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Madrid, 21 de septiembre de 2021

MENSAJE A LOS VENEZOLANOS

Este es un mensaje dirigido a tres públicos. He tenido que hacerlo


así porque mi caso, tanto en lo jurídico, como en lo político y en lo
mediático, ya raya en lo surreal. Hay tanto que aclarar que lo
primero es hacer una distinción entre los distintos receptores de
mis mensajes.

Lo que expreso a continuación lo hago con el fin de expresarme,


nada más. Cuando estás en situaciones como las que yo he
estado, y estoy, se adquiere una perspectiva muy diferente sobre
importancia de las cosas. Por ello, digo esto porque me sale, sin
ningún otro fin.

Para los convencidos de mi culpabilidad:

Este es un mensaje para quienes me califican de narcoterrorista.


Para quienes están absolutamente convencidos de eso. Para
quienes consideran que me merezco el peor de los males. Para
quienes ya me han juzgado en sus cabezas y me condenan a
varias cadenas perpetuas. Para quienes confían tanto en lo que
dicen los medios de comunicación que todo lo que se dice sobre
mi ya es obvio. Para quienes creen que la justicia estadounidense
es impoluta y jamás fabricaría un caso contra un jefe de
inteligencia de un gobierno adversario. Para los que canalizan la
desgracia del país a través del odio y la venganza contra
particulares sin conocer, justamente, la realidad particular.

Independientemente de lo que creas, hay un vínculo común entre


nosotros, y es el acuerdo más fundamental de la humanidad: los
derechos humanos. Aunque estés convencido de que soy
narcoterrorista, aún debo tener derechos humanos. Entre ellos
tengo el derecho a tener garantías necesarias para una defensa y
el derecho a que se me presuma inocente mientras no se pruebe
mi culpabilidad. Aunque el segundo ya lo he perdido ante tu
opinión, no pienso renunciar al primero. Y eso motiva casi todas
mis acciones. La búsqueda de tener derecho a una defensa real
en un sistema acusatorio que me lo niega.

Aunque no lo sepas, o no lo quieras creer, el sistema de justicia


americano no es perfecto. De hecho, funciona muy diferente al de
otros países desarrollados como los europeos. Principalmente
porque persigue un fin distinto al de hacer justica. Su prioridad no
es esa, sino es ejercer su poder político. Por eso no firman algunos
acuerdos internacionales, por eso no reconocen a la Corte Penal

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Internacional, etc. No son la primera potencia de gratis. Por eso se
permiten hacer cosas como:

- Una vez acusado, eres tratado como culpable hasta que


demuestres lo contrario (al revés de todo el mundo).

- Te encierran y limitan tu acceso a defenderte. A menos que


seas multimillonario. Para los millonarios la ley es distinta,
porque pueden pagar abogados privados y pueden pagar una
fianza para quedar en libertad (recursos que nunca he tenido).

- El 97% de las acusaciones de la fiscalía terminan en acuerdos


de culpabilidad. No es porque solo acusen a culpables, sino
porque la indefensión a la que someten a los acusados es tal,
que les conviene declararse culpables aún cuando no lo son.

No me creas a mi, escucha a organizaciones como Human Rights


Watch. Si les crees sus informes sobre las violaciones de
Derechos Humanos en Venezuela (que son muy ciertos), también
deberías creerles a sus informes sobre la carencia de justicia en
EE.UU.

Para los que quieren diga todo:

También es un mensaje para lo que quieren que “el pollo cante”. A


esos que les da igual qué pase con mi vida, siempre y cuando
revele los secretos del régimen. Esos que creen que con develar
crímenes en un periódico ya cae Maduro (eso no funciona así).
Los que sólo quieren escuchar soluciones mágicas. Los que
confían en que EE.UU. o la comunidad internacional solucionará el
problema venezolano. Para los creyentes, los utilitarios y los
chismosos:

Mi información tiene valor si es canalizada de manera correcta. Así


he manejado y guardado celosamente todo siempre. Hasta ahora
no he utilizado nada, ni he dicho nada a nadie, de ninguna
agencia, de ningún país, con dos excepciones: la Corte Penal
Internacional y la comisión de Derechos Humanos de la ONU. Eso
lo hice hace más de un año.

Desde que salí en libertad en Madrid, y durante mi clandestinidad,


he enviado todo cuanto he podido a la fiscalía de la CPI. La
información que aporté sirvió para concretar las denuncias previas,
lo que permitió que se adelantara el examen preliminar contra
Venezuela. Lo que envié a la comisión de Derechos Humanos de
la ONU ayudó a que se generaran los informes que todos
conocemos, donde se señalan las violaciones de DD.HH.
cometidas por el régimen de Maduro. Los crímenes de lesa

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humanidad que cometieron Maduro y su estructura están bien
reseñados.

