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53562-Texto Del Artículo-101798-2-10-20161116
53562-Texto Del Artículo-101798-2-10-20161116
RESUMEN
Dos elementos clave revelan un cambio de etapa en sociolingüística hacia una perspectiva
más flexible: el estudio de la variación semántica y la inclusión de variables
microsociológicas. Este artículo consiste en una propuesta teórica para combinar las dos
perspectivas responsables de este cambio, respectivamente, la sociolingüística cognitiva y la
Tercera Ola de los estudios de variación. Se localizan las conexiones teóricas entre ambas y
se expone el programa para una sociolingüística cognitiva de la Tercera Ola. Combinando
objetivos, métodos y herramientas de ambas, se subraya la necesidad de investigar la
capacidad de la variación semántica para crear significado social. A diferencia de los
trabajos sociolingüístico-cognitivos hasta ahora, se defiende una perspectiva ‘más
sociolingüística’ tanto en la obtención de datos, como en la interpretación del significado de
la variación para los hablantes en tanto que agentes sociales, como en la Tercera Ola de los
estudios de variación.
Palabras clave: sociolingüística cognitiva, Tercera Ola, variación semántica.
ABSTRACT
Two key elements reveal a step change in Sociolinguistics towards a more flexible
perspective: the study of semantic variation and the inclusion of microsociological variables.
This article is a theoretical proposal to combine the two perspectives that are responsible for
this change: respectively, Cognitive Sociolinguistics and the Third Wave of Variation
Studies. The theoretical connections between the two are located and the program for a
Third Wave Cognitive Sociolinguistics is exposed. Combining objectives, methods and
tools, this paper emphasizes the need to investigate how semantic variation creates social
meaning. Unlike cognitive sociolinguistic works so far, the proposal defendes a “more
sociolinguistic” perspective, both in data collection and in the interpretation of the meaning
of variation for speakers as social agents, as in the Third Wave.
Key words: Cognitive Sociolinguistics, Third Wave, Semantic variation.
1. Introducción
Ciertas propuestas recientes para el estudio de la variación sociolingüística han
abierto caminos para la investigación de fenómenos relevantes y no suficientemente
explorados. Las páginas siguientes abordarán dos de ellos: la variación semántica y
las variables microsociológicas construidas en el discurso. Aunque puedan parecer
elementos dispares, ambos encarnan una etapa menos rígida de la sociolingüística y,
como tal, serán las claves de la propuesta teórica y metodológica de este artículo.
Esta argumentación tratará de complementar a la sociolingüística cognitiva 1 ,
que ha abierto la puerta al estudio variacionista de la semántica léxica 2 . La
sociolingüística cognitiva reclama la introducción de factores sociales, además de
los propiamente lingüísticos, en los trabajos cognitivistas de variación, para abordar
empíricamente una de las bases teóricas de la lingüística cognitiva: la base social y
cultural de la cognición3.
Aunque la sociolingüística cognitiva es un esfuerzo interdisciplinar, hasta ahora
las contribuciones han sido mayoritariamente cognitivistas4, inclinando la balanza
metodológica y, consecuentemente, interpretativa, hacia aspectos afines a ese
origen. Entre otros, la sociolingüística cognitiva no incorpora sistemáticamente
postulados sociolingüísticos de la Tercera Ola 5 , que han supuesto un giro en la
interpretación del significado de la variación, vinculado precisamente con el
concepto de variables microsociológicas en detrimento de las macrosociológicas
tradicionales, consideradas demasiado categóricas. Si bien Geeraerts y Kristiansen6
reconocen explícitamente el interés potencial de la combinación con la Tercera Ola,
las líneas de la sociolingüística cognitiva acordes con los desarrollos
sociolingüísticos recientes son minoritarias 7 y la reflexión teórica debe ser
plenamente abordada. Este artículo pretende contribuir a la disciplina desde la
sociolingüística, como reclaman algunos autores 8 , incorporando elementos
tradicionales y otros recientes.
A continuación, haré algunas propuestas sobre cómo podría ser ese encuentro
entre la sociolingüística cognitiva y la Tercera Ola. Para ello, este artículo tratará de
____________
1
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014); G. Kristiansen y R. Dirven (2008); D. Geeraerts, G.
Kristiansen, e Y. Peirsman (2010).
