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CAPITULO VI El ajuste en la adolescencia: Las rutas transitorias y persistentes' Por Gonzalo Musiru’, Belén Maarinez y Rosa Vare.a® Introduccion Si reparamos en el tratamiento que los medios de comunicacién de masas hacen de la adolescencia, podriamos calificar esta etapa con la categoria de ‘problema’, lo cual es asumido tanto por los adultos como por los propios ado- lescentes. Creemos que esta forma de concebir la adolescencia es un problema social, porque nada hay mas negativo que percibir que se nos considera como problema porque, como es bien sabido, las conductas van a manifestarse en la direccién de esas expectativas. El binomio adolescencia-problemas se ha inte- riorizado hasta tal punta, que parece inevitable que los adolescentes presenten algan tipo de problematica extraordinaria que se dabe atajar y que, ademas, no tiene equivalente en otros momentos del ciclo vital. Lo que queremos decir es que, en el momento actual se esta transmitiendo una imagen de la adolescencia como un grupo etario con una fuerte presencia en la sociedad actual y con innu- merables problemas que desconciertan profundamente, e incluso sobrepasan, a padres, profesores y al conjunto de la sociedad. Y esta hipersensibilizacion respecto del mundo adolescente que llevan a cabo los adultos, nos parece exce- siva y poco realista. Es tal el estado emocional que se esté cteando respecto de este sector de la poblacion, que parece que el problema nace y se desarrolla en * Este trabsjo se ha elaboraco en el marea del proyecto de investigacion PSI2008-015350PSIG “Vilencia escolar victmizacién y reputacon sodtal en fa adolescenoi" Subvencionado por el Mins tora de Ciena eInnovacion de Espata. Mas nformacn en: wureuxestisis * Gateaico de Pacologia Soca de fa Familia en la Universidad Pablo de Olevide de Sevila ‘Auer y coautor do numerosos libros y alcuos cent relaconadas con la Psicologia Comun- tana, a escola y Ia familia que puoden consultarse, Responsable de numerasos proyectos I4D+l relacionados eon la fama, a escuela yl comun ad > Protesoras de la Universidad Pablo Oviedo Sevila. © Eicon Morte, 8. 110 Adelescentes enol sig 1: Eno impotenci,resienciay poder ellos, cuando sabemos muy bien que una parte muy importante del ajuste de los jovenes se encuentra en el mundo de los adultos, fundamentalmente padres y profesores La problematizacion del periodo adolescente no parece que sea un hecho exolusivo de estas Ultimas décadas, en las que existe una creciente tenden- cia a la "patologizacion” de la vida cotidiana (Ferwawoez-Rios y Rooricuez Diaz, 2007), una tendencia que va “in crescendo” y que en algun momento tendremos que detener o modificar. Tampoco resulta nueva la vision de los adolescentes como individuos impulsivos y revolucionarios que tratan de diferenciarse de su familia y del sistema social al que pertenecen. Ya en el siglo xvii Jean-Jacques Rousseau, considerado por muchos como el creador del concepto moder. no de adolescencia, definid este periodo evolutive como una etapa distinta de las demas asociada con la revolucién, ol idealismo social y moral, el roman- ticismo, la naturalidad, la nobleza, el salvajismo o la pasién; en summa, una etapa impulsiva y pasional que constituye “un segundo nacimiento* para el individuo. Del mismo modo, la idea predominante de la adolescencia como una etapa idealista, pero sobre todo angustiosa, tortuosa y problematica tiene como prin- Cipal referente te6rico a Stanley Hau, quion en su libro Adolescence publicado en 1904, calificé esta transicién evolutiva como un periodo estresante, de con- fusién normativa, de oscilaciones y oposiciones, lejos de la vision romantica de Rousseau. Este enfoque negativo de la adolescencia también ha sido el Principal referents te6rico en el Ambito cientifico y ha llegado a cristalizar en la representacién cultural que atin hoy se tiene de esta etapa. Sin embargo, no todas las visiones de la adolescencia son tan catastrofistas; on las ultimas décadas