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I Congreso Nacional de la Concepción Constitucional del Proceso Social del Trabajo.

15
al 16 de Julio del 2014.

Título: La Propiedad Social y su Incidencia en la Construcción del Modelo Económico


Productivo Socialista en Venezuela

Autor: Ángel Esteban Laya Lara.


Abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela 1998. Especialista en Derecho
Administrativo. Universidad Central de Venezuela 2003. Magíster en Fundamentos
Filosóficos, Pedagógicos y Epistemológicos para la Enseñanza del Derecho. Universidad
de la Habana, Cuba 2012.

Docente Agregado a Dedicación Exclusiva de la Universidad Bolivariana de Venezuela.


Programa de Formación de Grado Estudios Jurídicos sede Caracas.

Correo electrónico:annatasha01@hotmail.com

Palabras Clave: Poder Popular, Derechos de Propiedad Social


Key Words: Popular power, Social Property Rights.

I. INTRODUCCIÓN
Mediante el presente trabajo, planteamos realizar un análisis sobre las diversas modalidades
del Derecho de propiedad, especialmente la propiedad social y sus diversas implicaciones en el
modelo socio-productivo que estamos construyendo en nuestro país. Por supuesto, nuestro
enfoque va encaminado a replantear el estudio del Derecho de Propiedad, que vaya encauzado
en romper el paradigma liberal individualista que sustenta al modo de producción capitalista y
cuyo estudio tradicionalmente incurre en el sesgo hegemónico ideológico reduccionista de
considerarlo solo desde un punto de vista individual, desconociendo en forma desfachatada, las
demás formas de ejercer dicho Derecho consagrado constitucionalmente y desarrollado en
nuestra legislación vigente, tal como lo constituye por ejemplo, el novísimo Decreto con Rango,
Fuerza y Valor de Ley para el Fomento y Desarrollo de la Economía Popular.1

Desde esta perspectiva, estamos convencidos que para establecer las bases del sistema socio-
productivo socialista, las relaciones sociales de producción deben estar basadas en formas de
propiedad social, que comprendan por una parte; la propiedad autogestionaria, asociativa y
comunitaria; y por otra, la existencia de las formas de propiedad individual y pública, a los fines
de superar la noción de producción económica capitalista, egoísta y mercantilista, íntimamente
vinculada a la distorsionada noción del Derecho de propiedad, aún existente.

En este orden de ideas, la existencia progresiva de la propiedad social sobre los medios de
producción, permitirá la implementación de sistemas de intercambios justos, equitativos y
solidarios, todo en coherencia con los lineamientos desarrollados en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, en el Proyecto Nacional Simón Bolívar2; el cual abarca al
Primer Plan Socialista Económico y Social 2007-2013, y al actual Plan de la Patria 2013-2019 3,
conjuntamente con las leyes que desarrollan los equilibrios trazados como metas a cumplir en
1
Publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº38.984,de fecha 31 de julio de 2008.
2
Proyecto Nacional Simón Bolívar, Primer Plan Socialista de la Nación, Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2007-2013, Ediciones de la Presidencia, Caracas, septiembre de 2007.
3
Publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Extraordinario Nº 6.118 de fecha 04 de
diciembre de 2013.

1
forma coherente en armonía con los principios constitucionales, tanto en el área de lo
económico, lo social, así como en el área político, el territorial e internacional, para alcanzar la
diversificación de una economía productiva, donde prevalezca el bien común, el interés general,
y no los intereses individuales egoístas, que represente el quiebre de la hegemonía unipolar del
modelo capitalista.

La propiedad pública gestionada y administrada directamente por el Estado y demás entes


creados por éste, puede revestir la forma de propiedad social, que es aquella que sin perder su
naturaleza pública, es transferida a las comunidades debidamente organizadas en Consejos
Comunales, Comunidades y Comunas, por ejemplo, mediante la utilización de diversos
mecanismos jurídicos que pueden adoptar la forma de contratos interinstitucionales tales como;
los Contratos Interorgánicos, Contratos de Gestión, Contratos de Encomienda Administrativa,
Contratos de Comodato etc, todo a los fines que las comunidades puedan gestionar y
administrar directamente estos bienes, sin perjuicio que el ente político territorial, llámese
República, Estados o Municipios o los entes descentralizados funcionalmente puedan revertirlos
o rescatarlos por motivos de tutela de los intereses colectivos y generales.

