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OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

Magistrado ponente

SL1897-2021
Radicación n.° 70801
Acta 16

Bogotá, D. C., cinco (5) de mayo de dos mil veintiuno


(2021).

Decide la Sala sendos recursos de casación


interpuestos por las demandadas SEATECH
INTERNATIONAL INC y A TIEMPO SERVICIOS LTDA.,
SERVIATIEMPO LTDA., contra la sentencia proferida por
la Sala Dual de Descongestión Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Marta, el 30 de
septiembre 2013, en el proceso que instauró SABINA
CANCHILA TÁMARA en su contra.

I. ANTECEDENTES

Sabina Canchila Támara llamó a juicio a Seatech


International INC y Atiempo Servicios LTDA., Serviatiempo
LTDA., esta última en calidad de «empleador aparente», con
el fin de que se declare la existencia del contrato de trabajo
con Seatech International INC., y sean condenadas a

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reconocerle la indemnización total y ordinaria por perjuicios


materiales, morales y daño fisiológico, sufridos como
consecuencia de la enfermedad síndrome del túnel carpiano
que adquirió como resultado de la actividad desarrollada en
el área de procesos de la empresa Seatech International
INC., estimados en la suma de $1.500.000.000, y por culpa
del empleador por incumplimiento de sus obligaciones
especiales tales como realizar la prevención de la
enfermedad profesional que padeció; suministrar los
equipos y herramientas necesarias; mejorar las condiciones
del lugar de trabajo para la realización de la operación de
limpieza y empaque de pescados en el área de procesos de
Seatech; y contar con un departamento de seguridad
industrial de salud ocupacional, un comité de higiene y
médico industrial.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que,


entre ella y la empresa Seatech International INC existió un
contrato de trabajo a término indefinido, desde el 19 de
diciembre de 1997 hasta el 1 de mayo de 2004. El cargo
desempeñado fue el de operaria de empaque de pescados,
en el área de procesos de esta empresa, bajo su continuada
subordinación y dependencia, y con un sueldo de $583.000.
Informó que, durante esta relación laboral, padeció la
enfermedad profesional denominada síndrome del túnel
carpiano por culpa del empleador, la que le produjo dolor
en hombro, codo y mano derecha y Neuropraxia ambos
medianos a nivel del carpo, fs.° 1 al 12.

La demandada Seatech International Inc se opuso a

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las pretensiones. Negó la existencia del contrato de trabajo


con la actora y manifestó que suscribió un contrato con
ATIEMPO SERVICIOS LTDA., de prestación de servicios
para el suministro de personal especializado, y que la
accionante fue contratada por esta última para cumplir una
solicitud suya. Precisó que contrataba los servicios
especializados con Serviatiempo, según la demanda de
producto.

En su defensa, propuso las excepciones de


inexistencia de la obligación, ausencia de culpa y falta de
legitimación para pedir la declaratoria de culpa. Asimismo,
hizo el llamamiento en garantía de la Compañía
Aseguradora de Fianzas S.A., Confianza, fs. 28 al 36. Por
auto debidamente notificado a las partes, el juez de primera
instancia ordenó continuar el proceso sin la comparecencia
de la llamada en garantía, en razón a que la denunciante no
efectuó las diligencias tendientes a la notificación
correspondiente, f.328.

Por su parte, ATIEMPO SERVICIOS LTDA. también se


opuso a las pretensiones. Negó que el contrato de trabajo
haya sido entre la actora y la otra codemandada, sino que
existieron varios contratos de trabajo para con ella, por
duración de la obra, y relacionó 14 contratos con los
tiempos de permanencia de cada uno, discontinuos, siendo
el último desde el 1 de enero de 2004 al 23 de abril de
2004, afirmando que cada uno de estos fue debidamente
liquidado. Tampoco aceptó la responsabilidad por
perjuicios que le fue achacada. Propuso las excepciones de

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inexistencia de la obligación, pago total de las acreencias


laborales, buena fe y la prescripción. Agregó que ella tenía
vigente un contrato comercial de prestación de servicios con
Seatech para el desarrollo de labores especializadas y suplir
las necesidades específicas de esta cuando tenía aumentos
de producción, fs.° 245 al 255.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Tercero Laboral de Descongestión del


Circuito de Cartagena, al que correspondió el trámite de la
primera instancia, mediante fallo de 12 de abril de 2013,
absolvió a las demandadas de todas las pretensiones (fs.°
528 al 532).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior de


Descongestión del Distrito Judicial de Santa Marta,
mediante fallo de 30 de septiembre de 2013, revocó la
sentencia de primera instancia (ordinal primero) y declaró
probada la relación laboral entre la actora y la empresa
SEATECH INTERNATIONAL INC, y que la empresa
ATIEMPO SERVICIOS LIMITADA fungió como simple
intermediario (ordinal segundo). En consecuencia, condenó
a la primera a reconocer a la demandante las cantidades de
$78.650.466 por lucro cesante consolidado (ordinal tercero)
y $114.334.830 por lucro cesante futuro (ordinal cuarto). Y
a la segunda, la condenó solidariamente por estas condenas
(ordinal quinto). Por último, condenó solidariamente en

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costas a las demandadas (ordinal sexto), fs. 28 y 29.

La precitada condena estuvo sustentada en los


supuestos fácticos consistentes en la existencia de un
contrato de servicios entre las codemandadas, fs. 37 a 39;
los varios contratos de trabajo por duración de la obra
suscritos entre la actora y ATIEMPO SERVICIOS LTDA., fs.
°270 a 297; y que le fue dictaminada a la accionante una
pérdida de capacidad laboral en el 58.05%.

Como problemas jurídicos planteados en la apelación,


dijo que debía establecer 1) quién era el verdadero
empleador de la actora y 2) si existió culpa patronal en la
enfermedad profesional padecida por la accionante.

1. Para solucionar el primer problema, el Tribunal


se refirió a todos los contratos de trabajo suscritos entre la
accionante y ATIEMPO LTDA., en los cuales encontró
evidencia de que la usuaria del servicio lo fue la también
demandada SEATECH INTERNATIONAL INC., y que las
labores se prestaron en las instalaciones de esta.

Dados lo precitados supuestos, el Tribunal dio por


demostrada una tercerización de servicios. Con base en
prueba testimonial, determinó que SERVIATIEMPO LTDA.
le suministró a SEATECH INTERNATIONAL INC la totalidad
de los trabajadores para desempeñar las labores de
operarios en el proceso del atún. Consideró que una
empresa puede asignar a un tercero la ejecución de
actividades que no correspondan al giro normal de los

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negocios suyos, pero las que sí lo son solo deben prestarse


a través de una relación laboral.

En ese orden, comparó el objeto social de las


codemandadas, fs. 15 al 18, con el objeto del contrato de
servicios que suscribió SEATECH INTERNATIONAL INC con
ATIEMPO SERVICIOS LTDA, fs. 37 a 39, y dedujo que gran
parte del objeto social de la demandada SEATECH era
ejecutado por SERVIATIEMPO LTDA., con trabajadores
contratados por esta, lo cual había sido admitido por
aquella en la contestación de la demanda.

Seguidamente, asentó que no cabía duda de que la


actora trabajó siempre como operaria de limpieza, como lo
indicaban los contratos de trabajo visibles a fs. 270 al 297,
que el servicio siempre fue ejecutado en las instalaciones o
planta de la empresa SEATECH, hecho también admitido
por SERVIATIEMPO LTDA., y que aquella fue la beneficiaria
de la obra o labor.