ha surgido con una importancia creciente una coneepcion de esta etapa como un periodo de desarrollo positive durante el cual ol individuo se enfrenta a un amplio rango de demandas, contlictos y oportunidades (Coveas, Hinoen y Germanor, 1995; Musiru, Estevez y Jimenez, 2009; Jivewez, Estevez y Musiru, 2011), Llegados a este punto nos surge el siguiente interrogante {por qué coexisten ‘#stas visiones tan diferentes de un mismo periodo evolutivo? Para poder respon- der a esta pregunta, debemos recordar que, pese a lo que pudiera parecer, la adolescencia es una construecién social y como tal se enmarca en un contexto Socio-hist6rico determinado en el cual se asignan determinados roles y expecta- tivas y en donde el protagonista, practicamente Unico, es el adult. Resulta evidente que la pubertad, entendida como el conjunto de cambios fisicos que denotan la madurez fisica de una persona adulta, es un hecho biologi- 0 (y claramente visible). La adolescencia, sin embargo, es un concepto contem- Pordneo que surge on el siglo vs ligado a la prolongacion de la escolarizacién y la ecesidad de una mayor especializaci6n, lo cual se relaciona intimamente con la incorporacién tardia en el mundo laboral y, por tanto, con una mayor permanencia en el hogar familiar. La insercién progresiva en el seno de la sociedad constituye © Eaeiones morta, 5 Eva athe Estey 5 entre elit do ad conc lain etapa encue conte ol pro Si poder las cu malt lescen menos y adul ralidad encuel ha soc lo etapa viduos ional, otorga se sue descut No evolut adulte En est explor en con vas yd ‘vos dot or por tari Tonge Te empleas E lust en la adolescencla: Las ets tanstorias y pesisontes ™ el hecho fundamental de la adolescencia y no ol desarrollo puberal’ (C.acs, 1991; Esvevez, Jimenez y Musitu, 2000) En defintiva, la adolescencia, entendida como trénsito evolutive 0 puente entre la infancia y la adultez se ha ido construyendo socialmente. En este periodo elnino adquiere las habilidades necesarias que le permitan la entrada en el mun- do adulto como indivicuo socialmente competente. En consecuencia, la adoles- cencla, como concepto construido socialmente, debe interpretarse atendiendo a la dimension social, cultural e histérica que enmarca al individuo inmerso en esta etapa y que resulta clave para analizar las dficultades y problemas de quienes se encuentran en este periodo evolutivo (Axtona, MDa y ALAEZ, 2003). ¥ el adoles- Cente es, por tanto, un producto y a la vez un actor, drlamos que secundario, en el proceso de construccién e interpretacién de su realidad Si asumimos la adolescencia como un concepto socialmente construido, no odemos obviar la diversidad social actual, la pluralidad de redes sociales bajo las cuales se (con)forma este periodo y en las que vive el adolescent. Esta miltiple realidad nos lleva a hablar no tanto de la adolescencia sino de ser ado- lescente, o en otros términos de La(s) Adolescencia(s)’. Este enfoque resulta menos esencialsta y enfatiza el hecho de que ese transito entre la edad infantil y adultez se realiza, se enmarca y se vive de maneras muy diferentes. Esta plu- Falidad de modos de ser adolescente depende del entramado social on el cual se encuentra y vive, lo que nos lleva necesariamente a aquellos entornos donde se ha socializado, Lo que queremos subrayar 0s que la adolescencia no constituye per se una etapa negativa de la vida de los seres humanos, al contrario, la mayoria de indi- Viduos viven una adolescencia que podriamos denominar “esténdar" 0 conven: cional, donde existen momentos felices (y tristes), se asumen nuevos roles que . lorgan mayor responsabilidad y autonomia para el adolescent y los conflicios, se suelen resolver satisfactoriamente. Esta vision de la adolescencia nos permite descubrir numerosas afinidades con otros momentos del ciclo vital No obstante, no podemos obviar que la adolescencia, como toda transicion evolutiva, no esta exenta de difcultades y riesgos, y que este devenir hacia la adultez puede convertirse para algunos en