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Uno de los puntos principales que debe tener en cuenta el juez es que el

dictamen sea inteligible, y que no resulte contradictorio, esto quiere decir que

como todo medio de prueba el juez debe de valorarlo y aplicar ciertos criterios

para su apreciación, Nieva plantea en su obra “La valoración de la prueba”, que

el dictamen pericial debe ser valorado bajo los mismos parámetros establecidos

para el interrogatorio.

Es importante agregar sobre la inteligibilidad del dictamen, y el autor

Nieva (2010), lo plantea de la siguiente forma:

“La inteligibilidad del dictamen es algo mucho más comprometido, porque no

es infrecuente que el perito, siendo para él obvio mucho de lo que dice, no pierda

mucho el tiempo en explicarlo demasiado. De esta forma el texto del dictamen acaba

resultando confuso, oscuro, y lo cierto es que no se aciertan a entender las razones de

que el perito haya dictaminado de un modo u otro”.

En otras palabras, un dictamen que se encuentre en esas condiciones,

donde el perito realice un experticio que no pueda ser apreciado por el grado de

confusión que pueda crear, en dichas condiciones no puede ser creíble, salvo,

claro está, que el perito lo concrete más en su comparecencia ante el tribunal, de

lo contrario podría ser rechazado, ya que ningún juez podría motivar en una

sentencia sobre un dictamen pericial que no entiende, no desde un punto de

vista científico, sino desde la perspectiva meramente descriptiva.


Podría darse el caso, donde el juez tuviera dominio o una mínima

formación en el ámbito pericial para entender el dictamen, pero lo más preciso

seria advertir al perito, de que el dictamen que va a realizar está dirigido a

personas que no son expertas, y por tal motivo debe de ser realizado de forma

tal que se pueda entender y apreciar el experticio. En consecuencia, debe el

perito ser claro, preciso y congruente, características que debe tener la propia

sentencia.

“El dictamen debe de transmitir sus ideas con facilidad, debe ir refiriendo los

temas objeto de dictamen con precisión y, sobre todo, debe contestar a las cuestiones

que se le han planteado, sin dejar cabos sueltos, pero tampoco extralimitándose, es

decir, respondiendo a otros puntos que no son objeto de dictamen. Esto es lo que le

otorga congruencia al dictamen. Y es que, si el mismo es incongruente, se abre

también la oportunidad de que lo acabe siendo la misma sentencia ”. (Nieva, 2010,

p.292).

Resumiendo lo planteado por el autor, el dictamen que no posea dichas

características no debería ser tomado en consideración, pudiendo intentar

corregirse o aclarar el dictamen durante la comparecencia del perito, pero en ese

mismo sentido, la comparecencia del perito podría revelar que el dictamen es

defectuoso, o que el perito no posee la preparación suficiente para realizar su

cometido. Si ese fuera el caso, el juez podría, si todavía es procesalmente

posible, disponer de una nueva pericia, de lo contrario lo único que le quedaría


al juez ante la insuficiencia de pruebas, en última instancia aplicar las reglas de

la carga de la prueba, o respetar la presunción de inocencia.

El Art. 213 del Código Procesal Penal, plantea que: “Cuando el dictamen

es dudoso, insuficiente o contradictorio, el juez, a solicitud de parte, o el

ministerio público, según corresponda, puede ordenar su ampliación o

realización de un nuevo peritaje por los mismos peritos o por otros”.

Es evidente que el articulo 213 tiene la finalidad de permitir que el

tribunal ayude a esclarecer los hechos si la prueba practicada en el proceso

resulta insuficiente.

La falta de coherencia interna en el dictamen es lo que provoca que el

peritaje no sirva absolutamente para nada, Nieva es muy claro cuando dice que

merece la pena intentar que un nuevo dictamen esclarezca la cuestión debatida,

para así acercar el proceso lo más posible a la realidad de los hechos.

Licda. Ana Mercedes Minaya

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