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BASES CONCEPTUALES
Y METODOLÓGICAS
Copyright © 2015. McGraw-Hill España. All rights reserved.
Alcover, de la Hera, Carlos María, et al. Introducción a la psicología del trabajo (2a. ed.), McGraw-Hill España, 2015. ProQuest Ebook Central,
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DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
E HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
“La vía correcta de la investigación consiste, pues, en formar los pensamientos a partir
de una definición dada; y resultará tanto más fácil y eficaz, cuanto mejor hayamos definido
una cosa”.
Baruch Spinoza,
“Tratado de la reforma del entendimiento
y del camino por el que mejor se dirige
al verdadero conocimiento de las cosas”
[Opera posthuma].
El papel crucial de la Psicología es arrojar luz sobre los procesos sociales subyacentes
a la creación de diferentes formas de relaciones laborales y sobre los métodos por los cuales
las variedades se mantienen constantes y cambian”.
1.1. Introducción
Para estar en condiciones de entender el presente de cualquier disciplina científica, fenómeno social
o actividad humana, resulta necesario conocer el pasado: cuál fue su origen, cómo se ha desarrollado
a lo largo del tiempo y qué factores han influido más directamente en la configuración actual de
tal ciencia, fenómeno o actividad. Aunque esta premisa puede parecer obvia, los responsables de la
enseñanza no siempre la cumplen, ya sea en sus clases, ya sea en los textos dirigidos a la formación de
los estudiantes. Por una parte, suele ser habitual encontrarse con descripciones de los conocimientos
sobre cualquier campo o disciplina relacionados en este caso con las ciencias sociales como si
estuvieran demostrados y aceptados sin ningún género de dudas, como si fueran definitivos, como
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“La ciencia siempre ha sido una institución social, incluida en la sociedad más amplia de su tiempo y lugar. Los
científicos siempre han sido ciudadanos, consumidores, productores, propietarios, empleadores, padres, profesores,
creyentes e, incluso a veces, guerreros. No tiene sentido suponer que se puedan reunir esas personas en comunidades
científicas para producir conocimiento que esté completamente incontaminado de los intereses colectivos y valores
culturales que guían y conforman sus vidas no científicas” (Ziman, 1998, p. 165).
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4 Introducción a la Psicología del Trabajo
Ambos planteamientos suelen ir unidos, explícita o implícitamente, y aunque los ejemplos serían
innumerables, uno solo puede resultar suficientemente ilustrativo.
Imagínese el lector que en lugar de encontrarse en los primeros años del siglo XXI comenzando a
estudiar una materia denominada Psicología del Trabajo lo estuviera haciendo unos noventa años antes.
En los textos que manejara se encontraría fundamentalmente con las teorías de un tal Frederick Taylor,
de quien se afirmaría que había desarrollado de manera científica unos métodos de organización del
trabajo de una eficacia hasta entonces desconocida en la industria. El lector sacaría la conclusión de
que, por fin, gracias a la razón humana y a la utilización del método científico, el progreso social
estaba garantizado, la eficacia en la ejecución del trabajo sería solo una cuestión de planificación y
de control por parte de expertos y el bienestar material se incrementaría para todos los miembros de
la sociedad en un mundo perfectamente ordenado y predecible. Si ahora el lector vuelve al presente,
se encontraría que en los libros relacionados con la Psicología del Trabajo se sigue mencionando a
Taylor, si bien de manera en general bastante crítica, cuando no abiertamente peyorativa. El paciente
lector, en ocasiones incluso inducido por los propios autores, sacaría la conclusión de que, claro,
un siglo antes los científicos eran más ingenuos, no tenían los medios de los que disponen ahora
y, como la ciencia sigue una evolución o progresión lineal, donde los avances se van acumulando,
siempre se sabe más en el presente que en el pasado, por lo que ahora sí sabemos cómo funciona la
cosa. Con todo el respeto que merece el lector, hay que señalarle que quizá esté cometiendo un error
de interpretación muy común en el pensamiento humano, o al menos en el pensamiento occidental,
que consiste en la tendencia a considerar que el tiempo y los logros humanos siguen una trayectoria
lineal y que en cada momento se supera o se mejora lo anterior, o que se descubre lo que hasta ahora
permanecía ignorado o desconocido. Aunque le pese, es aconsejable que el lector, si no lo ha hecho
ya, abandone esa creencia y sea consciente de que, efectivamente, las cosas cambian, pero no siempre
siguiendo esa dirección única hacia delante.
El ejemplo continúa para ilustrar ese aspecto de la ciencia que se señalaba al comienzo y que
es muy importante tener presente: el conocimiento es histórico, es decir, las condiciones de cada
época influyen en qué tipo de teorías se formulan, en qué métodos e instrumentos se utilizan, en qué
explicaciones se dan a los hechos y en qué problemas o fenómenos se seleccionan para su investigación.
Volviendo al ejemplo; si las teorías de Taylor formuladas a comienzos del siglo XX acerca de la
organización del trabajo tenían una determinada orientación o ciertas características (como su excesiva
racionalidad o su v isión mecánica, según la cual el trabajo humano podía organizarse como una
perfecta maquinaria donde cada causa producía un efecto -por ejemplo, con determinados giros de la
muñeca realizados en tres segundos teniendo en la mano una llave inglesa, se logra apretar una tuerca
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con la fuerza exacta que se requiere-), se debía en gran medida al espíritu de la época, es decir, a una
serie de valores y creencias compartidos socialmente que actuaban como base, a menudo no explícita
o no consciente, para el pensamiento de los científicos, de manera que estos producían y construían
el conocimiento que la época demandaba o necesitaba y con el que lograba un doble objetivo: asentar
aún más esos valores y creencias y justificar su bondad. Por si lo anterior no resulta suficientemente
convincente, se puede añadir que, en la actualidad, en esta época en la que el mundo del trabajo vuelve
a parecerse en muchos aspectos esenciales al que existió a finales del siglo XIX y comienzos del XX,
el taylorismo -sus fundamentos, su orientación, su filosofía - está volviendo a los lugares de trabajo
disfrazado bajo los vistosos ropajes de las tecnologías de la información y de la comunicación, de
métodos de producción modernos y de prácticas de trabajo en equipo, demostrándose así que lo que
parecía superado como una cosa del pasado en realidad vuelve (evidentemente, con otra apariencia)
cuando las condiciones sociales, políticas, económicas, culturales o ideológicas lo exigen.
Lo anterior pone de manifiesto que tanto la Psicología, sea cual sea la rama que se estudie, como
el trabajo son conceptos (que conllevan a su vez una serie de contenidos) absolutamente situados en
un contexto, es decir, que lo que se entiende hoy por trabajo (o lo que entienden por él personas de
diferentes generaciones) no tiene mucho que ver con la forma en que se concebía hace solo medio
siglo; por ejemplo, el trabajo asalariado, modelo predominante en las sociedades industriales durante
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 5
buena parte del siglo XX, muy probablemente disminuirá de manera drástica, si no desaparecerá, en
las próximas décadas, volviendo quizá las formas de trabajar a ser muy similares a las que se daban
hacia el último tercio del siglo XIX. Si esto es así, ¿dónde está el progreso? Quizá esta palabra haya
que ponerla entre paréntesis, al menos mientras dure la lectura de este libro, y utilizar en su lugar
términos como cambio, transformación o mutación.
Este primer capítulo de introducción a la Psicología del Trabajo tratará de presentar elementos
conceptuales básicos para la ubicación y la comprensión de la disciplina. Así, comenzará con un
breve apartado en el que se incluye la definición de la Psicología como ciencia marco, las principales
dimensiones utilizadas en el análisis de sus objetos de estudio, el papel del contexto en la explicación
del comportamiento humano y sus principales áreas o campos específicos. A continuación, se presenta
el estudio del comportamiento laboral a través de una breve visión histórica y del análisis del carácter
psicosocial de la actividad laboral. En tercer lugar, se presentará la propia conceptualización de la
Psicología del Trabajo, su evolución histórica, su definición y sus principales áreas temáticas. A
continuación se analizarán sus objetivos, en la doble vertiente de investigación básica y aplicada.
Por último, el capítulo se centrará en la contextualización de la Psicología del Trabajo en el marco
de las relaciones laborales.
• La distinción entre trabajo y empleo, así como la consideración del carácter psicosocial de la
actividad laboral.
• El papel desempeñado por la Psicología del Trabajo en el campo de las relaciones laborales y
en el estudio del mundo del trabajo.
misma. En el momento (imposible de fijar con exactitud) de la historia evolutiva de la especie que ha
acabado denominándose Homo Sapiens en que ese ser fue capaz de tomar conciencia de sí mismo
-de sus pensamientos, de sus emociones, de sus acciones-, se puede decir que tiene su origen el
conocimiento del comportamiento humano en su sentido más amplio.
Durante los miles de años en que transcurre su evolución pocos datos han quedado de los avances
producidos en ese conocimiento. No es hasta la aparición de la pintura y la escultura como lenguajes
simbólicos y, fundamentalmente, de la escritura cuando se cuenta con la información suficiente
para hacer interpretaciones acerca de lo que sabían o pensaban de sí mismos los seres humanos, un
periodo de tiempo muy breve si se compara con el proceso evolutivo general. A partir de los vestigios
de los que se dispone de estas culturas o sociedades donde la pintura, la escultura y la escritura se
convierten en vehículos habituales de expresión, se pueden rastrear las teorías formuladas y las
evidencias acumuladas por los seres humanos acerca de su naturaleza o su condición. En esas épocas,
la filosofía, la ciencia, la literatura y la religión se encontraban estrechamente unidas, de una manera
que nada tiene que ver con lo que se entiende hoy por esos conocimientos, cuya diferenciación para
quienes viven en el siglo XXI resulta aceptada y evidente.
Así, se considera que las aportaciones sobre el comportamiento humano realizadas desde los
tiempos de los filósofos presocráticos y durante la Grecia Clásica, el periodo helenístico y la larga
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6 Introducción a la Psicología del Trabajo
época que en Occidente se denomina como Edad Media 2 , al estar fuertemente marcadas por las
influencias de la mitología y del pensamiento religioso y no por el contexto de una reflexión natural
sobre el hombre, difícilmente hubieran sido capaces de elaborar una verdadera concepción científica
del comportamiento humano. No es sino hasta el periodo conocido como el Renacimiento europeo
(a partir, aproximadamente, de finales del siglo XIV y comienzos del XV) cuando los nuevos modos
de pensar, sentir y hacer comienzan a socavar los cimientos del orden y de los modelos explicativos
anteriores y a sentar las bases de una forma de conocer que sitúa al hombre (y no a los dioses o a sus
revelaciones) en el centro, y cuya actividad intelectual es el único origen de un conocimiento cierto3.
No obstante, aún tuvieron que transcurrir varios siglos más hasta que la Psicología como
disciplina científica se independizara de otros saberes, en especial de la Filosofía, y se pueda hablar
de una ciencia con identidad propia. Suele situarse en torno al último tercio del siglo XIX la fecha de
nacimiento de la Psicología en un sentido muy similar al que tiene hoy día, una historia que a pesar
de su indudable interés no se puede incluir aquí. En este apartado simplemente se tratará de ofrecer su
definición, su objeto de estudio y las dimensiones utilizadas para ello, la consideración del contexto
en la comprensión del comportamiento, para finalizar con una visión de los principales campos o
ramas que pueden diferenciarse dentro de ella.
El pensamiento crítico:
una herramienta imprescindible para el conocimiento
En la segunda mitad del siglo XIX, el escritor francés Gustave Flaubert emprendió la
redacción de un Diccionario de lugares comunes, donde intentó reunir el gran número de
“conocimientos” populares en su época acerca de las cosas más variopintas, expresados
por medio de “lugares comunes” o “frases hechas”, basados en su mayor parte en la
superstición, en prejuicios o, en el mejor de los casos, en una evidencia anecdótica o
indirecta, y que solo son señal de la carencia de ideas nuevas, de originalidad y de
inteligencia. Como no podía ser de otra forma, Flaubert dejó su obra incompleta al morir,
ya que para la empresa de recopilar la enciclopedia de la imbecilidad humana no basta
la vida de un hombre, ni aun siendo genial.
La mayor parte de las personas saben muchas cosas, un conocimiento que han
adquirido a través de los libros, de los profesores, de los medios de comunicación, de los
miembros de su familia, de los amigos o de los compañeros de trabajo. Sin embargo, no
todo lo que se sabe tiene el mismo valor; pero, a pesar de ello, los conocimientos, las ideas
y los datos se asumen y se aceptan (o se rechazan y se niegan) como si fueran certezas
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2
Este esquema, obviamente, reproduce lo que ha sido la evolución histórica del mundo occidental, pero conviene
no olvidar que en las culturas y sociedades orientales su desarrollo presenta unas características diferentes, cuya
consideración excede los límites de este breve resumen.
3
Quintana y Tortosa (1998).
4
Coon (1998).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 7
5
Wade y Tavris (2003).
6
Entre las abundantes obras dedicadas a la Historia de la Psicología, se recomienda al lector interesado consultar:
Carpintero (2003); Hergenhahn (1997); Leahey (1999); Tortosa (1998).
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Carpintero (2003).
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8 Introducción a la Psicología del Trabajo
mental con lo comportamental, el que permite ofrecer una definición de la Psicología tal y como se
concibe en la actualidad: se trata del estudio científico de la conducta y de los procesos mentales, y
comprende tanto la obtención de conocimientos que permitan conocer las bases del funcionamiento
de ambos, como su aplicación y su utilización en la solución de problemas prácticos o concretos.
De esta definición se desprende un primer aspecto que es necesario aclarar: se habla de conducta y
de procesos mentales. ¿Cuál es la diferencia que más llama la atención cuando se comparan estos dos
elementos? Resulta evidente: la conducta de una persona puede ser observada por otras, quienes son
capaces de describir de manera más o menos precisa qué hace esa persona: está tumbada, se levanta,
se sobresalta cuando escucha un ruido desconocido, llora, se ríe, grita… Sin embargo, ¿qué ocurre con
sus procesos mentales?, ¿esos mismos observadores pueden ver qué piensa esa persona, qué recuerda,
qué siente cuando hace todas esas cosas? Aunque en cierto modo también se pueden observar esos
procesos mentales (por ejemplo, a través de un electroencefalograma que permite medir los cambios
que se producen en sus ondas cerebrales según la actividad que se realice), la diferencia entre ambos
parece clara: a la conducta se accede directamente, mientras que para conocer los procesos mentales
es necesario realizar inferencias a partir de la conducta observada. Así, alguien puede observar que
una persona ríe sin motivo aparente (conducta) e inferir que esa persona ha recordado (proceso mental)
un suceso o un comentario gracioso o agradable del que ha sido testigo o leído en un libro. En esta
definición también se incluyen las emociones, puesto que estas se consideran procesos mentales que
cuentan con una expresión o manifestación conductual pautada, es decir, cuando la persona que ríe
sin motivo aparente porque recuerda (proceso mental) un hecho que le hace sentirse bien (emoción)
y, en consecuencia, se ríe, esta conducta se encuentra pautada de alguna forma, ya que habitualmente
cuando uno piensa en algo agradable que le produce placer lo que hace es reír, no llorar.
Ahora bien, la explicación anterior exige añadir un elemento más para la comprensión de la
relación existente entre conducta y procesos mentales: la influencia del contexto como clave que
permite entenderlos o interpretarlos. Por ejemplo, cuando una persona recuerda en voz alta a otra
una experiencia muy agradable vivida con su pareja (proceso mental) y entonces comienza a llorar
(conducta que expresa una emoción), la persona que observa puede entender su conducta (en principio
contradictoria con el proceso mental que puede inferir) al tener en cuenta que se encuentran en el
tanatorio horas después de fallecer su pareja. Así, el contexto permite explicar la conducta y no hacer
inferencias erróneas acerca de los procesos que no resultan directamente observables.