una etapa de desajustes y problemas. En este trénsito tiene lugar un cuestionamionto de las normas sociales y una ‘exploracion de los limites sociales que tiene como consecuencia la parlicipacién en conductas de riesgo, las cuales son connoladas por los adultos como negati- vas y desviantes. La capacidad del adolescente y de ios contextos mas significti- vos donde éste pasa la casi totalidad de su tiompo —familia, amigos y escuela—, * La creciente tgniicacin del mercado laboraly la dlatacion cel proceso de insercin labora y Portanto Ge autonemia propias do la sociodad alobalizada del siglo xx na propiciado que se haya pro. Tongado ls etapa de la acolescencia y que surjan coiceplos nuevos como el do aloe emergent * En este capil ullizaremes “la adolescencia’y “el adolescent” puesta que son los teminos fempleadas con mayor frecuencia en la erat conics, © keane Worst 6.1 Le ne ‘Adolesoontes en ol siglo x Entre impotencia,resitencia y poder favorecera o dificultara quo el adolescente llegue a la adultez con un bagaje de experiencias personales y sociales saludables y positivas, incluyendo las conduc- tas de riesgo que, dependiendo de los escenarios de socializacién, seran algo Puntual o circunscrito a la adolescencia, 0 bien, algo persistente y cronico. 1. Conductas de riesgo y exploracion La mayorla de los adolescentes se integra sin problemas en el complejo mun- do de los adultos. Este proceso de integracién no esta exento del cuestiona- miento de las leyes y normas sociales y, en consecuencia, de la exploracion de ‘os limites de lo sociaimente establecido. No es extrario observar cémo algunos adolescentes so implican en conductas de allo riesgo (consumo de sustancias, Conducta delictiva, violencia escolar, violencia con los iguales) de diversa grave. dad y que van desde dificutades ocasionales asociadas a determinados eventos ! tales estresantos, hasta problemas recurrentes especialmente graves. | Acontinuacion nos vamos a centrar en las conductas delictivas y violentas, uesto que este tipo de conductas han aumentado de manera alarmante tanto en términos do frecuencia como en intensidad. Intentamos responder a las siguien- tes preguntas: {Por qué los adolescentes participan en este tipo de conductas? Por que en algunos casos la implicacion en actos delictivos y violentos se cit- Cunscribe al petiodo adolescente mientras que en otros es el inicio de un modo : de socializacion? ,Qué factores favorecen la expresion de estas conductas? 2Qué podemos hacer para prevenir que los adolescentes partcipen en actos delictivos y violentos? A lo largo de este capitulo intentaremos dar respuesta a estos interrogantes. = 1.1, Familia y ajuste en la adolescencia En el periodo adolescente, las relaciones entre padres e hijos tienclen a por- cibirse como distantes y complojas. Qué duda cabe que la familia es uno de los entornos mas relevantes en el desarrollo del individuo. De hecho, como seniala Eizo (2004), la prioridad valorativa mas importante para los jSvenes espaiioles es, precisamente, tener unas buenas relaciones familiares, En la familia no solo hacemos y crecemos, también se transmiten modos de ser y estar en el mundo, él sistema familiar es la primera (y més inmediata) instancia socializadora en nuestro discurir vital (Musiru y cos. 2009). En el periodo adolescents, las relaciones entre padres e hijas tienden a per- cibirse como tensas. Los hijas demandan una autonomia y una independencia ue los padres no siempre estén cispuestos a otorgar. Paralelamente, los padres exigen a los hijos unas responsabilidades y unos deberes que no siempre estan © excdones Wort, 8. El ajuste ona edolescorcia Las rulas anstoria y persstontos na cispuestos a asumir, A pesar de estas luentes de conflicto 0 pequefias o gran- des desavenencias, los adolescentes espafioles suelen estar satisfechos con sus relaciones familiares y consideran la familia como una fuente de apoyo, la mas importante por casi un 80% de jévenes y adalescentes, En la explicacién de la conducta delictiva y