Ante la situación encontrada, el juez de la alzada


invocó el principio de la primacía de la realidad sobre las
formas, propio del derecho laboral. Revisó el art. 34 del CST
y concluyó que SERVIATIEMPO no tenía calidad de
contratista independiente ni de verdadero empleador, como
ella lo había alegado en el proceso, por cuanto no se daban
los supuestos de ese precepto. Específicamente, porque la
ejecución de la obra debe contratarse asumiendo todos los
riesgos, para ser realizada como medios propios, con
libertad y autonomía técnica y directiva, presupuestos que

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no se reúnen en el contrato celebrado por las


codemandadas, lo cual pudo constatar con prueba
testimonial.

Dada la situación observada de que SERVIATIEMPO


no era contratista independiente en los términos del art. 34
del CST, y que actuaba como una empresa de servicios
temporales, sin tener autorización para hacerlo, el
sentenciador concluyó que su verdadera posición en la
vinculación tripartita examinada era la de un simple
intermediario en los términos del art. 35 del CST, ya que
realmente se comportó como un simple coordinador de los
servicios de determinados trabajadores. De esta forma, los
contrató y les hizo el pago de los salarios con el dinero que,
por tal servicio, le pagaba SEATECH, según el contenido de
la cláusula décima primera del contrato de servicios
suscrito entre estas.

Luego del precitado análisis, al Tribunal no le quedó


duda de que SERVIATIEMPO fue un simple intermediario a
la luz del art. 35 del CST y que no informó que tenía esa
calidad, como sucede cuando se hace la intermediación
irregularmente, por ejemplo, cuando la empresa de servicios
temporales ejerce la actividad de intermediación sin la
autorización administrativa correspondiente, en cuyo caso
el usuario adquiere la calidad de empleador frente al
trabajador en misión, sin perjuicio de la responsabilidad
solidaria entre las empresas actuantes, como lo dice la
sentencia CSJ SL 28 de may. de 2008, No. 30755.

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Con base en el principio de la primacía de la realidad


sobre las formas, declaró que existió un contrato de trabajo
entre la actora y SEATECH INTERNATIONAL INC, pues fue
en esta empresa donde la actora prestó el servicio personal,
del cual se presume la subordinación, a la cual dijo que se
llegaba en razón a que ella fue la beneficiaria de la labor
desarrollada por la accionante; fue quien suministró los
elementos de trabajo; le impuso el horario; por lo que
declaró a SERVIATIEMPO LTDA. como una simple
intermediaria y, como no informó esa calidad a la
trabajadora, la condenó solidariamente con el verdadero
empleador por el pago de las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo.

2. Sobre la culpa patronal en la enfermedad


profesional que le fue diagnosticada a la demandante, el
Tribunal concluyó que era evidente la responsabilidad del
empleador, por su falta de diligencia y cuidado necesarios
para evitar la generación de la enfermedad profesional del
túnel carpiano sufrida por la actora.

Para arribar a la precitada conclusión, partió del art.


216 del CST, del cual extrajo que, para que prospere la
condena por indemnización plena de perjuicios, debe
demostrarse el nexo causal entre la actividad laboral y el
daño por el que se reclama la indemnización; la culpa
patronal; así como la existencia de la enfermedad o
accidente profesional y la del perjuicio.

A los anteriores supuestos, agregó que, una vez se

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demuestra que la causa eficiente del infortunio fue la falta


de previsión por parte de la persona encargada de prevenir
cualquier accidente o enfermedad, como una medida de
seguridad adoptada al efecto por la empresa, la carga
dinámica de la prueba se traslada a esta, quien es la que
debe responder de acuerdo con el art. 216 del CST.

Con base en la calificación de la invalidez por la Junta


Regional de Bolívar de fs.° 469 a 473, dio por establecida la
pérdida de la capacidad laboral en el 56.05%, por
enfermedad profesional. Seguidamente, refirió que
SEATECH allegó el programa de salud ocupacional, fs.° 355
a 424, para exonerarse de responsabilidad, pero dijo que
este, por sí solo, no demostraba la diligencia de la entidad
para evitar la enfermedad profesional sufrida por la
accionante.

De los testimonios de Maciá Barraza y Padilla Regino,


fs. 337 a 338, quienes afirmaron que el empleador contaba
con un programa de salud ocupacional para prevenir
accidentes y enfermedades laborales, el Tribunal anotó que,
de sus dichos, no se podía inferir que recordaran a la
demandante, por tanto, manifestó que estos no le servían
para establecer si existió o no culpa patronal en la
enfermedad profesional padecida por la actora.

Revisó las constancias de la capacitación que recibió la


accionante de fs.° 93, 97 y 99, y los controles de
capacitación de fs.° 53, 58 y 67, donde no vio que esta
participó, para decir que el origen de la enfermedad de la

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trabajadora, «túnel carpiano» tuvo que ver con la realización


de actividades repetitivas, por lo que echó de menos la
formación relativa a programas de protección
osteomuscular.

Del documento de f.°388 del expediente, el juez


colegiado extrajo que, en el panorama de factores de riesgo
en el proceso de limpieza y empaque que fueron
establecidos por el mismo el empleador, se estableció el
riesgo ergonómico y el riesgo sicosocial. El primero
derivado del trabajo de pie, flexo extensión de las manos
para la limpieza del pescado y la realización de trabajo
repetitivo en exposición de tiempo de 9,5.

Frente a todo lo anterior, manifestó que el empleador


no solo debía elaborar el programa de salud ocupacional,
sino también velar porque todos los trabajadores de la
empresa tengan los medios de protección indispensables
para prevenir la enfermedad y que la capacitación no sea
selectiva y es indelegable, aunado a que el empleador debía
probar que todos sus trabajadores recibieron las
instrucciones relacionadas con la actividad que ejecutan.

Seguidamente, el Tribunal invocó la sentencia CSJ SL


de 30 de noviembre de 1990, no. 3985, sobre las
obligaciones del empleador de adoptar las medidas de
protección y prevención que se consideren necesarias para
evitar accidentes futuros a partir de experiencias anteriores,
con la aclaración de que esto también aplica para las
enfermedades laborales.

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Con base en el testimonio de fs. 340 a 344, asentó que


la actora desempeñaba una actividad repetitiva y que el
programa de vigilancia epidemiológica osteomuscular y de
posiciones ergonómicas en el trabajo del empleador, fs.° 902
a 122, demostraba la catalogación de las áreas de limpieza
y empaque como prioritarias, con un factor de riesgo alto.
Se refirió, en particular, a las recomendaciones para la
ejecución del programa contenido en los numerales 15 y 16,
sobre el diseño de jornadas por turnos, rotaciones, pausas y
descansos, para determinar la posibilidad de recuperación
fisiológica y capacidad funcional de los sistemas corporales
involucrados en la actividad laboral, y que, como
consecuencia del movimiento altamente repetitivo, se
requiere mayor frecuencia y duración del reposo
estructural, con la indicación de que «Los tiempos de
exposición a movimientos se convierten en factor de riesgo
cuando superan las dos horas de actividad continua».

Tras lo anterior, agregó que estaba plenamente


probado con prueba testimonial que la accionante realizaba
jornadas continuas de labores ejecutando la misma
actividad de pelado, limpieza y empaque del atún por más
de 10 horas diarias, sin ninguna rotación o descanso
diferentes del horario para almorzar de aproximadamente
30 minutos, de tal suerte que arribó a la conclusión de que
el empleador no cumplió con las recomendaciones que él
mismo diseñó y fue lo que finalmente condujo a desarrollar
la enfermedad de la demandante.