De allí que consideramos que entre la propiedad pública por una parte, y la propiedad del
Estado y la propiedad social por otra, existe una relación de genero a especie, donde la
propiedad pública constituye el origen y su fundamento, así como explica la naturaleza jurídica
de la propiedad tanto estatal como social, pero antes de abordar este análisis, haremos un
breve recorrido histórico de la evolución y diversos contenidos que ha tenido el Derecho de
propiedad, estrechamente vinculado al modo existente de producción existentes.

II.- CONSIDERACIONES HISTORICAS E IDEOLOGICAS SOBRE EL DERECHO DE


PROPIEDAD

La definición y contenido de la propiedad ha variado constantemente desde la antigüedad. En


un primer estadio, en las llamadas sociedades recolectoras o nómadas la propiedad
predominante fue la colectiva. Si bien es cierto que la propiedad sobre los utensilios de caza y
pesca, en muchas ocasiones era una propiedad personal y predominaba el vínculo o
parentesco materno. Es este contexto la constante es que la propiedad era colectiva, pero a
medida que los grupos humanos fueron adoptando un estilo de vida sedentario, principalmente
al dedicarse a la agricultura y cría de rebaños y por consiguiente poseer y construir utensilios
que les permitiera transformar la naturaleza y así satisfacer sus necesidades, fueron
suplantando este inicial predominio del vinculo materno por el Derecho Paterno, ocasionando a
su vez el origen de las relaciones monogámicas y construir las bases del incipiente derecho
hereditario. En tal sentido, se expresa Engels (1979:52), al puntualizar:

“Así, pues, las riquezas, a medida que iban en aumento, daban, por una parte, al
hombre una posición más importante que a la mujer en la familia y, por otra parte,
hacían que naciera en él la idea de valerse de esta ventaja para modificar en
provecho de sus hijos el orden de la herencia establecido. Pero esto no podía
hacerse mientras permaneciera vigente la filiación según el Derecho Materno. Este
tenía que ser abolido y lo fue.”

Posteriormente, la propiedad evoluciona a la forma de producción de la antigüedad, dada por la


explotación de mano de obra esclava, permitiendo que la economía de ese estadio histórico
tuviese como fundamento la explotación de una clase por otra. De esta forma el derecho de
propiedad y su concepción y sistematización depende en última instancia por el modo de

2
producción de bienes y servicios preponderante de cada etapa histórica.

Igual análisis es aplicado a la forma de producción feudal. Este modo de producción constituía
núcleos cerrados de producción que giraban en torno al señor feudal, el cual era el amo y señor
tanto de tierras y tácitamente de los siervos, aunque formalmente gozarán estos últimos de
libertad. Así el señor feudal, podía disponer de estos de la manera como mejor le pareciese. En
este modo de producción el siervo tenía que suministrar en forma artesanal y muy rudimentaria,
de los bienes de los cuales hacia uso, proveyendo al señor feudal de una parte de los mismos,
sin tener derecho en ningún momento a derecho sobre la propiedad predial, y si bien es cierto
que gozaba de libertad, no era menos cierto que sus condiciones de vida no eran mejores que
la mano de obra esclava.

Al respecto debemos señalar, con relación a los pueblos indígenas, que en la América
precolombina existieron culturas aborígenes tales como la Olmeca, la Zapoteca, la Maya y
especialmente la Azteca, que ocupaban los territorio de los hoy países como México,
Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, así como la cultura Inca
que abarcaba los territorios meridionales de la actual Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia y por
zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina y Chile, las cuales poseían un desarrollo,
cultural, social, político, administrativo y económico que incluso superaban con creces aspectos
de la cultura española que para ese entonces hacía contacto con nuestros pueblos
precolombinos.