El estudio de la conducta y los procesos mentales de los que se ocupa la Psicología se lleva a cabo
utilizando una serie de dimensiones que permiten su análisis. Los términos dimensión y análisis son
aquí muy importantes. Dimensión se utiliza en el sentido de manifestación que define un fenómeno,
mientras que análisis se refiere a la distinción de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus
principios, elementos, etc. Así, las diferentes dimensiones que a continuación se señalarán son planos
utilizados para conocer un todo, en este caso el comportamiento humano. Las distintas dimensiones se
encuentran estrechamente relacionadas entre sí y se diferencian a efectos analíticos, esto es, como una
estrategia que permite la comprensión de los elementos que componen la totalidad. Esto se advierte
para evitar la creencia, tan habitual en el pasado, en dualismos (por ejemplo, el alma y el cuerpo,
en la tradición cristiana, o, más recientemente, la mente y el cuerpo) o cualquier otra distinción y
separación entre dimensiones como si fueran entidades independientes.
Las dimensiones básicas utilizadas en Psicología son las siguientes:
• Dimensión cognitiva: alude a las estructuras y procesos mentales implicados en el pensa-
miento, tales como las arquitecturas cognitivas, la memoria y los bloques estructurales de
procesamiento de la información, entre las primeras, y la activación, los estilos cognitivos y
la decisión, entre los segundos (véase el Capítulo 8 para un análisis de todos ellos).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 9
de vida y posteriormente durante muchos años (ningún científico ha logrado determinar a qué edad,
en qué periodo o en qué momento la personalidad es definitiva). Aunque es cierto que las personas
suelen manifestar tendencias en su comportamiento desde edades muy tempranas (en lo que hacen,
en lo que piensan y en lo que sienten), no hay que interpretar este hecho como la comprobación de
que las personas son así por algo que portan en su interior inevitablemente, sino que esas tendencias
son a su vez influidas desde las primeras experiencias de la vida y las configuran de manera a veces
imperceptible pero no por ello menos cierta. Además, es muy frecuente (quizá incluso el lector lo
ha experimentado en su vida) que las características personales de alguien cambien a lo largo del
tiempo; por ejemplo, una niña que se comporta de manera tímida durante su infancia, puede que a
partir de la adolescencia comience a comportarse de manera muy abierta y sociable, como resultado,
entre otros factores, de que goza de una gran popularidad entre sus amistades por su generosidad, por
su espíritu de cooperación, etc. En definitiva, y aunque se trata solo de un experimento imaginario,
si una persona pudiera volver a vivir desde su comienzo otra vida en una época distinta, en un país
diferente, se criara con otra familia que perteneciera a otra clase socioeconómica, hablara otra lengua
distinta, asistiera a un colegio diferente y se relacionara con otras personas, muy probablemente
se comprobaría cómo la personalidad en una y otra vida presentaría sustanciales diferencias. Las
personas son en gran medida el resultado de su contacto con las condiciones ambientales.
Y por otra parte, el segundo elemento a tener en cuenta se refiere a que esas características
personales (sean las que sean) siempre se manifiestan en un contexto determinado, lo que condiciona
sus posibilidades de expresión. Por ejemplo, una persona con tendencias o características dominantes
o autoritarias no se comporta del mismo modo según el contexto en que se encuentra: si fuera
el caso que esta persona ocupara un puesto de elevada posición en una empresa (como director
general), las mencionadas características tendrían una mayor posibilidad de expresarse, puesto que
encontraría muchas oportunidades de manifestar sus tendencias dominantes o autoritarias frente a
sus subordinados; pero si esta misma persona tuviera un empleo de subalterno en el nivel inferior
de esa misma empresa, las situaciones en las que pudiera expresar sus características personales
se verían sumamente limitadas. Si un observador imparcial y desconocedor de dichas tendencias
tuviera ocasión de valorar el comportamiento de esa persona, probablemente comprobaría como en
el primer caso sería mucho más fácil diagnosticar las características dominantes o autoritarias que
en el segundo, aun siendo la misma persona la que está juzgando.
En resumen, la Psicología no puede estudiar al individuo como un ente aislado, con independencia
de un contexto en el que se han configurado sus características personales y en el que estas se
manifiestan. Una persona es su biografía, y su comportamiento actual depende tanto de ella como de
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las características del medio en el que en cada momento se construye. En este sentido, puede decirse
que toda Psicología es en realidad Psicología Social, si se tiene en cuenta que esta disciplina estudia
precisamente el modo en que las personas influyen y son influidas por otras, por los grupos a los que
pertenecen o con los que se identifican, por las organizaciones de las que forman parte, por la sociedad
en la que viven y por los valores y creencias de la cultura que comparten con sus coetáneos. Este enfoque
psicosocial general desempeña un papel fundamental en el estudio y comprensión del comportamiento
humano en el trabajo, puesto que este siempre se produce en un contexto social, donde se interactúa
con otras personas, se forma parte de grupos de trabajo, se desempeña un determinado rol y se posee
un estatus asociado, y se desarrolla en un contexto organizacional donde predomina una cultura
determinada, sin olvidar que todo ello se produce en un contexto social, político, cultural, económico
y tecnológico más amplio que también ejerce importantes influencias. Sobre estos aspectos se hablará
más adelante en este mismo capítulo y se profundizará en los Capítulos 5 y 6 especialmente.
Para conocer el origen de la Psicología del Trabajo es necesario detenerse algo más en alguna
de ellas, ya que dichos campos no son totalmente independientes, es decir, entre ellos se producen
continuas interacciones y trasvases de conocimientos y técnicas y no puede decirse que ninguno sea
autosuficiente.
Aunque un poco más adelante, al tratar brevemente la evolución histórica de la Psicología del
Trabajo, se mencionarán los cambios de orientación de la disciplina a lo largo del tiempo, es importante
ahora señalar que en sus comienzos las subdisciplinas que más influyeron en su enfoque fueron la
Psicología Experimental y la Psicología Diferencial.
En realidad, la denominación Psicología Experimental es bastante incorrecta, ya que más que
indicar un campo de estudio o de aplicación a lo que alude es a una metodología (véase el Capítulo
2) o forma de investigar diferentes procesos básicos. Es decir, que la Psicología experimental estudia
cuestiones tales como el aprendizaje, la percepción, la sensación, la motivación o la emoción, y lo
hace utilizando un procedimiento experimental. Teniendo en cuenta que, en mayor o menor medida,
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todos los campos de la Psicología utilizan en algún momento métodos experimentales en su trabajo,
esta denominación parece algo anacrónica 9.
Por su parte, la Psicología Diferencial se ocupa de explicar y predecir las formas particulares
en que las personas responden a su entorno. Se centra en el estudio de las diferencias individuales,
es decir, analiza el comportamiento bajo el prisma de lo que hay en él de específico o propio de
cada persona, pretendiendo extraer de ahí las leyes que explican las diferencias. Dichas diferencias
pueden ser consideradas desde un punto de vista individual (diferencias en inteligencia, en aptitudes
y habilidades, en personalidad, etc. -véase el Capítulo 7-) o desde un nivel grupal (diferencias entre
sexos, entre edades, entre razas, entre clases sociales, etc.). La metodología empleada habitualmente
se basa en la utilización de los tests o pruebas estandarizadas (véase el Capítulo 2) con los que se
pretende medir las diferencias. Un ejemplo típico de aplicación de este campo de la Psicología se
encuentra en los procesos de selección de personal, donde se trata de evaluar a través de una serie de
pruebas las características de los candidatos más adecuadas para realizar determinado trabajo (véanse
los Capítulos 13 y 14).
8
Para acceder a esta información detallada: http://www.apa.org/about/division/htm.
9
Worchel y Shebilske (1995).
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12 Introducción a la Psicología del Trabajo
Sin embargo, el campo de la Psicología que ha tenido una influencia más duradera sobre la
Psicología del Trabajo ha sido la Psicología Social. Como ya se mencionó más arriba, ante la evidencia
de que el comportamiento en el trabajo es un comportamiento social (véase el Capítulo 6), parece
claro que tanto los conocimientos procedentes de esta última disciplina como la adopción de una
mirada psicosocial, resultan ineludibles para su comprensión, de tal manera que la Psicología Social
actúa en este caso como una especie de marco de referencia indispensable donde la Psicología del
Trabajo encuadra su objeto de estudio. Esto no significa que toda la Psicología del Trabajo se pueda
considerar como una especie de apéndice de la Psicología Social, sino como un campo disciplinar
y un contexto de aplicación de conocimientos procedentes de esta que a su vez puede recibir las
aportaciones de los desarrollos propios de la Psicología del Trabajo.
Por último, como ya se mencionó que ocurre en el resto de campos de la Psicología, la Psicología
del Trabajo utiliza conocimientos y métodos procedentes de otros afines, como el aprendizaje, la
motivación, la neurociencia, etc.
equilibrio entre las necesidades percibidas y los recursos obtenidos para su satisfacción. Tanto en las
cosmovisiones orientales, como africanas y americano-precolombinas, el trabajo aparece siempre
asociado a la lógica de la subsistencia material cotidiana, desvinculado por tanto del moderno concepto
de la actividad laboral y económica como motor del progreso material10.
El denominador común de todas las formas históricas del trabajo se encuentra en la inversión
consciente y deliberada (ya sea retribuida o no, con o sin cláusulas contractuales) de una determinada
cantidad de esfuerzo (individual o colectivo) y durante cierta cantidad de tiempo, dirigida hacia la
producción de bienes, elaboración de productos o prestación de servicios con los que se persigue
satisfacer algún tipo de necesidad humana, sea esta individual, grupal o social.
Una definición amplia de trabajo considera a este como el conjunto de actividades humanas,
retribuidas o no, de carácter productivo y creativo que, a través de la utilización de técnicas, instru-
mentos, materias, datos o informaciones disponibles, permite obtener, producir o prestar ciertos bienes,
productos o servicios. En esta actividad, la persona aporta energía, habilidades, conocimientos y otros
diversos recursos y obtiene a cambio algún tipo de recompensa material, psicológica y/o social11. De
una forma más analítica, en la Tabla 1.2 se ofrece una definición complementaria de trabajo.
10
Blanch (1996).
11
Peiró (1989).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 13
Si bien el trabajo es un fenómeno que posee diferentes dimensiones y que, por lo tanto, puede ser
analizado desde distintas disciplinas como la Sociología, la Economía, el Derecho, la Historia o la
Antropología12 , como más adelante se analizará, aquí se va a ofrecer un enfoque psicológico, o más
bien psicosocial, recordando lo que se dijo más arriba acerca de que, en realidad, toda Psicología es
Psicología Social. Así, desde este enfoque se considera que el trabajo posee cuatro planos13 :
a) El trabajo como actividad, referido a los aspectos conductuales del hecho de trabajar.
b) El trabajo como situación o contexto, relacionado con los aspectos físico-ambientales del trabajo.
c) El trabajo como significado, relativo a los aspectos subjetivos del trabajo.
d) El trabajo como fenómeno social, referido a los aspectos sociales del trabajo que son
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12
Especialmente importante para el estudio del trabajo sería la plena incorporación de la Antropología, una disciplina
relativamente olvidada en este campo, al resto de las Ciencias Sociales con mayor tradición en él, un movimiento
que en la última década parece que se está produciendo, tanto en España (p. ej., Aguirre [1996]; Palenzuela [1996];
Roca [1998]) como, especialmente, en México (p. ej., Bueno y Gabayet [1993]), y cuyas aportaciones pueden resultar
de gran interés en combinación con las de la Psicología Social y la Sociología.
13
Peiró, Prieto y Roe (1996a).
14
Blanch (1996).
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14 Introducción a la Psicología del Trabajo
abarca todas las formas de trabajo que son relevantes económicamente, es decir, que contribuyen
al mantenimiento de las comunidades y las sociedades. Quedan al margen de este concepto más
restringido no solo los trabajos desarrollados en otras épocas históricas anteriores a la Revolución
Industrial o en las sociedades contemporáneas no industrializadas, sino también muchos tipos de
trabajo en las actuales postindustriales o de la información, como son los trabajos por cuenta propia,
la mayor parte del trabajo doméstico, los trabajos de cuidado (de niños, de personas mayores, de
enfermos o de personas con discapacidad), los trabajos de la economía sumergida no regulados por
normas jurídicas o contratos legales, el trabajo voluntario con fines sociales o humanitarios y las
actividades de prosumo o “hágalo-usted-mismo”15. Todo esto es trabajo, auténtico trabajo. Como
se analizará en el último capítulo de este libro, precisamente el trabajo del futuro deberá redefinirse
e incluir en él todas estas formas de trabajo olvidadas.
Por otro lado, hay que resaltar la importancia que tienen las palabras o términos que se utilizan y
las definiciones de las situaciones o los procesos16 . Así, una vez conocidas las definiciones de trabajo
y de empleo, ¿qué término resulta más correcto utilizar para designar a las personas a las que, por
ejemplo, se les acaba un contrato de trabajo o que se ocupan de las tareas domésticas y de cuidado de
la familia: paradas, inactivas, sin trabajo, desocupadas o desempleadas? Parece claro que tanto unas
como otras trabajan, ya que, evidentemente, la búsqueda de un empleo es un trabajo -además de que
también lo son las otras muchas actividades que puede desarrollar una persona en esta situación en su
entorno familiar o comunitario-, al igual que las tareas domésticas y la crianza de los hijos no lo son
menos. Designar a alguien que es responsable del cuidado de varios niños pequeños y de gobernar
un hogar como parada o inactiva no solo supone un sarcasmo, sino también una desconsideración y
una falta de respeto que roza lo inhumano. ¿Qué sería de todas aquellas muy dignas y socialmente
consideradas personas que tienen un empleo si no contaran con alguien que trabajara en las tareas
domésticas y en el cuidado de los miembros de su familia? Resulta urgente abandonar las posturas
hipócritas y pasar a designar y definir las cosas por su nombre y su verdadero significado.
Además del desempleo (cuyos efectos y consecuencias se analizarán en el Capítulo 16), otro término
que es importante señalar es el de subempleo, ya que en muchas ocasiones las personas tienen que
trabajar en unas condiciones que o bien se encuentran por debajo del nivel de formación y de cualifi-
cación (por ejemplo, como ocurre con un porcentaje significativo de jóvenes con estudios superiores
que, al no poder acceder a empleos de su categoría, han de aceptar otros para los cuales no se requiere
formación o cualificación o son mínimas), o bien la propia definición y configuración del trabajo lo
convierten en una actividad sin significado, sin poder de motivación o casi inútil para la persona que
lo realiza. En este caso también es importante que las palabras no enmascaren intereses ideológicos o
económicos. Cuando los gobiernos presumen y publicitan que bajo sus mandatos se han creado tantos
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15
Jahoda (1982).
16
Álvaro y Corniero (1987).
17
Blanch (2003a).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 15
la social. Es decir, que tanto individual como colectivamente, la situación sociolaboral clasifica a las
personas en una serie de categorías que afectan no solo al estrato social en el que quedan ubicadas,
sino también al propio concepto y a la autopercepción que las personas tienen de sí mismas, lo que
a su vez condiciona en gran medida sus posibilidades de existencia y de trayectoria vital, (véase la
Tabla 1.2).
La Psicología del Trabajo se ha ocupado tradicionalmente, a pesar de su denominación, del empleo
más que del trabajo. Sin embargo, los cambios actuales y las previsiones acerca del futuro inmediato
(véase el Capítulo 17) obligan a incluir en su ámbito de estudio esas otras formas de trabajo que
hasta ahora no se han considerado empleo, ya que una distribución más justa del trabajo, así como
la propia redefinición que está teniendo lugar, exigen un conocimiento preciso de las consecuencias
psicosociales que tendrán para las personas ocupadas -en el sentido etimológico del término- en
estos trabajos, algunos antiguos como la propia humanidad (así, el trabajo doméstico o el trabajo de
cuidado) y otros más recientes o redescubiertos (como el voluntariado y el trabajo comunitario).
18
Blanch (2003a).
19
Peiró, Prieto y Roe (1996b).
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16 Introducción a la Psicología del Trabajo
Consume, tiene edad y capacidad para estar laboralmente ocupada; pero ni está
pasiva
empleada, ni procura ni desea estarlo.
Realiza tareas del hogar y, por ello, participa más o menos activa y directamente
paraactiva en el proceso productivo; no obstante, oficialmente se la considera ajena al
mundo laboral.
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 17
distinguir varias subdisciplinas dentro de ella: la Psicología del Trabajo propiamente dicha,
la Psicología del Personal y la Psicología Organizacional, las cuales conforman un campo
interrelacionado y en el que se diferencian fundamentalmente por los temas estudiados y la
perspectiva adoptada al respecto, como más adelante se detallará en este mismo capítulo.