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Sobre el programa de salud ocupacional, el juez de la


alzada anotó que no bastaba con tener estos programas,
sino que, por el contrario, deben ser efectivizados entre la
población trabajadora a fin de prevenir daños en la salud e
integridad de los trabajadores, o que se adoptaran medidas
tendientes a evitar que la actora, por su labor desempeñada
calificada de alto riesgo, desencadenara una enfermedad
profesional, pero no encontró prueba de medida de
protección alguna por parte de ATIEMPO SERVICIOS
LTDA., en tanto que el programa de salud ocupacional fue
allegado por quien resultó ser el verdadero empleador y
aquella no probó que haya vigilado su cumplimiento.

Aunado a lo anterior, tuvo en cuenta que SEATECH


expresó que los trabajadores que desarrollaban las labores
de limpieza, empaque y procesamiento del atún no eran
trabajadores suyos, sino que laboraban en virtud de un
contrato de servicios celebrado con ATIEMPO SERVICIOS
LTDA., pero que sí los comprendía en el programa de
vigilancia epidemiológica osteomuscular y de posiciones
ergonómicas en el trabajo de SEATECH.

El juzgador anotó que esto lo debía hacer el empleador


no solo en cumplimiento de los deberes en riesgos
profesionales, sino también con fundamento en el C155 de
la OIT debidamente ratificado por Colombia. De este
convenio, citó los arts. 16 al 21, para decir que es
plenamente exigible su cumplimiento por estar ratificado,
de tal suerte, concluyó, el empleador está en la obligación
de garantizar que los lugares de trabajo no entrañen peligro

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alguno para los trabajadores.

Así, estimó probada la falta de diligencia y cuidado del


empleador para evitar la generación de la enfermedad
profesional padecida por la accionante, dio por demostrada
la culpa patronal y declaró la responsabilidad de SEATECH
INTERNATIONAL INC, con la consecuente condena por
lucro cesante consolidado y futuro a favor de la
demandante, fs.° 1 al 30.

IV. RECURSO DE CASACIÓN DE SEATECH


INTERNATIONAL INC

Concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, se


procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente pretendió que la Corte case parcialmente


la sentencia impugnada en cuanto la condenó por la culpa
patronal en la ocurrencia de las enfermedades padecidas
por la demandante y al pago correspondiente por los
perjuicios materiales, para que, en sede de instancia, se
revoque la decisión y se denieguen todas las pretensiones
de la demanda encaminadas a la declaratoria de culpa
patronal e indemnización plena y ordinaria de perjuicios en
contra de ella.

Con tal propósito formuló dos cargos, por la causal


primera de casación, que no fueron replicados.

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VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia recurrida de violar por la vía


directa, por aplicación indebida, al artículo 216 del CST.

La recurrente le reprochó al Tribunal que considerara


evidente su responsabilidad por falta de diligencia y
cuidado necesarios para evitar la generación de la
enfermedad profesional del túnel carpiano desarrollada por
la demandante y aplicara el art. 216 del CST al caso,
cuando, en su criterio, la responsabilidad no se encuentra
suficientemente comprobada.

Le criticó al Tribunal el no analizar que el art. 216 del


CST sanciona al empleador que no ha observado la debida
diligencia y cuidado que los hombres deben emplear
ordinariamente en sus negocios propios, siendo que, en este
caso, ella sí cumplió con la obligación de velar por la vida,
salud y seguridad de sus trabajadores, circunstancia que
fue acreditada tanto con prueba documental como con
testimonios.

Manifestó que, contrario a lo manifestado por la sala


de decisión, no es cierto que exista culpa suficientemente
comprobada del empleador en la ocurrencia de la
enfermedad laboral padecida por la demandante, pues
afirmó que cuidó de la salud, la vida y seguridad de todas
las personas que se encontraban en sus instalaciones,
incluyendo a la demandante, como trabajadora de su

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contratista.

Alegó que sí hubo previsión del acaecimiento de 105


riesgos ergonómicos que determinan la aparición de las
patologías presentadas por la demandante, y, por ello, se
hacían constantemente capacitaciones para la prevención
de este tipo de enfermedades ergonómicas y
osteomusculares, con entrenamientos de pausas activas
entre otros.

Con fundamento en la sentencia CSJ SL de 30 de jun.


de 2005, no.22656, la recurrente afirmó que no se daban
los presupuestos para declarar la responsabilidad del art.
216 del CST, puesto que, para que se cause la
indemnización ordinaria y plena de perjuicios, debe
encontrarse suficientemente comprobada la culpa del
empleador en la ocurrencia del accidente de trabajo o la
enfermedad profesional, de modo que su establecimiento
amerita, además de la demostración del daño originado en
una actividad relacionada con el trabajo, la prueba de que
la afectación a la integridad o salud fue consecuencia de la
negligencia o culpa del empleador en el acatamiento de los
deberes que le corresponde velar por la seguridad y
protección de sus trabajadores (art. 56 CST).

Mencionó las obligaciones particulares de seguridad


en el trabajo a cargo del empleador contenidas en los
numerales 1° y 2° del art. 57 y art. 348 del CST, y arts. 2°
de la R. 2400 de 1979 y 21 del D. 1295 de 1994, en
perspectiva a que «la salud de los trabajadores es una

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condición indispensable para el desarrollo socio-económico


del país, su preservación y conservación son actividades de
interés social y sanitario» (art. 81 L. 9°/1979), y solicitó
casar la sentencia recurrida con fundamento en el cargo
propuesto, en cuanto a la condena por culpa patronal.

VII. CONSIDERACIONES

La censura no controvirtió la declaración de su calidad


de empleador real frente a la accionante, sino que radicó su
inconformidad en la declaración de la culpa patronal de
cara a la enfermedad de la accionante y la consecuente
condena por indemnización de perjuicios.

1. La acusación por aplicación indebida del art. 216


del CST, al margen de las referencias probatorias
efectuadas en la demostración por la censura que no vienen
en la acusación por la vía directa, consistió en que el
Tribunal no tuvo en cuenta que 1), para reconocer los
efectos de este precepto, es indispensable la culpa
«suficientemente» comprobada del empleador y 2) la
demostración de que el daño originado en una actividad
laboral fue consecuencia de la negligencia o culpa del
empleador en el acatamiento de los deberes que le
corresponden velar por la seguridad y protección de sus
trabajadores, art. 56 del CST, es decir, le reprochó al juez
de la alzada el no verificar el nexo causal entre la
negligencia del empleador y el daño causado.

1.1. Sobre la culpa suficientemente comprobada del

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empleador respecto a una contingencia de origen laboral, la


Sala tiene enseñado que

[...] la misma se determina por el análisis del incumplimiento de


los deberes de prevención que corresponden al empleador, la
cual se configura en la causa adecuada de la ocurrencia del
infortunio laboral, ya sea que se derive de una acción o un
control ejecutado de manera incorrecta o por una conducta
omisiva a cargo de aquel (CSJ SL2206-2019). Tomado de la
sentencia CSJ SL 5154-2020.

En otras palabras, la culpa se ha de comprobar de


cara a los deberes de prevención de los riesgos laborales
que corresponden al empleador y se configuren como causa
adecuada de la ocurrencia del infortunio laboral. Para
establecer la culpa, se evaluará la conducta del empleador,
esto es, si él actuó con negligencia o no en el acatamiento
de los deberes de velar por la seguridad y protección de sus
trabajadores que le corresponden para evitar los accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales, bajo el estándar
de la culpa leve que define el art. 63 del CC.

