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A. LA CRISTIANDAD MEDIEVAL
1. La cristiandad medieval y el problema del
hombre
2. La cristiandad medieval y el problema de la
gracia-libertad
3. La cristiandad medieval y la posición concreta
del hombre frente al destino propio
B. EL HUMANISMO MODERNO, (CLASICO)
1. El humanismo clásico y el problema de la
gracia-libertad
2. El humanismo clásico y el problema del
hombre
3. El humanismo clásico y el problema de la
criatura y su destino
El ateísmo marxista
La nueva cultura cristiana
a. La criatura y su propio destino
b. La gracia y la libertad
c. El hombre
Posibilidad de un diálogo
C. LA NUEVA CRISTIANDAD
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mar que en el período clásico la componente fuerza creadora y la vida de la razón y traba-
divina se encuentre implícita, mientras que la je con el objeto de hacer de las fuerzas del
humana ocupe el primer lugar. mundo físico, instrumentos de su libertad" (1).
Pero de este modo no encontramos una solu- De la precedente presentación podemos con-
ción, una relación entre estos dos polos, aún cluir que siguiendo el pensamiento de Mari-
aceptando que en ios dos implícita o explíci- tain, se introduce espontáneamente un proble-
tamente, aparece el impulso dinámico del es- ma estrictamente conectado. La relación en-
píritu. tre humanismo occidental y pensamiento reli-
En la edad moderna podemos notar que algu- gioso.
nas formas de heroísmo tienen como fin el La noción de humanismo en sí misma no es
alcanzar el equilibrio, entre la fase ascenden- por sí antireligiosa, a pesar de asistir en el
te y la descendente: o sea, unir los dos extre- mundo occidental a un pasaje del heroísmo
mos de tensión con el fin de evitar la deca- sacro, propio del medioevo a un régimen hu-
dencia. manista del renacimiento.
Desarrollándose sobre la línea antropocéntri- "Dado que el desarrollo humano no es sola-
ca, de la cual es la máxima manifestación, exis- mente material, sino principalmente moral, se
te la solución marxista; instituir el equilibrio sigue que el elemento religioso ocupa un pa-
mediante la tensión revolucionaria y el tita- pel principal" (2).
nismo de la acción. Maritain expone dos aspectos fundamentales
En una línea más contemplativa, o sea, más en su visión sobre el humanismo:
bien teocéntrica, aparece la solución orienta- Una primera constatación es que el humanis-
lista: la piedad y la no acción. Soluciones to- mo occidental posee en sus orígenes elemen-
davía parciales en cuanto se mantiene la bi- tos religiosos y trascendentales, (por ejemplo
polaridad de las dos posiciones. la existencia de un espíritu, superior al hom-
Se presenta otra solución. Pertenece a los cris- bre, el destino extra-temporal del espíritu hu-
tianos. Los dos extremos se unen: la exigen- mano). Estos elementos religiosos a su vez,
cia y la tensión hacia un más allá se entrecru- pueden ser clásicos (Homero, Sófocles, etc.)
zan con la historia humana, formando una sola o cristianos (manifestados especialmente en
historia: la historia de la salvación. la Edad Media pero también en épocas su-
Es el heroísmo del amor, de la santidad, en cesivas) .
el cual Dios se encuentra al centro (teocen- Una segunda anotación la encontramos en el
trismo), y el hombre no es ya una respuesta humanismo occidental contemporáneo. En sus
ingenua sino conciente, inteligente, auténtica- diversas manifestaciones podemos observar la
mente humana. presencia de ideas, valores y sentimientos
¿De esta manera el equilibrio perfecto será al- cristianos en su origen, pero sucesivamente
canzado? En el estado de peregrinos, como despojados de su contenido religioso. Y son
nos encontramos, ciertamente no; existirá pero estos valores cristianos "profanos" los que
en el corazón de la historia o sea radicará en darán vida y vigor a las formas de humanismo
la fundamentación dinámica del hombre y de contemporáneo.
su superación. En este punto y en esta situación Maritain
El nombre de humanismo es más bien ambi- señala la exigencia de una nueva cristiandad,
guo, y una definición del mismo supone una portadora de un humanismo nuevo, manifesta-
visión del mundo y del hombre. ción de una cristiandad ya no sagrada como
Maritain presenta así las características del en la Edad Media sino profana. Es el humanis-
humanismo: mo integral.
