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INTRODUCCION

A. LA CRISTIANDAD MEDIEVAL
1. La cristiandad medieval y el problema del
hombre
2. La cristiandad medieval y el problema de la
gracia-libertad
3. La cristiandad medieval y la posición concreta
del hombre frente al destino propio
B. EL HUMANISMO MODERNO, (CLASICO)
1. El humanismo clásico y el problema de la
gracia-libertad
2. El humanismo clásico y el problema del
hombre
3. El humanismo clásico y el problema de la
criatura y su destino
El ateísmo marxista
La nueva cultura cristiana
a. La criatura y su propio destino
b. La gracia y la libertad
c. El hombre
Posibilidad de un diálogo
C. LA NUEVA CRISTIANDAD
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la relación con las realidades temporales, la


apertura al diálogo.
INTRODUCCION Para valorar el pensamiento de este discípu-
lo de Bergson, es necesario recordar que el
grueso de sus escritos fue publicado en el
El cristiano ha tomado conciencia de la urgen- período que va desde 1930 al Concilio Vati-
cia de la praxis política. Diría que, en nuestro cano II. Sería difícil precisar en su real mag-
continente sobre todo, esa toma de concien- nitud, la influencia ejercida por ellos dentro
cia de la necesidad de lucha contra la opre- de la intelectualidad cristiana. Demás está se-
sión del hombre por el hombre, se ha dado ñalar, que proposiciones que hoy se nos pre-
en el plano racional y, sobre todo, lo que es sentan como obvias, eran sencillamente revo-
más delicado, en el emocional. Como conse- lucionarias en la época en que se expresaban.
cuencia, el cristiano, en búsqueda de estruc- Quien se aproxima a la obra de Maritain, se
turas que permitan al hombre vivir con digni- pone en contacto inmediatamente con la pro-
dad, parece encontrar en las corrientes mar- blemática del humanismo; su ámbito, su desa-
xlstas, paradójicamente, la forma más segura rrollo concreto en los diversos ciclos de
y eficaz de ver transformados en realidad, al cultura.
menos parcialmente, sus ideales evangélicos La problemática de Maritain al respecto se li-
más puros. mita a tres épocas bien definidas en la evo-
lución histórica del occidente {se podría de-
Esto de por sí, da lugar a manipulaciones poco
cir de Europa): medieval, clásico y moder-
honestas del sistema marxista para adecuarlo
na. Un campo restringido aunque complejo,
al pensamiento religioso, y al revés, a la uti-
múltiple e intrincado, en continua evolución
lización de textos bíblicos y patrísticos que
progresiva hacia una siempre superior madu-
permitan llegar a un entendimiento no ya so-
ración humana.
lamente práctico, sino especulativo incluso,
entre el marxismo y el cristianismo. Examinando más de cerca los dos primeros
De aquí la urgencia de evitar todo tipo de períodos (medieval y clásico), podemos defi-
sincretismo inauténtico y, en el fondo, inefi- nir la época medieval como un período de
caz, para el fin pretendido: la elaboración de heroísmo, en el cual el hombre tiende con
una sociedad más justa y por lo tanto, más toda su fuerza a trascender, a superarse: y en
humana. la respuesta al llamado del mundo sobre-hu-
Si el diálogo entre cristianos y marxistas sólo mano se abandona a sí mismo, concentrándo-
puede tener como base una leal presentación se en lo divino. Este período de heroísmo se
de nuestras respectivas concepciones del hom- presenta como una época de movimiento crea-
bre-en-el-mundo, tendremos que formularnos dor, ascendente e ingenuo (el hombre que se
mutuamente la pregunta: ¿en qué consiste el ignora): predomina lo divino. Es el momento
humanismo? ¿y qué es el hombre? teocéntrico.
Es cierto que esta forma de planteamiento, En la época clásica aparece la transformación:
condición de posibilidad de diálogo, puede de- la atención de lo divino se vuelca hacia el hom-
rivar en la formulación de una nueva ideolo- bre. Y él se descubre humano, lleno de vida
gía. Pero es a todas luces necesario evitar, y de riqueza para desplegar en el mundo que
como decía el P. Metz, el peligro de enten- lo circunda, (diferencia evidente entre otra,
dernos demasiado rápidamente en lo que se en el cambio de estilo arquitectónico que va
refiere a conceptos de humanismo, que en su del gótico al barroco). El elemento humano
generalidad abstracta, todos podríamos afir- toma la fuerza del heroico: el hombre se ha
mar. Evidentemente, el primer paso en el diá- encerrado en su cerco: el humanismo. Una
logo entre cristianos y marxistas consiste en época descendiente, un momento de energía,
reproducir, al menos conceptualmente, el in- de predominio de lo humano: es el momento
tento del otro, dentro del propio sistema. antropocéntrico.
Es en esta perspectiva que se debe situar el Parece existir una oposición entre heroísmo
presente artículo. Dentro de la a menudo do- (momento ascendente de la cultura) y huma-
lorosa y discutida presentación del humanis- nismo (momento descendente de la cultura).
mo cristiano, Jacques Maritain representa un En realidad es una oposición aparente.
hito importante. Tanto más, cuando recorda- En el medioevo, conjuntamente al esfuerzo
mos las reacciones apasionadas de afirmación hacia Dios, existe un humanismo, pero en cier-
o de rechazo producidas en el campo católico, ta manera intrínseco, que solamente más tar-
por su visión del hombre, la política cristiana, de se desarrollará. Pienso que se puede afir-
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 85