2
Me interesa esta línea en concreto, más que los planteamientos de Labov sobre el
mecanismo cognitivo ligado a la percepción de las variables sociolingüísticas, especialmente
las gramaticales y fonológicas, bautizado como “sociolinguistic monitor” (Labov et al.
2011), no directamente ligados al desarrollo del estudio de la variación semántica.
3
G. Kristiansen y R. Dirven (2008), p. 3; D. Geeraerts (2005), p. 168-182.
4
W. B. Hollmann (2013), p. 507.
5
P. Eckert (2005, 2009).
6
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014).
7
G. Kristiansen (2006); E. Zenner, D. Speelman, y D. Geeraerts (2014).
8
M. Pütz, J. A. Robinson, y M. Reif (2012); W. B. Hollmann (2013).
9
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014).
10
Los lectores interesados en ampliar nociones que, por cuestiones de espacio, no pueden
ser más que esbozadas en este artículo, pueden dirigirse a algunas publicaciones en español
muy adecuadas para ese fin, tanto en el ámbito de la lingüística cognitiva, como Ibarretxe-
Antuñano y Valenzuela (2012a); Ibarretxe-Antuñano y Valenzuela (2012b); Cuenca y
Hilferty (2013), como de la sociolingüística cognitiva, en Moreno Fernández (2012). No
existen, hasta donde sé, publicaciones que sinteticen la Tercera Ola en español, por lo que
referiré en su momento a los trabajos en inglés.
11
D. Geeraerts, S. Grondelaers, y P. Bakema (1994).
12
W. Labov (1972), p. 183.
13
La excepción de los estudios de variación léxica (generalmente en perspectiva diatópica)
y de los de léxico disponible, que mencionaré brevemente más adelante.
14
J. L. Blas Arroyo (2005), p. 38.
15
W. Labov (1972), p. 8.
16
Ibíd., p. 271.
17
Ibíd., p. 49.
18
B. Lavandera (1978).
19
F. Moreno Fernández (2009), p. 28.
20
C. Silva-Corvalán (2001), pp. 129-132.
21
H. López Morales (2009), pp. 25-26.
22
También en E. J. Weiner y W. Labov (1983) y F. Moreno Fernández (2009).
23
F. Rodríguez González y B. L. Rochet (1999).
24
L. Escoriza Morera (2012), p. 268.
25
W. Labov (1972b).
26
J. L. Blas Arroyo (2005), p. 79.
27
F. Moreno Fernández (2012), p. 106.
28
U. Weinreich, W. Labov y M. Herzog (1968).
29
Ver, a este respecto, las críticas de M. A. K. Halliday (1996), p. 412; o R. Hasan (2009).
30
B. Lavandera (1978).
31
J. Borrego Nieto (1994); H. López Morales (2006); L. Escoriza Morera (2012).
32
Las contribuciones, muy numerosas, se pueden consultar en la página web del proyecto:
www.dispolex.com (fecha de consulta: 10/05/2016). Sirvan como ejemplo las siguientes: J.
A. Samper Padilla (2006); N. Hernández Muñoz (2006); M. Etxebarria Arostegui (1996).
____________
33
M. A. Aijón Oliva y M. J. Serrano (2010).
34
D. Sankoff, P. Thibault, y H. Bérubé (1978).
35
J. Allwood 2009; y ver la introducción a H. Cuyckens, R. Dirven, y J.R. Taylor (2009).
36
E. Sapir (1949), p. 16.
37
M. Silverstein (1992; 2003).
38
F. Sharifian (2011).
39
K. Janicki (2006).
40
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014).
41
D. Geeraerts (2006).
42
J. R. Taylor (1989).
43
D. Geeraerts (2006), p. 4.
44
Ibíd. p. 4.
45
J. Fillmore (1982).
estructuración del significado depende de todas las experiencias que tenemos como
personas, tanto desde el punto de vista sensorial como identitario46 . Ligada a la
anterior, la última característica del significado lingüístico es que está basado en el
uso y en la experiencia, por lo que la mejor manera de observarlo es a través de
ejemplos reales, y no creados ad hoc. Desde este punto de vista, la preeminencia
tradicional del nivel estructural de la lengua frente al nivel del uso se rechaza;
lógicamente, si se acepta que el conocimiento de la lengua es experiencial, la única
forma de llegar a conocer su funcionamiento es a través del uso.