violenta, la interaccion entre padres e hijos resulta la variable predictora mas importante. En la siguiente tabla recogemos los aspectos familiares mas relacionados con la conducta delictiva y violenta (Estevez, Jimenez y Mustu, 2007). Tabla 1. Variables familiares relacionadas con la conducta delictiva y violenta Carencia de atecto, apoyo e implicacion de los padres. Pormisivided y tolerancia de la conducta agresiva del hijo. Disciplina inconsistente, inefectiva y demasiado laxa 0 demasiado severa. Estilo parental autoritario y uso excesivo del castigo. Problemas de comunicacién familiar Confictos frecuentes entre conyuges. Uilizacién de la violencia en el hogar para resolver los contlictos familiares. Problemas psicologicos y conductuales en los padres. Rechazo parental y hostlidad hacia el hijo. Falta de control 0 control inconsistent de la conducta de los hijos. Interacciones agresivas entre los hermanos. En este sentido, encontramos que un clima familiar positive caracierizado por . la cohesién afectiva entre padres e hijos, el apoyo, la confianza e intimidad entre ellos y la comunicacion familiar abierta y empalica, favorece el ajuste de los hijos y se asocia con una baja participacién en actos delictivos y violentos. Mientras que cuando el elima familiar es percibido por e| adolescante como negativo, la Vinculacion familiar es escasa y la interaccién familiar es pobre, constituye uno de los factores de riesgo mas estrechamente relacionados con los problemas de conducta en nitios y adolescentes (ver Esrevez, Murcul, Moreno y Musiru, 2007; Musivu, Esrévez y Ewuer, 2007; Manminez, Muncur, Musiru y Monnet, 2008). Por otra parte, el conflicto familiar, fundamentalmente la forma en que se resuelven los conflictos familiares, nos aporta una valiosa informacion respecto e la probabilidad, mayor o menor, de que los adolescentes participen en actos elictivos y violentos. La utiizaci6n de estrategias disfuncionales para su resolu cidn, especialmente la ruptura de la relacion, el abandono del hogar y la violen- cia, favorecen que los hijos expresen conductas violentas con sus compafieros, mientras que la utiizacion de estrategias de resolucién de conflictos familiares ‘como el dialogo, se relacionan con una menor implicacion del hijo adolescente en conductas delictivas y violentas (Marrivez, Musru, Musui y Amaoor, 2008; ‘Mustru, Mantivez y Murcui, 2006). Esta pauta parece evidenciar que en la socia- © scones Moras 8. EE EETDE'S;C“~“*rirda ne Adolescenies en el siglo x: Envo impotencia, reste ‘ay poder lizacion familiar los padres enseftan a sus hijos a solventar los contlictos que Surgen cotidianamente de un modo formal, por ejemplo, cuando los padres dicen 8 los hijos qué deben hacer para solucionar una disputa, asi como (y sobre todo) de modo informal, los hijos observan cémo sus padres resuelven los contlictos y, nommalmente, reproducen estas estrategias en sus dificultades colidianas. En estrecha relacién con los contlictos familiares, la comunicacién en la fami- lia también ejerce un poderoso efecta en la participacion de los adolescentos en actos delictivos y violentos. Los adolescentes que podriamos calificar de violen- {0s suelen informar de un ambiente familiar negativo, caracterizado por una falta de comunicacién 0 por la presencia de una comunicacién negativa cargada de problemas. Contrariamente, la comunicacién abierta y fluida, donde el intercam- blo de puntos de vista entre padres e hijos se realiza de forma clara y emptica, Con respeto y afecto, tiene un efecto protector, esto es, disminuye la probabilidad de partcipacién en conductas de tipo delictivo y violemto (Mustru, y cols., 2009). Ademas, cabe destacar que una comunicacién positiva contribuye en gran medida a que el adolescente se sienta apoyado por sus padres, lo que constituye tun importante recurso familiar, hasta el punto que una buena comunicacion entre ‘Madre ¢ hijo suele ir asociada con un alto apoyo de la madre y del padre, lo cual constituye una importante barrera frente