"Dejando abierta la discusión, digamos que el
humanismo, y una tal definición, puede ella Los diversos tipos de humanismo occidental
misma ser desarrollada siguiendo líneas muy
divergentes, tendiendo esencialmente a hacer En su obra Maritain trata tres problemas fun-
al hombre más verdaderamente humano, y a damentales para el humanismo.
manifestar su grandeza original haciéndolo par-
1? El problema antropológico, especulativo:
ticipar de todo aquello que pueda enriquecer-
¿Qué cosa es el hombre?
lo en la naturaleza y en ¡a historia ("concen-
trando el mundo en el hombre, como decía 2? Problema teológico: la relación entre gra-
Scheler, y dilatando ei hombre al mundo"]. El cia y libertad.
humanismo pide al mismo tiempo que el hom- 3? Problema de la posición práctica y concre-
bre desarrolle lo virtual contenido en él, su ta del hombre frente a su destino.
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to, de las cosas, implicando una visión natu- exigente. El materialismo dialéctico constitu-
ralística del hombre y de la libertad. Como ye su dogmática; el marxismo-leninismo, en
hemos visto, este tipo de humanismo nace cuanto régimen de vida, es su manifestación
principalmente de la mentalidad del Renaci- ética y social. El ateísmo, así visto, no es una
miento y de la Reforma. Este humanismo an- consecuencia del marxismo, sino más bien su
tropológico ha sufrido, naturalmente, una evo- punto de partida. El ateísmo, para los marxis-
lución ulterior. Evolución que, significando una tas es tan natura! y obvio, que no es necesa-
verdadera crisis de valores en el hombre ha rio ni siquiera clarificarlo, por lo que, aunque
provocado lo que Maritain llama la tragedia inconscientemente, viven realmente en una lí-
del hombre, (el hombre que se encuentra fren- nea de fe y de religión. La de la revolución y
te a un estado de dispersión y descomposi- del partido.
ción), de la cultura, (las condiciones de vida El marxismo, implica una mentalidad atea y
del ser humano son siempre menos humanas, antireligiosa. Sin embargo, entre los diversos
surgiendo el naturalismo cristiano y después elementos de origen a la base del marxismo,
el período burgués), de Dios, (la 'muerte' de no es difícil encontrar algunos elementos co-
Dios) (16). munes al cristianismo. Maritain parece insi-
Así, al final de esta evolución en el seno de nuar que el marxismo no por fuerza e intrín-
la cual se ha desarrollado la dialéctica del hu- secamente, deba ser ateo, puesto que ate-
manismo antropocéntrico —por una parte la in- máticamente, emplea los recursos espiritua-
dependencia de Dios por parte del hombre, les y religiosos del hombre.
reivindicando su iniciativa; por otra, la obra La idea de comunión, por ejemplo, situada en-
de Dios, operante bajo esta reivindicación y tre las más expresivas del marxismo, es una
rehabilitación de la criatura—, se llega a una idea originariamente cristiana y no es menos
encrucijada de donde parten dos corrientes de cristiano el espíritu de fe y sacrificio al que
pensamiento totalmente diversas: la atea y la recurre el marxismo para conducir adelante
cristiana. su bandera revolucionaria. "El es la última, y
del todo radical, herejía cristiana...".
