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Principales discusiones ius filosóficas Modernas y Postmodernas

Cristin Meliza Ramos González

Cristin.ramos@campusucc.edu.co

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

SEDE MONTERIA

Filosofía del Derecho

Doc. ERIKA TERESA CARRILLO DIAZ

19 de septiembre 2021
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RESUMEN

El espíritu moderno se forjó bajo los paradigmas de la igualdad, la fraternidad, la libertad: el


postmodernismo es la crítica a las insuficiencias de esos paradogmas. El derecho en la
modernidad se suponía que estaba apuntalado por la racionalidad de los argumentos
propiciada por una supuesta vida democrática, de igualdad y justicia social que comenzó a
resquebrajarse desde muy temprano cuando la sociedad capitalista fue revelando cada vez
más su naturaleza irracional. La posmodernidad supone una ruptura con las metas
narraciones modernas construidas sobre los conceptos de la razón, la verdad, el significado y
la incorporación en el mundo de los discursos “locales”. Esto no nos conduce a la sustitución
de viejos discursos por nuevos, sino que, a través de la deconstrucción, nos ayuda a
emanciparnos, especialmente descubriendo la dominación escondida en los discursos
modernos, lo que, en sentido general, nos permite no convertirnos en una “emanación” del
poder.

Palabras clave: Modernidad, racionalidad, postmodernidad, derecho, discurso, paradogmas.

ABSTRACT

The modern spirit was forged under the paradigms of equality, fraternity, freedom:
postmodernism is the criticism of the insufficiencies of these paradogmas. The law in
modernity was supposed to be underpinned by the rationality of the arguments fostered by a
supposed democratic life, of equality and social justice that began to break down very early
when capitalist society was increasingly revealing its irrational nature. Postmodernity
supposes a break with the goals of modern narratives built on the concepts of reason, truth,
meaning and the incorporation into the world of “local” discourses. This does not lead us to
replace old discourses with new ones, but rather, through deconstruction, helps us to
emancipate ourselves, especially by discovering the hidden dominance in modern discourses,
which, in a general sense, allows us not to become a "Emanation" of power.

Keywords: Modernity, rationality, postmodernity, law, discourse, paradogmas.


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Principales discusiones ius filosóficas Modernas y Postmodernas

Uno de los grandes dilemas teóricos de finales del pasado siglo XX fue el supuesto
agotamiento de la modernidad, -y con ella del humanismo, el racionalismo, el socialismo y
hasta del cristianismo, a partir del controvertido criterio según el cual esta no había cumplido
plenamente sus funciones. Inexorablemente la modernidad sería sustituida por una sociedad,
sino superior al menos distinta en sus principios donde el derecho y la política tendrían
andamiajes muy diferentes e incluso contrarios a los que hasta ese momento se consideraba
el paradigma de la sociedad liberal y democrática.

Con ese objetivo se reclamarían nuevos análisis teóricos sobre aquellos trascendentales
cambios, por lo que aparecieron innumerables estudios con variedad de enfoques
justificativos o críticos de la convocada postmodernidad. De inmediato comenzaron a
aparecer propuestas de instrumentar nuevos elementos estructurales para apuntalar una
presuntamente ya existente sociedad posmoderna.

Evidentemente en los últimos tiempos, especialmente a principios de este no menos


convulso siglo XXI, tras la vorágine de la globalización y los desastres causados por la
implementación de políticas neoliberales, se ha ido poniendo en desuso el discurso
posmodernista. Pero el hecho de su atenuación no significa en modo alguno que no sea
procedente detenerse en el análisis teórico de sus implicaciones pues, aunque tal vez no
ocupe la atención principal de los círculos intelectuales contemporáneos muchas de sus
propuestas subyacen y se justificaron por determinados contenidos que poseían argumentos
válidos y núcleos racionales suficientes.

La modernidad en cierto modo se presentaba como la consumación de las propuestas


humanistas gestadas en el proceso renacentista y de descomposición del régimen feudal en el
que la condición humana estaba supeditada a las voluntades de reyes, nobles y del aparato
eclesiástico. Si su ambición de poder al inicio de la modernidad se circunscribía básicamente
al dominio económico y luego al político, a fin de poder asegurar ambas esferas se vio
precisada a controlar la producción y el ejercicio jurídico de manera que el derecho no se
convirtiera en un boomerang que afectara sus propios intereses.
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La fraternidad preconizada por la modernidad se puso a prueba desde la Revolución


