Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
así como al impacto del nuevo ciclo tecnológico en la economía mundial, una
visión necesaria para todo alumno de un MBA que desempeña, o va desempeñar,
funciones directivas. Para situar el análisis con rigor, debe tenerse en cuenta que es
posible que se tenga una percepción exagerada del impacto de la globalización en
la economía y los mercados para España. Este error puede llevar a dificultar el
análisis de los mercados en los que se comercializan los productos y servicios
españoles.
Esto se puede apreciar con claridad en el comercio de España con los países de la
UE. Mientras que como país vende una gran parte de los productos y servicios en
el mercado interno de la Unión Europea, las ventas a través del comercio
electrónico están en mínimos. Pero este fenómeno se reproduce en el resto de los
países de la UE. Como ejemplo, Zalando, la plataforma de comercio electrónico del
sector de la moda, con sede en Berlín, aun siendo líder en este mercado, es una
gran desconocida para la mayoría de los europeos.
Por ello, en 2015 la Comisión Europea puso en marcha la estrategia Mercado Único
Digital, que tiene como objetivo mejorar las ventas a través de plataformas
digitales entre los países de la UE. Sin duda, el desarrollo del Mercado Único Digital
(DSM en sus siglas en inglés), aporta nuevas oportunidades de crecimiento a las
empresas de Europa.
Los cambios producidos en los últimos años por la globalización, a nivel económico, social
o geopolítico, han afectado al modelo productivo en todos los niveles. La digitalización ha
facilitado la fragmentación de la producción entre cadenas mundiales de suministro, así
como la reubicación de las sedes de empresas multinacionales con fines tributarios que ha
perjudicado notablemente a los países europeos
La era digital ha promovido la aparición de nuevas tendencias y conceptos
relacionados con todos los sectores y ámbitos posibles, desde el social al
económico, el empresarial o el climático.
A la vez, está cambiando el reparto de la riqueza. Los informes de los últimos años
ponen de manifiesto el descenso, tanto de Europa como de Estados Unidos, en la
capacidad de consumo de sus clases medias con respecto a estas nuevas potencias.
Según el Banco Mundial, en su informe “Perspectivas económicas mundiales”
(Banco Mundial, 2018), en 2018 las economías avanzadas crecerán en torno al 2,2
%, mientras que en los mercados emergentes el crecimiento alcanzará el 4,5 %. En
el caso de los países de Asia Oriental y el Pacífico, el crecimiento en este mismo
año será del 6,2 %.
Desde el punto de vista de Europa, tres factores están impactando negativamente en sus
empresas: el aumento del peso de las tecnologías digitales en la producción de bienes y
servicios con poco desarrollo europeo; el mayor peso de la economía digital en el PIB
mundial frente a la economía tradicional y una nueva especialización productiva digital por
zonas geográficas, con una especialización por actividades con más valor añadido, más
tecnología y más innovación en productos y servicios digitales.
China lleva años desarrollando una alta especialización en la subcontratación de la
producción industrial. Un buen ejemplo es Foxconn, la multinacional con sede en la
provincia china de Taiwán. Fabrica móviles para Apple y Samsung, kindles para Amazon o
equipos para las grandes empresas de electrónica de Japón, con más de 1 millón de
trabajadores. En la actualidad, también China está cediendo en parte el papel de
manufactura con poco margen a otros países asiáticos para desarrollar nuevas industrias
con marcas propias globales, comprando empresas o desarrollando nuevas actividades
productivas en diversos sectores. Foxconn tiene más de 15.000 empleados dedicados a la
investigación para fabricar coches eléctricos y ha adquirido robots para sus fábricas,
sustituyendo a más de 60.000 trabajadores.
Sin duda, el poder económico se amplía desde EE. UU. hacia Asía-Pacifico. Esta
zona geográfica aglutina las primeras empresas tecnológicas globales, con
profundas implicaciones para la competitividad y el futuro de las empresas que
quedan fuera de su área de influencia y para las posibilidades de desarrollo para las
personas.