Por último, otras denominaciones que también aparecen en la literatura son las de
Comportamiento Organizacional y Gestión de Recursos Humanos, cuya principal carac-
terística es que se trata de campos interdisciplinares, donde confluyen las aportaciones de
la Psicología, la Sociología, la Dirección y Administración de Empresas, la Ingeniería e
incluso la Economía y el Derecho. No obstante, también aquí se puede apreciar la influencia
del contexto histórico y la utilización del lenguaje en las denominaciones de las ciencias,
especialmente cuando se comparan los términos utilizados para referirse al componente
humano de las organizaciones: hasta hace aproximadamente dos décadas se usaba el de
personal, mientras que a partir de entonces se ha impuesto progresivamente el de recursos
humanos; este último término refleja, al menos en su significado inmediato, la creciente
orientación economicista que ha adoptado el mundo del trabajo en la actualidad.
20
Arnold, Robertson y Cooper (1991).
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18 Introducción a la Psicología del Trabajo
Los psicólogos que protagonizaron la primera aproximación de la Psicología al estudio del trabajo
a comienzos del siglo XX, adoptaron un enfoque individual, personalista, en el sentido de que se
centraron fundamentalmente en el análisis de las variables individuales (por ejemplo, personalidad,
inteligencia, aptitudes, habilidades, etc.; véanse los capítulos 7 y 13) que se encontraban implicadas
o influían en el comportamiento laboral (por ejemplo, motivación y rendimiento -véase el Capítulo
9- o satisfacción laboral y otras actitudes -véase el Capítulo 10-). Para ello, utilizaban básicamente
un enfoque experimental y sus teorías y conceptos procedían en su mayor parte de la Psicología
Diferencial, que ya se definió en el apartado 1.2.3.
A partir de las décadas de los años treinta y cuarenta, la influencia de la Psicología Social, una
disciplina que por entonces se encontraba ya en un periodo de consolidación, provocó que paulati-
namente se incorporaran nuevos enfoques y teorías en el estudio del trabajo, añadiendo un nuevo
matiz: la Psicología Social del Trabajo 22 . Especialmente importante fue el hecho de comprobar que
21
Para análisis pormenorizados de la historia de la Psicología del Trabajo pueden consultarse, por ejemplo, Alcover,
Martínez-Íñigo y Rodríguez Mazo (2002); Chmiel (2000); Katzell y Austin (1992); Landy (1993); Quintanilla
(1992); Shimmin y van Strien (1998).
22
Collett y Furnham (1995).
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20 Introducción a la Psicología del Trabajo
el comportamiento laboral se encontraba muy influido por factores interpersonales y grupales (desde
los propios compañeros del equipo o departamento hasta los supervisores y directivos) y por factores
organizacionales (como el tamaño de la empresa, los tipos de tecnologías utilizadas, los sistemas
de comunicación, las políticas y prácticas de dirección y gestión, etc., factores que tendían a crear
un clima percibido por los trabajadores y que a su vez influía sobre sus actitudes y sus conductas).
Aunque el enfoque individual no desaparece del todo, queda relegado a aspectos del comportamiento
laboral y a procesos organizacionales limitados, como el estudio de la fatiga, en el primer caso, o los
procedimientos de selección de personal, en el segundo 23.
La década de los cincuenta representa la época de maduración de la Psicología Social y la
incorporación al estudio del mundo del trabajo de enfoques y teorías procedentes de la Sociología,
tendencias que confluyen en la configuración de un nuevo campo, denominado Psicología de las
Organizaciones 24. Desde este enfoque, aunque se sigue manteniendo en su estudio la consideración
de variables individuales y grupales, se da más importancia a los factores organizacionales e
institucionales y a su influencia sobre el comportamiento.
Así se llega a los periodos más próximos al presente, momentos en los que se considera que,
al producirse la mayor parte del trabajo humano en el seno de organizaciones de todo tipo (no solo
industriales, sino también, y cada vez en mayor medida, de servicios, como son las educativas,
financieras, comerciales, sanitarias, etc.), el estudio del comportamiento en el trabajo ha de integrar
necesariamente los diferentes niveles y perspectivas que se encuentran implicados, de aquí que
la denominación que desde los años setenta hasta la actualidad se impone es la de Psicología del
Trabajo y de las Organizaciones (en los países de la Europa continental) o Psicología Industrial y de
las Organizaciones (en Estados Unidos y en el Reino Unido). Por otra parte, y como resultado de la
consideración creciente de la importancia de los factores culturales sobre el comportamiento, a partir
de la década de los noventa se constata un auge en la incorporación de investigadores y enfoques
procedentes de áreas geográficas hasta entonces al margen de los desarrollos de la disciplina. Téngase
en cuenta que la mayor parte de la investigación y de las aplicaciones se habían realizado durante
décadas con poblaciones norteamericanas, y dentro de estas, con una mayoría abrumadora de traba-
jadores varones, blancos y protestantes, lo que pone en duda la posibilidad de generalización de los
resultados obtenidos a otras poblaciones, tanto culturalmente distintas como con otras características
personales y grupales. La creciente diversidad en cuanto a las características de los trabajadores y
de las poblaciones en general, tanto en las organizaciones como en las sociedades (diversidad que
será tratada en varios capítulos de este libro), ha provocado un replanteamiento de muchas de las
conclusiones y certezas mantenidas hasta ahora en la disciplina y en el resto de Ciencias Sociales.
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En definitiva, la configuración actual de la Psicología del Trabajo supone, por una parte, la
integración de los dos grandes enfoques tradicionales dentro de ella, es decir, la Psicología Diferencial
y la Psicología Social, sin duda con una mayor influencia de esta última, y por otra, la articulación
dentro de una disciplina más amplia, la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, que incluye
otras parcelas fundamentales para la comprensión global del comportamiento humano en el trabajo,
y que serán tratadas en los siguientes apartados. La Figura 1.2 trata de resumir su evolución histórica
y sus principales características.
23
Furnham (1997); Gordon (1996).
24
Para un análisis de la evolución histórica del pensamiento organizacional que también incluye las vinculaciones
con la Psicología del Trabajo, véase Blas (2003).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 21
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por cada autor (la Psicología Diferencial frente a la Psicología Social). Otra dicotomía básica en su
conceptualización se produce entre quienes consideran a la Psicología del Trabajo como una simple
aplicación de la Psicología general al ámbito laboral25 y quienes defienden que se trata de un campo
diferenciado, con sus propias particularidades teóricas y metodológicas, si bien relacionado con otras
áreas de la Psicología 26 ; esta última es la postura mayoritariamente adoptada por los investigadores
en la actualidad. Aunque sin duda sería interesante hacer un recorrido detallado por las diferentes
definiciones y apreciar los sucesivos cambios, dicho análisis excede los límites de este capítulo, por
lo que se ofrecerá a continuación una definición actual que intenta abarcar los distintos matices de
la disciplina.
a) Definición
La propia denominación de Psicología del Trabajo puede dar a entender, a primera vista, que
se ocupa de los aspectos individuales implicados en el comportamiento laboral. Y si bien,
25
Se trata de un planteamiento antiguo (Blum y Taylor, 1968), pero que encuentra defensores incluso hoy día (p. ej.,
Schultz y Schultz, 1998; o una reciente monografía publicada en España que comienza con esa definición de la
Psicología del Trabajo).
26
Muchinsky (2000).
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22 Introducción a la Psicología del Trabajo
evidentemente, se ocupa de personas, al ser el trabajo una actividad social la comprensión del
comportamiento de estas no puede llevarse a cabo exclusivamente a partir de sus características
personales, puesto que en dicho comportamiento van a estar influyendo constantemente factores
del contexto en el que se trabaja: las características de otras personas, las relaciones que se
establecen entre ellas, la dinámica del grupo, departamento, unidad o equipo de trabajo, las formas
en la que se organiza el trabajo, el mismo tipo de trabajo, actividades o tareas que se realizan,
las decisiones que adopte la dirección respecto a horarios, ritmos y cargas de trabajo, salarios,
promociones, niveles de productividad, etc., sin olvidar los efectos de otras variables del medio
externo a la organización, como son los condicionantes políticos, económicos, culturales, sociales
y tecnológicos o las características del marco jurídico-normativo que regula todo lo relacionado
con el trabajo y que también sufre frecuentes transformaciones. En definitiva, si se recuerda lo
que se dijo en páginas anteriores acerca de que toda Psicología en realidad es Psicología Social,
también la Psicología del Trabajo, estrictamente hablando, es Psicología Social del Trabajo,
ya que nada de la conducta y de los procesos mentales implicados en la actividad laboral es
independiente de la interacción entre la persona y la multitud de factores sociales que, en general,
han ido moldeándola y configurándola a lo largo de toda su vida y, en particular, aquellos que
intervienen en cada momento en el contexto laboral concreto en el que se trabaja.
Teniendo siempre presente este carácter psicosocial de la actividad laboral, la Psicología del
Trabajo 27 se ocupa del estudio de las conductas y las experiencias de las personas desde una
perspectiva individual, interpersonal-grupal y organizacional-social en contextos relacionados
con el trabajo. Su objetivo inmediato consiste en describir, explicar y predecir los fenómenos
psicosociales que tienen lugar en estos contextos, así como prevenir o solucionar los posibles
problemas que surjan, mientras que su objetivo último consiste en mejorar la calidad de vida laboral
de los trabajadores, la productividad y la eficacia laboral.
Así pues, la Psicología del Trabajo se interesa por el estudio del comportamiento laboral en su
sentido más amplio, es decir, conductas, o parte directamente observable de ese comportamiento, y
experiencias, esto es, procesos psicológicos y sociales que han de inferirse a partir de la conducta o de
sus resultados, como el aprendizaje, la motivación, la atribución, la percepción, el valor y el significado
del trabajo, las actitudes, las respuestas emocionales, etc., todo ello relacionado con el trabajo.
Y, por último, cuando se dice comportamiento en contextos laborales, se alude tanto a aquellos
más frecuentes en las sociedades actuales, es decir, contextos organizacionales (como, por
ejemplo, empresas de todo tipo, colegios, ayuntamientos, hospitales, ministerios, etc.), como a
los contextos laborales específicos, tales como el trabajo por cuenta propia (emprendedores) o
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el teletrabajo o trabajo a distancia (desde el hogar, desde centros de trabajo compartidos, etc.),
así como otros contextos relacionados con el trabajo en los que se encuentran implicados la falta
de empleo (desempleo) o de ocupación (jubilación, prejubilación). Por último, la Psicología del
Trabajo también se interesa por las relaciones entre el trabajo y otros ámbitos de la vida, como las
relaciones entre la vida laboral y la personal y familiar, el ocio y el tiempo libre, etc.
b) Niveles de análisis
Como ya se ha mencionado en la definición general ofrecida unas líneas más arriba, y como
se pudo apreciar en la Figura 1.2, la Psicología del Trabajo utiliza básicamente tres niveles de
análisis 28 : el individual, el interpersonal-grupal y el organizacional-social. Esto significa que los
fenómenos que se producen en los contextos laborales se pueden comprender mejor utilizando
un nivel de análisis particular, lo que significa usar una especie de lente concreta que permite
ver el fenómeno desde una perspectiva determinada. Por ejemplo, la silla en la que ahora está
27
Se sigue aquí la definición de Psicología del Trabajo propuesta por Peiró, Prieto y Roe (1996a).
28
Aunque en ocasiones (por ejemplo, Drenth, Thierry y de Wolf [1998]), se sugiere que son cuatro los niveles de
análisis, añadiendo el ambiente de la organización a los otros tres, aquí se considera que queda integrado en el
tercero, organizacional-social.
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 23
estrechamente relacionadas entre sí (véase el Capítulo 2). Es más, no solo en la Psicología del
Trabajo o en la investigación científica en general es necesaria esta consideración; sería muy
aconsejable que las personas de todo tipo y condición (si bien esta exigencia resulta aún más
urgente en todas aquellas que cuentan con algún grado de poder) se acostumbraran a no utilizar
argumentos y a no tomar decisiones que afectan a otras, a comunidades o a países enteros, basadas
en la consideración de una única variable, sea esta del tipo que sea, ya que ni el comportamiento
humano ni los fenómenos sociales son tan simples como para creer que las conductas o los
hechos obedecen a una sola razón. Comprender y asumir su multicausalidad (nada ocurre
generalmente como resultado de una única causa) y la variedad de niveles de donde proceden las
variables intervinientes, es un requisito necesario e imprescindible no solo para comprender el
comportamiento laboral, sino también el comportamiento humano en general y los fenómenos
sociales en su totalidad.
c) Relación con otras disciplinas
De lo mencionado en el apartado anterior se deduce con facilidad que la Psicología del Trabajo
mantiene necesariamente estrechas relaciones con otras disciplinas. Estas se pueden clasificar
en dos grupos: las relacionadas con el tipo de mirada o la disciplina desde la que se mira (la
Psicología) y las vinculadas con lo que se mira (el trabajo).
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24 Introducción a la Psicología del Trabajo
En cuanto a las primeras, la Psicología del Trabajo mantiene interrelaciones con las subdisciplinas
situadas más próximas dentro de lo que es su campo, es decir, la Psicología de las Organizaciones
y la Psicología del Personal, las cuales conforman la denominada Psicología del Trabajo y de las
Organizaciones, y cuyas características serán analizadas en el siguiente apartado. Además, mantiene
relaciones de doble dirección con las ramas ya mencionadas que han actuado históricamente de soporte
de ella, esto es la Psicología Social y la Psicología Diferencial, lo que significa que los enfoques,
las teorías y los resultados de estas y de la propia Psicología del Trabajo pueden ser trasvasados y
utilizados entre unas y otra, o dicho de otro modo, que no existe una relación de subordinación o
de subsidiariedad entre ellas, sino de intercambio y de fertilización mutua. Por último, también es
evidente que la Psicología del Trabajo mantiene relaciones con muchas otras ramas, como la Psicología
del Aprendizaje, la Psicología Cultural, la Psicología Fisiológica, la Neuropsicología, entre otras.
También en relación con estas es importante señalar la doble dirección de su vínculos, ya que los
marcos teóricos o los resultados obtenidos en cada campo pueden ser intercambiados y obtener
con ello un enriquecimiento mutuo29 ; piénsese, por ejemplo, en cómo el reciente protagonismo del
estudio de las emociones en la Psicología en general tiene en el ámbito laboral uno de los contextos
privilegiados para su análisis y su intervención, como se verá en el Capítulo 11. Este eclecticismo de
la Psicología del Trabajo constituye una de sus características más señaladas, lo que le puede permitir,
a su vez, realizar aportaciones originales en el ámbito de la Psicología 30.
Y en cuanto a las segundas, la Psicología del Trabajo también tiene la necesidad de relacionarse
con otras disciplinas implicadas también en lo que se mira, es decir, en el trabajo. Así, no puede ser
ajena a los modelos, las teorías y los resultados procedentes de ciencias tales como la Antropología;
la Sociología en sus distintas ramas -Sociología del Trabajo, de las Organizaciones, de los Valores,
de los Movimientos Sociales, del Ocio, del Género, de las Migraciones o de la Edad y del Ciclo
Vital-; la Economía, en especial la Economía del Trabajo; la Organización de Empresas; el Derecho,
sobre todo el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, el Derecho Sindical, el Derecho Social
Comunitario y otras ramas que, aunque secundarias, también son relevantes en el ámbito laboral
(Civil, Penal, Mercantil, Procesal, Internacional, etc.): y la Historia, en particular la Historia
Social, así como los estudios acerca de la Historia del Movimiento Obrero y del Sindicalismo.
Evidentemente, lograr la interdisciplinariedad entre todas estas ciencias no es una tarea fácil,
pero ha de caminarse en esa dirección si de verdad se pretende avanzar en la comprensión y en
la utilidad de unas ciencias o estudios del trabajo y de las relaciones laborales.
d) Psicología del Trabajo, Psicología del Personal y Psicología de las Organizaciones
En el apartado 1.4.1., dedicado al desarrollo histórico, ya se hizo alusión a que en la actualidad se
considera como un campo disciplinar propio la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones,
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integrado por tres subdisciplinas: la Psicología del Trabajo, la Psicología del Personal y la
Psicología de las Organizaciones31.