al desarrollo de conductas de riesgo. Las ‘elaciones familiares constituyen una importante fuente de apoyo durante toda la vida y también en la adolescencia, cuando las rolaciones extrafamiliares van Creciendo en importancia. De modo que los adolescentes que se sienten apoya: dos por sus padres tienen menos problemas conductuales pero también menos ansiedad o depresion (Cavs, Musiru y Munevi, 2008; Mariiez y cols., 2008; Mani- ‘ivez y cols., 2009), Por tanto, el apoyo parental, la comunicacién familiar, en definitiva, las rela clones familiares positivas, funcionan coma un colchén que amortigua los con- \ratiempos y las vicisitudes que los adolescentes puedan tener en esta etapa y parece protegerlos de la presién, en ocasiones negativa, de los iguales, y sobre todo de los iguales con graves problemas de ajuste. Los padres atentos, com- Prensivos y que ofrecen apoyo a sus hijos, les ayudan a desarrollar habilidades Sociales adecuadas para resistir la presion dol grupo de iguales y evitar la clec- Gién de amigos con problemas de conducta (ViraRo, BReNocen y Trea, 2000). 1.2. Escuela y ajuste en la adolescencia ‘La escusla constituye un importante contexto cuya influencia en el desarrollo Se lleva a cabo a través de la educacién formal. También se trata de uno de los ambitos donde los chicos y chicas pasan mayor tiompo. Sin embargo, definir este contexto unicamente desde el punto de vista académice seria una excesiva sine plificacion (Estevez y cols,, 2007). © eseorse ot 8 L Elajuse en a adolesconcia: Las ruas nanatria ypersistertos 15 En la escuela se transmiten aquellos contenidos, valores y actitudes esen ciales para el desarrollo del individuo, se interactia con otros adultos y se desa- rrollan las relaciones de amistad. En la adolescencia, ademas, cobran mayor Folevancia las relaciones sociales que se establecen en la escuela, asi como la nnecesidad de una mayor autonomia y participacion en un ambiente que, aciemas, cambia de manera notable en esta etapa, La incorporacién al sistema educativo no slo incide en el mantenimiento de unas rutinas (horarios de suefio, de comida, de actividades...), también pro- Porciona la influencia de otros adultos y de ottos iguales, contribuyendo ast a la formacion de patrones de interaccion que los nifios y adolescentes utiizan en sus ‘elaciones sociales. La educacion formal (aquolla que tiene lugar en la escuela) tiane como tuncién fundamental la transmision de habilidades y la creacion de Procesos de andamigje a partir de los cuales el sujeto se comporta de un modo competente en ambientes significativos (Ovevero, 2008). La escolarizacién debe guiar al estudiante en la consecucién de cinco metas fundamentales: 1) convertir- se en una persona intelectualmente retlexiva, 2) estar preparado para el compro- miso en el mundo laboral, 3) curmplr con sus deberes de ciudadano, 4) formarse como una persona éticamente comprometida y, 5) convertrse 0 seguir siendo una persona fisica y psicol6gicamente saludable. Ademas, no podemos olvidar que la escuela como institucion social, esta regida por un eanjunto ce normas que representan la cultura del centro educative y que reproducen las estructuras formales de la sociedad. Asi, a través de la edu: cacién formal, la sociedad delega en la escuela las abligaciones educativas de transmisiOn de valores y de preparacion de las generaciones jévenes para la vida adulta en el marco de lo que la sociedad exige. Estas caracteristicas hacen de la educacién formal un proceso de socializacion fundamentado basicamente en el conformismo social, donde el profesor es un agente de socializacion que inhibe o estimula determinados comportamientos y transmite los contenidos considerados importantes, Por otra parte, en los centros educativos los adolescentes se integran en nuevos grupos sociales —grupos de iguales o de pares—, experimentan nue- vas relaciones con figuras de autoridad social (profesores) y tienen la posibi- lidad de alcanzar un logro personal sociaimente reconocide. Por lo tanto, no