mar que en el período clásico la componente fuerza creadora y la vida de la razón y traba-
divina se encuentre implícita, mientras que la je con el objeto de hacer de las fuerzas del
humana ocupe el primer lugar. mundo físico, instrumentos de su libertad" (1).
Pero de este modo no encontramos una solu- De la precedente presentación podemos con-
ción, una relación entre estos dos polos, aún cluir que siguiendo el pensamiento de Mari-
aceptando que en ios dos implícita o explíci- tain, se introduce espontáneamente un proble-
tamente, aparece el impulso dinámico del es- ma estrictamente conectado. La relación en-
píritu. tre humanismo occidental y pensamiento reli-
En la edad moderna podemos notar que algu- gioso.
nas formas de heroísmo tienen como fin el La noción de humanismo en sí misma no es
alcanzar el equilibrio, entre la fase ascenden- por sí antireligiosa, a pesar de asistir en el
te y la descendente: o sea, unir los dos extre- mundo occidental a un pasaje del heroísmo
mos de tensión con el fin de evitar la deca- sacro, propio del medioevo a un régimen hu-
dencia. manista del renacimiento.
Desarrollándose sobre la línea antropocéntri- "Dado que el desarrollo humano no es sola-
ca, de la cual es la máxima manifestación, exis- mente material, sino principalmente moral, se
te la solución marxista; instituir el equilibrio sigue que el elemento religioso ocupa un pa-
mediante la tensión revolucionaria y el tita- pel principal" (2).
nismo de la acción. Maritain expone dos aspectos fundamentales
En una línea más contemplativa, o sea, más en su visión sobre el humanismo:
bien teocéntrica, aparece la solución orienta- Una primera constatación es que el humanis-
lista: la piedad y la no acción. Soluciones to- mo occidental posee en sus orígenes elemen-
davía parciales en cuanto se mantiene la bi- tos religiosos y trascendentales, (por ejemplo
polaridad de las dos posiciones. la existencia de un espíritu, superior al hom-
Se presenta otra solución. Pertenece a los cris- bre, el destino extra-temporal del espíritu hu-
tianos. Los dos extremos se unen: la exigen- mano). Estos elementos religiosos a su vez,
cia y la tensión hacia un más allá se entrecru- pueden ser clásicos (Homero, Sófocles, etc.)
zan con la historia humana, formando una sola o cristianos (manifestados especialmente en
historia: la historia de la salvación. la Edad Media pero también en épocas su-
Es el heroísmo del amor, de la santidad, en cesivas) .
el cual Dios se encuentra al centro (teocen- Una segunda anotación la encontramos en el
trismo), y el hombre no es ya una respuesta humanismo occidental contemporáneo. En sus
ingenua sino conciente, inteligente, auténtica- diversas manifestaciones podemos observar la
mente humana. presencia de ideas, valores y sentimientos
¿De esta manera el equilibrio perfecto será al- cristianos en su origen, pero sucesivamente
canzado? En el estado de peregrinos, como despojados de su contenido religioso. Y son
nos encontramos, ciertamente no; existirá pero estos valores cristianos "profanos" los que
en el corazón de la historia o sea radicará en darán vida y vigor a las formas de humanismo
la fundamentación dinámica del hombre y de contemporáneo.
su superación. En este punto y en esta situación Maritain
El nombre de humanismo es más bien ambi- señala la exigencia de una nueva cristiandad,
guo, y una definición del mismo supone una portadora de un humanismo nuevo, manifesta-
visión del mundo y del hombre. ción de una cristiandad ya no sagrada como
Maritain presenta así las características del en la Edad Media sino profana. Es el humanis-
humanismo: mo integral.
"Dejando abierta la discusión, digamos que el
humanismo, y una tal definición, puede ella Los diversos tipos de humanismo occidental
misma ser desarrollada siguiendo líneas muy
divergentes, tendiendo esencialmente a hacer En su obra Maritain trata tres problemas fun-
al hombre más verdaderamente humano, y a damentales para el humanismo.
manifestar su grandeza original haciéndolo par-
1? El problema antropológico, especulativo:
ticipar de todo aquello que pueda enriquecer-
¿Qué cosa es el hombre?
lo en la naturaleza y en ¡a historia ("concen-
trando el mundo en el hombre, como decía 2? Problema teológico: la relación entre gra-
Scheler, y dilatando ei hombre al mundo"]. El cia y libertad.
humanismo pide al mismo tiempo que el hom- 3? Problema de la posición práctica y concre-
bre desarrolle lo virtual contenido en él, su ta del hombre frente a su destino.
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Estos tres problemas Maritain los analiza se-


gún la perspectiva de la cristiandad medieval, La cristiandad medieval y el problema
del humanismo moderno y sus consecuencias de la gracia-libertad
y finalmente, de la nueva cristiandad que él
reclama.
También en este problema podemos utilizar la
división ya encontrada en la concepción an-
tropológica, entre un aspecto cristiano gené-
rico, propio de la doctrina y por consiguiente
LA CRISTIANDAD MEDIEVAL
constante, y aspectos particulares, o visiones
1. La cristiandad medieval y el problema específicas de la Edad Media.
del hombre Existen las comunes afirmaciones sobre la ple-
na gratuldad, libertad y eficacia de la gracia
y de la realidad del libre arbitrio. Podemos
resumir todo esto en la frase de San Agustín:
"Qui ergo fecit te sine te, non justificat te
En la Edad Media el hombre era considerado sine te" (6).
no solamente "animal rationale" sino también Es de notar que el pensamiento teológico del
como persona. Esta noción de persona es de medioevo se encuentra dominado sobre todo
corte netamente cristiano y ha sido precisa- por San Agustín.
da y mejor determinada por la teología. Una Del punto de vista medieval, se nota también
persona es un universo de naturaleza espiri- aquí, esa falta de visión reflexiva de la cria-
tual dotado de libertad de elección constitu- tura sobre sí misma. La profundidad del mis-
yendo por lo tanto un todo independiente de terio de las relaciones entre gracia y libertad
frente al mundo. Ni la naturaleza ni el estado permanecen todavía en la sombra. Si bien es
pueden tocar este universo sin su permiso (3) cierto que en la Edad Media se ponen las
y Dios mismo, su fundamento, respeta su in- bases de soluciones para un problema tan in-
dependencia y su libertad. trincado desde el punto de vista cristiano, no
Otra característica del pensamiento medieval, es menos exacto afirmar que el pensamien-
siguiendo la línea antropológica, consiste en to medieval no se empeñó a fondo en él. Inclu-
la dimensión sobrenatural del hombre. Este no so podría afirmarse, según Maritain, que no-
es un ser simplemente natural. Históricamen- tamos un cierto pesimismo simplista, acentua-
te es sí un ser despojado y herido por el pecado do respecto la elección y comportamiento di-
original, pero se encuentra también solicitado vino con relación a las criaturas. ¿Se podría
por la gracia y creado para ver a Dios como hablar de una des-humanización teológica apo-
El mismo se ve. El hombre es la paradoja vi- yada en elementos menos seguros del pensa-
viente, en lucha con sí mismo para sumer- miento de San Agustín?
girse cada vez más en el misterio pascual. Resumiendo, parece ser que la toma de con-
"Existencialmente considerado, se puede de- ciencia de la criatura medieval era implícita
cir que es un ser al mismo tiempo natural y en todas sus manifestaciones. Y sin embar-
sobrenatural" (4). go, notamos la falta de una búsqueda explíci-
tamente reflexiva. Santo Tomás, cuya reflexión
Este es de manera general, el concepto cris- clarificaría magníficamente esta problemática,
tiano del hombre. En el medioevo este con- llegó demasiado tarde para que el pensamien-
cepto se encuentra caracterizado sobre todo to de la Edad Media pudiese aprovechar sus
por su aspecto teológico y no psicológico; los enseñanzas.
problemas del hombre eran estudiados casi ex-
Toda la profundidad medieval respecto al pe-
clusivamente según la dimensión trascenden-
cador y sus contrastes, la naturaleza en su be-
te. "El misterio natural del hombre no era in-
lleza y deficiencias: todo ésto era vivido, más
vestigado por sí mismo por parte de un cono-
que consciente.
cimiento científico y experimental. En pocas
palabras, el medioevo ha sido todo lo contra-
rio a una época reflexiva. Existía una especie 3. La cristiandad medieval y la posición
de temor y pudor metafísico, juntamente a una concreta del hombre frente al destino
preocupación predominante de ver las cosas y propio
contemplar el ser y, dándose cuenta de las
dimensiones del mundo, mantenía la mirada Podríamos afirmar con Maritain: "Diría breve-
del hombre medieval alejada de sí mismo" (5). mente que, según mi opinión, el estilo propio
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 87