Por utilizar una imagen, sería como la superficie de un triángulo en el cual cada ángulo señalaría
el comportamiento individual de las personas, sus tareas, responsabilidades y obligaciones y la
organización del trabajo, además de las relaciones e interacciones entre los tres. Así, más que
señalar áreas aisladas, lo que indican son diferentes acentos o énfasis en una u otra 32 .
Específicamente, cada una de las tres subdisciplinas se ocuparía del análisis de los siguientes
aspectos33.
29
Incluso se ha llegado a proponer invertir la dirección tradicional entre la Psicología General y la Psicología del
Trabajo, y que sea esta última la que trasvase sus conocimientos a aquella: Hulin (2002).
30
Patterson (2001).
31
Esta configuración ha sido desarrollada más específicamente por la ENOP (European Network of Organizacional
and Work Psychologists) y plasmada en su modelo de referencia; véase, por ejemplo, http://www.ucm.es/info/Psyap/
enop/rmodel.html; Roe, Coetsier, Lévy-Leboyer, Peiró y Wilpert (1994).
32
Drenth, Thierry y de Wolf (1998).
33
Roe, Coetsier, Lévy-Leboyer, Peiró y Wilpert (1994).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 25
•Psicología del Trabajo: encargada del análisis de la actividad general de las personas en el
trabajo, las cuales son contempladas como trabajadores que -individual o colectivamente-
realizan tareas que se derivan de los procesos laborales que tienen lugar, fundamentalmente,
en el seno de organizaciones. Entre los temas principales de estudio se encuentran: las tareas,
las condiciones y los ambientes de trabajo, los marcos temporales en que se realiza, los
niveles de esfuerzo, las cargas de trabajo, la fatiga y los errores, el diseño de las tareas y de
las herramientas y procedimientos, etc.
• Psicología del Personal: se ocupa del estudio de las relaciones entre las personas y la
organización, en concreto de procesos tales como la formación, el desarrollo de carrera, la
incorporación, socialización y salida de la organización, etc. Las personas son vistas como
individuos que en un momento determinado de su carrera profesional llegan a ser empleados
de una organización. Entre los temas principales de estudio se encuentran: procesos y métodos
de selección, aptitudes, capacidades, necesidades y satisfacción de necesidades, compromiso,
análisis y valoración de puestos, sistemas de compensación, procesos de formación, etc.
• Psicología de las Organizaciones: se interesa por el comportamiento -colectivo- en relación
con los modos en los que las organizaciones se conforman y funcionan como sistemas socio-
técnicos. Las personas están implicadas en estos sistemas como miembros. Entre los temas
principales de estudio se encuentran: los procesos de comunicación y de toma de decisiones,
el poder, el liderazgo, la participación, el conflicto, la cooperación, la cultura, la estructura
organizacional, la tecnología, el cambio organizacional, las relaciones entre organizaciones y
con el entorno (ecología organizacional), etc.
Vuelve a repetirse que esta distinción tiene su sentido a efectos analíticos, y que en las situaciones
y en los procesos laborales reales las tras áreas se encuentran estrechamente relacionadas, siendo
necesaria una visión de conjunto que contemple simultáneamente las interacciones entre los objetos
de estudio de las tres subdisciplinas.
Psicología del Personal y la Psicología de las Organizaciones, como se acaba de ver, constituyen
terrenos fronterizos entre ellas, de manera que resulta imposible evitar o reducir su consideración
cuando se analiza el comportamiento laboral.
Como puede apreciarse por los contenidos de la Tabla 1.3, la mayor parte de los temas mencionados
no son independientes de los otros muchos factores que confluyen en la actividad laboral, ya se
encuadren en la Psicología del Personal, ya lo hagan en la Psicología de las Organizaciones. De ahí
que en este libro se haya adoptado una visión de conjunto que permita al lector una comprensión
integrada del comportamiento humano en el trabajo. Para ello, se han dividido los contenidos en tres
grandes bloques temáticos cuyos contenidos están estrechamente relacionados: el contexto, donde
se han incluido los factores más importantes que configuran y condicionan la actividad laboral
(condiciones de trabajo; cultura; aspectos temporales; tareas, puestos y roles; aspectos ergonómicos
y tecnológicos; interacción social, equipos de trabajo, liderazgo y clima); el trabajador, donde se
analizan las variables individuales más relevantes en la actividad laboral (características personales;
pensamientos y juicios sociales; motivación y rendimiento; valores y actitudes relacionados con el
trabajo; emociones; aprendizaje y formación; competencias), recordando que todas estas variables
interactúan permanentemente con los factores del contexto; y la gestión, donde se analizan los
factores y procesos organizacionales más importantes y más directamente implicados en el
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26 Introducción a la Psicología del Trabajo
En síntesis, la concepción de la Psicología del Trabajo que se defiende aquí implica una visión
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amplia de la disciplina, en continuo intercambio e interacción con las disciplinas limítrofes y con un
enfoque abierto a la necesaria colaboración interdisciplinar con otros campos, no solo de la Psicología
sino también del resto de las Ciencias Sociales, una actitud que constituye el camino más adecuado
para una elaboración teórica y una intervención práctica relevantes, comprensivas y transformadoras
de la realidad. Para lograr este objetivo, resulta necesaria una triple contextualización de la Psicología
del Trabajo:
1. En el marco disciplinar más amplio del que forma parte, es decir, la Psicología del Trabajo y
de las Organizaciones, en permanente contacto con las otras dos ramas: la Psicología de las
Organizaciones y la Psicología del Personal.
2. En la matriz de la disciplina de la Psicología que, a su vez, constituye su referencia más
directa, esto es, la Psicología Social, manteniendo una relación recíproca sin subordinaciones
ni dependencias.
3. En el entorno social, político, cultural, económico, histórico y tecnológico en el que
necesariamente se enmarca tanto la propia Psicología como el fenómeno estudiado, es decir,
el trabajo34. Si se olvida ese contexto, así como los condicionantes de toda índole que impone,
34
Pearce, Bigley y Branyiczki (1998).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 27
se corre el riesgo de considerar la Psicología del Trabajo como una especie de psicotecnología
supuestamente neutral, sin una ideología subyacente, cuando en realidad todo lo que se hace
en su nombre posee inevitablemente una dimensión social, política, cultural, económica,
histórica y tecnológica imposible de soslayar 35. En este sentido, es de destacar la creciente
importancia concedida a los factores del contexto por parte de los enfoques que se centran en
los análisis transculturales36 , y que intentan situar en cada medio concreto las posibilidades
de aplicación y de intervención de la Psicología del Trabajo.
1.5. Objetivos de la Psicología del Trabajo: Psicología del Trabajo básica y aplicada
Cuando en el apartado 1.4.2. se presentó la definición de Psicología del Trabajo, ya se mencionaron cuáles
eran sus objetivos, tanto los más próximos (describir, explicar y predecir los fenómenos psicosociales
que tienen lugar en estos contextos, así como prevenir o solucionar los posibles problemas que surjan)
como los de mayor alcance (mejorar la calidad de vida laboral de los trabajadores, la productividad
y la eficacia laboral). Para alcanzar ambos es necesario, primero, conocer la base y los fundamentos,
los factores que intervienen y las relaciones entre ellos, de los procesos y fenómenos que son objeto de
estudio (es decir, llevar a cabo una investigación básica, que pretende encontrar las leyes generales de
un fenómeno o una realidad), y segundo, utilizar los resultados obtenidos para realizar intervenciones
que permitan solucionar un problema concreto, mejorar una situación determinada o resolver cualquier
cuestión de tipo práctico (es decir, llevar a cabo una investigación aplicada, que persigue mejorar o
cambiar un fenómeno o una realidad). Por ejemplo, un investigador puede estar interesado en conocer
cuáles son los fundamentos que permiten comprender y explicar los procesos y los factores implicados
en la motivación laboral; para ello, además de conocer los principios de la motivación humana en
general, realiza investigaciones (para las cuales puede utilizar diferentes métodos de investigación;
véase el Capítulo 2) donde pone a prueba diferentes teorías y recoge datos que permiten comprobar la
bondad y la exactitud de dichas teorías; en este caso, se dice que la investigación realizada posee un
carácter básico. Sin embargo, otro investigador puede ser requerido por la dirección de una organización
concreta con el encargo de llevar a cabo una intervención que permita incrementar el nivel de motivación
de los miembros de un grupo o departamento determinado o de la totalidad de los trabajadores de
la organización; en este caso, el investigador, quien está en posesión de los conocimientos que la
investigación básica ha logrado acerca de la motivación laboral y de las diferentes teorías que intentan
explicarla, diseña un programa de intervención que persigue el incremento de motivación en unas
personas concretas, que trabajan realizando diferentes tareas, en un contexto de trabajo particular
y en una organización determinada; en este caso, se dice que la investigación llevada a cabo posee
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un carácter aplicado. Obviamente, los resultados obtenidos en esta pueden, ocasionalmente, matizar,
completar o modificar los conocimientos que hasta entonces se tenían a propósito de la motivación
laboral. Aunque tradicionalmente la Psicología del Trabajo ha sido considerada como una disciplina
aplicada, esta orientación nunca puede ser independiente de una investigación básica, ya que ambas
son imprescindibles para una completa -y compleja- comprensión de los fenómenos37.
De lo anterior se deduce que, en realidad, la distinción entre investigación básica y aplicada
es una distinción artificial o incluso falsa, 38 ya que parece más bien que son los extremos de un
mismo continuo o que ambas contribuyen en igual medida al conocimiento de los fenómenos
y de las realidades, especialmente cuando se trata de una ciencia social, como es el caso de la
Psicología del Trabajo, donde el saber teórico resulta prácticamente inútil si no se traduce en un
saber práctico.39 En consecuencia, su verdadero objetivo debería ser la posibilidad de conjugar la
35
Hollway (1991).
36
Véase, por ejemplo, Aycan y Kanungo (2001); Drenth y Groenendijk (1998); Gelfand, Raver y Ehrhart (2002).
37
Chmiel (2000).
38
Y también, peligrosa, ya que puede conducir a que la investigación básica sea irrelevante, si carece de un referente
real en donde aplicarse; véase, Anderson, Herriot y Hodgkinson (2001).
39
Véase, por ejemplo, Blanco y de la Corte (1996); Torregrosa (1996); Zarco, Rodríguez y Martín (2004).
Alcover, de la Hera, Carlos María, et al. Introducción a la psicología del trabajo (2a. ed.), McGraw-Hill España, 2015. ProQuest Ebook Central,
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28 Introducción a la Psicología del Trabajo
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Como se puede comprobar en la figura, las diferencias entre ambos tipos de investigación se
encuentras simplemente en el origen del problema sobre el que se investiga, lo que hace que la
diferencia sea de hecho una cuestión de grado, puesto que, en primer lugar, los resultados de la
investigación científica básica suelen ser con frecuencia muy importantes en el terreno práctico, ya
sea a corto o a largo plazo; y en segundo lugar, la investigación que surge para resolver un problema
específico en un contexto determinado puede, a su vez, provocar intuiciones o descubrimientos
generalizables a otros problemas o a otras situaciones 42 .
40
Drenth (1996).
41
Toulmin (2001).
42
Drenth, Thierry y de Wolf (1998).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 29
Por último, existen otros métodos de combinar la investigación básica y la aplicada 43, destacando
como uno de los de mayor tradición en el ámbito de la Psicología Social la denominada investigación-
acción, que trata de conjugar la producción de conocimiento con su utilización como instrumento de
cambio en relación con los fenómenos analizados, y que puede conducir hacia planteamientos más
radicales comprometidos con el valor emancipador o liberador que puede tener la Psicología en sus
diferentes campos de intervención 44 , y del que no están excluidos los distintos contextos laborales.
En conclusión, una Psicología del Trabajo relevante, es decir, cuyas aportaciones sirvan para
cambiar y mejorar en alguna medida las condiciones en las que trabajan las personas, el propio
trabajo que realizan, las relaciones e interacciones entre los compañeros y con los superiores y
subordinados, y los lugares de trabajo y los contextos organizacionales en donde habitualmente se
trabaja, ha de contar necesariamente con una visión integrada del conocimiento, donde lo básico
y lo aplicado se combinen y se complementen para poder así alcanzar los objetivos que la propia
disciplina se establece.
Uno de los actores principales en las relaciones laborales son los sindicatos, por quienes la
Psicología del Trabajo no ha mostrado, en general, un interés muy marcado, aunque lo mismo se
puede decir a la inversa.
¿Cuáles son las principales razones de esta distancia entre la Psicología del Trabajo y las Relaciones
Laborales como campo interdisciplinar y, en particular, las organizaciones sindicales? Las más
importantes son las siguientes 48 :
a) Los intentos de la Psicología del Trabajo por obtener el reconocimiento y la legitimidad como
ciencia la han alejado, prácticamente desde sus orígenes hasta años muy recientes, de temas
calientes como el conflicto y el poder, ante el temor de que la ciencia establecida considerara
que “se metía en política”.
43
Véase Martínez-Íñigo y Rodríguez-Mazo (2003).
44
Sangrador (2001).
45
Véanse los actuales y completos análisis de las relaciones laborales desde la perspectiva sociológica de Martín
Artiles (2003a y 2003b) y desde la perspectiva jurídica de Espuny y Gala (2003) y de Gala y Espuny (2003).
46
Hartley y Stephenson (1992).
47
Munduate, Guerra y Martínez (2000).
48
Barling, Fullagar y Kelloway (1992); Gordon y Nurick (1981); Hartley y Stephenson (1992); Strauss (1979).
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30 Introducción a la Psicología del Trabajo
b) La mayor disposición, en general, de los psicólogos a colaborar con la dirección de las organi-
zaciones, lo que parecía conllevar la dedicación a temas de estudio más objetivos y científicos,
como la eficacia, la productividad o el análisis y valoración de puestos de trabajo, oscureciendo
así la dimensión política e ideológica que estas intervenciones también traen consigo.
c) Las carencias teóricas de la Psicología del Trabajo, ya que la mayor parte de sus modelos y teorías
se han basado tradicionalmente en el supuesto de la coincidencia de intereses entre los miembros de
las organizaciones, sean estos trabajadores o directivos, lo que impedía contar con las herramientas
conceptuales que permitieran hacer frente a otros tipos de relaciones conflictivas.
d) Las diferencias metodológicas, ya que mientras que la Psicología del Trabajo se ha orientado
básicamente hacia métodos cuantitativos y experimentales, muy apegada en suma a una
ciencia positivista 49 (véase el Capítulo 2), otras disciplinas vinculadas con el estudio de las
relaciones laborales, como la Sociología, han optado preferentemente por la utilización de
metodologías cualitativas, con un mayor énfasis en el discurso y en la interpretación.
e) Por último, otro factor importante ha sido el desconocimiento por parte de las organizaciones
sindicales de las potencialidades de la Psicología del Trabajo en relación con el estudio de las
relaciones laborales, a lo que se sumaba la percepción de que más bien estaba al servicio de la
dirección que de los trabajadores.
Algunos de estos problemas se han reducido considerablemente en los últimos años, como es el
caso de los desarrollos en el análisis del conflicto y de su gestión 50 (véase el Capítulo 15), la creciente
consideración del poder y de las dimensiones políticas en el comportamiento laboral o el acercamiento
y la integración de metodologías cuantitativas y cualitativas por parte de la Psicología del Trabajo.