Sin embargo, no cabe adoptar una visión fatalista ante la digitalización. La peor
solución es no digitalizar o dejarlo para cuando la situación no tenga remedio. La
Unión Europea tiene un mercado de más de 500 millones de consumidores y un
modelo social que permite mantener altos niveles de estabilidad en una época de
fuertes incertidumbres. La solución no va a venir de la entrega del mercado
europeo a las grandes plataformas tecnológicas y la adaptación a sus reglas, como
propugnan algunos altavoces que se sitúan en la categoría de evangelistas
tecnológicos.
En España, la situación pasa por conseguir ser lo suficientemente competitivos en
los sectores donde existe una demanda en el mercado interior de la Unión Europea
y en mercados exteriores con acceso. La única salida con futuro pasa por
transformar digitalmente el tejido de las empresas tradicionales, que generan más
del 90 % del PIB y del empleo. Esto supone saber aplicar las últimas tendencias de
tecnologías digitales, innovar en productos y servicios digitales y desarrollar nuevos
modelos de negocio.
Por otra parte, los efectos de la digitalización en el futuro del trabajo se van a ver
intensificados en los próximos años. El Foro Económico Mundial, también llamado
Foro de Davos, definió en 2017 cómo la cuarta Revolución Industrial va a impactar
en el trabajo. Alemania, Austria y España serán los tres países miembros de la
OCDE más afectados por la automatización, que puede suponer en España hasta el
12 % del empleo.
El mapa de la figura 2.2., diferente a los editados en Europa, refleja una visión del
área del mundo donde el centro del mismo se ha desplazado del Atlántico al
Pacífico.
El sector industrial, a nivel global, ha duplicado su aportación al PIB mundial entre el año
2000 y el 2014. Se fabrica más, se producen más cosas como dispositivos digitales, pero se
hace fuera de Europa. Tal como indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), para conseguir un desarrollo continuado de los países es necesaria
una presencia del sector industrial que alcance al menos el 20 % del PIB, que demande e
impulse los servicios avanzados. Para ello, haría falta revertir la deslocalización de la
industria europea o desarrollar nuevas industrias basadas en el modelo de Industria 4.0.
Uno de los posibles efectos de esta innovación tecnológica es la localización de las fábricas
más cerca del consumidor, para ofrecerle productos más personalizados. Los nuevos
procesos productivos digitales ofrecen soluciones para mejorar la productividad, la
competitividad y la sostenibilidad de la industria, disminuyendo, al mismo tiempo, el
tamaño de las empresas. Esto supone una gran oportunidad para alcanzar un sistema
productivo más razonable y sostenible en el que una gran parte de la producción pueda
llevarse a cabo en las zonas más desarrolladas, aquellas en las que esos mismos productos
van a ser consumidos.
Esta nueva localización geográfica se beneficiaría de menores costes logísticos que supone
una mayor facilidad de acceso a las materias primas, los recursos humanos, la energía, el
talento y la innovación disponibles en una región. Este modelo de producción de
proximidad ya se está notando en aquellas empresas cuyo nivel de automatización les
permite una fabricación más flexible y personalizada, que precisa de un uso intensivo de la
tecnología y la innovación.
Lo realmente relevante es que uno de cada cinco personas del planeta tiene un
dispositivo móvil recientemente actualizado que le permite programar y gestionar
en movilidad cualquier producto digital que pueda adquirir. Las previsiones indican
que, en menos de 10 años, el 50 % de la población mundial tendrá un teléfono
inteligente.
Si bien no existe una clasificación como categoría estadística del conjunto de
productos digitales, en algunos casos ya se dispone de datos directos del
crecimiento de algunos productos específicos. Por ejemplo, el informe Perspectivas
y políticas mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI), de abril de 2018,
recoge el aumento de la participación de Asia en el mercado de artículos
electrónicos de consumo, como ordenadores para automóviles, electrodomésticos
inteligentes y dispositivos portátiles.