de la cristiandad medieval se encuentra carac-


terizado por la simplicidad inadvertida, irre-
flexiva, del movimiento de respuesta del hom- El humanismo clásico y el problema de
bre al movimiento de efusión de Dios" (7). la gracia-libertad
Su respuesta a Dios es un movimiento directo
y simple, negligente de sí mismo. "Todo lo
humano se encontraba así bajo el signo de lo Pasemos a aquella instancia que podemos ti-
sacro, ordenado a lo sacro, protegido por lo tular la rehabilitación humanística, el "descu-
sacro..."; "se olvidaba a la criatura para ocu- brimiento humanístico", como es llamado por
parse de Dios" (8). Maritain, respecto al problema de la relación
entre la gracia y la libertad.
El final del medioevo, con todas sus inquietu-
Ante todo, conviene distinguir dos orientacio-
des, señala los inicios del humanismo moder-
nes diversas de la teología en este período.
no, en el cual las formas sacrales cederán el
Por una parte nos encontraremos con una teo-
paso a la civilización profana: "La disolución
logía humanística mitigada y por la otra, con
radiante de la Edad Media y de sus formas sa-
una teología humanística absoluta.
cras es el inicio de una civilización profana.
La primera está representada por el molinis-
No solamente profana, sino que incluso pare-
mo. Se puede decir que el molinismo reclama
ce separarse progresivamente de la Encarna-
para la criatura una parte de la iniciativa pri-
ción" (9).
maria en el orden del bien y de la salvación.
Brevemente, el Renacimiento y la Reforma pre- "He aquí al hombre del humanismo cristiano
cederán a una rehabilitación antropocéntrica
de los tiempos antropocéntricos, cree en Dios
de la criatura. y en su gracia, pero le disputa el terreno, re-
clama su parte respecto a la iniciativa prima-
ria con relación a la salvación y a los actos
B. EL HUMANISMO MODERNO, (CLASICO) meritorios, mientras busca actuar solo en su
vida buscando su felicidad terrestre" (10).
El segundo tiempo del movimiento teológico
Cuando se habla de humanismo clásico, se del período clásico está constituido por la teo-
entiende especialmente aquél humanismo de- logía humanística absoluta. La teología huma-
sarrollado en el ámbito religioso, consiguien- nística absoluta es la del racionalismo. Como
te al periodo medieval. Obviamente, la religión el molinismo, se encuentra delante a la oposi-
del renacimiento resiente la influencia del re- ción entre gracia y libertad humana y busca
torno a la antigüedad greco-romana que co- resolver el problema salvando la libertad hu-
munmente se entiende como humanismo clá- mana a costa de la gracia. Al contrario del
sico. protestantismo, es la teología de la libertad
Como premisa de este segundo ciclo de hu- sin la gracia: al hombre y solo al hombre co-
manismo, conviene hacer un pequeño análisis rresponde realizar su propio destino.
del humanismo protestante y a la rehabilita-
ción de la criatura a la cual tiende.
Históricamente, esta rehabilitación presenta 2. El humanismo clásico y el problema del
un desarrollo antitético al fin prefijado puesto hombre
que termina en realidad en una solución que
es desesperación. El punto delicado se encuen-
tra en el mismo núcleo esencial de la concep-
Es necesario mantener la distinción entre teo-
ción religiosa del hombre según las iglesias
logía humanística y teología humanística ab-
reformadas. Fundadas sobre una interpretación
soluta.
teológica parcial de San Agustín, Lutero y Cal-
La teología humanística mitigada consiste en
vino afirman la esencial corrupción, intrínse-
un naturalismo coloreado con un poco de gra-
ca a nosotros, por obra del pecado original.
cia. Pretende proveer al mundo de una sabidu-
En cuanto al problema de la gracia y de la li-
ría natural perfecta, para la cual el hombre se
bertad, la solución es igualmente simple pues-
encontraría capacitado. En el orden moral afir-
to que el libre albedrío ha sido aniquilado por
ma que el hombre posee simultáneamente dos
el pecado original. Es la teología de la gracia
fines últimos diversos: el fin natural —realiza-
sin la libertad: el hombre que ha sido predes-
do en un aquí y un ahora concretos—, y un fin
tinado, es predestinado, luego, puede dedicar-
sobrenatural realizado en el cielo. De esta ma-
se sin miedo o preocupaciones a su prospe-
nera, el hombre se desdobla. Podrá servir a
ridad terrestre.
dos señores sin ningún inconveniente.
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La teología humanística absoluta es la del hom- trascendente. "Con el Renacimiento, el huma-


bre en estado de naturaleza pura, dotado de nismo pronuncia el grito de su grandeza y su
bondad natural, según J. Jacobo Rousseau. Un belleza, belleza que asciende al cielo; con la
hombre naturalmente santo, donde la gracia Reforma, el humanismo pronuncia el grito de
viene absorbida por la naturaleza. El hombre su angustia y de su miseria. De todas mane-
en esta perspectiva, es considerado como un ras, la criatura pide, sea gimiendo, sea rebe-
ser puramente natural, sin ningún tipo de re- lándose, el ser rehabilitada... ella reivindica
lación con el orden sobrenatural..." en un pri- su derecho a ser amada" (13). Es una época
mer momento, en el cual la civilización dona de grandes progresos en la reflexión última
generosamente sus frutos más bellos... se sobre el hombre y su esencia, sobre todo en
piensa que ella debe instaurar, mediante la lo que respecta al campo de la reflexión y de
sola virtud de la razón, un cierto orden huma- la toma de conciencia de sí mismo, lo que
no, que es concebido todavía según un estilo constituye un enriquecimiento recibido y cier-
vagamente cristiano heredado de épocas pre- tamente percibido, por el pensamiento moder-
cedentes; un estilo que se va transformando no (14).
en estrecho y que comienza a gastarse... es Este proceso estaba guiado por una mentali-
el momento clásico de nuestra cultura". (11). dad enteramente antropocéntrica y naturalís-
tica del hombre. Teológicamente hablando te-
nía, para los católicos, el enorme defecto, al
3. El humanismo clásico y e! problema de igual que el calvinismo y molinismo, de su
la criatura y su destino punto de partida, no una unión de gracia y li-
bertad, sino su más radical división. Por este
motivo, la época moderna siguiente al huma-
En oposición al pesimismo propio del humanis- nismo clásico fue una época de dualismo, de
mo de la Reforma, y procurando, al menos escisión, de desdoblamiento, una edad de un
Inicialmente, no romper con el cristianismo, el humanismo antropocéntrico separado de la En-
Renacimiento, con su visión optimista, exalta carnación. Brevemente, según Maritain, pode-
al extremo, el valor del hombre: "Es una es- mos decir que el vicio radical del humanismo
pecie de euforia que se adueña del hombre; antropocéntrico ha sido el de ser tan exagera-
él se sumerge en los documentos de la anti- damente antropocéntrico renunciando a su con-
güedad pagana con una fiebre que ¡os mismos dición de verdadero humanismo (15).
paganos no habían conocido jamás; cree po- Es necesario clarificar una distinción muy pro-
der tomar posesión, finalmente, de la totali- pia de nuestro autor sobre lo que él entiende
dad de su propio ser y de la vida en general, por humanismo antropocéntrico y humanismo
sin tener que recorrer la humillante senda del teocéntrico.
despojamiento interior; desea la alegría recha- El humanismo teocéntrico es aquél que reco-
zando cualquier tipo de accesis" (12). noce que Dios es el centro del hombre, abar-
Se podría decir que, en general, la rehabilita- cando la concepción del hombre pecador y re-
ción del hombre proclamada por el humanis- dimido y la visión cristiana de la gracia y de
mo clásico, consiste sobre todo en un replie- la libertad.
gue de la criatura sobre sí misma, separándo- El humanismo antropocéntrico afirma que el
la de cualquier tipo de principio originante hombre es el centro del hombre y por lo tan-
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 89