Y sin embargo resulta problemático el hecho
El ateísmo marxista innegable que esta ideología atea, que contie-
ne energías cristianas, se ha enfrentado abier-
Quisiera dar una breve perspectiva sobre la tamente al cristianismo como fe. Quizá porque
posición de Maritain respecto al humanismo un mundo cristiano, infiel a sus propios idea-
marxista en cuanto humanismo ateo. les, ha suscitado contra sí mismo una nece-
Se puede decir que con el marxismo se hace saria reacción de resentimiento. Y este resen-
presente el momento revolucionario del huma- timiento hacia el mundo cristiano, se extiende
nismo antropocéntrico, cuando "el hombre, co- al cristianismo como tal. El mundo cristiano
locando su último fin en sí mismo, batalla de- padece de timidez congénita respecto a sus
liberadamente contra cualquier tipo de funda- obligaciones socio-temporales. La verdad que
mento trascendental de ley supuestamente na- debía predicar, ha permanecido extraña a la
tural y contra su autor" (17). vida social en general, (política, económica,
Para Maritain el marxismo posee un significa- etc.) y se ha encerrado en el ámbito del culto
do 'religioso'. Es una religión, y una religión y de la religión (18).
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C. LA NUEVA CRISTIANDAD
cepción de una ciudad pluralista, que reúna el capitalismo, se debe constituir nuevas for-
en su unidad orgánica una diversidad de agru- mas naturales de colaboración.
pamlentos y de estructuras sociales que en- Las masas han tomado conciencia de la dig-
carnen las libertades positivas". (35). nidad de la persona de cada uno de los indi-
De esta manera tendremos un pluralismo ine- viduos que las forman. Han tomado concien-
vitable dentro del campo económico y social, cia que no poseen esta dignidad presente en
pluralismo directamente derivado de las con- cada hombre como aspiración siempre más
tingencias históricas de evolución de cada so- honda. Este es otro urgente deber de los cris-
ciedad concreta. La unidad de esta ciudad plu- tianos. La colaboración militante a todo aque-
ralística será de tipo "minimalista", vale de- llo que implique un mayor respeto a la per-
cir, que su centro de formación y organización sona humana en el campo social, político y
se encuentra en la vida de la persona a nivel económico (38).
de sus intereses temporales, ya no sobrena- ¿Es esta política personalista derecha o iz-
turales. Por este motivo no se exige la uni- quierda? Para Maritain existen dos sentidos
dad de fe o religión. de las palabras "derecha" e "izquierda": un
Con esta forma pluralista, la unidad de la co- sentido fisiológico y un sentido político.
munidad temporal es explicada por lo que "En el primer sentido, se es "de derecha" o
ella es por esencia: unidad de amistad, muy "de izquierda" por una disposición de tempe-
diversa a la unidad de fe. Esta simple unidad ramento, como el ser humano nace bilioso o
de amistad, fuente de la unidad de la socie- sanguíneo. En este sentido, es inútil pretender
dad pluralista, no es todavía suficiente para no ser de derecha ni de izquierda; todo lo
dar una forma concreta al cuerpo social; ella que se puede hacer es corregir su tempera-
presupone una especificación ética, y en nues- mento y llevarlo a un equilibrio que se aproxi-
tro caso, ética-cristiana-profana. "Nosotros po- me más o menos al punto culminante en que
demos decir que la sociedad, su vida, su paz, las dos pendientes se juntan; porque en el ex-
no pueden subsistir sin amistad —amistad tremo límite inferior de esas pendientes, es
civil —, que es la fuerza animadora de la una especie de monstruosidad la que se pre-
sociedad". (36). senta ante el espíritu, —a la derecha, el puro
2.— La autonomía de las realidades tempo- cinismo, a la izquierda, el puro irrealismo. El
rales: es la concepción cristiana del estado puro hombre de izquierda detesta el ser, pre-
profano. El orden temporal, desarrollándose firiendo siempre, y por hipótesis, lo que no
continuamente, ha llegado a un nivel de ma- es a lo que es; el puro hombre de derecha
durez que lo ha hecho autónomo del orden detesta la justicia y la caridad, prefiriendo
espiritual. De tal manera que, todo lo que siempre, y por hipótesis, según la expresión
respecta al aspecto temporal del hombre es de Goethe, la injusticia al desorden. Un noble
analizado ya no como un simple instrumento, y bello tipo de hombre de derecha es Nietzs-
sino como un fin intermedio. El plano tempo- che; y un noble y bello tipo de hombre de
ral no es un simple medio, aunque ordenado izquierda, Tolstoi.