La sociolingüística cognitiva entiende la lengua como fragmentos de uso real
que emergen por encima de las situaciones individuales como un ‘potencial
estructurado’47, que sería el sistema. Geeraerts48 propone pensar en la lengua como
un conjunto de sistemas lectales con rasgos de prototipicidad, cuyos fenómenos
lingüísticos son más o menos centrales (o prototípicos) dentro de la variedad lectal.
En esta visión dialéctica entre sistema y uso, el estudio de la lengua en contexto es
la única forma de acceder a las regularidades del sistema49.
La sociolingüística cognitiva propone adoptar la metodología sociolingüística
para estudiar sistemáticamente las variables contextuales y sociales. Así se
conjugan las dos facetas de la experiencia que influyen sobre el significado, la
experiencia corporeizada y la social; para probar si, como postulan, grupos distintos
en diversas condiciones sociales, geográficas, etc., tienen un conocimiento del
mundo distinto que conlleva diferencias en la conceptualización50.
En definitiva, el beneficio es mutuo. La lingüística cognitiva puede aprender de
la sociolingüística en el análisis con variables sociales; y la sociolingüística puede
incorporar una teoría del significado y una metodología para analizar la semántica
léxica. Además, al incluir en la naturaleza social del ser humano un aparato
cognitivo entre el mundo y la categorización, la comprensión del fenómeno de la
variación es integral, ya que contempla el círculo contexto-cognición51.
____________
46
D. Geeraerts (2006), p. 5.
47
K. Boye y P. Harder (2007), p. 572.
48
D. Geeraerts (2010).
49
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014).
50
G. Kristiansen y R. Dirven (2008), p. 4.
51
F. Moreno Fernández (2012), pp. 18-19.
____________
52
E. Rosch (1978); B. Berlin y P. Kay (1969); D. Geeraerts, S. Grondelaers, y P. Bakema
(1994).
53
K. Janicki (2006).
54
C. Sinha (2007); J. Zlatev (2005); E. Itkonen (2003); P. Harder (2003).
55
G. Kristiansen y R. Dirven (2008).
56
D. Glynn (2010), p. 6.
57
L. Impe, D. Geeraerts, y D. Speelman (2009); G. Kristiansen (2003); J. Robinson (2010).
58
K. Heylen, J. Tummers, y D. Geeraerts (2008).
59
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014), pp. 7-9.
60
C. Sinha (2007); J. Zlatev (2005); E. Itkonen (2003); P. Harder (2003); etc.
61
J. Robinson (2010); A. Soares da Silva (2005); E. Zenner, D. Speelman, y D. Geeraerts
(2012); W. Zhang, D. Speelman, y D. Geeraerts (2011); etc.
62
D. Geeraerts, S. Grondelaers, y P. Bakema (1994); K. Heylen, Y. Peirsman, y D.
Geeraerts (2008); T. Ruette, D. Speelman, y D. Geeraerts (2011); D. Speelman, S.
Grondelaers, y D. Geeraerts (2003); etc.
63
D. Geeraerts (2003); G. Kristiansen (2003, 2010); etc.
64
J. Robinson (2010).
65
W. Zhang et al (2011).
66
D. Geeraerts, S. Grondelaers, y D. Speelman (1999); A. Soares da Silva (2010).
67
S. Grondelaers y D. Geeraerts (1998).
68
P. Eckert (2005; 2009).
69
F. Coulmas (1998), ver introducción.
70
Como expresa P. Trudgill en su introducción a U. Ammon et al. (2004), p. 5.
71
W. Labov (1966a).
72
J. M. Hernández Campoy (2011); R. B. Le Page y A. Tabouret-Keller (1985).
73
W. Labov (1966b).
74
P. Eckert (2005; 2009).
75
W. Labov (1966b).
76
P. Brown y S. Levinson (1979).
77
P. Eckert (1989; 2000).
78
L. Milroy (1980).
79
P. Trudgill (1972).
80
J. A. Villena Ponsoda (2007).
81
Entre otros, Blas Arroyo (2005); Cestero Mancera et al. (2006); J. A. Samper Padilla
(2004).