Se puede señalar a grandes rasgos, que su estructura social altamente desarrollada,


especialmente la Azteca e Inca; su sistema económico que descansaba en la propiedad
colectiva de los modos de producción y su cultura totalmente alejada de las supuestas
bondades del incipiente capitalismo mercantilista que surgía en Europa, especialmente el
español, fue altamente afectada por la imposición de los principios de la propiedad privada y el
afán imperialista español de abrir y descubrir nuevos mercados y materias primas.

De tal manera, que con la conquista española, se trastocó altamente la estructura social,
cultural, política y económica de estos pueblos, lo que acarreó la imposición de formas de
explotación que afectó sus bases económicas, especialmente las de su desarrollo endógeno,
especialmente la agricultura y comercio, con formas de producción totalmente ajenas a su
idiosincrasia, con todas las consecuencias ya conocidas que conllevó la imposición de un
modelo económico totalmente extraño a estas culturas y que gracias a estas conquistas, el
imperio español obtuvo un gran auge y desarrollo imperial durante los siglos XVI y XVII,
sustentado especialmente con las ingentes cantidades de oro y plata extraída de minas en las
que trabajaba mano de obra forzosa y conjuntamente con la agricultura, pero que en la practica
directamente benefició a la economía europea y el consabido desarrollo de la banca, por los
grandes prestamos que requería la corona española para financiar los grandes gastos que
ocasionaban las guerras que sostenía con las otras potencias europeas, lo que conllevo al
crecimiento y desarrollo del capitalismo en Europa.

Respecto al surgimiento del capitalismo Marx y Engels (1985:12) señalan lo siguiente:

“La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de


América. El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la
navegación, a las comunicaciones por tierra. A su vez, estos, progresos redundaron
considerablemente en provecho de la industria, y en la misma proporción en que se
dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la
burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases
heredadas de la Edad Media”.

3
Así, el pensamiento liberal unido estrechamente con el modo de producción capitalista,
construye una concepción individualista y privatista del Derecho de Propiedad, realizando todo
un esfuerzo teórico filosófico con la finalidad de fundamentar el individualismo y suprimir las
bases filosóficas del absolutismo sustentado en un supuesto origen divino. Esta teoría filosófica-
política surgida de pensadores tales como; Bodino, Hobbes y Locke en Inglaterra, Spinoza en
Holanda, así como Voltaire, Montesquieau y Rousseau en Francia, dieron fundamentación
teórica igualmente a la corriente contractualista, implantando principios que hoy en día poseen
plena vigencia en los Estados con una concepción liberal .

Pero se debe señalar, que todo este esfuerzo jurídico-filosófico, en la realidad social quedó en
la más infame inaplicación. La consagración constitucional de los principios de igualdad,
fraternidad y derechos individuales y la consecuente responsabilidad del Estado, solo fueron
destinados a proteger los intereses de una clase dominante, - la burguesía propietaria de los
medios productivos-. Esto conllevó en la práctica, a la negación absoluta de toda regulación e
intervención del Estado, en la esfera de derechos subjetivos normalmente relacionados con la
denominada propiedad privada, cuyo contenido conceptual e ideológico hegemónico, es el del
individualismo liberal, opacando y prácticamente descartando otras modalidades de ejercer la
propiedad, sobre los bienes de uso y consumo así sobre los medios de producción.

En este sentido, el papel del Estado únicamente se remitía a la protección de dichas garantías y
derechos a la propiedad y libertad contractual, que tienen su fundamento en el modo de
producción propio surgido de la revolución industrial inglesa y donde se anteponía de forma
evidente, el interés individual del capitalista.

De modo que, estructuralmente las relaciones de producción existentes en este período


histórico, predeterminaron de modo irreversible que las decisiones políticas estuvieran
acaparadas por pequeños grupos dominantes, lo que conllevó a que toda la actividad legislativa
generaba en leyes sólo favorables a estos grupos, en razón que iban encaminadas a fortalecer
en forma continua el derecho de propiedad y la libertad económica sin ninguna regulación por
parte del Estado, derecho de propiedad sobre los medios de producción que evidentemente
sólo favorecía a estos grupos oligárquicos en desmedro del proletariado, que tenía que
conformarse con vender su fuerza de trabajo por un salario que solo les permitía lo suficiente
para su subsistencia en los suburbios industrializados en forma precaria e ignominiosa.