Francesa y se atisbaron sus límites con los fracasos de los movimientos revolucionarios del
siglo XIX. Empezó a revelarse que aquella sólo era más factible de encontrar en los
elementos, sectores sociales o clases cercanos entre sí, en lugar de apreciarse entre los más
distantes. La postmodernidad no sólo puso freno a la idea de la posible igualdad, sino a que
la fraternidad incrementase sus posibilidades de vida. La libertad se ha constituido en
emblema de la modernidad. La ancestral aspiración del hombre es realizarse en todos los
planos de su vida material y espiritual y parecía que encontraría definitivamente su
consumación en la vida política. La postmodernidad puso de manifiesto no sólo los límites de
la política experimentada hasta el presente, sino también de toda posible política. La sociedad
civil se ha convertido paulatinamente en fuerza desbordante de fronteras que amenaza ahogar
la esfera de la política, aun cuando ésta reverdezca por doquier en actitud desafiante. No hay
modo de ser moderno sin ser democrático, aun cuando se olviden las taras griegas de esta
conquista del género humano.

El espíritu de la modernidad tendió mucho más hacia la concepción de que el hombre


debe ser considerado como un fin en sí mismo y a la vez debía ser merecedor de todos las
libertades y los derechos posibles, hasta el punto que su enfoque unilateral condujo a un
antropocentrismo cerrado y hostil a la naturaleza, amenazada hoy por la posibilidad de la
hecatombe del ecocidio brutal, que la puede conducir al irracional suicidio universal.

El término “posmodernidad”, utilizado principalmente en el contexto de la literatura y el


arte, fue elaborado conceptualmente por J.F. Lyotard. Esta nueva formación intelectual
construyó su reflexión filosófica acudiendo a determinados rasgos específicos de la
actualidad como la multiplicación de los rasgos y proyectos sociales de las personas, la
diversificación social, la tolerancia hacia distintas opciones sociales, la creación de diferentes
discursos sobre la realidad social y la descentralización de la cultura. El pensamiento
posmoderno se centra en la puesta en cuestión de la idea moderna, de origen cartesiano, de
fundamentación de los conocimientos. En el ámbito de las ciencias humanas la filosofía
moderna se apoyaba en una estructura epistémica equilibrada: un cogito libre frente a una
realidad independiente y objetiva. Esto significaba que no todas las imaginaciones del sujeto
sobre la realidad deberían ser reconocidas como válidas. En el ámbito de la teoría y práctica
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jurídica el jurista, entendido como un cogito autónomo, en su conocimiento del derecho


estaba limitado o por la realidad cultural externa, construida como criterios lingüísticos del
entendimiento y de la comunicación o como los principios morales, o por otro cogito
superior, en este caso el soberano. Esta estructura epistémica es puesta en cuestión por el
pensamiento posmoderno, ya que, según su punto de vista, al sujeto le corresponde el poder
de crear a través de la interpretación distintas “verdades” reconocidas como la realidad. El
cogito que interpreta los textos y decide sobre los modos de su interpretación pierde un
fundamental criterio de referencia de su actividad – la universalidad de su conocimiento.

Para muchos la denominación de una reflexión como posmoderna resulta algo sospechosa
porque varios la entienden como un sinónimo del nihilismo y desorden del pensamiento. Por
el contrario, y lo que realmente aporta el pensamiento posmoderno, es una constatación de
que ninguna teoría ni filosofía del derecho puede ser reconocida como objetiva y construida
como un modo independiente de explicación del fenómeno jurídico. La visión teórica
elaborada junto con la conciencia de su creador constituye una parte de la realidad presentada
y explicada por esta misma visión.

La posmodernidad, al final, puede ser entendida como una práctica filosófica que quiere
devolver la significación a cualquier discurso. La práctica que cuestiona los discursos
filosóficos que construyen una ontología fundamentada en un orden objetivo, una
epistemología basada en las categorías de razón y de experiencia, a la vez rechazando la
sugerencia que la realidad la podemos encerrar en unas categorías conceptuales fijas.

La teoría y filosofía jurídicas, pero también la cultura jurídica, demuestran sus fuertes
influencias modernas y, en este sentido, promovieron la construcción del nuevo concepto de
poder fundamentado en la oposición entre el sujeto y el objeto del conocimiento. La reflexión
posmoderna revisó este concepto del poder y de la sumisión a él teniendo en cuenta la idea
ilustrada de la distribución del poder. La modernidad elaboró la visión del poder
“diversificado”, frente al poder centralizado de la época pre moderna, en el que todos
participan como súbditos y, al mismo tiempo, como fuentes del poder. En este contexto no
existe ninguna “sociabilidad externa” aquella a la que podemos acudir para escaparse del
poder. Se crea un determinado “régimen “de verdad, un discurso que impone modos de
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distinguir las afirmaciones verdaderas de las falsas y se atribuye la posición indiscutible a


quienes deciden qué debe ser considerado como la verdad.