to, de las cosas, implicando una visión natu- exigente. El materialismo dialéctico constitu-
ralística del hombre y de la libertad. Como ye su dogmática; el marxismo-leninismo, en
hemos visto, este tipo de humanismo nace cuanto régimen de vida, es su manifestación
principalmente de la mentalidad del Renaci- ética y social. El ateísmo, así visto, no es una
miento y de la Reforma. Este humanismo an- consecuencia del marxismo, sino más bien su
tropológico ha sufrido, naturalmente, una evo- punto de partida. El ateísmo, para los marxis-
lución ulterior. Evolución que, significando una tas es tan natura! y obvio, que no es necesa-
verdadera crisis de valores en el hombre ha rio ni siquiera clarificarlo, por lo que, aunque
provocado lo que Maritain llama la tragedia inconscientemente, viven realmente en una lí-
del hombre, (el hombre que se encuentra fren- nea de fe y de religión. La de la revolución y
te a un estado de dispersión y descomposi- del partido.
ción), de la cultura, (las condiciones de vida El marxismo, implica una mentalidad atea y
del ser humano son siempre menos humanas, antireligiosa. Sin embargo, entre los diversos
surgiendo el naturalismo cristiano y después elementos de origen a la base del marxismo,
el período burgués), de Dios, (la 'muerte' de no es difícil encontrar algunos elementos co-
Dios) (16). munes al cristianismo. Maritain parece insi-
Así, al final de esta evolución en el seno de nuar que el marxismo no por fuerza e intrín-
la cual se ha desarrollado la dialéctica del hu- secamente, deba ser ateo, puesto que ate-
manismo antropocéntrico —por una parte la in- máticamente, emplea los recursos espiritua-
dependencia de Dios por parte del hombre, les y religiosos del hombre.
reivindicando su iniciativa; por otra, la obra La idea de comunión, por ejemplo, situada en-
de Dios, operante bajo esta reivindicación y tre las más expresivas del marxismo, es una
rehabilitación de la criatura—, se llega a una idea originariamente cristiana y no es menos
encrucijada de donde parten dos corrientes de cristiano el espíritu de fe y sacrificio al que
pensamiento totalmente diversas: la atea y la recurre el marxismo para conducir adelante
cristiana. su bandera revolucionaria. "El es la última, y
del todo radical, herejía cristiana...".
Y sin embargo resulta problemático el hecho
El ateísmo marxista innegable que esta ideología atea, que contie-
ne energías cristianas, se ha enfrentado abier-
Quisiera dar una breve perspectiva sobre la tamente al cristianismo como fe. Quizá porque
posición de Maritain respecto al humanismo un mundo cristiano, infiel a sus propios idea-
marxista en cuanto humanismo ateo. les, ha suscitado contra sí mismo una nece-
Se puede decir que con el marxismo se hace saria reacción de resentimiento. Y este resen-
presente el momento revolucionario del huma- timiento hacia el mundo cristiano, se extiende
nismo antropocéntrico, cuando "el hombre, co- al cristianismo como tal. El mundo cristiano
locando su último fin en sí mismo, batalla de- padece de timidez congénita respecto a sus
liberadamente contra cualquier tipo de funda- obligaciones socio-temporales. La verdad que
mento trascendental de ley supuestamente na- debía predicar, ha permanecido extraña a la
tural y contra su autor" (17). vida social en general, (política, económica,
Para Maritain el marxismo posee un significa- etc.) y se ha encerrado en el ámbito del culto
do 'religioso'. Es una religión, y una religión y de la religión (18).
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En el fondo, a la base del resentimiento, se como la agustiniana en la Edad Media, la de


encuentra el deseo, por parte del marxismo, Calvino y Molina en el humanismo clásico,
de obtener una substitución de este mundo será dominado en el nuevo humanismo cris-
cristiano incoherente, con un mundo cristiano tiano, según Maritain, por una formulación pro-
auténtico, mediante el dinamismo de la mate- funda y actual de la teología de Santo To-
ria, el proceso económico y la misión reden- más (23).
tora del proletariado (19). Se deberá reconocer que la libertad creada no
Así, los valores cristianos son substituidos se encuentra en oposición a la iniciativa di-
por un humanismo ateo cuya meta, usando con- vina sino que de ella recibe su fundamento.
ceptos escatológicos, es el reino de Dios, pero Si se trabaja en esta línea, la teología católica
en la historia. Será el triunfo del hombre so- podrá llegar a formular una verdadera sínte-
bre la naturaleza, sobre sí mismo y su des- sis profunda, donde nuevos aspectos de la re-
tino, aquí... " (el hombre) busca de hacer sur- lación gracia-libertad creada serán finalmente
gir a partir de un ateísmo radical, una huma- aclarados.
nidad totalmente nueva". (20).
c. EL HOMBRE
En este nuevo momento de un humanismo teo-
La nueva cultura cristiana
céntrico, el hombre tendrá una conciencia
evangélica. Esta conciencia alcanza al hom-
bre en toda su integridad, en todas sus regio-
La más honda preocupación de Maritain, ha nes, incluso las más obscuras, en cuanto per-
sido siempre la formulación cristiana del con- sona humana, imagen de Dios. Por consiguien-
cepto del hombre, la expresión más perfecta te, implica un evangélico respeto por todas las
posible de un nuevo humanismo. componentes de la persona (24).
Una vez analizado los períodos humanísticos Pero este humanismo integral tiene otro de-
precedentes, ¿qué nos queda? Determinar el ber. Introducir en el orden temporal y social
papel preciso de los cristianos, hombres ac- las exigencias evangélicas destinadas a trans-
tuales, en el mundo actual. Examinemos tres formar continuamente la sociedad humana. Así
problemas iniciales bajo la perspectiva de una será superado el dualismo sacro-profano del
nueva cristiandad. hombre, que pasa de la iglesia a su trabajo
a. LA CRIATURA Y SU PROPIO DESTINO sin continuidad de vida cristiana. De tal modo
que el humanismo integral deberá hacer de-
En esta etapa, la nueva cultura cristiana de- saparecer al 'pequeño burgués', fruto del li-
bería promover una rehabilitación de la cria- beralismo burgués, que prefiere las ficciones
tura en Dios, y no contra o sin Dios. El hom- jurídicas y psicológicas al amor; que se funda-
bre deberá ser respetado verdaderamente en menta sobre una metafísica idealística y no-
su relación más íntima con Dios. Tendremos minalística; que políticamente desea la fama
así un humanismo teocéntrico, integral, radi- y económicamente hambrea el dinero. Que
cado en el misterio de la Encarnación del Hijo hace ostentoso aparato de un espiritualismo
del Hombre (21). y moralismo estéril en cuanto en el fondo,
El deber de este humanismo, como el de la desligado de su origen más profundamente so-
Encarnación, consiste en asumir al hombre por brenatural (25).
parte de un amor superior y de rehabilitarlo La conciencia de sí del liberalismo burgués
verdaderamente. El tipo manifestativo de este —prácticamente atea, irreligiosa, decorativa-
humanismo consiste en la fuerza para reali- mente cristiana y egoísta al extremo—, desa-
zarlo, es el santo, en el sentido lato del tér- grada tanto a un cristiano como a un marxis-
mino, como lo fue el héroe para otro humanis- ta. La diferencia radica quizá en el modo de
mo anterior. Es una nueva posición que se rea- tratarlo y de transformarlo.
liza solamente teniendo como condición un ver- El marxismo lo quiere tratar, por decirlo así,
dadero progreso de la conciencia que el hom- desde fuera, mecánicamente, con medios téc-
bre tiene de sí mismo y del misterio pascual nicos y sociales, pero arriesga confundir la
inserto en él. Una conciencia evangélica, di- lucha contra este 'pequeño burgués' en cuanto
versa y superior de la naturalística (22). 'pequeño burgués', en lucha contra el hombre
b. LA GRACIA Y LA LIBERTAD como tal. Y como persona, libre y digna de
respeto. Esta es la tragedia del marxismo,
Este problema, que en las diversas etapas del para Maritain. Queriendo, y con razón, salir de
humanismo ha tenido soluciones diversas, este humanismo pequeño-burgués, arriesga lie-
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 91

