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Terminada la conquista del Perú (1535), los españoles continuaron con sus expediciones
encaminadas a encontrar oro y metales preciosos que, según los rumores de los incas,
abundaban en estas tierras.
Sin pasar por Santiago, se dirigió a Concepción y enfrentó a los mapuches (dirigidos por
Caupolicán), en los combates de Lagunillas y Millarapue (1557). García Hurtado continuó
explorando el territorio y fundando ciudades. También, reconstruyó Concepción y Tucapel
y en 1558 levantó la ciudad de Cañete. Llegó hasta el seno de Reloncaví, fundando,
además, Osorno.
El gobernador también ordenó algunas exploraciones como la de Juan Ladrillero (ver
recuadro) y la de Pedro del Castillo quien fundó la ciudad de Mendoza (1561).
Los mapuches, por su parte, tomaron la ofensiva tan pronto vieron que García Hurtado
dividía sus fuerzas. Así, al mando de Caupolicán, atacaron el fuerte de Tucapel, pero
fueron derrotados.
Luego, Alonso de Reinoso arremetió de sorpresa sobre las tropas de Caupolicán logrando
vencerlos y tomando prisionero a su toqui, quien murió empalado.
Francisco de Villagra no consiguió detener la rebelión mapuche. Así, las derrotas en Purén,
Mareguano, Cañete y Licoya demostraron la ineficacia de los españoles en su objetivo de
someter a los indígenas. Villagra falleció en 1563, dejando a su primo Pedro de Villagra a
cargo del gobierno.
La política militar del nuevo gobernador tendió a la concentración de fuerzas, por lo que
fortaleció las guarniciones de Angol y Concepción, logrando varias victorias sobre los
mapuches. Sin embargo, pronto fue destituido y en su remplazo se puso a Rodrigo de
Quiroga, quien ordenó la reconstrucción de Cañete y el repoblamiento de Arauco.
Además, realizó la conquista de la isla de Chiloé (1567). Sin embargo, el rey, al ver que la
resistencia mapuche seguía, quiso solucionar el problema entregando el gobierno a los
cuatro oidores de la Real Audiencia de Concepción, recientemente creada (1567).
La falta de experiencia de estos funcionarios los llevó a tomar decisiones equivocadas, por
lo que los españoles sufrieron varias derrotas.
Alonso de Sotomayor sucedió a Ruiz de Gamboa (1583), quien consideraba que para
vencer a los indígenas se debía contar con un ejército numeroso y preparado. Este
gobernador solo lograría esporádicos triunfos en la guerra.
El descubrimiento de Chile
Terminada la conquista del Perú (1535), los españoles continuaron con sus expediciones
encaminadas a encontrar oro y metales preciosos que, según los rumores de los incas,
abundaban en estas tierras.
Con una tropa aumentada a 150 hombres, Almagro siguió camino por Tupiza y Chicoana y
atravesó los Andes por el paso San Francisco (frente a Copiapó actual). Este era el punto
donde comenzaban las nuevas tierras que se conocerían posteriormente con el nombre
de Chile.
Antes de su partida desde el Cuzco, Almagro comisionó al capitán Ruy Díaz para que
navegara con refuerzos y víveres y aguardara en algún punto de la costa de Coquimbo. A
estas alturas, Almagro ya había traspasado los límites de su gobernación (Nueva Toledo) y
continuó hacia el sur. En los siguientes valles, Huasco y Coquimbo, los españoles se
enfrentaron a los indígenas. Almagro llegó al valle del río Aconcagua y de ahí siguió hasta
el valle de Maipo.
Paralelamente, había mandado a dos de sus capitanes a recorrer las regiones cercanas. La
expedición de Juan Saavedra llegó hasta la costa donde estaba la nave de Alonso
Quintero, quien estaba al mando del San Pedro (única nave sobreviviente de la flota de
Ruy Díaz). Otro destacamento, comandado por Gómez de Alvarado, avanzó hasta la
confluencia de las márgenes del río Itata. Ante la resistencia de los indígenas y la ausencia
de riquezas, Almagro resolvió regresar al Perú, llegando al Cuzco en 1537.