Todo este estado de cosas, podemos apreciarlo en la Venezuela contemporánea. A partir del
congreso de valencia en 1830 y nuestra separación formal de la Gran Colombia, se inicia la
implantación del mas puro liberalismo económico, con el pretexto de reactivar la nueva
República, donde en fomento de la libertad económica los grupos oligárquicos en el poder,
sancionan leyes, tales como la Ley de Libertad de Contratos de 1834, donde se daba la libertad
a los contratantes de establecer en forma libre los intereses y la Ley de Espera y Quita de 1841,
estableciendo las bases de un sistema normativo que atentaba contra las grandes mayorías. En
este sentido, al igual que en Europa la fundamentación ideológica es el liberalismo económico,
donde el papel del Estado sólo se remite a la protección exterior, seguridad interior,
recaudación de impuestos y mantenimiento de un poder jurisdiccional.

Esta visión ideológica, que jugo un papel preponderante durante la guerra federal que se
desarrolla entre 1859 y 1864, prevalece con algunos matices hasta finales del siglo XIX, con el
llamado liberalismo amarillo. Ya entrado el siglo XX, este sistema ideológico, predomina
ampliamente, independientemente de los argumentos que señalan la existencia e incremento
del intervencionismo estatal, en la vida económica con los matices propios que surgen con el

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llamado Estado asistencialista o Estado Social de Derecho, dirigidos por lo general por
gobiernos social demócratas y demócratas cristianos, que en el fondo protegían y servían de
fachada al sistema de capitalismo parasitario representado por los grupos económicos
oligárquicos, clase política y económica que ya a finales de la década de los ochentas, impulsan
la aplicación en nuestro país del modelo Neoliberal, instaurado apenas años antes por Ronald
Reagan en los Estados Unidos de América del Norte y Margaret Thatcher en el Reino Unido,
retomando las tesis liberales mas ortodoxas, manteniendo intacta la protección y concepción
del sacrosanto Derecho de Propiedad, así como considerar toda aquella regulación por parte
del Estado, ajena a la protección de dicho derecho a la propiedad y libre ejercicio económico,
como nociva e indeseable. Por supuesto, tal sistema de cosas devino en grandes y graves
injusticias para la generalidad de los integrantes de la sociedad venezolana.

El referido panorama, empezó a cambiar al entrar en vigencia la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela el 15 de diciembre de 1999, carta fundamental que democratiza
verdaderamente todos los contextos del actuar de los ciudadanos, Fundamentando y
consagrando los principios de equidad, justicia, igualdad de oportunidades, responsabilidad
social, democracia participativa.

Esta primera etapa de cambios revolucionarios, se ha venido adecuando y reforzado ante las
nuevas realidades sociales, económicas, políticas, jurídicas, educativas y de integración
latinoamericana, con el planteamiento de una nueva institucionalidad que sirva de base para la
construcción del socialismo, con fundamento en el pensamiento Bolivariano, Robinsoniano y
Zamorano, asumiendo en toda su dimensión el Poder Popular.

Asumir el Poder Popular como la manifestación mas clara del protagonismo del pueblo en todos
sus ámbitos, permite articular el sistema socio-productivo con el protagonismo y la participación
de los ciudadanos en la toma de decisiones. Se rompe de esta manera con el individualismo y
el capitalismo egoísta, promoviendo que la población asuma la concientización de valores
éticos, morales ideológicos, políticos, económicos, culturales, desde la diversidad cultural de
nuestro pueblo, para que de este modo, asuma y desarrolle otros mecanismos de relaciones e
intercambio, lo que permite la construcción del socialismo con esquemas propios, mediante la
educación y la implantación y desarrollo de una nueva estructura geopolítica territorial, a los
fines de propiciar y construir una adecuada estructura territorial y administrativa, que permita
realmente el desarrollo de la participación protagónica, y se desmantelen las estructura
burocratizadas con la consabida carga de ineficiencia e ineficacia que ha caracterizado a la
administración pública en nuestro país.