No resulta sencillo hacer predicciones acerca de la situación futura de la Psicología del Trabajo
en el marco del estudio de las relaciones laborales. Sin embargo, si en todo momento habría sido
importante su presencia, en la actualidad parece aún más urgente su participación. Así, cuando
los niveles de afiliación a los sindicatos disminuyen rápidamente en la mayor parte de los países;
cuando las relaciones laborales tienden a una creciente individualización debido fundamentalmente
al incremento de las políticas y las prácticas flexibles de contratación (véase los Capítulos 3 y 17);
cuando, en consecuencia, el poder de los sindicatos disminuye al descender el volumen de negociación
colectiva; cuando nuevas formas de trabajo (a tiempo parcial, temporal, a través de Empresas de
Trabajo Temporal, por medio de teletrabajo, etc.) reducen las posibilidades de cooperación y de
acción colectiva de los trabajadores; cuando, en fin, las relaciones laborales se hacen más asimétricas
en cuanto al poder de las partes (obviamente, a favor de los empleadores y en detrimento de los
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empleados), resulta imprescindible que la Psicología del Trabajo, al igual que el resto de Ciencias
Sociales implicadas directamente, reclamen y fortalezcan la presencia de las organizaciones sindicales
como uno de los actores fundamentales en la definición de los modelos de relaciones laborales
propios de sociedades democráticas y libres, orientados hacia la protección de la parte más débil y
a la reducción de las desigualdades sociales. Si esto no se logra, probablemente el trabajo, una de
las actividades más antiguas, básicas y dignas de la humanidad, perderá buena parte de su carácter
humano y esencialmente social, para convertirse en una actividad puramente mercantil regulada por
criterios exclusivamente económicos. Lo que está en juego es muy importante para el futuro de la
humanidad, en especial para su parte más desfavorecida, y para la propia definición de humanidad
y de sociedad.
49
Acerca de la necesaria actividad de reflexividad epistemológica por parte de los psicólogos del trabajo, han llamado
recientemente la atención Jonson y Cassell (2001).
50
Véase, por ejemplo, Alcaide (1987); Munduate (1992).
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 31
Autoevaluación
1.1. La Psicología estudia de manera científica tanto la conducta, que es directamente
observable, como los procesos mentales, que si bien no siempre se pueden observar V F
de manera directa, sí se pueden inferir a partir de la conducta.
1.2. La utilización por parte de la Psicología de dimensiones para estudiar el comporta-
miento humano implica el reconocimiento de la existencia de entidades separadas V F
e independientes, como por ejemplo, el cuerpo y la mente.
1.3. La influencia del contexto o del ambiente en el comportamiento es realmente
insignificante, ya que los seres humanos se comportan de acuerdo a sus caracte-
V F
rísticas personales, cuyo origen se encuentra determinado por factores genéticos y
congénitos.
1.4. El término empleo designa una modalidad particular de trabajo determinada socio-histó-
ricamente, caracterizada por una relación contractual de naturaleza voluntaria y acordada
entre dos partes, la empleada, quien ofrece esfuerzo, tiempo, energía, conocimientos y V F
rendimientos, y la empleadora, quien concede a cambio una recompensa económica u otro
tipo de beneficios.
1.5. El hecho de que a una persona se le asigne la categoría de empleada o desempleada
tiene implicaciones que van más allá de su significado laboral, puesto que estas V F
categorías afectan también a la identidad personal y social.
1.6. Los resultados obtenidos por las investigaciones realizadas por los psicólogos del
trabajo pueden aplicarse a la humanidad en su totalidad, ya que el comportamiento
V F
laboral responde a leyes generales que son independientes de la cultura, de la historia
y de las características de las sociedades concretas.
1.7. La utilización de niveles de análisis por parte de la Psicología del Trabajo demuestra
que los procesos que estudia solo se producen en un determinado nivel, como por
V F
ejemplo, el absentismo, que depende exclusivamente de las características personales
del trabajador.
1.8. La Psicología del Trabajo es esencialmente una disciplina aplicada que puede basarse
en cualquier tipo de conocimientos o de intuiciones, puesto que lo importante es que V F
sus planteamientos funcionen en las situaciones reales.
1.9. La Psicología del Trabajo puede contribuir a la comprensión de las relaciones laborales
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a través del análisis, entre otros, del poder, de los procesos de influencia o del conflicto,
V F
ya que estos constituyen procesos psicosociales básicos presentes en los contextos de
trabajo.
Lecturas recomendadas
Blanch, J. Mª. (1996). Psicología Social del Trabajo. En J. L. Álvaro, A. Garrido y J. R. Torregrosa (Coords.),
Psicología Social Aplicada (pp. 85-119). Madrid: McGraw-Hill.
Hartley, J. F. y Stephenson, G. M. (1992). La Psicología de las Relaciones Laborales. En J. F. Hartley y G. M.
Stephenson (Comps.), Relaciones Laborales. La psicología de la influencia y del control en el trabajo (pp.
11-37). Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1994.
Muchinsky, P. M. (2000). Psicología Aplicada al Trabajo. Capítulo 1: “Trasfondo histórico de la Psicología
Industrial/Organizacional” (pp. 7-22). Madrid: Paraninfo-Thomson Learning, 2001.
Munduate, L. (1992). Psicosociología de las relaciones laborales. Capítulo IX: “Caracterización de la
aproximación psicosocial al estudio de las relaciones laborales” (pp. 187-193). Barcelona: PPU.
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32 Introducción a la Psicología del Trabajo
Munduate, L., Guerra, J. M. y Martínez, I. (2000). El poder en los procesos de cambio. En C. Guillén (Coord.)
y Guil, R., Psicología del Trabajo para relaciones laborales (pp. 313-327). Madrid: McGraw-Hill.
Peiró, J. Mª., Prieto, F. y Roe, R. A. (1996). El trabajo como fenómeno psicosocial. En J. Mª. Peiró y F. Prieto (Eds.),
Tratado de Psicología del Trabajo, Vol. II: Aspectos psicosociales del trabajo (pp. 15-33). Madrid: Síntesis.
Quintanilla, I. (dir.) (1992) Teoría, aplicaciones y práctica de la Psicología del Trabajo. Valencia: Promolibro.
el caso de los trabajadores prejubilados. También aquí se habían investigado con anterioridad las
consecuencias psicosociales de la jubilación, cuyos resultados pueden ser útiles para comprender
una parte de este nuevo proceso. Sin embargo, es fácil intuir que no parece ser la misma experiencia
la de dejar de trabajar a los 65 o 70 años que a los 50 o los 55 (en España, la media de edad de las
personas prejubiladas está ya en torno a los 54 años). Este es otro tema emergente de investigación
para la Psicología del Trabajo, y de ambos se ocupará el Capítulo 16 de este libro.
Un ejemplo diferente puede encontrarse en la rápida implantación de todo tipo de tecnologías,
especialmente la telemática, en los contextos laborales. La investigación de los sistemas socio-técnicos
era relevante en la disciplina desde mediados del siglo XX. Sin embargo, ninguna otra revolución
tecnológica anterior había afectado en tan poco tiempo y tan sustancialmente al trabajo (y a la vida)
de las personas como la actual. Esto ha dado lugar a un espectacular crecimiento de la investigación
en el campo de la Ergonomía Cognitiva, donde se estudian procedimientos y sistemas que mejoren
las interacciones hombre-máquina, con el objetivo de incrementar la usabilidad de la tecnología y de
reducir los efectos negativos para la salud de sus usuarios. Precisamente, el espectacular incremento de
la interacción de los humanos con las máquinas ha permitido identificar otro fenómeno: el denominado
tecnoestrés, resultado de las disfunciones y los desajustes entre ambos sistemas, y cuyas consecuencias
se estudian en relación con las actitudes y con el comportamiento de los usuarios de tecnología.
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Delimitación Conceptual e Historia de la Psicología del Trabajo 33
Tampoco en este caso el estrés era un proceso desconocido para los psicólogos del trabajo (véase el
Capítulo 16), pero su nuevo contexto introduce variaciones que obligan a reorientar las investigaciones.
De estos aspectos ergonómicos y tecnológicos se ocupará el Capítulo 4.
Más ejemplos: el incremento de la actividad laboral desarrollada en el sector servicios, en
detrimento de la llevada a cabo en el sector industrial, donde las relaciones interpersonales con los
compañeros, con los clientes, con los usuarios y con los proveedores constituyen en realidad el trabajo,
ha puesto de manifiesto fenómenos nuevos como el trabajo emocional, es decir, a grandes rasgos,
todo lo relacionado con el manejo y la expresión de las emociones en contextos y en actividades
laborales y sus consecuencias sobre los resultados y sobre la satisfacción, tanto del profesional como
del cliente o usuario (los aspectos implicados en las emociones en el trabajo serán analizados en el
Capítulo 11). Ciertamente, la investigación sobre habilidades sociales posee una larga tradición; sin
embargo, estos nuevos escenarios de trabajo han vuelto a redefinir muchos procesos y fenómenos a
la luz de este trabajo emocional.
Otro caso interesante lo constituye el descubrimiento del mobbing o acoso psicológico (véase
el Capítulo 16). El proceso al que alude este término no es precisamente nuevo, ya que este tipo de
comportamientos se han producido con anterioridad en contextos laborales y organizacionales. Sin
embargo, ¿por qué los psicólogos del trabajo no lo habían descubierto? Probablemente, hasta que los
actuales lugares de trabajo, caracterizados en general por una gran competitividad, una disminución
de la solidaridad entre compañeros (¿tendrá esto último alguna relación con la pérdida de conciencia
de clase?), el temor a perder el empleo, la creciente desregulación de las relaciones laborales y el
avance de prácticas que desprecian la justicia organizacional, no han propiciado las condiciones
para que el mobbing se produzca e incremente, no ha sido visible para los investigadores ni para la
sociedad. Las cifras actuales de trabajadores que han sufrido o sufren esta situación son alarmantes
(en España se calcula que supera los dos millones, de una población laboral que no supera los veinte),
pero la explicación no hay que buscarla tanto en las patologías de los acosadores o de las víctimas,
como en los factores organizacionales que propician su aparición.
En fin, los ejemplos podrían sucederse interminablemente: la búsqueda desaforada de técnicas
y estrategias para aumentar la eficacia, la eficiencia o la productividad, potencian el surgimiento de
nuevos conceptos en la gestión de recursos humanos, como las competencias (véase el Capítulo 13),
o la implantación de nuevos sistemas de trabajo en equipo y de grupos de trabajo y la utilización
de modernas técnicas de liderazgo (véase el Capítulo 6). La satisfacción laboral ha sido una de las
actitudes relacionadas con el trabajo más estudiadas por la Psicología del Trabajo en su búsqueda
del trabajador feliz; sin embargo, en la actualidad se habla de otras actitudes, como la confianza,
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la implicación y el compromiso (véase el Capítulo 10), y con cuyo desarrollo se intenta aumentar el
apego de los empleados a sus organizaciones y, por ende, su rendimiento. Se pueden citar, asimismo,
la gestión de la calidad total, la cultura organizacional, la gestión del conocimiento, la excelencia,
etcétera, etcétera, todos ellos temas de interés para la investigación actual en Psicología del Trabajo
y de las Organizaciones.
Ahora bien, ¿quién promueve este interés?, ¿la ciencia o la realidad? Parece que, al menos hasta el
momento, es esta última el motor de la primera. Sin embargo, como Ciencia Social, la Psicología del
Trabajo quizá debería asumir un papel de mayor protagonismo en cuanto a la iniciación de cambios, a
la transformación de las realidades laborales, a la búsqueda de condiciones de trabajo que respondan
a planteamientos y a valores asumidos plenamente como compromisos previos con un mundo y con
una humanidad mejores, y no simplemente responder a la llamada cuando se trata de validar o de
legitimar una realidad ya dada. Como constructora de realidades, la Psicología del Trabajo puede
(y debe) incluir en los primeros lugares de su agenda la necesidad de renovar su compromiso con
los valores humanos y sociales que justifican en último término su razón de ser. Lo contrario puede
acabar conduciéndola a convertirse en una herramienta de la ideología y del poder dominantes.
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2
MÉTODOS Y TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN
EN PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
“Si supiéramos lo que estamos haciendo, no lo llamaríamos investigación”.
Albert Einstein
2.1. Introducción
En el primer capítulo de esta obra se define la Psicología del Trabajo como una ciencia. Esta califica-
ción de la disciplina implica una serie de atribuciones sobre las características de los conocimientos
y las tecnologías que se derivan de la actividad de los psicólogos del trabajo. En algunos casos, se
interpretará como una calificación positiva que asume unos conocimientos y procedimientos seguros,
rigurosos, fiables e incluso “verdaderos”. Otros considerarán que sus datos son fríos, incapaces de
recoger la complejidad de la experiencia humana en el trabajo y, en ocasiones, interesados o sesgados
hacia determinados grupos o elites. Probablemente, ambos tienen algo de razón en sus afirmaciones.
Más allá de valoraciones generales, de la representación social y de los estereotipos sobre la Ciencia
y los científicos, en este capítulo se pretende exponer con cierto detenimiento “¿qué es esa cosa
llamada ciencia? ”1.
A pesar de la imagen de certeza y objetividad que se asocia generalmente con la Ciencia, la
respuesta a esa pregunta dista mucho de ser unitaria. Para algunos, la Ciencia se define a partir del
Método, es decir, por el hecho de seguir fielmente una serie preestablecida de pasos en la producción de
conocimientos. En una posición contraria, se encuentran aquellos que se sitúan “contra el método” 2 , al
considerar que el mundo es demasiado complejo como para poder establecer un único procedimiento.
Desde su punto de vista, esto sería rígido y dogmático, dos características antitéticas con el saber
científico. Si hubiera que describir la evolución de la definición del conocimiento científico, podría
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hacerse con el título “De la certeza a la incertidumbre”3. Tras un periodo de esplendor4 , propulsado
por los enormes avances tecnológicos derivados de la aplicación del método desarrollado en las
Ciencias Naturales (la Física, la Química, la Biología) y por la esperanza de que su extensión a la
resolución de los problemas sociales acabaría con la liberación plena de cualquiera de las penalidades
conocidas por la humanidad, las ciencias comenzaron a cuestionarse el alcance de su método. En el
caso de las Ciencias Sociales, el alcance de la crisis fue más amplio, dado que su objeto de estudio
era de mayor complejidad y presentaba características específicas y difícilmente abordables con un
método ideado para el estudio de otro tipo de fenómenos más sencillos 5.
1
Chalmers (1976).
2
Feyerabend (1974).
3
Jiménez Burillo (2003), p. 333.
4
El surgimiento de la ciencia moderna, sintetizada y representada en la imagen de Newton, supuso una serie de
avances en el conocimiento y en la tecnología sin precedentes. La máquina de vapor y su aplicación a la industria
y el transporte, los avances en la agricultura o la construcción produjeron la sensación de que el progreso sería
continuo e imparable.
5
Recuérdese la celebre frase de Albert Einstein, “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que
un prejuicio”.
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36 Introducción a la Psicología del Trabajo
Desarrollar tan solo brevemente ese recorrido excede por su extensión y profundidad lo que puede
ser recogido en estas páginas. En su defecto, se exponen en el siguiente apartado las principales
características del conocimiento científico, asumiendo que no existe completa unanimidad sobre
la amplitud y contenido de semejante listado. A continuación, se describen las principales fases del
proceso de investigación. Una vez establecidos de la forma más integradora posible los pasos en la
indagación científica, se presentan las distintas alternativas entre las que debe optar el investigador
teniendo en cuenta cuál es el objeto de estudio, el nivel desde el que este puede ser analizado y su
dinámica temporal; es decir, en este apartado se comentan los diseños de investigación. Prosiguiendo
de lo más general a lo más concreto, los siguientes apartados se dedican a la exposición de las
principales técnicas e instrumentos para la recogida de datos, así como de las principales estrategias
para su análisis.
fenómenos del entorno y sobre uno mismo sean incorrectas la que deriva en la búsqueda de un Método.
Al tratarse de un procedimiento para conocer el mundo, se basa en una serie de supuestos sobre la
naturaleza de este, del sujeto que pretende conocerlo y de las posibilidades que este último tiene de
llegar a su conocimiento. Así pues, sus principales características son7 :
• Existe una realidad externa al individuo que se rige por una serie de principios o leyes universales
y ahistóricos, por tanto, independientes de quién los estudie. A partir de aquí, se trata de encontrar
una forma de acceder a esa realidad única, sin que los ídolos distraigan al sujeto. Poniendo un
ejemplo trivial: el color de la nieve es el blanco y el de la vegetación amazónica, verde; esto es
así “lo mire quién lo mire”, solo tenemos que estar seguros de que el observador mira nieve o
vegetación, y no otra cosa, y que sus condiciones físicas y mentales son normales. En cualquier
caso, lo vea o no el sujeto, la nieve seguirá siendo blanca y el follaje, verde.
• Es posible que el científico acceda, convenientemente pertrechado de técnicas e instrumentos
y por medio del Método, a los hechos sin distorsionarlos.