var al hombre a una solución más inhumana:


la de la exasperación de un humanismo antro-
pocéntrico. Así, el marxismo, para restaurar
la unidad del ser humano, le pide abdicar a
sus más fundamentales y profundas exigencias
en favor de la colectividad y plegarse a las
directivas dogmáticamente impuestas por la
maquinaria partidaria. La expulsión de Roger
Garaudy del seno del Partido Comunista fran-
cés vendría a ser un dramático ejemplo de lo
antedicho.
Es que la persona, en el ámbito de una visión
cristiana del mundo es un valor absoluto. La
dignidad de la persona emerge verticalmente
del nivel histórico. Existe, desde la perspec-
tiva cristiana, un privilegio metafísico de la
persona, por el cual posee una dignidad abso-
luta, una reverencia absoluta por parte del
hombre y de la comunidad política. Este prin-
cipio tiene consecuencias notables en el plano
de las relaciones entre la persona y el Estado.
Para los marxistas, en cambio, en el análisis
de Maritain, la persona no es un valor absolu-
to. Absoluto, al menos para una interpretación
del marxismo, es solamente el desarrollo de
la historia, el proceso dinámico que lleva a la
sociedad socialista. La persona es, como todo
fenómeno histórico, un dato verificable his-
tóricamente. En cuanto la verificación no da
un resultado positivo en la perspectiva del
éxito revolucionario, el valor personal pasa a
un plano de olvido, si no de indiferencia. Este
posición, recalca Maritain, en toda su obra,
tiene consecuencias notables. Mientras en una
visión cristiana-tomista se afirma, con toda
la tradición, el primado metafísico de la
persona y su prioridad ontológica respecto al
Estado, el cual no puede tocar jamás los va-
lores esenciales de la persona, —ese horizon-
te de autonomía, de silencio, de interioridad
en el que se mueve y del que depende el hom-
bre—, en la visión marxista existe una priori-
dad histórica, de hecho y de derecho, del Es-
tado y de la Comunidad respecto a la persona.
Esta posición parece antitética respecto a la
otra y ligada con otro punto que caracteriza
al pensamiento marxista: el rechazo al estado
de derecho, el rechazo de las garantías es-
tatúales respecto a los derechos de la perso-
na. El pensamiento marxista, sobre todo en
las teorías soviéticas de derecho de Pashu-
kanis y Stuchka, niegan implícita o explícita-
mente la concepción de derechos naturales.
Por eso no existen derechos de valor abso-
luto, como predicados políticos de la persona,
que el Estado debería garantizar y tutelar,
como algo precedente —lógica y axiológica-
92

mente—, respecto al fenómeno resuelve la paradoja que acabo de señalar. El


vo (26). acuerdo ideológico necesario entre los que
trabajan para que la ciencia, la cultura y la
educación sirvan para instaurar una paz verda-
Posibilidad de un diálogo dera, se limita a determinado conjunto de pun-
tos prácticos y de principios de acción. Pero
dentro de esos límites, hay y debe haber en-
Para Maritain, en la perspectiva de un diálogo tre ellos un acuerdo de pensamiento que, por
entre marxistas y cristianos, lo que primero ser sólo de orden práctico, no es de menor
se debe hacer es considerar a unos y a otros, importancia. Cada uno se compromete entera-
cristianos y marxistas, simplemente como mente, con todas sus convicciones filosóficas,
hombres (27). o religiosas, en la justificación que él mismo
"En un mundo aplastado por la plancha de propone para este conjunto de principios es-
plomo de los intereses económicos, políticos, peculativos, ¿y cómo podría hablar con fe, si
ideológicos en rivalidad, los que están entre- no es a la luz de las convicciones especulati-
gados al trabajo del pensamiento sienten la vas que animan todo su pensamiento? Pero
responsabilidad de tal misión. ¿No elevarán cada uno podría exigir a los otros que se ad-
su voz en favor de la inmensa nostalgia de hirieran a su propia justificación de los prin-
paz y de libertad, en favor de una repulsa de cipios prácticos sobre los cuales todos es-
la muerte y de la desgracia?... El acuerdo tán de acuerdo. Y los principios prácticos de
puede hacerse espontáneamente, no a base de que se trata constituyen una especie de car-
un pensamiento común especulativo, sino so- ta indispensable para una acción común efi-
bre un pensamiento común práctico; no sobre caz, que importaría mucho formular, para el
la afirmación de una idéntica concepción del bien mismo y el éxito de la obra de paz a la
mundo, del hombre y del conocimiento, sino cual está consagrada la tarea que les es co-
sobre la afirmación de un mismo conjunto de mún" (28).
convicciones que dirigen la acción. Sin duda
que esto es poco; pero este es el último re- Desearía hacer notar que este verdadero pro-
ducto de un acuerdo de los espíritus. Ya es grama de diálogo, hoy tan vigente y actual
bastante, sin embargo, para emprender una como entonces, fue pronunciado por Jacques
gran obra...". Maritain en la apertura de la II Conferencia
Internacional de la UNESCO, en México, el 1?
"Si se trata, no de una ideología especulativa,
de noviembre de 1947.
ni de principios de explicación, sino por el
contrario, de la ideología práctica fundamen- Maritain encuentra en el marxismo una vigo-
tal, y de los principios de acción fundamen- rosa tensión y una afirmación decidida de al-
tales implícitamente reconocidos hoy por la gunas verdades fundamentales respecto a la
conciencia de los pueblos libres, se ve que dignidad humana. Encuentra como obstáculo,
constituyen 'grosso modo', una especie de re- como elemento de disgregación, la afirmación
siduo común, una especie de ley común no del ateísmo, propia del sistema, lo cual, cier-
escrita, en el punto de convergencia práctico tamente, no ha impedido al marxismo el asu-
de las ideologías teóricas y de las tradiciones mir muchas veces en la historia, la iniciativa
espirituales más diferentes. Estoy bien persua- de expansión del mundo obrero.
dido de que mi manera de justificar la creen- El punto especulativo de conflicto entre el hu-
cia en los derechos del hombre y el ideal de manismo marxista y el humanismo integral de
libertad, de igualdad y de fraternidad, es la Maritain es el ateísmo y su derivación en la
única que está sólidamente fundada en la ra- concepción del hombre y sus consecuentes
zón. Esto no me impide estar de acuerdo sobre relaciones persona-estado.
estas convicciones prácticas con aquellos que Nos podríamos preguntar si esta posición del
estén persuadidos que su propia manera de marxismo podrá ser superada. Por lo pronto,
justificarla, muy diferente de la mía u opues- una respuesta afirmativa será posible sola-
ta a la mía en su dinamismo teórico, es igual- mente cuando los cristianos se empeñen en el
mente la única fundada en la verdad. Dios me cambio radical de estructuras sociales y eco-
libre de decir que no importa quien tiene ra- nómicas, y más hondamente, en un retorno a
zón. Esto es algo que importa esencialmente. una auténtica mentalidad evangélica.
De todos modos, sobre una determinada afir- Para el humanismo integral el método de
mación práctica unos y otros pueden estar de transformar el hombre burgués consiste en
acuerdo, y podrán formular principios comu- cambiar al hombre mismo. Es el lento pasa-
nes de acción. A mi juicio, es así como se je del hombre viejo al hombre nuevo. Proceso
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 93