Expresado lo anterior, nos adentraremos en el análisis de las distintas modalidades de ejercicio


del Derecho de Propiedad, a los fines de ir precisando el contenido de la propiedad social y el
esquema socio-productivo que se construye y desarrolla en la Venezuela Socialista
contemporánea, con esquemas y fundamentos propios, rompiendo paradigmas y dogmatismos
estériles y adormecedores, así como lo expresa Hart (2005:100)

“Cuando se inicio la Perestroika en la URSS, desde sus posiciones claudicantes


alguien propuso tener a Marx únicamente como valor cultural. Dije entonces Marx,
Engels y Lenin empezaron por la cultura, y su mayor importancia está precisamente
en ello. La Perestroika no condujo a la cultura, sino a la incultura y la ignorancia.
Acabó imponiendo el capricho y el dogmatismo, de esta forma se alió a su hermano
gemelo: conciliación y el entreguismo. Lo radical no se halla en extremos –sino
como postuló José Martí – en ir a la raíz. El apóstol era radical y a su vez buscaba

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la armonía y el apoyo de todos, a los propósitos revolucionarios. Ahí está la razón
de su originalidad política.”

III. LA PROPIEDAD SOCIAL Y EL MODELO PRODUCTIVO SOCIALISTA VENEZOLANO

1.- El patrimonio y el Derecho de propiedad

Hemos apreciado, según las consideraciones precedentes, como el pensamiento liberal ha


influenciado en la concepción que se asume en el estudio tradicional del Derecho de Propiedad.
Esta concepción fragmentada y parcial ha sido justificada en el marco del modelo de producción
capitalista, en el sentido de la tenencia y propiedad por parte de los particulares de los medios
de producción.

Esta concepción se puede apreciar en toda su dimensión, cuando se analiza la acepción de lo


que se considera como patrimonio, desde un punto de vista liberal, al ser definido como el
conjunto de obligaciones y derechos susceptibles de una valorización pecuniaria, constitutivo de
una universalidad de derecho que tiene como titular a una persona jurídica. En este sentido
señala Kummerow (2002; 4):

“La construcción de tal doctrina fue labor, especialmente, de un grupo de


expositores del Código Civil Francés, y su resumen mas acabado se halla en los
trabajos de Aubry y Rau. Con frecuencia la Doctrina clásica se designa con el
nombre de estos tratadistas, a quienes se suele adjudicar íntegramente la
paternidad de la tesis.”

La anterior definición esta en correlación a su vez con la teoría del patrimonio – personalidad,
que se deriva del Derecho Romano y que ha sido acogida mayoritariamente por nuestro
ordenamiento jurídico. Esta teoría se fundamenta esencialmente en que el patrimonio esta
íntimamente unido a la idea de personalidad y por tanto a las personas, razón por la cual todo
patrimonio es manifestación ya sea de las personas naturales y jurídicas, siempre con una
fundamentación en la valoración pecuniaria del conjunto de bienes que conforman a dicho
patrimonio.

Totalmente distinta, aunque fundamentada igualmente desde una perspectiva individualista y


mercantil, es la tesis propuesta en la llamada teoría del patrimonio – afectación, con base
germánica y anglosajona, donde la masa patrimonial no se identifica con la idea de
personalidad ni comporta los caracteres de inalienabilidad e indivisibilidad. El patrimonio no se
concibe necesariamente relacionado con la noción de personalidad, sino por el contrario se
relaciona a un fin jurídico, gracias al cual se organizan en forma autónoma. En tal sentido afirma
Kummerow (2002;4):

“La teoría del patrimonio-afectación tienen sus orígenes en los ordenamientos del
grupo germánico (BGB., Código Suizo de las Obligaciones) Generalmente se
atribuye la paternidad de la teoría a Brinz y Bekker.”