• La Ciencia elabora teorías integradas por una serie de proposiciones que pretenden describir
y explicar un conjunto de hechos. Por ejemplo:
P1: Los individuos están motivados a satisfacer sus necesidades.
P2: El dinero permite el acceso a bienes y servicios que satisfacen necesidades.
La teoría puede elaborarse mediante una relación lógica entre distintas proposiciones o por medio
de inferencias a partir de la observación del fenómeno estudiado. Las proposiciones anteriores pueden
ser tanto el resultado de la especulación teórica sobre la naturaleza humana, como de la observación
del comportamiento de unos cuantos empleados.
• El valor último de verdad de las teorías científicas depende de su aceptación o rechazo empírico,
es decir, está condicionado por su capacidad para explicar los hechos. Para comprobar si existe
una correspondencia entre la teoría y la observación empírica, es necesaria la deducción de
una serie de hipótesis sobre el fenómeno recogido en la teoría. Siguiendo con el ejemplo, se
puede predecir que si una persona deja de ser retribuida económicamente por realizar una
acción, dejará de emitir ese comportamiento o lo hará con menos intensidad. Esa hipótesis
debe ser refrendada por los hechos. Esto supone una observación sistemática del fenómeno,
empleando las técnicas y diseños científicos, que ofrezca una respuesta sobre su valor como
conocimiento científico. En el caso presentado, tras observar el comportamiento de una persona
mientras está siendo remunerada y, posteriormente, cuando la retribución es retirada. Si los
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efectos observados coinciden con las hipótesis, la teoría ha sido contrastada. Este resultado,
dado el carácter universal de las leyes que rigen los distintos fenómenos, debe ser obtenido
igualmente por cualquier persona que repita exactamente la experiencia.
• Los objetivos últimos de la Ciencia son la explicación y predicción, mediante el descubrimiento
de los principios y leyes que rigen el universo.
• De los supuestos anteriores, se deriva que la Ciencia es acumulativa. Dado el carácter universal
y ahistórico de los descubrimientos científicos, los conocimientos del pasado y presente son
la base para el conocimiento futuro.
De los supuestos de este método hipotético deductivo, se derivan los pasos a seguir en la
investigación que se describen en los apartados siguientes.
A pesar de que esta concepción ha dominado desde el nacimiento de la mayor parte de las ramas
de las Ciencias Sociales, incluida la Psicología, han existido, también desde el comienzo, voces críticas
sobre la pertinencia del Método y de sus supuestos para el estudio de los fenómenos sociales 8. A partir
del inicio de la segunda mitad del siglo XX, las objeciones sobre la visión unitaria de la Ciencia se
7
Páez, Valencia, Morales y Ursúa (1992).
8
Álvaro y Garrido (2003).
Alcover, de la Hera, Carlos María, et al. Introducción a la psicología del trabajo (2a. ed.), McGraw-Hill España, 2015. ProQuest Ebook Central,
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38 Introducción a la Psicología del Trabajo
intensificaron y plantearon la necesidad de una aproximación distinta a los fenómenos sociales. Antes
de pasar a exponer las críticas, es necesario dejar constancia de que, a pesar de estas, los supuestos del
método hipotético deductivo siguen guiando la práctica de la mayor parte de los psicólogos del trabajo.
Volviendo al contenido de las objeciones sobre el Método, estas pueden resumirse, aun teniendo en
cuenta la diversidad de las corrientes que las defienden, en los siguientes puntos:
• Los fenómenos sociales no pueden ser definidos como una realidad externa al individuo e
independiente, en su cocimiento, del sujeto que los analiza. La observación de esos fenómenos
es una observación mediada y no directa, es decir, se accede a una interpretación de la realidad,
no a la realidad. Para poder aprehender los hechos se necesitan conceptos y categorías previas en
los que se encaja la experiencia. Esto sucede incluso en la percepción de características físicas
como, por ejemplo, el color. El número de tonalidades de blanco que se pueden apreciar en la
nieve y de verde en la vegetación, propiedades que se supone están en la realidad, depende de
quién lo observe. Un esquimal y un indio de la Amazonia distinguen en la misma nieve y en la
misma vegetación, respectivamente, una gama mayor de tonalidades que cualquier occidental,
entre otros motivos porque disponen de palabras para nombrarlas, obviamente también porque
esa capacidad de discriminación tiene un valor para su supervivencia. Por tanto, no es posible
separar nítidamente la teoría y la observación, se observan aquellos aspectos de la realidad que
la teoría apunta 9. Un elemento más en esta objeción es la consideración de que al menos una
parte de los fenómenos psicológicos y sociales solo existen en la percepción que los individuos
tienen de la realidad. Por ejemplo, la homofobia o la xenofobia existen en la medida en que
son sostenidas por una persona o un colectivo, y no son, evidentemente, una propiedad del
objeto observado, sino de la percepción y evaluación del observador. Las Ciencias Sociales se
ocupan de fenómenos artificiales, es decir, derivados de las construcciones e interpretaciones
que realizan los seres humanos10, como ya se comentó en el Capítulo 1.
• En relación directa con la crítica anterior, se pone también en cuestión la posibilidad de que el
investigador, por mucho que siga el Método y se valga de técnicas e instrumentos científicos,
sea un observador imparcial. El Método, las técnicas y los instrumentos no son un medio para
mantener su neutralidad, sino el reflejo de su forma parcial de definir el objeto de estudio,
de sus preferencias sobre las estrategias para abordarlo y del contexto en que desarrolla su
actividad11. La imagen del científico de “bata blanca” que, aislado en su torre de marfil, sin
familia, sin ideología, sin afanes e intereses personales, sin condicionantes generacionales,
etc., observa asépticamente el mundo, queda profundamente cuestionada. El científico no
puede suspender la acción de sus características personales y sociales durante su actividad
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investigadora. Elige aquellos temas que más le interesan, los enfoca a partir de sus categorías
y sus principios morales y éticos. En el caso de la Psicología del Trabajo, personajes como
F. Taylor y F. Gilberth dejan claro cómo la educación estricta que recibieron, basada en
un alto concepto del orden y en una fuerte valoración del esfuerzo personal, les llevó, en
combinación con los acontecimientos sociales y económicos del momento (la Segunda
Revolución Industrial) al desarrollo de modelos sobre la organización del trabajo basados en
la sistematicidad, la planificación y la búsqueda de la eficacia.
• El alcance de los principios y leyes derivados de la actividad científica es otro de los supuestos
más duramente criticados. Frente a la universalidad y atemporalidad de las leyes científicas, se
propone la historicidad y contextualización de las mismas. Las leyes y principios que explican
el comportamiento humano no pueden ser transportadas en el tiempo y en el espacio sin que
se altere su validez. Muchos de los conceptos y principios que se emplean en la Psicología del
Trabajo no pueden ser aplicados en sociedades no industrializadas. ¿Qué sentido tiene hablar
de gestión del tiempo en sociedades donde este ni siquiera es medido?, o ¿puede hablarse de
9
Ibáñez (1994).
10
Simon (1973).
11
Anguera (1995).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 39
las consecuencias negativas del desempleo en la Edad Media, donde el trabajo era considerado
innoble y donde no se puede hablar, en sentido estricto, de empleo? Por tanto, los conocimientos
que se obtienen están siempre ligados al contexto y no son de aplicación universal, porque las
realidades que pretenden explicar lo están. Por ejemplo, considérese un estudio en el que se quiere
predecir el tipo de relación que existe entre dos colegas de trabajo a partir de su distancia de
interacción. Para ello se revisan, como suele ser práctica habitual, los manuales norteamericanos
al respecto. A partir de las teorías contenidas en el manual, se formula la hipótesis de que en todos
aquellos que interactúen a menos de cincuenta centímetros y se cojan el brazo más de tres veces
o den una palmada en la espalda, existe un noventa y cinco por ciento de posibilidades de que se
esté desarrollando una relación de amistad y/o romántica. Después de la recogida de datos (se
registra la distancia de interacción, se les entrevista y se les observa fuera del trabajo), se descubre
que el porcentaje es del veinte por ciento. ¿Por qué ha fallado la predicción? ¿Están equivocados
los manuales? No, simplemente se ha hecho el trabajo de campo en una empresa con sede en un
país latino, países en los que la distancia de interacción en público es menor y el contacto físico
mayor, mientras que los manuales recogían información sobre poblaciones anglosajonas, cuya
distancia de interacción en las relaciones profesionales es mayor. Por tanto, al menos, las leyes
sobre la distancia de interacción y las relaciones personales no son universales.
• La replicación de los resultados obtenidos en una investigación, si se reproducen las mismas
condiciones, también es cuestionable en el caso de las Ciencias Sociales. En primer lugar, los
fenómenos tienen tal grado de complejidad que su repetición resulta imposible o éticamente
reprobable. No se puede provocar de nuevo la Revolución Francesa para explorar los procesos
psicológicos y sociales implicados. Es cierto que se pueden realizar experimentos o simulaciones
que se asemejen al objeto estudiado, pero dado el amplio número de variables implicadas en
la explicación del comportamiento humano, la simplificación puede dar lugar a un fenómeno
distinto y a unas conclusiones que no pueden aplicarse al original. Además, a diferencia de lo
que sucede con otros objetos de estudio, en el ser humano no siempre es posible volver a las
condiciones iniciales o de partida. Una vez que una persona ha pasado por una experiencia de
reducción de plantilla y ha reaccionado de una determinada forma, por ejemplo deprimiéndose,
ya no se puede volver a las condiciones de partida y observar qué pasa si al enfrentar la reducción
esta vez se le ofrece ayuda para encontrar empleo. Es posible repetir la experiencia con otras
personas similares y en organizaciones parecidas, pero esto reabre las dudas sobre si esto es
una replicación de las condiciones de investigación en la misma medida que lo es tirar repetidas
veces una bola de metal desde una torre y comprobar el tiempo que dura la caída, como ocurre
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Frente a este panorama de diversidad, surgen voces críticas que alertan sobre las consecuencias
negativas de un anarquismo metodológico y los peligros ciertos derivados de la interpretación de que
los conocimientos y las explicaciones tienen todos el mismo valor, las mismas características y las
mismas utilidades con independencia del procedimiento que se haya seguido en su elaboración16. En
este sentido, el conocimiento científico puede seguir reclamando su diferencia con otras formas de
conocimiento, en la medida en que está racionalmente justificado o argumentado17, cuyas teorías y
modelos deben ser sometidos a prueba y contrastación. Esto último implica el descentramiento, es
decir, la negación de la creencia o percepción individual como elemento de validación de una teoría. La
provisionalidad del conocimiento científico es, frente al dogmatismo y la certeza, su principal fuerza,
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permitiendo un proceso de crítica y debate constante. La posibilidad de que exista un desvalido e inerme
Galileo capaz de retar el orden del universo es el epítome de la virtud y el espíritu científico.
Antes de terminar con este apartado, es necesario recordar que el conocimiento científico no
escapa a las miserias y limitaciones de quienes lo construyen, es decir, los científicos y los equipos y
organizaciones en que se integran. La historia de la ciencia está plagada de ejemplos de traidores a la
verdad y de colaboraciones con el poder18.
También es necesario advertir que el conocimiento científico no está aislado de otras formas de
conocimiento, como aquel basado en la autoridad, el de sentido común o, incluso, el basado en la tradición.
Algunos de los descubrimientos más importantes parecen evidentes a posteriori, por ejemplo, la curvatura
de la tierra, fenómeno fácilmente comprobable con solo observar un barco desapareciendo en el horizonte
13
Campbell (1997).
14
Ibáñez (1990); Stone-Romero (2002); Locke y Golden-Biddle (2002).
15
Cook y Campbell (1979).
16
Quijano (1993).
17
Jiménez Burillo (2003).
18
Broad y Wade (1985); Di Trocchio (1995).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 41
marino. Es probable que la interferencia del conocimiento mítico-religioso, que defendía una tierra plana,
impidiera el descubrimiento de ese hecho. Respecto al conocimiento basado en la autoridad, su influencia
es clara tanto en los aspectos más básicos e instrumentales, como en los más generales. Por ejemplo, la
publicación de una investigación en una revista científica está condicionada al juicio de varios expertos
en su contenido. Asimismo, la financiación pública o privada de una investigación depende de si se ajusta
a las líneas prioritarias establecidas en la política investigadora de un país o de una unión de países como
en el caso de Europa. Por último, dentro de las distintas ramas de la Ciencia y, a veces, en varias de ellas,
predomina una visión no solo sobre cuáles son los problemas o temas a estudiar, sino también sobre cuál
es el enfoque teórico y metodológico a utilizar19. En el caso de la Psicología, durante la primera mitad
del siglo XX, predominó el paradigma conductista que señaló el aprendizaje como el principal objeto de
estudio y las contingencias en el ambiente como el proceso para su explicación, descuidando la dimensión
cognitiva y la afectiva. El número de investigaciones que estudiaban los procesos de pensamiento como
una variable importante para el aprendizaje era mínimo y, en cualquier caso, marginal y sin reconocimiento
por parte de la comunidad científica. Adoptar una postura clara sobre la función de la autoridad en la
investigación es complicado. Por una parte, la evaluación de la comunidad de expertos en un tema de
los trabajos realizados en la misma parece un procedimiento apropiado para mejorar la excelencia e
introducir filtros para aquella investigación que resulta irrelevante. Por otra parte, esa autoridad es, en
ocasiones, ejercida de forma tiránica y/o conforme a principios e intereses distintos a los exclusivamente
científicos. La historia de la Ciencia está plagada de cranks o maveriks, científicos poco ortodoxos en su
actividad, incluso poco rigurosos, que fueron condenados al ostracismo por la comunidad científica, a
pesar de que más tarde se descubrieron como auténticos genios20. El afrontamiento de la cuestión pasa,
al menos, por el desarrollo de una comunidad científica lo más democrática posible en su organización,
por el desarrollo de procesos de valoración y evaluación transparentes y por la creación de condiciones
estructurales y funcionales que incentiven y protejan el pensamiento y la argumentación razonados y
críticos (véase el Capítulo 1).
estas dimensiones o facetas de la conducta que son analizadas y pueden tomar dos o más valores se
denomina variable. Es frecuente, también, que en los estudios se incluya alguna dimensión que se
considera constante.
Dependiendo de la existencia o no de relación entre dos o más variables y del tipo de relación de
que se trate, se puede distinguir entre variable independiente y variable dependiente. La utilización
de estos términos implica que se asume la existencia de una relación de causa-efecto entre la variable
independiente y la dependiente. Si se produce una variación en el nivel de la variable independiente,
el nivel de la dependiente también cambiará. Por ejemplo, si se aumentan las habilidades de gestión
del tiempo (variable independiente), el nivel de estrés disminuye (variable dependiente).
Por lo general, prácticamente ningún comportamiento laboral se ajusta a un esquema tan simple,
sino que la variable dependiente es afectada por distintas variables independientes y en ocasiones no
de forma directa. Así pues, según este criterio, se pueden definir otros dos tipos más: las variables
moduladoras y las variables mediadoras (véase la Figura 2.1.) .
19
Kuhn (1970).
20
Di Trocchio (1999).
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42 Introducción a la Psicología del Trabajo
Las variables moduladoras son aquellas que alteran la relación directa entre la variable indepen-
diente y la dependiente. Un ejemplo claro es el efecto debilitador de las propiedades del antibiótico,
cuando se ingiere alcohol. En el caso del trabajo, el efecto negativo de un despido se ve incrementado
por la presencia de fuertes cargas familiares en el afectado.
Las variables mediadoras son aquellas que hacen posible el efecto de la variable independiente
sobre la dependiente. Por ejemplo, para que la obtención de un ascenso derive en mayores niveles
de autoeficacia, es necesario que el individuo atribuya el ascenso a su esfuerzo y perseverancia, en
lugar de entenderlo como fruto del azar.