Las empresas que se dirigen a cualquiera de estos dos tipos de mercados, o a los
dos a la vez, igual que las empresas tradicionales, tienen la necesidad de identificar
sus mercados digitales y desarrollar una estrategia comercial hacia ellos. El acceso a
los mercados digitales hace necesario lograr una cobertura suficiente que requiere
inversiones significativas en marketing, comerciales, distribución y satisfacción de
los clientes.
El uso de una web, las redes sociales o el marketing de buscadores por parte de
una empresa no supone una garantía de ventas. Cada vez más se ha ido
trasladando a estos canales una gran parte de la inversión en marketing de las
grandes compañías, incorporando personal especializado, implantando
aplicaciones de CRM Social, desarrollando contenidos audiovisuales y contratando
agencias de medios para el desarrollo de sus campañas. Esta tendencia, que se ha
incrementado notablemente en muy pocos años, ha aumentado los costes de todo
tipo en la lucha por la atención de los consumidores en los medios de Internet.
Si bien sigue siendo cierto que con una inversión menor se puede llegar a más
público, se debe ser objetivo en las apreciaciones sobre el comercio electrónico en
España, todavía con un índice de penetración bajo. Por ejemplo, se debe tener en
cuenta la diferencia entre internautas (32,1 mill.), un 81,7 % de la población
española mayor de 15 años, frente a internautas compradores (21,2 mill.), con un
gasto medio de 1. 198 € según el estudio sobre el comercio electrónico B2C en
España 2016 de ONTSI.
Por tanto, las empresas digitales necesitan una elección adecuada de los mercados
o segmentos de mercado digitales en los que se pueden obtener mejores
resultados de la inversión.
El punto de partida es entender que los mercados físicos y digitales funcionan con
distintas lógicas y que, incluso en el comercio electrónico, las fronteras como el
idioma, la moneda, la aplicación de diferentes precios, el marketing y el servicio y
experiencia del cliente tienen una gran importancia.
Analicemos está situación en el caso de la Unión Europea: la UE es una historia de
éxito a nivel del comercio físico entre los países miembros de la misma. Tomando
como ejemplo las empresas radicadas en España, estas tienen como primer
mercado el propio. En 2017, el 77 % del producto interior bruto se consumió en el
mercado nacional. La capacidad de exportar supone el 23 % del PIB, un porcentaje
por detrás de otros países de importancia económica similar, aunque está
aumentando en los últimos años.
Esta situación viene a demostrar otra vez que, para tener éxito comercial en los
mercados externos, primero es necesario tenerlo en el propio país. Siguiendo con
el ejemplo de España, el bajo nivel del comercio digital es un hándicap más para el
aprendizaje de las empresas españolas, lo que a la vez dificulta su desarrollo en
otros mercados digitales. A la vez, la figura 2.7 indica que las pequeñas empresas
alcanzan un alto porcentaje de las ventas, o lo que es lo mismo, están siendo más
innovadoras que las grandes empresas.
El análisis de los datos indica que, a diferencia del mercado del comercio
tradicional, el dominio del mercado del comercio electrónico corresponde a una
empresa de fuera de la UE, Amazon. Ni las empresas del Reino Unido, el país con
mayor penetración del comercio electrónico a nivel mundial, aún dentro de la UE,
ni las de Alemania han conseguido una penetración importante en los mayores
países de la Unión. Zalando, la plataforma de comercio electrónico del sector de la
moda, con sede en Berlín, aun siendo la líder en el mercado, es una gran
desconocida para la gran mayoría de los consumidores europeos.
Amazon, que llego a España el 15 de septiembre de 2011, en 2018 es, sin duda, el
líder en el comercio electrónico. Cuenta con 11 centros de distribución altamente
automatizados y tiene aproximadamente 2.000 empleos, la gran mayoría de baja
cualificación.