La culpa leve implica que el incumplimiento que hace


al empleador merecedor de la condena por reparación plena
de perjuicios es aquel que se da por la falta de diligencia y
cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus
negocios propios, frente al deber de tomar las medidas
adecuadas para evitar el riesgo laboral sucedido, y no se
puede determinar la culpa por la simple ocurrencia del
infortunio laboral, ya que el empleador no tiene una
obligación de resultado, es decir, no está obligado a que el
siniestro no ocurra, sino que sus obligaciones de protección

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y seguridad son de medio (CSJ SL1073-2021). Él siempre


podrá probar la diligencia y cuidado que debió emplear para
evitar el riesgo laboral en cuestión, según el art. 1604 del
CC.

En orden de lo anterior, esta Corporación ha


establecido que la carga de la prueba de la culpa del
empleador, por regla general, debe ser asumida por la o las
víctimas del siniestro, de modo que ellos tienen la
obligación de acreditar las circunstancias de hecho que dan
cuenta de la existencia de una acción, omisión, o de un
control ejecutado de manera incorrecta que constituyan el
incumplimiento de las obligaciones de prevención o su
incumplimiento imperfecto, CSJ SL5154-2020.

Cuando el trabajador edifica la culpa del empleador en


un comportamiento omisivo de las obligaciones de
protección y de seguridad asignadas al empleador, como se
trató en el caso de autos, la jurisprudencia de la Corte ha
precisado que, por excepción, a los accionantes les basta
enunciar dichas omisiones (teniendo en cuenta que las
negaciones indefinidas no requieren de prueba) para que la
carga de la prueba que desvirtúe la culpa se traslade a
quien ha debido obrar con diligencia en los términos del
artículo 1604 del Código Civil. En tal caso, el empleador
debe probar que cumplió sus deberes de prevención,
cuidado y diligencia a fin de resguardar la seguridad e
integridad de sus trabajadores (CSJ SL13653-2015, CSJ
SL7181-2015, CSJ SL 7056-2016, CSJ SL12707-2017, CSJ
SL2206-2019, CSJ SL2168-2019, CSJ SL2336-2020 y CSJ

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SL5154-2020).

1.2. En cuanto al nexo causal que debe existir entre


la culpa del empleador y el daño causado, la jurisprudencia
de esta Sala también tiene enseñado que, en la culpa
basada en un comportamiento omisivo, no basta la sola
afirmación genérica del incumplimiento del deber de
protección o de las obligaciones de prevención en la
demanda, sino que es menester delimitar, allí mismo, en
qué consistió la omisión que llevó al incumplimiento del
empleador de las respectivas obligaciones derivadas del
propio contrato de trabajo y de la labor prestada por el
trabajador y la conexidad que tuvo con el siniestro, para
efectos de establecer la relación causal entra la culpa y el
hecho dañino, pues nadie está obligado a resarcir un daño
sino cuando ha dado causa o contribuido a él, CSJ SL2336-
2020.

Es decir, precisa esta vez la Sala, siempre es


indispensable que exista prueba del nexo causal entre la
culpa del empleador y la ocurrencia del riesgo laboral:

[…] menester se exhibe memorar lo expuesto en la providencia


CSJ SL14420-2014 en cuanto a que para que se cause la
indemnización ordinaria y plena de perjuicios consagrada en el
literal b), artículo 12 de la Ley 6ª de 1945 (sector oficial) y en el
Art. 216 CST (sector particular), debe encontrarse
suficientemente comprobada la culpa del empleador en la
ocurrencia del accidente de trabajo o la enfermedad profesional,
de modo que su establecimiento amerita, además de la
demostración del daño originado en una actividad relacionada
con el trabajo, la prueba de que la afectación a la integridad
o salud fue consecuencia o efecto de la negligencia o culpa
del empleador en el acatamiento de los deberes que le

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corresponden de velar por la seguridad y protección de sus


trabajadores. La causalidad, es decir, la relación de causa-
efecto que debe existir entre la culpa patronal y el daño, a
más de ser un elemento sine qua non de la responsabilidad
plena y ordinaria de perjuicios del empleador, es una pauta
de justicia, en la medida que, nadie está obligado a resarcir
un daño sino cuando ha dado causa o contribuido a él. De
allí que la culpa exclusiva de la víctima o de un tercero, y el
caso fortuito y la fuerza mayor (denominados por la doctrina
causas ajenas), sean considerados en el derecho común como
eximentes de responsabilidad, en tanto que, con su
determinación, el nexo causal se rompe o quiebra, ante la
imposibilidad de imputar el resultado dañino a quien se afirma
lo cometió por acción u omisión culposa (CSJ SL 2336-2020).
Negrillas de la presente sentencia.

En ese orden, en la culpa por omisión, el demandante


de los perjuicios debe demostrar que la omisión que da
lugar al incumplimiento tiene nexo de causalidad con el
siniestro laboral generador de los perjuicios. Para ello,
precisa la Sala en esta oportunidad, es menester que las
circunstancias que dieron lugar al siniestro igualmente
sean concretadas en la demanda y comprobadas en el
plenario, comoquiera que, como lo tiene enseñado la Sala,
«[…] en los eventos en que se plantea una culpa por
abstención, el trabajador no queda relevado totalmente de
sus cargas probatorias, pues además de honrar su deber de
acreditar el incumplimiento del empleador, sin hesitación,
debe demostrar el nexo causal entre el percance repentino
generador del daño y la prestación del servicio bajo
subordinación [...]». CSJ SL2336-2020.

1.3. En suma, esta Sala considera conveniente dejar


en claro, dado que el meollo del presente asunto lo amerita,
que si el actor cumple la carga probatoria que le

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Radicación n.° 70801

corresponde en la culpa por omisión, es decir, concreta las


omisiones que conllevaron el incumplimiento constitutivo
de la culpa del empleador y prueba el nexo causal entre ese
incumplimiento y el daño, le traslada a este la carga de
demostrar que fue diligente y cuidadoso en tomar las
medidas adecuadas y razonables para evitar el accidente o
enfermedad laboral en cuestión, en aplicación del art. 1604
del CC.

En ese escenario, conforme a la sana crítica y de


acuerdo con el estándar de la culpa leve, el juzgador
evaluará si el empleador fue diligente o no en sus
obligaciones de medios para evitar el accidente o la
enfermedad profesional del caso. Si el empleador no cumple
con la carga de probar la diligencia y cuidados debidos en la
toma de las medidas de protección para garantizar razón

ablemente la seguridad y la salud de cara al siniestro


ocurrido, será declarado culpable del accidente o
enfermedad profesional respectiva.

Ahora bien, cuando el reclamante de los perjuicios del


art. 216 del CST no cumple con la carga probatoria que le
corresponde en la culpa por omisión, de acuerdo con lo
acabado de decir, así el empleador no demuestre un actuar
diligente y cuidadoso para evitar el daño, el empleador no
será declarado culpable de cara al accidente o enfermedad
profesional del caso particular.

1.4. Conforme a lo antes expuesto, considera la Sala

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Radicación n.° 70801

que el Tribunal, en principio, atendió los derroteros que la


jurisprudencia laboral ha venido señalando en la culpa por
omisión, cuando señaló que, para efectos de la
responsabilidad del art. 216 del CST, debe demostrarse, en
primer lugar, el nexo causal entre la actividad laboral y el
daño por el que se reclama la indemnización; y, en segundo
lugar, la culpa del empleador; y que, una vez se demuestra
que la causa eficiente del infortunio fue la falta de previsión
por parte de la persona encargada de prevenir cualquier
accidente o enfermedad, como una medida de seguridad
adoptada al efecto por la empresa, la carga de la prueba se
le traslada a esta, dada su calidad de obligada que no
cumplió satisfactoriamente con la prestación debida.