En este sentido, las tesis antes mencionadas se emplean para fundamentar la naturaleza
jurídica del Derecho de propiedad sobre bienes de uso y consumo y sobre medios de
producción, conocida tradicionalmente como “Propiedad Privada”. Igualmente para explicar el
fundamento de la llamada propiedad mixta; así como la propiedad estatal y la propiedad
colectiva sin base territorial o funcional que detentan por ejemplo las Cooperativas.

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Pero es el caso, que cuando se pretende emplearlas para fundamentar la propiedad colectiva
con base territorial, tal como se establece Constitucional y legalmente a favor de las
Comunidades y Pueblos Indígenas y especialmente para dar explicación a la naturaleza jurídica
de la propiedad social como manifestación inequívoca del Poder Popular, se evidencia su
insuficiencia teórica para explicar como un patrimonio que se considera Público y por tanto
inalienable, pueda ser trasferido en propiedad a grupos de ciudadanos organizados en
Comunidades o Comunas demarcadas territorialmente, sin que sea necesario que posean
esencialmente un fin lucrativo.

De allí, que hay que realizar un esfuerzo teórico conceptual a los fines de ir construyendo una
posición fundamentada en una visión humanista sustentada en la autonomía,
corresponsabilidad y derecho a la participación directa en la gestión económica productiva de
los ciudadanos, especialmente justificada en el Poder Popular.

2.- La propiedad pública y propiedad social

Ahora bien, como ya lo señalábamos con anterioridad, entre la propiedad pública y la propiedad
social existe una relación entre género y especie. Es decir, aunque toda propiedad social es
pública, no toda propiedad pública es propiedad social. La llamada propiedad pública, es
aquella que esta afectada a satisfacer un interés general y por tanto puede estar destinada al
uso directo de un conjunto indeterminado de ciudadanos o estar afectada al uso privado de la
estructura administrativa a los fines que en forma indirecta se puedan prestar los servicios
públicos a la ciudadanía.

Este tipo de propiedad recae sobre bienes pertenecientes al dominio público, afectados a un
uso público, entendida esta propiedad como el conjunto de bienes de propiedad publica
afectados al uso público, directo o indirecto, de los habitantes y sometido a un régimen jurídico
especial de Derecho Publico.

Así entendida, la propiedad social, es aquella de titularidad y patrimonio de toda la sociedad o


conjunto de ciudadanos que conforman a la nación venezolana. Garantizan la seguridad y
beneficio de la población en su conjunto y abarcan todo aquellos bienes que tienen un
contenido permanente o no, pero que en cuya tutela y protección todos los integrantes del
Estado, tienen la obligación de proteger y custodiar conjuntamente con las distintas entidades
político - territoriales que conforman al Estado venezolano.

Al respecto, se han formulado a su vez dos teorías que tratan de explicar la naturaleza de la
propiedad pública. En tal sentido explica dichas teorías Larez ( 2001; 696):

“La primera denominada, teoría clásica sobre el dominio público, sostenida en


Francia por Ducrocp y Berthelemy, se fundamenta en el hecho de considerar que
los bienes del dominio público por su naturaleza no pueden ser apropiados por
personas naturales o jurídicas incluido el Estado. Estos bienes por su naturaleza y
destino lo hacen parecerse a las res comunes, cuya apropiación no puede
concebirse. La Segunda, denominada Teoría Moderna del dominio público,
formulada por Maurice Hauriou que ha tenido acogida generalizada por los sistemas
normativos occidentales, señala que los bienes del dominio público afectados al uso
directo o indirecto de los ciudadanos, son de titularidad del Estado. En este sentido
la señalada teoría sostiene que no es la naturaleza ni el destino directo al uso del
público. Por tanto esta concepción teórica amplia al dominio público aquellos bienes

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que, no obstante no estar al uso directo del público, están afectados en forma
indirecta a la prestación de los servicios públicos.”

Tradicionalmente el Estado ha asumido la gestión y administración de dichos bienes. Esta


administración bien puede explicarse jurídicamente de conformidad a la llamada teoría clásica
sobre el dominio público, ya mencionada supra, sostenida en Francia, la cual como ya se ha
señalado se fundamenta en el hecho de considerar que los bienes del dominio público por su
naturaleza no pueden ser apropiados por personas naturales o jurídicas incluido el Estado.