La modernidad construye una sociedad “disciplinada”, que no nos ofrece ninguna otra
alternativa ya que, analizando la creación y el funcionamiento del poder y de la dominación,
las descubrimos incluso en la construcción del lenguaje. [CITATION Rad17 \l 3082 ]

MODERNIDAD

La modernidad, época que pretendió dar a luz el gran espíritu de la libertad, de la


autonomía, del conocimiento, de la razón, entre muchos otros de sus supuestos aportes,
puede entenderse como el paso del hombre oscuro al ser humano iluminado; la transición
desde el periodo caracterizado por las creencias tradicionales y la barbarie conforme a la
edad media, hasta la manifestación concreta de la humanidad.

La modernidad supone la entrada al tiempo del ser humano al servicio de sí o expresado


de otra manera, la fracción espacio temporal en que la humanidad ha alcanzado su culmen,
entendido como un nivel de desarrollo tal que le permite alejarse definitivamente de su
pasado arcaico y primitivo y encumbrarse hacia la racionalización de la vida en sus diferentes
aspectos, que permitiría pensar en un final de la historia, es decir, un límite en la evolución
de la humanidad, que únicamente deberá organizar algunos aspectos del entorno, pero que ya
ha alcanzado su máximo logro de perfeccionamiento.

Una síntesis clara sobre la modernidad y sus caracteres fundantes, que permiten ver las
sociedades envueltas por éste paradigma, la hace De Sousa, al afirmar que: “El conocimiento
moderno en general (la ciencia moderna, tanto como el arte moderno, la ética y el Derecho
modernos) están basados en la representación, esto es, en la creación y el aislamiento de lo
otro, llamado objeto, donde el ser, llamado sujeto, describe como ser lo que es
independiente de una intervención creativa del yo. De este modo, la representación crea una
distancia, cuanto mayor es la distancia, más objetivo es el conocimiento.” [CITATION
MOD16 \l 3082 ]

Finalmente, las sociedades modernas viven en medio de una lucha denodada entre la
regulación y la libertad; por un lado, se transforman gracias a la concreción y avance de las
ciencias administrativas, económicas y políticas posibilitando así cambios en la forma de
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producción del conocimiento, en la percepción de la moral y el derecho y en la economía,


cuyo centro regulatorio lo constituye el Estado, mientras, que por otro lado, alimenta el
impulso de la libertad a través del arte, las técnicas creativas y el mercado.

POSMODERNIDAD

La posmodernidad resulta ser un complejo mecanismo teórico en tanto rompe con


cualquier idea o necesidad de totalidad y, por ende, fragmenta en mil pedazos aquello que
puede estudiarse o percibirse. Cada fragmentación genera lógicas propias, “impulsos
particulares” que van de la mano de nociones de la diferencia. El gigantismo moderno lo hizo
posible y hoy las diferencias se acumulan en todas las esquinas, creando estudios y análisis
que van desde las tribus urbanas (hemos, floguers, cumbieros, hiphoperos, skateros, etc.),
grupos étnicos (indígenas, afroamericanos, estudios de inmigración; por nombrar solo
algunos),pasando por temas de diversidad sexual (gays, lesbianas, transgéneros, etc.) e
identidad en su sentido más amplio (grupos de consumo, ecologistas, visionado de TV, usos
de la Internet, etc.); hasta llegar a los renombrados estudios culturales (que incluyen
elementos de lo que hemos mencionado) y a una parte de las filosofías de la deconstrucción.
[ CITATION Far13 \l 3082 ]

Con el advenimiento de la segunda mitad del siglo XX y la creciente ola de revoluciones


que se produjeron, algunos teóricos entre los que se puede nombrar a los franceses
LYOTARD y BAUDRILLARD y al italiano VATTIMO.

En sí, el término posmodernidad propone la superación de la modernidad con sus


postulados y el rompimiento con los fundamentos de la cultura, la sociedad y la vida
moderna.

incidencia de éstas en las prácticas y las instituciones jurídicas contemporáneas.