a un fin superior, sino que posee una especi-
En el segundo sentido, en el sentido político,
ficación y una bondad propias.
la izquierda y la derecha designan ideales,
3.— La libertad de las personas (personalismo energías y formaciones históricas para agru-
cristiano). La época actual está señalada como parse, en las cuales se sienten atraídos natu-
la época de la conquista de la libertad. Pero ralmente los hombres de esos dos tempera-
¿qué libertad? No es, desde luego, la del li- mentos opuestos. Y todavía aquí, si se con-
beralismo que consiste solamente en liber- sidera las circunstancias en que se encuentra
tad de elección por parte del individuo; ni tal país en tal hora, es imposible que cada
tampoco la libertad de potencia del Estado uno de los que sienten profundamente las rea-
propia de regímenes totalitarios. "Sino sobre lidades políticas no se oriente más bien a la
todo, libertad de autonomía de las personas, derecha o a la izquierda. De todos modos, las
que se confunde con su perfeccionamiento cosas se complican por el hecho de que a
moral". (37). veces los hombres de derecha, en el senti-
4.— La unidad de categorías sociales. A la do fisiológico de la palabra, hacen política de
base de la autoridad, existirá una igualdad izquierda; e inversamente. Pienso que Lenin
fundamental entre los hombres, por lo que, es un buen ejemplo del primer caso. No hay
en el campo político, la autoridad es comuni- revoluciones más terribles que las revolucio-
cada a las personas señaladas por el consen- nes de izquierda hechas por temperamentos
so popular, y en campo económico, superado de derecha; no hay gobiernos más débiles que
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los gobiernos de derecha conducidos por tem- medio de la revolución, donde este medio se
peramentos de izquierda. Pero cuando las co- muestre necesario.
sas se estropean totalmente es cuando, en Una visión de lo temporal como instrumento
momentos de profunda turbación, las forma- de lo espiritual indica una cristiandad en
ciones políticas de derecha o izquierda, en lu- diáspora, dispersa en el mundo y de ninguna
gar de ser cada una de ellas como un tiro de manera agrupada en una civilización homogé-
caballos más o menos fogosos, dominados por nea. De esta manera los cristianos podrían,
la razón política más o menos firme, no son siempre y en todo lugar, testimoniar el valor
sino complejos afectivos desordenados, exas- dinámico del amor y obrar verdaderamente
perados, llevados por su mito ideal sin que la como levadura en la masa.
inteligencia política pueda ya hacer otra cosa Quisiera terminar este artículo con algunas
que emplear la astucia al servicio de la pa- palabras escritas por Maritain, casi como el
sión. No ser de derecha ni de izquierda signi- testamento de un "viejo laico" que se interro-
fica que se quiere guardar la razón. ga sobre el tiempo presente:
Guardar la razón no significa atrincherarse
en no se qué neutralidad, sino preparar los "No nos hagamos ilusiones. La nueva
caminos para una actividad política. Una sana época en que entramos someterá a
política cristiana —con esto quiero decir, cris- los católicos a una dura prueba. Será
tianamente inspirada pero que llamara a sí a sin duda para ellos la ocasión de una
todos los no cristianos que la encontraran jus- alegría y de una exultación muy pu-
ta y humana—, parecía sin duda ir muy hacia ra, a causa de esa especie de epifa-
la izquierda en orden de ciertas soluciones téc- nía del amor fraternal que traerá con-
nicas, en la apreciación del movimiento con- sigo. Pero habrá que pagar su precio;
creto de la historia y en las exigencias de y habrá también un suplemento de su-
transformación del presente régimen econó- frimiento y de desgarramiento inte-<
mico" (39). rior, principalmente a causa de esta
misericordia y de esta veritas que pi-
Una vez examinadas las características de esta den encontrarse y abrazarse. ¿Dónde
nueva época cristiana, Maritain analiza las con- se abrazarán? En el cielo, se entien-
diciones y la posibilidad de realización de de; pero, en el hombre, eso ya es
este ideal histórico. otra cosa. Y nosotros somos hom-
Esta realización, aunque colocada en un fu- bres" (41).