Ahora inicio un proceso de colaboración con la justicia española.


Léase bien, la “justicia” española. No el gobierno español, quien ha
violado leyes con el fin de extraditarme ilegalmente a los Estados
Unidos. Lo inicio, esperando, de buena fe, que parte de lo que
tengo que informar sea provechoso para la justicia española y la
justicia internacional. La naturaleza de toda colaboración es que el
contenido debe ser secreto y, por mi parte, así se mantendrá.

Estos aportes, realmente efectivos, son imposibles estando


encerrado injustamente, y más aún, en una cárcel americana.
Además de la obvia razón de no querer ser sometido a una
injusticia, también tengo razones utilitarias y éticas para oponerme
a la extradición y a la cárcel.

Para quienes me conocen:

Por último, es un mensaje para quienes me conocen. Para


quienes, en algún momento de mis 61 años de vida, me han dado
la mano o me han visto a los ojos. Para quienes han presenciado
directamente mis acciones y mi proceder. Con quienes he
conversado o han oído lo poco que hablo. Para compañeros de
trabajo, militares en su mayoría. A mis superiores, compañeros y
subalternos. Para gran parte del pueblo monaguense que ha
tenido referencias más cercanas sobre mi. Aquellos que creyeron
en mi y me escogieron como su legislador en las últimas
elecciones democráticas que tuvo Venezuela. Para amigos,
conocidos y familiares:

A ustedes quiero decirles que estoy bien y estaré bien. Estoy


absolutamente tranquilo de conciencia. Y de verdad, nada vale
más que eso.

Ustedes bien saben que mi propósito en la vida, desde muchacho,


ha sido servir a mi país como militar. Se que esto es difícil de
comprender para muchos, que se cansaron de decirme durante
toda la vida que pensara en mi primero. Pero, no soy así. Me
formaron de otra forma. Para bien o para mal, este es el camino
que escogí.

Yo salí de Venezuela, asumiendo el riesgo de que pasara todo lo


que me ha pasado, con la única intención de poder colaborar y ser
útil a mi país. Lo hice porque considero que tengo mucho que
aportar y mi deber como militar me obliga. Lo hice porque quiero
profundamente volver a la Venezuela democrática y quiero que se
acabe la desgracia en la que nos sumergieron a todos.

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Jamás perseguí fama ni gloria ni poder. Aunque tuve mucho poder
y mucha mala fama, no busqué nada de eso. Fue llegando
mientras yo seguía siendo yo. Haciendo mi trabajo, cumpliendo
mis deberes y apegado a mis principios.

Puede que la presión política de EE.UU. doblegue al estado


español y terminen violando las leyes que faltan para complacer la
agenda política gringa. Sí eso sucede, mi ánimo seguirá siendo el
mismo.

Todavía confío en que la verdad y la justicia prevalecerán.

Hugo Carvajal
Mayor General del Ejército Venezolano
Diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela

P.S. Para Diosdado:

Te equivocas llamándome traidor. Se traiciona cuando se rompen


compromisos. Mi compromiso siempre ha sido con el pueblo
venezolano. Ese compromiso me unió Chávez y me separó de
Maduro, primero, y de ti, después. Todo lo hice de frente, dando la
cara, asumiendo mi posición y sus consecuencias.

Tienes razón en otra cosa: la traición no se perdona. Es imposible


que el pueblo venezolano pueda perdonar tu traición. Sabiendo el
mal que Maduro hacía, con toda la intención de destruir el país
para controlarlo, y teniendo la capacidad de hacer algo para
frenarlo, ¿cómo no hacerlo?, ¿cómo darle la espalda al pueblo
así?, ¿cómo dejar el país a la deriva de tal manera? Lo pregunto,
pero me se la respuesta: has hecho todo por la avaricia de un
poder que realmente no tienes.

También te doy la razón en que un traidor siempre será traidor.


Traicionaste a Chávez en vida (pocos lo sabemos) y, por supuesto,
también lo hiciste después de su muerte. Buscando estar arrimado
a Maduro para ver qué cuota de poder te salpicaba. Triste, la
verdad.

A pesar de estar en una prisión, soy más libre que tú. Soy libre de
conciencia. Hice todo lo que pude por mi país y lo seguiré
haciendo, siempre.

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