es de extrafiar que exista un notable consenso entre los investigadores acerca do la relevancia del centro escolar como un contexto que tiene un impacto crucial en ol desarrollo de conductas tanto adaptadas como inadaptadas en el adolescent. En relacién con las conductas delictivas y violentas, algunas caracteristicas estructurales y organizativas de los centros de enseflanza pueden favorecer la expresién de estos comportamientos, como la masificacion de estudiantes en las aulas, a carencia de normas de comportamiento claras para el aluranado y la orientacion excesivamente autoriaria 0 excesivamente permisiva del profesora- © eaonse Moe, 8. 16 ‘Adclescontes en el siglo Ente impotencia,reslonciay poder do. Cabe afiadir también Ia impotencia que sienton los protesores cuando deben manejar problemas de discipiina en su aula. La falta de apoyo y de estrategias eficientes para hacer frente a los problemas de comportamiento del alumnado suele ocasionar sentimientos de indefension y falta de motivacién en el proteso- rad, lo cual provoca no solo un clima escolar mas negativo sino un aumento de comportamiontos cisruptivos y tansaresores (Must, y cols., 2009). Adiemas de estos factores generales relacionados con el centro educativo, Cavs ¥y Musitu (2002) proponen otros mas especitioas de la organizacion del aula relacio- nnados con los problemas de conducia en los alunos. En primer lugar, el predomi To de actividades altamente competitivas entre los estudiantes favorece la distin- ion ganadores perdedores. La excesiva compeliividad genera allos sentimientos de frustracion y promueve un planteamiento de la vida en términos de ganadores- perdedores, soslayando que muchas veces todos pueden perder o ganar. Un segundo factor hace referencia al aislamiento y rechazo social que sufren algunos alumnos en la escuela que, junto con sus pocas posibilidades de integra ‘ion, crea un sentimiento de marginacién y de soledad muy relacionado, a su vez, con otros de insatistaccién vital, de aislamiento y con una mayor partcipacién en Conductas violentas como agresor y, sobre todo, como vietima, En tereer lugar, la tolerancia y naturalidad con la que se perciben las situa~ ciones de violencia y maltrato entre compatieras, fomenta los sentimientos de impunided y la “naturalizacién” de la violencia en los agresores y los sentimientos de indefensién e impotencia en las victimas. Todo ello contribuye a la cxeacién de un ambiente donde Ia violencia se percibe como algo normal e incluso como lun modo eficaz (y en algunos cases Unico) de resolver situaciones contlitivas y lograr aquello que se desea. En cuarto lugar, la presién que sutte el profesorado por impartr los conte- nidos tiene como consecuencia que se considere el aprendizaje de habilidades interpersonales y do ciertos valores como aigo poco relevante en la escuela, La realidad, desgraciadamente, nos muestra que estos aspectos rosultan trascen dontales; la formacién y la educacion deben ir juntas en todo el proceso de esco- larizacion. De hecho, con frecuencia los adolescentes utilizan la violencia porque carecen de habilidades sociales alternativas y, obviamente, desconocen otras formas de resolucién de contlictos. La escuela es un escenario que oftece caracieristcas tnicas y especiales para la puesta en marcha de intervenciones y programas preventivos. Asi, PEREZ (2003) propone la puesta en marcha de los siguientes factores de proteccion y prevencion de la violencia escolar, cuya finalidad citima es que los alumnos aprendan a convivir: * Crear un buen clima escolar en el centro, un lugar acogedor donde los alumnos se sientan aceptados como personas y se Impliquen en activida- des académicas de cardcter cooperative. © cacones Mora. 6. i — laste en la adolasconca: Las nutes ransoras y petsstentes 7 Incluiren el curriculum temas y procedimientos que favorezcan las relacio- ‘es sociales, como por ejempic la educacion en valores o actividades para «I desarrollo de habilidades sociales y personales. Prestar atencién