La realidad jurídica social venezolana, nos señala que el Estado tiene la facultad para
establecer en sus bienes modalidades, disponer de ellos y regularlos conforme a mecanismos
de derecho que el mismo llegue a crear, distinto al patrimonio del Estado en su sentido
restringido (limitado a los bienes con los que cuenta para su cometido).

En este sentido, el Poder Popular, ejercido por las comunidades organizadas se le reconoce la
potestad de ejercer la administración, gestión, custodia y control sobre un conjunto de bienes,
considerados como de propiedad pública, todo a los fines de consolidar las bases del
socialismo y democratizar de esta manera la propiedad sobre bienes y recursos reiterando con
ello que los Estados y sus pueblos tienen un derecho soberano sobre sus recursos naturales. Al
respecto se debe acotar igualmente que la propiedad social, acepta a su vez dos subdivisiones
que son la propiedad social indirecta y la directa.

a.- La propiedad social indirecta.

Es aquella que administra el Estado, por medio de entes descentralizados funcionalmente, ya


sean estos de Derecho público o Derecho Privado, a nombre y beneficio de toda la población
venezolana. Esta propiedad social indirecta, se concibe con la finalidad que se realice actividad
administrativa de gestión económica, encaminada a recaudar los recursos pecuniarios para
tutelar y satisfacer las necesidades colectivas del pueblo venezolano. El modo de administrar
este tipo de bienes en la realización de actividades de explotación de recursos naturales o de
cualquier otro bien del dominio patrimonial de la Nación venezolana, que sea de carácter
estratégico, o de la prestación de servicios públicos vitales, podrá realizarla como regla el
Estado indirectamente mediante empresas de su propiedad.

Hay que destacar, que por su excepcional importancia la administración y regulación del uso de
este tipo de propiedad, por regla la tiene atribuida el Poder Público Nacional, mediante el
ejercicio de la función legislativa realizada por la Asamblea Nacional, sancionando leyes que
determinan los distintos regímenes a los cuales estarán sometidos estos bienes de propiedad
social. Excepcionalmente en determinados casos en dicha administración concurren las demás
entidades políticos territoriales, tales como los Estados y los Municipios, en materia ambiental y
aguas por ejemplo.

b.- La propiedad social directa.

Es aquella que el Estado la asigna, bajo distintas formas y en ámbitos territoriales demarcados,
a una o varias comunidades, a una o varias comunas, constituyéndose así en propiedad
comunal, o a una o varias ciudades, constituyéndose así en propiedad ciudadana.

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El Estado, en el caso de la propiedad social directa, transfiere a las comunidades conformadas
en entes dentro de las demarcaciones territoriales pertenecientes al Poder Popular, para que
sean gestionados administrados y custodiados directamente por la ciudadanía organizada en
las comunidades y las comunas, a los fines de fomentar una producción socialista y promover la
actividad económica autogestionaria, con pertinencia social y fortalecer y democratizar en forma
efectiva el derecho de propiedad.

La titularidad de la propiedad social indirecta y directa a diferencia de la propiedad pública, no la


detentan las entidades con base territorial, es decir la República, Los Estados o los Municipios.
Como ya se acotó, son bienes cuya titularidad recae en el patrimonio de cada uno de los
ciudadanos y ciudadanas que conforman el colectivo o grupo humano que habita en el Estado
Venezolano. Las entidades Político territoriales, dependiendo de la naturaleza del bien, solo
garantizan la administración, explotación controlada, acceso, uso, custodia, soberanía y gestión
mediante la creación por ley nacional de entes descentralizados u órganos desconcentrados y
el establecimiento de técnicas administrativas autorizatorias, en el ejercicio de la actividad de
policía administrativa, tales como, permisos, autorizaciones, licencias, habilitaciones o
concesiones, todo a los fines de garantizar su aprovechamiento sustentable la explotación y uso
racional a los fines de garantizar su permanencia a las generaciones futuras.

