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Los coristas.

Verónica Guadalupe Rodriguez Márquez

La película titulada “los coristas” nos cuenta la historia de un maestro


llamado Clément Mathieu, un hombre que entre muchos de los fracasos en su
vida, la música había sido uno de ellos. Debido a ciertas circunstancias acaba
enseñando en un orfanato donde los niños son malcriados, desobedientes y
problemáticos, quienes gracias a las enseñanzas, actitudes y amistad que
hicieron con el profesor, cambiaron. Durante el desenlace de la película se
puede mostrar, gracias a estos métodos de enseñanza, un debate entre desafiar
la autoridad y apaciguar la rebeldía.

El orfanato tenía una filosofía recia que su director siempre llevaba a


cado “acción, reacción”, lo que enseñaba a los niños que por cada acción que
los niños cometieran habría una reacción que será independiente del fin de los
hechos, a diferencia de Mathieu, quien tiene un método de enseñanza más
humana.

La filosofía “acción, reacción” rige toda la película. Cuando los


alumnos siempre se mostraban sin el menor deseo de cumplir con sus
obligaciones, esto como reacción de la falta de autoridad en sus familias y
apática pelea que tienen contra sus maestros, de quienes siempre quieren
vengarse por los malos tratos que reciben por parte de su director y demás
maestros. Sin embargo, cuando Clément se muestra compasivo, empático y
con una pedagogía basada en la esperanza y confianza de sus niños, ellos
reaccionan de la manera más positiva que ninguna otra autoridad había tenido
sobre ellos.

Al principio, se puede pensar que son los niños quienes son la cusa de
tanto disturbio en este lugar, sin embargo, la falta de empatía, el
desequilibrado comportamiento del director hacia ellos fueron la causa
principal, pues una persona que, como se describió en la película, solamente
ve el mal en todo su alrededor, dejaba sin esperanza ni futuro a aquellos niños.

En Clément podemos encontrar muchos valores que se van


desarrollando durante la trama de la película, como con su primer encuentro
con Pepino y le demuestra un cariño sincero desde ese instante; cuando
emplea un antivalor a pro de su alumno cuando cubre al agresor del conserje
ganándose su confianza (al igual que con todos los demás niños). La
sensibilidad y el amor que el nuevo profesor tenía por la música era la misma
con la que trataba a los demás, dejando de lado los regaños, castigos y dando
un poco de esperanza a aquellas personas que tanto la necesitaban.

Yo creo que tenemos un buen ejemplo de lo que un buen docente debe


ser. Una persona con valores que comprende a sus discípulos y así poder
tomar las herramientas necesarias para guiarlos, enseñarles y tomar la
iniciativa de lo que una mejor persona puede llegar a ser gracias a lo que un
buen maestro le ha indicado.

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