Sin embargo, cuando procedió a resolver el caso


concreto, el juez colegiado no siguió su rumbo trazado, pues
no comenzó por definir cuál fue concretamente la omisión
que conllevó el incumplimiento del empleador que, según la
parte actora, fue el causante de la enfermedad profesional
de la accionante, para verificarla en el proceso, sino que,
sin dar la motivación de su proceder, el sentenciador le
trasladó directamente al empleador la carga de demostrar la
diligencia y cuidado para evitar la enfermedad profesional
padecida por la accionante.

De tal suerte, el juzgador de la alzada se rebeló contra


la regla de que, aun en los casos de la culpa por omisión, le
corresponde al demandante delimitar en la demanda la
omisión en el que incurrió el empleador frente a sus
obligaciones de seguridad y protección, así como su relación

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Radicación n.° 70801

de causalidad con el siniestro, y probar el nexo causal de


ese incumplimiento con el daño sufrido, y que, solo cuando
el actor cumple con estos supuestos, el empleador tiene la
carga de probar los actos de diligencia y cuidado para evitar
razonablemente el daño sufrido por el accionante, en este
caso una enfermedad profesional. Si el empleador no
cumple con esta obligación, será declarado responsable
conforme al art. 216 del CST.

En ese orden, el juez de segunda instancia se equivocó


al no detenerse a examinar la demanda para establecer, en
primer lugar, cuáles fueron las circunstancias que rodearon
la causación de la enfermedad profesional de la accionante,
así como su fecha de estructuración y si esta se dio en
vigencia del contrato de trabajo, para de esta forma extraer
las omisiones en que pudo incurrir el empleador, con miras
a establecer el nexo causal entre la culpa de este y el daño
en la salud sufrido por la accionante. Sólo así, se le
trasladaba al empleador la carga de probar los actos de
diligencia y cuidado que realizó para evitar razonablemente
que la actora adquiriera la enfermedad profesional, para
declararlo responsable si no la cumplía, porque no se puede
olvidar que la responsabilidad del art. 216 es de naturaleza
subjetiva, al exigir la culpa suficientemente comprobada.

En consecuencia, el cargo resulta fundado, puesto que


el Tribunal, al haberse desviado de los presupuestos
jurídicos fijados por esta Sala para efectos de establecer la
culpa del empleador en los casos por omisión, desatendió
que en la demanda solo fueron enunciados unos

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Radicación n.° 70801

incumplimientos del empleador, sin mayores elementos de


juicio, pues solo se dijo, de forma genérica, que este no
realizó las acciones preventivas tendientes a evitar la
enfermedad profesional padecida por la trabajadora; que no
le dio los equipos y herramientas necesarias, sin determinar
cuáles; ni mejoró las condiciones del lugar de trabajo para
la realización de la operación de limpieza y empaque de
pescados en el área de procesos del verdadero empleador; ni
cumplió con las normas de seguridad social, industrial,
ocupacional e higiene, por no tener en sus instalaciones un
departamento de seguridad industrial, de salud
ocupacional, ni un comité de higiene, ni médico industrial;
sin que la demandante expusiera, siendo su deber hacerlo,
cómo se dio el nexo causal entre la supuesta negligencia del
empleador y la enfermedad profesional que le fue
dictaminada, máxime que tampoco informó siquiera cuál
fue la fecha de estructuración de la enfermedad laboral que
constituye el daño por el cual se reclama la reparación de
perjuicios.

1.5. Es de advertir por la Sala que se hacen las


anteriores precisiones de orden jurídico, luego de estimar
que, para resolver el presente asunto que trata de una
supuesta culpa por omisión, es necesario estudiar a
profundidad el presupuesto del nexo causal que debe existir
entre la culpa del empleador y el daño a ser reparado
plenamente con fundamente en el art. 216 del CST, y de
que, en la sentencia CSJ SL1073-2021, esta Sala también
dejará claramente establecido que las obligaciones de
protección y seguridad en el trabajo a cargo del empleador

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Radicación n.° 70801

son de medio y no de resultado.

Por tanto, no es el caso de que la Sala desconozca su


propio precedente contenido en la sentencia SL2168-2019
contra las mismas demandadas con similares pretensiones,
sino que el estudio del requisito del nexo causal entre la
culpa del empleador y el daño a ser reparado que se efectúa
en el presente caso, aunado a las particularidades del
acervo probatorio aquí encontrado, como se verá en el
estudio del segundo cargo, arrojan consideraciones
distintas.

VIII. CARGO SEGUNDO

La censura acusa la sentencia por la violación


indirecta, en la modalidad de aplicación errónea, del
artículo 216 del CST, en relación con los artículos 56, 57 y
348 ibídem, 63 del CC, art. 21 del D. 1295/1994, y art. 81
L. 9°/1979.

Denunció los siguientes errores manifiestos de hecho:

1. Dar por establecido, sin estarlo, que las empresas


demandadas no brindaron a la demandante las
medidas suficientes e idóneas de protección para
salvaguardar su vida y salud, y evitar la ocurrencia de
enfermedades o accidentes laborales.

2. Dar por demostrado, sin estarlo, que las demandadas


no cumplieron con su deber de garantizar la vida y

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Radicación n.° 70801

salud de la trabajadora, y evitar la afectación de su


salud.

3. Dar por demostrado, sin ser ello cierto, que la


demandante tenía una jornada laboral continua, por
más de 10 horas.

4. Dar por demostrado, sin estarlo, que las


capacitaciones se aplicaron de forma selectiva.

5. Dar por demostrado, sin ser ello cierto, que la


demandante no contaba con los medios de protección
indispensables para prevenir la enfermedad.

6. Dar por demostrado, sin ser verdad, que la


demandante no recibió instrucciones relacionadas con
la actividad que ejecutan.
Para la recurrente, los desaciertos fácticos se
produjeron como consecuencia de la apreciación errónea de
unas pruebas y de la falta de apreciación de otras, que
discriminó así:

A. Pruebas calificadas que fueron erróneamente


apreciadas:

1. Programa de salud ocupacional de Seatech


International Inc. implementado año 2004 (f.° 355-
424)
2. Control de asistencia a capacitaciones organizadas por
el programa de salud ocupacional de la empresa

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Seatech International Inc. (f.° 58-69, 96-103)


3. Programa de vigilancia epidemiológica osteomuscular
(f.°105-205)
4. Contestación de demanda (f.° 29-37)

B. Pruebas calificadas que no fueron apreciadas.

1. Historia clínica de salud ocupacional (f.° 70-73)


2. Examen médico de admisión (f.° 92-93)
3. Exámenes médicos (f.° 74-91)
4. Libro de anotaciones (f.° 206-241)

C. Pruebas no calificadas indebidamente apreciadas

1. Declaración rendida por el testigo Javier Maciá


Barraza (f.° 337-338)
2. Declaración rendida por la testigo Julieth Padilla
Regino (f.° 338)
La censura no aceptó que hubiese faltado a la debida
diligencia y cuidado que los hombres deben emplear
ordinariamente en sus negocios propios. Manifestó que
cumplió con sus obligaciones de velar por la salud, vida y
seguridad de todas las personas que se encuentran en sus
instalaciones, incluyendo a la demandante, como
trabajadora de su contratista, ATIEMPO SERVICIOS
LIMITADA, hoy SAS.

Sostuvo que sí hubo previsión del acaecimiento de la


enfermedad, y, por ello, se hacían constantemente
capacitaciones para la prevención de este tipo de

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Radicación n.° 70801

enfermedades ergonómicas y osteomusculares.