que, por una parte pide el respeto por las exi-


gencias íntimas del hombre y al mismo tiem-
po, el convencimiento que tal renovación no
es obra del hombre solo, sino de Dios y el
hombre, y por lo tanto, surge de dentro del
-.ombre mismo.
Esta verdadera transformación nos llevará a
cambiar y vivificar las mismas estructuras tem-
porales y sociales, de modo de permitir una
verdadera, aunque imperfecta, realización tem-
poral y social del Evangelio, en la que existi-
rán las condiciones que, de suyo, permitirán
un más auténtico ejercicio de la libertad y de
la dignidad del hombre.
Esta es la tarea que debe exigirse a la nueva
cristiandad con que sueña el campesino del
Garona (29).

C. LA NUEVA CRISTIANDAD

Según Maritain, la nueva cristiandad es un


ideal histórico concreto: "Es una imagen pros-
pectiva significante el tipo particular, el tipo
específico de civilización hacia la cual tiende
una determinada edad histórica" (30). No es
un ideal absoluto, ni ligado a un tiempo pa-
sado. Es relativo y enmarcado por la prospec-
tiva; se refiere a un cierto tiempo y las apli-
caciones concretas de sus principios, de por
sí permanentes, cambian con cada clima his-
tórico. Luego, es un ideal realizable concreta-
mente, más o menos imperfectamente, no im-
porta. En este sentido se opone a cualquier
tipo de utopía.
Pero este ideal histórico concreto, es un ideal
de una nueva cristiandad. Con estas palabras
Maritain designa cierto régimen temporal cu-
yas estructuras sean manifestaciones de la vi-
sión cristiana de la vida y del mundo. Obvia-
mente, los modos y la graduación de estas
estructuras pueden concretarse de manera su-
mamente diversa.
Sin duda, Maritain hace un análisis de los re-
quisitos de la ciudad temporal, abstractamen-
te considerada:
— Deberá tener un carácter comunitario. Lo
que quiere decir que el fin propio de la ciudad
es el bien común del todo social, compuesto
de personas, y que es conjuntamente, material
y moral.
— Un carácter personalístico. O sea, que el
bien común temporal deberá respetar y servir
las exigencias de la persona humana, incluyen-
94

do su dimensión trascendente. La persona es fundamento se encuentra en el orden espiri-


parte de la sociedad y tiene en ella un papel tual, trascendente al orden y bien común tem-
preciso, pero no pertenece en su absoluta to- poral. Por ello, esta unidad es exigente y fun-
talidad al orden social. Su centro se encuen- damentalmente, monárquica.
tra más allá de la sociedad, de aquí la antino- Este ideal, ciertamente no logrado histórica-
mia de la cual nace la tensión de la vida hu- mente en todo su esplendor, al menos había
mana. creado una comunidad temporal cristiana: la
— Un carácter peregrinal. Las personas que Europa cristiana (32).
componen la ciudad temporal no se encuen- 2.— El plano temporal era considerado como
tran instaladas definitivamente, sino que, para un simple medio frente a la vida eterna; era
un pensamiento religioso, se encuentran en causa instrumental de lo sacro.
camino. 3.— En relación con lo precedente, las estruc-
Este término no quiere decir, de ningún modo, turas temporales debían empeñarse al servi-
que decrece el valor de la ciudad terrestre, la cio de los fines espirituales. Las instituciones
que no es un simple medio, y por lo tanto, estatales tenían como fin último el adecuar
la exigencia de comprometerse en su perfec- su funcionamiento a los fines espirituales que
cionamiento, alejándola de la injusticia, el ham- lograrían el bien espiritual que, a su vez, da-
bre, la miseria y similares males sociales. En ría origen a la unidad espiritual del cuerpo
este sentido, el cristiano no debe convertirse social.
jamás en un 'resignado'. Debe trabajar incan- 4.— Cierta diversidad esencial entre las cate-
sablemente con el objeto que la ciudad terres- gorías sociales. Se aceptaba una concepción
tre reconozca efectivamente a sus miembros paternalista de la autoridad, también ella de
el derecho a la existencia, ai trabajo y al de- carácter sacral y sobre ella se fundamentaba
sarrollo de la propia persona. la jerarquía social.
Peregrinos, sí, pero cuyos pasos hacia la eter- 5.— Una obra común que realizar, utilizando in-
nidad deben dejar una profunda huella sobre cluso la fuerza y la política bautizadas, al ser-
lo temporal (31). vicio de la instauración del Reino de Dios.
Un ideal histórico así se refiere a un futuro Ahora bien, el ideal de la nueva cristiandad
concreto, el de nuestro tiempo, de un tiem- de Maritain será totalmente diverso del me-
po más o menos lejano. El futuro inmediato dieval.
nos interesa, pero más nos interesa el lejano Según él, el ideal histórico de una nueva épo-
puesto que, de alguna manera podrá permitir ca de la cultura cristiana debe fundarse sobre
una asimilación más profunda y la formación una concepción profana cristiana de lo tem-
de una base más sólida para este nuevo hu- poral y no sacral-cristiana, como en la Edad
manismo cristiano. Media.
Para comprender mejor las características nue- De tal manera que sus características serían
vas de esta concepción cristiana, sería útil por una parte, opuestas a las del liberalismo
describir el ideal histórico medieval. No por y humanismo antropocéntrico, y por otra, in-
curiosidad histórica, sino porque, consciente versas a aquellas del ideal histórico medieval.
o inconscientemente, este ideal se encuentra "La sabiduría cristiana no nos propone el re-
subyacente en la posición de católicos since- tornar al medioevo; es adelante hacia donde
ros que rechazan con mayor o menor indigna- ella nos invita a caminar..." (33).
ción el ideal del humanismo integral. La dirección de este nuevo humanismo, so-
En el Medioevo, el ideal histórico poseía dos cialmente, no es ya la idea "de la fuerza al
características dominantes: la fuerza al ser- servicio de la justicia, sino más bien la de la
vicio de Dios; la civilización temporal como conquista de la libertad y de la realización
función de lo sacro. Lo que daba la unidad de la dignidad humana...; en el campo sobre-
de religión. Es la ¡dea del Sacro Imperio, to- natural no es ya la ¡dea del Sacro Imperio de
mado como ideal histórico concreto, o sea, Dios sobre todas las cosas, sino más bien
como línea orientadora y no en sus realiza- la idea de la santa libertad de las criaturas
ciones concretas más o menos felices. que la gracia une a Dios" (34).
El ideal histórico del Sacro Imperio correspon- ¿Cuáles son las características, los compo-
de a la visión cristiana sacralizante de lo tem- nentes típicos de esta nueva cultura cristia-
poral. Esta visión presenta cinco rasgos ca- na?
racterísticos: 1.— Estructura pluralística de la ciudad tem-
1.— La tendencia a la unidad orgánica funda- poral: "En oposición a las diversas concepcio-
da principalmente por la unidad espiritual, cuyo nes totalitarias del Estado, se trata de la con-
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 95

