando no debería
implicar riesgos más allá de los propios relacionados con el emplazamiento de las coladas de lava,
que están totalmente controladas por la topografía, y de la acumulación de piroclastos alrededor
de la boca de emisión, los cuales acabarán formando el edificio volcánico correspondiente.
También gases volcánicos, como los derivados del azufre o el propio CO₂, están presentes y deben
ser tenidos en cuenta por el peligro que representan, aunque se encuentran restringidos en las
mismas zonas que los productos anteriores.

La duración de la erupción dependerá de la cantidad de magma disponible para ser expulsado al


exterior, lo cual determina el exceso de presión que se ejerce desde la cámara magmática,
cesando esta cuando la sobrepresión vuelva a equilibrarse con su entorno. Las erupciones
anteriores similares a la actual han tenido duraciones de entre pocas semanas a pocos meses.

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