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Emir miré a Alvaro antes de soltar una risa. Después se dirigié a Homero con un tono amenazador. — {Qué estas planeando, Homero? éPor qué la has trafdo hasta aqui? Homero, por su parte, lo ignoré y miré a Alvaro. —Sefior Ayala, se esta haciendo tarde. La sefora Ayala parece cansada. Tal vez deberian regresar a descansar —le sugirié como si fuera lo mas ldgico en esta situaci6n. —Homero Tabares, ipor quién me estas tomando? —Emir exclam6o furioso, aventando con enojo las cartas que tenia a la mesa; sin embargo, Homero lo seguia ignorando, sin apartar la vista de Alvaro. —Mafiana se encontraran con mi papa. Deberian de descansar esta noche —nos urgia, su voz tenfa un cierto tono de advertencia Indignado después de haber sido echado a un lado por tercera vez, Emir estaba mas que colérico. De pronto, saco una pistola y le apunté directo a Homero. —Tabares, te preguntaré otra vez, gpor quién me tomas? —le rugio. La presencia del arma trajo consigo una atmosfera tensa al cuarto. Alvaro me cubrié con su cuerpo con discrecién, observando como se desarrollaba la situacién. Homero, no obstante, parecia acostumbrado al comportamiento de Emir. Le miro desafiante y le dijo con total control: —Sefior Emir, si dispara esa pistola, temo que ninguno de los dos saldra caminando esta noche del Casino Gold Star. La cara de Emir se puso morada del enojo al escuchar eso; era evidente que estaba usando todas sus fuerzas para contener su ira, pero, después de lo que parecio una eternidad, al fin bajo su arma con lentitud. Entonces miré Alvaro y se rio con crueldad. ~Sefior Ayala, tal vez otro dia entonces; no se preocupe, habra cientos de oportunidades para que nos encontremos de nuevo. jBuen viaje! La mirada de Alvaro permanecié firme, sin intimidarse con nada. Su rostro no relevaba ninguna emoci6n mientras le asentia con educacion. —Me alegrara volver a reunirnos para unos tragos. En cuanto a las otras actividades, me mantendré firme y seguiré mi conviccion de no hacer algo que pudiese herir alguien mas. —Con esa declaracion, Alvaro me tomo de la mano y, casi arrastrandome, nos saco de la habitacion. Estaba mas que atonita por todo lo que habia sucedido y tenia muchisimas preguntas al respecto; sin embargo, no pude interrogarle, ya que me di cuenta de la urgencia con la que Alvaro nos hacia carinar por los corredores del casino hasta que llegamos al primer piso, el cual estaba lleno de gente. El se abrié camino entre la multitud ruidosa con direccion hacia la salida y conmigo siguiéndole de cerca. Cuando al fin \legamos afuera, los hombres de Zacarias nos estaban esperando. Nos reunimos con ellos y nos retiramos al carro. Alvaro se encontraba arrancando el vehiculo cuando un tumulto de gente se form6 en la entrada del casino, creando una barricada en el camino en frente nuestro, aunque no iban tras nosotros. Algunos hombres corpulentos habian sacado a un sefior del casino y, en ese momento, le estaban propinando una paliza con pufios y patadas; el hombre en el suelo les imploraba piedad, pero sus suplicas no llegaban a ofdos de alguien. La golpiza paro solo hasta que los otros hombres se dieron cuenta que lo habian dejado casi muerto. Al considerar su trabajo completado, regresaron adentro, sin portar ningun rasgufio del altercado. Alvaro miré con frialdad como el hombre se convulsionaba en el piso, batallando para levantarse y cayendo con cada intento fallido hasta que, al fin, se quedo echado en el suelo como un perro muerto. La escena me hizo sentir simpatia por él, lo que me hizo preguntarle a Alvaro por puro impulso: —Alvaro, ~podemos ayudarle? —Pero él solo apreté sus dientes y no dijo nada. Yo tampoco insisti en el asunto; este era un casino, de todas formas, no era un