Para sustentar lo anterior, la recurrente señaló que las


pruebas documentales visibles a folios 58-69 y 96-103 del
informativo no fueron valoradas en debida forma por el
Tribunal, pese a que en ellos se encuentra el registro de las
asistencias que tuvo la demandante a las capacitaciones y
pruebas desarrolladas dentro del marco del programa de
salud ocupacional de la empresa Seatech International Inc.
Según la censura, esta prueba controvierte directamente la
conclusión a la que arribó el juez colegiado consistente en
que «(…) Sin duda el empleador está obligado no solo a
elaborar; sino además a ejecutar el programa de salud
ocupacional y en virtud del mismo impartir las
capacitaciones e instrucciones necesarias a los trabajadores
para el manejo de sus cargos, y todos aquellos
procedimientos en procura de conservar su salud (…)».

Como prueba indebidamente apreciada, señaló el


programa de salud ocupacional de Seatech International
Inc., a fs.° 335 a 424 del expediente, con la cual dijo estar
probada la debida diligencia y cuidado de la empresa, para
cumplir con la protección de la vida, salud e integridad de
quienes se encontraban en sus instalaciones, más allá de la
discusión de si eran o no sus trabajadores.

Por otra parte, aludió que el programa de vigilancia


epidemiológica, visible a folios 105 al 205, y el libro de
anotaciones que consta del folio 206 al 241 son plena
prueba de la existencia en la empresa de medidas

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Radicación n.° 70801

encaminadas a la protección de la vida y salud de los


trabajadores, e incluso de quienes no siéndolo, pues eran
incluidas por ser trabajadoras de las empresas contratistas
de servicios que prestaban sus servicios en sus
instalaciones.

Acusó al juez colegiado de pasar por alto que, desde la


contestación de la demanda, ella probó que la demandante
había laborado como operaria en empresas distintas a las
demandadas, en cargo de operaria de empaque, según
historia clínica ocupacional de fecha 11 de septiembre de
2000, lo que implica que, con anterioridad, la demandante
estuvo expuesta a los riesgos ergonómicos y
osteomusculares por actividades repetitivas y que no fue al
servicio de las demandadas que adquirió la patología que
ella presenta.

También le reprobó al juez de la alzada no tener en


cuenta la prueba de existencia del comité paritario de salud
ocupacional en la empresa, y las actas que acreditan su
funcionamiento, visibles del folio 206 al 241, las que dan
cuenta que dicha empresa sí cumplía con la obligación de
prevenir daños a la salud y la integridad de sus
trabajadores.

Como prueba no calificada que fue mal apreciada, citó


la declaración rendida por la señora Padilla Regino, visible a
folios 338, donde ella informó a cerca de los componentes
del programa de salud ocupacional de la empresa Seatech
International Inc., en especial, sobre el panorama de

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Radicación n.° 70801

factores de riesgos osteomusculares; así como sobre el


programa de vigilancia epidemiológica en el que diariamente
se hacen pausas activas, capacitaciones permanentes,
exámenes médicos, estudios de puestos de trabajo, cadenas
cinéticas por ortopedas, psiquiatras, ergónomos, entre
otras; declaración que, en su criterio, dejó sin piso jurídico
lo conceptuado por el Tribunal como fundamento de la
decisión adoptada.

En igual sentido, citó la declaración rendida por el


señor Maciá Barraza, visible a folios 337 a 338, que da
cuenta de la existencia de un equipo de salud ocupacional,
el cual se encargaba de dar cumplimiento a las normas en
materia de prevención de riesgos. Consideró que existía
prueba de su ejecución, de las reuniones realizadas, de la
implementación del programa de salud ocupacional dentro
de las instalaciones de la empresa y de la participación de
la demandante, en las mismas.

Insistió en que existía la prueba documental idónea


para acreditar que la recurrente, en cumplimiento de las
obligaciones que le asistían respecto de la seguridad y la
integridad de las personas que desarrollan sus actividades
en las instalaciones de la empresa, desarrolló constantes
capacitaciones y entrenamientos dirigidos a la prevención
de riesgos y enfermedades osteomusculares, y de otros
tipos, capacitaciones a las cuales asistió la demandante
como trabajadora de la contratista ATIEMPO SERVICIOS
LIMITADA, hoy SAS; está implementado un programa de
medicina preventiva y del trabajo (Sistema de Vigilancia

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Radicación n.° 70801

Epidemiológica para prevención de enfermedades


Osteomusculares) desarrollado por personal especializado
en la materia; y además cuenta con un comité de salud
ocupacional que se reúne periódicamente y en el que se
debaten las condiciones de seguridad de la planta y las
estrategias para mejorarla.

La recurrente negó que no obrara prueba acerca de la


ejecución del programa de salud ocupacional dentro de las
instalaciones de la empresa, y sobre ello, además de las
documentales obrantes a folios 58 al 60, 96 al 103, 105 al
205, 206 al 241, 355 al 424, estaba la declaración de
Yulieth Padilla Regino, de fecha 6 de mayo de 2009, de la
que extrajo el siguiente pasaje:

PREGUNTADO: Explique si tiene el programa de salud


ocupacional de la empresa un componente de prevención de
enfermedades osteomusculares, en caso afirmativo diga cómo
funciona. CONTESTÓ: como le dije anteriormente se tiene un
programa de vigilancia epidemiológica para este factor de riesgo
y que incluye las actividades de capacitación y entrenamiento,
divulgación de información, y desarrollo de pausas activas y
que recomienda y sugiere a la empresa.

Por último, consideró como un yerro protuberante por


parte del fallador de instancia, el considerar que la
demandante no contaba con medios de protección
adecuados, lo que calificó de ser una apreciación subjetiva
del despacho que no se compadece ni se respalda con las
pruebas documentales que obran en el proceso.

En ese orden, la recurrente concluyó que no podía

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Radicación n.° 70801

tenerse por probado actuar omisivo alguno que conlleve a la


configuración de los supuestos de hecho consagrados en el
art. 216 del CST.

IX. CONSIDERACIONES

La censura igualmente controvirtió, por la vía


indirecta, la decisión del Tribunal de dar por demostrada la
culpa del empleador. El estudio de las pruebas acusadas en
el cargo le arroja a la Sala que el Tribunal efectivamente
incurrió en errores evidentes de hecho que hacen
igualmente próspero este cargo.

1.Recuérdese que el Tribunal en el análisis probatorio


que hizo, una vez se vio ante la prueba de la existencia de la
enfermedad profesional diagnosticada por la Junta Regional
de Bolívar con pérdida de capacidad laboral del 56.05%, se
dedicó a examinar únicamente si el empleador había
acreditado actos de diligencia y cuidado realizados para
evitar la enfermedad profesional de la demandante,
encontrando que el empleador había allegado el programa
de salud y la prueba de la participación de la accionante en
las capacitaciones sobre enfermedades de transmisión
sexual, hipertensión y obesidad, prevención de accidentes,
manipulación de alimentos ocupacional; que, en el
panorama de factores de riesgo en el proceso de limpieza y
empaque, entre otros, el mismo empleador determinó el
riesgo ergonómico derivado del trabajo en pie, flexo
extensión de las manos para la limpieza de pescado y la
realización de trabajo repetitivo en exposición de tiempo en

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Radicación n.° 70801

9.5, según prueba documental de f.°388.

No obstante, lo anterior no le fue suficiente al juez


colegiado para dar por demostrados los actos de diligencia y
cuidado realizados por la recurrente para evitar la
enfermedad profesional de la actora, puesto que echó de
menos la formación relativa a programas de protección
osteomuscular, sumado a que, en su criterio, el empleador
no solo debe elaborar el programa de salud ocupacional,
sino también debe velar porque todos los trabajadores de la
empresa tengan medios de protección indispensables para
prevenir la enfermedad, sin entrar a especificar a cuáles
medidas se estaba refiriendo.

