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Capitulo 6 EL REPUBLICANISMO En los tiltimos afios, la corriente te6rica republicana ha irrumpido en Ia escena de la filosofia politica, y tomado parte de sus discusiones més importantes. Vinculada tanto con el comunitarismo como con el li- beralismo, el republicanismo ha servido como «lugat de reposo» de comunitaristas y liberales «criticos» —incémedos dentro de las tradi ciones de las que formaban parte—. En esta seccién, examinaremos el significado que contempordneamente suele asigndrsele a la posicién repu- blicana, y el modo en que esta posicién debate con las otras dos corrien- tes teéricas mencionadas. Previo a ello, intentaremos precisat cules son los rasgos més distintivos que, habitualmente, han sido asociados con el republicanismo. QUE REPUBLICANISMO? Con raices en la antigtiedad clésica, el republicanismo representa una corriente de pensamiento que ha comenzado a «renacer, a finales del siglo Xx, a partir del crabajo de un notable grupo de historiadores —nor- teamericanos en su mayorfa— que, desde fines de los sesenta, rastrearon los origenes teéricos de la tradicién politica-insticucional angloamerica- na en fuentes hasta ese entonces no consideradas.' J. Pocock, por ejem~ plo, hizo ceferencia a las conexiones entre la tradicién mencionada y el humanismo civico que se desarrollara en la Italia renacentista. B. Bailyn demostré que los principales apoyos te6ricos de los revolucionarios nor- teamericanos se encontraban tanto en el Iluminismo o el puritanismo como en el radicalismo inglés (siglos xvtt y Xvi) y (mas notablemente) en el pensamiento clisico. Este revisionismo de la historia angloamerica- na implicaba desafiac la creencia hasta entonces compartida segiin la cual Jas principales influencias intelectuales de dicha cultura politica se vinculaban, casi exclusivamente, con un pensemiento liberal ¢ indivi- dualisea 1, Bailyn (1967); Pocock (1975); Wood (1969). AS ee OR SA JRE Cea pee ae sel La reconsideracién y revalorizacién del republicanismo, sin em- bargo, no quedé como prenda exclusiva de los historiadores. Juristas, po- litélogos y fil6sofos también se apoyaron en aquellas influencias republi- canas a fin de reexaminar algunas de las discusiones propias de sus respectivas disciplinas, Autores liberales igualitarios vieron con simpa- tia este reverdecet del republicanismo, y apelaron a él déndole forma, #n algunos casos, a un «republicanismo liberal» en el que encontraron tuna fuente para asentar sus criticas frente al liberalismo conservador.” El pensamiento filos6fico comunitarista fue, de todos modos, el que aparecié més rapida y s6lidamente asociado con el republicanismo. Ello, sobre todo, a partir de fundamentales preocupaciones comunes por ejemplo, en relacién con determinados valores civicos, 0 ideales co- mo el del autogobierno). Sin embargo, atin a pesar de tales (aparentes) xparentescos te6ricos», el republicanismo puede seguir considerandose una visi6n tedrica con contenido propio. Ahora bien, équé es, en definitiva, lo que podemos entender por repu- blicanismo? Hasta cierto punto, el significado propio del republicanism resulta demasiado vago e inasible (y quizé resida en dicha vaguedad parce del arractivo repentino generado por esta corriente). Alexander Hamilton pudo afirmar, al respecto, que la nocién de republicanismo a la que se ape- laba en su tiempo, era empleada con demasiados sentidos diferentes; y John Adams confesaba no haber llegado a entender nunca el significado de dicho término (més atin, sostenta que nadie que él conociese habfa alcanzado tal entendimiento).” De todos modos, tampoco es cierto que nos encontremos frente auna situacién de indeterminacién conceptual radical. La historia ha- bitualmente asociada con el republicanismo remice a autores, tiempos, y temas més o menos repetidos: el pensamiento clésico, en general (Ho- mero, S6focles, Euripides, Tucidides, Herodoto, Plucatco, Cato, Ovidio, Juvenal, Cicerén, Séneca), y la repGblica romana, en particular; el re- surgimiento de la idea de reptiblica en algunas ciudades-estado de la Italia renacentista, y los escritos, en particular, de autores como Ma- quiavelo; las provincias holandesas apenas liberadas de la monarquia hispanica; el republicanismo inglés del siglo xvi, que alcanza su principal expresién en el influyente modelo de la —asf Ilamada— sconstitucién mixta»; los afios fundacionales del constitucionalismo norteamericano, sobre todo desde los afios inmediatamente posterio- res a la independencia; parte del ideario propio de la Revolucién fran- 2, Pienso, por ejemplo, en autores como Cass Sunscein y Frank Michelman. Vésse, especat- ‘mente, Sunscein (1988) y Michelman (1988). 3. Wood (1992), ——— cesa (y los erabajos, en particular, de tedticos como Rousseau o Montes- ve supuesto, las épocas, las regiones y los nombres mencionados nos hablan de ciertos elementos que, efectivamente, podrfamos considerar co- ‘mo distintivos del republicanismo. Sin embargo, los mismos datos citados nos refieren también a la presencia de factores muy disimiles dentro de ta- les versiones del republicanismo. Consciente de tales posibilidades y pro- blemas, en este escrito me inclinaré por presentar al republicanismo dis- tinguiéndolo a partir de (lo que podriamos denominar) un «minimo comin denominador»: ciertas notas aparentemente comunes —«pro} mente republicanas»— que no niegan la presencia de fuertes diferencias por encima y por debajo de tal «mfnimo comin» (ni la existencia de dife- rencias respecto a cémo interpretar, ain, tales notas comunes). En busqueda, también, de dicho nticleo comtin, Philip Pettic destaca la concepcién «antitirénica» —contrariaa toda dominacién— del republicanis- mo.’ Lareivindicaci6n de la libertad —la ausencia de dominio; la vida en un «estado libre»— unificaria, sintéticamente, alas distintas visiones republica~ nas. Es ese estado libre el que va a permitir la grandeza y el crecimiento de la comunidad y, sobre todo, el que vaa posibilitar que los ciudadanos puedan per- seguir libremente sus propios fines. Q. Skinner remite también a la defensadel «estado libre» como ideal republicano més caracteristico, En su opinién: [E]ste enfoque decididamence deriva de la filosoffa moral romana, y espe~ cialmente de aquellos autores que reservaron su mayor admiraci6n para la con- ); la adopci6n de métodos de rotacién obligatoria en los cargos (un método que ya habia sido empleado en la antigua Grecia y en el repu- blicanismo florentino, para impedir que los ciudadanos electos pudieran egar a abusar de sus posiciones de poder);" instrucciones para los repre- sentantes (con el objeto de limitar la discrecionalidad de aquéllos en sus decisiones); o derechos de revocatoria de los mandatos (a ser utilizados frente a los mandatarios que desafiaran las demandas de sus electores y los compromisos asumidos frente a estos iltimos)."* 15. La eacacién en los cargos ea defendida tanto on el objeto de asegurar una mayor aper. cus politica (con cargos roraivosiban 4 ser ms les ciudadanos que iban 8 poder comar contzl directo de ls asuntes de la comunidad), como para impede que los gobernantes, desde sus pos

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