lugar para la simpatia o la lastima. El problema era que el hombre yacia en medio del camino y no éramos capaces de conducir con él ahi, por lo que nos quedamos sentados en el carro, mirandolo. Parecia que habia agotado toda su energia. Estaba tumbado sin moverse, como un cadaver, Alvaro entrecerré sus ojos y piso el acelerador tan fuerte como pudo. El sonido de motor rugiendo fue acompafiado por el repentino movimiento del carro. En ese momento estaba segura de que Alvaro le pasaria por encima a aquel sujeto. Como si le hubieran disparado, el hombre reaccioné al sonido del carro con rapidez. Se arrastro y se levanto hasta quedar desparramado en el frente del nuestro carro. Aun tenia sangre fresca en su cara y brotando de la esquina de su boca. Le sonrié con dificultad a Alvaro y le dijo con debilidad: ~,Te mantendras ajeno para dejarme a morir? Me giré hacia Alvaro sorprendida «jEs que se conocen?» me pregunté, pero, a pesar de eso, Alvaro sélo continuaba mirando hacia el frente. El hombre volvio a reir, aunque sonaba mas como un jadeo. —Ambos fueron testigos de todo el incidente. Téngame lastima y \lévenme al hospital. Tengo una pierna rota y no puedo caminar — dijo sin mayor preocupacion, lo que me parecia increible, considerando el peligro que corria, pero Alvaro, por su parte, presiond aun mas sus labios, abriéndolos sdlo para ordenarle: —jPiérdete! A pesar de todo, el hombre se seguia aferrando al carro sin ninguna vergiienza. En realidad, casi se subia encima de él por completo. Nos dijo sin prisa: Si no estan dispuestos a dejarme entrar a su carro, me quedaré aqui tumbado. No es que quiera asustar a la hermosa dama de al lado. Ya harto de todo, Alvaro piso el acelerador una vez mas, sin dudarlo ni un momento. El carro arrancé y el hombre perdié el balance, rodando fuera del capo y cayendo al piso haciendo ruido. Alvaro no detuvo el carro; parecia que estuvo decidido a arrollar a aquel hombre. Por fortuna, él habia reaccionado con unos reflejos que no se hubiera esperado nadie y pudo evitar ser atropellado; sin embargo, sus maldiciones nos siguieron hasta que dejamos lejos ese lugar. —jEstan dementes! Si me hubieran atropellado de verdad, jno estaria vivo en este momento! — Alvaro no le hizo ningun caso y sus itulo 869 gritos se dejaron de escuchar entre mas nos alejabamos. Yo estaba temblando después de todo lo sucedido. Mi espalda bafiada en sudor. Miraba por la ventana, concentrandome en la luz de los postes, y mirando como se reducian conforme los pasdbamos. Después de calmarme, miré a Alvaro. Su cara seguia tan seria, con la misma expresion y aura que mantuvo toda la noche. Me senti obligada a preguntar: —Solo dime, {qué ocurrio esta noche? & {Qué te parece la traduccion? Deja tu puntuacion y conseguiras 2 perlas, be iEspera, tengo algo que comentar! $2 Hazie iin ranalitn al antarl Era obvio que Alvaro y Emir habian planeado con antelacion su encuentro. No sabia de qué habian discutido, pero si sé que al confiarle a Homero mi seguridad, Alvaro debi de estar confiado en que Homero terminaria por fallarle a Emir. —jTienes miedo? —me pregunto mientras me miraba de reojo. Primero negué y después asenti; estaba conflictuada. Al notar mi expresion confundida, Alvaro dejo salir una risa alegre, la cual termind con la tension que habia estado en el ambiente. —iTienes miedo 0 no? —repitio bromeando. Pensé por un tiempo antes de contestarle con compostura. —Un poco de ambas, supongo. Tengo miedo por qué no sé nada: si algo te llegase a pasar, no sabria qué hacer, pero no tengo miedo aun porque sé que siempre tendras la situacion bajo control. Ademas, eres responsable y nunca me pondrias en peligro. Alvaro continud conduciendo, su mirada incomprensible. —

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