Recordó igualmente la obligación del empleador de


adoptar las medidas de protección y prevención que se
consideren para efectos de prevenir accidentes futuros a
partir de experiencias anteriores, lo cual, afirmó, aplica
también para las enfermedades profesionales, sin que
aclarara a qué antecedentes sobre la enfermedad del túnel
carpiano dentro de la empresa se estaba refiriendo.

Con relación a las circunstancias en que se produjo la


enfermedad profesional de la accionante, únicamente
señaló que la actividad desarrollada por la trabajadora se
trató de una actividad repetitiva y que, en el programa de
vigilancia epidemiológica osteomuscular y de posiciones
ergonómicas en el trabajo de SEATECH, las áreas de
limpieza y empaque fueron establecidas como áreas
prioritarias, con factor de riesgo alto, y le llamó la atención

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Radicación n.° 70801

las recomendaciones de los numerales 15 y 16, donde se


pidió el diseño de jornadas, turno, rotaciones, pausas,
descansos, para determinar la posibilidad de recuperación
fisiológica y capacidad funcional de los sistemas corporales
involucrados en la actividad laboral y que, como
consecuencia del movimiento altamente repetitivo, se
requería con mayor frecuencia y duración del reposo
estructural; y que una exposición a movimientos de más de
dos horas de actividad continua se convertían en factor de
riesgo.

El programa de vigilancia epidemiológica no le significó


al juzgador ningún acto de prevención en la salud de la
trabajadora realizado por el empleador. Sólo procedió a
contrastarlo con el testimonio de María Maza Beltrán,
compañera de trabajo de la actora, fs. 340 al 344, quien
sostuvo que la demandante laboraba por más de 10 horas
continuas en la actividad de pelado, limpieza y empaque del
atún, sin ninguna rotación o descanso diferentes del
horario para almorzar, con 30 minutos para esto. Así, el
Tribunal concluyó que no se habían cumplido las
recomendaciones del programa de vigilancia epidemiológica
osteomuscular y, sin más elementos de juicio, concluyó que
eso fue lo que condujo a que la actora desarrollara la
enfermedad profesional, ya que la empresa SERVIATIEMPO
no probó ninguna protección enderezada a la prevención y
los programas que se allegaron fueron de SEATECH.

2.El examen de las pruebas de fs.° 58 a 69 y 96 a 103


que, según la censura, no fueron valoradas en debida

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Radicación n.° 70801

forma, ya que estas probaban las capacitaciones y pruebas


desarrolladas dentro del marco del programa de salud
ocupacional de la empresa Seatech, da como resultado que
el contenido de las obrantes a fs.°96 a 103 corresponde a lo
que apreció el juzgador sobre los temas de la capacitación
recibidos por la actora, y que, en las vistas a fs.° 58 a 69, si
bien no aparece la accionante, es porque esas
capacitaciones se trataron de actualizaciones del comité
paritario llevadas a cabo entre los años 2001 al 2004, por lo
que a esas capacitaciones solo asistían quienes eran parte
de ese comité; lo cual también indica que el empleador sí
ejecutó acciones derivadas del programa de salud
ocupacional y que este no solo existió formalmente, sino
que fue llevado a la práctica y que el comité paritario sí
estaba funcionando.

La censura se lamentó de que el Tribunal no observara


que el programa de salud ocupacional sí probaba la
diligencia y cuidado del empleador para la protección de la
vida, salud e integridad de quienes se encontraban en sus
instalaciones, más allá de la discusión de sí eran o no sus
trabajadores. Ciertamente, como ella lo señala, el examen
de esa prueba le indica a la Sala que el programa de salud
ocupacional que aparece en los fs.° 355 a 424, o 362 a 431
por tener doble foliatura, fue elaborado por la especialista
en salud ocupacional, Juliet Padilla Regino, y aprobado por
el representante legal de Seatech, de fecha 2004, constante
de ocho capítulos, donde se hizo el diagnóstico de salud
ocupacional, identificando la distribución de la población de
trabajadores por género y edad, y se realizó el panorama de

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Radicación n.° 70801

riesgos ocupacionales de acuerdo con sus procesos


productivos, entre ellos, el de limpieza y empaque, fs. 387 y
ss. Todo lo cual comprueba que el empleador sí tenía la
previsión de los riesgos ergonómicos del área de limpieza y
empaque, y que 382 trabajadores estaban expuestos a esa
clase riesgos, f.°395. De tal suerte, que contar con un
programa de salud ocupacional elaborado por un
especialista, donde se tienen identificados los riesgos
laborales por actividad, sí refleja un acto de diligencia y
cuidado del empleador para prevenir los riesgos
ergonómicos de la labor desarrollada por la accionante.

Ahora, el Tribunal, frente a la valoración del programa


de salud ocupacional, señaló que no bastaba con tenerlo,
sino que se debía hacer efectivo entre la población
trabajadora, y que, en el caso de autos, no fue acreditada
ninguna medida de prevención tomada por las
demandadas. No obstante, el juez de la alzada debió
especificar a cuáles medidas estaba haciendo referencia,
siendo que la jurisprudencia laboral tiene enseñado

[…] que al exigir el artículo 216 del CST la culpa


suficientemente comprobada, le corresponde al trabajador
demostrar el incumplimiento de una de las obligaciones de
protección y de seguridad asignadas al empleador, […] y, para
ello, se ha de precisar esta vez que no basta la sola afirmación
genérica de la falta de vigilancia y control del programa de salud
ocupacional en la demanda, sino que es menester delimitar, allí
mismo, en qué consistió el incumplimiento del empleador de las
respectivas obligaciones derivadas del propio contrato de
trabajo y de la labor prestada por el trabajador, el cual, a su
vez, ha de tener nexo de causalidad con las circunstancias que
rodearon el accidente de trabajo generador de los perjuicios, las
que igualmente deben ser precisadas en la demanda. CSJ
SL4350-2015 (Reiterada en la sentencia SL 2336-2020).

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En ese orden, el juez colegiado no podía desconocer de


plano la existencia del programa de salud ocupacional del
empleador y decir que este no probó ningún acto de
prevención en la enfermedad padecida por la accionante,
por lo que el Tribunal evidentemente se equivocó en su
apreciación, al igual que lo hizo frente al programa de
vigilancia epidemiológica visible a fs. 105 al 205 del
plenario, también acusado por errada valoración, pues el
sentenciador no tuvo en cuenta su contenido para ver que
la empresa sí había tomado medidas de prevención en la
salud de los trabajadores, con relación a las actividades de
limpieza y empaque que desempeñó la accionante, donde
consta igualmente que, en la patología síndrome del túnel
del carpo, existían factores asociados agravantes: «sexo
femenino, embarazo, enfermedades generales que
comprometen articulaciones, enfermedades hormonales,
factor de riesgo asociado al frío y vibración segmentaria.
Labores de hogar», f.°118.

Así pues, el Tribunal desconoció las medidas de


prevención del empleador respecto de la patología sufrida
por la trabajadora, las que descalificó con el testimonio de
una compañera de trabajo de la accionante que dijo que
esta trabajaba jornadas de 10 horas, con media hora para
almorzar, sin pausas en el desarrollo de la labor, sin entrar
a examinar si esa circunstancia era suficiente para
establecer un nexo causal con la enfermedad de la
trabajadora, pues el juzgador no hizo alusión siquiera a la
historia clínica que la recurrente también señaló como no
apreciada.

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El Tribunal debió establecer cuál fue la evolución de la


enfermedad de la accionante y, para ello, debió examinar la
historia clínica ocupacional de la trabajadora que fue
allegada por la empresa SEATECH que demuestra que esta
sí llevaba un control de la salud de la demandante, donde
consta que había antecedentes de haber estado expuesta a
riesgos ergonómicos por seis años en otra empresa, entre
los años 1989 a 1995, f. 69, es decir antes de laborar para
SEATECH.