Ser moderno siempre ha exigido una actitud renovadora ante lo establecido y comúnmente
aceptado como normal o adecuado. Una actitud moderna es cuestionadora de lo existente por
considerar que no ha cumplido con las exigencias de los tiempos nuevos. La postmodernidad
pareció ser la insatisfacción con la satisfacción de la modernidad. La modernidad puede,
entre otras definiciones, ser entendida como la etapa de la historia en que la civilización
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alcanza un grado de madurez tal que rinde culto a la autonomía de la razón y se cree
fervientemente en su poder, propiciando así una confianza desmedida en la ciencia y en la
capacidad humana por conocer el mundo y dominar todas sus fuerzas más recónditas, a partir
del supuesto da que con el cultivo del conocimiento se logra la plena realización humana. De
esa creencia se deriva otra aún más nefasta: considerar que el desarrollo de la técnica por sí
solo producirá la infinita satisfacción humana de sus crecientes necesidades. La
postmodernidad pone en entredicho tanto estas creencias, como que la historia transcurra es
un proceso lineal y permanentemente progresivo y ascendente.

Una reconstrucción objetiva de la historia presupone necesariamente reconocer los


momentos zigzagueantes, los retrocesos parciales y totales, los altibajos en el progreso
humano que conducen al discurso postmodernista a cuestionarse la validez de este todo tipo
de progreso incluyendo el de los sistemas sociales, políticos y jurídicos. El mundo de la
modernidad exigió la secularización de la educación, la política y el derecho. Se pensó que al
poner cada cosa en su sitio a partir de criterios humanistas y racionales se permitiría un mejor
despliegue al hombre civilizado y laico. Pero la postmodernidad le ha jugado una mala
pasada al hombre al atiborrarlo de sectas religiosas y cuas irreligiosas como para que no
olvide su ancestral impotencia ante la incertidumbre y lo inconmensurable. El espíritu
moderno se forjó bajo los paradigmas de la igualdad, la fraternidad, la libertad: el
postmodernismo es la crítica a las insuficiencias de esos paradogmas.

Evidentemente la postmodernidad ha traído algunos cambios en las relaciones sociales y


en las concepciones que las fundamentan, así como en las expresiones estéticas, éticas y
espirituales en general. Y lógicamente las bases filosóficas sobre que se ha asentado esta
nueva etapa del desarrollo de la sociedad contemporánea han exigido transformarse en pos de
fundamentar los significativos cambios que el capitalismo globalizado ha planteado con los
desafíos correspondientes.

La construcción de este tipo de proyecto teórico resulta muy complicada en la sociedad


contemporánea caracterizada por la pluralidad de las opiniones que, desde un punto de vista
posmoderno, todas deben ser consideradas como igualmente válidas. Precisamente en las
sociedades que se encuentran en el proceso de “transformación”, es decir, en las que nuevas
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instituciones jurídicas no aparecen como consecuencia de un proceso de desarrollo histórico,


sino como unos “trasplantes jurídicos”, la autoridad del derecho se encuentra muy debilitada
e incluso, en algunos ámbitos de regulación normativa, esta falta de autoridad puede ser
considerada como una situación de anomia.

Finalmente, el derecho debe aportar unas soluciones que eviten mayores riesgos para la
vida social, que puedan sosegar los conflictos, asegurar la convivencia. Al final, la filosofía
posmoderna, y particularmente la reflexión posmoderna sobre el derecho, revelando tantos
rasgos que caracterizan la sociedad contemporánea, deben ayudar a los hombres a construir
una regulación jurídica que se ajuste a estas circunstancias para mantener la colaboración en
el marco del sistema democrático.

Referencias
Farias, M. F. (2013). La discusion Modernidad/Posmodernidad. Mendoza fundibulo ediciones.
Obtenido de https://www.alainet.org/es/articulo/171839

González., P. G. (Agosto de 2008). Frónesis. Obtenido de http://ve.scielo.org/scielo.php?


script=sci_arttext&pid=S1315-62682008000200008

JAMESON, F. (1998 ). Teoría de la postmodernidad. Madrid: Editorial Trotta.

Mesa, Y. E. (2016). MODERNIDAD-POSMODERNIDAD. Bogotà. Obtenido de


https://repository.libertadores.edu.co/bitstream/handle/11371/953/Pe
%C3%B1aMesaYairEm

Radkowska, K. W. (13 de Noviembre de 2017). FILOSOFÍA DEL DERECHO: UNA MIRADA


POSMODERNA. Obtenido de file:///C:/Users/user/Downloads/Dialnet-FilosofiaDelDerecho-
6318069.pdf

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