En este sector no cabe otra solución: las empresas del ecosistema del retail utilicen
benchmarking con Amazon como herramienta de referencia de sus mejores
prácticas, y las empresas de tecnología dirigidas a su sector integren startups,
deben dotar de agilidad a sus actividades y aplicar su conocimiento de los clientes
para competir. A la vez, deben cambiar su cultura organizativa, desarrollar el
talento de sus empleados y evitar el “taylorismo” con dispositivos tecnológicos,
para convertir a sus empleados en embajadores de su marca ante los clientes.
Todo lo anterior no debe hacer olvidar las diferencias entre países. Por ejemplo, en
Europa el uso de los cajeros electrónicos y la banca digital a través del móvil van
ganando terreno y, como resultado, se está reduciendo drásticamente el número
de oficinas; mientras que en muchos países de Latinoamérica la penetración de la
banca digital es menor y en las oficinas todavía hay colas para retirar o ingresar
dinero.
A la vez, también está presente el fenómeno de la glocalización.
La globalización pretende avanzar hacia un mercado único aprovechándose del
desarrollo de la tecnología en los procesos productivos y de la logística
internacional. En contraposición a ello, la glocalización “localiza” esa globalidad. En
el ámbito cultural, la glocalización supone la diferenciación regional en base a las
creencias y tradiciones de cada pueblo, en contraposición a la supresión de
fronteras económicas, políticas y culturales propuesta por la globalización. Esta
localización supone una serie de barreras culturales generadas por aquellas
personas que dan preferencia a sus costumbres y tradiciones ante la globalización.
Como indica la figura 2.7, los estudios e informes que desde la UE vienen
produciéndose coinciden en la identificación de los retos que llamarán a la puerta
de los europeos en el futuro más inmediato. Son los siguientes:
Europa combina los extremos demográficos de una esperanza de vida muy elevada
y una tasa de fertilidad muy reducida. En la mayoría de los estados miembros de la
UE, la esperanza de vida (en la actualidad, un promedio de 75 años para los
hombres y 82 para las mujeres) aumentará otros 15 o 20 años en el transcurso de
este siglo. Considerando que cada mujer da a luz una media de 1,5 hijos y que
cada vez más mujeres renuncian por completo a tener hijos, la población de
Europa envejece y su fuerza de trabajo nativa desciende.
El reto para la UE pasa por dos frentes: aumentar la participación de las mujeres en
la población activa y establecer políticas de migración y de integración para los
migrantes extranjeros que decidan quedarse en Europa.
Para conseguir estos objetivos, la Agenda establece una estrategia que se rige por
tres pilares básicos (Comisión Europea, 2010):
La Agenda Digital Europea determina la necesidad de hacer uso de las TIC como
principal medida de estímulo para potenciar el crecimiento de la economía dentro
de la Unión Europea. La Agenda señala una serie de ámbitos de actuación en el
marco de las TIC, entre las que se encuentra la creación de un Mercado Único
Digital.
En 2013, el Consejo Europeo señaló que “una economía digital fuerte resulta vital para el
crecimiento y la competitividad europea en un mundo globalizado”. Por ello, ha de hacerse
todo lo posible para que la industria europea recupere el impulso en el sector de los
productos y servicios digitales. Urge crear un mercado único integrado en materia digital y
de telecomunicaciones que aporte beneficios a los consumidores y a las empresas. Dentro
de su estrategia de crecimiento, Europa debe potenciar la innovación basada en los datos
y la tecnología digital en todos los sectores de la economía. Debe prestarse especial
atención a apoyar la reducción de la fractura digital entre los estados miembros (Consejo
Europeo, 2013).
En el año 2016, el Parlamento aprobó la resolución “Hacia un Acta del Mercado Único
Digital”, en el que pide a la Comisión que ponga fin “a las prácticas de bloqueo geográfico
injustificadas, mejore el acceso de los consumidores de la Unión a los bienes y los
servicios, garantice un nivel de protección equivalente y preparado para el futuro, con
independencia de si se adquieren contenidos digitales en línea o fuera de línea, que
busque soluciones innovadoras para la paquetería transfronteriza a fin de mejorar los
servicios y reducir los costes, que elimine las barreras para las pymes, las empresas de
nueva creación y las empresas en fase de expansión y que aproveche las oportunidades
que brindan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, tales como los
macro datos, la computación en la nube, el Internet de las cosas y la impresión 3D”.