individualizada a los agentes de contlicto: la conducta antisocial requiere un tratamiento directo y no debe sostayarse. Hay que oltecer apoyo a la victima e informar a los responsables escolares y a los padres. Implicar @ los alumnos en la toma de decisiones en el centro a través de asambleas y adjudicarles responsabilidades, como por ejemplo la de escuchar, mediar 0 ayudar a sus compaferos en la resolucion de con- Actos. Revisar la organizacién escolar: crear espacios y tempos para establecer encueniros, supervisar los reoreos y excursiones y capacitar a los doen: tes en el tema de la no violencia, Ademas, la escuela debe ofrecer alternativas al uso de la violencia. En este sentido, dos importantes medidas que deberian aplicarse de modo transversal a esiructurales y organizativas para prevenir los problemas de conducta serian la transmision de actitudes y valores de democracia y ciudaclanta por el profesorado y la creacion de momentos de reflexion con el alumnado sobre los problemas de ‘comportamiento en el aula. Otra manera eficaz de favorecer la convivencia es a través de actividades de aprendizaje cooperativo. Como hemos comentado antes, muchas veces la dind- mica del aula se fundamenta en la realizacién de actividades competitivas donde hay ganadores y perdedores, y se adopta una vision de la educacion ‘resultadis- ta’, esto es, se presta alencion de modo casi exclusive al éxito en los examenes y alrendimiento, en detrimento de la puesta en marcha de actividades cooperativas y de premiar la reflexién individual, Por el contrario, en las situaciones de aprendizaje cooperativo, puesto que los alunos interactian directamente con sus compaferos, se incrementa su conocimiento mutuo y su estuerzo por ponerse en el lugar del otro. Este hecho permite que el adolescente desarrolle su capacidad para percibir y comprender los sentimientos de los demas, posibilitando asi el cambio en la percepcion del ‘compara, lo que resulta un primer paso hacia el logro de la integracion social de muchos estudiantes que sufren problemas de victimizacion. Ademas, en las, actividades de aprendizaje cooperativo existe una interdependencia positiva enire todos los escolares, ya que dependen los unos de los otros y todos parti cipan y colaboran en el desempeno de la tarea. Esia actividad pane en préctica habilidades como la escucha activa, el respeto del turno de palabra o el apoyo a los comparieros. Un rasgo comin a todas las propuestas de mejora de la convivencia escolar y de prevencién de la violencia es el papel fundamental del docente. Este tiene © esconee Mora. 6 L 18 ‘Adclescentes en ol ilo xs Entre impotencia,resiienda y poser ‘mucho que aportar en la prevencién de situaciones contflctivas que implican com: portamientos violentos en el alumnado. De hecho, cuando el profesor se esfuerza por establecer contactos positives con sus alunos, les ofrece atencién individua lizada, les trata con respeto y les ofrece apoyo, disminuyen los comportamientos, agresivos en el aula mientras que, por el contrario, cuando el profesor desatiende ‘a sus alunos y se comporta irrespetuosamente con ellos, fornenta la agresivi {dad en el aula. Contamos, pues, con una figura esencial para la prevencién de la violencia y la mejora de la convivencia pero, naturalmente, para desempefiar esta importante labor necesita recursos y la ayuda de toda la ciudadanta, y muy particularmente de padres y madres. Finalmente, algunos adolescentes se comportan agresivamente en la escue- la porque se han asociado con amigos que también participan en conductas violentas. Entre ellos definen y crean sus propios cédigos y normas y refuerzan ‘sus propias conducias. Los aclos anlisociales son aplaudidos y aprobados, por lo que la probabilidad de que la desviacion se agrave se inctomenta, Ademas, ‘cuando un adolescente pertenece a uno de estos grupos violentos, mantiene menos interacciones positivas con otros companeros y disminuye sus posibilida- des de aprender habilidades sociales adecuadas. Por otto lado, ol agresor sabe ‘que casi con toda seguridad saldré impune de su conducta, puesto que ni las victimas ni los “especiadores” suelen denunciar a los profesores estos hechos por miedo a represalias (Roonicuez, 2004). Por ello, la tolerancia cero contra la violencia, el fomento de formas constructivas de resolucién de contlctos, la crea ion de espacios de paricipacion y la integracion escolar del alumnado consti- {uyen herramientas esenciales para la mejora de la convivencia y la prevencion dela violencia. 