En enero de 1540, Valdivia salió del Cuzco con una tropa de 11 españoles (entre ellos Inés
de Suárez) y cerca de mil yanaconas con dirección a Chile. La ruta que decidió tomar el
conquistador fue la misma que usó Almagro a su regreso al Perú (camino del Inca).
Así, luego de bordear el salar de Atacama, llegó a Copiapó (1540). La expedición continuó
su travesía hacia el sur pasando por los valles de Huasco, Coquimbo, Limarí, Choapa,
Aconcagua y del Mapocho (diciembre de 1540). En este último, Valdivia encontró buenas
condiciones para el emplazamiento de una ciudad.
Así, el 12 de febrero de 1541, a los pies del cerro Huelén (actual Santa Lucía), se realizó
la fundación de la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo.
Luego de levantar algunas construcciones básicas (casas de madera y paja, bodegas y una
iglesia), el paso siguiente fue instaurar un cabildo (marzo de 1541), que se encargaría de la
administración de la ciudad.
El gobernador, luego, decidió dirigirse hacia el sur del río Maipo, dejando otra vez
Santiago. El cacique Michimalonco aprovechó esto y atacó la ciudad (11 de septiembre de
1541). La defensa de Santiago estuvo dirigida por Alonso de Monroy. Este ataque
significó un gran retroceso en las tareas de conquista, y por ello, a su regreso, Valdivia
ordenó a su lugarteniente Alonso de Monroy que viajara al Perú (1542) en busca de
refuerzos y de provisiones. Este consiguió una tropa de setenta hombres y el envío de un
barco (“Santiaguillo”) con suministros. Su arribo se produjo en Valparaíso (1543).
La fundación de ciudades
En 1544, Valdivia comisionó a Juan Bohón para que fundara una ciudad en el norte, a
mitad de distancia entre Santiago y Copiapó. Fue así como el 15 de noviembre fundó la
ciudad de La Serena.
Valdivia, también le pidió a Juan Bautista Pastene que explorara las costas que
quedaban al sur. Este a su vuelta a Valparaíso, informó sobre la numerosa población
indígena que habitaba estas tierras. Al enterarse de ello, Valdivia pensó inmediatamente
en someter a los indios con el fin de darlos en encomienda. Pero necesitaba reforzar sus
tropas y por ello envió al Perú a Monroy y Pastene (septiembre de 1545).
En tanto, Valdivia comenzó una excursión que alcanzó hasta el Biobío, pero ignoraba el
instinto guerrero de los mapuches. Se alojó en Quilacura, en donde fue atacado por los
indígenas (1546). El enfrentamiento marcó el inicio de un extenso conflicto que se
denominó guerra de Arauco.
Valdivia volvió a Santiago, pero antes tomó prisionero a una cantidad indeterminada de
mapuches. Entre ellos estaba Lautaro que más tarde se transformó en su sirviente.
Al llegar, Valdivia colaboró con las tropas de Pedro de la Gasca y juntos derrotaron a las
fuerzas de Gonzalo Pizarro (1548). Por su labor, Valdivia fue recompensado con el título
de gobernador de Nueva Extremadura (1549). Este territorio comprendía desde Copiapó,
en los 27º de latitud sur, hasta los 41º, y hasta 100 leguas desde el mar al interior. Valdivia
llegó a Valparaíso en abril de 1549.
Luego, los españoles se dirigieron hacia la costa y en el lugar que los nativos conocían
como Penco, fundaron un fuerte. Aquí recibieron una nueva embestida indígena que
terminó con otro triunfo para los conquistadores. Creyendo dominado el territorio, el 5 de
octubre de 1550, Valdivia fundó en ese lugar la ciudad de Concepción.
La ofensiva mapuche
Tras la muerte de Valdivia, los cabildos del sur, Santiago y La Serena nombraron,
paralelamente, tres gobernadores: Francisco de Villagra, Rodrigo Quiroga y Francisco
de Aguirre. Esto a pesar de que el testamento de Pedro de Valdivia decía que sus
sucesores debían ser Jerónimo de Alderete o Francisco de Aguirre.
Además, Lautaro comandó un avance hacia el norte (1555), pero antes de llegar, una
epidemia de tifus lo detuvo. Esto fue aprovechado por Francisco de Villagra para reforzar
sus guarniciones y reconstruir Concepción.