82
La ‘práctica estilística’ se refiere a las actividades, dinámicas y constantes, de creación de
estilo por parte de los hablantes (aunque se relaciona también con prácticas
extralingüísticas), vinculadas con significados sociales preexistentes, según Eckert (2005),
p. 19.
83
P. Eckert (2009),p. 14.
84
P. Bourdieu (1972).
85
P. Eckert (2009), p. 14.
usos lingüísticos para las prácticas estilísticas en interacción, más que para las
categorías, aunque sean locales 86 87 . El uso de la lengua tiene un carácter
performativo y, por tanto, la variación no es un mero reflejo de la estructura social,
sino un recurso para poner en práctica determinadas acciones, cualidades o
posiciones, que conforman un entramado de significados microsociológicos. Para
entender cómo se vinculan los significados sociales locales con los
macrosociológicos, se introduce el concepto de ‘indexicalidad indirecta’88, principio
según el cual las formas lingüísticas no remiten a las categorías sociales
directamente, sino indirectamente, a través de otras acciones realizadas
discursivamente, como la toma de ‘posiciones’.
La ‘posición’ (en inglés, stance)89 es un mecanismo mediador entre la actuación
individual y el significado social. Aunque hay interpretaciones más estrictas 90 ,
Jaffe91 propone que las posiciones que un hablante construye interaccionalmente en
el discurso pueden ser muy variadas: de ‘experto’, de ‘élite’ 92 , etc. Según
Kiesling 93 , la posición sería la indexicalidad de primer orden, es decir, la que
motiva la variación en primer lugar. Las posiciones que un hablante toma
habitualmente configuran su “estilo personal”, socialmente motivado, y podrían
convertirse a su vez en índice de identidades distintas (o ‘personas’ o ‘tipos
sociales’), por la práctica y la repetición94.
En suma, se explica el significado de la variación de forma más matizada: las
estrategias lingüísticas de los hablantes contribuyen a la toma de posiciones que,
por la práctica, remiten a tipos sociales (locales), asociados con determinadas
categorías macrosociológicas (ver Figura 1). Por ejemplo, Qing Zhang 95 estudia
cómo los yuppies de Pekín usan las vocales finales y la /z/ interdental
(características típicamente pekinesas, relacionadas en particular con dos tipos
locales, smooth operator y alley saunterer, y ciertas cualidades urbanas) para crear
un estilo nuevo, que les sirve de demarcación social como élite económica.
____________
86
P. Eckert (2009), p. 15.
87
Según la autora, la raíz de esta evolución teórica estaba de hecho en el primer estudio de
W. Labov (1963) en Martha’s Vineyard, que sienta las bases de lo que serán, años después,
los aportes de la Segunda y la Tercera Olas.
88
E. Ochs (1992); M. Silverstein (1992; 2003).
89
Mi traducción.
90
J. W. Du Bois (2007).
91
A. Jaffe (2009).
92
ibíd., 8-9.
93
S. Kiesling (2009), p. 172.
94
E. Ochs (1992).
95
Q. Zhang (2005).
96
P. Eckert (2009), p. 21.
97
J. Irvine (2001).
98
S. Gries (2013), p. 6.
99
P. Eckert (2009), p. 2.
100
ibíd.
101
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014), p. 3.
102
P. Eckert (2009), p. 21.
103
ibíd., p. 22.
interpretación de la situación por parte del hablante, coherente con la idea de “filtro
de la realidad” que supone el proceso de conceptualización 104 . La inclusión del
aparato cognitivo en el modelo sociolingüístico tiene el potencial de eliminar el
esquema determinista de los inicios, al contemplar un elemento mediador entre el
hablante y los factores sociales, que les da un margen amplio de flexibilidad y
variación individual, dentro de su contexto social y cultural. En este sentido, ambas
teorías son pragmáticas y experienciales en esencia.
La naturaleza performativa de la lengua en uso es consustancial a la idea de la
práctica estilística, puesto que el hablante hace cosas con palabras; concretamente,
crea significado social en varios niveles de indexicalidad 105 . La performatividad
subyace también a la noción de estructuración conceptual de la realidad106, propia
de la lingüística cognitiva (y retomada en la sociolingüística cognitiva), puesto que
en cada acto lingüístico el hablante construye significado lingüístico desde una
perspectiva.