Igualmente, el juez de la alzada dejó de apreciar los fs.


206 al 241, donde el empleador registraba las novedades
sobre la seguridad y salud de los trabajadores, como
accidentes de trabajo e incapacidades médicas, lo cual
indica que el empleador sí ejecutaba actos de control y
prevención sobre la seguridad en el trabajo. Tampoco,
apreció las actas de reunión del Comité paritario de salud
ocupacional, fs.° 206 al 241, que acreditan que este comité
realmente funcionaba y comprueba que el empleador sí
atendía sus obligaciones de prevenir los daños a la salud y
la seguridad de los trabajadores.

Como el Tribunal efectivamente incurrió en los yerros


señalados por la parte recurrente sobre prueba calificada,
es posible que la Sala verifique los testimonios de los Srs.
Yulieth Padilla Regino, fs. 338, y Javier Maciá Barraza, fs.
337 a 338, sobre las medidas de seguridad y protección
tomadas por el empleador dentro de la empresa.

SCLAJPT-10 V.00
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El primer testimonio corresponde a la misma persona


que elaboró el programa de salud ocupacional y el
programa de vigilancia epidemiológica osteomuscular y de
condiciones ergonómicas en el trabajo de la empresa
SEATECH, quien dijo ser licenciada en enfermería en salud
ocupacional, ocupar el cargo de enfermera en la empresa y
tener la coordinación del programa de salud ocupacional
desarrollado por un médico, un ingeniero y dos sicólogas;
además explicó en qué consistían las medidas de
prevención de enfermedades osteomusculares adoptadas
dentro del programa de salud ocupacional y el
funcionamiento del COPASO, fs. 344.

El segundo testimonio, dijo ser el médico de la


empresa SEATECH desde el 2000 y dio cuenta del
funcionamiento del equipo de salud ocupacional que se
encarga de tomar las medidas para contrarrestar toda clase
de enfermedades osteomusculares, fs. 340 a 341.

Conforme al análisis probatorio de las pruebas


acusadas por la censura, la Sala arriba a la conclusión de
que el Tribunal se equivocó al concluir que el empleador no
había tomado medida alguna para evitar la enfermedad de
la trabajadora. En consecuencia, este cargo, también
resulta fundado. Se casará parcialmente la sentencia en
cuanto a la declaración de la culpa patronal y todo sobre las
condenas por indemnización de perjuicios (ordinales
primero, tercero al sexto).

Sin costas en el recurso de casación.

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X. RECURSO DE CASACIÓN DE ATIEMPO


SERVICIOS LTDA.

La recurrente pretendió que la Corte case


parcialmente la sentencia recurrida, en cuanto, en sus
puntos decisorios 5° y 6°, le hizo extensiva, a título de
deudor solidario, la responsabilidad de las condenas
dispuestas en los elementos resolutivos 3° y 4°, así como en
las costas de la instancia inicial, para que, en sede de
instancia, confirme la absolución del fallo expedido en
primera instancia que le favoreció respecto de las
pretensiones que fueron acogidas por el Tribunal en los
puntos 5° y 6°, proveyendo en costas lo de ley.

Con tal propósito, la censura presentó dos cargos por


la causal primera de casación, para controvertir la
aplicación de la responsabilidad solidaria del art. 35 del
CST en su contra, por no haber informado a la trabajadora
de su condición de simple intermediaria, pero no serán
estudiados por sustracción de materia.

Como el recurso de la demandada SEATECH


INTERNATIONAL INC prosperó, dando lugar a casar
parcialmente los ordinales primero, tercero al sexto, la
responsabilidad solidaria de SERVIATIEMPO por las
condenas con las que se había gravado a SEATECH que
controvierte la recurrente se cayó por sus bases. Se
advierte que esta demanda no tuvo réplica.

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XI. FALLO DE INSTANCIA

La parte actora apeló la sentencia de primera instancia


con el fin de derribar la conclusión de que no se demostró
que el verdadero empleador fue SEATECH y, como quiera
que el juez de primera instancia no estudió las
reclamaciones sobre culpa patronal que fueron dirigidas
contra esa entidad, en calidad de empleadora, también
solicitó que, una vez fuera declarado a SEATECH como el
verdadero empleador, se entrara a dilucidar las
pretensiones sobre la culpa patronal.

En ese orden, lo dicho en sede de casación para casar


parcialmente la sentencia conduce a no modificar la
sentencia de primera instancia absolutoria sobre la culpa
del empleador regulada por el art. 216 del CST con las
consecuentes condenas y la extensión de estas por
solidaridad a la demandada SERVIATIEMPO, y se
confirmará en esta parte, por cuanto quedó plenamente
evidenciado que la parte actora no demostró cuál fue el
incumplimiento del empleador que dio lugar a la invalidez
por enfermedad profesional que le fue dictaminada por la
Junta de Calificación Regional de Bolívar, mediante
dictamen del 28 de agosto de 2012, visible a fs. 477 a 480,
según la nueva foliatura.
Solo resta agregar, para corroborar esa conclusión,
que el referido dictamen señaló como fecha de
estructuración de la enfermedad el 18 de julio de 2005,
fecha que es posterior al último vínculo laboral que sostuvo
la accionante, según la liquidación de contrato visible a fs.

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272 del plenario y el contrato de trabajo por duración de la


obra de fs. 299 al 300, pruebas que dan fe que esta última
relación estuvo vigente desde el 1 de enero de 2004 hasta el
23 de abril de 2004.

De tal suerte que, al haberse dictaminado la fecha de


estructuración de la enfermedad de la accionante pasado
más de un año desde que se terminó el vínculo laboral, no
es posible establecer el nexo causal entre la conducta del
empleador demandado y el daño sufrido por la accionante,
máxime que en el mismo dictamen se registró que eran
desconocidos los antecedentes de exposición laboral (f.°
479) y la parte actora no relacionó las circunstancias que
produjeron la enfermedad laboral padecida ni manifestó de
forma concreta cuáles fueron los incumplimientos del
empleador que dieron lugar a esa patología, verbigracia, que
el empleador hubiese desatendido recomendaciones
médicas de prevención, tales como que no hubiese seguido
una petición de reubicación en el puesto de trabajo, o de
modificación de funciones, o de dotación o cambio de
elementos de trabajo. Aunado a que quedó evidenciado que
a la patología del síndrome del túnel del carpo pueden
concurrir otras causas de origen distinto al de la actividad
laboral.

En consecuencia, no se declarará probada la culpa del


empleador en la ocurrencia de la enfermedad profesional de
la demandante y se absolverá a las demandadas de la
indemnización plena de perjuicios regulada por el art. 216
del CST. Por tanto, se confirmará la decisión absolutoria de

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primera instancia en cuanto a las pretensiones relacionadas


con la culpa patronal.

Sin costas en las instancias dado que solo prosperó


una pretensión declarativa.

Sin costas en el trámite de este recurso.

XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
PARCIALMENTE la sentencia dictada por la Sala Dual de
Descongestión Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Santa Marta, el 30 de septiembre 2013, en el
proceso que instauró SABINA CANCHILA TÁMARA contra
SEATECH INTERNATIONAL INC y A TIEMPO SERVICIOS
LTDA., SERVIATIEMPO LTDA., en cuanto a los ordinales
primero y tercero al sexto. No la casa en lo demás.

En sede de instancia, se confirma el ordinal primero


en cuanto absolvió a las demandadas de la culpa patronal y
de la indemnización plena de perjuicios del art. 216 del
CST.

Costas como se indicó en la parte motiva.

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Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

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IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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