X Y X Y
Z Z
X Y
Variable moduladora
Cadena circular X Y
Z Z
Un último tipo de variable es aquella que se define según capte o no la atención del investigador
y según este tenga conocimiento de su existencia o no. Cuando se trata del comportamiento humano,
para una misma variable dependiente, es posible encontrar más causas de las que pueden ser estudiadas
simultáneamente. También es posible que existan variables que afectan a la variable dependiente de
las que no se tiene conocimiento. En el primer caso, el investigador puede optar por no incluirlas en su
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estudio, pero sí evitar que interfieran con sus resultados y conclusiones. Si se ejerce control sobre las
variables que siendo relevantes para la dependiente no son incluidas en el diseño de la investigación,
se está ante una variable contaminadora. En el caso de que se pretenda estudiar el efecto de la
autonomía en el puesto de trabajo sobre la motivación y se sepa, a partir de estudios previos, que
una determinada característica de personalidad también afecta a la motivación, se puede optar por
escoger solamente personas que no posean ese rasgo y de este modo garantizar que las diferencias
en motivación no pueden deberse a la variable contaminadora, siendo así correcto interpretar los
cambios a partir de las variaciones en la variable independiente. Es posible que los ritmos biológicos
afecten a la motivación sin que el investigador lo sepa y, por tanto, sin que exista la posibilidad de
controlar lo que se denomina una variable extraña.
Finalmente, es posible encontrar fenómenos en los que la influencia entre las variables es recíproca, de
tal modo que las funciones de causa y efecto se alternan. Así pues, en ocasiones una mejora en el nivel de
rendimiento puede mejorar la satisfacción que, a su vez, puede generar incrementos en el rendimiento.
El objetivo de la investigación es la explicación de un fenómeno y esto pasa por el establecimiento
de relaciones causales; sin embargo, no siempre es factible establecer conexiones causa-efecto entre
las variables. La posibilidad de establecer relaciones explicativas depende del diseño empleado en la
investigación, cuestión que se aborda en los apartados siguientes. Alternativamente a la causalidad, se
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 43
puede afirmar la existencia de una correlación entre dos o más variables. En este caso, los resultados
de la investigación permiten constatar que los niveles en una variable (V1) suelen ir acompañados de
determinados niveles en otra (V2). Si la correlación es positiva, niveles altos en V1 se corresponden
con niveles bajos en V2 y niveles bajos en V1 se acompañan con niveles bajos en V2. En el caso de
la correlación negativa, niveles bajos en una de las variables corresponderán con niveles altos en
la otra y viceversa. A pesar de que la observación de correlación y de contingencia entre dos o
más variables es un mecanismo psicológico básico en la formación de atribuciones de causalidad
(véase el Capítulo 8), con frecuencia implica una explicación errónea. Una de las fuentes de error
más común es la existencia de fenómenos de covariación. Por ejemplo, el investigador puede estar
interesado en el estudio de la relación entre el género y el absentismo laboral. Para ello, compara el
número de días de trabajo perdidos por las empleadas de una empresa con la misma cifra para los
empleados, encontrando una correlación positiva entre ser mujer y faltar al trabajo. Considerar que
el ser mujer es la causa del absentismo es un claro error, puesto que la explicación puede estar en un
conjunto de variables que covarían con el hecho de serlo. Si se pregunta al grupo de empleados y
al de empleadas, por ejemplo, si tienen hijos o no y quién en su pareja lleva el peso de su crianza y
educación, seguramente se observará que la correlación desaparece en aquellas mujeres sin cargas
familiares o con una relación de pareja en la que dichas cargas se reparten equitativamente. Por tanto,
debe evitarse establecer relaciones de causalidad cuando se manejan correlaciones. No obstante,
en la investigación es posible encontrar estudios correlacionales en los que se habla de variable
independiente y de variable dependiente. Metodológicamente es, sin duda, un error. Desde el punto
de vista de la interpretación de los resultados, puede justificarse en la medida en que exista un modelo
teórico o investigaciones previas que justifiquen la suposición de que una relación de causa-efecto
subyace a la correlación.
21
Drenth (1998).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 45
en diferentes situaciones y con distintos sujetos. Por este motivo, con frecuencia, quizás más de la
deseable, una investigación se limita a replicar otras, introduciendo alguna pequeña modificación.
Por último, pero no menos importante a juzgar por los avances debidos a esta fuente, la casualidad
puede dar origen a una investigación. En realidad, son necesarias una casualidad y un investigador
perspicaz capaz de observar la oportunidad que esta ofrece. El caso de la penicilina es uno de los
más conocidos 24.
Una vez establecidos los objetivos, el siguiente paso es la elección del método que se empleará para
comprobar las teorías e hipótesis sobre el fenómeno estudiado. Esta cuestión se abordará en el apartado
de diseño. Cuando el procedimiento general para el estudio está fijado, es necesario seleccionar las
22
Sackett y Larson (1990).
23
Lakatos (1983).
24
El Dr. Fleming estaba realizando un estudio sobre bacterias cuando observó que en una de las preparaciones había
proliferado un moho y el cultivo estaba muerto. Cualquier otro investigador se habría lamentado por la pérdida después
de tirar la muestra sin más. Por el contrario, Fleming se preguntó el por qué de ese hecho. Tras diversos estudios,
concluyó que los mohos producían una sustancia que mataba a las bacterias. Había descubierto los antibióticos que
tantas vidas humanas salvaron y salvan en la actualidad.
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46 Introducción a la Psicología del Trabajo
técnicas y los instrumentos que se utilizarán para recoger la información que permita confirmar la teoría
y las hipótesis propuestas. A continuación, deben escogerse las estrategias de análisis de datos.
Una vez planificados los aspectos anteriores, resta su ejecución. Tras finalizar los procesos de recogida
y análisis de datos es preceptivo hacer público los resultados y conclusiones a través de los canales
científicos diseñados a tal efecto (artículos, monografías, tesis doctorales, presentaciones en congresos, etc.).
El segundo tipo de control que puede ejercerse se refiere a la asignación de los sujetos, grupos y
organizaciones a los diferentes niveles de la variable independiente. Es posible que el investigador
tenga pleno control y pueda distribuir al azar a los participantes. La asignación aleatoria de
estos últimos a las condiciones experimentales es un mecanismo de control sobre las variables
contaminadoras o extrañas. En el ejemplo citado del estudio sobre el efecto de la presión temporal,
se dispone de un total de ciento cuarenta empleados. Un treinta por ciento de ellos han sido
entrenados en habilidades para la gestión el tiempo, un veinte por ciento puntúa muy alto en la
ansiedad como rasgo y el cincuenta por ciento restante no tiene ninguna característica relevante
para el estrés. Si asignamos los empleados al azar, lo más probable será que los tres grupos tengan
un treinta por ciento de sujetos entrenados, un veinte por ciento de “ansiosos” y un cincuenta por
ciento de “normales”. Por tanto, las diferencias en estrés entre los grupos no pueden deberse en
este caso a las variables contaminadoras, el entrenamiento en habilidades y el rasgo de ansiedad,
pues se reparten homogéneamente entre los tres. Si los grupos hubieran estado formados con
anterioridad, por ejemplo, los departamentos de una organización, sería posible que el noventa
por ciento de los sujetos en uno de ellos estuviera entrenado en habilidades y el cincuenta por
ciento en otro fueran ansiosos, de modo que las diferencias en estrés no podrían explicarse solo
a partir de las diferencias en la presión temporal.
Una variante del control sobre los niveles y sobre su asignación es la utilización del grupo control,
es decir, un grupo cuya condición experimental es un nivel cero en la variable independiente. Este
grupo ofrece la garantía de que en ese grupo no se puede producir variación alguna debida a posibles
covariaciones de la variable independiente con otras variables contaminadoras o extrañas.
Lo que se pretende con el control sobre la situación es “proteger” de las influencias no deseadas la
parte del fenómeno que se desea estudiar. El establecimiento de los niveles de la variable, la asigna-
ción aleatoria de los participantes a las condiciones y la utilización de grupos control construyen una
“barrera protectora”; más o menos tupida, que impida cambios en la variable dependiente debidos
a la influencia de otra variable que no sea la independiente (véase la Figura 2.4.).
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En función del grado de control, se pueden establecer los siguientes diseños de investigación:
• Diseños experimentales. El investigador determina los niveles de la variable independiente, asigna
a los participantes a las condiciones de forma aleatoria y crea un grupo control. Se produce en un
entorno altamente controlado, generalmente un laboratorio. Este tipo de estudio permite establecer
relaciones de causalidad entre las variables, al menos en el contexto de investigación.
• Diseños cuasi-experimentales. Se refiere a situaciones excepcionales en las que en ambientes
naturales se cumplen la mayor parte de los estándares de la experimentación, salvo que el
contexto de investigación no puede estar tan controlado como en un laboratorio.
• Experimentos de campo.25 El investigador determina los niveles de la variable, pero la
composición de los grupos viene dada. Este tipo de experimento se desarrolla en situaciones
naturales, por lo que su validez externa es mayor, aunque la interna puede resentirse. Por
ejemplo, se pueden tomar dos grupos de comerciales ya formados por la organización; se
le pide a uno de ellos que busque clientes de su mismo sexo (nivel 1) y al otro que aborde a
compradores de sexo distinto (nivel 2) para comprobar el efecto de la similaridad vendedor-
cliente sobre la productividad. Al realizarse el estudio durante el trabajo habitual, el número
de variables que no puede ser controlado es enorme (por ejemplo, presencia física de los
vendedores, hora del día en que se contacta el cliente, etc.). Es posible corregir algunos de
los efectos de las variables no controlados durante la recogida en la fase de análisis de datos,
por ejemplo, mediante un análisis de covarianza, aumentando así la validez interna.
• Estudios de campo. Los niveles de la variable y su asignación no son controlados por el
investigador, que, además, no dispone necesariamente de grupo control.
b. Métodos basados en el control de estímulos
En este caso, se presentan distintos estímulos para observar las respuestas que provocan en los
individuos. Dentro de estos, se pueden distinguir dos tipos: a) los que se interesan por el tipo e
intensidad de las respuestas de un grupo o colectivo ante un mismo conjunto de estímulos, y b) los
que analizan el efecto que distintas manifestaciones de un fenómeno tiene sobre el comportamiento
de los individuos. 26
El primero de ellos se corresponde con los métodos de encuesta en los que se aplican los mismos
estímulos (por ejemplo, preguntas sobre la cultura organizacional) a una muestra de sujetos (por
ejemplo, los miembros de la organización). Posteriormente, se analiza la información para observar
si existen patrones de respuesta comunes o regularidades, dependiendo de las variables que
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caracterizan a la muestra, por ejemplo, en función del sexo, la edad, la experiencia laboral, etc.
Cuando la muestra es de estímulos en lugar de personas, se trata de un análisis de fenómenos. Para
su realización, se expone a los participantes a distintas manifestaciones de un mismo fenómeno
y se observa su reacción. Por ejemplo, se puede hacer rotar a un empleado por los distintos roles
de un equipo de trabajo para decidir cuál será su función definitiva dentro del mismo.
rendimiento dentro de este tipo de diseño, no es viable afirmar si el bajo nivel de motivación se debe a
un escaso rendimiento o si la relación se da en el sentido contrario. La otra limitación es obviamente que
no se detecta el ritmo de cambio en las variables estudiadas. Es posible que se aplique un cuestionario de
estrés laboral en centros de atención primaria durante la campaña de vacunación y se obtengan niveles
excesivos que recomiendan una intervención. Si se aplica ese mismo instrumento dos semanas después,
incluso una vez finalizada la jornada laboral, tal vez los niveles detectados no merezcan una actuación
para su reducción. En un diseño transversal ese hecho pasaría desapercibido.
Los diseños longitudinales resuelven en gran medida los problemas de las medidas únicas; sin
embargo, también presentan inconvenientes27. Durante el periodo que transcurre entre las distintas
medidas pueden tener lugar acontecimientos que afecten a las variables estudiadas y por tanto contaminen
los resultados. Otra dificultad aparece cuando no se conoce el ritmo de evolución de un fenómeno y no
se puede determinar con precisión cuántas medidas son convenientes y cuándo deben realizarse.
se pide a una prueba psicológica -el predictor- no difiere en absoluto de las características básicas
de un instrumento que se pueda emplear en Ciencias Naturales, por ejemplo, a un microscopio o una
simple cinta métrica: que la medida sea adecuada a la variable, que se pueda confiar en ella y que
tenga capacidad de discriminación, aunque sin duda la exactitud de la medida en Psicología nunca
puede ser idéntica a la obtenida en las Ciencias Naturales, dados los diferentes objetos de estudio. A
continuación se exponen brevemente estos tres criterios básicos.
a. Validez
La validez se define como la precisión con que una prueba mide realmente las variables o procesos
estudiados. Por ejemplo, una escala que evalúe actitudes no puede nunca emplearse para medir
motivación. Respetar la validez es fundamental tanto para la Psicología del Trabajo básica como
para la aplicada: emplear medidas equivocadas -no válidas- en un proceso de selección de personal
provocará, con total seguridad, contratar a un candidato poco o nada adecuado al puesto.
Existen distintos tipos de validez:
27
Wilpert (1995).
28
González-Roma y Peiró (1992); Aguinis, Henle, y Ostroff (2001).
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50 Introducción a la Psicología del Trabajo
Precisión con que una prueba mide realmente las variables o procesos estudiados.
VALIDEZ
¿Estamos midiendo realmente lo que creemos que estamos midiendo?
Precisión con que una prueba predice realmente las variables o procesos medidos.
FIABILIDAD
¿Estamos empleando una prueba que mide siempre de la misma forma?
29
Muchinsky (2000).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 51
c. Sensibilidad
Las pruebas psicológicas deben discriminar entre las personas o grupos que tienen un nivel alto,
medio o bajo respecto a la variable medida. No se pueden aceptar métodos demasiado fáciles o
difíciles, pues resultaría imposible diferenciar a los sujetos respecto a dicha variable. Por ejemplo,
para que una prueba de conocimientos -un examen universitario, por ejemplo- tenga la sensibilidad
adecuada, debe distribuir sus puntuaciones entre todas las posibilidades, habitualmente con una
media aritmética cercana a la mitad de la máxima puntuación posible.
Cuando las muestras no son representativas por ser demasiado reducidas, suelen utilizarse los
llamados baremos normativos. Se trata de unas tablas de puntuaciones elaboradas a partir de las
respuestas a la misma prueba de diferentes muestras representativas, las cuales presentan carac-
terísticas similares a la evaluada -respecto a formación, experiencia, sexo, edad, etcétera-.
30
Spector (2001).
31
Rodríguez-Mazo (1999).
32
Drenth (1998).
33
Anastasi y Urbina (1997).
34
Spector (2001).
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52 Introducción a la Psicología del Trabajo
ESTRUCTURACIÓN
ESTRUCTURADO NO ESTRUCTURADO
Cuestionarios
Entrevista abierta
Escalas
SUJETO Entrevista grupal
Entrevista estructurada
Tests proyectivos
Tests objetivos
CANAL DE INFORMACIÓN
Observación sistemática
Impresiones
INVESTIGADOR Escalas de clasificación de
Observación participante
conductas
Indicaciones indirectas
EQUIPOS DE REGISTRO Vídeos, grabaciones de audio
Información fisiológica
Documentos personales
ARCHIVOS Datos archivados
Documentos oficiales
35
Rogelberg, Church, Waclawski y Stanton (2002).
Alcover, de la Hera, Carlos María, et al. Introducción a la psicología del trabajo (2a. ed.), McGraw-Hill España, 2015. ProQuest Ebook Central,
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 53
d. Tests Objetivos
La utilización de tests objetivos o psicométricos constituye una de las áreas más conocidas de
la evaluación psicológica en general y de la Psicología del Trabajo en particular. Las pruebas de
inteligencia, aptitudes o rasgos personales se emplean con gran frecuencia por los investigadores
básicos, pero sobre todo por los psicólogos del trabajo del área aplicada, siendo incluso funda-
mentales para realizar algunos procesos tan importantes como la selección de personal (véase
el Capítulo 14). El contenido de estas pruebas suele estar compuesto por listados de preguntas o
items con formato de respuesta múltiple ante estímulos verbales o gráficos.
De nuevo en este caso, la irrupción de la telemática está simplificando los, a veces, engorrosos
trámites de suministrar el test, corregirlo e interpretarlo. Por este motivo, las pruebas realizadas
mediante Internet se están popularizando a gran velocidad 40.
36
Rodríguez Fernández y Delgado (1998).
37
Puede consultarse un ejemplo de aplicación de cuestionarios mediante ordenador en Wiechmann y Ryan (2003).
38
Osgood, Suci y Tannenbaum (1957).