Finalmente, ambas teorías aplican el no esencialismo. Para ambas, el
significado (lingüístico y social) está infraespecificado: para la lingüística cognitiva,
en el nivel del significado semántico de los propios elementos lingüísticos107, ya que
no es posible definirlos según características suficientes y necesarias. Por su parte,
la Tercera Ola considera que el significado social de los elementos lingüísticos
también está infraespecificado, por lo que su poder indexical no se puede definir a
priori 108 . Las variantes no se asocian con determinadas categorías directamente,
sino que adquieren significados concretos según la situación. En ambos casos, la
potencialidad de los elementos lingüísticos, tanto en su aspecto semántico como
social, solo significa plenamente en contextos concretos.
104
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014).
105
P. Eckert (2009), pp.19-20.
106
D. Geeraerts y G. Kristiansen (2014).
107
K. Janicki (2006), p. 18.
108
P. Eckert (2009), p. 22.
109
P. Eckert (2009), p. 21.
110
G. Kristiansen y R. Dirven (2008).
111
A. Pizarro Pedraza (2013; 2015).
112
P. Eckert (2009), pp. 26-28.
113
E. Sapir (1929).
114
P. Eckert (2010).
115
S. Benor (2001); M. Bucholtz (1996); P. Eckert 2005; R. Podesva (2004).
116
P. Eckert (2010).
117
B. Lavandera (1978).
118
P. Eckert (2009), p. 28.
____________
119
W. Zhang (2013).
120
Y. Peirsman, K. Heylen, y D. Geeraerts (2010).
121
P. García Mouton (1987a).
122
P. García Mouton (1987b), p. 189.
123
W. Labov (1982), p. 173.
124
W. Wolfram (1993), p. 227.
125
S. A. Tagliamonte (2006).
126
A. Pizarro Pedraza (2013).
127
C. Briggs (1986); K. Hazen (2000); F. Moreno Fernández (2011); S. A. Tagliamonte
(2006); también contestada, W. Labov (2001); L. Milroy (1978); N. Wolfson (1976).
6. Conclusiones
Señalaba al principio que nos encontramos en un momento más flexible y
menos esencialista de la sociolingüística, relacionado con la posibilidad de estudio
de la variación semántica, introducida por la sociolingüística cognitiva, y con la
interpretación de la variación como práctica social, como en la Tercera Ola. Tras la
explicación concisa de ambas corrientes, he propuesto un modelo teórico ‘más
sociolingüístico’ de sociolingüística cognitiva, combinándolo con los presupuestos
de la Tercera Ola, para conjugar el gran avance que suponen ambas para la
____________
128
S. Grondelaers y D. Geeraerts (2003), p. 72.
129
D. Glynn (2010), p. 6.
130
H. Baayen (2008), p. 214.
131
Ibíd. p. 263; S. A.Tagliamonte y H. Baayen (2012); S. Gries (2013).
132
Como en A. Pizarro Pedraza (2013, 2015).
Obras citadas
ALLWOOD, Jens: «Meaning potential and context. Some consequences for the
analysis of variation in meaning», en Cognitive approaches to lexical
semantics, editado por Hubert Cuyckens, René Dirven, y John R Taylor,
Berlín: Mouton de Gruyter. 2009.
AMMON, Ulrich, Norbert DITTMAR, Klaus J MATTHEIER, y Peter TRUDGILL, eds.:
Sociolinguistics. Soziolinguistik. An international handbook of the science of
language and society. Ein Internationales Handbuch zur Wissenschaft von
Sprache und Gesellschaft, Berlín, Walter de Gruyter, 2004.
BAAYEN, Harold: Analysing linguistic data. A practical introduction to statistics,
Cambridge, Cambridge University Press, 2008.
BENOR, Sarah: «Sounding learned: The gendered use of /t/ in Orthodox Jewish
English», en Penn working papers in linguistics: selected papers from NWAV
____________
133
La primera versión de este trabajo se realizó con el apoyo de una beca predoctoral JAE
en el Instituto de Lengua, Literatura y Antropología (ILLC) del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC). La presente versión se ha finalizado con el apoyo de una
beca postdoctoral del programa Move-In Louvain. Les agradezco a mis directores de tesis,
Pilar García Mouton y Eugenio Bustos Gisbert, a los miembros de mi tribunal de tesis y a
los dos revisores anónimos sus comentarios para mejorar este artículo.