El Mercado Único Digital trata de minimizar los aspectos técnicos y jurídicos que
limitan en la actualidad el libre movimiento de capitales, productos y servicios
digitales, al tiempo que garantiza el acceso, en condiciones de igualdad y
seguridad, de todos los ciudadanos, independientemente de su nacionalidad o su
lugar de residencia. Consiste, fundamentalmente, “en eliminar las barreras
nacionales a las transacciones efectuadas en línea” para aumentar la prosperidad
económica de Europa.
Adecuación de la normativa actual al nuevo escenario digital para favorecer el acceso a los
contenidos en un mercado más justo y sostenible para los creadores.
Con el fin de medir los avances del Mercado Único Digital (Digital Single Market,
DSM) y potenciar el proceso de transformación en Europa en su camino hacia una
economía y una sociedad digitalizadas, se ha creado una herramienta en línea, el
Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI), constituido a partir de cinco
indicadores de las políticas digitales europeas, lo que permite tener una visión de
conjunto sobre la situación de cada uno de los estados miembros. Los resultados
se determinan a través de una serie de indicadores que miden asuntos como el
desarrollo de la banda ancha, las actividades en Internet, el gobierno electrónico, la
investigación y la innovación o la implementación de las TIC.
Capital Humano Habilidades digitales de los ciudadanos que les capacitan para utilizar
Internet y las tecnologías de forma apropiada, aprovechando todas las posibilidades que
ofrece dentro de una sociedad digital. Tiene dos subdivisiones: "Habilidades básicas y de
uso” y “Habilidades avanzadas y desarrollo”.
Uso de internet Capacidad de los usuarios para obtener contenido en línea a través de
banda ancha, para comunicarse e interactuar a través de Internet y las redes sociales, o
para realizar operaciones bancarias o comparar productos y servicios. Posee dos
subdivisiones: “Comunicación” y “Transacciones”.
Integración de tecnología digital Nivel de digitalización de las empresas como medio para
aumentar la eficiencia, reducir costos y favorecer el crecimiento económico de los
negocios. Tiene dos subdivisiones: “Digitalización” y “e-Commerce”
Uno de los principales retos del Ministerio es darle un nuevo impulso a la Agenda Digital
para España (estrategia aprobada en febrero de 2013 para desarrollar la economía y la
sociedad digital). Los objetivos de la nueva fase deben estar alineados con las propuestas
estratégicas del Mercado Único Digital Europeo.
El término economía colaborativa, que nació en los años de la última gran crisis
financiera, fue muy bien recibido socialmente. Ello ha permitido reforzar el discurso
de bondad infinita hacia la humanidad, que ya venían practicando como estrategia
de marketing emocional las empresas disruptivas, por parte de empresas como
Airbnb o UBER, que se han apropiado del mismo.
Pero tampoco cabe como respuesta la queja inmovilista. Sin duda, la actitud en
cualquier sector, amenazado o no por la disrupción, debe ser aprovechar la
digitalización para innovar en productos o servicios para los clientes y evitar la
brecha entre clientes digitales y empresa.
Si las personas son capaces de ser digitales, también pueden incorporar en las empresas
una mentalidad y una cultura digital que haga posible, a directivos y empleados, compartir
los objetivos de la transformación digital para entender lo que quieren los nuevos clientes
digitales, el papel de la tecnología en los procesos de innovación digital de productos y
servicios y el desarrollo de nuevos modelos de negocio.