IV CONSIDERACIONES FINALES

El sistema económico productivo socialista debe desarrollar un modelo económico productivo,


diversificado e independiente, fundado en los valores humanísticos de la cooperación y la
preponderancia de los intereses comunes sobre los individuales, que garantice la satisfacción
de las necesidades sociales y materiales del pueblo, la mayor suma de estabilidad política y
social, y la mayor suma de felicidad posible, que desarrolle, distintas formas de empresas y
unidades económicas de propiedad social, tanto directa o comunal como indirecta o estadal y
su relación con el modelo socio-productivo socialista que estamos construyendo, que tome en
consideración la participación protagónica del pueblo reflejada en la formulación del Poder
Popular y la construcción de un modelo socio-económico socialista. Los Principios y elementos
en los cuales se fundamenta este modelo productivo debe sustentarse en:

1. Democratizar la participación ciudadana en la economía productiva profundizando la


socialización de los medios de producción, por tanto la políticas del Estado deben estar
dirigidas a fomentar y estimular el desarrollo de los distintos tipos de propiedad,
especialmente la propiedad social que faciliten la justa y equitativa concurrencia de
bienes y servicios a la sociedad transfiriendo la gestión y administración de los medios
de producción socializados al colectivo ciudadano, creando un marco legal ajustado a la
realidad social que facilite este proceso.
2. La transferencia de estos medios de producción que hasta los momentos los viene
administrando y gestionando directamente el Estado, debe fundamentarse en la
propiedad social cuya titularidad es patrimonio de toda la sociedad o conjunto de
ciudadanos que conforman a la nación venezolana, y a los fines de no repetir esquemas
que conduzcan a un capitalismo de Estado se debe impulsar la democratización real de
la propiedad, permitiendo la participación del Poder Popular, en la gestión productiva
socialista, conjuntamente con la propiedad del Estado, la propiedad personal sobre
medios de producción, la propiedad social indirecta y la propiedad colectiva funcional,
todo a los fines de incorporar al Poder Popular en los procesos económicos, estimulando
las distintas expresiones de la economía social y el desarrollo endógeno sustentable.

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3. La participación y asunción por parte de los trabajadores de dichos medios de
producción y distribución social debe ser en armonía con las condiciones económicas,
ventajas geográficas y poblacionales tomando en cuenta las necesidades locales en
comunión con las organizaciones comunales, para la gestión del desarrollo endógeno y
nacional, trasfiriendo efectivamente la propiedad social sobre empresas públicas
municipales, estadales y nacionales, en áreas no estratégicas reservadas al Estado
constitucionalmente.Esta participación de los trabajadores en los procesos económicos,
deberán ser, mediante, empresas de propiedad social, colectiva y otras formas
asociativas, que permitan la construcción de la economía socialista.

OBRAS BIBLIOGRAFICAS

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socialdemocracia. Problemas del socialismo. El revisionismo en la socialdemocracia, 1ª
edición en español, Siglo XXI, México.
 ENGELS, Federico: (1979) El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado.
Editorial Nuevo Horizonte. Cali.
 HART, Armando: (2005) Marx & Engels. La Condición Humana. Una visión desde
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 KUMMEROW, Gert: (2002) Bienes y Derechos Reales. McGraw-Hill Interamericana,
Quinta Edición, Caracas.
 LARES, Eloy: (2001) Manual de Derecho Administrativo. Facultad de Ciencias Jurídicas
y Políticas, Universidad Central de Venezuela, Décima Segunda Edición, Caracas.
 MARX, Carlos y ENGELS, Federico: (1985) Manifiesto del Partido Comunista. Editorial
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 RONDÓN, Hildegard: (2004) Análisis de la Constitución de 1999. Parte Orgánica y
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LEGISLACIÓN
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 Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista. Desarrollo Económico y Social
de la Nación 2007-2013, Caracas, Septiembre de 2007, Ediciones de la Presidencia de
la República.
 Plan de la Patria, Plan Económico y Social. Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela, Extraordinario Nº 6.118 de fecha 04 de diciembre de 2013.
 Decreto con Rango y Fuerza de Ley que Promueve y Fomenta la Economía Popular,
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.890 Extraordinario de
fecha 31 de julio de 2008.

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