39
Hoy en día pueden realizarse online distintas escalas. Por ejemplo http://chuma.cas.usf.edu/~spector/scalepage.html
[tomado de la world wide web el 18 de junio de 2004].
40
Véase, por ejemplo, Fox y Schwartz (2002).
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54 Introducción a la Psicología del Trabajo
e. Entrevista Abierta
Las entrevistas abiertas o cualitativas constituyen el método de investigación no estructurado de
más frecuente uso en las organizaciones 41. Su objetivo es obtener descripciones desde la óptica
del entrevistado sobre la interpretación del significado del fenómeno descrito. Se caracterizan
por la libertad del investigador a la hora de establecer el orden de las preguntas o incluso sobre la
decisión de cuáles se van a realizar una vez iniciada la misma. En ocasiones los entrevistadores
se limitan a preguntar lo que creen conveniente sin demasiada planificación, mientras que otras
veces un modelo conceptual guía las preguntas realizadas 42 . Se trata de un método muy flexible
que puede realizarse en circunstancias muy variadas, obteniéndose en ocasiones información de
gran profundidad 43.
f. Entrevista Grupal
La entrevista grupal es una variedad de la entrevista abierta donde se recoge información sobre
grupos y no sobre individuos. Se trata de una técnica de investigación cuyo objetivo no se centra en
la recogida exhaustiva de datos, sino en la clarificación del significado que cierta información tiene
sobre un grupo concreto 44. La utilización de esta técnica está muy extendida en la investigación
organizacional, destacando sus aplicaciones prácticas a estudios de mercado.
g. Tests Proyectivos
Las pruebas o tests proyectivos son técnicas de evaluación de variada naturaleza en las que el sujeto
se enfrenta a una tarea o estímulo ambiguo -como unas manchas de tinta, un dibujo o una historia
sin terminar- que debe interpretar o completar. Merced a los supuestos teóricos subyacentes a
estas pruebas, se supone que en la respuesta el individuo proyectará sus actitudes, personalidad
o motivaciones inconscientes, y todo ello sin la contaminación de datos típica de la deseabilidad
social. Las pruebas proyectivas más conocidas y empleadas en Psicología del Trabajo son: el Test
Rorschach -conocido coloquialmente como test de las manchas de tinta -, el Test de Apercepción
Temática (TAT) y la asociación de palabras.
Si bien su uso en el área del psicodiagnóstico clínico está bastante extendido, muchas han sido
las críticas con respecto a la fiabilidad, y sobre todo a la validez de estos procedimientos, lo que
convierte en muchas ocasiones a los datos conseguidos a partir de ellas en información poco o
nada relevante. Su empleo en el ámbito de la Psicología del Trabajo es, cuando menos, muy poco
recomendable, aunque algunos destacados autores 45 defienden su uso controlado en las fases
exploratorias de las investigaciones.
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41
Martínez-Íñigo y Rodríguez-Mazo (2003).
42
Gummesson (2000).
43
King (1994).
44
Rodríguez-Mazo (1999).
45
Como, por ejemplo, Drenth (1998).
46
Carrera y Fernández Dols (1992).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 55
47
Bales y Cohen (1979).
48
Drenth (1998).
49
Sackett y Larson (1990).
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56 Introducción a la Psicología del Trabajo
b. Entrevistas Programadas
Se trata de entrevistas estructuradas, realizadas a expertos que desempeñan un papel importante
respecto a la cuestión investigada. Dicha entrevista versa sobre un hecho concreto y la forma en
que ha sido experimentado en la organización50.
c. Tormenta de Ideas
La tormenta de ideas o brainstorming constituye uno de los procedimientos no estructurados
más empleados en las organizaciones laborales cuando se tiene el objetivo de obtener alternativas
novedosas para la solución de un problema. El procedimiento original51 se realizó basándose en el
célebre principio “de la cantidad surge la calidad”, el cual implica que en el proceso de generación
de ideas quede radicalmente prohibido expresar cualquier tipo de intervención crítica. Esta técnica
puede aplicarse, por ejemplo, a grupos de expertos con el objetivo de obtener información relevante
para una investigación.
En los últimos años, gracias a la popularización de las nuevas tecnologías en las organizaciones,
han comenzado a introducirse programas y sistemas de comunicación mediados por ordenador
que permiten la realización de distintas técnicas grupales, como la tormenta de ideas, sin que
sea necesario que los miembros del equipo estén presentes en el mismo lugar y/o que realicen
sus tareas simultáneamente (véase el Capítulo 4). Así, una notable cantidad de investigación
se ha dedicado a mostrar las limitaciones del brainstorming tradicional, y cómo superarlas por
medio de su variante electrónica 52 . Los expertos consideran que durante la realización de un
brainstorming cara a cara se producen distintos procesos de influencia social que en ocasiones
benefician los resultados del grupo -en forma de facilitación social y sinergia- pero en otras le
perjudican claramente (véase la Tabla 2.4).
Interferencia Se produce cuando las ideas de los otros miembros del grupo
cognitiva interfieren con los procesos de generación individuales
50
Drenth (1998).
51
Ideado por Osborn (1941).
52
Véase, por ejemplo, Cooper, Gallupe, Pollard y Cadsby (1998).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 57
d. La Técnica Delphi
La técnica Delphi -o Delfos- puede definirse como un proceso no estructurado, aunque sistemático
e iterativo, encaminado a la obtención de opiniones, y si es posible, del consenso entre un grupo
de expertos53. A estos se les administra de forma reiterada un conjunto de cuestionarios cuyos
resultados, una vez analizados, se devuelven a los participantes y suponen el punto de partida para
las siguientes preguntas. Su uso comenzó a popularizarse entre las fuerzas armadas de distintos
países, pero en la actualidad se emplea en todo tipo de organizaciones. También la investigación
la utiliza como instrumento de recogida de datos “expertos”. Como en el caso de la tormenta
de ideas, su aplicación mediante tecnologías telemáticas supone una interesante variante que
proporciona nuevas posibilidades para obtener mayor cantidad de información.
Estos procedimientos se emplean para grabar o registrar todo tipo de conversaciones e interacciones
sociales, habitualmente de forma no estructurada. Más adelante, se realiza una codificación y un
posterior análisis de información, como un análisis del discurso, por ejemplo.
van más allá de la simple -aunque no por ello sencilla- aplicación de estadísticos.
2.6.1. El Meta-Análisis
Durante la mayor parte del siglo XX, la única posibilidad estadística para analizar datos científicos
se basaba en la evaluación de la significatividad de la hipótesis nula, es decir, en utilizar el método
hipotético-deductivo descrito anteriormente. Sin embargo, durante las dos últimas décadas el
meta-análisis ha surgido como una segunda alternativa, igualmente válida, para analizar datos
en Psicología 62 . Se trata de un procedimiento estadístico diseñado para acumular y combinar los
56
Symon (1998).
57
Como, por ejemplo, Bodko (1990) y Muchinsky (2000).
58
Martínez-Íñigo y Rodríguez-Mazo (2003).
59
Gelfand, Raver, Holcombe-Ehrhart (2002).
60
Aguinis, Henle y Ostroff (2001) y Hofmann (2002).
61
González y Peiró (1992).
62
Huffcutt (2002).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 59
resultados de gran cantidad de estudios empíricos llevados a cabo independientemente para establecer
hechos 63. En multitud de ocasiones, distintas investigaciones sobre un mismo objeto de estudio
revelan resultados en apariencia contradictorios. El meta-análisis intenta, precisamente, integrar los
descubrimientos de dichos estudios con el objetivo de revelar los auténticos patrones de interacción
entre las variables tratadas, proporcionando una base para el posterior desarrollo teórico. Algunos
ejemplos de la utilización de esta técnica en Psicología del Trabajo y de las Organizaciones incluyen
análisis sobre las relaciones entre satisfacción laboral y rendimiento, la generalización de la validez
en los instrumentos de selección de personal, correlaciones entre conflicto y ambigüedad de rol64 o
las relaciones entre rasgos personales y rendimiento laboral65 (véase el Capítulo 7).
63
Hunter y Schmidt (1990).
64
Schmidt y Hunter (2001).
65
Barrick y Mount (2003).
66
Zickar y Slaughter (2002).
67
Hanisch, Hulin y Seitz (1996).
68
Zickar y Slaughter (2002).
69
Coleman (1964) y Loehlin (1968), por ejemplo.
70
Hanisch, Hulin y Seitz (1996); Zickar (2000) o de la compilación realizada recientemente por Ilgen y Hulin
(2000).
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60 Introducción a la Psicología del Trabajo
de recogida y análisis de datos. Es por este motivo que el desarrollo de estos procedimientos comienza
a ser apreciable, aunque aún a una importante distancia respecto al empleo de los más cuantitativos.
Prueba de lo dicho es la publicación de distintos textos que recopilan algunos de estos procedimientos
aplicados a la Psicología del Trabajo71.
Los métodos cualitativos de análisis de datos deben ser rigurosos y sistemáticos. En los últimos
años la introducción de programas informáticos destinados a tal fin ha facilitado buena parte del
trabajo de los investigadores. Habitualmente incluyen algún tipo de análisis de contenido o de discurso,
estructuración narrativa, interpretación hermenéutica de los significados y distintos métodos ad hoc
que se utilizan solos o combinados en función de los objetivos del investigador 72 .
El análisis del discurso es precisamente una de las estrategias cualitativas más empleada. Su
aplicación implica la asunción del discurso como el conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen
y promueven ciertas relaciones sociales, siendo su análisis el estudio de cómo esas prácticas actúan
en el presente manteniendo y promoviendo esas relaciones; es sacar a la luz el poder del lenguaje
como una práctica constituyente y regulativa73.
Es importante señalar que la diferenciación entre análisis de datos cuantitativos y cualitativos
no debe relacionarse necesariamente con las técnicas de recogida de datos estructuradas y no
estructuradas respectivamente. Se podría pensar que estas últimas proporcionan siempre datos
cualitativos, pero eso no es cierto para todos los casos. Por ejemplo, de procedimientos como los
análisis de documentos surgen datos verbales que se convierten en numéricos (como frecuencias)
para su posterior análisis cuantitativo.
Por último, resulta de especial interés la tendencia detectada en los últimos años hacia la
integración de los métodos cuantitativos y cualitativos74 , especialmente a través de la estrategia de
investigación conocida como triangulación75 que, a grandes rasgos, consiste en el uso de múltiples
métodos en el estudio de un mismo objeto de estudio y en la que se combinan diferentes fuentes
de datos, de investigadores, de teorías y de metodologías. La triangulación persigue el consenso
científico eliminando, al menos, las divergencias de resultados que proceden de la variabilidad
derivada de las distintas orientaciones metodológicas de las Ciencias Sociales. Aunque la utilización
de la triangulación en Psicología del Trabajo y de las Organizaciones no es aún muy frecuente 76 ,
constituye sin duda una estrategia con un gran potencial para captar la complejidad de los fenómenos
y los procesos relacionados con el mundo del trabajo.
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71
Cassell y Symon (2004); Lee (1999) y Symon y Cassell (1998). Para un análisis más detallado de procedimientos
cualitativos en Ciencias Sociales, la obra de referencia es Denzin y Lincoln (2000).
72
Bachiochi y Weiner (2002).
73
Iñiguez y Antaki (1994).
74
Véase, por ejemplo, Bericat (1998).
75
Propuesta inicialmente por Denzin (1970).
76
Lewis (1999).
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Métodos y Técnicas de Investigación en Psicología del Trabajo 61
Autoevaluación
2.5.La fiabilidad se refiere a la precisión con que una prueba mide realmente las variables
V F
o procesos estudiados.
2.6. Los cuestionarios pueden emplearse para distintos propósitos en función de cuál sea la
naturaleza de la información recogida: hechos, opiniones, intereses, actitudes, sentimientos, V F
expectativas, deseos, motivaciones, conocimientos, etcétera.
2.7. Las entrevistas estructuradas se emplean para realizar la medida de actitudes, o más
V F
estrictamente, del componente cognitivo de la actitud.
2.8. Uno de los principales inconvenientes derivados del modelado computacional es su
V F
baja validez ecológica.
Lecturas recomendadas
Cassell, C. y Symon, G. (Eds.) (2004). Essential Guide to Qualitative Methods in Organizational
Research. Londres: Sage.
Di Trocchio, F. (1997). El genio incomprendido. Hombres e ideas que la ciencia no ha comprendido. Madrid:
Alianza Editorial, 1999.
Martínez-Íñigo D. y Rodríguez-Mazo, F (2003). Métodos de Investigación en Psicología de las
Organizaciones. En F. Gil y C. Mª. Alcover (eds.), Introducción a la Psicología de las Organizaciones
(pp. 109-134). Madrid: Alianza.
Ziman, J. (1998). ¿Qué es la ciencia? Madrid: Cambridge University Press, 2003.
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Efectos de la continuidad y del cambio de miembros sobre la eficacia productiva de los equipos
de trabajo. Un estudio experimental.
En este apartado se describe sucintamente una investigación77 realizada en uno de los campos de
estudio más prolíficos dentro de la Psicología del Trabajo en las dos últimas décadas: los equipos
de trabajo. El objetivo de esta descripción es ofrecer al lector la oportunidad de contrastar, mediante
sus respuestas a una serie de preguntas que se formulan al final, si su comprensión y asimilación de
los aspectos metodológicos expuestos en este capítulo han sido satisfactorias.
Una de las variables tradicionalmente más descuidada por la Psicología ha sido el tiempo, a pesar
de que sus efectos sobre cualquier fenómeno son obvios. En este sentido, la investigación sobre los
equipos de trabajo no ha sido una excepción. Uno de las transformaciones que suele experimentar
cualquier grupo debido a su evolución es el cambio en sus miembros. Aunque estudios anteriores han
tratado esta cuestión y sus consecuencias sobre la productividad de los grupos, no se dispone de una
explicación concluyente, entre otros motivos, por la falta de una teoría bien articulada e integradora.
77
Alcover y Gil (1998).
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62 Introducción a la Psicología del Trabajo
Con el fin de aportar evidencia adicional sobre las consecuencias de los cambios en los miembros
que componen un equipo de trabajo sobre los resultados que este obtiene, se realizó un estudio con
una muestra de estudiantes de Psicología, conforme al siguiente procedimiento.
Se formaron cinco equipos de trabajo, siendo la asignación de los estudiantes a uno u otro
aleatoria. Cada uno de los grupos realizó una serie de tareas relevantes para los participantes y para
la organización a la que estos pertenecían como estudiantes. Los resultados de las tareas de cada uno
de los grupos se evaluaron tanto en sus aspectos cuantitativos (número de soluciones propuestas),
como cualitativos (calidad de las soluciones formuladas).
Los grupos, compuestos por cuatro miembros, trabajaron en las tareas asignadas en reuniones
semanales durante un periodo total de ocho semanas.
En el caso del primer grupo, la composición permaneció constante durante todo el estudio. En el
resto de grupos, los miembros cambiaron según los patrones que se describen a continuación.
• Grupo 1: cambio de un miembro en las semanas 5, 6, 7 y 8 (100% de los miembros).
• Grupo 2: cambio de dos miembros en las semanas 5 y 7 (100% de los miembros).
• Grupo 3: cambio de un miembro en las semanas 5 y 7 (50% de los miembros).
• Grupo 5: cambio de dos miembros en la semana 7 (50% de los miembros).
Tras realizar los análisis de datos pertinentes, se concluyó que en los grupos donde variaba la
composición, los resultados eran mejores que en aquellos cuyos miembros permanecían estables
durante las ocho semanas. En cuanto a las consecuencias de la magnitud del cambio en la composición,
los resultados mostraron mejores resultados cuantitativos cuando la modificación alcanzaba el
cincuenta por ciento de los miembros, mientras que los resultados cualitativos eran superiores en los
grupos en los que el cambio de integrantes era total.
• ¿Cuál es la fuente de la que se derivó el objetivo de la investigación?
• ¿Qué tipo de diseño se ha utilizado en el estudio? Indique tres motivos que justifiquen su
respuesta.
• ¿Cuáles son las variables dependientes en la investigación?
• ¿Cuáles son las variables independientes medidas?
• Sugiera alguna posible variable contaminadora.
• Indique algún aspecto del diseño empleado que pueda dañar la validez externa de los
resultados.
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