Las competencias digitales de las personas están por delante de la capacidad tecnológica
de las empresas. Esta brecha entre ser digital en lo personal y como clientes y analógicos
en lo empresarial hace evidente que no estamos aprovechando la capacidad de los
empleados para avanzar en la digitalización de las empresas. La falta de mentalidad digital
en el seno de nuestras empresas se está convirtiendo en un inhibidor de la transformación
digital.
En el sector de la banca (el ejemplo del BBVA y otros bancos) han optado por utilizar los
avances en materia de tecnología Fintech con una posición proactiva, lo que les ha
permitido situarse como un referente mundial. Sus directivos son plenamente conscientes
de las amenazas de las plataformas digitales y han comenzado a actuar comprando
la startup Fintech para desarrollar servicios de banca digital y han integrado empresas
de Big Data. Trabajan una nueva organización colaborativa y una cultura digital en los
empleados, y saben crecer en los países que ofrecen más oportunidades para ellos. Atienden
el corto plazo para que sus resultados positivos les permitan seguir invirtiendo en el futuro
digital.
Amazon se inició con la venta de libros y es, por lo tanto, donde se puede valorar el
impacto en un periodo más amplio. En 2017, en Gran Bretaña, Amazon ya
alcanzaba el 90 % de las ventas de libros electrónicos y el 60 % de las ventas de
libros físicos. En el mismo año, en España realizaba cerca del 60 % de las ventas de
libros virtuales y el 30 % de físicos.
Este control del mercado por Amazon ha afectado negativamente tanto al sector
editorial como al de distribución de libros, y la convicción de que las empresas
disruptivas son poseedoras de todas las ventajas y las tradicionales solo tiene
amenazas parece haberse instalado en el sector. Sin embargo, un análisis de
algunos casos puede llevarnos a conclusiones diferentes.
Casa del Libro ha cerrado su céntrica sede en la Gran Vía de Madrid, pero no
porque cese en su actividad, sino porque está ejecutando una reforma de sus
instalaciones para volver con "una imagen completamente renovada, apostando
por un concepto más moderno, pero manteniendo la identidad de Casa del Libro".
Según ha informado la cadena, este establecimiento se convertirá "en el local más
actual y representativo de la nueva imagen de la marca”. La apuesta de mejorar su
sede física más emblemática se une al desarrollo, desde hace años, del comercio
electrónico para avanzar a un entorno de omnicanalidad.
Sin duda, poder potenciar como escaparate su presencia física en la Gran Vía, en la
que se está limitando el tráfico, su conocimiento y especialización en el negocio del
libro, un personal formado que contribuye a una buena experiencia de compra
física, así como una plataforma de comercio electrónico razonable y la posibilidad
de recoger libros adquiridos por comercio electrónico, en un buen número de
tiendas repartidas por diferentes ciudades en un entorno de omnicanalidad, hacen
de esta empresa una de las marcas con futuro del sector.
La innovación digital, hoy en día, es un aspecto fundamental que, en la gran mayoría de los
casos, pasa por la hibridación de productos físicos con tecnología digital y añadiendo
servicios por medio de la servificación. Todo ello debe llevar al cambio en los modelos de
negocio para generar ingresos recurrentes.
Es evidente la necesidad de líderes con mentalidad digital que, sin necesidad de ser
tecnólogos, tengan un buen conocimiento general acerca de la tecnología digital y estén al
día con las últimas innovaciones y cómo afectan al núcleo de sus servicios y productos, sus
procesos y su modelo de negocio. Que comprendan cómo una nueva tecnología puede
convertirse en una ventaja competitiva para las empresas que la incorporan y, en cambio,
puede destruir a las empresas que no son capaces de adoptarla.
eres que sepan identificar las amenazas de las empresas disruptivas como los principales
factores que influyen, a nivel competitivo, por su capacidad de crear nuevos productos y
servicios con componentes digitales demandados por clientes digitales, desarrollar nuevos
mercados y convertirse en monopolios que eliminan a las empresas de los sectores
tradicionales.