cepción de una ciudad pluralista, que reúna el capitalismo, se debe constituir nuevas for-
en su unidad orgánica una diversidad de agru- mas naturales de colaboración.
pamlentos y de estructuras sociales que en- Las masas han tomado conciencia de la dig-
carnen las libertades positivas". (35). nidad de la persona de cada uno de los indi-
De esta manera tendremos un pluralismo ine- viduos que las forman. Han tomado concien-
vitable dentro del campo económico y social, cia que no poseen esta dignidad presente en
pluralismo directamente derivado de las con- cada hombre como aspiración siempre más
tingencias históricas de evolución de cada so- honda. Este es otro urgente deber de los cris-
ciedad concreta. La unidad de esta ciudad plu- tianos. La colaboración militante a todo aque-
ralística será de tipo "minimalista", vale de- llo que implique un mayor respeto a la per-
cir, que su centro de formación y organización sona humana en el campo social, político y
se encuentra en la vida de la persona a nivel económico (38).
de sus intereses temporales, ya no sobrena- ¿Es esta política personalista derecha o iz-
turales. Por este motivo no se exige la uni- quierda? Para Maritain existen dos sentidos
dad de fe o religión. de las palabras "derecha" e "izquierda": un
Con esta forma pluralista, la unidad de la co- sentido fisiológico y un sentido político.
munidad temporal es explicada por lo que "En el primer sentido, se es "de derecha" o
ella es por esencia: unidad de amistad, muy "de izquierda" por una disposición de tempe-
diversa a la unidad de fe. Esta simple unidad ramento, como el ser humano nace bilioso o
de amistad, fuente de la unidad de la socie- sanguíneo. En este sentido, es inútil pretender
dad pluralista, no es todavía suficiente para no ser de derecha ni de izquierda; todo lo
dar una forma concreta al cuerpo social; ella que se puede hacer es corregir su tempera-
presupone una especificación ética, y en nues- mento y llevarlo a un equilibrio que se aproxi-
tro caso, ética-cristiana-profana. "Nosotros po- me más o menos al punto culminante en que
demos decir que la sociedad, su vida, su paz, las dos pendientes se juntan; porque en el ex-
no pueden subsistir sin amistad —amistad tremo límite inferior de esas pendientes, es
civil —, que es la fuerza animadora de la una especie de monstruosidad la que se pre-
sociedad". (36). senta ante el espíritu, —a la derecha, el puro
2.— La autonomía de las realidades tempo- cinismo, a la izquierda, el puro irrealismo. El
rales: es la concepción cristiana del estado puro hombre de izquierda detesta el ser, pre-
profano. El orden temporal, desarrollándose firiendo siempre, y por hipótesis, lo que no
continuamente, ha llegado a un nivel de ma- es a lo que es; el puro hombre de derecha
durez que lo ha hecho autónomo del orden detesta la justicia y la caridad, prefiriendo
espiritual. De tal manera que, todo lo que siempre, y por hipótesis, según la expresión
respecta al aspecto temporal del hombre es de Goethe, la injusticia al desorden. Un noble
analizado ya no como un simple instrumento, y bello tipo de hombre de derecha es Nietzs-
sino como un fin intermedio. El plano tempo- che; y un noble y bello tipo de hombre de
ral no es un simple medio, aunque ordenado izquierda, Tolstoi.
a un fin superior, sino que posee una especi-
En el segundo sentido, en el sentido político,
ficación y una bondad propias.
la izquierda y la derecha designan ideales,
3.— La libertad de las personas (personalismo energías y formaciones históricas para agru-
cristiano). La época actual está señalada como parse, en las cuales se sienten atraídos natu-
la época de la conquista de la libertad. Pero ralmente los hombres de esos dos tempera-
¿qué libertad? No es, desde luego, la del li- mentos opuestos. Y todavía aquí, si se con-
beralismo que consiste solamente en liber- sidera las circunstancias en que se encuentra
tad de elección por parte del individuo; ni tal país en tal hora, es imposible que cada
tampoco la libertad de potencia del Estado uno de los que sienten profundamente las rea-
propia de regímenes totalitarios. "Sino sobre lidades políticas no se oriente más bien a la
todo, libertad de autonomía de las personas, derecha o a la izquierda. De todos modos, las
que se confunde con su perfeccionamiento cosas se complican por el hecho de que a
moral". (37). veces los hombres de derecha, en el senti-
4.— La unidad de categorías sociales. A la do fisiológico de la palabra, hacen política de
base de la autoridad, existirá una igualdad izquierda; e inversamente. Pienso que Lenin
fundamental entre los hombres, por lo que, es un buen ejemplo del primer caso. No hay
en el campo político, la autoridad es comuni- revoluciones más terribles que las revolucio-
cada a las personas señaladas por el consen- nes de izquierda hechas por temperamentos
so popular, y en campo económico, superado de derecha; no hay gobiernos más débiles que
96

