La pedagogía crítica representa un “programa de investigación”, tratándose de
un cuerpo teórico complejo, de una naturaleza filosófico-social y constituido por ideas y principios relacionados con la realidad social, la educación, la institución escolar y sus actores. Con una mirada hermenéutica (arte de interpretar textos), se plantean con una oposición al positivismo de la ciencia moderan a la vez que se valoran como un verdadero cambio de paradigma en el campo pedagógico. Este cuerpo teórico cuenta con núcleos de aproximación a la realidad, realidad que se concibe más por el proceso que por el producto; más por el sujeto que por el objeto del conocimiento; más por el contexto que por el individuo; más por el particularismo que por el universalismo; más por la democracia que por el control autoritario de la convivencia. De esta pedagogía crítica se desprenden ciertos principios: -Propone un orden social ad-hoc (adecuado, apropiado o dispuesto para tal fin): este orden social se refiere a la existencia de una convivencia democrática, al interior del proyecto de modernidad que cuestiona, con las actitudes que le son propias. La pedagogía crítica, en su vertiente emancipadora focaliza la atención en el desarrollo moral y democrático de la sociedad, dándole valor a la tolerancia a la diversidad, el pluralismo de ideas, el diálogo, la participación la colaboración y la reflexión permanente como condiciones básicas de la vida moderna. -Aboga por una educación renovada. Idea que se deriva de la anterior. En efecto, la escuela, aquella institución de reproducción social por excelencia, es raramente creativogenética y es fuertemente proclive a racionalidades antiemancipatorias. Se propone que la escuela como un subsistema social, se torne en una institución democrática y democratizadora. -En la base de la pedagogía crítica hay una mirada antipositivista: en donde reside la noción de que la ciencia positivista es engañosa y controladora. La mirada crítica, ha permitido desnudar las ocultas pretensiones de dominación y enajenación de la ciencia explicativa y se instala en el “darse cuenta metacognitivo y resiliente de un educador crítico y que aporta un interés emancipador y transformador. -Resalta que conocimiento e interés son inseparables: El conocimiento es reconocido en su condición ética y cultural como una construcción que no es neutral. En este contexto, se acepta que el conocimiento y el aprendizaje se producen por un interés técnico, práctico y emancipatorio. Podríamos decir que cualquier comprensión de la vida social es en sí misma una construcción social, dependiente de los significados que poseen los actores, en un momento particular de la historia, en que la práctica y la teoría son dos dimensiones de una misma realidad, una no puede existir sin la otra. -Define la conciencia como el lugar de construcción de la realidad: en donde conciencia, subjetividad y cultura forman una tríada epistémico-social que empieza a dar sentido a muchas comprensiones e intervenciones en el campo educativo. La pedagogía poscrítica va a tomar los aportes centrales de las pedagogías críticas a fin de ir formulando nuevas posturas y tendencias que van a incidir directamente en las reformas educativas de América Latina. Detrás de estas propuestas hay comisiones de expertos patrocinados por los gobiernos de turno, que preparan los informes de los hechos , la moda conceptual y oficial que hay que aplicar en cada país y en cada escuela. En el posicionamiento poscrítico, el pensamiento es renovado y se autodenomina pensamiento complejo, emocional, holístico, ecoeducativo, cibernético, competencial, alternativo, multicultural, etc. Ponen el esfuerzo en buscar nuevos significantes pero no en buscar nuevos significados.