DISRUPCION DIGITAL
Es una entrada nueva en uno o varios sectores, realizada por actores externos, que
supone una rotura o interrupción brusca, con una estrategia de:
Desarrollo de productos y servicios disruptivos dirigidos a clientes digitales
Uso de plataformas tecnológicas que buscan el monopolio global.
Rápida implantación por su condición de nativos digitales sin herencias de
tecnologías, procesos y personas.
Búsqueda de los vacíos legales para evitar impuestos y la regulación laboral.
Estos son algunos de los factores que están impactando negativamente en las
empresas europeas, que por el momento no han conseguido encontrar el espacio
adecuado. Parece evidente que un mejor conocimiento y análisis por parte de los
directivos de los mercados digitales europeos, incluido el Mercado Único Digital
(DSM), puede aportar una mayor capacidad de crecimiento a las empresas
europeas.
Como se ha analizado con La Casa del Libro, las empresas tradicionales de los
servicios también tienen importantes ventajas. El viaje de las empresas físicas a un
entorno de omnicanalidad puede requerir menos inversiones que las que requiere
el viaje desde las plataformas de comercio electrónico hacia las tiendas físicas.
Jeffrey Immelt, CEO de General Electric, como cuenta él mismo, llevó a cabo la
conversión de un conglomerado tradicional que incluía empresas industriales de
bajo crecimiento, servicios de financieros, entretenimiento o electrodomésticos
grandes, a una empresa impulsada por la tecnología y posicionada para el futuro.
Un período de 16 años donde tomo grandes decisiones para crear valor a largo
plazo y durante el que GE ha experimentado el cambio más radical de su historia.
Las lecciones que Jeffrey Immelt saca de este período, el que considera el más
difícil como directivo, son siete:
PRIMERA Liderar de manera disciplinada y enfocada para trabajar con un punto de vista
que conecte todos los puntos de la organización.
TERCERA Lograr que las personas de tu organización vean el cambio como existencial.
SEPTIMA Buscar nuevos tipos de talento, una nueva cultura y nuevas formas de hacer las
cosas. Contratar nuevos gerentes y personas de todas las funciones, en todos los niveles y
en todos los países.
Innovación
Innovación para impulsar el crecimiento orgánico en productos limpios y de bajo
consumo de energía que requirieron grandes inversiones en nuevas competencias
tecnológicas.
Globalización
Organización
Organización; una planificación estratégica de la gestión del talento, el desarrollo
de las competencias necesarias para desarrollar la nueva estrategia digital
industrial, la utilización de la analítica de personas y modelos predictivos en la
gestión y una organización menos jerárquica y más ágil.
En septiembre de 2015, GE reunió todas las competencias digitales y analíticas de toda la
empresa en una sola organización, GE Digital, para seguir en el camino de la
transformación. Algunos consideran a la nueva GE como una startup con 125 años, por ser
una empresa que está definiendo los usos de internet de las cosas – IoT, la fabricación
aditiva-3D en la industria, y que tiene, además, el objetivo de ser una de las diez mejores
compañías de software para 2020.
Entender la implantación de la arquitectura empresarial (EA) como una de las formas de
conseguir definir el conjunto de directrices estratégicas a aplicar en el desarrollo de la
integración de los datos y la tecnología en la empresa digital.
Identificar la necesidad de integración de los datos y las funciones de gestión que se
deben realizar para aprovechar el valor de los mismos.
Identificar la importancia de la analítica en la empresa digital y los distintos modelos de
análisis que se utilizan para hacer posible la toma de decisiones basada en la información.
Evaluar la aportación de los sistemas de inteligencia de negocio o Business Intelligence.
Conocer las características tecnológicas de software y hardware de las plataformas
digitales, y las ventajas que aportan como servicio tanto para la realización del trabajo de
los empleados como para generar experiencias consistentes en los usuarios de la empresa y
desarrollar su estrategia digital.
Identificar los posibles usos de las plataformas tecnológicas especializadas, y los
diferentes servicios que pueden realizar, a partir de las plataformas de servicios a las Smart
Cities.