turo más bien indeterminado, debe comenzar
ahora. En el plano interno, ella exige más que
una revolución: una renovación radical de la
propia mentalidad y los valores sociales —éti-
ca, economía, política—, y la presencia políti-
ca creciente del proletariado. Lo que debe
manifestar verdaderamente la penetración de
la verdad hasta el corazón de la dimensión
temporal.
En el plano cronológico, se distinguen dos
momentos:
La primera condición que toca al mundo cris-
tiano, es que los cristianos rompan con un
régimen fundado en el humanismo burgués y
económicamente, sobre la fecundidad del di-
nero (40).
Otra condición es que se entiende que la ac-
tuación de este ideal histórico, en un primer
momento, exige, la presencia de cristianos que
trabajando en el seno de diversas formas de
gobierno, preparen el terreno para esta 'nue-
va cristiandad' de Maritain.
Finalmente, se debería llegar a la actuación
más perfecta posible del ideal histórico a tra-
vés de vías difíciles de prever, incluso por
MONTEMAYOR: Jacques Maritain 15 97
NOTAS
apuntes
(23) Cfr. Le Paysan de ia Garonne, o . c . pp. 191—
249. Cfr. Pour une philosophie de l'Histoire,
o . c . p. 129.
(24) Humanisme Intégral, o . c . p. 85.
(25) Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . pp. 99 — 102.
98
(26) Danilo Zolo — Cristian! e marxisti: confronto (33) Cfr. Religión et culture, o . c . p. 40.
fra due umanesimi — Testimonianze 69 — 70 (34) Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . p. 149. Cfr.
— Firenze, pp. 756 — 757. Humanisme Intégral, o . c . p. 169. Cfr. Pour
(27) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . p. 103. une philosophie de l'Histoire, o . c . pp. 121 —
122; 62.
(28) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 104
(35) Cfr. Humanisme Intégral, o . c . pp. 169 — 1 7 0 .
— 106.
Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . pp. 101; 10 — 11.
(29) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 49 (36) Cfr. La persona umana e il bene comune,
— 97; 67 — 70; 293 — 298. Cfr. Pour une
Philosophie de l'Histoire, o . c . pp. 62 — 64; o . c . pp. 33; 34.
72. (37) Cfr. Humanisme intégral, o . c . pp. 183 — 1 8 4 .
(30) Humanisme Intégral, o . c . pp. 134 — 1 3 5 . Cfr. (38) Cfr. L'Homme et l'Etat, o . c . pp. 69 y ss.
L'Homme et l'Etat, o . c . p. 146. (39) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 52
(31) Cfr. Persona e il Bene Comune, o . c . pp. y ss.
13; 21 — 3 3 ; 44. (40) Cfr. Religión et Culture, o . c . pp. 93 — 95.
13; 2 1 — 3 3 ; 44. Cfr. Pour une Philosophie Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 307;
de l'Histoire, o . c . , pp. 155 — 159; 165 — 169. 100 — 101.
(32) Cfr. L'Homme et l'Etat, pp. 100; 146. (41) Cfr. Le Paysan de la Garonne, o . c . pp. 121.