2. Interaccién familia-escuela y el ajuste en los hijos ‘Tradicionalmente la relacion entre padres y profesores se ha caracterizado por ser escasa y fundamentalmente asociada con problemas de conducta o de rendimiento en los hijos. Sin emibargo, la colaboracién conjunta de padres y pro- fesores reporta importantes beneficios para todos los participantes del proceso ‘educativo (familia, escuela e hijos). Favorece el rendimiento académico, el ajus- te escolar, el desarrollo de habilidades sociales y un mejor comportamiento en casa y en el colegio. Ademas, la participacién conjunta de padres y profesores ha resultado ser muy eficaz en la prevencion de la conducta dolictiva y violenta en adolescentes. La familia y la escuela constituyen dos ejes fundamentales del proceso edu- calivo que desemperian funciones complementarias (Apssic.0, 2004). La fami primer marco educativo del nifio, supone un ambito de educacién informal funda- mental, por lo que su implicacién en la escuela resulta de gran relevancia para © done Moria 8. a Elajuste en i adolesconcia: Las rua wansitoas y prsistentes| ng el desarrollo integral de los adolescentes. Por su parte, la escuela constituye un importante escenario en la educacién formal, donde ademas de los conocimien- tos académicos, se insiruye en el mantenimiento de unas rutinas (horarios de suofio, de comida, de actividades...) y contribuye a la formacién de patrones de interaccién que los nifos y adolescentes utiizan en sus relaciones sociales. A través de estas practicas los miembros de una comunidad aprenden un conjunto de conocimientos, hablidades, ete, organizados culturalmente y valorados en un ‘momento histérico determinado. En consecuencia, padres y profesores se implican en la educacién de los mismos individuos desde perspectivas complementarias y, por tanto, ambos agentes deberian entenderse y trabajar en la misma direcoién, Ademas, la educacién recibida en la familia condiciona el aprendizaje escolar por dos razones {undamentales: en primer lugar, los valores transmitidos en la familia suponen una continuidad 0 una discontinuidad entre la cultura familiar y la escolar y, en segundo lugar, los padres crean un clima favorable o desfavora~ ble hacia el aprendizaje que constituye un marco interpretativo para jos hijos do la educacion en la escuela (ua y PALAcios, 1998; Vitias-Boas, 2001). Esta confluencia en el abjetivo de la escuela y la familia lleva asociado la convenion- cia de un grado de consenso sobre qué es lo mas adecuado para el desarrollo de los hijos. En esia linea, Acui.as (2002) destaca cinco razones fundamentales quo just fican la necesidad de una colaboracién entre la familia y la escuela: a) los padres son responsables de la educacion de sus hijos y desde este punto de vista son clientes legales de los coniros; b) los protesores deberian tomar como marco de referencia el aprendizaje familiar para plantear aprendizaje escolar; ) la investi- gacién mustra que el aprendizale familiar influye en el rendimiento; d) los profe- sores, como representantes de la auloridad educativa, tienen la responsabilidad de velar para que los padres cumplan con sus responsabilidades escolares y compensar la actuacion de aquellos padres no competentes 0 negligentes; y €) los padres tienen reconocida por ley su derecho a tomar parte en las decisiones sobre la organizacin y funcionamiento del centro. La implicacion parental en la escuela necesita del establecimiento de canales

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