En la medida en que las empresas se han vuelto más complejas y han hecho un uso más
extendido de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), se fue haciendo
más necesario el establecimiento de directrices para la implantación y gobierno de las TIC.
×
Las posteriores evoluciones dieron lugar al concepto de arquitectura empresarial, una
disciplina que se apoya en los modelos de gestión, la teoría organizacional y la teoría de
sistemas, con un peso importante en los diferentes campos de la informática: los sistemas
de información, la seguridad, la arquitectura orientada a servicios o la arquitectura de
datos, entre otros.
Las empresas en el camino hacia empresas digitales deben ser capaces de percibir y
responder a los cambios tecnológicos con más rapidez, lo que a la vez les obliga a una
actualización constante de las de tecnologías.
Las tendencias previstas para los próximos años por analistas como Gartner anuncian
grandes crecimientos, de hasta el 50% en el 2025, en inversión en tecnología por parte de
las empresas.
Describir la estructura organizacional (que incluye los actores, roles, funciones, servicios y
procesos), los sistemas de planificación y control, el gobierno y los procedimientos del
entorno empresarial. Se define a partir del plan estratégico de la empresa, los planes de los
departamentos y los indicadores de gestión o KPIs.
Los procesos de negocio pueden estar relacionados con un área funcional
específica, por ejemplo, el departamento de marketing, pero, cada vez más, los
procesos de negocio cruzan diferentes áreas funcionales, en diferentes ubicaciones
físicas y contribuyen a su desarrollo de forma externa los colaboradores del
ecosistema.
Toyota, desde sus inicios, ha relacionado con éxito los procesos de negocio con
toda su arquitectura empresarial. Sus procesos de administración de pedidos, que
permite pronosticar la demanda, hacen posible fabricar Just in Time, reducir sus
inventarios y eliminar los costes de almacenamiento de vehículos, con lo cual
puede ofrecer a los clientes los productos que desean y a un menor precio, que
son los elementos que caracterizan su modelo de negocio. Actualmente, la
trasformación digital en el sector del automóvil, como el coche eléctrico y
conectado o el desarrollo del coche autónomo, está cambiando sus procesos de
negocio.
Es de vital importancia para las empresas entender los mercados digitales, usando
este término en dos sentidos: para identificar el canal comercial utilizado (el
comercio electrónico) y para señalar un nuevo mercado de consumidores de
productos y servicios digitales, más propensos a la adquisición de productos o
servicios diferenciados e innovadores que incorporan tecnologías digitales. La
capacidad de diferenciación que van a aportar los productos digitales en los
próximos años va a hacer que el producto ocupe un papel relevante en la
estrategia digital.
Por otro lado, el viaje de las empresas físicas a un entorno de omnicanalidad puede
requerir menos inversiones que las que requiere el viaje desde las plataformas de
comercio electrónico hacia las tiendas físicas. La gran mayoría de las empresas
tradicionales, después de varios años de amenaza disruptiva, todavía no han
iniciado la transformación digital. A la vez, una gran parte de las empresas que han
iniciado el proceso de transformación digital actuaron sobre todo en el campo
del marketing, convirtiendo la estrategia de la empresa en la estrategia digital.
Una clasificación de las tecnologías emergentes en tres grupos facilita entender sus
funciones principales y sus posibles usos dentro de la transformación digital de las
empresas. El primer grupo lo forman las tecnologías facilitadoras de las actividades
de la empresa en general. El segundo grupo tiene una utilidad más directa en la
innovación y desarrollo de productos y servicios digitales. Las del tercer grupo no
son en sí mismas una tecnología, sino que representan conceptos tecnológicos que
implican el uso de un buen número de tecnologías emergentes.
El estudio de estas tecnologías permite obtener una visión global del momento
actual de innovación tecnológica. Todas ellas confluyen en un mismo momento,
suponiendo una gran oportunidad, y al mismo tiempo una gran complejidad, para
la transformación de un gran número de empresas tradicionales en digitales.