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SEMANA 2: LIDERAZGO Y TRABAJO EN EQUIPO

Entendemos el liderazgo como la “capacidad para ejercer poder sobre otras personas,
influir, normar, orientar, con el fin de guiarlas hacia objetivos organizacionales”. Esto
implica conocer diversas estrategias, saber comunicarnos de manera efectiva y ser
conscientes de la responsabilidad que implica liderar un grupo. Esta es la gran
diferencia entre un “jefe” y un “líder”: el comportamiento y las actitudes.
Las maneras de entender el liderazgo varían un poco según la fuente consultada.
Para un político, por ejemplo, sugiere persuasión; para un militar, obediencia y
cooperación; para un estratega, llevar a un grupo de la visión a lo concreto; y para un
empresario es tener seguidores dispuestos a colaborar y servir a sus objetivos. Sin
embargo, todos coinciden en que un “buen líder”:
a) Debe ser la cabeza del grupo, quien va adelante indicando el camino.
b) Debe ser creativo en sus planteamientos.
c) Debe predicar con el ejemplo.
d) Debe estar cercano a la gente, contribuir con el mensaje de unidad.
e) Debe ser perseverante, esforzarse por superar los problemas.
f) Debe velar por los intereses del grupo, siendo empático con ellos.
g) Debe ser la persona idónea en lo intelectual, moral y práctico.
h) Debe motivar al grupo a superarse y conseguir los objetivos planteados.
i) Debe tener autocontrol o dominio de sí mismo.
j) Debe tener los pies en la tierra, sus decisiones deben ser razonables.
k) Debe significar confianza y brindar un trato personalizado.

Para ser un líder no es necesario nacer con el don del liderazgo, ya que hay diversas
formas de aprender a serlo. De hecho, un buen líder no debe obviar tales estrategias,
debe asistir constantemente a seminarios o buscar la lectura de algún libro que lo
asesore. Estas técnicas van desde la conducción de equipos, la buena comunicación,
hasta el feed-back del grupo (momento donde se pide al grupo la opinión respecto del
líder, para ver qué estamos haciendo bien y qué debemos mejorar). Creer que
simplemente “se nace” líder sería obviar todas estas estrategias, no habría forma de
evaluar la efectividad del liderazgo y, por tanto, no se le entendería mucho como una
responsabilidad.
Otro tema abordado en el material es la diferencia entre un “jefe” y un “líder” de
que se habló un poco al comienzo. Mientras el jefe “manda u ordena”, el líder “guía y
orienta”. Mientras el jefe infunde “miedo y sumisión”, el líder produce “confianza y
contribuye al desarrollo personal de sus colaboradores”. Mientras el jefe ve
“problemas que debe castigar”, el líder busca “soluciones asertivas y aprendizaje de los
errores”. Mientras el jefe ve solo “empleados”, ignorando por completo la persona
humana detrás del uniforme, el líder ve “colaboradores”, personas humanas
integrantes de un equipo de trabajo. Y finalmente, -resulta obvio decirlo-, para el jefe
solo habrá “estabilidad sin crecimiento”, mientras que el líder propiciará el “desarrollo
integral de todos y del equipo en conjunto”. Tales diferencias resultan evidentes y es
importante conocerlas y tenerlas presente.

El último apartado del material nos habla sobre el liderazgo en el contexto de la


Enfermería. Y resulta importante hablar de esto porque habrá momentos difíciles en el
desarrollo de nuestra profesión, donde se nos exija el mayor autocontrol y manejo del
grupo. Una enfermera líder debe ser consciente de lo que implica su cargo. Debe guiar
al equipo en caso la situación del paciente se complique o torne crítica, evitando
confusiones y tomando los riesgos necesarios. Todo esto, sumado a su formación
humana, moral y académica, debe hacer que el trato brindado al paciente sea el más
óptimo y efectivo, el mejor de todos los posibles.

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