los gobiernos de derecha conducidos por tem- medio de la revolución, donde este medio se
peramentos de izquierda. Pero cuando las co- muestre necesario.
sas se estropean totalmente es cuando, en Una visión de lo temporal como instrumento
momentos de profunda turbación, las forma- de lo espiritual indica una cristiandad en
ciones políticas de derecha o izquierda, en lu- diáspora, dispersa en el mundo y de ninguna
gar de ser cada una de ellas como un tiro de manera agrupada en una civilización homogé-
caballos más o menos fogosos, dominados por nea. De esta manera los cristianos podrían,
la razón política más o menos firme, no son siempre y en todo lugar, testimoniar el valor
sino complejos afectivos desordenados, exas- dinámico del amor y obrar verdaderamente
perados, llevados por su mito ideal sin que la como levadura en la masa.
inteligencia política pueda ya hacer otra cosa Quisiera terminar este artículo con algunas
que emplear la astucia al servicio de la pa- palabras escritas por Maritain, casi como el
sión. No ser de derecha ni de izquierda signi- testamento de un "viejo laico" que se interro-
fica que se quiere guardar la razón. ga sobre el tiempo presente:
Guardar la razón no significa atrincherarse
en no se qué neutralidad, sino preparar los "No nos hagamos ilusiones. La nueva
caminos para una actividad política. Una sana época en que entramos someterá a
política cristiana —con esto quiero decir, cris- los católicos a una dura prueba. Será
tianamente inspirada pero que llamara a sí a sin duda para ellos la ocasión de una
todos los no cristianos que la encontraran jus- alegría y de una exultación muy pu-
ta y humana—, parecía sin duda ir muy hacia ra, a causa de esa especie de epifa-
la izquierda en orden de ciertas soluciones téc- nía del amor fraternal que traerá con-
nicas, en la apreciación del movimiento con- sigo. Pero habrá que pagar su precio;
creto de la historia y en las exigencias de y habrá también un suplemento de su-
transformación del presente régimen econó- frimiento y de desgarramiento inte-<
mico" (39). rior, principalmente a causa de esta
misericordia y de esta veritas que pi-
Una vez examinadas las características de esta den encontrarse y abrazarse. ¿Dónde
nueva época cristiana, Maritain analiza las con- se abrazarán? En el cielo, se entien-
diciones y la posibilidad de realización de de; pero, en el hombre, eso ya es
este ideal histórico. otra cosa. Y nosotros somos hom-
Esta realización, aunque colocada en un fu- bres" (41).
turo más bien indeterminado, debe comenzar
ahora. En el plano interno, ella exige más que
una revolución: una renovación radical de la
propia mentalidad y los valores sociales —éti-
ca, economía, política—, y la presencia políti-
ca creciente del proletariado. Lo que debe
manifestar verdaderamente la penetración de
la verdad hasta el corazón de la dimensión
temporal.
En el plano cronológico, se distinguen dos
momentos:
La primera condición que toca al mundo cris-
tiano, es que los cristianos rompan con un
régimen fundado en el humanismo burgués y
económicamente, sobre la fecundidad del di-
nero (40).
Otra condición es que se entiende que la ac-
tuación de este ideal histórico, en un primer
momento, exige, la presencia de cristianos que
trabajando en el seno de diversas formas de
gobierno, preparen el terreno para esta 'nue-
va cristiandad' de Maritain.
Finalmente, se debería llegar a la actuación
más perfecta posible del ideal histórico a tra-
vés de vías difíciles de prever, incluso por
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 15 97

NOTAS

( 1) Jacques Maritain — Humanisme Intégral, Au-


bier (éditions Montaigne) — Nouvelle édition
1946, pág. 10.
( 2) Jacques Maritain — Religión et Culture, París,
Desciée de Brouwer, nouvelle édition, 1946,
pág. 20 (existe traducción en español).
( 3) Humanisme intégral, o . c . p . 17 — cfr. La
persona umana e il bene comune, Morce-
lliana, Brescia, 1958, pág. 18. (existe traduc-
ción española).
( 4) Humanisme intégral, o . c . pág. 18.
( 5) Ibid. p. 18.
( 6) San Agustín, P. L. Sermón 169, Tomo 38, c.
XI, n. 13, columna 923.
( 7) Jacques Maritain — Science et Sagesse, Pa-
rís, Labergerie; 1935, pág. 132.

( 8) Ibid. pp. 132 — 133 — cfr. Religión et Cul-


ture, o . c . p. 28.
( 9) Humanisme Intégra!, o . c . p. 23. Cfr. Religión
et Culture, o . c . pp. 34 — 36. Cfr. L'Homme
et l'Etat, París, Presses Universitaires de Fran-
ce, deuxiéme édition — 1965, pp. 146 — 1 5 0 .

(10) Humanisme intégral, o . c . p. 27. Cfr. Science


et Sagesse, o . c . pp. 44 — 45.
(11) Religión et culture, o . c . pp. 34 — 35.
(12) Humanisme Intégral, o . c . p, 33.
(13) Science et Sagesse, o . c . p. 133.
(14) Ibid, pp. 131—134.
(15) Ibid, pp. 130 — 1 3 1 . Cfr. Religión et culture,
o . c . p . 34.
(16) Science et Sagesse, o . c . p. 218.

(17) Religión et Culture, o . c . p. 35.

(18) Religión et Culture, o . c . p. 49.


(19) Jacques Maritain — Le Paysan de la Ga-
ronne — París, Desciée de Brouwer, 3eme
édition, 1966. pp. 153 — 156 (existe traduc-
ción al español). Cfr. L'Homme et l'Etat.
o . c . p. 148.
(20) Religión et Culture, o . c . p. 36. Cfr. Le Paysan
de la Garonne, o . c . p. 291. Cfr. L'Homme et
l'Etat, o . c . p. 99. Cfr. Jacques Maritain —
Pour une Philosophie de l'Histoire, París,
Editions du Seuil, 1957 pp. 78 — 81.
(21) Cfr. Science et Sagesse, o . c . p. 135.
(22) Cfr. Science et Sagesse, p. 221.

apuntes
(23) Cfr. Le Paysan de ia Garonne, o . c . pp. 191—
249. Cfr. Pour une philosophie de l'Histoire,
o . c . p. 129.
(24) Humanisme Intégral, o . c . p. 85.
(25) Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . pp. 99 — 102.
98

(26) Danilo Zolo — Cristian! e marxisti: confronto (33) Cfr. Religión et culture, o . c . p. 40.
fra due umanesimi — Testimonianze 69 — 70 (34) Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . p. 149. Cfr.
— Firenze, pp. 756 — 757. Humanisme Intégral, o . c . p. 169. Cfr. Pour
(27) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . p. 103. une philosophie de l'Histoire, o . c . pp. 121 —
122; 62.
(28) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 104
(35) Cfr. Humanisme Intégral, o . c . pp. 169 — 1 7 0 .
— 106.
Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . pp. 101; 10 — 11.
(29) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 49 (36) Cfr. La persona umana e il bene comune,
— 97; 67 — 70; 293 — 298. Cfr. Pour une
Philosophie de l'Histoire, o . c . pp. 62 — 64; o . c . pp. 33; 34.
72. (37) Cfr. Humanisme intégral, o . c . pp. 183 — 1 8 4 .
(30) Humanisme Intégral, o . c . pp. 134 — 1 3 5 . Cfr. (38) Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . pp. 69 y ss.
L'Homme et l'Etat, o . c . p. 146. (39) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 52
(31) Cfr. Persona e il Bene Comune, o . c . pp. y ss.
13; 21 — 3 3 ; 44. (40) Cfr. Religión et Culture, o . c . pp. 93 — 95.
13; 2 1 — 3 3 ; 44. Cfr. Pour une Philosophie Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 307;
de l'Histoire, o . c . , pp. 155 — 159; 165 — 169. 100 — 101.
(32) Cfr. L'Homme et l'Etat, pp. 100; 146. (41) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 121.

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